jueves, septiembre 18, 2025

MEDALLA DE HONOR DEL COLEGIO DE LICENCIADOS Y DOCTORES DE MADRID

 El próximo martes 23 de septiembre, el Colegio de Doctores y Licenciados de Madrid me otorga su "Medalla de Honor" por mi trabajo como coordinador del curso "Experiencias Docentes en Filosofía", que ya va por su 13ª edición. 

Muy agradecido por este reconocimiento que, sin duda, no es mío sino de la Asociación de Profesores de Filosofía de Madrid a quien represento.

#EPMesaPorFinTieneUnaMedalla


miércoles, septiembre 10, 2025

INICIO DE CURSO: DERROTA DE LA EDUCACIÓN Y TRIUNFO DEL NUEVO CAPITALISMO

Hubo un tiempo, entre los siglos XIX y XX, en el cual la educación convivió con un ideal y una condición real. Existía el ideal ilustrado, que buscaba la creación de sujetos autónomos y cultos que fueran capaces de convivir en una sociedad libre y emancipada. La realidad, sin embargo, era que la educación buscaba desarrollar la formación de los trabajadores en beneficio del capitalismo y del desarrollo de la sociedad burguesa. 

Esta contradicción fue característica de todo el modelo educativo del capitalismo clásico, en el cual había una propuesta de la educación, un deber ser, como emancipación de los individuos y una realización real que determinaba a la educación como una forma de dominación para la explotación laboral. No cabe duda de que la segunda parte de este binomio fue el auténtico motivo de la extensión, por parte de los gobiernos burgueses nacionales, del sistema de educación universal. Pero también, de nuevo no cabe duda, que el modelo educativo característico del capitalismo clásico tenía en sí mismo un germen de negatividad y contradicción frente a ese mismo modelo de dominación: la extensión cultural para la creación de individuos libres y críticos. Sólo teniendo conocimientos era posible descubrir la doble falsedad de la libertad y de la felicidad en la sociedad capitalista.

Efectivamente, como ya hemos señalado en otros escritos, la cultura, y la cultura es siempre conocimiento, implica en sí misma la creencia en que el mundo pueda ser de otra manera. La cultura, entendida como conocimiento excelso y no mera antropología de las costumbres, muestra una búsqueda de la verdad que no se rige exclusivamente por criterios de dominación o un pragmatismo para la dominación, sino por el descubrimiento de que la realidad no tendría por qué ser lo que actualmente sea. La excelencia cultural desenmascara la pobreza de la existencial real. Y así, la transmisión educativa en el capitalismo clásico tenía esta doble característica de crítica y asunción social, que había que tener en cuenta para cualquier tipo de juicio sobre ella. 

Un sistema totalitario es aquel que es capaz de integrar cada vida humana particular de forma absoluta en el propio sistema. Esto, según Hannah Arendt, solo ha sido posible hasta la fecha en el nazismo y en el estalinismo. Pero ambos, decimos nosotros, tuvieron una imperfección, pues necesitaron la violencia física. Por lo tanto, incluso como tales sistemas totalitarios, no eran suficientemente perfectos. Porque un sistema totalitario perfecto sería aquel en el cual cada persona se sienta plenamente integrado como un yo y asuma, no necesariamente de forma consciente, que el sistema le permite desarrollarse perfectamente en su individualidad.  Por eso, un sistema totalitario perfecto necesita una subjetividad integrada. Esto, podríamos pensar equivocadamente que llevaría a una especie de individuo que estuviera de acuerdo con todo lo que ocurre, pero no es así. Porque la mejor forma de dominación es generar el presentismo como vaga idea general: sólo existe lo que ahora hay. Y este presentismo implica la propia ignorancia sobre cualquier otra cosa que no sea el ahora presente. De esta forma se entiende lo que un sistema totalitario debe hacer con su ideología. 

En primer lugar, debe encerrar a cada individuo en su verdad personal y particular, en su propia y limitada subjetividad convertida en criterio de verdad. Es lo que aquí ya hemos llamado alienación negativa: el sujeto se cree absolutamente independiente en su verdad y realización personal frente a la totalidad social. Su yo es la verdad frente a todo lo demás.
En segundo lugar, y para garantizar esa misma alienación, debe buscar imposibilitar acumular conocimientos que negaran la realidad presente como verdadera: debe dificultar el acceso a la cultura, pues esta cuestionaría la propia verdad de esa individualidad exaltada.

¿Cómo construir esto en la actualidad desde un sistema totalitario? Pues esto se construye desde dos formas distintas. 

Por un lado, a través de la falsa exaltación de la vida personal, vista como única vida auténtica, concretamente con el auge de las redes sociales. Con estas, se genera la idea de que el individuo es importante absolutamente y en su yo: el reino del autorretrato. Por supuesto, esto no debe entenderse como una crítica universal a internet y a todas las redes sociales, pues muchas de ellas podrían ser una herramienta que, utilizada de otra forma, podrían tener una utilidad extrema. Pero, del mismo modo que la Modernidad es impensable sin la imprenta, la sociedad posmoderna del Nuevo Capitalismo es inimaginable sin las redes sociales y un determinado desarrollo de las mismas. 

En segundo lugar, el sistema educativo. El nuevo sistema educativo tiene que evitar cualquier idea que remita a otra realidad distinta a la presente y por ello eliminar todos los contenidos culturales para integrar al alumnado en la barbarie. Se trata de negar el conocimiento y exaltar el cuidado del alumnado, en realidad su dominio, presentando su condición presente -es decir: su ignorancia actual- como un modelo perfecto en el mundo de la opinión, negando cualquier transmisión cultural bajo el lema mercantil el cliente siempre tiene la razón. 

Empieza un nuevo curso escolar y con él un nuevo proceso de totalitarismo por parte del Nuevo Capitalismo. Cada vez más los conocimientos son abandonados y cada vez más va surgiendo un proceso en el cual los títulos académicos reducen su exigencia hasta llegar a ser meramente anecdóticos o incluso regalados: la verdadera titulación diferenciadora se reserva a la privatización de los cursos de especialización. Cada vez que un profesor habla en contra de la memorización o en contra de los contenidos, lo que está haciendo es una apología, probablemente involuntaria, de ese nuevo sistema totalitario. Y cada vez que se presenta una educación que pretende evitar los contenidos, lo que se está haciendo es, en realidad, convertir a cada uno de esos alumnos en una mera maquinaria de producción capitalista perfectamente integrada en el sistema.

Feliz curso. Feliz final de la cultura. Feliz fin de la posibilidad de la emancipación.


lunes, septiembre 01, 2025

VIDA INTERIOR/183: INICIO DE CURSO

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser  feliz

"¿Qué importa,
si sigo siendo el mismo, lo que sea
y donde esté, solamente inferior
a aquél a quien la Consejería hizo más grande?"
Ay, Milton...
#InicioCurso
#EPMesaSePoneÉpicoYNoLeSale



lunes, agosto 25, 2025

ISLAMOFOBIA: IZQUIERDA ILUSTRADA Y EXTREMA DERECHA

Desde una perspectiva de izquierda ilustrada, toda religión es una superstición un poco, o mucho más, sofisticada. Dentro de esta sofisticación, y por ello falsificación intelectual, destaca sin duda alguna el cristianismo, pero también estaría cualquier otra.

Se habla mucho de islamofobia como un odio irracional, y por tanto sin sentido, hacia la religión musulmana. Sin duda alguna, no hay que ser islamófobo, pero no por respeto hacia esta superstición sofisticada, sino porque no hay que tener odios irracionales cuando, encima, existen tantas razones argumentadas para estar en contra. 

La religión musulmana, a diferencia de la cristiana que ya carece casi de influencia social aunque haya que vigilar sus cenizas para que no provoque nuevos fuegos -nota: a veces me pongo graciosillo-, tiene una relevancia social y política – y por cierto, también el judaísmo con el estado genocida israelí- actualmente muy importante. Efectivamente, el islam se ha convertido en un problema, por cierto es en comparación menor que el propio desarrollo del Capitalismo o el neoliberalismo, para el desarrollo ilustrado y la emancipación humana y, especialmente, lo es para las sociedades de tradición musulmana, algo de lo que se habla poco. Y lo es, al igual que lo fue el cristianismo hasta el siglo pasado, no principalmente por las creencias personales de sus fieles, sino por su intento de dominación social incompatible con los derechos básicos democráticos. 

Por supuesto, reconocemos que existen distintas variantes de esta religión y que debemos apoyar aquellas interpretaciones más cercanas al laicismo ilustrado. Pero, sin duda alguna, como ocurre con el cristianismo, cualquier interpretación del islam se fundamenta en su carácter de una verdad revelada que posee mayor valor que cualquiera razonada -y algo sabe de esto Algazel-. Y, por tanto, si la crítica a la religión viene dada por su irracionalidad y heteronomía, cualquier pensamiento ilustrado estará en contra del islam, no en particular y exclusivamente, sino por su carácter de religión que encima tiene influencia social. Si a esto se le quiere llamar islamofobia, aunque no sea un odio irracional sino argumentado, no podemos sino decir que la ilustración, como fue cristianofóbica, en los mismos términos, debe ser ahora islamofóbica. La religión es enemiga del pensamiento ilustrado y su proyecto. 

Pero…

La extrema derecha es sencillamente y sin matices, islamofóbica. Y entonces surge una cuestión: ¿está la Ilustración en el mismo bando que la extrema derecha? Respuesta rápida: por supuesto, no. 

Primero, no estamos en el mismo bando en tanto en cuanto nuestro fundamento intelectual es radicalmente contrario. Y segundo, no estamos en el mismo bando tampoco, porque en realidad nuestra islamofobia, si la llamamos así que no nos gusta pero nos entendemos tras lo precedente, no es la misma que la neofascista -nota: estoy empezando a coger gusto a esta denominación, otro día les cuento-. 

Esto es muy importante explicarlo, para comprender que un pensamiento de izquierdas debe ser islamófobo, vamos a llamarlo así tras todos los matices, pero en ningún caso debe aliarse con la extrema derecha como si pensaran lo mismo y estuvieran en la misma crítica. Además, un gobierno ilustrado, si esto fuera posible ya, no obraría desde la prohibición o persecución a la religión musulmana, como sí haría uno de corte neofascista tipo PP-Vox, mientras financia y celebra la cristiana, sino desde la estricta neutralidad en las creencias y el derecho a expresarla públicamente pero no a exigir su vigencia en el comportamiento social: eso que se llama laicismo.   

Sin embargo, la extrema derecha es precisamente lo contrario a la crítica ilustrada. La extrema derecha es islamofóbica porque en el fondo defiende un fundamento irracional, que curiosamente está muy ligado al cristianismo y sus tradiciones. Desde esa base ideológica, que es la misma formalmente a la del islamista pero cambiando al profeta, deduce que las actitudes y acciones de los creyentes musulmanes resultan incompatibles no con una sociedad democrática, racional y laica, sino con SU sociedad, y esa mayúscula no es errata, tradicional y religiosa convertida en la sociedad perfecta. Lo que hace la extrema derecha en realidad es el mismo fanatismo que presenta el creyente musulmán, pero en machote, y muy machote, nacionalista y cristiano. Cuando el individuo de extrema derecha critica lo musulmán no es para defender la emancipación, propia y ajena, sino para exigir la dominación universal de la tradición propia. Así, es la defensa de las procesiones de semana santa o de la virgen de su pueblo como valor absoluto frente a girar alrededor de la Kaaba: cuestión de superstición. Y su único argumento es porque se trata de SUS, otra vez en mayúscula, tradiciones barbáricas frente a las tradiciones barbáricas del  otro musulmán. 

Es decir, en el fondo el neofascista es un fanático que defiende, como el fanático musulmán, su creencia por encima de cualquier racionalidad.  La extrema derecha, y desgraciadamente ya toda derecha en la política es extrema derecha, se une al mundo musulmán en su odio al laicismo, la racionalidad y la Ilustración. Y esto se ve en que ambos podrían, y lo harán, llegar a un acuerdo contra los derechos de los homosexuales o de la mujer o limitar la libertad de expresión o cualquier otro derecho fundamental. 

¿La izquierda debe ser islamofóbica? Por supuesto, la izquierda debe ser crítica y contraria al islam porque debe defender la Ilustración. Pero, cuando la extrema derecha es islamofóbica no lo es por esto, sino por la defensa ignorante de su tradicionalismo. Se trata, por tanto, como buena extrema derecha, de un pensamiento reaccionario que además se define a sí mismo ya de forma clara, como se ve en la llamada ilustración oscura, como adverso a lo ilustrado y que tiene en realidad más puntos en común con cualquier radical islámico que con el pensamiento emancipador. 

Ser islamofóbico, ya hemos puesto todos los matices a esta expresión, es en realidad también ser extremoderechafóbico. El espíritu ilustrado es la crítica permanente y negativa de lo irracional y por ello la defensa de la dignidad humana, que se desarrolla no de rodillas ante un dios sino de pie, o cómodamente sentados, razonando y dialogando. Somos islamofóbicos y somos extremoderechafóbicos, ya saben que no de forma irracional porque tenemos muchos argumentos, y seguiremos siéndolo porque somos ilustrados.

domingo, agosto 17, 2025

RECORDANDO... #SALVEMOSLAFILOSOFÍA

Pues este señor era Director de Innovación Educativa en Madrid con el Partido Popular cuando la #LOMCE del PP, su mismo partido, eliminó la Ética en 4ºESO e Historia de la Filosofía en Bachillerato.
Yo llevé la campaña #SalvemosLaFilosofía y ni palabra dijo entonces: muy callado. Ahora, se pone estupendo.
No sé si estar celosón o que el cargo cambia las ideas...
#EPMesaSiempreResentido




jueves, agosto 14, 2025

Y AHORA EN RADIOSOFÍA/165: ¿ ESTÁ DE MODA LA FILOSOFÍA?

Y ya acabamos (que oigan, trabajar es de pobres: como yo y como usted, hipócrita lector) 
¿Está de moda la Filosofía?
Y, ¿eso es bueno?
Pues ya saben: en #RadioSofia de Radio Municipal de Casares.
#EPMesaSeMuereDeEnvidiaYQuiereVivirDelCuento


lunes, agosto 11, 2025

GENOCIDIO EN GAZA Y NEGACIONISMO DE DERECHAS

En Gaza, el estado israelí, apoyado por la mayoría de sus ciudadanos, está llevando a cabo un genocidio. Entendemos esta palabra tal y como la definió, ni más ni menos, la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de las Naciones Unidas en 1948:Cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal. Blanco y en botella.

Sin embargo, y hace poco tuvimos otro lamentable ejemplo, está surgiendo una corriente negacionista. Esta negación está especialmente alentada desde la derecha y la extrema derecha, cada vez menos diferentes, y argumenta básicamente  dos ideas.

La primera es que los acontecimientos en Gaza están siendo manipulados informativamente por el grupo terrorista Hamás y, por lo tanto, las noticias que recibimos son falsas: en Gaza ni hay hambruna ni hay crímenes, sino un inmenso simulacro.  La segunda es que quienes criticamos las acciones de Israel y las calificamos de genocidio, lo que en realidad estamos haciendo políticamente, incluso sin saberlo, es defender a Hamás, en la consabida dualidad simple de o conmigo o contra mí.

Al analizar la primera idea, sorprende la extraordinaria capacidad que se le concede a la organización creyente de Hamás, capaz de fabricar un bulo a nivel mundial y en la cual se engaña tanto a los principales medios occidentales como a todo tipo de instituciones internacionales. De hecho, sólo escapan al engaño algún periódico digital cercano a la extrema derecha y algún despierto individuo en redes sociales. Así, los servicios de inteligencia de Hamás se asemejan en su astucia a la Spectra de la serie Bond o, probablemente más a Kaos del Superagente86. Son capaces de engañar y manipular a todas las instituciones internacionales oficiales, varias ONGs de reconocido prestigio y la mayoría de medios de comunicación, pero, recuerden, no a Vozpópuli, los medios israelíes o los perfiles de extrema derecha en redes sociales. Si los Protocolos de los sabios de Sión, aquel falso documento, presentaba a unos pocos judíos engañando y controlando a la humanidad, los nuevos Protocolos de los Sabios de Gaza, tan racistas y falsos como aquellos, nos presentan a unos cuantos palestinos engañando a todo el mundo -ah, menos a usted que es de extrema derecha-. Se trataría, por tanto, de una teoría conspiranoica: Hamás engaña y los niños famélicos son actores, probablemente del método Stanislavski.   

La segunda idea, sin embargo, es más interesante políticamente. Si Israel ha sido víctima de un acto terrorista, como la ha sido por cierto, tiene, nos dicen, derecho a defenderse. Y en este derecho, no se ponen ni condiciones ni límites: la acción en Gaza es defensa propia.  Y aquí subyace un ideal de extrema derecha que es la tesis principal del asunto: la defensa de que el estado está por encima de la ley y más todavía si esta es internacional. Y esta es una idea profundamente antidemocrática.

Efectivamente, para los demócratas el estado, y todo, está limitado por la ley. Así, cuando el estado actúa no puede hacerlo como lo haría un grupo terrorista. Hamás es una organización terrorista de carácter totalitario y no pretende en absoluto ser otra cosa: actúa como tal. Pero eso no debería poder decir que el estado de Israel, que al menos formalmente, aunque cada vez menos, es una democracia, pueda emular y realizar las mismas acciones indiscriminadas terroristas. Cuando un estado actúa saltándose todas las normas jurídicas internacionales e incumpliendo las reglas democráticas, deja de ser una democracia y se convierte en otra cosa. Y esta otra cosa ya no un estado democrático, sino acaso, y este es el ideal de la extrema derecha, en un grupo de gestión al servicio de los intereses de los poderes de turno y las oligarquías. Así, la presencia de Israel saltándose las leyes internacionales, o ahora en otro sentido de Trump, alimenta ese ideal del fin real del estado democrático y su sustitución por un consejo ejecutivo, no un poder ejecutivo, de la oligarquía.

¿Hay un genocidio en Gaza? Indudablemente lo hay. Y lo hay porque lo que se está haciendo es o bien asesinar a la población o bien obligarla a trasladarse donde el estado genocida decida. Negar el genocidio de Gaza es, por eso, antidemocrático, pues lo que se está negando es la existencia de las reglas internacionales que, si bien no impiden la realización de este tipo de actos, sí al menos presentan una posibilidad de pararlos y sancionarlos. Lo que en el fondo hace la extrema derecha, y la derecha, cuando niega el genocidio de Gaza no es presentarlo como falso, al fin y al cabo falso o verdadero le da igual el crimen masivo  y esto es una cortina de humo, sino negar precisamente la democracia como estructura política y jurídica y la función de un estado democrático y de las leyes internacionales. Lo que la extrema derecha quiere hacer, y este proceso negacionista es otro ejemplo, es negar a la propia democracia como un sistema de normas y estructuras, tanto de carácter internacional como nacional, y convertirla en un populismo de la opinión mayoritaria previamente aleccionada o coaccionada.

Por lo tanto, la negación del genocidio de Gaza no es un hecho puntual dentro de la estructura mental, política e ideológica de la extrema derecha, sino un proceso característico y sintomático. Su objetivo último es acabar con la democracia tal y como ésta se ha concebido en el mundo occidental desde el fin de la segunda guerra mundial. Por supuesto, en este proceso no está sola y tiene grandes aliados que aparentan ser su opuesto en la autoproclamada izquierda. Pero eso, no nos engañemos, no le quita responsabilidad alguna ni peligro a la extrema derecha y sus simpatizantes que ven, impasible el ademán, la muerte de miles de personas con indiferencia o como un acto de justicia mientras, fuera ya la modestia, en el mundo empieza a amanecer merced al desarrollo del Nuevo Capitalismo.