miércoles, octubre 29, 2025

AYUSO, ABORTO, INSTITUCIONES DEL ESTADO Y EL FIN DE LA DEMOCRACIA

Las guardias en educación son una obligación de los profesores: si algún compañero tiene una ausencia, se cubre su clase vigilando -uy, he dicho vigilando y no conviviendo-.

Pues que un día, estaba yo de guardia y un compañero faltó a bachillerato. Total, fui a la clase y les hice sentarse y mantener el orden -que sí, el orden y no convivencia-. De pronto, una alumna, que tenía su fama de autoproclamada progresista, levantó la mano y me preguntó que por qué no podían irse. Y yo le dije que porque esa no era su hora de salida. Entonces ella me dijo que no tenía sentido estar en un aula si el profesor no estaba allí, a lo que yo le aduje que ese era un tema que en ese momento no resultaba procedente, puesto que ahí yo no estaba como ciudadano particular, que como tal podía tener mi opinión particular y entrar en debate, sino como funcionario del Estado y por lo tanto mi obligación era cumplir las leyes. Entonces, ella contestó, con buena argumentación, que yo estaba defendiendo negar la libertad personal y, con ello,  incumpliendo la norma fundamental de la filosofía de pensar y actuar como una persona autónoma. Y yo entonces repliqué, que había un peligro terrible en pedirle a los representantes del estado, cuando actuaban como tales, que obraran de acuerdo a sus ideas personales, puesto que entonces un policía podría detener a alguien por algo que no estuviera en el código penal, pero que, sin embargo, a él le pareciera mal. Y que eso incumpliría precisamente un principio fundamental de la democracia: el imperio de la ley debe estar por encima del gobierno o de la conciencia particular de los funcionarios públicos para evitar, precisamente, la dictadura.

El aborto es indudablemente un tema moral controvertido y del que yo creo que resulta muy difícil tener una opinión categórica y absoluta al respecto. De hecho, cuando tanto los favorables al mismo como los detractores lo presentan como un tema fácil de dilucidar, con lemas simplones, podemos considerar que están mostrando más que nada su dogmatismo. Además, es cierto que en el tema del aborto hay un problema no solamente moral sino también social. Por eso, es muy distinto ser partidario del aborto de ser partidario de la legalización del aborto. Es decir, uno puede estar en contra moralmente de algo, en este caso concreto el aborto, pero sin embargo estar a favor de su legalización, como todo dentro de ciertos límites. Esto, por ejemplo, se puede aplicar tanto al aborto como a la eutanasia o a la prostitución. Uno puede distinguir entre la moral y la ley e incluso uno debe hacerlo si lo que quiere es que la sociedad no sea el lugar idílico que uno piensa, para lo cual sin duda habría que imponer una dictadura donde no cupieran los que piensan diferente, sino un lugar de convivencia para el bien común y donde haya, eso sí, unos mínimos garantizados de moralidad social compartida.

Pero lo que debe quedar claro en cualquier caso es que tanto los funcionarios públicos como los dirigentes políticos con responsabilidad administrativa, como el presidente de una comunidad autónoma, pueden tener ideas personales propias sobre cualquier tema, incluso Díaz Ayuso ojalá llegara a ello, pero siempre deben estar obligados a cumplir la ley. Si no, es decir, si se impone la voluntad personal del dirigente político en la administración pública, lo que deberíamos decir es que se trata de una actitud dictatorial y una negación de la democracia. 

Hace algunos años, y no conviene olvidarlo, los dirigentes catalanes decidieron incumplir la ley para favorecer a su burguesía con sus políticas nacionalistas, es decir: de derechas. Recientemente, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y ex transcriptora de las ocurrencias del perro de su antigua jefa, ha dicho públicamente en relación al tema del aborto y en sede parlamentaria que ella no va a cumplir la ley. La similitud es apoteósica e interesante. Pero aquí surge otro problema, ¿por qué estas dos formas políticas, aparentemente tan diferentes, sin embargo coinciden en este aspecto? ¿Qué tienen ambas posturas en común?  Ya acabamos.

Estamos en una época absolutamente novedosa. Y su novedad no la determinan los hechos concretos que ocurren, fácilmente intercambiables con los de otras épocas en su mera descripción, sino la causa de los mismos: los hechos aparentemente semejantes ocurridos en el pasado ya no son comparables con los actuales porque su causa y consecuencia, en la nueva realidad, resultan radicalmente diferentes. Con el auge del Nuevo Capitalismo, la presencia de los estatal disminuye y cada vez más surge con fuerza otros actores impositivos, que van desde instituciones internacionales sin representación democrática hasta corporaciones privadas que no responden a ninguna soberanía popular.  El fin último de la política a favor del Nuevo Capitalismo, donde están conscientemente Ayuso y la burguesía catalana e inconscientemente la autoproclamada izquierda, es acabar con la democracia destruyendo sus instituciones políticas y el poder del estado como representante de la soberanía popular. Se trata de destruir el único elemento de control que podría detener el triunfo absoluto del totalitarismo económico y del Mercado. Y que esto nadie lo entienda como nacionalismo reaccionario: la lucha de izquierdas debe ser para que Europa sea un único estado y país.

La lucha entre el mercado y el estado democrático, que es lo que verdaderamente se esconde bajo las concreciones accidentales, es la clave de todo el problema.
Ayuso, quiere acabar con la sanidad pública, el aborto es otro ariete, y ganar mercado para el grupo Quirón porque su enemigo, en el desarrollo neoliberal, es el estado. Por eso, la rebeldía antisistema de la derecha esconde la sumisión. Pero, igual que ella, actuó la burguesía catalana y también la autoproclamada izquierda antisistema que grita en las calles contra las instituciones democráticas como tales sin comprender, mucho pedir, que su destrucción es abrir la apoteosis del Capitalismo y de la barbarie.

Y yo, mientras tanto, sigo dando clase y haciendo guardias en una escuela pública que se hunde para abrir el paso a la privatización. Esperando poder jubilarme si es que, nueva campaña contra la democracia, la ola reaccionaria de enfrentamiento entre generaciones no acaba, su fin último, con el sistema público de pensiones. Pero eso es otra (y la misma) historia.

lunes, octubre 27, 2025

Y AHORA EN RADIOSOFÍA/168: LA ILUSTRACIÓN OSCURA/y2

Ustedes la esperaban: 2ªparte de "La Ilustración Oscura". 
Ahora, les presentamos sus críticas. 
Y siempre divulgando respetando su inteligencia y huyendo de sermones dogmáticos.
En #RadioSofía, en Radio Municipal de Casares
#EPMesaHablaYHabla...


miércoles, octubre 22, 2025

UN MUNDO FELIZ...

 El Ministerio de Educación, con sus pedagogos y asesores, pide a los alumnos que olviden lo aprendido. 
Que sea un mundo sin cultura.
Sin conocimientos.
Callado.
Sin preguntas ni respuestas.
Obediente, en definitiva.
Busca #UnMundoFeliz



martes, octubre 21, 2025

Y AHORA EN RADIOSOFÍA/167: LA ILUSTRACIÓN OSCURA/1

 "La Ilustración oscura" tiene nombre tenebroso. Y su pensamiento reaccionario de extrema derecha da más miedo aún.
Se lo contamos, en dos partes, en #RadioSofía de Radio Municipal de Casares.
#EPMesaAlertaCiudadana
Aquí la primera



martes, octubre 07, 2025

EL DOMINGO MUNDIAL MISIONERO Y LA FLOTILLA DE GAZA

Odiaba con todas mis fuerzas, a finales de los setenta del pasado siglo, lo que se llamaba el DOMUND, Domingo Mundial Misionero. En él se nos daba a cada niño una huchita con la cual teníamos que ir por las calles recogiendo dinero para los bondadosos misioneros católicos que en los diversos continentes del mundo daban alimento a los pobres. Frente a esta manera de enfrentarse a la pobreza, había una crítica general de la izquierda señalando que la pobreza mundial no era un problema de caridad pública o de labor subjetiva y personal, sino un problema sistemático y estructural que, desde luego, las huchitas del DOMUND no iban a arreglar. 

Israel es un estado genocida. No cabe duda de que ya no sólo lo es su gobierno, sino que lo es también su estado como administración, puesto que ninguna de sus instituciones ha logrado ni intentado paralizar dicho proceso. Ya hemos defendido aquí que lo que está haciendo Israel en Gaza es un genocidio. Por lo tanto, la crítica a la Flotilla de Gaza no vamos a hacerla negando este genocidio. 

Y sin embargo, la Flotilla de Gaza es un fracaso de la izquierda.

Hacia el mes de agosto, y con gran alharaca, salió una flotilla de diversos barcos privados que pretendían romper el bloqueo y llevar alimentos a la zona. Nosotros no vamos a entrar en ningún momento sobre si el interés de esta flotilla era auténtico o no ni, tampoco, vamos a poner en cuestión la condición moral de cada uno de sus integrantes. Igual que no nos importa si los misioneros, entre rezos a seres inexistententes, creen en el evangelio y sus cosas, tampoco nos importa si los tripulantes de la flotilla, entre selfies y promoción personal, creen hacer algo progresista. Lo que nos interesa aquí, de hecho, no es juzgar la moral individual de cada integrante de esa flotilla, que al igual que con los misioneros habrá de todo como en botica,sino preguntarnos en qué momento la izquierda decidió que lo que hasta entonces había criticado con razón, esa subjetivización de lucha política, en la época del selfie y las redes sociales se convierte, sin embargo, en un proceso que hay que apoyar con vehemencia.

Efectivamente, la izquierda ilustrada ha mantenido siempre que las condiciones sociales no son ni el producto de la voluntad de determinados individuos ni su solución pasa por ello. Los procesos históricos y sus consecuencias no pueden ser juzgados en términos de buena o mala voluntad individual y moral, como si la acción individual de los individuos fuera el criterio fundamental para juzgar dichas acciones. De hecho, el análisis sociológico de la izquierda siempre se distinguió por la idea de hablar del sistema e ir un poco más lejos del simple análisis de los héroes, con hábito o con pañuelo palestino, que caracterizó a toda una etapa anterior en la historiografía. Por supuesto, resulta importante la lucha social y política, pero incluso esta tenía que tener ciertas condiciones para no resultar inane -y de hecho, la lucha intelectual entre anarquismo y marxismo sabe también de esto-.

La flotilla de Gaza ha sido la típica intervención de una serie de misioneros, en este caso autoproclamados de izquierdas. Por supuesto, todos sabíamos desde el principio, y ellos también pues no debemos dudar de su nivel intelectual, que dicha acción resultaba imposible de realizar. Sin embargo, se ha realizado, además con gran publicidad y emoción, y la pregunta es por qué.

Una excusa para iniciarla era la idea de que esto iba a generar un reconocimiento popular  sobre el conflicto. El problema es que esta propaganda ya resultaba inútil cuando sin duda alguna el genocidio de Gaza está permanentemente en la actualidad y no hace falta realizar acciones, ni esta ni de ningún otro tipo, para presentarlo a la opinión pública, que lo ve diariamente en todas las formas de comunicación actualmente vigentes. Así, si la acción hubiera sido ir a otra zona de conflictos, que las hay a patadas, tal vez hubiera sido aceptable como motivo, pero desde luego en este genocidio parece inútil.

Otra excusa sería como crítica al genocidio y lograr involucrar a Israel en otra acción ilegal. Pero, ante la muerte y expulsión de miles de personas, suena cuando menos ridículo, por no decir insultante, que la detención de Ada Colau y el resto pudiera resultar determinante en cualquier proceso legal internacional posterior.

Entonces, ¿por qué realmente hacer una flotilla a Gaza? 

Una nueva izquierda, terrible y que se sitúa lejos de cualquier ideal emancipador, está surgiendo y derrotando a la izquierda ilustrada. Es la izquierda que bascula entre el ideal emotivo, esa gente que tanto llora en público para mostrar su autenticidad, y la opinión radical publicitada en consignas de impacto y sin sentido. Si la exaltación del YO, vacío en realidad por el desarrollo del propio Nuevo Capitalismo, es la clave del nuevo proceso de integración social, la autoproclamada izquierda cumple esta exaltación con devoción religiosa, como los antiguos misioneros soñando con la palma del martirio. La exaltación de ese yo en los selfies, lloros y demás actuaciones personales, además de la permanente llamada de atención sobre uno mismo, queda lejos de la argumentación sobre las causas sociales complejas.

Ahora, los integrantes de la flotilla están volviendo a casa exigiendo de nuevo su tiempo de fama, al menos unos minutos. Y resulta curioso y honorable, justo es reconocerlo, que sólo Greta Thunberg, quien está lejos de ser santo de nuestra devoción, haya sido capaz de decir que lo fundamental es el genocidio y no cómo la trataron en su detención. Siempre queda cierta esperanza.

Les cuento por último. Cuando acababa el Domingo Mundial Misionero, llevábamos las huchas a nuestro colegio católico y algún profesor exaltaba a aquellos que más dinero habían recaudado, sin haber leído el mejor texto de la Biblia, y la pobreza quedaba para el año siguiente. Las puertas del cielo, y de la relevancia de la autoproclamada izquierda aunque sea por unos minitullos en Instagram, también tienen un precio.


miércoles, octubre 01, 2025

EPMESA ESTÁ COMTENTO

Comte ha sido despreciado por cierta historia de la filosofía que prefiere la verborrea. Nosotros, sin estar de acuerdo con él en nada, reconocemos su relevancia en la Historia de la Filosofía. 
Aquí, su explicación en dos partes.
#EPMesaComtento

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AQUÍ PARTE 1 

AQUÍ PARTE 2




lunes, septiembre 29, 2025

Y AHORA EN RADIOSOFÍA/166: OTRO INICIO DE CURSO

Ja sóc aquí, como dijo Tarradellas.
Y hemos vuelto hablando de educación y el nuevo curso pensando que queda menos para las vacaciones.
Como siempre en #RadioSofía, en Radio Municipal de Casares.
#EPMesaSeRepiteComoElAjo