lunes, noviembre 26, 2007

¿PARA QUÉ SE ESCRIBE?

Hay un texto terrible de Kant: terrible por su sinceridad. Como todos saben, Kant propuso que había que actuar por deber y sin esperar nada más: solo por deber. Pero, a diferencia de tantos, Kant no estaba encantado de haberse conocido. Y junto a la ética más hermosa y humana que jamás se ha propuesto, comprendió no la imposibilidad de su realización, sino algo mucho más triste: la imposibilidad de saber que se estaba cumpliendo. En efecto, Kant señala lo terrible: nunca sabremos si al hacer algo lo hacemos para cumplir con nuestro deber o por alguna otra causa oculta egoísta y, por ello, inmoral. El bueno nunca podrá estar convencido de serlo.

En este tiempo, permitan que les cuente algo personal, en que he faltado a esta cita con el blog he pensado, poco bien es cierto, en estas cosas. ¿Para qué escribir? Es evidente que hay en todo esto un egocentrismo. Es evidente que uno mismo, y cualquier otro, ha soñado con llegar a algo: la gloria. Tal vez la historia fundacional de occidente sea la guerra de Troya. Y en ella se da algo que tiene que ver con esto: Aquiles, ante la contienda, debe escoger entre quedarse y vivir feliz una larga vida muriendo desconocido por todos o bien morir joven pero con gloria inmortal en Troya. Eligió lo segundo. Y algo de ello hay -en una clave ridícula como corresponde a tiempos de esperpento y no de épica, aunque esos tiempos épicos también es cierto que nunca existieron- en la elección de escribir un blog: buscar la gloria.
Siquiera, entrar en Google.
Pero ya estoy en Google.

Felicidad hoy es ideología. Pero la cosa se complica cuando uno comprende que infelicidad es también ideología y comprende que hay mucha felicidad en la idea de la propia infelicidad. Hay un texto de Larra genial en el que el autor intuye que su propia melancolía no forma ya parte sino del espectáculo: en la pista central el repugnante sufro mucho mucho ante lo real porque soy muy sensible. Resulta así inmoral la idea que la superioridad intelectual encarna en su presunta capacidad de sufrir en eso que la pequeña burguesía llama vida interior mientras que en la vida real se han aceptado todas y cada una, porque no puede ser de otra forma, de las condiciones del desarrollo de la totalidad: la primera de todas ser catalogado como maldito y antisistema -¡uy, qué miedo!-.

Hablar sobre uno mismo tiene algo de repugnante y falso a la vez y por ello, tal vez, la poesía ya ha muerto. Repugnante porque resulta inmoral pretender que uno es bueno y de especial sensible frente al resto de la gente siempre dispuesta a venderse –y desgraciadamente nunca dispuesta a comprar lo que nosotros vendemos como nuestras obras-. Falso porque cuando el desarrollo del Capitalismo como sistema totalitario ya ha convertido la vida en sucesión temporal de tráfico de mercancías es ingenuo pretender que la propia existencia presenta tal valor que podría servir de ejemplo. La propia vida es una mercancía más en el inmenso mercado que constituye ya la Realidad Ontológica. Y con tal hay que jugar.

¿Para qué escribir? Cuando el mar hace naufragar un barco su inmensidad no puede evitar sin embargo algo: los restos del naufragio que flotan durante un tiempo como la huella de lo que hubo ahí y de las esperanzas perdidas. El Capitalismo desarrollado tiene más inmensidad que cualquier océano y nosotros menos presencia que un barco. Pero hay algo en la Historia de la Filosofía que nos lleva a pensar que todo el empeño no debería, lo que no quiere decir que no quede, en vano. Mantenemos la escritura como los restos del naufragio que un día, puede ser, aparecerán en la playa.

Hay una historia que refiere Primo Levi en Si esto es un hombre cuando habla de su reclusión en el campo de exterminio. En ella, el recluso Levi ve como cada mañana uno de los prisioneros se afeita y se acicala como si no estuviera en el campo de concentración, perdiendo así valiosas energías escasamente recompuestas con un alimento escaso. Y al preguntarle por qué lo hace, el motivo de tal comportamiento, el prisionero responde que cada día se acicala y afeita porque precisamente a los nazis no les gusta que lo haga pues ellos pretenden eliminar su dignidad y en esa situación, allí en el campo de exterminio, afeitarse y lavarse es mantenerla. Nada más, pero también nada menos, que por eso.

domingo, noviembre 18, 2007

PERDONEN

Lo sé, falto mucho. Pero estoy cambiando de proveedor de internet, estoy liado y el ordenador no se arregla: compraré al final otro. Mientras les dejo aquí la lista de próximos títulos: para crear audiencia.

HACER EL INDIO

FASCISTAS Y (¿ANTI?)FASCISTAS

PRESUNTA VIDA Y ARTISTAS PRESUNTOS

LA IDEA DE ESTADO DE ESPERANZA AGUIRRE

Y la joya de la corona: CAPITALISMO, EXPLOTACIÓN Y POBREZA.

Ya verán, cuánto interés...

lunes, noviembre 12, 2007

ÉLITES CATALANAS Y LLORONES

Las élites tienden a mantener sobre todas las cosas su poder. La idea clave de las mismas para analizarlas no es, precisamente, el contenido de su poder sino la perseverancia en él. Da igual bajo qué concepto sean élites, pues lo importante es que ellas buscaran mantenerse en la posición privilegiada y, si es posible, aumentar su capacidad de dirección. Y esto es independiente a los individuos concretos que las conformen. La élite es una realidad institucional y social que supera el mero factor subjetivo del que se siente partícipe o no de ella. Tal vez lo que más ha envejecido de la filosofía de Marx sea la teoría de la lucha de clases, teoría hoy ya no cierta, pero ello no es óbice para que precisamente sea cada vez más cierto que con el desarrollo de la nueva sociedad del capitalismo avanzado las élites van adquiriendo una cada vez mayor independencia y control social que desean mantener e incrementar. Y Cataluña es un buen ejemplo de ello.

Analicemos desde una perspectiva distinta al nacionalismo y su ideología los hechos acaecidos en Cataluña últimamente. Es más: seamos científicos y del mismo modo en que el entomólogo se acerca a la colmena acerquémonos, sabiendo el final de la historia por ahora, a Cataluña. Para ello centrémonos en los propios argumentos del niño malcriado y llorica: nada más y nada menos que el presidente, honorable además, de la generalidad y un jefe de, ¿averiguan?, empresarios. Ambos en muy poco espacio de tiempo han dado el argumento: desarraigo. ¡Pobres! Una España insolidaria frente a Cataluña. ¿Frente a Cataluña?, obsérvese como políticos y empresarios, élites que dudamos cojan trenes de cercanías, se transforman en Cataluña. Y claman, llorones, por el desarraigo.

Volvamos a la colmena. Lo mejor para comprender a las abejas, lejos de Mandeville, no es juzgarlas de acuerdo a lo que sea verdad o no sino de acuerdo a su propia percepción del mundo. Por ello, vamos a admitir como cierto, que no lo es en absoluto, que efectivamente Cataluña haya sido malignamente abandonada por el estado central –de tal forma que incluso el Barcelona perdió la última liga de fútbol y, no se lo van a creer, de baloncesto. Pero no solo eso: las ganó, las dos, el Madrid-. Admitamos, pues, la propuesta falsa: Cataluña ha sido abandonada por el estado frente al gran auge reconocido de construcción de nuevas autopistas y líneas férreas, incluyendo AVES, en Extremadura o en Canarias, por ejemplo. Venga, lo admitimos (como admitimos n aras de la investigación otras veces que Irak tenía armas de destrucción masivas o que era aliada de Al Qaeda o que Otegi era hombre de paz). Y ahora, a la colmena a ver a la hormiga reina, a los zánganos y al resto de las abejas que trabajan.

Empecemos por la élite política: los zánganos siempre en nuestra inocente parábola apícola. En 2003 llega al gobierno de Cataluña la autodenominada fuerza de izquierdas y catalanista -lo mejor, lo segundo: ¿se imaginan un gobierno que se autodenomine de izquierdas y españolista? ¿O uno de izquierdas y madrileñista?-. Cualquiera esperaría que ante la gravísima situación de Cataluña ninguneada malignamente por el estado central -ya saben todo el dinero va para Extremadura, Canarias o, ¡Dios mío!, a Madrid: esos vagos- los políticos de izquierdas y encima catalanistas –que debe ser doblemente de izquierdas- se dedicaran con fruición a luchar por las infraestructuras catalanas en beneficio del pueblo al que aman, aprecian y sirven. Sin embargo, lo que hicieron los políticos profesionales fue dedicarse cuatro años a luchar por un nuevo marco legal que, curiosamente, les concedía más poder a ellos mismos como políticos regionales. No obstante, alguien podría decir que lo hicieron en aras de una mejoría de la vida de los ciudadanos. Pero aquí remitámonos a los hechos: entre 2003 y 2007 la vida diaria en Barcelona, la zona más habitada de Cataluña, ha empeorado y no solo por temas coyunturales y esporádicos como pudiera ser un accidente aislado, sIno por la falta de previsión absoluta en varios frentes. Es decir, los representantes populares habían tenido ya al menos cinco años de plazo, en realidad más pues CiU no puede ser liberada de este tema, para haber solucionado el caos que ahora está presente y, sin embargo, no lo hicieron. Pero sí gastaron ese tiempo en generar una nueva legislación que concluía en un mayor poder para ellos: la elite se autoalimenta. O, en plan cuaderno de campo, anotación: el zángano trabaja para sí fundamentalmente.

Pero, ¿y la élite empresarial? Resulta claro que la elite industrial catalana ha oído la voz de alarma: se acabó el chollo de una Cataluña rica y una España pobre (Cataluña rica forjada también en la realidad de la dictadura franquista, por cierto, al igual que la riqueza del País Vasco, Navarra o Madrid). Además, ya no sólo la lucha es con Madrid, que ya la supera, sino que incluso en su pequeña ensoñación del mundo mediterráneo idílico -donde ese ya de por sí pequeño mar aún se convierte en más provinciano al empezar en Gerona y acabar en Tarragona con algún almogaver por ahí perdido- se presentan nuevas competidoras: Valencia y Andalucía. Así, la queja de la élite catalana empresarial es en realidad la queja de quien pierde poder ante la pujanza del nuevo mercado. Y del mismo modo que el fabricante de zapatos exige que no entren zapatos chinos para que paguemos más caros los zapatos españoles de la misma o peor calidad, el empresariado catalán llora al estado para mantener el estatus privilegiado que considera intrínseco, como élite que es, a su situación. O dicho más fácil: las leyes del mercado sirven para los otros (por ejemplo, para el mercado laboral donde se ofrece la chusma) pero no para nosotros que queremos ganar en los despachos gubernamentales lo que no podemos ganar en la libre competencia que exigimos a nuestros empleados.

Las élites se unen cuando su esfera de poder no entra en contradicción y se consideran complementarias. Cataluña es ahora el mejor ejemplo de esa sociología por la cual las élites se juntan para mantener, de forma exclusiva e independiente al daño que puedan causar o ya hayan causado a los habitantes de esa región, el control social. Bajo la bandera ridícula y reaccionaria de la catalanidad, ¿qué es eso?, las élites sociales han encontrado un cómodo espacio para reivindicar su posición social ante la amenaza externa: en un caso, los políticos profesionales -que no son la política- para fortalecerla; en otro, los empresarios, para mantenerla al menos. Lo triste, lo verdaderamente triste, es que para defender cono élite la piscina, que es realidad lo único que se defiende, se utilice una palabra que alguna vez, hace ya tiempo, significó algo. ¿La palabra Cataluña?, no; la palabra izquierda.

miércoles, noviembre 07, 2007

11 SOBRE 11(-M)

1.- Por supuesto que la verdad judicial no es necesario que coincida con la verdad. De hecho, creer lo contrario sería algo así como defender la infalibilidad de la judicatura y con un personaje infalible en el mundo ya, creo, tenemos suficientes. Puede haber juicios injustos, por supuesto. Otra cosa bien distinta es que nunca sea posible que coincidan la verdad judicial y la real. Pues habrá casos en que sí y casos en que no. Y en el caso del 11-M va a ser que sí.
2.- ¿Hubo conspiración? La respuesta clara y definitiva es, siempre ha sido, que no. Y no la hubo en un doble sentido. En primer lugar ni ETA, ni los servicios secretos marroquíes ni, por supuesto, el PSOE participaron de conspiración alguna; en segundo lugar, el objetivo del atentado no era desalojar al gobierno y dar un vuelco electoral. A Al Qaeda le importa poco quien gobierne porque su enemigo no es el gobierno de España sino la misma existencia de España. Los enemigos de Al Quaeda somos usted, yo y todos. Y, fundamentalmente, la Ilustración y el progreso.
3.- ¿Y por qué se dio entonces ese vuelco electoral? Porque ante el atentado se dieron dos estrategias de marketing con finalidades distintas y, por tanto, solo podía ganar una. Empezó, y esto es muy importante a la hora de culpar, el gobierno que vio el cielo abierto –recordemos que entonces la única discusión sobre el resultado electoral era si habría o no mayoría absoluta- ante la posibilidad de un atentado de ETA que podría utilizar para alcanzar ese triunfo definitivo. Cuando comenzaron las dudas sobre la autoría, el PSOE, a través del grupo PRISA en algo que Zapatero tuvo muy en cuenta luego pero de forma paradójica, inició su campaña. Posteriormente, se precipitaron los acontecimientos desde engañar a la ONU hasta las manifestaciones espontáneamente planificadas. Como sólo podía ganar uno, ganó solo uno. Pero no fue el atentado la causa, sino la actuación del gobierno: vean sino Nueva York y Londres.
4.- ¿Y por qué surgió la teoría de la conspiración? La inventó, en su sentido literal, El Mundo. ¿Causa? Sencillo. Lo que está en juego en el futuro es de una capital, de nuevo observen la palabra, importancia: el control de las nuevas formas de información (televisión digital e internet) y eso lo va a hacer fundamentalmente el gobierno de turno a través de leyes. El Mundo le ofreció así al PP ser su grupo periodístico, a imitación del (antiguo) tándem PRISA/PSOE o del nuevo MEDIAPRO/ZP, construyéndole una invención de la que pudiese sacar rédito electoral y salvar los dirigentes la cabeza. La teoría de la conspiración fue así el pliego de condiciones que se entregó al PP para convertirse en su aliado y no la búsqueda de ninguna verdad. EL Mundo hacía una oferta y el PP la aceptó.
5.- ¿Y por qué el PP apoyó la teoría de la conspiración? Ya hemos hablado de ello en otro sitio. En realidad la teoría le vino muy bien al PP, resumimos lo dicho, por dos motivos: por un lado, porque públicamente se presentaba su derrota no por motivos de torpeza interna, con lo que la cúpula debería dimitir, sino como una trampa hábilmente planificada -nota: tan hábil resultaba que unos periodistas la desenmascaran en dos ratitos pero engañó a todo un gobierno de gente muy preparada (son liberales y ya se sabe que siempre el de arriba está muy preparado)-; por otro, porque afianzaba en el poder a esa cúpula dirigente frente al asalto de los nuevos. En el fondo para Zaplana, Acebes y Rajoy la teoría de la conspiración era la única manera de presentarse ante la opinión pública no como inútiles o mentirosos, escojan ustedes: yo prefiero mentirosos e inútiles, sino como víctimas. Y el poder es apetecible. Sin duda porque cada noche se acuestan pensando en hacer el bien y lo necesitan para ello.
6.- ¿Y El Mundo? Ya lo dijimos. Jugó a ser el grupo al cual el PP debería el poder. Y luego, el desarrollo legal por ese mismo gobierno de la nueva sociedad de información –por cierto, olvídense del internet que conocemos ahora: verán como se restringe- debería favorecer sus intereses empresariales.
7.- Pero, ¿entonces el grupo PRISA trabajó por la verdad? Al grupo PRISA le importaba tan poco la verdad como a El Mundo. Pero, al comenzar a tambalearse la versión electoral del gobierno del PP vio el cielo abierto. Es la misma estrategia de El Mundo pero, el grupo PRISA sabe más de esto, lo pensó antes. Si podía hacer que el PSOE ganara unas elecciones que tenía perdida de antemano el PSOE pagaría el favor. Y en juego, ya saben, la llamada sociedad de información (explotación de bandas electromagnéticas, o sea)
8.- Al menos, ¿actúo legítimamente el PSOE? Pues, tampoco. Avisado por PRISA aprovechó su oportunidad. Y montó una campaña de reacción, de nuevo obsérvese que fue de re-acción, ante las mentiras del gobierno para ganar las elecciones. Y su única finalidad, lejos de la verdad y de todo eso como ya había demostrado antes y mostraría después, fue esa.
9.- ¿Y, volviendo al atentado, entonces que buscaba Al Qaeda? Pues ni dar un vuelco electoral, primera mentira, ni reaccionar ante la guerra de Irak, segunda mentira. Al Queda, en eso se parece al nacionalismo vasco, vive en una ensoñación histórica y en ella España es culpable. La causa es que España es el único país que ante la expasión islámica –el imperio turco no es expansión del islam sino de un estado- la derrotó después de pertenecer a ella. O dicho de otro modo: España tiene como tal un pecado original que es que su formación guarda una estrecha relación con la derrota del Islam. Por eso Al Quaeda amenaza a España y cuando habla de Al Andalus no es un chiste: vuelan trenes por ello. Y va a morir más gente, tal vez nosotros o cualquier lector, por ello. Porque, no lo olvidemos nunca, los de Al Qaeda son una gentuza y son nuestros enemigos. Pero no sólo enemigos de España, Francia o EEUU sino enemigos de la libertad y la Ilustración. Y por eso último enemigos nuestros.
10.- ¿Es todo tan triste realmente? ¿Todos miraron por su interés de buscar el poder? Hay dos formas de analizar la política y la realidad. Una, que se impone desde los propios partidos y los medios, se basa en la individualidad de los sujetos y concluye con el culto a la personalidad -con Z de Zapatero o a lo Esperanza Aguirre y su de acuerdo en todo lo que diga Rajoy-; otra, la nuestra, en la objetividad de las instituciones y relaciones sociales. En la primera versión, la moral individual actúa como causa de las acciones; en la segunda, la responsabilidad moral es aceptar o no las condiciones que se imponen objetivamente y es, por tanto, consecuencia. Aquí no se trata de que los políticos o los periodistas sean malas personas y por eso actuaran así, aunque acabarán teniendo una responsabilidad moral a posteriori como individuos en su repugnante comportamiento, sino que en la lucha de poder deben comportarse de determinada manera, como miserables, o desaparecer al actuar como buenas personas. Es parecido al animal de carroña: quien sienta lástima por el cadáver y lo entierre se quedará sin almuerzo.
11.- Y una historia personal breve. El día del atentado me informó del mismo un, por otra parte excelente, profesor de matemáticas camino del trabajo. Y yo comenté: qué raro que ETA haga un atentado de ese tipo. Luego, Acebes dijo que quién dudara era un miserable. Lo bueno del tiempo, y aquí viene la responsabilidad moral, es que luego ha quedado claro quiénes eran y son los miserables.

lunes, noviembre 05, 2007

LOS BLOGS DE MIS ALUMNOS/2007-2008

Hoy es el día de san Crispín: el que sobreviva a este día y vuelva a casa sano y salvo, se elevará de puntillas cuando se nombre este día, engrandeciéndose ante el nombre de san Crispín. el que salga vivo de hoy y llegue a la vejez, todos los años, en la víspera de ese día, invitará a sus vecinos, y dirá: “mañana es san Crispín”; y luego se remangará y enseñará sus cicatrices. los viejos olvidan: todo quedará olvidado, pero él recordará, mejorándolas, las hazañas que hizo ese día. y entonces nuestros nombres serán familiares en su boca como palabras caseras: el rey enrique, Bedford, Exeter, Warwick, Talbot, Salisbury y Gloucester, todos seremos recordados de nuevo entre sus vasos rebosantes. este relato contarán los hombres buenos a su hijo: y jamás pasará el día de san Crispín, desde hoy hasta el fin del mundo, sin que seamos recordados en él nosotros pocos, felices pocos, grupo de hermanos; pues el que hoy vierta conmigo su sangre será mi hermano: por villano que sea, este día le hará de noble rango, y esos caballeros, que ahora duermen tranquilos en inglaterra, se sentirán malditos por no haber estado aquí y considerarán mísera su valentía cuando con ellos hable alguno de los que con nosotros estuvo el día de san Crispín
Shakespeare, Enrique V. Acto cuarto, Escena III
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De nuevo. Luchando por la Ilustración y todo eso. Ya lo saben ustedes. Pero siempre -bueno: casi siempre- hay que dar una nueva oportunidad. Y otra vez mis alumnos han abierto su blog (esta vez, ya en nuestra página, y la suya, dedicada a la educación) para opinar. Y ahora, ya les contaré, encima pueden hacer un artículo para la wikipedia.

Y, por cierto, es en serio: estamos intentando hacer Ilustración.
Aunque perdamos.

jueves, noviembre 01, 2007

MI PRIMO DE ZUMOSOL: HUMOR ALEGRE Y HUMOR TRISTE

Ustedes que son como yo viejos, incluso alguno ya nacimos viejo, y se acordaran del anuncio: mi primo de Zumosol. Era el sueño de cualquier niño e incluso, por ejemplo, de la chica agredida por un macarra en el tren de Martorrrel: se lo diré a mi primo – pero la chica solo tenía al fiscal y al juez: el macarra anda libre-.

Sin embargo, resulta que Mariano Rajoy tiene un primo de Zumosol. Pero esta vez el primo no destaca por su musculatura sino, como buen catedrático de la prestigiosísima universidad española incapaz de poner a cualquiera de sus centros entre las 200 principales del mundo, por su presunta, pues a saber si el primo –a veces nunca mejor dicho- lo dijo, opinión y conocimientos profundos, desde su cátedra, sobre el cambio climático.
La ocurrencia de Rajoy, y de tal vez su primo, tiene un tripe análisis. Por un lado, un análisis sobre el humor y su uso (pues al final todo quedará en una broma). Por otro, un análisis sobre la propia ciencia y la idea que la sociedad tiene que ella y su trabajo -que habría que relacionar con la reciente sentencia de un juez británico sobre Una verdad incómoda-. Y, en tercer lugar, sobre un hecho que resulta sorprendente y al que casi nadie ha prestado atención: ante la estupidez del líder sale el perrito faldero –Esperanza Aguirre, quien en realidad busca ocupar el puesto de macho alfa- para decir una frase que debería estar en la puerta del museo de los horrores: que comparte todas y cada una de las opiniones del líder (no especificó si incluso, cual buen perro faldero, antes de escucharlas). Pero, hoy nos interesa lo primero.

Hay un humor alegre, cómplice con la realidad. Hay un humor triste, desgarrado ante el mundo. No se trata, no se crean, de que el humor triste sea un humor menos gracioso. Está lejos de eso. Tampoco es el humor triste un humor de contenido político concreto sino de algo más complejo: de intención intelectual. El humor alegre está encantado con la realidad, el triste, no. Torrente, la burla frente al débil, es humor alegre; los hermanos Marx, triste.
El humor es una cosa muy seria. Nadie debería ampararse en él para decir tonterías. Precisamente, la diferencia entre el humor y la tontería es clave: es diferencia en su conciencia. Quien dice una tontería no es consciente de estar haciéndolo, quien hace humor, bueno o malo, sí. Pero, además, el humor no está exento de la ideología, de la política, de la moral. Es falso pretender que el humor no toma partido, pues lo hace tanto en su contenido –de qué se ríe- como en su forma –cómo se ríe-.

Así, lo interesante del chiste de Rajoy, la bromita como diría la futurible, es que es claramente conservador, es humor alegre, en al menos dos aspectos: contenido y forma. En el contenido, se trata de una broma que trata de minimizar un problema real para los más débiles, quienes preferentemente sufrirán el cambio climático, a favor de los más fuertes. Eso, es humor conservador. Lo que buscaba Rajoy con el chiste era negar la evidencia -¿cuántos informes puede citar el primo de Zumosol, o el propio Zumosol, que nieguen el cambio climático y la intervención humana en él?- a favor de la duda conservadora y los lobbys industriales: con una gracieta. Pero, ¿la diferencia entre un humor alegre, conservador y cómplice con la situación real y un humor triste, denunciador de lo absurdo de lo real es sólo de qué se ríen? ¿Acaso hay temas tabús en el humor? No, sino lo contrario. La clave no está en el tema sino en la forma de enfocarlo. Mientras que el humor alegre, conservador y cómplice, busca acallar la conciencia del desastre, el humor triste, la denuncia del absurdo, pretende gritarla.

Hay, al menos, dos célebres bromas sobre el hambre en el mundo: la de Jonathan Switf, ya nos hemos referido a ella más veces, y la de María Antonieta. En la primera, el autor de Gulliver propone que la mejor manera para aliviar el sufrimiento de los niños pobres y para que estos dejen de representar una carga para sus padres y la propia sociedad es fácil: cocinarlos y comérnoslos. En la segunda, la reina propone que los que no tienen pan y se quejan coman pasteles. En una surge la culpa; en otra, que acabó en una cabeza cortada, la bromita. Precisamente, la idea de Rajoy ha sido minimizar el problema del cambio climático con un chascarrillo en la taberna del señorito andaluz. Y para ello, no menos importante, ha utilizado una fórmula determinada, una forma humorística concreta: el argumento de autoridad donde la burla proviene de que alguien con renombre social –ya saben, nada más y nada menos que catedrático de la prestigiosa universidad española- se mete con los contrarios y nosotros debemos ve ahí su gracia: en la superioridad. Efectivamente, la idea de sacar a un primo, tal vez nunca mejor dicho repetimos, catedrático de un centro de investigación tan prestigiosos como cualquier universidad española -una clave de cualquier gag es su repetición- se presenta en la cabeza del conservador como argumento de autoridad: lo dice un catedrático. Así, la clave del humor está en que el poderoso se ríe del débil. La idea de Rajoy es simple: ¿pero no ve usted ignorante que quién habla es catedrático de universidad? Ja, ja. Es así el humor de los poderosos, donde la posición social previa y no discutida da la razón y el control. El humor alegre es el que se ríe de los débiles sin denunciar nada con su risa. Cómplice de la situación del mundo.

Una noche en la opera, humor triste y seguramente la mejor película cómica de la historia, tiene una escena -en realidad todas- genial, divertida y dramática: Groucho Marx conoce al tenor más grande del mundo, vestido para la representación de Polichinela, y ante la inquisitiva pregunta de éste sobre si quiere saber algo de él -imaginen: el tenor más grande del mundo, casi tan importante como un catedrático de universidad española- Groucho al tiempo que arranca uno de los botones del disfraz interroga:
- Sí, ¿cómo puede usted dormir boca abajo con unos botones tan grandes?