miércoles, mayo 25, 2011

ZAPATERO (y los demás)

Echarle las culpas a alguien en concreto, en realidad el único que dio un poco la cara, tiene un problema: demostrar que uno no le apoyó anteriormente. Todos y cada un de los responsables políticos del PSOE, en el parlamento nacional y en los parlamentos autonómicos, apoyaron, o callaron que es lo mismo, ante las reformas antisociales de su presidente. Seguro que lo hicieron por responsabilidad ante el país, la clase obrera, el progreso y el partido; seguro que no lo hicieron porque estar en un puesto sin tener que pensar es cómodo. Y, para qué engañarnos, porque se cobra una pasta.

Ahora, la culpa es de Zapatero. Y por eso ellos esperan, pacientemente, a ver qué les dice el siguiente líder.


lunes, mayo 23, 2011

15M

Este escrito tiene una pretensión, seguramente no cumplida, de aclarar algunos puntos que creo interesantes sobre el movimiento del 15M. En realidad las preguntas básicas sobre el mismo son si tiene razón en su protesta, si es una manipulación o está siendo manipulado, si su estrategia es correcta y cuál es su futuro.

¿Es correcto el movimiento del 15 de mayo? El movimiento del 15M cuestiona fundamentalmente, al menos en principio así lo hacía, a la oligarquía financiera y política defendiendo la idea de que buscan aprovecharse del poder para legislar a su favor. De hecho, la crítica fundamental fue a la partitocracia en la que se ha acabado convirtiendo la democracia española en su sentido de representatividad. Y realmente en estas dos críticas el movimiento tiene toda la razón. Efectivamente, hay oligarquías –otra cosa distinta es explotación de clase- y la democracia española ha acabado, como por otra parte todas las democracias, en una partitocracia oligárquica cuya finalidad última es mantenerse.

Sin embargo, la cuestión viene ahora marcada por la estrategia: ¿lo está haciendo bien el movimiento del 15M? Esto es otra cosa. Y lo es no solo como un problema estratégico, que también, sino moral. Empecemos por el primero.

El problema moral es la imposición de la presencia en un lugar público. La gente de la acampada está imponiendo su presencia en la protesta en un lugar público. Así, el problema moral es el del empleo de la imposición física por una idea: ¿si los acampados fueran a favor de la dictadura militar veríamos bien la ocupación permanente de la vía pública? Sin embargo, el problema moral se ha solucionado precisamente por el comportamiento ejemplar de los integrantes de la protesta. Cualquiera que haya ido a dichas acampadas –personalmente hablo de Madrid pero me imagino que ha sido así en cualquier otro punto- habrá podido ver una limpieza, convivencia y tolerancia ejemplares. Es decir, sin duda han impuesto su presencia pero sin duda tienen la cortesía del mejor de los invitados. Es más, la invasión de la plaza pública no ha sido excluyente y se puede transitar por ella perfectamente no resultando perjudicados aquellos viandantes que la utilizan como lugar de paso. Moralmente por tanto solo cabe la felicitación al movimiento por su urbanidad. Y para nosotros la urbanidad tiene un contenido moral importante.


Es el problema estratégico el más grave. Estratégicamente el movimiento se ha equivocado en tres cosas. Primero, en elegir estas fechas; segundo, en la forma de protesta; y, tercero, en su deriva política. Al elegir las fechas cercanas de las elecciones autonómicas, el movimiento ha dado la imagen, que también tiene algo de realidad, de ser más antiPP que otra cosa. Cabe, por tanto, una pregunta pertinente por más que se quiera ocultar: ¿por qué protestar ahora y no hace un mes o dos? Sin duda hay una sospecha –por cierto, la izquierda auténtica debe ser filosofía de la sospecha no solo de los otros sino de ella misma- pertinente. Pero también es cierto que no es un tema capital. Y no lo es porque se da una curiosa paradoja. La derecha de este país ha estado pidiendo a gritos la movilización ciudadana ante la catastrófica situación a la que, entre otros pero él de una forma sin duda principal, nos ha llevado el gobierno de Zapatero. Y al estallar esta movilización se ha puesto nerviosa: la chusma en la calle. Su deseo, como en los cuentos de terror, se ha cumplido para su mal. La derecha exigía la movilización democrática pero solo se refería a la gente congregada en génova y bailando con un pinchadiscos –el español es lo que tiene- contratado por el partido.

Otro error de la estrategia ha sido la forma de acción: la concentración permanente. Efectivamente el problema de una concentración sin fecha de finalización es que se hace insostenible porque la gente acabará yéndose. Y el problema de acabarla ahora sería el de fomentar el hecho de las fechas electorales pues si se levantara, por ejemplo, hoy lunes parecería que su finalidad era ir contra el presumible triunfo del PP. Al parecer la asamblea, al menos la de Madrid, ha puesto fecha el próximo domingo 29 lo cual ha sido un acierto en este sentido. Pero otro error, y grave, sería la idea que al parecer también ha surgido de volver a levantar campamentos en plazas de los distintos barrios. La acción sorpresa ya ha pasado y con ella la ilusión. Y lo peor que puede pasarle al movimiento es que languidezca en acampadas de cuatro gatos. Por ello, nos atrevemos a sugerir, que sería tal vez pertinente convocar una manifestación el domingo 29 que desembocará, en cada ciudad española –o incluso del estado español-, en la plaza en cuestión como levantamiento simbólico del campamento y cada cierto tiempo convocar concentraciones en las mismas plazas como presencia del movimiento.

Pero el error más grave de estrategia, y que acabará con el movimiento, es sin duda su deriva política. Cuando el movimiento empezó la idea principal emitida era producto de una indignación moral contra la oligarquía financiera y política: un rechazo. Curiosamente este hecho era, esta vez, lo más positivo porque aglutinaba un sentimiento generalizado socialmente en todo el espectro ideológico. Cualquier persona que meditara sobre la situación actual sentiría dicho rechazo independientemente de su adscripción política. Sin embargo, luego empezó desde el propio movimiento a comenzar a darse importancia ya no al rechazo sino a las propuestas. Y ese fue su error. Porque el movimiento de rechazo a la partitocracia, y no solo a la oligarquía financiera, parecía una sucursal de IU. Y si no votamos a IU porque nos sobran motivos, no pusieron fácil el chiste, no íbamos a defender esto.

Pero el problema viene de la propia forma organizativa. Las plataformas asamblearias son muy útiles sin duda para posiciones de rechazo, como lo fue esta, pero son fácilmente manipulables al tener que presentar alternativas, como aquí también ha ocurrido. Efectivamente los grupos sin una organización formal determinada paradójicamente son presa fácil de los grupos organizados. No estamos diciendo que IU haya intentado manipular el movimiento, Dios nos libre de pensar eso de por ejemplo un partido comunista, sino que al ser un movimiento asambleario los mejor organizados políticamente han ocupado la ideología. Y hubo algún hecho relevante en esto que fue muy interesante. No solo el apoyo del holding empresarial de Público, el periódico más progre del empresario más izquierdista, sino el hecho de que un movimiento que había hecho bandera de un “No nos representan” no acabara pidiendo el voto nulo, en blanco o la abstención en las elecciones sino que se callara sobre el asunto. De pronto, se podía pedir el cierre de las industrias de armamento pero no el rechazo ya no a la democracia sino al voto a los partidos: la radicalidad se quedaba en la utopía.

El movimiento del 15M por supuesto pasará. De hecho, su propia condición de indignación moral marca su fecha de caducidad. Sus posteriores propuestas reúnen, en su mayoría, toda la simpleza de una izquierda que hace tiempo perdió –y estamos hablando solo de su carácter reformista porque en lo revolucionario aún no se ha enterado de nada- el contacto con la realidad. Sin embargo, hay algo que permanecerá. Y es algo que se dice sin ironía y con admiración. Cuando uno paseaba por Sol, en Madrid, se notaba una educación exquisita, una amabilidad perdida hace tiempo, una convivencia que no existe en ningún otro lugar. Llegué a un puesto y vi un cartel donde había una falta de ortografía, como puede haberla en este artículo aunque pasaré el corrector ortográfico. Avisé a dos jóvenes allí presentes, para que algún imbécil no hiciera la foto y lo mostrara en los medios de comunicación como ejemplo de incultura, y no me contestaron la tontería que hubiera sido posible –algo así como “escribimos como queremos”- sino que se sonrojaron, me dieron las gracias y lo corrigieron. Y yo me excuse diciendo que era profe y aquello era deformación profesional. Solo ese momento que demuestra que aún hay algo que consideramos especialmente humano y superior en la cultura merece, en un mundo como este, la acampada del 15M. Y también porque demuestra que detrás de esta protesta aún hay ilustración.

viernes, mayo 20, 2011

MEJOR VOTO NULO (así aseguramos)

Me están llegando distintas informaciones por las cuales de acuerdo a nuestra ley electoral votar en blanco puede acabar, bajo ciertas circunstancias, en algo que favorece a los partidos mayoritarios. Como no tengo tiempo de aquí al domingo para comprobarlo y como seguro que el voto nulo no se contabiliza, lo que le aparta de la apliación del sistema de D’Hont, cambio el sentido de mi voto a nulo. Las razones de esta voto se mantienen de acuerdo al artículo anterior. Y perdonen ustedes que les cuente mi vida.


martes, mayo 17, 2011

VOTAR EN BLANCO (mejor voto nulo).

Nota: este artículo ha sido actualizado en una nueva entrada defendiendo ahora el voto nulo por las circunstancias de la ley electoral y la posibilidad de que el voto en blanco favorezca a los partidos mayoritarios. Toda la argumentación sigue siendo la misma y el artículo sólo ha cambiado en su título y en esta nota, siendo el mismo su contenido.

El próximo día 22 de mayo hay elecciones autonómicas y municipales en -¿lo digo o no lo digo? Venga, lo digo- España. Este escrito pretende explicar qué voy a votar. Comprendo que a ustedes les importe poco este hecho ya que no pretende decirles qué votar sino solo razonar públicamente el destino de mi voto. Y mi voto será en blanco. Por ello, lo que viene a continuación es una explicación de mi elección de voto. ¿Por qué voto en blanco? Y otra cosa más. Si yo viviera en un municipio pequeño y mi alcalde, por ejemplo, hubiera hecho una legislatura buenísima le votaría a él independientemente del partido que fuera. Las racionalidad es flexible.

1.- Socialmente, la existencia de oligarquías es algo común. La clase política es una de ellas. Y esta oligarquía responde no a sus impulsos subjetivos sino a realidades objetivas. Es decir, no depende su condición de la forma de ser de cada uno de sus miembros, honrados o no, sino de la propia estructura social que genera y fomenta su desarrollo. Y la función principal de una oligarquía es perseverar en el poder manteniendo, al tiempo y para ello, sus privilegios. Esto, a su vez, le aleja de los problemas reales de aquellos que no son oligarquía: los integrantes de la oligarquía ven el mundo de acuerdo a su conciencia social. Así, los problemas de la gente común, como diría un político en campaña, son diferentes a los del privilegio social.
Como ejemplo paradigmático de esto está el tema del estatuto catalán, cuyo interés social era nulo como demuestra que votara menos del 50% el electorado en el referendo, pero su interés político era máximo porque lo que competía era el grado de poder de esa misma oligarquía. Y otro ejemplo aún más interesante. Si ustedes ven las listas electorales percibirán en estas la llamada cremallera de chico-chica-chico o chica-chico-chica: como en los banquetes de boda con tarjeta en la mesa. Es el famoso sistema de cuotas que con tanto ahínco se empeñó en defender el sector feminista de la oligarquía política. Mientras tanto ser madre, un problema real para muchas mujeres, resulta una heroicidad en España por cuestiones sociolaborales: hay mujeres de segunda y de primera. O dicho de otro modo: los problemas reales no son prioritarios; los propios de la oligarquía, sí.

2.- Pero hay más –no se vayan todavía, como decía superratón-. Los partidos políticos en cuanto tales no son más que estructuras de promoción interna para sus integrantes principales, no necesariamente para sus militantes que incluso creen en ellos, que en ningún modo vertebran con la gente ni antes ni después de las elecciones. Ello explica porqué todo un partido puede cambiar monolíticamente de ideas, como hizo el PSOE hace un año, y ninguno de sus diputados presentar la dimisión o, aún mejor, votar en contra de aquello que iba contra el programa electoral y la idiosincrasia del propio partido -¿seguro?-. El cambio del líder implica el cambio de los diputados como la dirección del pastor señala el camino de los borregos: todo sea por el pasto. Así, los partidos se presentan a las elecciones con un programa electoral bajo el que se les vota. Pero este programa, curiosamente, no tiene la categoría de un contrato social pues puede ser cambiado por la parte prestadora del servicio sin problemas. Y es más, sin que ninguno de esos idealistas que forman su núcleo dirigente niegue nada. Zapatero aplica recortes sociales con el voto favorable del partido socialista que prometió no hacerlo y Aznar apoyó la guerra de Irak sin que un solo diputado popular se atreviera a decir nada. ¿Para qué sirven entonces tantos diputados?

3.- La estructura política actual de los partidos es la traición permanente al contrato social porque ese contrato ha quedado reducido a la mera elección cada cuatro años de unas siglas monolíticas cuya única actividad real es la lucha por el puesto a lograr en la lista y tener posibilidad de ocupar un cómodo sillón. Y no se trata de que los diputados de los distintos organismos no trabajen, imagino que lo harán aunque no les luzca mucho, sino que su trabajo es ridículo porque su única finalidad objetiva, por encima de sus nobles pensamientos, es la de mantener la situación de privilegio. Las instituciones funcionan realmente por encima de los intereses personales, que pueden ser muy nobles, pero eso no quita que no haya responsabilidad personal. La finalidad última de cada diputado, ya nacional ya autonómico, acaba siendo perpetuarse como tal no por maldad personal sino por realidad objetiva. Por eso no es un problema de personas sino estructural.

4.- ¿Pero no es todo esto antidemócrata? ¿No estaremos luchando contra sagradas instituciones creadas para nuestro bien? En realidad quienes han roto el contrato social han sido ellos cuando han situado el interés oligárquico por encima del interés social. Y lo han hecho blindado con leyes políticas como listas cerradas, ley electoral o que los programas políticos no alcancen categoría jurídica de contrato –cosa esta que debería ser imprescindible- su propia parcela de poder.

5.- Y además, precisamente votamos en blanco y no nos abstenemos, es decir vamos a votar pero a ninguno, porque creemos en la democracia e incluso pensamos que los partidos políticos pueden ser un mal necesario de la democracia. Pero no la configuración actual de los partidos ni de la democracia. Es decir, queremos una democracia representativa, nada de asambleria, pero con las garantías para que dicha representación sea efectiva. Y no se trata solo, repetimos, de listas abiertas o cerradas o de reforma de la ley electoral para mejorar la representatividad, ambas necesarias, sino también de que los programas electorales deban cumplirse bajo pena de poder pedir indemnización por fraude: que sean un contrato con la ciudadanía.

Y 6.- Pero hay otra cosa más. ¿Es este artículo producto de la indignación? En la alternativa política progresista se está repitiendo excesivamente lo de indignarse: uy, todo el mundo de pronto está indignado. Y eso sí es peligroso. Jugar con la emociones en política es un tema grave. Nosotros no estamos ahora más indignados que antes porque tampoco creemos los cuentos de los viejos sobre sus heroicidades: sabemos historia. Este artículo no pretende ser producto de un estado emocional, siempre transitorio y que igual se acaba cuando el becario por fin entra de profesor enchufado en la universidad, sino de un estado racional permanente: la democracia se mantiene porque seguimos despiertos y no porque de vez en cuando lloremos conmocionados por las pesadillas. Toda esta historia de indignación suena a la voz impostada de quienes mientras las cosas les iban bien no veían más allá de su televisor plano y ahora han descubierto los terribles males del sistema al no poder pagarlo. Frente a ello creemos que el estado no debe ser emocional sino racional porque la democracia no es el triunfo de la emoción –de eso saben los totalitarismos mucho- sino el de la razón. Y la razón, al menos la nuestra, nos lleva a votar en blanco para no apoyar lo anteriormente descrito. Pero es solo una opinión individual. Bueno, o es nada menos que una opinión individual.

lunes, mayo 16, 2011

(¡¡por fin¡¡) PREOCUPADOS POR LA EDUCACIÓN DE LA FILOSOFÍA

Llevo 15 años dando clase en Secundaria. Nunca jamás, eso es mucho tiempo, nadie de la universidad se ha interesado por mi actividad como profesor. Hacen bien. El problema surge cuando en esos 15 años nunca he recibido tampoco ningún escrito de ningún departamento universitario de Filosofía preocupándose por lo que hemos hecho o dejamos de hacer en las clases de ningún instituto en los que he estado: ni por mí ni por nadie. Tampoco conozco a profesor alguno de secundaria que haya recibido el mínimo interés de la universidad para saber qué hacía o no. Ni qué apuntes daba.

Sin embargo, hoy mi departamento de Filosofía del instituto ha recibido un correo de alguien de la universidad interesándose en ello. Es más, preocupándose incluso por si tenemos alguna página web desde la cual pretendemos ayudar a nuestros alumnos para, dice, hacer un registro. Es verdad., algunos profesores de secundaria hacemos páginas web gratuitas desde las cuales nuestros alumnos, y todo el mundo, pueden descargarse materiales gratis para su educación. Incluso algunos perdemos dinero con ello.

Pero hoy, por fin, la universidad se preocupa. Nos manda el correo un tal D. Francisco Castilla Urbano de la universidad de Alcalá de Henares.
Dice así:

Estimados compañeros:
Desde el Área de Filosofía de la Universidad de Alcalá nos hemos propuesto realizar un registro de direcciones de Internet que ofrezcan información relacionada con nuestra especialidad, por lo que os rogamos que nos comuniquéis cualquier página que pueda ser incluida. El objetivo es publicar el registro, de manera que sus direcciones puedan ser utilizadas por alumnos de Bachillerato y Universidad para sus consultas o trabajos.
Somos conscientes del uso fraudulento que, en numerosas ocasiones, se hace de este instrumento, propiciando el plagio y la transmisión de contenidos al margen de cualquier respeto por la autoría de los materiales y con la finalidad de atribuirse un trabajo que no va más allá del cortar y pegar. Pero, por una parte, también hay estudiantes que lo utilizan con la misma consideración que cualquier enciclopedia o libro y, por otra parte, guste o no, su existencia es una realidad, por lo que parece preferible tenerla en cuenta y prever sus consecuencias más que empeñarnos en ir a contracorriente.
En cualquier caso, este registro de direcciones es una primera fase de un trabajo a más largo plazo que incluiría, en la etapa siguiente, la realización de un encuentro para discutir las ventajas de esas páginas como instrumento educativo y las medidas a adoptar por los profesores para evitar en lo posible los inconvenientes que implican. Entretanto, os agradezco de antemano vuestra colaboración.

Un saludo,
Francisco Castilla Urbano


Resulta enternecedor el principio: ese interés, por fin, de la universidad por los alumnos incluso de bachillerato. Pero algo no encaja. Relean el segundo párrafo y verán: los derechos de autor ocupan más palabras que ese interés. Y relean el tercero y observarán que la universidad, qué listos son, ya ha resuelto lo que presuntamente quiere discutir. Cito textual: la realización de un encuentro para discutir las ventajas de esas páginas como instrumento educativo y las medidas a adoptar por los profesores para evitar en lo posible los inconvenientes que implican. O sea, ya han decidido que hay inconvenientes.
Deberían, sin duda, cerrar esas malditas páginas.

Y por cierto, D. Francisco Castilla Urbano, de quien no dudo su extraordinario interés en la Filosofía y en las enseñanza de la misma, vende un libro de textos de Filosofía para la Selectividad en Editorial Anaya.

Gaudeamus igitur.

domingo, mayo 15, 2011

SER MALA PERSONA.

Soy un bellaco.
Ya era un antipatriota.
Zapatero, en cambio, tiene un bello ideario: un ansia infinita de paz, el amor al bien y el mejoramiento social de los humildes.

viernes, mayo 13, 2011

DEFENDER LO PÚBLICO (¿o no?)/1

Nota: este artículo había sido publicado originalmente el pasado miércoles día 11 de mayo. Debido a un error de Blogger, dicho artículo ha sido borrado y se vuelve ahora a publicar. Rogamos disculpen las molestias.

Se está extendiendo una corriente política autodenominada de izquierdas -nota: autodenominarse de algo no niega ni afirma nada, por supuesto- que centra su discurso en la defensa de lo público. También puede ser que ahora haya elecciones. No obstante, estamos de acuerdo con la consigna. Pero, el problema de las consignas es la facilidad en estar de acuerdo con ellas. Por tanto, es bueno no dejarse llevar por la emoción y profundizar algo más. Y profundizar es plantearse porque los dogmas son malos. Por eso, este artículo no se titula en afirmación sino como cuestionamiento. La pregunta a responder es: ¿hay que defender lo público? Y una segunda, ¿qué es defender lo público?

En primer lugar, algo honesto siempre, definamos términos. Por servicios públicos entendemos no solo la prestación universal de servicios esenciales a cargo de impuestos, sino también que dichos servicios sean prestados por personal directamente contratado por el estado, es decir, por trabajadores pertenecientes a la administración pública. De esta forma, al hablar de lo público en este artículo hablaremos de esto.

Las izquierda señala siempre, más ahora cuando hay campaña electoral, que la derecha quiere acabar con los servicios públicos. Es algo falso porque en realidad nadie quiere, ni la malvada derecha fíjense, acabar con el servicio universal y gratuito –nota: por cierto, no es gratuito porque se paga a través de impuestos-. Entre otras cosas no lo desean, y es la fundamental, porque estos servicios y su financiación pública son vistos como un chollo económico por la empresa privada y dicho chollo se genera precisamente por su carácter universal y obligatorio. Efectivamente, poder transferir este vasto mercado a la empresa privada, lo que es la intención última por ejemplo de Aguirre y no su desmantelamiento, sería para aquella el mayor chollo de su existencia pues garantizaría el beneficio económico. Por eso, la derecha no está en contra del servicio universal y gratuito –que no es gratuito sino financiado vía impuestos- sino de su prestación por la administración pública pues concibe el desmantelamiento de esta como la gran oportunidad para los intereses privados. La derecha no quiere la privatización a secas, como clama demagógicamente la autoproclamada izquierda e incluso la derecha que de boquilla va de liberal, sino exclusivamente la gestión privada de los servicios públicos para poder jugar con esta como presión política a cambio de la formación de lobbys industriales apoyando la estrategia partidista. Así, cuando la izquierda presenta una derecha empeñada en la destrucción de la prestación gratuita de sanidad o educación se equivoca enormemente. No hay tal cosa porque la derecha es consciente, Esperanza Aguirre lo es, de que en España es imposible un negocio educativo o sanitario de grandes proporciones fuera de lo público. Por tanto es más sencillo hacer el negocio con lo público y ello implica no solo no desmantelarlo sino ampliarlo: Aguirre construye nuevos hospitales para la sanidad pública porque son negocio para la empresa privada que lo gestionará y que ni tiene que buscar clientes ni mantenerlos. El modelo de la derecha es hacer negocio con lo público a través de su gestión.

Pero, ¿no tiene razón la derecha cuando señala que es más eficaz la gestión de lo privado de los servicios públicos? ¿No habría entonces que defenderlo? El problema aquí es que la eficacia no se puede identificar sin más con lo barato. Nuestras madres siempre nos lo decían: lo barato es caro. Por eso, que un servicio sea más barato que otro no implica que sea más eficaz.

Presentemos un modelo de gestión privada de un servicio público que además es puesto como ejemplo: la escuela concertada. Siempre se nos pone el dato como categoría: el puesto escolar en la concertada es más barato que en la pública. Por eso, se concluye el argumento, hay que generar una administración privada de lo público. El dato –que el puesto escolar resulta más barato- es cierto; sin embargo, el argumento es falaz. Hay dos razones: la precarización de la mano de obra y el servicio prestado.En cuanto a la precarización de la mano de obra, la empresa privada hace dumping social. Los profesores de la privada concertada trabajan más horas, pueden dar entre 7 y 10 clases más a la semana, y cobran menos que los de la pública: es la competencia del tercer mundo –qué poco correcto soy-. El gran ahorro de la concertada no es en la gestión, sino en la precarización laboral. Es la sobreexplotación de los trabajadores de la enseñanza concertada lo que explica la diferencia fundamental de gasto –y por cierto, para tanto profesor de la pública exquisito: los profesores de la privada o de la concertada son tan buenos, o tan malos, como los de la pública-.

Pero es que además hay algo más. Al tiempo que la privada logra beneficios poniendo peores condiciones laborales a su personal, lo que rebaja su gasto como hacen las empresas chinas, además seleccionan su público falseando lo resultados. Por ejemplo, en educación los alumnos inmigrantes o con necesidades educativas especiales se matriculan mayoritariamente en la pública porque la concertada no les recoge.

Con todo ello, no es que la privada gestione mejor, sino que juega con unas reglas diferentes a la pública que acaba siendo subsidiaria para paliar los agujeros que la privada deja. Así, la doble vía de servicios gratuitos y universales se perfila como una realidad próxima: si usted no tiene problemas irá a la (falsamente) bien gestionada privada, sino a la pública. Y la gestión privada de los servicios públicos garantizará esa doble vía a costa de una precarización laboral y una selección de usuarios.

Pero.
Siempre hay una segunda parte. Porque aquí suele acabar el discurso tradicional de la autoproclamada izquierda: tal vez añadan un lema sobre que la pública es guay y chachi. O sobre que ellos tienen, ¡Dios mío!, una oposición. Sin embargo nadie que trabaje en la pública puede pensar que sea realmente lo que debería ser; ni siquiera que se acerque. Bueno, tal vez algún idiota. La pública es un dispendio de talento, dinero y acción social. Porque que la gestión privada sea nefasta para los derechos ciudadanos no implica, ni mucho menos, que la pública sea buena. La pública es nefasta de acuerdo a lo que podía ser. Pero, eso pronto.


domingo, mayo 08, 2011

VIDA INTERIOR/76: VIDA PERRA.

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.

Mi perro se estira en el suelo. Y pienso yo: es curioso que no tenga conciencia, que no sepa que existe. Y mientras en Telemadrid hablan Tomás Gómez y Esperanza Aguirre.
Cuestión, triste, de prioridades.
O tal vez que solo se puede reflexionar sobres cosas importantes.
No sé.


jueves, mayo 05, 2011

LA CAMPAÑA

Hoy empieza, tengo entendido, la campaña electoral.
¿Campaña? Venden algo.
Sospecho qué quieren vender.
Y es, en realidad, una tragedia.

martes, mayo 03, 2011

ABURRIMIENTO (¿clásico?)

Esto ya no es Mourinho, un imbécil, Guardiola, un cretino, o la prensa deportiva, una basura. Es algo más. Curiosamente, la prensa deportiva hace años no era así. Curiosamente, la prensa política actual ha copiado a la prensa deportiva.

Curiosamente, hace años, y no tantos, era posible que un gol del Barcelona fuera aplaudido en el Bernabéu. Curiosamente, hace años, curiosamente también hace bastantes más que lo anterior, un jugador del Madrid podía salir ovacionado del Camp Nou. Tal vez, ya no.

Puede ser que ahora que los telediarios empiezan por el fútbol –nota: esa es la verdadera manipulación- o los prestigiosos columnistas progresistas dedican ridículos artículos a defender al club de sus amores, el fútbol sea muy importante. Pero yo me aburro y me canso de tanta idiotez. Y a pesar de eso, no dejo de verlo. La pregunta, a responder, es por qué.
O dicho de otro modo, ¿por qué ha ganado cierta visión del fútbol?

Entro en facebook, escribo en otro blog, comento algo en el instituto contra el gobierno o contra algo presuntamente de la izquierda oficial y llega alguien y dice: ese es del PP.