miércoles, diciembre 26, 2012

DEFENSA DE LA FILOSOFÍA/1


Primero, una breve historia del caso. Cuando entró en vigor la LOGSE, con el PSOE gobernando, la Historia de la Filosofía, hasta entonces obligatoria en el antiguo COU -hoy 2° de Bachillerato-, pasó a ser solo para los de letras puras. Así siguió hasta que llegó el PP al poder y la puso obligatoria de nuevo haciendo, además, que la Ética de 4° de ESO pasará a ser exclusiva de los departamentos de Filosofía. El gabinete Aznar defendió la Filosofía.

Segundo, un poco de actualidad. El actual anteproyecto de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) del PP ha vuelto, sin embargo, a la LOGSE. Historia de la Filosofía desaparece como materia obligatoria así como la Ética, reconvertida ahora en alternativa a la religión.

Y ahora, la trama. Como parece claro que esto implica un cambio de opinión radical en el PP -de hecho, en el primer borrador LOMCE la Filosofía seguía siendo obligatoria- cabe plantearnos dos cosas: primero, por qué el PP, hasta ahora abanderado de las Humanidades, ha cambiado de opinión; segundo, por qué deben ser obligatorias la dos materias eliminadas, Ética en la ESO e Historia de la Filosofía en 2° de Bachillerato. Por ello, nosotros intentaremos -a veces me puede mi proverbial modestia- realizar esta doble tarea en dos artículos distintos, empezando ya mismo con la primera cuestión.
¿Por qué el PP ha quitado la Filosofía?

Ha corrido por ahí una teoría grandilocuente: la Filosofía en la educación resulta peligrosa para el poder porque hace pensar. La idea de esto sería, más o menos, que como la Filosofía genera un pensamiento crítico extraordinario entonces el gobierno de derechas la retira por miedo, buscando impedir a la ciudadanos pensar y, por consiguiente, la revuelta social próxima. Pero el argumento es, más o menos, exagerado.

En algún lugar hemos señalado que Filosofía es pensar triste. Con ello, queremos destacar que el espíritu de la filosofía nunca es, a pesar de Boecio, consolador. Lejos de eso, la filosofia conlleva la desdicha al comparar lo que es, la realidad, con lo que debería ser, la racionalidad. Su compromiso así es con la verdad y no con el deseo. Por ello, creer que una materia que ha estado presente sin problemas durante, por ejemplo, el franquismo es retirada ahora para impedir pensar no cumple con ese compromiso con la verdad. Que haya clases de filosofía no implica, a los hechos nos remitimos, una sociedad más crítica -nota: y esto plantea para qué entonces debe darse esta materia, pero a eso responderemos el próximo artículo-. Por tanto, resulta grandilocuente, y lo grandilocuente es a su vez ridículo, defender esta postura. El gobierno del PP, en definitiva, no quita filosofía por temor a que su presencia desemboque en una revuelta social. Entonces, ¿por qué la quita?

Recordemos algo: el PP, hasta ahora, siempre ha defendido la materia de filosofía. Por tanto, la pregunta está incompleta si no se le añade un término temporal: ¿por qué el PP quita ahora la filosofía? Y ese término ahora implica un cambio: ¿qué ha cambiado? Lo que ha cambiado es el modelo social que defiende ahora el PP. Y este modelo social tiene una repercusión en el modelo educativo.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, el modelo social básico en los países desarrollados estaba consensuado para las principales opciones políticas: su meta era una población con recursos económicos suficientes y cuya imagen ideal, en su doble significado de utopía y meta, era la clase media. Así, en este modelo social la discusión era de matiz pero no de fundamento. Y una parte de ese matiz era la idea de cultura: para la derecha tenía que ver con la tradición y para la autoproclamada izquierda con la ruptura. La derecha, así, defendía una visión cultural erudita, en cuanto a adquisición de conocimientos, y tradicional, en cuanto a que esta adquisición garantizaba la continuidad entre generaciones y la convivencia social. Sin embargo, la izquierda defendía la ruptura con lo anterior y de ahí una visión educativa que desprestigiaba la memoria y la erudición, entendidas como lo que conservaba la tradición, fomentando lo instrumental.

Desde estas dos visiones contrapuestas se entiende la problemática de la Filosofía. Para la izquierda, la Filosofía representaba ese viejo mundo con el que quería romper. Además, creían que la Filosofía había sido ya superada por las ciencias naturales -que habían acabado con la metafísica- y las ciencias sociales -psicología, antropología, sociología, filosofía del derecho y política que habían acabado con la epistemología, antropología filosófica, ética y filosofía política-. Sin embargo, para la derecha, al contrario, la filosofía, que ella calculaba estaba en su apogeo con el jesuíta Suárez y la escolástica, era el arquetipo de la tradición y por ello de la cultura y la continuidad social. Por eso, el modelo educativo debía incorporarla como garantía de la no ruptura histórica.

Pero lo más interesante aquí es como la necesidad de la filosofía para la educación no era debida a la propia filosofía y lo que ella misma era sino al modelo cultural defendido que, a su vez, se relacionaba con el ideal social. Y ahí está la clave del problema, pues si el proyecto social de la derecha cambiara, y al no ser la defensa de la filosofía por ella misma, el papel de la filosofía en la educación podría variar e incluso llegar a hacerse prescindible.
¿Ha cambiado el proyecto social de la derecha? 

Resulta claro que sí. El nuevo modelo social de la derecha es el modelo BRIC, resultado final del proceso de precarización. Este modelo -analizado en este blog- se basa en una pérdida de derechos sociales, reducción del nivel económico de la mayoría de la población, depauperación de la clase media y una oligarquía con un absoluto control social. Es China su ejemplo y constituye una ruptura radical con el modelo occidental hasta ahora vigente que consistía precisamente en lo contrario: expansión de la clase media y de los derechos sociales.

Así, y como hemos advertido antes, la ruptura con el modelo social implicará a su vez la ruptura con el modelo educativo. Y esto implica a la Filosofía de manera general y particular.

De manera general porque, como señalábamos más arriba, la presencia de la Filosofía en el currículo escolar, y del resto de Humanidades en general, tenía su fundamento para el PP en la tradición y la continuidad. Así, si se rompe con esta, que es lo que se hace con el nuevo proyecto social, la presencia escolar de las Humanidades carece de sentido pues se constituye como mero fósil del pasado. Y por eso se puede quitar la Filosofía, la Ética o la Historia de 4° de ESO.

Pero además, en este aspecto general, hay otro problema. Efectivamente, el sueño de la clase media era también un sueño de extensión cultural. La cultura era vista como un ideal y, al tiempo, como una forma de medración social. Así, la cultura tenía un valor erudito y una utilidad para ascender social y económicamente. Si desaparece la posibilidad real de ascenso social -y una de las medidas del proyecto de precarización es impedir esta posibilidad de ascenso y esto es, a su vez, uno de los motivos para acabar con los servicios públicos- la cultura solo queda como erudición, algo que pertenece en sí a la oligarquía. Las clases depauperadas, sin opciones ya de mejora social, solo deben conocer lo indispensable.

Y, de nuevo junto a este último, hay además otro factor fundamental. El proceso de precarización implica una sociedad de una mayoría con baja cualificación académica y una minoría cualificada. Esto se busca por tres motivos. Primero, porque la cualificación laboral implica generación de expectativas y estas pueden conllevar frustración social y disconformidad al no cumplirse. Segundo, porque una población mayoritariamente cualificada sería una competencia para la propia oligarquía y sus retoños –ya sabes, técnicamente se llaman “hijos de papá”-. Y, tercero, porque la mayoría de los trabajos puede que necesiten una cualificación técnica pero, una vez producida la ruptura con la tradición ilustrada, aquella no precisará de una alta cultura. Una sociedad precarizada necesita ser idiota y olvidar la promesa de liberación que estaba implícita en la cultura del pasado. Las materias instrumentales, como el software de las herramientas, son lo fundamental.

Pero hay, además, dentro de este proyecto, un factor propio contra la Filosofía. Precisamente si hay un conocimiento, como bien sabía el PSOE y por eso la quitaba, que llevase en sí todo el contenido de la tradición occidental desde su origen en Grecia era la Filosofía. Pero además, este contenido no solo se llevaba como erudición -que también y es algo muy importante- sino como reelaboración constante. Así, la ruptura radical con el pasado, el nuevo modelo social del PP, tal vez se podría reforzar dando a Confucio pero no, desde luego, dando Filosofía occidental. No es, por tanto, que la filosofia sea peligrosa sino que es el testimonio de un proyecto ya traicionado. Y como tal, testimonial -fíjense en el juego de palabras- y ya prescindible. La filosofía se quita, y tal vez coherentemente, no por su valor para pensar sino por su inutilidad social en el nuevo proyecto. La lechuza de Minerva se ha quedado trasnochada.

Pero, explicar el motivo de una supresión no es, evidentemente, defender aquello que desaparece. Por eso, en el siguiente artículo de la serie intentaremos defender -ay, mi proverbial modestia- que la Filosofia debe darse de forma obligatoria en la Educación Secundaria. Pero eso, otro año.

domingo, diciembre 23, 2012

UN NUEVO FASCISMO

Romper la entrañable navidad resulta extraño. Pero la cosa es peligrosa. Monti, actual primer ministro italiano, no se presenta a las elecciones. Pero, señala que si un partido se lo pide será primer ministro de nuevo de acuerdo a su propio programa. Y entonces, ¿para qué elecciones? Y entonces, ¿para qué democracia?  

sábado, diciembre 22, 2012

VIDA INTERIOR/108: EL FIN DEL MUNDO/y 3

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.

 Y al final, no ha pasado nada.

jueves, diciembre 20, 2012

VIDA INTERIOR/107: EL FIN DEL MUNDO/2

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.

Queda poco.Si no tuviera sueño, me quedaba.


miércoles, diciembre 19, 2012

VIDA INTERIOR/106: EL FIN DEL MUNDO/1


¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.

A ver, ¿es el 21 o el 22
Lo digo por organizarme.

domingo, diciembre 16, 2012

PRIVATIZACIÓN DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS Y PRECARIZACIÓN


1.- La idea de que lo malo de la privatización de los servicios públicos es la pérdida de empleo para los interinos y el personal contratado es un argumento corporativo. Usarlo en un país con un 26% de paro, unos seis millones, suena mínimamente a burla. Al fin y al cabo, si los empleados públicos, como tal colectivo, nunca se mostraron preocupados con la pérdida de empleo del resto de los trabajadores, resulta impertinente pedirles ahora a esos mismos trabajadores, o ya parados, que protesten por la pérdida de empleo de los interinos o laborales de la administración. Habrá, por tanto, que buscar el mal universal -es decir, que se extienda de forma general en la sociedad- en otro aspecto de la privatización.

2. Igualmente, resulta ñoño pretender realizar un argumento político como el que se está haciendo en relación a la escuela pública. Efectivamente, esa tontería sobre la escuela democrática e integradora, sin diferencias y solidaria –superguay en definitiva en el mundo de la abeja Maya- muestra el fracaso de un servicio público que no ha sabido ser realmente eficaz y no puede defenderse como tal. Resulta ingenuo, cuando no directamente totalitario, pretender que los padres manden a sus hijos a un centro educativo para que solamente se socialicen en el buen rollito pseudoprogresista. La escuela debe enseñar y no solo formar ciudadanos integrados, que al fin y al cabo es el sueño del fascismo. La escuela pública, frente a eso, debe ser eficaz como transmisora de cultura y pensamiento crítico. Y la sanidad pública como transmisora de salud. Eficacia es la palabra. Pero, y esta es la clave, eficacia universal: independiente del estrato social al que se pertenezca.

3.- Entonces, ¿qué tendría de malo la gestión privada de los servicios públicos? ¿Acaso no sería más eficaz siempre? Precisamente aquí es donde viene la falacia pues la -presunta- eficacia de la empresa privada no es la eficacia para el cumplimiento de un derecho ciudadano. Efectivamente, la gestión privada tiene como finalidad el beneficio económico; en el servicio público, diferente, es la prestación eficaz de ese derecho. Y eso no es lo mismo. Por esto, resulta falaz la idea que se quiere vender de que la gestión privada sea capaz de hacerlo mejor. Lo que sí será capaz es de gastar menos pero, precisamente, a costa del servicio concedido. La forma así del beneficio privado implicará el empeoramiento necesario del servicio.

4.- Sin embargo, y frente a lo anterior, lo que busca la empresa privada, y repiten sus medios propagandísticos, es presentar que el abaratamiento del servicio implica mayor eficacia en el mismo. Pero olvidará citar, o sea: lo ocultará, que ese abaratamiento se deberá al ahorro de costes en personal -rebajar el salario haciendo dumping social y por ello su cualificación- y en prestar peor servicio tanto en cantidad como en calidad de la oferta y, en consecuencia, en la atención universal al usuario.

5.- Se añade a lo anterior que esta privatización resulta un negocio redondo para la empresa. En primer lugar, porque cuenta con una clientela cautiva pues no existe la competencia. Pero además, la clientela descontenta si abandona el servicio público irá al privado que estará, cerrando el círculo de la cautividad, en manos de las mismas empresas por culpa de las cuales abandonó el servicio anterior. Es el monopolio perfecto que niega, curiosamente, las reglas del mercado. La banca, como en los casinos con leyes ya propias, siempre gana.

6.- Así, la privatización de los servicios públicos tiene un solo ganador, la empresa privada, y un gran perdedor, la ciudadanía y el cumplimiento de sus derechos. Y, por eso, la primera razón para esta privatización es precisamente el beneficio económico que para la oligarquía económica implica. Era un sueño hasta ahora irrealizable: ganar dinero privado directamente de los impuestos. O dicho de otra forma, los impuestos reconvertidos en diezmo al señor feudal.

7.- Pero que una razón sea la primera no significa que sea la única. Y el beneficio económico inmediato no es, tampoco, la razón exclusiva. Efectivamente, hay otra razón fundamental para la privatización del servicio público. Y tiene que ver con lo que aquí denominamos como proceso de precarización de la población de los países hasta ahora desarrollados. La precarización de la población en el proyecto BRIC, ya analizada profusamente en este blog (1, 2 y 3), implica la pérdida del poder adquisitivo de la mayoría de la población, la depauperación de la clase media, y el extremo beneficio económico de la oligarquía. Pero, ¿qué tiene que ver esto con la privatización?

8.- En primer lugar, la desaparición de la clase media conlleva a su vez la pérdida de un mercado tradicional en la empresa privada de servicios que, sin embargo, con esta medida de privatización no solo se recupera sino que mejora: más clientes sin competencia. Así, el proceso de precarización, prioritario para la oligarquía, necesita la privatización como medida económica de rescate, pero excelente. Ya se puede precarizar de forma general ganando aún más en el sector servicios.

9.- Pero más importante aún que este beneficio económico es el beneficio social que la privatización de los servicios públicos implica para la oligarquía. Todo grupo social dominante tiende a generar medidas que impidan al resto de los grupos el ascenso social eliminando así a la competencia futura. La eliminación de los servicios públicos cumple esta medida a la perfección: impedirá a la gente llegar a competir con la oligarquía por los puestos socialmente relevantes.

Efectivamente, la privatización va unida a un servicio público menor y menos eficaz. Así, por ejemplo, todo lo que esconde la nueva reforma educativa no es sino, por primera vez en
democracia, rebajar la cualificación de la población española pues una presencia importante de capital humano cualificado implicaría una posible competencia para los hijos de papá -nombre técnico para los retoños de la oligarquía-. Para evitar esa competencia lo mejor es acabar con la causa que no es otra cosa que un sistema público universal, accesible y eficaz. Una vez acabado con él, el nepotismo social de la oligarquía hará el resto.

10.- Además, en el futuro, va a haber dos revoluciones fundamentales: una en educación y la otra, en sanidad.

En educación porque va a haber una necesidad de formación permanente y esto implica, si se mantuvieran las condiciones de igualdad que harían posible unos servicios públicos eficaces, una mayor competencia social para la oligarquía ¿Por qué? En realidad es el mismo esquema de antes: la existencia de una educación pública produciría una gran masa social altamente cualificada que buscaría medrar socialmente. Así, como ya hemos visto, la forma de eliminar dicha aspiración, y posible realidad, es acabar con su causa: la educación pública. La posibilidad de ascenso social es así cortada de raíz al eliminar la existencia de unos servicios públicos eficaces pues el proyecto de precarización implica una oligarquía dominante y una mayoría obediente.

La segunda gran revolución futura es la sanitaria. Efectivamente, la nueva tecnología y las terapias génicas van a dar un vuelco absoluto a la práctica médica y farmacológica. Ello podría llevar a un aumento no solo de la esperanza de vida sino de la mejora de esa vida. Pero esta revolución puede tomar dos rumbos: o bien universalizarla con una sanidad pública, como se hizo con la anterior y que llevó a duplicar la esperanza de vida en un siglo; o para una minoría social. Si no hay sanidad pública la solucìón será clara. La oligarquía será más guapa y vivirá más.

y 11.- Los derechos sociales en democracia no son abstracciones legislativas sino que deben ser realidades. Para su cumplimiento hace falta la presencia de los servicios públicos que garantizan la igualdad en el ejercicio de la ciudadanía. Por eso, eliminarlos forma parte de un proceso que busca acabar con ese ejercicio. Su defensa no es, por consiguiente, una lucha entre opciones democráticas legítimas sino algo radicalmente distinto. Su defensa es la defensa de la democracia frente a la sociedad soñada por la oligarquía.

CARGADOS DE ILUSIÓN


Seis millones de parados.

viernes, diciembre 07, 2012

MATAR LA FILOSOFÍA


Le ha costado pero el PP al final lo ha comprendido.

Hasta ahora, el gobierno que cada vez que hacía una reforma educativa eliminaba la Filosofía de la Enseñanza secundaria era el del PSOE. La consideraban cosa antigua y superada, en su idea tecnócrata, por la ciencia (sustituta de la metafísica), el derecho (sustituta de la ética), la psicología (sustituta de la antropología) y la sociología (sustituta de la filosofía política). Sin embargo, también hasta ahora, el PP siempre había defendido la presencia de la Filosofía y, ya desde la oposición, criticaba su eliminación o, cada vez que asumía el gobierno, rectificaba la ley del PSOE y volvía a situarla en los planes de estudio.

Eso, hasta ahora.
Ya ha cambiado.

Ha sido el propio PP quien ha eliminado la Ética de la Educación Obligatoria y, con mayor sorpresa, la Historia de la Filosofía de Bachillerato: es su nueva ley. Y este cambio de una posición tradicional merece una explicación. Y una explicación doble: primero, explicar qué ha cambiado para que el PP defienda ahora, y antes no, la supresión de la Filosofía en los planes de estudio de la Educación Secundaria. Segundo, defender desde la argumentación racional por qué  la Filosofía resulta imprescindible en esa misma educación.

Ahora, yo también en la actualidad, corrijo exámenes de ética y de 2º. Estoy corrigiendo un total de once grupos, unos 320 alumnos. Luego, eso también es actualidad, me pongo.


martes, diciembre 04, 2012

REMATAR A SÓCRATES


El PP acaba con todo aquello que una vez significó democracia. También, ahora, contra la Filosofía en la educación: no hay sitio para ella. 

Mientras corrijo exámenes de 310 alumnos, el ministro Wert presenta su nuevo proyecto sin educación donde la Ética desaparece de la ESO como materia común y se convierte en alternativa a la religión, tal vez con buen criterio porque en los tiempos ya actuales o se es moral o se es fiel, y la Historia de la Filosofía deja de ser obligatoria.

Para precarizar socialmente hay que idiotizar.