jueves, julio 25, 2013

JUICIO MORAL (lo fácil)

Mientras filma cada hecho el hombre grita desconsolado ¡qué horror! ¡qué horror! Pero ante tanto horror nunca deja de filmar aquello que luego entregará a un periódico. Y lo hará, tal vez para su presunta mayor gloria, con la grabación de su propia voz compungida.

Lo fácil ahora sería mostrar una especie de hipocresía  personal. Pero lo fácil no es lo verdadero.

Mientras escribe, el bloguero se muestra indignado moralmente con el que ha filmado. Va, piensa, a demostrar la hipocresía del hombre del vídeo capaz de, ante tanto horror, seguir filmando sin inmutarse. Y, además, a rellenar otra entrada de blog, que desde el lunes no ha hecho nada porque está liado con otras cosas.

Lo fácil ahora sería mostrar una especie de hipocresía  personal. Pero lo fácil no es lo verdadero.

Y eso tampoco hace a ninguno de los dos inocentes.

jueves, julio 18, 2013

¿SALIENDO DE LA CRISIS?

Resulta claro el mensaje que se está lanzando: estamos saliendo de la crisis. Este lema publicitario ya no solo es una locura del gobierno –aquellos brotes verdes, que hubiera podido cantar Nat King Cole- sino una obra coral que se entona por un importante sector del periodismo, el análisis financiero publicado, y publicitario, y el Partido Popular.  Lo interesante aquí es analizar no solo si es verdad o no la salida de la crisis, sino realmente qué se quiere decir con esa consigna. Es decir, no se trata de decir que esta gente está mintiendo y por tanto no estamos saliendo de la crisis sino de hacer un análisis sociológico, al menos para nosotros, más interesante: se trata de mantener que ellos creen estar diciendo la verdad y analizar, entonces, qué quieren decir cuando dicen que se está saliendo de la crisis. Se trata, por tanto, de ver qué es para ellos salir de la crisis y qué visión tienen de una España sin crisis.

Los datos objetivos no suelen tener problemas. La interpretación de los datos objetivos, sí. Lo más inteligente que ha hecho la derecha de este país, al servicio de la oligarquía y de un proceso de precarización social (aquí un resumen), ha sido sin duda presentar su interpretación de los hechos objetivos como la interpretación objetiva de los hechos. Es decir, ha logrado algo fundamental al conseguir identificar su interpretación de los datos con los datos mismos, presentándolo como la misma cosa. Y así, presentar la llamada crisis como un problema determinado que, una vez esos hechos específicos se corrigen, se acaba. Efectivamente, la derecha ha lanzado tres consignas que han sido seguidas con gran éxito por los medios fieles y que ha calado en la mayoría de la población.

Primero, ha logrado generar la idea de que la crisis ha sido motivada porque la gente ha vivido por encima de sus posibilidades. Así, ha echado la culpa a la gente de haber tenido trabajo -siempre precario pues en un país con una rigidez laboral extraordinaria, otro mito de la derecha, se ha echado a la calle a seis millones de personas- y con él comprarse un artículo de lujo como es una casa en vez de vivir en los pisos que los especuladores compran para alquilar. Así, la chusma, como pensaría la derecha, pretendía un hogar y al comprarla tuvo que aceptar las condiciones de la oligarquía política en gobiernos y ayuntamientos,  financiera, con los créditos abusivos de los bancos, e industrial, con una casta de constructores financiados por los dos anteriores elementos, impuso en un pasado cercano. Es decir, en realidad la gente fue estafada. Pero, en la visión de la crisis impuesta, el único culpable ha sido la gente que ha vivido por encima de sus posibilidades.

Segundo, y al hilo de lo anterior, la derecha ha generado una idea determinada de la visión económica. Efectivamente, hay, al menos, dos datos muy interesantes en la economía española actual: la prima de riesgo y el paro. La idea publicitaria de la derecha, genial por qué vamos a negarlo, ha hecho que la discusión económica se haya centrado en la prima de riesgo y no en el paro. Esto puede resultar baladí –qué bien hablo e incluso escribo- pero es fundamental en este tema. Efectivamente, lo es porque hay una diferencia, y no pequeña, entre una cosa y otra. El paro como cifra habla de la mayoría social y, por tanto, de un interés mayoritario. Ahora bien, la prima de riesgo es algo que se controla desde un sector social específico que, además, tiene intereses oligarcas. La prima de riesgo la decide eso que eufemísticamente se llama el mercado. De esta forma, la prima de riesgo se puede convertir en arma política. ¿Qué significa esto? Que el mercado, es decir: la oligarquía económica, puede priorizar, como de hecho hace, unas opciones sobre otras a la hora de fijar el interés de la deuda. Es decir, la desconfianza económica es ideológica y así, por ejemplo, países con menor deuda pública, como España, pueden sin embargo ser más castigados por los mercados que otros con mayor endeudamiento. De esta forma, la prima de riesgo se convierte en arma para eso que hemos llamado aquí como proceso de precarización pues lo que busca es decidir las estructuras macroeconómicas de cualquier país. La prima de riesgo es un instrumento político del mismo modo, por ejemplo, que el Banco Central Europeo no compre deuda. Así, cuando se sitúa como prioritario que la deuda baje lo que se hace es desarrollar las condiciones que la propia oligarquía ha puesto: el proceso de precarización.

En tercer lugar, está el otro, según la derecha, gran culpable de la crisis económica: el déficit público. Efectivamente, la derecha ha logrado colar por la rendija de la opinión pública la idea de que todo gasto del estado es malo, que la gestión privada es necesariamente mejor y que hay, como consecuencia, que reducir el gasto público –lo que para ella es reducir a asistencial los derechos sociales-. Así, todo aquello que huela a intervención estatal será censurado sin distinguir entre derechos sociales, reducidos a la mínima, inversión pública y gasto censurable –que, por cierto, se mantiene-. De esta forma el limitado estado del bienestar español se ha perdido y entramos en el periodo de la caridad pública o privada. Pero algo más. De esta  forma también se introduce la gestión privada de los servicios públicos con lo que lo que los grandes grupos empresariales de sanidad y educación pueden hacer negocio fácil. Unos pierden y otros ganan.

En definitiva, la crisis se presentaba bajo estas tres patas y con dos culpables: la gente y el estado habían derrochado extraordinariamente y esto había llevado a una desconfianza general de los mercados vista en la prima de riesgo. Por tanto, cortando la deuda, pública y privada –y la privada era el crédito para la clase media-, y logrando de nuevo la confianza de los mercados se conseguiría la ansiada salida de la crisis. Y esta era la trampa. Si se admitía como causa de la crisis lo anterior, el malgastar de gente y la mala administración pública, la forma de salir de la crisis era acabar con esto y eso significaba y no curiosamente, reconvertir el país en otra cosa a lo que era antes de ahora:  traicionar a España.

Así, ya estamos en disposición de poder explicar qué significa cuando dicen que estamos saliendo de la crisis. Lo que se quiere decir es que se está cumpliendo estrictamente el proyecto de precarización que comenzó fundamentalmente con el pacto del euro y cuya finalidad última es convertir al sur y al este de Europa en un émulo de China.

Efectivamente, tal y como ya llevamos anunciando aquí hace tiempo -nos gusta echarnos flores- salir de la crisis significa para la derecha conducir al país a la condición necesaria que haga posible ese objetivo de la precarización. Y para ello, no basta ya con una precarización socioeconómica exclusivamente sino que hace falta una devaluación democrática donde la soberanía nacional, o sea los votantes y ciudadanos, ceden su poder político ante Bruselas, lugar para la propia oligarquía. Así, salir de la crisis para la derecha es haber sentado las bases para precarizar España.


Se está a punto de salir de la crisis porque España está cerca, ayer con el PP defendiendo la LOMCE se dio otro paso, de dejar de ser un estado social y democrático de derecho. La derecha, sin duda, va ganando la batalla. La precarización es una realidad objetiva que comienza ya no solo a ser un proyecto sino algo más, un hecho político y social con entidad propia. Cuando el representante del gobierno señale que la crisis ha finalizado querrá decir que nosotros, usted y yo, habremos perdido.

viernes, julio 12, 2013

VIDA INTERIOR/122: EN TWITTERlandia



¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser  feliz.

Soy, sin duda, un tío comprometido con la sociedad y la justicia. A veces me miró en el espejo y digo: jo, que compromiso. Incluso a veces añado con la sociedad y la justicia, aunque eso ya depende de la prisa que tenga. Por eso busco todos aquellos medios posibles para hacer llegar mi mensaje al resto de la humanidad, pero siempre  desde el compromiso con la sociedad y la justicia –es que ahora no tengo prisa-.

Desde pequeñito fui un rebelde, un luchador por la sociedad y la justicia. Por ejemplo, mi hermano mayor tenía algo y no era justo que yo no lo tuviera. Así que lloraba y lloraba hasta que lo conseguía: en realidad lo que quería hacer era un mundo más justo. Y mi madre, y especialmente mi abuela, decían con emoción: qué compromiso con la sociedad y la justicia.


Empecé a lanzar mi mensaje de compromiso con la sociedad y la justicia a los vientos del pueblo allá por los años 90 en la página El Piquete Digital, hoy desaparecida, compartiendo el trabajo con D. Ricardo Royo Villanova. Pronto logramos una media de 100 lectores. Luego continué mi carrera en solitario con este blog, y con el pronto logré una media de 100 lectores. Mi mensaje, de compromiso con la sociedad y la justicia, iba calando.

Pero mi llamada solidaria no iba a ocupar solo esto sino que a medida que surgían las redes sociales mi labor y compromiso con la sociedad y la justicia se dirigió hacia ellas. Así, lo siguiente fue hacerme un perfil de facebook donde pronto conseguí 100 amigos en mi labor rebelde. Y ahora, por fin y tras incluso suplantaciones de mi personalidad que no pudieron imitar mi autenticidad y compromiso con la sociedad y la justicia, afortunadamente ha llegado el momento de twitter. Sí, estoy en twitter con mi @ep_mesa.

Y todo por una causa justa.
Todo por mi afán de compromiso con la sociedad y la justicia.
Todo por un mi afán de compromiso con la sociedad.
Todo por mi afán de compromiso.
Todo por mi afán.
Todo por mí –no, no tengo prisa, ¿por qué?-.

sábado, julio 06, 2013

VIDA INTERIOR/121: EXCELENTÍSIMOS (o lucha de excelencias)

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser  feliz.

SUMMA IN PRIMIS
reza el lema del instituto de excelencia de la comunidad de Madrid. 

Yo al principio pensaba que es que todos eran familiares, yo qué sé, 
o que era el patrocinio de un nuevo yogourtht –no sé si me he dejado alguna t o h de esas- de esos con bífidus activos y leocumitones bacterianos 
o que era algo sobre los números primos -un chiste de excelencia o algo así-. 
Pero no, al final me he enterado que significa 

LO MEJOR ANTE TODO.

Y yo he pensado: Jooooder, qué nivelón.
Y yo he pensado: pobres alumnos lo que aguantarán…

Bueno, pues estaba yo viendo la página web de la excelencia

ni unos peces persiguiendo el ratón por aquí,
ni un juego por allá,
ni un solo vídeo guarro,
en fin, algo sosa

y su bachillerato excelente cuando me he fijado en las notas medias de selectividad.
No están mal, no están mal.
Pero resulta que en Filosofía mis alumnos han sacado mejor nota.

Por supuesto, la educación no es lugar para competir
OE, OE, OE, OE, OEEEEEE, OOOOEEEEEEEEEEEE.

Y no seré yo quien niegue valor al bachillerato de excelencia
HEMOS GANAOO HEMOS GANAOO

Ni que haya una educación excelente para los mejores
GUIIIIII AAAARRRRRR DE CHAMPIOOOOOONNNSSSS MAI FREND (así, en plan bilingüe)

Pero vamos, que mis alumnos sacan mejor nota en selectividad.
Y por tanto son, por lógica aplicada, excelentísimos.

miércoles, julio 03, 2013

UN PROGRAMA DE IZQUIERDAS/6: EN DEFENSA DE ESPAÑA

Según la Constitución,  España es un estado social y democrático de derecho. Esta definición es básica para todo el desarrollo de este artículo. Por eso, parece conveniente analizarlo.

La Constitución es hija del modelo de transición español. Durante el periodo de su producción, tras la dictadura militar de Franco, se buscaba la democracia. Pero no solo la democracia como abstracción sino un tipo determinado de tal democracia. Efectivamente, y para entendernos, se podía hablar en aquella época de una democracia tipo estadounidense o bien de una democracia tipo europeo. La diferencia fundamental entre una u otra no era tanto en el terreno político, las dos respondían básicamente a las mismas características, como en el socioeconómico. Políticamente ambos modelos se basaban en elecciones libres y libertad política, pero sin embargo socialmente había una diferencia fundamental. En el modelo europeo existía una intervención directa del estado en las políticas sociales, creando así lo que se ha dado en llamar estado del bienestar. De esta forma, en las democracias europeas continentales se unificaban los derechos políticos con los sociales, formando ambos una suerte de derechos democráticos únicos.

Ese modelo de democracia política y social fue el escogido por la transición española. Es decir, en la Constitución, fruto de la transición española, se decidió no hacer solo un perfil de democracia política sino que existiera una vinculación entre los derechos políticos y los derechos sociales. Además esto se produjo en una coyuntura económicamente peor que la actual y cuando comenzaba a emerger la luego llamada revolución neoconservadora con Friedman dando consejos en Chile, a los neoliberales siempre les gustó la democracia, y Thatcher preparándose para conquistar el poder en el Reino Unido. La democracia social, por tanto, fue una opción determinada y la base del consenso constitucional.

Con este pacto constitucional, se instauraba, mal que bien pues todo hay que decirlo, un estado del bienestar que si bien era rácano comparado con el europeo resultaba algo sin precedentes en la historia de España. Y, también por primera vez en su historia, España se convertía en una democracia realmente homologable con el resto de los países europeos. Este era el triunfo, sin duda alguna, de la Transición española. Así, ese artículo primero de la Constitución española ampliaba el modelo de democracia y lo hacía en un sentido determinado. Y ese era, según la propia Constitución, el fundamento de España. No era la bandera ni la monarquía ni la república de trabajadores ni el destino en lo universal sino algo, tal vez,  más simple: un estado social y democrático de derecho.

Y ahora viene la traición.

Ya hemos hablado aquí varias veces del proceso de precarización europeo. Consiste, aquí un resumen, en una depauperación de las condiciones sociales, económicas y políticas de ciertas regiones europeas, fundamentalmente el sur y el este, una vez que el consumo de sus habitantes, base para el actual capitalismo,  puede ser sustituido por una baja proporción de la población de los países emergentes. Precisamente, este proceso es la clave para entender lo que ocurre ahora en España y en el resto, no lo olvidemos, de las regiones europeas citadas. Efectivamente, el nuevo proceso de depauperación implica una pérdida de derechos sociales y de bienestar económico de toda esa población europea pues su consumo, a diferencia de lo que  ocurría en las economías nacionales que dieron pie al estado bienestar, ya no es necesario para el sostenimiento de la estructura económica. Y esto añade algo: no creemos que el estado del bienestar fuera un feroz triunfo revolucionario sino un aprovechamiento de política social sobre la base de ese mismo capitalismo.

De esta forma, el proyecto nacional de España, reflejado en su Constitución aún retóricamente, ha sido suplantado por un proyecto alejado de la soberanía nacional, tal y como demuestra por ejemplo la propia reforma constitucional sobre el déficit urdida a escondidas entre Zapatero -¿recuerdan que era muy de izquierdas y yo un malvado fascista cuando le criticaba?- y el PP –aquí no hubo dudas-.  Así, lo que ha ocurrido ha sido, ni más ni menos, una traición a España. Por supuesto nadie tiene esto que ver con un repentino fervor patriótico o una queja nacionalista sino algo mucho más importante: frente a los paletos nos da igual perder la boina, o la barretina, pero no nos da igual perder la democracia. Es decir, no nos da lo mismo dejar de ser un estado social y democrático de derecho porque ese era el pacto de la nueva sociedad. Y ese pacto era la soberanía nacional de la España democrática: la mejor forma de vida que este país ha tenido nunca.

Se da así, además, un hecho curioso: la derecha que siempre se ha presentado como amante de España ha traicionado a su país convirtiéndolo en una colonia de Alemania  -tal vez, el viejo sueño de Serrano Suñer cumplido-. Y también una paradoja  más.  De pronto el sector político progresista se convierte en el defensor de la soberanía nacional. Y es aquí donde no hay que equivocarse. La soberanía nacional no es el objetivo de la lucha, sino la democracia política y social. El proyecto de precarización en que el gobierno de la derecha nos introduce con gusto, y ya inició Zapatero, es una traición a España -¿por qué tener tanto miedo a esta palabra?- porque busca acabar con la democracia. Por eso, quienes estamos en contra defendemos España no como destino en lo universal o como lugar de los pueblos, y los paletos, sino como democracia. Y por eso, defendemos que la auténtica solución es que Europa sea un solo país. Pero, mientras eso llega, que debe ser el objetivo a corto plazo de la izquierda, tenemos que defender España como democracia.


Hay gente muy profunda que señala que todo es lo mismo. Que da lo mismo defender la democracia social de nuestra constitución que la precarización porque todo es igual. La culpa, dicen, es del sistema. Son, ya digo, sutiles y radicales. Seguramente fueron a la universidad con una beca o cuando las tasas eran más baratas. Nosotros, que fuimos a la universidad por una beca, no somos tan sutiles y distinguimos entre lo necesario del capitalismo, la explotación de la vida humana, y lo innecesario del capitalismo, el proyecto de precarización. Y curiosamente sabemos que la única condición de posibilidad de superar ese mismo capitalismo ya no es la precariedad que levantará al pueblo –nota: ¿cuándo la pobreza ha levantado a alguien?- sino que haya unas condiciones sociales determinadas que generen la posibilidad del pensamiento. Pero además, no tenemos esa visión escatológica que nos permite ir dejando cadáveres en la cuneta mientras miramos extasiados esa tierra de libertad que nos promete y que realmente no es sino el reflejo de nuestro ombligo. Cada alumno que no puede ir a la universidad porque le han subido las tasas, cada  parado que debe coger un trabajo precario y mal pagado, cada enfermo al que se le reduce su asistencia o cada calle que no se limpia -así, tan vulgares- es para nosotros también un problema filosófico. Es ingenuo pensar que España era un paraíso antes de este proyecto para convertirlo en una nueva China, pero desde luego era algo mejor que ahora. Y a veces defender algo es más que soñar con todo.