martes, marzo 30, 2010

CUESTIÓN A RECORDAR/2: EL ESTADO DE DERECHO ES PARA TODOS.

Conviene recordarlo: el estado de derecho no es solo para los nuestros sino también para todos. Incluso Falange puede poner todas las denuncias que desee y luego deberán ser los jueces quienes dictaminen no sobre la legitimidad moral de quien denuncia, para eso no están en democracia, sino sobre su legalidad.

Conviene además recordarlo: un juez no puede saltarse la ley. Se le paga para que la conozca y actúe en consecuencia. Y si lo hace mal es un inútil. Por más que viera amanecer. Por cierto, yo veo amanecer cada día que voy al trabajo.

Y conviene otra vez recordarlo: todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Sin embargo, y curiosamente, en los casos de presunta corrupción política esto es al revés: todo el mundo es culpable hasta que se demuestra lo contrario. Y detrás de ello no está un afán de justicia, desengáñense, sino pura estrategia política de la mayor mezquindad. Pero eso, de nuevo, otro día.

lunes, marzo 29, 2010

CUESTIÓN A RECORDAR/1: OBAMA, LA REFORMA SANITARIA Y LA DERECHA

Como estamos escribiendo una serie sobre la explotación en el Capitalismo (1 y 2, por ahora) y nos vamos a meter en terrenos metafísicos –o sea, reales por el propio desarrollo capitalista, pero esto ya lo explicaremos- queremos resaltar aquí algo sencillo. La reacción histérica de la derecha estadounidense y de cierta parte de la derecha española por la reforma sanitaria del presidente Obama –por cierto, qué envidia de presidente comparando con el nuestro- demuestra algo: en política no hay que olvidar la lucha por los derechos sociales. Tampoco hay que permitir que las grandes ideas puedan ocultar las pequeñas batallas. Porque quienes están en contra de algo tan elemental como es una sanidad universal tienen que ser derrotados.
Y algo también importante: hay que derrotar también a quienes están en contra de que todo el mundo tenga derecho a la defensa jurídica. Pero eso, mañana.

jueves, marzo 25, 2010

IGLESIA CATÓLICA Y (presunta) SUPREMACÍA MORAL.

Los recientes casos de pederastia en ciertos sectores de la Iglesia Católica y la reacción de la jerarquía oficial han generado un encendido debate. Este artículo, que desengañénse no está escrito desde la indignación moral en absoluto, pretende analizar fríamente el caso y las distintas reacciones ante él. Y especialmente la propia reacción del lobby católico ante lo que consideran un ataque a la Iglesia.

Empecemos por el principio, que parece un buen comienzo. Resulta ridículo, a menos que se tengan datos verificables que yo desconozco, que se quiera hacer creer que entre los empleados de la Iglesia Católica haya más pederastas que entre la gente de cualquier otra empresa. Igualmente, creemos equivocado relacionar el celibato eclesial con el asunto porque introduce un elemento distorsionador que consideramos equívoco: no parece que violar a un niño, hecho que se da en otros contextos sociales, guarde relación causa-efecto con la observancia de un celibato. Defender lo contrario parece, cuando menos, reducir la pederastia a una especie de desahogo, como lo podría ser la masturbación por ejemplo, y no lo es: la pederastia es un deseo sexual no hacia cualquier cosa sino hacia los niños específicamente. Sospecho, empezaba la frase con un no tengo dudas pero aún me falta una demostración, que los gustos sexuales de los individuos no tienen que ver con una libre elección -¿cuándo me pare yo, o usted si es varón y heterosexual, a decidir que me gustaran las mujeres y no los hombres?; ¿cuándo se paro usted, si es varón homosexual, a pensar que le gustaran los hombres y no las mujeres?- sino con un tema de nacimiento. Es decir: se nace heterosexual, se nace homosexual o, y aquí sí hay un problema que no existe en los otros dos casos, se nace pedófilo.

Se nace pedófilo y se siente atracción sexual por los niños. Y aquí empieza el problema porque el pedófilo entonces puede actuar de dos maneras. O bien se aguanta- lo que sin duda le cataloga, y aquí no hay ironía alguna, como buena persona- o bien actúa para cumplir su perversión. Y si actúa es lógico que no se haga por ejemplo militar, la edad de los miembros de un ejército es bastante madura, sino de alguna asociación que tenga contacto con la infancia. Es decir: si hay pederastas en la Iglesia Católica no hay que achacarlo a la doctrina católica, de la que no tenemos ninguna buena opinión por otra parte, sino a que la posibilidad de estar con niños se multiplica. Así, el que siendo pederasta se hace cura es, entre otros motivos, por la cercanía que piensa va a tener con presas fáciles. Es un tema práctico y no teológico.

Pero también hay que achacarlo a algo más. Resulta cuando menos ridículo pensar que histótricamente la pederastia es algo exclusivamente actual. Sin duda, se ha dado a lo largo de toda la historia de la humanidad. Y si usted o yo fuéramos pederastas y quisiéramos violar a un niño nos dirigiríamos a aquella asociación o empresa que nunca denunció voluntariamente, ni creó condiciones para ello, a los criminales. ¿Adivinan dónde nos alistaríamos? Porque la Iglesia persiguió sin duda a fornicadores, homosexuales, científicos, filósofos y luchadores por los derechos civiles. Persiguió incluso a brujas, incluimos a íncubos y súcubos, pero no a pederastas. Violar niños así no era tan importante como ser, por ejemplo, homosexual. De esta forma, un pederasta que deseaba ejercer no solo se haría del clero para poder estar cercano a su presa sino también porque sabía que dicha organización no le iba a perseguir y, ni tan siquiera, a coartar. Le dejaría, como así nos lo confirman los hechos, campar a sus anchas y poder violar a cualquier infante.

Así pues la pederastia en la Iglesia no guarda relación ni con el celibato ni con la doctrina pero, sin duda, sí que la guarda con la actuación ante la misma de la propia organización. Si la Iglesia hubiera perseguido con el mismo celo a los pederastas como persiguió, por ejemplo, a los que defendían que la tierra giraba alrededor del sol, no hubiera sido tan fácil ser clérigo pederasta. Incluso si hubieran puesto el mismo empeño con el que han atacado el legítimo derecho a ser homosexual y ejercer libremente dicha sexualidad, hace tiempo que la pederastia se hubiera acabado en la Iglesia Católica.

Pero lo mejor de todo este problema, es decir: lo peor, es la respuesta del lobby católico. Por tal entendemos por un lado a la junta directiva de la empresa, que comienza con el autodenominado su santidad y sigue con obispos y cardenales; por otro, los medios de comunicación cercanos. Las respuestas a la evidente falta de acción han estado basadas en tres grandes estrategias: el perdón, la proyección de las habas cocidas y la idea de supremacía moral.

La estrategia del perdón se basa en la idea de la vieja caridad cristiana. Es bonita. Es falsa. Y lo es histórica e intelectualmente. Lo es históricamente porque la Iglesia Católica jamás ha actuado de tal forma excepto cuando le ha resultado porvechoso para sus intereses: la historia de la Iglesia es una historia de intolerancia excepto con aquellas situaciones en que ha sacado provecho. Pero intelectualmente es falso también porque la Iglesia exige perdón para quien quiere y así por ejemplo ningún portavoz eclesial ha señalado que los curas pederastas, o sea: que violan niños, estén excolmugados automáticamente mientras que sí lo han dicho, por ejemplo y hace bien poco, de las mujeres que abortan . Así, el perdón de la Iglesia suena hipócrita: es el perdón con la boca pequeña: se ejecuta discreccionalmente.

La estrategia de la proyección, ese consabido quien esté libre de pecado que tire la primera piedra, está basada en la historia evangélica de la adúltera. Pero a su vez resulta falsa al compararla con la acción diaria e histórica de la Iglesia. Si algo ha hecho la Iglesia durante su dominio social no han sido escuelas, curiosamente, sino juicios y tribunales. De hecho, incluso hoy cada declaración eclesial es un juicio de valor, generalmente condenatorio, sobre los comportamientos humanos más diversos. Sin duda, una empresa privada tiene ese derecho, en realidad es lo que yo mismo estoy haciendo sobre ella, pero luego no puede negárselo al resto. La Iglesia Católica juzga permanentemente pero a su vez pide no ser juzgada. Pero, ¿por qué hace esto? Porque la Iglesia Católica lo que en realidad pide es el monopolio de la lapidación. Al fin y al cabo ya lo tuvieron y lo llevaron a cabo.

Por último, está la respuesta desde la supremacía moral. Es algo que se está dando mucho últimamente y es una versión falsa de la historia. Viene a decir dos cosas: la primera, que la acción de la Iglesia ha desarrollado socialmente la libertad y el progreso en Europa; la segunda, que el cristianismo, como tal, ha construido los valores del pensamiento occidental. Las dos son falsas. No cabe duda de que el cristianismo significó un avance intelectual en su inicio y especialmente con el pensamiento escolástico, pero al tiempo no cabe duda de que la modernidad se construye no sobre el cristianismo sino contra él. La permanente persecución que la doctrina cristiana llevó a cabo contra todo aquello que hoy en día nos parece fundamental en occidente -desde la libertad de pensamiento hasta el desarrollo científico- es un hecho histórico objetivo. Del mismo modo en que hoy se comportan los ignorantes musulmanes se comportó la Iglesia Católica en occidente. Y si hoy en día no se comporta así no es porque no quiera sino porque no puede. La ilustración no se construyó a partir del cristianismo y con su apoyo sino contra el mismo y sus hogueras. Porque, y esto lo desarrollaremos intelectualmente en un artículo próximo de semana santa, modernidad y cristianismo –y cualquier otra religión o supersticiosa espiritualidad- son irreconciliables –aunque no así la posmodernidad-. Basta repasar la historia para darse cuenta de que la Iglesia Católica, en concreto, no ha sido sino una rémora para el progreso social en occidente desde al menos el humanismo renacentista y que en España ser anticlerical es un resultado lógico de leer historia.

De esta forma, la Iglesia resulta culpable de al menos dos cosas: una, haber permitido el abuso sexual a los niños; y, segundo, de no haber sabido reaccionar a tiempo. Si la Iglesia hubiera actuado con contundencia en su momento no habría hoy este problema. Y tal vez, en este tema de la reacción, sí haya, y no antes, una coherencia intelectual. Al fin y al cabo, el sufrimiento de un niño violado no puede parar la economía de salvación y la construcción de la Nueva Jerusalen: es demasiado vulgar. Y esta coherencia intelectual, aquí sí, llevó a la institución a despreciar los abusos e incluso a asombrarse cuando una sociedad materialista les dio tanta importancia: se preocupan de los niños violados, pensó, por su materialismo que santifica el cuerpo y al individuo.
Y tenían, ahora sí, razón.

miércoles, marzo 24, 2010

VIDA INTERIOR/47: HACIENDO AMIGOS (un homenaje a BARRIO SÉSAMO)

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.

Tengo muchos amigos en facebook.
Tengo más amigos en facebook que en la vida real.
Pero tampoco tengo nada que decirles.

lunes, marzo 22, 2010

CAPITALISMO Y EXPLOTACIÓN/2

En el anterior artículo, presentábamos la idea de que la forma de explotación capitalista era una novedad frente a todos los sistemas anteriores. Efectivamente, decíamos que todas las sociedades anteriores habían mantenido como hecho fundamental la explotación del trabajo humano, como fuerza exclusivamente productiva, pero que eso cambiaba en el Capitalismo. Y añadíamos al final del mismo, como hipótesis, que la novedad histórica residía en que el capitalismo lo que buscaba, y conseguía, era la explotación de la vida personal más allá del tiempo laboral. Pero, ¿qué queremos decir con eso?

Primero hagamos una diferenciacion que en parte es un resumen. Las sociedades tradicionales, entendiendo esto como no capitalistas, explotaban el trabajo físico de sus individuos: la producción dependía de ello. Sin embargo, la vida fuera del trabajo, la vida del ocio para explicarnos, no generaba beneficio económico alguno entre otras razones porque era un tiempo libre sin actividad económica. Esto no quiere decir, por supuesto, que fuera un tiempo ajeno a lo social ya que la ideología lo dominaba pero sí significa que existía una clara división entre producción y trabajo, que se identificaban, y vida fuera del trabajo, y por tanto fuera de la producción –aunque no de la determinación social- por muy miserable que fuera esta. De hecho, solo existía una minoría social, la denominada clase ociosa que no vivía de su trabajo productivo directo, en la que el ocio, entendido siempre como el tiempo transcurrido fuera del proceso de trabajo y producción, generaba con el consumo una realidad económica. Pero, al ser una élite pequeña en número no tenía gran peso en la producción. Así, en las sociedades tradicionales, la idea de explotación era intelectualmente sencilla: la inmensa mayoría de la población era explotada pues su trabajo no servía para mejorar sus condiciones de vida sino para mantener a un grupo social dominante que además le subyugaba. De esta forma, la explotación del trabajo es un hecho esencial pues la propia estructura social como tal vive precisamente de él. Si desapareciera esta explotación sería por tanto imposible que la sociedad se mantuviera. Un campesino medieval, pongamos por caso, producía más de lo que él disfrutaba socialmente y en eso tan simple consiste su explotación. Además, abocado al nivel de subsistencia, su gasto en consumo era irrelevante pues estaba costreñido a productos de supervivencia. Era solo considerado como una fuerza productiva para explotar en el trabajo pero solo y estrictamente en lo laboral. Por supuesto, ya lo hemos señalado, la ideología dominante le socializaba, es decir: su vida no productiva no era libre ideológicamente, pero tampoco esta vida fuera del trabajo era motivo de explotación económica por ser irrelevante, a su vez, socialmente.

Fue Henry Ford, sin pretender convertir la anécdota en categoría, el primero que comprendió de forma práctica la diferencia radical entre la producción capitalista y toda producción anterior. Al aplicar de forma exhaustiva y racional la producción en serie y la cadena de montaje multiplicó su producción y al hacerlo temió encontrarse sin clientes. La idea de Ford entonces fue genial: subir el sueldo a sus empleados. Esto hizo que sus propios trabajadores compraran aquello que ellos mismos habían producido doblando así su producción individual: una vez como trabajador y otra como consumidor. Así el Ford T entró en la historia y con él algo más. El Capitalismo surgió como una nueva realidad economica: la productividad económica ya no se producía solo en el trabajo, como había sido hasta entonces en cualquier otro sistema económico, sino que se extendía al tiempo que no era laboral. Efectivamente, el individuo participa ahora del modelo productivo en sentido estricto tanto en su puesto de trabajo como fuera de él. Los actos desarrollados por los sujetos fuera de su trabajo implican, a través del consumo fundamentalmente, generación de riqueza productiva y desarrollo económico. El consumo se ha convertido en producción de riqueza. El individuo produce incluso cuando no está en su puesto laboral a través del consumo. Así, la faceta económica pasa a ser determinante en la vida de los seres humanos dentro de la estructura capitalista como hasta entonces nunca lo ha sido. Los seres humanos producen riqueza económica más allá de su puesto laboral, en cada momento de su vida. Su vida como totalidad es producción y ya no solo su trabajo.

Cuando se escribe se suele seguir el hilo de un pensamiento dogmático que conduce al punto que al autor quiere. Así, yo ahora debería acabar este artículo e irme feliz. Pero sería falso. Porque ahora, y de acuerdo a la lógica del discurso, correspondería plantearse si realmente en el capitalismo hay explotación pues lo único que sí hemos demostrado es que la vida toda es producción en él. Y para empezar sería interesante definir “explotación”.

Como hemos visto, la explotación económica ha sido una constante de todas las sociedades y en ella intervenía el factor trabajo. Su cálculo económico era sencillo: el individuo trabajaba y ese trabajo servía fundamentalmente para mantener a una clase social que no realizaba ningún trabajo productivo. Así, la mayoría de la población en el intercambio de productos, trabajo por bienestar, salía perdiendo de una forma clara. Sin embargo, en el capitalismo esto no está tan claro: el bienestar ha aumentado de una forma exponencial en relación al trabajo que, igualmente, se ha reducido. Por supuesto, la razón económica de ello ha sido el aumento de la productiva en el trabajo y, sobre todo, la posibilidad de llevar la producción económica más allá de la faceta laboral, lo que ha permitido una actividad económica incesante y con ella un acrecentamiento del resultado productivo final. Pero con ello también se ha generado un problema en torno al concepto de explotación pues el individuo ya no recibe menos de lo que produce.

Por supuesto, no es que la explotación laboral se haya acabado sino que esta se ha convertido en rapiña y no en algo estructural y necesario del sistema. Sigue habiendo, eso es claro, empresarios explotadores, en el sentido anteriormente citado del término, que se aprovechan de las circunstancias pero la clave del análisis del sistema radica en ver como esto no es una necesidad esencial del mismo sistema productivo sino, incluso, una rémora. Efectivamente, los modelos productivos basados en la rapiña -como en un alto grado el español por ejemplo, con un sector de la clase empresarial buscando siempre el interés inmediato y primando la contratación abusiva o directamente la economía sumergida- no son esenciales al sistema como se observa en este momento cuando son los que más sufren con la crisis. La explotación económica de bajos salarios en las economías desarrolladas ya no es una posibilidad económica pues implicaría la pérdida de consumo y el colapso económico. Y si esta condición de competir con bajos salarios la señala, por ejemplo, un alto dirigente de la CEOE esto tiene más que ver con el perfil medio intelectual y cultural del empresariado español, solo hay que ver a su presidente, que con la realidad capitalista. Así, la lucha por los derechos sociales no es ya esencialmente anticapitalista -como sí lo había hasta, al menos, el siglo XX- sino reformista. Y aún, por cierto y que nadie lo olvide, necesaria.

Efectivamente, parece claro que en los anteriores sistemas productivos el trabajo del individuo no revertía en beneficio propio ni generaba una sociedad que le permitiera vivir mejor: la explotación resultaba evidente. Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XX, primero en los países ocidentales y luego extendiéndose al resto del planeta, está surgiendo una nueva realidad social, la clase media mayoritaria, cuyos miembros viven económicamente más allá de la subsistencia e incluso de una forma desahogada. Así, el desarrollo del capitalismo implica no una mayor explotación cuantitativa de los individuos sino una mejora evidente y cierta de sus condiciones de vida. Con el capitalismo la humanidad vive mejor que nunca y cabe por tanto la pregunta ¿dónde queda la explotación?

Recapitulemos. La producción económica del capitalismo se diferencia de cualquier otra en que los individuos son objetos de producción no solo en su trabajo sino también fuera de él: la vida así se convierte en hecho productivo. La explotación del trabajo en las sociedades anteriores al capitalismo consistía en que la producción del mismo no revertía en la mejora de la vida de los trabajadores sino en el mantenimiento de una élite social dominante pero con el capitalismo se ha dado un espectacular aumento del nivel de vida de los propios trabajadores. Por ello, el concepto de explotación en el capitalismo se vuelve problemático y cabe la pregunta: ¿hay explotación en el capitalismo? Y cabe adelantar la respuesta: sí, y la más brutal de todas. Y ya solo queda un artículo. Al menos eso creo.

domingo, marzo 21, 2010

POR LA LIBERTAD EN CUBA

Las cosas a veces son simples. esta es una de ellas. O se está con la libertad o contra ella y a favor de la dictadura. Usted elige por tanto si defiende la libertad en Cuba o al dictador Castro. Y si escoge lo primero puede firmar esta petición.

Por la libertad de los presos políticos cubanos

Por la excarcelación inmediata e incondicional de todos los presos políticos en las cárceles cubanas; por el respeto al ejercicio, la promoción y la defensa de los derechos humanos en cualquier parte del mundo; por el decoro y el valor de Orlando Zapata Tamayo, injustamente encarcelado y brutalmente torturado en las prisiones castristas, muerto en huelga de hambre denunciando estos crímenes y la falta de derechos y democracia en su país; por el respeto a la vida de quienes corren el riesgo de morir como él para impedir que el gobierno de Fidel y Raúl Castro continúe eliminando físicamente a sus críticos y opositores pacíficos, condenándolos a penas de hasta 28 años de cárcel por "delitos" de opinión; por el respeto a la integridad física y moral de cada persona; firmamos esta carta, y exhortamos a firmarla a todos los que han elegido defender su libertad y la libertad de los otros.

martes, marzo 16, 2010

ASOCIACIÓN DE PROFESORES DE FILOSOFÍA DE MADRID: EN MARCHA


Luchar por aquello que uno cree que merece la pena es, sobre todo y dejándonos de épicas, cansado. Pero hay que hacerlo. Por eso, un grupo de profesores de la enseñanza pública y privada, y es que no somos enemigos sino compañeros, hemos decidido crear una asociación para defender la presencia de la Filosofía en la escuela.

Tal vez ustedes no sean profesores de Filosofía, pero quizás les interese que sus hijos la estudien. Tal vez, lo sean y quieran acercarse a nuestra página web e incluso, si están interesados, mandarnos un correo electrónico. Necesitamos su ayuda.

Porque quejarse y no hacer nada solo tiene cierto aire de pose. Y la pose, como ya demostró la propia fealdad de Sócrates, nunca fue Filosofía.

domingo, marzo 14, 2010

VIDA INTERIOR/46: UN CORAZÓN ROTO

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.


YO soy una persona sensible.
YO muestro mi corazón ante el mundo.
YO siento en mí el dolor de la humanidad.
Y YO soy tan extraordinariamente humano que ante la realidad mi corazón está roto
sin aguante.
Mi extrasístole supraventricular con pausa compensatoria y YO.
YO soy un cúmulo de emociones.
Y si pongo un YO más, seré un poeta.
(Chincha que , no)


jueves, marzo 11, 2010

CAPITALISMO Y EXPLOTACIÓN/1

Sin duda alguna, y como ya hemos señalado aquí otras veces, la esencia del Capitalismo es la explotación. Sin embargo, esto no es decir mucho. Porque parece claro, al menos desde que existe la civilización, que cualquier sociedad ha tenido la explotación de los seres humanos como una constante en su desarrollo histórico e incluso como una condición de posibilidad: la civilización, y con ella la cultura, se ha construido sobre esa misma explotación. Efectivamente, si repasamos la historia de la humanidad veremos que todas las sociedades se han mantenido del trabajo de un inmenso colectivo, las clases –valga el término general- populares, que han mantenido a otras clases –vuelva a valer- poderosas: no hay que ser marxista para señalarlo sino solo saber de historia. Así, tal y como empieza el Manifiesto Comunista, parecería que la historia de la humanidad ha sido esa historia de explotación de unas clases sobre otras: unos han mantenido si duda con su trabajo a otros. Mucho de cierto hay. Pero los que tuvimos la suerte de ver Barrio Sésamo –y aunque la vimos ya crecidos nunca olvidaremos a Espinete- aprendimos a su vez algo: hay un largo trecho entre mucho y todo. Triqui, comedor insaciable de galletas, tenía razón.

Si, efectivamente y como estamos dispuestos a admitir, cualquier civilización anterior humana se ha mantenido sobre la explotación de unos hombres sobre otros parecería que el Capitalismo es igual, cualitativamente, a ellas y la esencia, lo inmutable, de la explotación permanece. El capitalismo sería el mismo perro con distinto collar.
La cosa sería simple: camaradas, nos explotan al trabajar como siempre lo han hecho.
Y los camaradas responden: ¡revolución! ¡revolución! O, tal vez, pidan más sueldo.

Pero, y aquí es lo curioso, la evidencia falla. Y falla por un factor estrictamente económico. Efectivamente, el factor fundamental de cualquier sociedad anterior al capitalismo desarrollado era el trabajo, la producción de bienes de subsistencia. Se unía a ello un factor clave de la actividad económica como era la imperiosa necesidad del trabajo humano físico, hoy sustituido por máquinas, y que lo fundamental de la estructura económica era esa misma producción. El trabajo era así, básicamente, el factor fundamental de desarrollo económico pues la producción era lo básico, y el consumo, en cuanto motor económico, era reducido. Si embargo, una visita, aunque sea breve, al PIB de cualquier país, aun conociendo que es el PIB, con el capitalismo desarrollado lleva a una sorpresa: el consumo ocupa el lugar del privilegio –hasta un 71% en EEUU y un 57% en España-. Y además, hay más fenómenos asociados a esta minusvaloración, relativa, del trabajo en las sociedades avanzadas.
En primer lugar, las horas trabajadas no han hecho sino descender desde los inicios de la revolución industrial hasta nuestros días con lo cual de ser el trabajo el factor básico de explotación resultaría, paradójicamente, que los seres humanos eran ahora menos explotados que antes, como mínimo en el tiempo gastado en la producción. El Capitalismo aparentemente libera.
Además, la proporción entre años de trabajo y esperanza de vida, pues esta se ha duplicado en cien años, ha disminuido de forma llamativa hasta llegar a un resultado desconocido en cualquier otra época. Otra vez, aparentemente, el Capitalismo libera.

Así, el Capitalismo, paradójicamente, ha logrado que la gente trabaje menos que antes y, encima, gane más. Por supuesto, esto también tiene una trampa y es que la producción de ese mismo trabajo, su rendimiento productivo, ha aumentado considerablemente. Pero la trampa pronto se aleja pues el hecho de que el rendimiento productivo se haya acrecentado no implicaría necesariamente que la población de forma mayoritaria hubiera mejorado sus condiciones de vida: podía seguir siendo explotada de forma inmisericorde como ocurrió en la primera Revolución Industrial. Y sin embargo no ha sido así. En el último siglo, y curiosamente bajo el dominio explotador capitalista, el nivel de vida ha aumentado de una forma asombrosa para las clases populares y la explotación del trabajo, medida en tiempo y sueldo, ha disminuido.

Pero alguien podría decir que nos estamos olvidando de algo fundamental y es que el primer mundo, el capitalismo desarrollado, vive de la explotación del tercer mundo. La explotación, como en el viejo mito leninista, se habría trasladado así de las clases sociales a los países.
Sin embargo, esta explicación tiene un error porque se basa en el sistema piramidal. Efectivamente, la idea es que hay países que pueden explotar menos a sus trabajadores porque se explota en demasía a otros olvida alguna cosas. La primera, es que allí donde el capitalismo se ha instaurado como sistema económico productivo la mejora del nivel económico se da –el Sudeste asiático, China o la India serían ejemplos de una reducción de pobreza-. La segunda es que la globalización, entendida como la panacea del capitalismo, no solo no implica un aumento de la pobreza sino una, lenta bien es cierto, disminución de la misma. Así, el desarrollo del capitalismo no ha generado masas desheredadas, y lo digo delante de un ordenador y mientras me tomo un pacharán –bueno, tal vez por eso lo digo-, sino al contrario. El capitalismo ha generado mayor riqueza, total e individual, que ningún otro sistema económico existente.
Y la tercera, es que habría que demostrarlo con hechos empíricos. Es decir, los partidarios de esa teoría según la cual el primer mundo vive de los países pobres deberían poder demostrar con cifras que la producción de estos permite el desarrollo de aquellos. Es algo improbable que lo logren.

Y aquí surge la pregunta: ¿se niega por tanto la explotación capitalista? Adelanto respuesta pero no explicación: no, al contrario. La explotación capitalista no es del trabajo sino de la vida como totalidad y por eso es totalitaria y cualitativamente mayor que ninguna otra. El desarrollo de esto, otro día. Y no es por vaguería –bueno, también- sino por complejidad. Resultaría ridículo pretender desentrañar el sistema más complejo de la historia en breves palabras. Y hacen falta algunas más.

domingo, marzo 07, 2010

ENEMIGOS DE LA DEMOCRACIA

La libertad de expresión es un hecho fundamental. Su defensa es simple: la libertad de expresión sirve para escuchar lo que no querríamos escuchar. Eso es la clave de la democracia.
Cuando el gobierno del PP de Valencia censura –eufemismo: prohíbe- fotos en la exposición de un museo al que la derecha ha puesto el nombre de Museu Valencià de la Illustració i la Modernitat –yo no hablo catalán ni en la intimidad y no tengo el mínimo interés de hacerlo pero creo que dice algo de Ilustración y Modernidad- lo que hace en realidad es, como en el cuento, mostrar la patita tras la que vendrá el lobo.
Cuando los muchachitos de la izquierda independentista -y autoproclamada de izquierdas que forman parte en el vergonzoso gobierno de la élite catalana- intentan impedir que Rosa Díez pueda hablar hacen algo idéntico. Y curiosamente el mismo día.

Les separan las formas. Tal vez algo de colegio privado. O que unos pueden contratar matones y otros no.
Porque no es un espejo distorsionado. Es un espejo puro.

jueves, marzo 04, 2010

UNA DESPEDIDA (al Federica Montseny de Fuenlabrada)


La grandeza de las películas sobre la vida se puede demostrar, también, en como se desarrollan sus últimos momentos. El término de la vida es miserable, sin embargo el cine nos has regalado una inmensidad de finales gloriosos. Lástima que esto sea la vida.

Leo el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid y me entero que ya no tengo sitio en el instituto Federica Montseny de Fuenlabrada. Una vez me echaron de allí, ahora ya es para siempre.

Y este escrito es solo para despedirme de algunos profesores, de los conserjes, del personal de secretaría, cafetería y de las señoras de la limpieza.

Y es especialmente, por supuesto, para despedirme del alumnado.

martes, marzo 02, 2010

A VUELTAS CON CUBA (Y OTRAS COSAS SIMILARES)

Resulta curioso que quienes no estarían dispuesto a sufrir
un partido único
no tener libertad de expresión
no poder hacer un partido político
o no poder salir de su país
sin embargo opinen que los cubanos sí lo deben sufrir por sus concretas circunstancias históricas. Y quienes decimos lo contrario, porque pensamos que los cubanos son al menos tan humanos como nosotros, seamos tachados de etnocéntricos y unos imperialistas.

Resulta curioso que estas circunstancias históricas esgrimidas curiosamente condenen a los países pobres a régimenes dicatoriales que no aceptarían, curiosamente también, esos mismos relativistas en sus países ricos. Ya lo decía Ortega: Yo soy yo y mis circunstancias. Y claro, eso es bueno cuando las circunstancias son occidentales.

Así, lo bonito de tanta atención a las circuntancias peculiares históricas es que siempre favorecen, curiosamente otra vez, a los ricos y perjudican a los pobres. Y así el relativista, desde su mirada de turista, sonríe satisfecho ante las culturas antropológicasyperfectamenterespetables. Porque, opina mientras mira por internet el estado de su cuenta bancaria, que los indios deben hacer el indio. Y añade con sonrisa cómplice: ¡faltaría más!