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jueves, septiembre 21, 2017

CUESTIONES FUNDAMENTALES SOBRE EL DERECHO A DECIDIR

Si LaMoraleja (urbanización millonaria de Madrid) 
exige su Derecho a decidir 
al grito 
La chusma nos roba, osssssea
¿Podemos les apoyará?

martes, junio 06, 2017

PODEMOS Y LA MOCIÓN DE CENSURA

El motivo del presente escrito es analizar la presentación de la moción de censura interpuesta por Podemos a Rajoy. Para ello, vamos a empezar por presentar nuestra hipótesis: la moción de censura no tenía como objetivo Mario Rajoy sino al PSOE. Era un nuevo intento de sorpasso. Y algo, otra vez, ha salido mal.

Empecemos por el principio. Podemos vota no a Pedro Sánchez en marzo de 2016 y hay nuevas elecciones. Rajoy aumenta el número de sus escaños y el PSOE se mantiene por delante de Podemos. En apenas seis meses, el aparato del partido socialista defenestra a Pedro Sánchez y se abstiene gratis e innecesariamente, tal y como se acaba de demostrar en los presupuestos donde tantos apoyos se han comprado,  para que Rajoy gobierne. Y se convocan primarias en el PSOE que todo el mundo espera que gane el propio aparato, gestora al frente, con la presencia de Susana Díaz. Es en ese contexto donde Podemos, de pronto, descubre un imperativo ético -o democrático, que depende de las fuentes porque al fin y al cabo dará igual- para poner la moción. Imperativo ético, o democrático, nada más y nada menos.

Un imperativo ético es un mandato que exige hacer una acción moral que se considera obligatoria. Por tanto, se supone que si la moción de censura es ahora un imperativo ético tendría que haber un cambio fundamental en el gobierno del PP en  relación a la fecha, marzo de 2016, donde Podemos se negó a apoyar un gobierno alternativo a Rajoy ¿Qué ha cambiado entonces? Los dos elementos fundamentales de la anterior legislatura fueron los recortes,  lo que hemos llamado proceso de precarización, y la corrupción. No hay cambio. Por tanto, aducir de pronto un imperativo ético,  aunque no se sepa si de la ética de la razón pura, suena excesivamente presuntuoso.

Pero alguien podría aducir que en realidad lo de la ética ha sido una excusa y que se trata de una maniobra política. Y,por tanto,ahora cabe preguntar cuál es el objetivo de esa maniobra. Y habría tres posibles.

Uno, desalojar a Rajoy. Dos, hacer la presentación de Podemos como una partido de gobierno -imitando el modelo de Felipe González en 1980-. O, tercera, presentarse como la nueva  oposición - según el modelo que Hernández Mancha ejecutó en 1987-. Pero,  Podemos siempre puede innovar.
Analicemos una a una.

¿Cree Podemos que puede ganar la moción de censura? Esta claro que no y también lo está que en Podemos esa idea ya se sabía desde el principio. De ello ya informaba de ello la propia presentación la moción, sin negociarla a priori con ningún grupo parlamentario. Efectivamente, si la moción hubiera buscado la destitución del presidente del gobierno, por imperativo ético o por urgencia democrática o por ser califa en lugar del califa, sin duda se habría hablado antes con las otras fuerzas parlamentarias para llegar a un acuerdo y conocer así las posibilidades de éxito. No hacerlo así,  y no se hizo así, implica evidenciar que la prioridad de la moción no es quitar a Rajoy sino otra.

¿Pero qué otra? Como ya hemos señalado, Felipe González presentó en 1980 una moción de censura contra Adolfo Suárez sin posibilidad alguna de ganarla y con el único objetivo de presentarse a sí mismo como alternativa factible de  gobierno. Tal vez estemos ante una estrategia similar. O tal vez no. Es bueno analizarlo.

En 1980 todas las fuerzas políticas, desde el rey hasta el PSOE, conspiraban contra Suárez. Era claro, como demostró su posterior dimisión, que era un cadáver político. La estrategia de González no fue sino dejar patente eso. A su vez, también estaba claro que iba a ganar el PSOE en las siguientes elecciones. Pero ni Rajoy es un cadáver político ni parece claro que Podemos vaya a ganar las siguientes elecciones. No se trata pues de este modelo de moción tampoco.

¿Y la de Hernández Mancha? Esta podría inscribirse en el tipo moción publicitaria que me sale gratis. Mancha era un líder desconocido, muy limitado y necesitaba un golpe de efecto. Lo malo es que solo recibió un golpe, pues la condición de la propia moción le derribó a él. Pero Iglesias, que cuenta con el apoyo de diversos medios de comunicación y su cobertura, no necesita el parlamento para hacerse ver.

Así pues,  Pablo Iglesias no presenta su moción para lograr el poder, ni como alternativa real de gobierno ni como sistema de proyección pública. El motivo pues debe ser otro.

Y lo es. Podemos ha inventado una vez más una nueva modalidad en política parlamentaria tras el babyescaño y el juramento de cargo con estribillo: la moción de censura no dirigida al gobierno sino al partido de la oposición. Efectivamente, la moción de censura es al PSOE. Y vamos a explicarlo.

La moción de censura evidentemente no iba a salir y el hecho, como ya hemos señalado, de su escasa preparación previa demuestra que tampoco había gran interés en que triunfara. La estrategia pasaba por derrota en la moción pero triunfo mediático. Y para ello, toda la moción seguía una serie de pasos.

Primero, se presentó acompañando a las primarias del PSOE y cuando todos esperábamos que esas primarias las ganara Susana Díaz.
Segundo, con el triunfo de Susana Díaz se trataría de un PSOE ratificado en su abstención a Rajoy que ahora tendría que volver a apoyarlo al votar no a una moción contra él. Por tanto, la imagen buscada era esa de que PPSOE son lo mismo y la única alternativa progresista es Podemos.
Tercero, eso llevaría a la presentacion de que el único partido nacional contrario a Rajoy es Podemos, pues el PSOE ya no está, y por dos veces, en contra de su gobierno.

Feliz conclusión: los votantes de  IU,  que no votaron la santa alianza, y los del PSOE de Sánchez, resentidos por la derrota,  serian un nuevo nicho de votos. Y Podemos se convertiría en la oposición hegemónica.

Pero, el cántaro se rompió. Resultó la combinación imposible y Pedro Sánchez ganaba las primarias con un discurso contrario a la gestora. Y la estrategia se venía abajo.

En primer lugar, porque ahora resultaba que había que pedirle el voto para desalojar al mismo presidente que entonces se podía haber desalojado a la persona a la que se le negó hacía apenas un año. Se puede defender otorgar una medalla a la virgen por fervor popular, eso también lo haría falange, pero defender el ahora sí y antes no ya sonaba incluso demasiado rocambolesco.
En segundo lugar, porque el nicho de votos ya no existía pues era más que probable que los recuperará el PSOE y la tendencia de IU continuara en la abstención o se refugiara en el propio PSOE.
Y, en tercer lugar, porque con todo ello la repercusión mediática ya solo podía ser contraproducente. Cualquier error en la presentación o en el debate iba a penalizar a Podemos pues no había ya nada que ganar, oposición, y sí mucho que perder, opinión pública.

Y llegó Compromís y pidió su retirada. Pero eso hubiera sido reconocer públicamente que todo lo aquí explicado es cierto y por ello no cabía ya la enmienda. La moción, como la actuación de los payasos, debe continuar.

El próximo 13 de junio hay moción de censura en el Congreso. La única posibilidad es que Rajoy vote contra sí mismo. Pero incluso entonces puede ser que Pablo Iglesias vote a favor de Rajoy y contra la urgencia democrática y el imperativo ético. Al fin y al cabo, ya lo hizo hace un años.


sábado, febrero 11, 2017

MAQUIAVELO VUELVE DANDO LECCIONES SOBRE PODEMOS

La idea clave de la filosofía política de Maquiavelo, olvídense ustedes de ñoñerías, es que la finalidad última del Príncipe es mantener y acrecentar su poder. Es decir, que toda institución con poder tiene como objetivo primordial, al cual va a sacrificar todos las demás, seguir manteniéndose con dicho poder o acrecentarlo. Y esta finalidad última, si bien Maquiavelo por motivos históricos la sitúa en la figura personalizada del príncipe, la sociología posterior nos ha señalado que pertenece no tanto a las voluntades particulares sino a la institución como pura entidad objetiva y, por lo tanto, como sujeto. Esto quiere decir que las instituciones con poder, como por ejemplo un partido político determinado, tiene como finalidad lograr más poder y que este objetivo no es necesariamente la finalidad de cada uno de los individuos que la conforman. Las personas pueden ser idealistas, o no. Lo maquiavélico no son los individuos sino las instituciones políticas. Y en esta tensión permanente entre la institución como sujeto y los ideales personales, la política se desarrolla. Y nos ayuda a usted, a mí y a todos.

Todo lo que ahora está ocurriendo en Podemos, como todo lo que ocurrió antes en el PSOE, es producto de las primeras elecciones celebradas en diciembre del 2015. Efectivamente, en esas elecciones es donde se dibuja perfectamente el futuro panorama político español y en concreto la crisis a las que se van a ver abocados tanto el Partido Socialista como posteriormente Podemos. Cuando Pedro Sánchez, para salvar su liderazgo, procede a intentar conseguir llegar al gobierno, Podemos se niega a darle su apoyo. En una versión infantil del asunto, el equipo de Sánchez pretendería llegar al Gobierno para salvar a España del Partido Popular y Podemos se negaría a apoyar al Partido Socialista porque consideraba que no podría cumplir con él su proyecto de transformación de la sociedad española. No está mal, si se cree en los cuentos de hadas sin embargo la realidad es otra.

Pedro Sánchez era consciente, como después se demostró, de que la única forma que tenía de salvar su liderazgo era conseguir llegar a ser presidente de gobierno pues el Partido Socialista no hubiera podido prescindir entonces de él como secretario general. Eso explica su insistencia en llegar a dicho cargo y también que estuviera dispuesto a pactar con Ciudadanos. A su vez, que Podemos no pactara con el PSOE no se explica por una especie de pureza ideológica, sino porque consideraba que en unas segundas elecciones conseguiría superar al partido socialista en votos y escaños y entonces se situaría como la fuerza fundamental de la izquierda española y no sólo de ella sino también como el proyecto alternativo al Partido Popular. Por lo tanto, en ambos casos se trataba de una lucha por mantener y acrecentar el poder. Y lo que ocurre, y que explica todo lo que ha pasado después, es que el cálculo era erróneo, se había desarrollado  mal la primera condición que Maquiavelo había puesto al gobernante que era la astucia, y todo el proyecto fracasa tanto para Pedro Sánchez como para Podemos.

Efectivamente, los dos grupos políticos bajan su número de votos en las siguientes elecciones y por lo tanto disminuyen su capacidad de poder. Y aquí vuelve de nuevo Maquiavelo.

Esto ocasiona un cataclismo que en ambas organizaciones es aprovechado por el sector que busca incrementar su poder para poner en jaque al que hasta entonces había dominado la institución. Se declara una guerra civil cuya finalidad última tampoco es mantener la pureza de la institución y los grandes ideales, sino conquistar el poder por parte de unos y mantenerlo por parte de otro.

La historia del PSOE ya la conocemos y sabemos que en breve Susana Díaz, probablemente la más inútil de todos los posibles candidatos a acceder a la secretaría general, nos dirá que llevada por su obligación política va a intentar conseguir el máximo puesto de representación del mismo. Y habrá gente que la crea.

Pero lo que nos interesa ahora es la historia de Podemos. Recordemos algo fundamental de nuevo: el maquiavelismo no se aplica directamente a los individuos, que podrán ser egoístas o altruistas, idealistas o interesados, sino que se aplica a la institución y a la lucha institucional. Cuando Podemos hace la apuesta por el sorpasso y se niega a apoyar a Pedro Sánchez por ello, hábilmente el sector errejonista vincula esta decisión a la figura personal de Pablo Iglesias. Esto es así porque sabe que si triunfa, y hubiera habido sorpasso, la situación hubiera sido la misma para ellos pero que si fracasara, tal y como realmente ocurrió, la situación les beneficiaría de forma extraordinaria con vistas al próximo congreso que debía celebrarse. Así los errejonistas actuaron hábilmente de acuerdo al principio de la astucia maquiavélica: dejaron manos libres al príncipe para que éste actuara conociendo que ninguna circunstancia, ni el éxito ni el fracaso, les restaba poder aunque una les permitiría acrecentarlo.

Lo cierto, es que el sorpasso no se da, la unión con IU genera más problemas que soluciones, aparte de hacer desaparecer a IU, y el paraíso se rompe. Y es ahí donde surge el conflicto. El sector errejonista ve la oportunidad de acrecentar su poder y el sector Iglesias ve la amenaza de reducirlo.  Y para mantener su poder, el sector Iglesias, la corte, busca identificar el liderato con el equipo del líder y es ahí cuando estalla auténticamente el conflicto. Pues el conflicto en Podemos no es sobre la figura de Pablo Iglesias, que todos los podemitas están dispuestos a asumir cuando menos y probablemente a poner una foto suya encima del televisor quitando la del Che Guevara. El problema de poder es la corte que rodea al Príncipe. Es decir, el problema surge en la institución y no en las personas.

Así, el auténtico problema en Podemos estalla por el control de la institución, en este caso del grupo político. Los errejonistas se vuelven absolutamente democráticos porque comprenden que con este procedimiento su poder aumenta o al menos son capaces de cortar el poder del otro colectivo. A su vez, los pablistas de pronto descubren las excelencias del centralismo democrático, ya no se llama así, porque entienden, y con razón, que una institución absolutamente democrática reducirá el poder del líder que curiosamente es de los suyos. De esta forma, la lucha no se ejercita entre Errejón e Iglesias, sino que se ejercita entre sus respectivas  cortes. Y esto, una vez más, lo ha visto muy bien el propio equipo de Errejón, bastante más espabilado por cierto que el de Iglesias, al centrarse en la diferencia entre el órgano de gobierno del partido y el secretario general, solo, y ese solo es tramposo, luchando por lo primero y dejando libre el campo al glorioso Pablo Iglesias para que siga siendo el jefe, aunque eso sí, buscando reducir su mandato en tiempo.

Y todo esto explica también el comportamiento del tercer sector en pugna, que aunque minoritario es muy importante, como son los Anticapitalistas. Efectivamente, el partido Anticapitalista ya existía antes de la formación de Podemos y su poder político era nada o poco. Sin embargo al integrarse en Podemos consigue una cuota de poder relativamente importante, infinita en comparación a la anterior, y por lo tanto su interés como institución es mantener dicho poder o acrecentarlo. Para mantenerlo le basta con que Pablo Iglesias siga siendo secretario general, eso le garantiza una guerra permanente con el PSOE y por lo tanto que un posible pacto PSOE-Podemos se dificulte. Pero la situación del nuevo Congreso lleva los anticapitalistas a algo más y es a comprender que, si gana el equipo de Errejón, ellos a la larga van a perder poder pues este es más partidario de abrirse al sector que actualmente vota PSOE e incluso de llegar a acuerdos con el Partido Socialista haciendo prescindible absolutamente al sector de extrema izquierda que electoralmente en España es mínimo. Por ello los anticapitalistas, debajo de su mascarada de presentarse a todo como organización independiente, buscan la victoria de Pablo Iglesias en todos los frentes pues es su forma de mantenerse poderosos.

Pero toda esta situación maquiavélica no es solamente aplicable a la institución Podemos, repetimos que no necesariamente a las personas que pueden estar en Podemos por motivos absolutamente altruistas o idealistas como creemos que la mayoría lo están, sino que también afecta al resto de los partidos políticos en cuanto a lo que vaya a pasar en Vistalegre.

Efectivamente, el sector del Partido Socialista que actualmente gobierna la institución y todo el sector Susana Díaz están deseando que gane por aplastante mayoría Pablo Iglesias. Esto es así porque saben que al ganar deberá girar a la izquierda y radicalizar el discurso. Así curiosamente, lo que interesa a Susana Díaz y su grupo es la victoria del sector más radical de Podemos pues les aleja de su cuota de mercado electoral. Diciéndolo en palabras maquiavélicas: les garantiza mantener y probablemente acrecentar su poder. Aunque nunca llegue al gobierno.

Pero lo mismo pasa exactamente con el Partido Popular y con Ciudadanos, que también desean de todo corazón que gane Pablo Iglesias.
El Partido Popular sabe que está en el poder porque no hubo pacto en las primeras elecciones generales entre el PSOE y Podemos y por lo tanto le interesa que no exista posibilidad alguna de haberlo. Y la mejor garantía para ello es que Pablo Iglesias tenga todo el control del movimiento político y no sólo sea su secretario general. Del mismo modo, Ciudadanos, que poco a poco se va convirtiendo cada vez más en un apéndice del Partido Popular que era para lo que estaba pensado, ve como la negativa de Podemos a pactar le llevaría ser el único partido bisagra que permitirá gobernar o al PSOE o al Partido Popular, convirtiéndose así en imprescindible para ambas formaciones y por lo tanto en mimado por ellas.

Sin embargo, al sector de Pedro Sánchez del PSOE le interesa sobremanera que triunfe el aparato político de Errejón pues le permitiría presentarse al propio Partido Socialista como el dirigente que ha parado a Podemos en el sorpasso y como el único que a su vez es capaz de pactar con ellos y conseguir gobernar en España. De esta forma, Pedro Sánchez apoya a Errejón no porque considere que su discurso es más afín en lo político y en lo social sino porque, como institución política y repetimos que no necesariamente de forma personal, considera que sus posibilidades de mantener y acrecentar el poder son mayores.

Y Maquiavelo solo diría una cosa más: que gane el mejor. Porque hay que ser deportivos.

lunes, noviembre 07, 2016

EL “CASO ESPINAR”: POPULISMO Y MORAL

En este artículo pretendemos reflexionar sobre lo que vamos a llamar caso Espinar. Como todo el mundo sabe, Ramón Espinar adquirió una casa de protección pública que le fue concedida a discreción, sin entrar en ningún concurso, y luego la vendió consiguiendo un beneficio de unos 20.000 € después de impuestos. Hasta aquí el dato. Todo esto que hizo Espinar es legal y, por lo tanto, no cabe pedir ninguna responsabilidad judicial al autor de esta acción. Es más, probablemente todos hubiéramos hecho lo mismo y yo el primero.

Así, el artículo aparecería acabado aquí y, de hecho, todas las defensas que han salido de Ramón Espinar han ido por ahí. En primer lugar, que lo realizado es perfectamente legal. En segundo lugar, que se trata de una práctica frecuente y que se corresponde con lo que cualquier otro ciudadano hubiera hecho. En tercer lugar, que lo realizado no es sino una gota de agua frente a otros casos de malas prácticas en la política en las cuales la cantidad de dinero conseguida ha sido muy superior. Y, por último y en cuarto lugar, el argumento de que en el fondo todo esto no es sino un ataque feroz de la oligarquía frente aquellos que son revolucionarios y buscan el bienestar del Pueblo. Pues eso.

Pero nosotros sin embargo, en nuestro afán por ser originales y conseguir un lugar en la cumbre que nos permita ganar dinero haciendo esto pues carecemos de contactos para que nos asignen discrecionalmente pisos protegidos, vamos a llevar la crítica a un punto que consideramos que se ha tenido muy poco en cuenta. Efectivamente, el problema que vemos en el caso Espinar no es el hecho en sí de que cualquier otro ciudadano lo hubiera realizado también, yo mismo por ejemplo, sino el hecho de que aquellos que ha introducido un concepto moral fanático en la política, luego lo explicamos, sin embargo se lo salten cada vez que son pillados incumpliendo su propia normativa ética.

Para explicarnos vamos a empezar con una pequeña cuestión teórica. Podemos es un partido de claro rango populista. No entendemos aquí populista en un sentido necesariamente negativo, como sinónimo de demagógico, sino en el sentido doble que de este término dan los propios teóricos partidarios del populismo. En primer lugar, la introducción de términos de moral individual en la realidad política. En segundo lugar, la idea de la división social no por factores socioeconómicos sino a través de una forma de ser y comportarse determinada.

Efectivamente, el populismo de Podemos se caracteriza por defender una división social que no guarda relación en absoluto con la estructura objetiva del desarrollo capitalista sino que tiene que ver con unas propiedades personales y morales de los individuos. Así la sociedad se divide en casta, Pueblo y gente.

La Casta sería el grupo social dominante que se define por una forma material de vida excelsa y a su vez una moral depravada a la que no le importa el resto de la población y cuyo único interés personal es explotar a todos los demás ciudadanos para conseguir mantener sus beneficios.
Frente a ellos estaría el Pueblo, que es el conjunto de ciudadanos que actúa con unas formas sociales y morales determinadas que se caracterizan por una cohesión como grupo, unas creencias morales firmes sobre el trabajo y la honradez y unas relaciones basadas en la verdad y en una vida sencilla (“la ropa de Alcampo”). Además este Pueblo se caracteriza por un inconsciente colectivo que le lleva la defensa de una serie de valores determinados que son aquellos que explícita el proyecto Podemos, su conciencia, y el populismo en el fondo no sería más que la representación social del interés colectivo inconsciente del Pueblo.
Por último, estaría la Gente, el colectivo social que no es capaz de explicitar su inconsciente colectivo por vivir reprimido en el anhelo de medrar hasta la oligarquía y cuyo dato inmoral se percibe claramente en el voto realizado aunque su forma de vida sea honrada (y, con ello, “popular”). Y por esto ahí están Pablo Iglesias y Errejón discutiendo sobre si esta gente, como sobre los gentiles en el primer cristianismo, pueden ser incluidos o no en la buena nueva.

De esta forma, frente al producto Ciudadanos, destinado a un público que desde la conciencia, generalmente falsa, de ser clase media pretende medrar y llegar a ser oligarquía (los que usan los campos de golf municipales y la escuela concertada y miran por encima del hombro en la cola del Corte Inglés a la chusma), el producto Podemos se vendería a un público que se sabe ya depauperado y que en esta condición siente que la realidad de su depauperación no es producto de unas condiciones objetivas socioeconómicas concretas sino consecuencia de una oligarquía malvada y corrupta que utiliza torticeramente la política de forma inmoral para mejorar su condición personal y social: si todos nos amáramos más la cosa iría mejor.

Y por eso, frente al discurso marxista que estaba permanentemente teñido, con razón o sin ella, de instrumentos de análisis socioeconómico y buscando un contenido estructural y objetivo a todos los aspectos políticos, el discurso podemita reduce toda realidad a un producto de “ellos frente a nosotros” considerando así que ese ellos son la malvada moral personal y social y el nosotros es la pureza de un Pueblo limpio.

Por todo ello, el discurso de Podemos es populista, no porque sea demagógico, que necesariamente no lo es o al menos no más que el discurso del Partido Popular cuando dice que no va a subir impuestos, sino porque postula la moral personal como la base intelectual de todo el análisis socioeconómico.

Y este es el auténtico problema del caso Espinar.
Efectivamente, había dos posibles formas de acercarse al caso Espinar. Por un lado, una forma objetiva que hace referencia a la crítica de las leyes que permiten dicha acción. Y, por otro, un análisis de la moral personal en la cual la acción se juzga independientemente del contexto y sólo en cuanto a relaciones personales.

En el primer caso, lo que el caso Espinar nos debería llevar a reflexionar es cómo es posible que un piso de protección oficial, que lo ayudamos a pagar todos los españoles ya sea en todo o en parte, acabe produciendo ganancia económica en forma especulativa. De esta forma, esto sería el problema objetivo que plantea el caso Espinar y es un problema muy importante en referencia a las ayudas sociales y el Estado social de bienestar.

Pero, y aquí está el segundo caso, siendo coherentes con el discurso de Podemos, el caso Espinar es el caso claramente de un especulador inmobiliario que compra una casa de protección oficial y luego la vende consiguiendo un beneficio que sólo revierte individualmente en él. Por todo ello, y siendo coherente de nuevo, Ramón Espinar pertenece a eso que se llama Casta: los que aprovechándose de la situación social concreta logran privilegios de la misma.

Así, por todo esto los militantes de Podemos, es decir y en la propia terminología podemita el Pueblo, debería exigir responsabilidades absolutas a Ramón Espinar y, como mínimo, exigirle inmediatamente su dimisión de cualquier cargo político pues moralmente ha hecho una acción inaceptable. Y esto hubiera sido así de ser Ramón Espinar de cualquier otro partido, pero no lo es  porque Ramón Espinar precisamente es de Podemos. Y esta es la segunda parte.

Efectivamente, en el discurso de Podemos, como ya hemos visto, la pertenencia al Pueblo no es por una característica socioeconómica determinada sino que es una forma de ser característica y esencial. Por lo tanto, quien pertenece al Pueblo por esencia, lo inmutable que subyace al cambio –nota: a veces se me nota que soy de Filosofía- nunca puede obrar de forma inmoral y siempre habrá que tener una explicación para dicho comportamiento que exima de responsabilidad al afectado. Esto, ya paso con Echenique y vuelve a pasar con Espinar y va a pasar cada vez que se descubra algún hecho relacionado con un miembro de Podemos. El Pueblo, entendido en un carácter esencial como el conjunto de personas con una forma de ser concreta, no puede cambiar su esencia y por lo tanto cualquier relación con un acto que podríamos considerar como muestra de la esencia inmoral en la Casta, es aquí algo accidental. De hecho, si se saca esta pequeña anécdota para los militantes de Podemos, la culpa será sin duda alguna de la propia Casta que pretende acabar con la grandeza del Pueblo: una campaña mediática de los poderosos.

Concluyamos. Desde un punto de vista objetivo lo que hizo Ramón Espinar no fue más que aprovecharse de una ley y especular, pues este es el término, con una vivienda de protección oficial, tal y como le permitía la propia legislación vigente. Desde un punto de vista objetivo, este problema nos debería habernos llevado a plantear cómo es posible que la ley permita a gente con una vivienda de protección oficial, que hemos pagado entre todos, que pueda llegar a lucrarse obteniendo una plusvalía al venderla. Por extensión, y de nuevo objetivamente, este problema nos debería habernos llevado a plantear que las ayudas sociales no pueden ser algo que acabe generando propiamente desigualdad y que acabe permitiendo a un grupo determinado de ciudadanos vivir por encima del resto sino algo que contribuya al progreso general.

Sin embargo, y aquí viene el auténtico problema, desde el punto de vista de la idea populista que está detrás de Podemos, si cualquier otro hubiera hecho lo que ha hecho Ramón Espinar sería un maldito especulador neoliberal, y merecería el fuego eterno del infierno –porque aunque no lo sepan, los de Podemos no han pasado nunca del estadio mítico del propio discurso cristiano-. Sin embargo, como lo ha hecho alguien que es del Pueblo, y además un líder, y como el Pueblo esencialmente tiene una bondad moral por su propia forma de ser, lo que ha hecho Ramón Espinar no es sino lo que todos los del Pueblo hubiéramos hecho y, por esa falacia ad populum –lo sé, me estoy viniendo arriba-, se convierte en algo moralmente aceptable. Por eso, los militantes de Podemos están en su propia coherencia, aunque ésta sea ridícula. Efectivamente el populismo de Podemos tiene una coherencia propia que le permite eximirse de la propia responsabilidad moral que exige a la Casta: el Pueblo siempre es bueno.

La conversión del concepto “Pueblo” de una categoría socioeconómica objetiva, como en el marxismo, a una moralista, como en el populismo,  lleva necesariamente a la idea de rebaño. Es una vieja idea de las religiones. El populismo, que no es ajeno a las categorías religiosas, sigue manteniéndola. El Pueblo entendido como un concepto esencial, y no como una entidad de características socioeconómicas concretas, resulta el protagonista bondadoso de la película –sí, también en el bobalicón derecho a decidir- mientras que la Casta, entendida a su vez como gente con una forma de vida concreta moralmente mala, resulta el malo. Todo lo que hagan los buenos será permanentemente ensalzado y todo lo que hagan los malos será permanentemente criticado.

El balido del rebaño es la consigna del nuevo populismo.
Aunque, seamos sinceros, esto no es algo nuevo en política.

jueves, enero 28, 2016

POR UN GOBIERNO PROGRESISTA: POR UN PACTO PSOE-PODEMOS

La diferencia entre la izquierda y la derecha está en la jerarquía de sus valores. Por ejemplo, para la izquierda un valor superior será la igualdad mientras que para la derecha un valor superior será la libertad económica. Si estos dos valores entran en contradicción, y por esa misma jerarquía, la derecha escogerá la libertad económica y la izquierda la igualdad. Así, se puede señalar que la pertenencia o no a una determinada doctrina política guarda relación con la forma en la cual se jerarquizan estos valores señalando unos más importantes que otros. De esta forma, la diferencia entre la izquierda y la derecha en política no es sólo sobre una forma de hacer las cosas, la gestión, sino también, y de manera muy importante, sobre las prioridades dentro de la acción política y para qué se hace.

Todo esto, viene al caso por el problema de gobernabilidad que actualmente existe en España tras las elecciones generales.  Efectivamente, existe un problema para formar gobierno y hay dos opciones claras: o un gobierno dominado por el Partido Popular o un gobierno en el cual el Partido Popular no esté presente. Todo lo demás, conduciría a nuevas elecciones y con ellas, probablemente, a un gobierno del Partido Popular. Lo cual nos lleva a las dos únicas oportunidades anteriormente descritas.

Pero alguien, y con razón, podría preguntar si es tan importante que gobierne o no el Partido Popular. Hay un viejo chiste sobre PPSOE. Es ingenioso sin duda pero a su vez incorrecto. Solo hay que ver la perspectiva histórica para confirmar que no es lo mismo el gobierno de uno y otro. Cuando ha gobernado el PSOE la cuestión ha sido si se habían logrado todos los derechos que se habrían podido conseguir. Sin embargo, cuando gobierna el Partido Popular, el resultado implica cuántos derechos se nos han recortado. No se trata por tanto de que el PSOE sea el infatigable paladín del progreso, pero a veces en política se trata del mínimo colectivo positivo o la resta negativa. Y la anterior legislatura ha sido de resta negativa.

Efectivamente, en política hay cuatro maneras fundamentales de ejercer.
La primera es de forma conservadora y consiste en gobernar para mantener lo que hay.
La segunda es de manera revolucionaria cuya finalidad seria realizar un cambio sustancial no sólo de ciertos hechos sino de todo el sistema económico y el modelo social.
La tercera es la progresista que sería incrementar derechos pero sin cambiar sustancialmente el statu quo.
Y, por último, estaría la reaccionaria que pretendería volver a una situación anterior que implicaría, y eso es fundamental, la pérdida de derechos ganados anteriormente.

El gobierno del PP ha sido, aplicando las categorías anteriores, un gobierno reaccionario pues enmarcado en un Proceso de Precarización todo su empeño ha estado en reducir derechos económicos, sociales y políticos. Por ello, es tan importante que el PP no vuelva a gobernar ya que lejos de abandonar esta agenda la mantendrá: todavía podemos perder más derechos.

Pero, ahora es también fundamental que no haya un gobierno conservador pues este sólo mantendría la actual situación de precarización. Así, la presencia de Ciudadanos en el gobierno como pieza fundamental no sería una buena noticia para el desarrollo de los derechos sino para la consolidación de los recortes. Como ya hemos defendido aquí, Ciudadanos surgió como una forma de rentabilizar para la derecha los votos perdidos por el PP y, de hecho, la agenda social del partido de Rivera es la del PP.

¿Debería ser entonces un gobierno revolucionario? Si bien a pequeña escala, siempre siguiendo su modelo Apple y el lanzamiento cada año de un  nuevo y un poquito más revolucionario iphone, Podemos pretende hacer una legislatura constituyente –aunque poco-. Eso pasa por cambiar aspectos básicos de la constitución, especialmente los referentes al factor territorial. Dejando a un lado que no se entiende que gente autodenominada de izquierdas crea que existan identidades colectivas y nacionales, esa cosa tan paleta como es el pueblo catalán, lo interesante verdaderamente aquí es si esto sería hoy posible en España y si sería bueno desde un punto de vista de ganar derechos.  Cualquier reforma constitucional, salvo tal vez si se sigue un método bolivariano, implica la mayoría del  Senado y del Congreso. Claramente no lo hay. Entonces se descarta.

Desde una perspectiva progresista solo queda, entonces, la idea de un gobierno que genere nuevos derechos. Y ahora, ¿cuáles? España está en una situación de emergencia como estado. No tanto por el paleto desafío catalán como por su desintegración como estado social y democrático de derecho, tal y como la define la constitución. Todo el proceso de precarizacion necesita la destrucción de esta definición. Una verdadera legislatura constituyente, por tanto, no debe buscar ahora cambiar sustancialmente la constitución para hacerla progresista sino restituirla en tanto en cuanto ya es progresista. Si el PP ha sido un gobierno de reacción corresponde en aras de lo social un gobierno no conservador sino progresista y es urgente.

¿Pero sobre qué base lograr el pacto?
Un pacto se realiza en un acuerdo beneficio colectivo. Algo en que todo individuo que se considere progresista estará de acuerdo es que ha habido durante la última legislatura recortes en derechos sociales, políticos y económicos. Por tanto, resulta claro que todos estaríamos de acuerdo en que, por ejemplo, los españoles estábamos mejor a nivel de derechos, y eso es a nivel de democracia real, por ejemplo en 2007 o 2008.
Si esto es así, la base del pacto más sencilla y segura, para su realización y verificar su grado de cumplimiento, sería situar su objetivo en volver a los derechos de  2008 o 2007. Y eso implicaría derogar todas aquellas leyes que el PP hizo para reducirlos. Es sencillo y es posible.

¿Y quienes deberían formar el pacto? Si se trata de un pacto progresista hay tres formaciones minimo que deberían estar presentes: PSOE, IU y Podemos.

¿Y políticamente hay interés por el pacto? En realidad el gran problema del pacto es la política interna de los partidos.
Pedro Sánchez sabe que su única posibilidad de seguir al frente del PSOE es llegar a la presidencia del gobierno: está deseando pactar. El problema es que también lo saben los barones y quieren, especialmente Susana Díaz, conseguir ellos el poder del partido lo que implica boicotear el acceso de Sánchez al gobierno. Así que, por ahora pero hay prisa, el PSOE desea pactar.
Pero aquí la clave es Podemos. Podemos tiene un doble problema, como el PSOE, pero piensa que no le interesa pactar, al contrario que a Pedro Sánchez. Su primer problema es sus grupos paletos -perdón: plurinacionales del “país de países”- que le llevan a situar en primer plano las aldeas. Su segundo problema,  y más grave, es su idea de convertirse, cumpliendo el sueño del PP –otro día lo explicamos-, en el partido de la oposición desbancando al PSOE: y para eso necesita nuevas elecciones.

Así, la diferencia con el PSOE no es de partido, ambos como instituciones y por motivos de poder anhelan que no haya pacto, sino de personas. Mientras que Sánchez necesita el pacto, Iglesias, en sus ensoñaciones mesiánicas, piensa que sin él ascenderá.

Creer que las instituciones políticas actúan por el exclusivo interés de los ciudadanos es ingenuo. Pero también es cierto que probablemente yo no daría clase si no me pagaran. Trabajar con el interés personal para el beneficio colectivo forma parte esencial de la política.

Hoy está  claro el beneficio colectivo.
Es un beneficio colectivo que no gobierne el PP.
Es un beneficio colectivo que se pare el proceso de precarización.
Es un beneficio colectivo derogar la Reforma Laboral, la LOMCE, la Ley Mordaza y todas las leyes que han recortado derechos.
Es un beneficio colectivo que España vuelva a ser un estado social y democrático de derecho.

Todo lo demás, vamos a ser serios, son chorradas.

miércoles, diciembre 30, 2015

REFLEXIÓN POSTELECTORAL (pero sin esperanzas…)

Se impone una pequeña reflexión postelectoral.

1.- Lo primero formular un deseo: que haya pacto PSOE y Podemos para formar gobierno.
Lo segundo hacer una premonición: la izquierda puede hacer muy gravemente el imbécil.

2.- El bloque PP+Ciudadanos ha perdido las elecciones. Y las ha perdido en un sentido doble.
Primero, en cuanto a número de votos. Efectivamente, su suma no llega al bloque PSOE+Podemos.
Segundo, y más importante, en su capacidad de crear gobierno. Ciudadanos fue una plataforma creada exprofeso para recuperar el voto perdido del PP y, de esta forma, hacer un gobierno de coalición, algo ya ensayado en Madrid. Sin embargo, y de acuerdo a la composición del Parlamento, esto será imposible a no ser que PSOE se abstuviera.

3.- ¿Puede gobernar el PP? La respuesta evidente es que no. Durante cuatro años el Partido Popular ha roto toda relación con el parlamento español y, también, con la sociedad. De ahí la necesidad de inventar un nuevo partido como Ciudadanos que permitiera de nuevo el gobierno de Rajoy (y con él desarrollo definitivo del proceso de precarización). Como esta apuesta ha fracasado, solo quedaría una jugada desesperada a la que llamaremos esperpento catalán: del mismo modo que allí la CUP anticapitalista –bueno, como el carlismo- se alista con la derecha por la región catalana, Rajoy exige al PSOE que se abstenga en su investidura por el estado español. Como diría el cuartel: todo por la patria.

4.- ¿Se puede abstener el PSOE? Hombre, poder podría. Pero eso le implicaría desaparecer. Para votar a un PSOE que se abstiene se vota a Ciudadanos. De hecho, por eso Rivera ha dicho recientemente que el PSOE debería abstenerse. No, el partido socialista solo puede votar no. Y no tanto por ideología, que también, como por cálculo electoral, lo cual implica una decisión aún más firme.
Sin embargo, hay ruido de fondo entre los barones para que no busque el pacto, ¿por qué?
Primero algo curioso. Resulta que todos los barones quejicas gobiernan o en coalición con Podemos o con la derecha de Ciudadanos ¿Cuál es entonces la queja? Pues la queja es que no existe la queja sino el poder. Dirigidos por esa eminente estadista que es Susana Díaz, famosa por su jugada maestra de disolver el parlamento andaluz para conseguir los mismos escaños que tenía antes y pactar con la derecha, en realidad los barones no hablan de España sino de lo suyo. La idea es desbancar a Sánchez, dejar gobernar al PP y que se desgaste y, una vez desgastado, plantear elecciones entre Podemos y el PSOE buscando que el voto de PP y Ciudadanos se deslice al PSOE.
5.- ¿Pero cómo le ha ido en realidad al PSOE? Pues curiosamente mejor de lo esperado. La idea que estaba en el aire, que por cierto encantaba al PP, era que el PSOE dejará de ser la jefatura de la oposición. Sin embargo, el PSOE ha resistido. Pero además, luego hablaremos de  ello, con la posibilidad de gobernar.

6.- ¿Y ha sido un gran cambio en referencia a los partidos emergentes? Depende. Los dos partidos más votados han sido PP y PSOE, en eso seguimos igual. Sin embargo, es cierto que desde luego se ha pasado de una condición de hegemonía a una solo de control.

7.- ¿Qué tal Ciudadanos? Curiosamente Ciudadanos, que siendo un partido nuevo ha sacado 40 escaños lo que debería ser motivo de alegría, ha fracasado absolutamente porque su finalidad, como ya hemos explicado antes, no era sino permitir gobernar al PP. Y si no cumples tu fin, ya lo decía Aristóteles –sí, lo he leído pero poco-, no has conseguido nada.

8.- ¿Y Podemos? Pues Podemos es más interesante aún porque Podemos ha ganado y ha perdido. Ha ganado por sus 69 diputados. Pero, ha perdido en cuanto no ha sido capaz de derrotar ni empatar con el PSOE. Podemos salía con un único objetivo que era ganar al partido socialista. Para ello, dulcificó su discurso  y evitó entrar en temas extremos. Pero no lo ha logrado y eso explica el problema de una alianza de un gobierno de izquierdas –Aristóteles, etc, etc,…- para ellos pues ahora son segundos.
Así, está en una difícil tesitura. Indudablemente su resultado electoral ha sido bueno pero el hecho de que el PSOE haya sacado más votos que ellos ha hundido su estrategia que consistía en ser el partido de izquierdas principal -¿pero al PSOE se le puede considerar de izquierdas?, interroga usted indignado progresista lector. Bueno, tanto como a Podemos, le contesto-.
Y eso explica su torpe intervención la noche electoral. Efectivamente, el discurso de Podemos estaba pensado para situarse como partido hegemónico de la oposición dando una idiota excusa al PSOE para no pactar y, como tal partido hegemónico, en una nueva legislatura de horror del PP, pero encima sin mayoría estable, conseguir el poder a la siguiente. El problema es que ahora esas no son las cuentas y la excusa no sirve.

9.- ¿Y cuál era la idiota excusa? La famosa línea roja nacionalista que implica necesariamente una reforma constitucional que Podemos sabe que en las condiciones dadas por los resultados electorales es imposible pues implica, como mínimo, la mayoría absoluta del Senado que actualmente tiene el PP. Y, por si alguien lo piensa, un referendo solo consultivo en Cataluña con el artículo 2 vigente sería un cachondeo indigno de un gobierno medio serio.

10.- ¿Y qué va a pasar? Si creyéramos en la normalidad intelectual y en la coherencia ideológica de nuestros representantes –que sí nos representan aunque no nos guste- lo normal sería llegar a un pacto de gobierno PSOE+PODEMOS y buscar apoyo de investidura con IU, PNV y CC (Coalición Canaria), lo que daría más votos que PP+Ciudadanos (y contando la abstención de los separatistas catalanes, aunque igual votan con la derecha).
Pero no somos muy de creer, así que igual a algún lumbrera del PSOE, uno de sus famosos estadistas regionales, se le ocurre que mejor defenestrar a Pedro Sánchez que hacer algo por España.
O igual a algún lumbrera de Podemos, uno de sus prestigiosos prohombres de las ciencias políticas, se imagina que nuevas elecciones les darían la posibilidad de derrotar al PSOE en vez de hacer algo por la sociedad civil española –que sí, vale pues ponemos del estado español en aras del pacto-.

y11.- Y como es navidad y nos sentimos generosos vamos a hacer una propuesta sencilla para un pacto de izquierdas.
La propuesta solo tiene contenido social y no toca la constitución, algo que se dejaría, cosa que por cierto es innecesaria básicamente, para una posterior legislatura y con el máximo consenso (incluyendo a PP y Ciudadanos) posible.
Como lo que ha habido en esta legislatura ha sido un retroceso en los derechos económicos, sociales y políticos (incluyendo educación y sanidad), se trataría de hacer una nueva legislatura con un objetivo asumible: volver al estado de derechos sociales, políticos y económicos que había en el 2008. Algo asumible por toda la izquierda y la mayoría de la población española, independientemente de su partido político de voto.


Pero no confiemos en la racionalidad…

domingo, enero 11, 2015

EL PP Y PODEMOS

1.- Comencemos nuestra historia con una vuelta al pasado. En las elecciones autonómicas de 2009 ocurre un hecho muy interesante. Es un hecho doble y que sucede en dos lugares distintos: Extremadura y Andalucía.
En Andalucía se da un clásico de la política española: el PP no gana por mayoría absoluta lo que permite gobernar al PSOE con el apoyo de Izquierda Unida.
Pero el hecho más interesante para nuestro análisis sucede en Extremadura. El PP tampoco gana por mayoría absoluta y sin embargo va poder acceder al gobierno pues la Izquierda Unida extremeña se niega a pactar con el PSOE.
De este hecho sin duda el Partido Popular saca una lección. Sí se consigue crear una izquierda que no pacte con el PSOE, la derecha no necesitará mayoría absoluta para gobernar. No se trata, por supuesto, de creer que se van a inventar un nuevo partido sino de algo más sutil. Si surge la oportunidad, hay que apoyar la creación de un nuevo partido de izquierdas que rompa con la tendencia clásica del pactismo que hasta ahora han demostrado Izquierda Unida y el PSOE. Hay que crear una izquierda con apariencia radical pero lo principal es que no pacte.

2.- Algo después de estos hechos, y a partir de los movimientos de los autodenominados indignados, surge un nuevo grupo que va a resultar la semilla de lo que hoy en día conocemos como PODEMOS.

3.- Curiosamente, este grupo empieza a adquirir relevancia social a través de su presencia en las televisiones privadas, los malvados y capitalistas medios de manipulación, en concreto y especialmente en La Sexta –aunque también Cuatro-.
Un excurso para entender todo esto. La Sexta es una cadena de televisión que surge bajo el amparo del gobierno de Zapatero para eliminar la influencia que el Grupo Prisa tenía sobre el PSOE. La idea de Zapatero era crear un nuevo grupo de comunicación que fuera afín a sus intereses y que le permitiera marcar distancia con el que hasta ahora había sido el grupo de apoyo del partido socialista. Cuando esta jugada sale mal, cuando todo el zapaterismo estalla como la pompa de jabón que era, el grupo de La Sexta comprende que el PSOE va a seguir apoyándose en el grupo del fallecido Polanco y no a buscar aventuras. Así, La Sexta se vuelve huérfana y busca una forma de presión que le permita resultar si no imprescindible sí al menos importante en el futuro reparto de las comunicación.

4.- Así, ya tenemos los elementos fundamentales que van a permitir el triunfo social de PODEMOS. No se trata, como podría creerse, de una teoría de la conspiración en la cual defendamos que este partido es fruto por un lado del PP y por otro de la cadena de televisión de La Sexta. Lejos de eso, somos conscientes de que los dirigentes de PODEMOS son seguramente sinceros en su simplicidad. Pero, no cabe duda de que en la historia de la transición española han surgido muchos grupos parecidos en sus ideas –las que tenían hasta otoño, no las nuevas- y ninguno de ellos ha contado con tanta atención ni de los medios ni en la respuesta de los políticos. El silencio es la mejor respuesta cuando algo se quiere hacer pasar desapercibido y sobre PODEMOS no ha habido silencio sino gritos.

5.- Pero todo este análisis resultaría también falso sin analizar el objeto en sí. No basta solo, efectivamente, con estudiar el contexto para comprender la realidad sino que hay que también pensar sobre lo concreto. Realmente qué se esconde detrás de PODEMOS para que no haya sido silenciado.
Y tratándose de un partido político parece que resultaría evidente dirigirnos a su programa y analizando sus ideas poder conocerlo. Sin embargo, seguramente tampoco únicamente en este caso, el análisis de las ideas de PODEMOS es prácticamente irrelevante para conocer el objeto. Efectivamente, bastaría comparar el programa electoral con el que se presentaron a las europeas y las nuevas ideas que acuñan para darse cuenta de que la fidelidad ideológica de este partido resulta, diciéndole en términos posmodernos que a ellos les serán sin duda muy queridos, frágil. PODEMOS carece de ideología concreta. Pero, esta  levedad posmoderna no debe sin embargo resultarnos extraña. Zapatero fue, sin duda, su máximo su precursor: la ausencia de ideas no refleja una mente vacía necesariamente sino la posibilidad de llenar una estantería en el supermercado con los productos más a la moda.

6.- Pero, al igual que a Zapatero nunca se le caía de la boca la palabra libertad, PODEMOS tiene un punto fundamental en su discurso. Sí en El Corte Inglés la idea básica que recorre toda la comercialización es la confianza del cliente, si no queda satisfecho le devolvemos su dinero, y en Coca Cola es la chispa de la vida, en PODEMOS la clave está en el empleo del término casta. Efectivamente, todo lo que ocurre en este país según el análisis de PODEMOS es producido por la existencia de la casta.

7.- La casta. En realidad, ninguno de los dirigentes de PODEMOS ha dado una definición que nos permita al resto de los mortales y no expertos comprender exactamente y de forma rigurosa qué es la casta. La casta es un término sin definición y este es su éxito dentro de lo que podemos –nota: cuando me pongo irónico me pongo irónico- llamar marketing político. Al no existir la definición, casta es usado como forma de descalificación política al albur de los intereses partidistas concretos. Nadie sabe qué es la casta en concreto pero todo el mundo es capaz de descalificar al otro como casta. En la Edad Media se hacía así con las brujas.
De esta forma, la idea fuerza de PODEMOS no son sus propuestas sociales o económicas, cambiantes cada día, sino un solo lema simple y elemental: casta. Y ahora es cuando podemos, obsérvese de nuevo la feliz ironía, cerrar el círculo.

8.- La idea fuerza de PODEMOS, su lema recogevotos, implica necesariamente el sentimiento anticasta. Esto conlleva su imposibilidad de pactar con el PSOE pues perdería el único punto que realmente aglutina a su electorado ya que éste considera al partido socialista como esa misma casta que se ha criticado. Así, las alianzas postelectorales del partido de Pablo iglesias están reducidas a aquellos pequeños partidos que nunca han participado en el poder y no pueden ser calificados de casta, dos condiciones distintas, lo que viene a significar, en auténticos términos políticos, un salvoconducto para el gobierno del Partido Popular. El electorado de PODEMOS podrá perdonarle a este que permanentemente esté traicionando sus posiciones sociales y económicas, porque su electorado tampoco las tiene, pero lo que nunca le perdonaría es, como buenos indignados, transigir en el repudio ante la casta. El discurso político así no es importante sino que lo importante es lo moral. O mejor dicho, lo pseudomoral: la indignación.

9.- Pero, ¿entonces qué gana PODEMOS, qué gana el PP y, también, qué gana La Sexta?

PODEMOS busca el poder. Alguien podría preguntarse ¿pero PODEMOS con esta negativa al pacto no se estaría cerrando la propia posibilidad de gobernar? Y aquí radica el error de base. La estrategia de PODEMOS es generar un ambiente absoluto de indignación en el cual lo menos importante sea discutir la solución al problema socioeconómico español sino un ambiente de linchamiento moral, lo contrario a la moral, en el cual el ánimo de venganza y resentimiento se imponga sobre el raciocinio político. PODEMOS sabe que no podrá conseguir el poder en estas primeras elecciones y por ello dejaría gobernar al Partido Popular para aumentar ese clima de indignación y su extensión entre la clase media depauperada, y los jóvenes universitarios que básicamente ya se veían como la futura casta –la ironía me puede- y que ahora tienen sus sueños truncados, pensando con ello aumentar su voto para la siguiente votación.

Y, paradójicamente, por eso mismo el Partido Popular es el primer interesado en el auge de PODEMOS. Efectivamente y por dos razones.
Conocedor de que el número de votantes de PODEMOS se va a estabilizar pronto y dejará de subir quedándose en un tanto por ciento que les va impedir gobernar, PODEMOS sin embargo va hacer el papel de la izquierda unida extremeña. Gracias a ellos el Partido Popular, la derecha que ha roto el pacto social marcado por la constitución que determinaba este país como un estado social y democrático de derecho, podrá seguir gobernando otros cuatro años. Extremadura, y perdón a los extremeños, toma España.
Y, segundo, mientras tanto y durante esa legislatura creará una campaña de terror ante los “radicales” que buscará calar en su electorado, no necesitado ya la mayoría absoluta, para mantener, ya ni tan siquiera superar pues no le es necesario, su voto. Efectivamente, al PP ya le valdrá con mantener un tanto por cierto suficiente para ser el partido más votado pues la izquierda anticasta ha llegado para facilitarles el poder.

¿Y La Sexta? Un círculo efectivamente no está cerrado si todos sus puntos no equidistan del centro. El juego de La Sexta, y en menor medida del grupo Telecinco pero parecido, es sin duda el más astuto. La Sexta se ha constituido como el medio de comunicación de PODEMOS. Su idea es hacer un doble juego: por un lado, si PODEMOS llegara al poder La Sexta saldría ampliamente favorecida; por otro, en el caso de gobernar el PP, La Sexta siempre podría hacer el juego a la oposición al tiempo que la controla jugando así a dos bandas –como ya ha hecho, por ejemplo, con el aviso a Pablo Iglesias en la entrevista de Ana Pastor recordándole quién manda y qué no es tan listo-. Así, La Sexta, y siguiendo su juego se une Cuatro, apoyan y controlan, de acuerdo a PODEMOS y de acuerdo al PP. Y siempre ganan.

10.- Julio Anguita, tantas veces ridiculizado, tenía un lema político racional: programa, programa y programa. La idea, adulta, era que se pactaría de acuerdo a unos contenidos políticos concretos.
PODEMOS, sin embargo, tiene un lema sencillo: casta. Y siempre el otro es casta, aunque ellos trabajen en un sitio tan alejado de las influencias y oligarquías como la universidad.

y 11.- Los niños en el patio se ponen a hacer un equipo de fútbol y siempre hay alguno que dice: yo contigo no juego que me caes mal. Bueno, son niños pensamos. Pero nunca creímos que llegaran a hacer partidos políticos.