jueves, diciembre 30, 2010

INTERNET Y LA PROPIEDAD

0.- Para ver una explicación más concreta sobre el problema de la propiedad intelectual ver esto.

1.- La globalización como proceso novedoso del Capitalismo no debe entenderse como una conquista exterior, eso está ya en los orígenes del sistema a través del colonialismo, sino fundamentalmente como una conquista del interior, de la vida diaria de los individuos. Es cierto que esa conquista exterior, de la metrópoli a la periferia, tiene ahora un componente nuevo pues no solo implica la búsqueda y adquisición de materias primas sino también la creación de mercados -y por eso la servidumbre occidental ante la dictadura china, por ejemplo- . Sin embargo, lo realmente nuevo es como la vida individual se ha convertido, en cada instante, en creación de beneficio capitalista. Esa es la globalización capitalista auténtica.

2.- Esta vida como productor permanente de beneficio es la constante existencial - déjense de filosofías baratas- del sujeto actual y es la clave del desarrollo novedoso del capitalismo -nota: por supuesto que esto no se entienda como una defensa de la estúpida vida de épocas pasadas cuyo único objetivo era la defensa de la ociosidad de las élites-. Así, el análisis radical del capitalismo ya no puede hacerse desde perspectivas de lucha de clases o explotación en el trabajo sino desde la crítica y análisis de la vida en sí misma como mercancía.

3.- Sin embargo, esto no nubla los aspectos concretos y su comentario, sino que arroja sobre ellos una nueva luz.

4.- El primer punto falso de todo el problema de la propiedad intelectual en internet es presentarla como algo en peligro: nadie lo ha puesto en duda. La propiedad intelectual, es decir que la obra pertenece en su integridad a su autor y no puede plagiarse, está claro. Nadie, confiamos, quiere plagiar Torrente. Por tanto, la propiedad privada del autor no parece correr peligro. Si lo que realmente desea un autor es tener público parece claro que la época del libre tránsito por internet de las obras es la época dorada.

5.- La creación, y los creadores no parecen correr peligro. Es más, al eliminar la figura del intermediario entre obra y espectador, lo que ha logrado internet es posibilitar la utopía de un mundo donde quien quiera puede hacer pública su obra -de hecho si alguien me lee es lo que yo estoy haciendo ahora-. Es decir, una extensión extraordinaria de la cultura como creación. Y algo sin precedentes en la historia. Desde la extensión creativa: gracias internet.

6- No se trata por tanto, no es eso, cuando se critican las descargas de una lucha por la cultura y los creadores. Hay más creadores que nunca y como tales nos va bien. Ni en mis mejores sueños pensé tener este medio a mi alcance. Pero, yo no cobro. Y creador soy, otra cosa es lo de la cultura.

7.- De lo que se trata es de la mercancía cultura, desde que esta tiene un acceso masivo al mercado gracias a la industria. Es decir, lo que está ahora en juego es que la moderna tecnología ha permitido el tránsito directo de las mercancías de esta industria de la cultura a la gente sin necesidad de pagar por ello. Y esto resulta un problema. Jugando con una mercancía de esa misma industria, el deseo de que llueva café en el campo se ha cumplido y de pronto los artistas asalariados se han dado cuenta de que ellos estaban con la malvada multinacional y no con los aguerridos agricultores –por jugar con la falsa dicotomía-. Como en los cuentos de terror se despertaron con el espanto del deseo cumplido.

8.- La máxima extensión cultural posible ha chocado con el interés económico de una industria concreta. Y los autores asalariados de mercancías de la industria cultural se han posicionado con el conglomerado industrial. Viven de ella y puede ser un interés legítimo. Pero nada que ver con el arte, la cultura y la creación.

9.- Y también es ingenuo mantener que los usuarios de descargas lo hagan por un afán revolucionario. Lo hacen para ahorrar dinero.

10.- El arreglo hubiera sido fácil. Al fin y al cabo era solo un asunto económico para las dos partes. Sin embargo, la industria cultural quiere mantener un status que ya no puede de acuerdo al avance tecnológico. Tampoco hay que culparla. Ahí está el carbón como ejemplo.

y 11.- ¿Pero sólo un tratado entre partes? ¿Sólo este problema? Volvamos a 1. Y a 2. Internet forma parte ya, y lo hará aún más, de la vida cotidiana. Vida es producción. Internet, por tanto, no puede estar ajena a ello. Nada es gratis. Y la cultura -¿cultura?- menos. Es el desarrollo del capitalismo.

viernes, diciembre 24, 2010

VIDA INTERIOR/72: (que sí, que) FELIZ NAVIDAD

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz



El apartamento, de Billy Wilder (1960)

jueves, diciembre 23, 2010

CREADORES (de mercancías)

Lo más interesante del fracaso momentáneo de la llamada Ley Sinde –que no piensa dimitir, ¿y usted?- es el empleo de la palabra creadores, y la extensión a cultura, refiriéndose a un sector de la producción económica enmarcado en la industria de la cultura. Si yo, o usted, tenemos una web, o incluso dos, con material hecho por nosotros y gratis, ¿no somos creadores y cultura? Parece claro que sí. Pero no pertenecemos a la producción económica con ello. Por lo tanto el término “creadores” no resulta preciso pues no define lo que pretende. Mejor sería llamarles trabajadores de la industria cultural. O productores de mercancías para el ocio ¿Por qué no se les llama así? Porque entonces el centro del debate se desplazaría a otro elemento que es el de la propiedad privada de los medios de producción y las mercancías –ya sean obras supuestamente culturales o no-.
Pero es ese, precisamente, el debate real.
Más aburrido.
Menos romántico.


martes, diciembre 21, 2010

BLAKE EDWARDS: UN RECUERDO

El mayor movimiento artístico de todo el siglo XX no está en los museos ni en las bibliotecas. Además, seguramente en su hogar, incluso en el mío, hay un cachito del mismo en forma de dvd o de película descargada. Porque el mayor movimiento artístico del siglo XX es el cine clásico americano: aquel que empezó con el siglo veinte y terminó hacia la segunda mitad de la década de los 60 de esa misma centuria.

Ciertamente, el cine clásico americano fue una industria creada con el único fin de generar beneficio económico. La finalidad última de los productores, al menos de la mayoría de los mismos, no era sino generar una industria altamente productiva en el aspecto económico. Y es curioso, pero eso nunca le fue perdonado por los mismos intelectuales que, sin embargo, alababan el cine soviético surgido para defender la dictadura comunista cuando en el fin, algo repugnante moralmente, ambas industrias se parecían tanto. Sin embargo, esa misma industria cultural afincada en Hollywood permitió con su estructura y forma de trabajo, a diferencia de la actual, no solo la creación de genios irrepetibles en el arte -y entre ellos uno de los mayores artistas de la historia como John Ford comparable a Shakespeare o a Velázquez- sino también, y de ahí su grandeza, que autores que en otras circunstancias nunca hubieran llegado a una obra tan importante artísticamente lo lograran por dicho sistema. Se trataba de buenos directores, no genios, que sin embargo y por el propio modelo productivo al que sirvieron, hicieron películas geniales.

Blake Edwards perteneció, como tantos otros, a esa categoría de director.

Es reciente el fallecimiento de Blake Edwards. Y hoy en día los periódicos nos lo presentan como autor de comedias sofisticadas características de eso que se llama glamour. También lo fue, sin duda. Sin embargo, las mejores comedias de Edwards tenían algo extraño enfrentadas a las de otros directores. Mientras que Cukor, Minnelli o Hawks tuvieron que diferenciar claramente los personajes de sus comedias, siempre festivos, de los del resto de sus obras –donde la tristeza y la carga melancólica ya podía salir sin tapujos- y mientras que otros autores de comedia ni tan siquiera se lo planteaban –como Lubitsch o Sturges- en la obra de Edwards, al menos en sus grandes películas, había algo extraño: sus personajes desvalidos, alejados de la alegría. Efectivamente, los protagonistas de las grandes obras de Edwards eran ajenos al mundo de la comedia tradicional americana. Y lo eran no por motivos sociales, como en la gran comedia italiana, sino por otra causa: motivos de existencia –nota: obsérvese como he evitado aposta utilizar el muchas veces repugnante término existencial-. Las películas aparentemente cómicas no parecen soportan bien a los perdedores si no es para reírse de ellos.

Sin embargo, desde el auténtico patetismo de Peter Sellers como actor hindú fracasado que no quiere morir en su única escena de protagonismo en El guateque -por cierto, una de las mejores escenas cómicas de todos los tiempos- hasta el ridículo y engreído Clouseau -nota: lo reconozco, siento debilidad por él-, pasando por la desvalida Audrey Hepburn de Desayuno con diamantes, todos los personajes de Edwards cruzaban el límite que hay entre lo gracioso y lo trágico. Y precisamente fue en ese tránsito, por otra parte frecuente en el cine estadounidense, donde se vio la auténtica maestría de Edwards como autor. Efectivamente los personajes de las películas de Edwards, y también en un drama tan extraordinario como Días de vino y rosas, estaban siendo permanentemente burlados por sus propios sueños incumplidos. Así el comercial alcoholizado de Días de vino y rosas o la pueblerina que escondía su candidez debajo de la sofisticación falsa del mundano Nueva York en Desayuno con diamantes no eran sino el reverso tenebroso del sueño americano: cualquiera podía llegar a cualquier cosa y eso incluía no llegar a nada. Y por eso las películas de Edwards escapaban al género estricto de la comedia para ser algo más.

Lo sorprendente de Shakespeare es que incluso en sus aburridísimas comedias –ahora usted se indigna- hay un texto que emociona. Lo sorprendente de Ford es que incluso en sus peores película, hay una escena que acongoja. Edwards nunca tuvo esa suprema calidad, pero en al menos dos momentos de su carrera logró algo genial. Fue en dos películas aparentemente contrarias y sin embargo con el mismo tema: Desayuno con diamantes y Días de vino y rosas. Una, la primera, situada como una comedia sofisticada de gente elegante y en color y otra , la segunda, presentada como un drama social de clase media y en blanco y negro son, sin embargo, obras gemelas. Ambas tratan, en efecto, del desamparo y la falsa ilusión. En ella, los personajes llevan una vida aparentemente divertida, que les llena su tiempo evitando el vacío de pararse. Pero la vida no es solo el transcurrir del tiempo. Así tanto Audrey Hepburn como Jack Lemmon, también aparentemente antagónicos, se unen en una sola realidad: el descubrimiento de que la mentira de la ilusión no es vida. Y que los sueños que hasta ahora han llenado su existencia han devenido en pesadillas. Ese mundo de seres desamparados, por otra parte característico del cine americano clásico, se construyó así como discurso en cierto cine de Edwards y llegó a su cima en estas dos obras. Unidas además por un final y un inicio curiosamente similares. Lemmon ve a través de la ventana, en la escena final de Días de vino y rosas, cómo el amor de su vida se aleja para emborracharse mientras el anuncio de neón de un bar se refleja en su cristal; Hepburn, en un principio majestuoso en su tristeza, come su desayuno guardado en una bolsa de papel mientras vestida de prostituta de lujo observa las joyas de Tiffany´s. El sueño no cumplido.

El cine americano clásico murió. Pero ustedes tienes seguramente un trozo de él en su casa. Y pueden conseguir más. Preservar la auténtica cultural, aquella que va unida a la emancipación y no a las tradiciones paletas, forma parte de una forma de entender la vida como algo más que un transcurrir del tiempo. Pueden volver a ver este fin de semana Desayuno con diamantes, por ejemplo. Y sentir que una vez, solo una vez, el arte más elevado fue para la gente como usted y como yo.


jueves, diciembre 16, 2010

A VECES ACIERTAN

El Parlamento Europeo no es un órgano inofensivo. Antes bien, es un órgano peligroso. Sin embargo, a veces, a saber la causa, acierta en la defensa de los derechos humanos.

Por cierto, también, seamos sinceros, esto demuestra que todavía hay cierta diferencia, como mínimo retórica que no es poco, ente la izquierda y la derecha. Y tal vez en esa diferencia reformista esté una parte muy importante del papel político, en cuanto a institucional, que los partidos y movimientos sociales de izquierdas deben jugar. Ellos que se dediquen a defender los derechos ya existentes y a conseguir más en un plano reformista y que nos dejen a los individuos concretos con nombres y apellidos las ínfulas, o tal vez las reflexiones más reales, revolucionarias.

martes, diciembre 14, 2010

WIKILEAKS Y EL ASUNTO DE LA LIBERTAD

Empecemos por una perogrullada extendida por tanto periodista que todo lo sabe: los papeles de Wikileaks no traen nada nuevo. Es cierto. Todo lo que ha publicado desde la filtración de Wikileaks o bien se sabía con certeza o bien se sospechaba. Sin embargo, también es cierto que ha resultado una experiencia interesante por la reacción, en muchas ocasiones histérica, que ha suscitado.

Empecemos por un tema al parecer al margen pero muy curioso. Como todo el mundo sabe, Assange, el propietario de la página Wikileaks, se acaba de entregar en Londres tras ser buscado nada menos que por Interpol y acusado, otra vez nada menos, que de un delito como es la violación, según cuenta la prensa. Sin embargo, todo es distinto –y este todo es muy importante-. Si leen esto, donde se cuenta de forma bastante objetiva el caso, verán qué ocurrió realmente y empezarán a sorprenderse. Pero aún más. Porque resulta que a raíz de dicho terrorífico delito, hay que leer el enlace anterior para entender la ironía, las empresas de pago, con las que cualquiera puede comprar cualquier cosa en el mundo o donar a cualquier asociación incluyendo cualquiera –otra vez, obsérvese la ironía-, han montado en cólera moral y han decidido suspender toda relación, y eso incluye donaciones, con la página web. Es decir, de pronto Assange se ha convertido en el enemigo público número 1. Pero curiosamente por nada, al menos en la apariencia, relacionado con las filtraciones diplomáticas. De eso no se le acusa. Al final, Assange, detenido por violación como dicen los titulares, es peor incluso que los controladores aéreos –nota: por cierto, a este paso entre la autoproclamada izquierda y la derecha sin autoproclamar les nombran víctimas-. Y claro, cuando se arma una así surge la pregunta: ¿qué importancia tienen los papeles desvelados por Wikileaks para que a Assange le hayan acusado de violación?

Vayamos respondiendo a cada idea.

Primero contestemos a los que defienden que la publicación de los papeles es un mal pues esa gente lucha por nuestra libertad. La idea aquí es electiva. No cabe duda, de que algunos de los implicados pensaran que es una lucha, efectivamente, por la libertad. Sin embargo, no cabe duda, también, que los papeles refuerzan, pues sería ingenuo pensar que la idea sale de ahí, la idea contraria. Parece claro que la diplomacia americana, y por lo visto igual las otras, está lejos de pretender, siquiera, un estado mundial de extensión de libertad. Podríamos hablar de los EEUU, pero mejor hablemos del propio gobierno español que nos pilla más cercano por nuestra nacionalidad. ¿Por qué el gobierno de Zapatero apoyó un golpe de estado en Mauritania que acabó con la incipiente democracia? Por intereses estratégicos. Es decir, el gobierno español actúo en contra de la libertad de los habitantes de Mauritania. ¿Defensores de la libertad? Defensores del acuerdo de pesca. La libertad acaba, pobres mauritanos, en el lomo, bien rico sin duda, de una pescadilla. La Alianza de las Civilizaciones era esto.

Segundo, la situación de nuestra política nacional. Resulta curioso que un PP empeñado en ir contra el gobierno ante cualquier situación, incluyendo huelga de controladores o actuaciones policiales frente al dopaje, sin embargo haya silenciado cualquier referencia a las revelaciones filtradas. El gobierno es un mentiroso compulsivo en política exterior –“necesitamos un gobierno que no nos mienta”, ¿se acuerdan?- pero el PP aquí no entra: es que no mete la pata ni González Pons. Y la pregunta es por qué. ¿Por qué? Porque si algo enseñan los papeles de Wikileaks, mejor lo reafirman, es que la politica exterior de un estado no es sino la política exterior de los intereses de la oligarquía de ese estado. Y en eso están de acuerdo PSOE y PP. Así, cuando Wikileaks señala la vergonzosa actuación del estado español defendiendo a diestro y siniestro dictaduras, aunque hablando mal de ellas, lo que hace no es sino defender las inversiones económicas de las empresas españolas realizan en esas dictaduras por encima de las ideas votadas. Y eso, lógico, también lo hace el PP. Y así, ambos partidos y los demás, cuando hay un interés nacional de los ciudadanos reflejados en la urnas y el interés nacional de la oligarquía económica reflejada en las inversiones en el extranjero no dudan en su elección. Por cierto, ¿de qué viven los partidos políticos?

¿Pero y el malvado imperialismo americano? Si ven el punto anterior verán que lo más sorprendente de las revelaciones de la web es que tal imperialismo solo se diferencia de la diplomacia española en su capacidad de poder y no en sus deseos. Incluso es más. Si uno compara la acción estadounidense, en relación a su capacidad de influir, y la de varios países europeos asiste atónito al hecho de que los americanos aparecen incluso como pánfilos idealistas frente a la defensa de las oligarquías efectuadas por la diplomacia europea en, por ejemplo, todo el norte de África. La hipocresía española, como caso que más nos atañe, es mucho mayor que cualquier acción americana. Eso sí, el problema surge que mientras nuestros ministros insultan ellos bombardean. Pero eso es solo una distinción de medios, no de deseos aunque también importante.

La fuerza de las revelaciones de Wikileaks, y por eso su persecución, ha sido así terrible. Ha demostrado el doble juego inmoral de nuestros partidos políticos que se presentan con una cara y en realidad tienen otra. En el fondo, y en la forma, Wikileaks ha puesto en jaque la diferencia existente entre las promesas electorales en política exterior y la realidad de estado. Todos ya sabíamos las diferencias entre esas promesas y la realidad nacional –de hecho, el último ganador de nuestras presidenciales negaba la crisis- pero la política exterior, por la poca atención prestada salvo en caso de guerra, escapaba a ello. Ahora no puede. Así, las revelaciones han puesto al descubierto que también aquí el poder político es una falsificación de la soberanía popular. Uno vota, ¿para qué? Esa es la pregunta que lanza Wikileaks.

Pero hay algo más. ¿Cómo los periodistas, ese gremio, no han corrido a proteger a Assange? Porque Wikileaks ha demostrado algo más: que los medios de comunicación actuales no son sino apéndices de la propia oligarquía económica y política. Lo que Wikileaks ha hecho no es más que periodismo de toda la vida, desnudar al poder, pero que ya nadie hace. Así, Wikileaks ha mostrado a su vez cómo la prensa está domesticada. Y esta responde diciendo que assange está acusado de violación.

La libertad de expresión es curiosa. Es el único derecho que se debe defender para que puedan perjudicar a uno. Por eso, tal vez, sea una de las bases de la democracia. Y con la persecución a Assange y Wikileaks está en peligro. No se trata de que Wikileaks sea la libertad de expresión. Se trata de que si no lo es también queremos leerlo.

miércoles, diciembre 08, 2010

EN APOYO A WIKILEAKS

Queda pendiente un artículo largo, está en marcha pero tengo que corregir -nota: que estres, parezco un controlador pero cobrando mucho menos-, para explicar la causa definitiva de dicho apoyo. Pero mientras tanto queremos que quede claro que nosotros apoyamos a WIKILEAKS.

viernes, diciembre 03, 2010

OTRA HUELGA (ni eso) DE SEÑORITOS (pero más gentuza)

Los controladores aéreos son técnicos cualificados para leer radares. No se trata de nada excepcional que requiera años y años de especialización o unas condiciones personales excepcionales. De hecho, su trabajo, y afortunadamente a la vista de su megalomanía, ya está siendo sustituido por máquinas y seguramente, aún seremos más afortunados, todos sabemos que en un plazo no demasiado largo será absolutamente mecanizado.

Pero, exclaman, ¿y nuestra responsabilidad en las vidas humanas? Bueno, cuando cada mañana cojo el metro y no se me ocurre besar en la mejilla al conductor, que tiene mi vida entre sus manos, por su extraordinaria responsabilidad. Ni a los médicos. Ni a los policías de tráfico, ¿se imaginan a un agente cambiado las señales?, o al servicio de control de los semáforos de mi ciudad. Ni tan siquiera me beso a mí mismo porque cada día tengo el futuro de unos 200 alumnos en mis manos -aunque tal vez esto solo sea síntoma del fracaso de la educación en España-. Y resulta también curioso, pero para llegar a mi trabajo se exige mayor cualificación académica que para ser controlador aéreo. Sin embargo, gano diez veces menos al año.

¿Y por qué gano diez veces menos al año? Pues es sencillo. Por la ley de la oferta y la demanda y no, como nos quieren hacer creer, por la dificultad propia del trabajo y su exigente responsabilidad. Responsabilidad ya la tengo, y más, yo. Y cualquier profesor, y cualquier médico, y cualquier bombero o conductor de autobús o de tren. Y no digamos un policía. ¿La ley de la oferta y la demanda? Pues tampoco, porque resulta que para ser controlador hay que pasar una oposición –como para profesor, médico, bombero, policía,…- y ahí está el problema. Para los sucesivos gobiernos ha sido más cómodo, y seguramente barato, hacer las oposiciones a cuentagotas y pagar horas extras a los controladores ya existentes. Es decir, restringir artificialmente el acceso a ser controlador y con ello –no por su extraordinaria cualificación- convertir un trabajo en un privilegio. Y así, por culpa de todos los gobiernos, esto ha acabado en secta: hay tan pocos que son imprescindibles y su poder es grande. Se han convertido en una oligarquía.

Y ahora reconozcámoslos. El único que se ha atrevido a meter mano a este colectivo engreído ha sido el actual ministerio de Fomento y su ministro José Blanco. Y lo único de lo que se le puede acusar es que sus medidas sean timoratas, especialmente para un gobierno que no duda en congelar pensiones, bajar sueldos a funcionarios o eliminar ayudas necesarias. Al fin y al cabo, las oligarquías se quieren. Y por eso hoy ha salido un decreto sobre este colectivo absolutamente privilegiado que pretendía quitarles solo el chocolate del loro. Y claro, los niños de papá se han enfadado de acuerdo a su pensamiento pijo: osssea, no. Y del berrinche, indignarse es una acción demasiado madura, se han puesto todos malitos. Malitos, a pesar de su extraordinaria cualificación y su terrible responsabilidad ante Dios y la historia.

Pero lo más terrorífico de todo, ya acabo, no es que este montón de hijos de papá -que es un insulto peor sin duda que ese otro que se le parece y se nos viene a la mente- hayan montado en cólera porque alguien se haya atrevido a pedirles que ganen un poquito menos a costa de trampear en sus horas laborales, sino la respuesta que esos dos gloriosos sindicatos de clase, como son UGT y CCOO, ¿pero de qué clase?, han tenido señalando que la culpa principal es del gobierno. Imagino que luego los liberados sindicales coincidirían en el bar con los controladores de baja. Todo, eso sí, en horas laborables y asumiendo su, compartida, extraordinaria responsabilidad. Y no lo olvidemos, cualificación. Me los imagino recitando a Shakespeare entre gintonic y gintonic.

jueves, diciembre 02, 2010

POLÍTICA (inter)NACIONAL/y 2

O esperen antes de deicr nada, ¿votarían quizás al gobierno irlandés?

Vale la pena citar el caso de Irlanda: hace sólo 25 años, Irlanda era uno de los países más pobres de la Unión Europea. Sin embargo, hoy, en 2006, Irlanda es el país más rico de la Unión Europea, tras Luxemburgo. Hasta el punto de que Irlanda, que desde el siglo XIX siempre había sido un país de emigrantes, se ha convertido en país de acogida de inmigrantes. Y este milagro económico tuvo su origen en políticas liberales. Es decir, en las bajadas de impuestos, en los recortes del gasto público, en el equilibrio presupuestario, en la liberalización de la economía y en la apertura a las inversiones extranjeras y al comercio internacional.