jueves, febrero 28, 2008

SOLO UN POCO DE ESPECTÁCULO (que no de deporte)

1.- Es ingenuo decir que lo que voy a narrar -breve hoy, otro día me extenderé- es sobre deporte. Yo, personalmente, no voy al Benarbéu a ver deporte, voy a un espectáculo. Y los protagonistas no son deportistas. Y no lo veo mal. Deporte harán los aficionados, no los profesionales.

2.- Resulta ridícula la polémica sobre Cerezo. Sólo desde la perspectiva de un aficionado imbécil a uno le puede molestar que el presidente de su club pose con una camiseta de otro equipo. Se llama cortesía. Entendámonos, soy del Madrid y si el Barça juega la final de la Copa de Europa, yo aún la llamó así, voy con el otro equipo -bueno, si es el Sevilla, el Valencia o el Bilbao me lo pienso porque prefiero que gane el Barça-. Pero si me regalan una camiseta personalizada del Barça, al que siempre agradeceré que venga aquí a jugar al fútbol, pues la enseñaré. Al menos por cortesía.

3.- Desconozco el nivel cultural de Bahamontes. Creo que ganó un tour. Amstrong ganó seis, me parece. Bahamontes, me parece, nunca dijo nada contra la dictadura de Franco en París. Le debió faltar indignación moral por los fusilados. Son ideas que me surgen, ya sé que sin sentido ante la gente que odia la injusticia. Ahora, Bahamontes insinúa algo contra el ciclista estadounidense. Si el aguila de Toledo, que ganó un tour, sabe algo de Amstrong, que ganó seis, debería a un tribunal. A lo mejor que hable con L´Equipe. Aunque creo que luego no demostró nada.

4.- Voy al fútbol con mi hermana. Y el otro día dijo algo muy interesante. Si toda esta vehemencia de la gente ante el árbitro, señaló, la gastaran en reivindicaciones sociales, este país sería un paraíso.

5.- Pues eso. No es un paraíso.

miércoles, febrero 27, 2008

CULTURA, COSTUMBRE E ILUSTRACIÓN

Hay, al menos, dos significados de la palabra cultura: el primero, que podríamos calificar de antropológico, hace referencia al conjunto de normas sociales y costumbres que tienen lugar en una sociedad determinada y que se presentan de una forma descriptiva; el segundo, que podríamos denominar ilustrado, busca su significado en el juicio valorativo de que cultura es aquello que persigue la emancipación humana: la autonomía del sujeto y por ella, buscando una denominación breve, la capacidad de pensar por sí mismo. En la primera denominación prima el concepto de sociedad sobre los individuos y, con él, la socialización; en el segundo, el concepto de liberación de los sujetos. De esta forma, la denominada, desde la antropología, cultura popular suele ser desde el espíritu ilustrado algo barbárico. En ella se manifiesta la ignorancia, la generación de formas de socialización que, por eso mismo, solo buscan justificar la situación previa de dominio de unas estructuras sociales sobres otras. Así, eso que se denomina folclore o tradiciones populares suele ser un conjunto de actividades denigrantes o ridículas –aunque en las sociedades industriales avanzadas pueden estar tamizadas por el barniz del progreso con lo que dejan de ser populares y se transforman en algo, es triste decirlo, más avanzado como comerciales- en las que aparecen las peores cualidades humanas y el dominio social de un grupo sobre otro.

Pero, a su vez, no sería conveniente satanizar así toda tradición pues estas, merced a esa misma socialización, han acabado siendo parte de cualquier individuo y no necesariamente tienen un contenido moral. Así, por ejemplo, la hora de las comidas o la siesta, sin duda un pequeño paso para el hombre pero un gran salto para la humanidad, no serian sino costumbres ante las cuales no cabría el juicio ético. Al hablar de costumbres, pues, lo que importa al juzgarlas no es su pertenencia nacional o idiosincrasia, si son las nuestras o pertenecen a los otros, sino su racionalidad: las buenas costumbres serán aquellas que implican no una identidad social sino una liberación humana. Es decir, si queremos juzgar las costumbres y no solo describirlas es necesario recurrir a un criterio valorativo que sería, otros son posibles pero ninguno es más progresista, el ilustrado: ¿liberan al ser humano?. De esta forma, al lado de costumbres que no pueden ser motivo de exigentes juicios morales -tan emancipatorio es comer a la una del mediodía como a las tres, aunque a uno ya socializado sólo de pensar en comer un plato de lentejas tan cerca del mediodía no le hace sino producir extrañeza- existen otras -como las que atañen a absurdos tabúes religiosos, por ejemplo que haya animales impuros, o las que implican directamente la degradación humana, el velo musulmán por ejemplo- que si se quiere defender un ideal de emancipación humana solo pueden ser criticadas duramente y, con ello, exigir su desaparición.
Y hasta aquí lo obvio y ahora vienen las consecuencias.

¿Debemos respetar todas las costumbres? La respuesta clara -admitido lo anterior como seguramente usted, lector progresista, habrá hecho- es no, pues hay costumbres que implican una agresión directa contra el ideal de un sujeto emancipado. Y ello nos lleva argumentativamente a otra conclusión: no todas las culturas, pues estas son un conjunto de costumbres, son iguales ni merecen por tanto el mismo respeto. Pero, ¿cuál sería el criterio real, aparte de ese humanista principio de la emancipación en abstracto, que nos permitiría distinguir unas sobre otras?

No valdría un mero criterio voluntarista, una idea de emancipación sin contenido real sino que deberíamos ir a algo más. De esta forma, proponemos la siguiente. Las culturas son una respuesta a las condiciones reales de existencia de una sociedad determinada. Cuando una cultura es incapaz de responder a la realidad circundante entra en crisis y se convierte en pasado. Y la expansión mundial del capitalismo es ya la única realidad existente. De esta forma, sólo aquella cultura que responda a esta realidad es rescatable y resulta por ello grotesco pretender que culturas nacidas para responder a otras condiciones reales -y por cierto con condiciones de dominación tan inmorales, al menos, como el propio capitalismo pero sin su, todavía, potencial liberalizador- puedan responder al dominio de este. Se entra así en una nueva idea de cultura: esta, al menos desde la perspectiva de una idea de emancipación humana, no se juzga desde el bobalicón respeto a toda manifestación humana -como si lo inmoral no fuera precisamente humano, demasiado humano- sino ante la perspectiva de qué podría aportar para la emancipación en las condiciones actuales. Y así, por ejemplo, el indigenismo, tan en boga entre ciertas corrientes autodenominadas izquierdistas de Suramérica, resulta ridículo: como si la respuesta al máximo desarrollo de la racionalidad explotadora, el capitalismo, estuviera en sanguinarias civilizaciones precolombinas y preilustradas. El capitalismo es fruto, también y sería ingenuo negarlo, de la Ilustración y sólo desde ella, desde una cultura que al menos tenga una mínima relación con esta, es posible su crítica. Por eso, sólo la cultura occidental, la cual no implica ya por ese mismo desarrollo mundial del capitalismo a los individuos occidentales, puede luchar contra él.

Cuando Rajoy ha propuesto su contrato de inmigrantes ha olvidado algo importante en él. Como buen nacionalista ha situado como fundamento del mismo las tradiciones del país de acogida, olvidando, como mal liberal, que las costumbres en democracia son libres. Sin embargo, los derechos y la libertad sí se pueden imponer y no hacerlo implicaría un perjuicio precisamente para las clases sociales menos favorecidas, y los inmigrantes lo son. Así, si Rajoy se hubiera atrevido a señalar que precisamente hay costumbres entre los inmigrantes que niegan la libertad humana y queremos prohibirlas precisamente por ello, tendría razón pero, entonces, su discurso se volvería, inmediatamente, en contra suyo: pues la misma conferencia episcopal, algo más racional sin duda que la corte de sacerdotes mayas pero menos, mucho menos, que la filosofía de la Ilustración, debería a su vez ser denunciada en sus llamamientos a la Ley Natural, pobre Santo Tomás en qué manos ha caído, como producto de la superstición; o, incluso, debería negar el propio desarrollo capitalista como auténtico negador del desarrollo ilustrado occidental. Rajoy, pues, no ha pasado de la idea de cultura como antropología y considera que esta representa la idiosincrasia de los pueblos. En el fondo, Rajoy es españolista como los del PSC-PSOE, los de ICV-EB-IU o los del PNV, ERC CiU, BNG son catalanistas, vasquistas o galleguistas: paletos y, por ellos, totalitarios. Y por eso mismo ni unos ni otros pertenecen, al menos positivamente, a la Ilustración.

jueves, febrero 21, 2008

martes, febrero 19, 2008

INDEPENDENCIA DE KOSOVO

Estados Unidos, sin razón, de acuerdo.
Francia, sin razón, de acuerdo.
Alemania, sin razón, de acuerdo.
Reino Unido, sin razón, de acuerdo.
España, y con toda la razón esta vez, en desacuerdo.

Pero…
EL CAMELLO Y LA PULGA
Al que ostenta valimiento
cuando su poder es tal,

que ni influye en bien ni en mal,
le quiero contar un cuento.
En una larga jornada

un camello muy cargado
exclamó, ya fatigado:
“¡Oh, qué carga tan pesada!”
Doña Pulga, que montada

iba sobre él, al instante
se apea y dice arrogante:
“Del peso te libro yo”.
Y el camello respondió:

“Gracias, señor elefante”.
Félix María de Samaniego

El parlamento catalán y el gobierno vasco también opinan.
Y el mundo, con contenida emoción, escucha su importante discurso.


lunes, febrero 18, 2008

SALVAR LA ÉTICA DE 4º DE ESO/1: SOBRE PEDAGOGÍA

La Ética de 4º de ESO es una materia anómala. Ni el PSOE cuando gobernaba la quiso poner realmente, fue una minúscula concesión a cambio de quitar Filosofía de la LOGSE, ni el PP le dio mayor importancia, a cambio dejaba y ampliaba la Religión en la reforma de la LOGSE y especialmente en la LOCE. Luego, el mismo PSOE decidió reventarla convirtiéndola en propaganda electoral con esa nueva formación del espíritu nacional, autodenominado progre en este caso, que es Educación Ciudadana. Y el PP de Esperanza Aguirre, el futuro de la derecha, ve por fin una posibilidad de eliminarla. Mientras, el resto de los grupos callan, tal vez esperando un puesto en la organización del Congreso o alguna posibilidad de conseguir un puesto en el gobierno. ¿A quién le importa ya la filosofía?

Nos preguntamos hoy, sin embargo, por qué es necesaria la Filosofía para los alumnos –otro día nos preguntaremos por qué la quieren quitar todos-. Podríamos contestar a esta cuestión con una tropelía metafísica de hondo calado, pero sería seguramente falsa. Y lo sería porque ella misma no sería auténticamente filosófica. Si la filosofía existe es, precisamente, por su necesidad humana no tanto como naturaleza sino como proyecto. Al contrario de por ejemplo la religión, ya cumplida como un modelo de explicación del mundo que una vez fue necesario pero ya resulta gratuito, la filosofía sigue viva porque aún no ha cumplido su tarea. Y su tarea es varia y en cuanto a la educación fundamental. Y se trata de algo no abstracto, sujeto a inefables sistemas y sentimientos profundos, sino concreto y palpable: en este caso, subjetivo. Se trata, en definitiva, de contestar a la pregunta: ¿por qué los adolescente, a partir de los 14 o 15 años, deben dar algo, un poco al menos, de Filosofía? ¿Qué razón hay para explicarles aquello que ya carece de relevancia social y aparentemente sólo queda como hecho erudito? Y la clave está en la propia realidad del alumnado pues situada en el último curso de la ESO y en el Bachillerato, de los quince a los dieciocho o incluso más como es fácil de comprobar, las materias de Filosofía tienen una especial vinculación con el mundo y la problemática adolescente. Y, lo que es aún más importante, con el proyecto de una vida justa.

En los aspectos cognitivos, la Filosofía, ya sea en la Ética de 4º o en la Filosofía de 1º o 2º de Bachillerato, juega un papel fundamental. Efectivamente, y según la psicología evolutiva y en concreto Piaget, es esta la época del tránsito al pensamiento lógico-formal. En esta etapa las operaciones mentales pierden su carácter concreto y comienza a aparecer el pensamiento abstracto. Es igualmente la época, y relacionado con lo anterior, de la preocupación por los denominados “problemas inactuales”, es decir, aquellos que, a primera vista, no guardan relación inmediata con la forma de vida: la existencia de Dios, el sentido de la vida, el amor, el bien y el mal,... Así, cierta especulación abstracta -y, en cierto sentido al menos, filosófica- aparece en el adolescente y es necesario que la materia impartida sea capaz de llevar adelante dicha preocupación presentándola no sólo como un mero ejercicio intelectual, un juego de trascendencia, sino como algo relacionado con la propia realidad y el plan de vida. Y, por consiguiente, y siguiendo en cierta manera el ideal kantiano, con las preguntas y temas a los que la razón inevitablemente nos encamina no sólo en un sentido especulativo sino también práctico: a la búsqueda de la respuesta a la pregunta fundamental de qué es el hombre. A través de los conceptos filosóficos y el rigor de la argumentación racional, el adolescente debe comprender que precisamente dicha especulación aparentemente alejada de lo cotidiano es la mejor manera para enfrentarse a lo real. Igualmente, la necesidad en filosofía de recurrir a conceptos alejados de lo concreto, que van desde los conceptos morales abstractos trabajados en la Ética de 4º de ESO hasta los conceptos de la Historia de la Filosofía de 2º de Bachillerato, le ayudarán en ese desarrollo cognitivo hacia el pensamiento absolutamente abstracto. Además, el alumno, en el maremágnum de información en que se ha convertido la denominada sociedad de la información, debe aprender que las opiniones son susceptibles de ser verdaderas o falsas y, por ello, pueden ser, en primer lugar, rebatidas y, en segundo lugar, es necesario al exponerlas presentarlas argumentadamente y no con el consabido porque sí. Ahí también la filosofía, en su propio desarrollo de argumentaciones morales, sociales, antropológicas o metafísicas siempre debatidas por otros autores, enseña que la argumentación es la mejor arma para el desarrollo del pensamiento y, además, que ninguna opinión, sea cual sea su forma de presentación, es verdadera a priori, sino que debemos argumentar, conceptualizar, su verdad. Se trata en definitiva de la idea de criterio: una cosa no es verdad porque se diga, sino porque se demuestra y no todo vale lo mismo. Con ello la crítica, como la forma de ser de la propia filosofía, ayudará a formar la crítica verdadera, esto es: la razonada como forma de ser, forma de vivir, del sujeto autónomo.

Y con relación a esta forma de ser crítica y real, pues es su forma de vivir, surge la importancia de la Filosofía en lo relativo a lo afectivo y lo social. Efectivamente, es ésta una etapa en la cual el adolescente tiende a valorar el grupo de amigos, o la relación grupal y social, de un modo muy poderoso, enfrentándolo, además, al que hasta ahora ha sido su grupo de referencia, la familia. Unido a esto, surgen en el adolescente los grandes ideales teóricos pero vinculados a fenómenos afectivos, lo que les hace muy proclives a ciertas tendencias totalitarias (uniformización, el grupo como identidad, el gusto por la jerarquía, agresividad, culto al dominio,...). Por ello, el adolescente es un individuo fácilmente manipulable -por más que él, en su egocentrismo, piense lo contrario- por los movimientos identificadores y totalitarios. La Filosofía puede aquí actuar como un agente desidentificante a través de impedir, por su componente racional, la relación inmediata del sujeto con el objeto. La creación de sujetos críticos -esto es: no identificados- es, precisamente, una de las principales tareas para la propia filosofía e, igualmente, una necesidad social para la democracia si esta quiere ser auténtica. Sujetos conscientes con valores morales interiorizados racionalmente, y no como parte de la socialización o de la consigna que les haga fácilmente manipulables, exigen la creación racional de un discurso argumentado sobre esos mismos valores que se proclaman. La Filosofía, con esa carga de ideal racional -en cuanto a la necesidad de argumentación incluso en sus corrientes más irracionales- se presenta así como lo otro, aquello que no pertenece al mundo propio de la adolescencia plagado del anuncio publicitario y el lema repetido, ya en política ya en el fútbol cuando todo se ha convertido en lo mismo, y con ello como una instancia crítica necesaria para la creación de sujetos autónomos y una sociedad auténticamente democrática.

Seguramente la Filosofía desaparecerá del currículo o se verá transformada en algo así como una escolástica metafísica sin sentido -tal y como la sueña el PP- o como una formación de chavales autodenominados progres y de buen rollito -tal y como la sueña el PSOE-. Pero con ella se irá la última esperanza de contestar a aquello que ya está presente y se desarrolla: la nueva sociedad totalitaria. Pero, de eso hablaremos en el segundo artículo.

miércoles, febrero 13, 2008

MANIFIESTO DE LA PLATAFORMA EN DEFENSA DE LA FILOSOFÍA Y LA EDUCACIÓN PÚBLICA

Porque estamos de acuerdo, a continuación exponemos el siguiente manifiesto que ya hemos firmado:

Manifiesto de la Plataforma en Defensa de la Filosofía y la Educación Pública

Para cualquier sistema educativo democrático, como viene señalando la UNESCO desde 1953, resulta básico dedicar un espacio suficiente a la reflexión sobre los contenidos aprendidos en el conjunto de las asignaturas, de modo que los futuros ciudadanos dispongan de la posibilidad de articular racionalmente esa peculiar cultura que les demandará su vida intelectual y laboral (política). Resulta por tanto necesario para un programa de universalización y conocimiento, que defienda la mejora y la calidad de la Educación, la existencia imprescindible de asignaturas en donde los estudiantes adquieran herramientas teóricas y contenidos específicamente filosóficos, asegurando así su adecuado desarrollo intelectual mediante la configuración, articulación y aplicación de los saberes científicos. Distintos sectores de la Sociedad quisiéramos transmitir nuestra preocupación ante la posibilidad de que uno de los pilares de nuestra tradición cultural se vea mermado por las distintas reformas educativas.

La aplicación de la LOE va a afectar, en general, a la posibilidad de una enseñanza integral y de calidad al devaluarse los contenidos más teóricos de la educación, como son los científicos y los filosóficos. Esto es debido a una orientación hacia la proliferación nada armoniosa de asignaturas optativas en el currículo. Arrastrada por esta inercia, esta reforma afectará a las asignaturas propiamente Filosóficas, alterando tanto los contenidos como la asignación de horas para su desarrollo. Frente a las actuales 2 horas semanales de las que dispone la asignatura de Ética, su sustituta, la Educación Ético–Cívica, sólo dispondrá en la Comunidad de Madrid de 1 hora. A la Filosofía y Ciudadanía, que vendrá a reemplazar a la Filosofía de 1º de Bachillerato, sólo le corresponden (a falta de la publicación del Decreto autonómico que establezca el currículo de Bachillerato en la Comunidad de Madrid) 2 horas semanales. Y la Historia de la Filosofía de 2º de Bachillerato se encuentra en la misma situación.

Esto significa que las asignaturas obligatorias vinculadas a la Filosofía podrían ver reducida su carga horaria en una proporción importante, además de ver recortado su contenido más propiamente filosófico.

No obstante, a la espera de que la Comunidad de Madrid cumpla con su compromiso educativo, en el momento de la determinación del 35 % del currículo que le compete, requerimos que apueste por una enseñanza de calidad, de manera tal que mantenga las horas necesarias para el desarrollo de los contenidos específicamente filosóficos.

Expuesto lo anterior, solicitamos de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid (a la que corresponde el establecimiento definitivo del currículo del Bachillerato en esta comunidad autónoma) lo siguiente:

a) Que la asignatura de Ética de 4º E.S.O. vuelva a contar con sus dos horas semanales de clase. La situación de la Educación Ético–Cívica, con sólo una hora semanal de clase, hará casi imposible un tratamiento de los problemas que no consista en un adoctrinamiento ideológico. Esto, con independencia de cualquier posible característica interna de la asignatura, se debe sencillamente al poco tiempo del que dispondrá: con una hora a la semana será materialmente imposible intentar articular reflexivamente en clase las distintas Teorías Éticas y su fundamentación filosófica.
b) Que la asignatura de Filosofía y Ciudadanía conserve las tres horas semanales de que dispone la Filosofía actual: Los contenidos mínimos establecidos en el currículo de Bachillerato requieren un tiempo suficiente para dotar a los alumnos de las herramientas conceptuales mínimas para articular la reflexión teórica exigida. La permanencia en el currículo de un bloque destinado a la introducción general a la filosofía, junto a los bloques específicos de filosofía política, hace que sea indispensable contar con esta tercera hora en 1º de Bachillerato.
c) Que la asignatura de Historia de la Filosofía cuente con cuatro horas semanales de clase: De entre todas las asignaturas de las que los alumnos tienen que examinarse en la P.A.U., Historia de la Filosofía se encuentra en una situación desfavorable, pues dispone únicamente de 3 horas semanales para su desarrollo frente a las 4 horas de las que dispone el resto. Frente a este clamoroso agravio comparativo se hace necesario disponer de 4 horas semanales para su desarrollo.
Solicitamos, en definitiva, el apoyo de todos: de los profesores, que saben de la importancia de un exigente nivel de contenidos, de alumnos, madres y padres, de las Administraciones Públicas y de todo ciudadano conocedor de los requerimientos de una cultura democrática. Pues no reclamamos sino los medios y la organización necesarios para la formación científica y teórica de los ciudadanos cultos que nuestra sociedad reclama.

Para firmar el manifiesto puede enviar un correo indicando su nombre, DNI y profesión a la dirección:

plataforma.filosofia@gmail.com

Para saber más: http://www.filosofia.net/materiales/manifiesto.html

martes, febrero 12, 2008

CUENTA ATRÁS/7: SUBASTA DE LENGUAS

Lo más sorprendente de la propuesta de Esperanza Aguirre no es que haya un colegio en catalán en Madrid -estamos en elecciones y hay que ganarlas como sea- sino que decida que el colegio sea público. Pensará que sólo irán los inmigrantes y los del Español. Los del Barça irán a la concertada: como Dios manda.

miércoles, febrero 06, 2008

CUENTA ATRÁS/5: MIÉRCOLES DE CENIZA

La última propuesta de Rajoy es digna de Esquerra Republicana, de CiU, del BNG, del PSC, de EB o del PNV. Es digna de un gobierno catalanista, vasquista, galleguista, andalucista o españolista: paleto. De todo, en fin, menos digna de una democracia. En una palabra: es digna de la derecha. Nos ponemos a explicarlo enseguida –si podemos-.

lunes, febrero 04, 2008

MARTES DE CARNAVAL

Los malcriados ricos que habitan en la zona residencial de La Moraleja de Madrid imagino que quieren que sus impuestos retornen a ellos para contratar más criadas filipinas y jardineros marroquíes. Sería lo justo, exclaman.

Los principales integrantes del gobierno catalanista y de (autoproclamada) izquierdas, quieren imitar a los malcriados ricos. Tienen un ejemplo en el País Vasco y Navarra.

La máscara de izquierdas.

TOTALITARIOS Y CÓMPLICES

Las manifestaciones auspiciadas por el poder suelen tener un aspecto, no siempre bien es cierto, entre ridículo y patético y bastaría para certificarlo recordar aquellas realizadas por el dictador en la Plaza de Oriente. La acontecida el sábado 26 de enero en Bilbao no escapa a ninguna de las dos cualidades: ridícula y patética. Y con un lema que, cuando menos, es genial en su literalidad: en defensa de nuestras instituciones. Obsérvese algo: ya no se defiende la democracia, la libertad, o cualquier otra idea, sino nuestras -ya posesivo- instituciones: el puesto de trabajo del nacionalismo vasco y del tonto útil IU-EB.

Es bonito defender las instituciones cuando son las nuestras y no las de todos. Así, han salido a la calle en Bilbao, siempre tan callada la ciudadanía nacionalista y los tontos útiles ante otras cosas, para defender lo suyo: su gobierno y, los tontos útiles, su consejería -curioso: la de urbanismo-. Pero, este escrito sería en sí demagógico, nos estamos dando cuenta, si no comenzáramos a argumentar. Porque la indignación moral está bien para aquellos que se sienten por encima de lo real, pero no debe ser usada por quienes pensamos que somos gente que está por debajo, subyugada, por la realidad. Y así: ¿qué ha tenido de repugnante moralmente la manifestación de Bilbao?

Podríamos argumentar las razones que han llevado a tanto ciudadano nacionalista, y los tontos útiles, a manifestarse por sus instituciones. Pero siempre es mejor, al menos así creemos, cederles a ellos la palabra para analizar sus razones. En efecto, si vamos a criticar a quienes estuvieron es porque vamos a criticar sus razones. Comencemos.

Comienzan su artículo los autores con lo que podríamos pensar iba a ser una interesante polémica jurídica.
¿Cómo interpretar que los principios interpretativos de un tribunal puedan exonerar de responsabilidad penal a un banquero (…) y que ese mismo tribunal olvide sus propios criterios y condene a tres representantes públicos? ¿Cómo entender que tras, un sobreseimiento de la causa y dos sentencias absolutorias se retuerza la lectura jurídica de un caso hasta alcanzar la condena?

Excelente, pero lástima que la interpretación jurídica no se haga. O dicho de otro modo, lástima que no se nos explique por qué esto está mal. Ni lo negamos ni lo admitimos: solo queremos que se nos explique por qué los autores del artículo creen que se ha hecho eso. Pero, cabrían aquí dos posibilidades: o bien nosotros, es lo que tiene la gente que no se dedica a la política y al bien común, no lo entenderíamos, con lo cual sería absurdo explicarlo; o bien, no merece la pena su explicación por la evidencia. La primera es rara: uno siempre espera que nos den una oportunidad para demostrar que en el fondo somos gente espabilada que incluso podemos votar (y a veces incluso tan espabilados que nunca votaríamos nacionalistas ni tontos útiles); la segunda es terrible: evidente es aquello de lo que no se puede dudar. ¿Podemos dudar de que la sentencia sea injusta? Hombre, yo incluso puedo llegar a pensar de que es justa (y a lo mejor la injusta es la de Botín). Pero yo soy rarito…

Pero el artículo sigue, tal vez porque esté mal escribir un artículo tan corto.
¿Cómo comprender que, todo el mundo se equivoca (…) salvo la escabrosa y montaraz “verdad jurídica” de un sindicato ultraderechista, antisistema y de dudosa reputación democrática? ¿Cómo creer en la independencia de un tribunal que no ha detenido su actuación hasta alcanzar el objetivo condenatorio en un ejemplo palmario del dicho popular de quien “la sigue la consigue”?

Aquí la cosa se complica. Obsérvese algo. En primer lugar se niega la posibilidad de que alguien pueda tener la verdad por sus antecedentes. Esto no nos parece muy racional: la verdad está en argumentos no en la forma de ser de las personas. Por ejemplo, nosotros podríamos decidir que quien gobierna con la derecha racista vasca y con quien se muestra tan equidistante entre las víctimas del terrorismo y sus asesinos no puede decir nada interesante y acabar así el artículo, pero consideramos que la verdad está en la argumentación y no en las personas. Sin embargo, los abajo firmantes ya han puesto un argumento ad hominen: si el sindicato es de ultraderecha no puede tener razón. Pero bueno, yo no soy tan de izquierdas.

Pero lo mejor viene luego. Pues se afirma que el tribunal no ha detenido su actuación hasta alcanzar el objetivo condenatorio -creo que eso se llama acusar de prevaricación- sin prueba alguna. Nada se demuestra de esto en el artículo, pero da igual: resultará evidente especialmente si uno es vasco-vasco o, en su defecto, tonto útil. Sin embargo, no lo es para mí: pero, ya saben, no soy verde, lo cual como profesor y a mi edad es un alivio, ni rojo.
La Sentencia del Tribunal Supremo (…) es, sin duda alguna, una de las decisiones más graves y de mayor alcance que representantes de un poder del Estado han protagonizado contra la voluntad democrática de la sociedad vasca (…).

La cosas mejora. Obsérvese como si el tribunal condena la acción de unas personas determinadas que se niegan a cumplir una sentencia, los autores del artículo presentan dicha sentencia como una decisión contra la voluntad democrática de la sociedad vasca. Lo divertido es ver cómo la figura política se convierte en voluntad democrática: el cargo personal es así pastoreo evangelizador. Atutxa es un político profesional, cobra, que tiene un cargo profesional, cobra, y la sentencia le dice que no ha cumplido el cargo. Sin embargo, los autores hacen la trampa: si salgo elegido debo ser inviolable en mis acciones pues soy representante popular para todo. Mire usted, no. Una cosa es que el parlamento sea la representación popular y otra, bien distinta, es que cada acción suya y de los políticos profesionales que lo conforman sean la representación popular. Pero, incluso hay otra cosa: en democracia auténtica la ley está por encima de los políticos y sus acciones. Por eso, precisamente, es democracia. El hecho de que quienes están por encima en la división social del trabajo tengan que respetar a su vez leyes es una garantía de democracia.

Pero donde se ve que a estos señores les falta o sosiego o lecturas, es cuando se señala lo de
Decisión grave no por el impacto personal - que también- que la decisión del Tribunal Supremo español contiene, sino por la intromisión, desafuero y deslegitimación que supone contra las instituciones vascas, y especialmente contra el Parlamento Vasco, órgano legislativo de la Comunidad Autónoma Vasca , cuya independencia, autoorganización y legitimidad ha sido saboteada por la interferencia de un poder ajeno, contraviniendo no ya la separación de poderes sino su esencia diferenciada marcada en el ordenamiento jurídico vigente.


Resulta, cuando menos, asombroso. Obsérvese que primero se acusa de que la acción judicial proviene de un poder ajeno y luego se añade que eso es saltarse la división de poderes. Pues, habría que explicar que eso es precisamente dicha división: poderes ajemos entre sí se interfieren para que ninguno sobresalga. La división de poderes busca el equilibrio al, precisamente, dividir el poder entre entidades ajenas. O dicho de otro modo: sin poderes ajenos no hay división de poderes ni estado de derecho. Porque para que haya división, es decir: separación, lógicamente los poderes deberán ser distintos. Pero, esto igual es muy complicado de pensar para quienes cargan sobre sus hombros la tarea, bien remunerada, de representar a la ciudadanía vasca y a la ciudadanía vasco –creo que me he liado un poco-.

Y ellos siguen:
Decisión de gran alcance ya que, por el momento, la capacitación sancionadora que el Tribunal Supremo ha asumido, ha atropellado una de las instituciones comunes que los vascos refrendamos a la hora de establecer nuestro vínculo de convivencia en el Estado español, al amparo del título octavo de la Constitución y su desarrollo en el Estatuto de Autonomía de Gernika.


De nuevo el truco caciquil: las personas son las instituciones (cosa posible en Cuba, pero no en una democracia). Y otra cosa interesante. Porque se señala algo así como que los vascos -¿y las vascas?, uy, uy, uy…- han decidido unirse a España. Pues mire usted, no. Las provincias vascas son España por historia, podrían ser Francia o incluso un lugar donde el Bilbao ganara al fin la liga, pero no lo son por votación. O sea, los vascos no han votado su unión con el resto porque entonces, en regla de tres, el resto podríamos votar nuestra unión con los vascos – y aquí no ponemos las vascas por cortesía y para evitar freudianos lapsus lingüísticos-.

Decimos “por el momento”, ya que mucho nos tememos que esta última actuación judicial politizada, jaleada por quienes desean abortar el autogobierno vasco, sea la antesala de nuevas iniciativas arbitrarias, revestidas de un soporte jurídico indefendible, que tengan como horizonte próximo la condena del diálogo político y como consecuencia práctica la sanción e inhabilitación de la máxima institución del país, del Lehendakari de Euskadi

¿Quién ha condenado el diálogo político? En democracia, que uno sepa, el diálogo político se da en el parlamento y en la calle y se da en toda España (incluida la comunidad vasca, por tanto, aunque menos allí en la calle por miedo a ETA y sus cómplices). Pero tal vez, los autores defiendan que debe haber un diálogo político entre partidos fuera del parlamento y, por tanto, fuera de la soberanía popular porque quizás allí, con sus poquitos votos, IU-EB pueda tener mayor peso: aunque sea gobernando, ¿ya lo hacen no?, con la derecha.

Pero todo sigue. Con posterioridad, en el artículo es tonto pero largo, se acusa a todo el que no esté de acuerdo con los tres firmantes, independientemente de la causa del desacuerdo pues no tenemos derecho a réplica, de complacencia y afinidad con los objetivos definidos por esta estrategia de justicia politizada. Somos malos y, antes de hablar, ya se sabe la razón de nuestros argumentos. Pero, sin duda, lo mejor viene al final cuando los tres ciudadanos vascos –por cierto, ¿qué es eso de no cumplir el cupo femenino?- vuelven a repetir que la sentencia del supremo va contra la voluntad de la ciudadanía.
Nuestra voz se alza para denunciar una estrategia que nos conduce al derrumbe de la democracia. (…)Las instituciones que hoy se erosionan por la vía judicial son el fruto de la voluntad de la sociedad vasca. Voluntad que hoy y mañana se seguirá expresando para decidir su presente y su futuro. Con ese afán, en defensa de la legitimidad, de la dignidad de las instituciones vascas y de sus representantes, y como respuesta cívica de un Pueblo que exige respeto a su voluntad democráticamente expresada, convocamos a toda la ciudadanía vasca a manifestarse pacíficamente el próximo sábado, día 26 de mayo, a las 18.00 horas, por las calles de Bilbao.

Es decir, que el incumplimiento de la legalidad en el cargo, por el cual se cobra de acuerdo a dicha legalidad, resulta que es un ejercicio de voluntad ciudadana. Y el político profesional se transforma así en la representación del pueblo en todos sus actos –pura demagogia aún cuando sea de un pueblo que se remonta a, como mínimo, 7000 años- y por tanto intocable. Es pura demagogia. Es puro fascismo.

El viernes acabó el programa Aquí hay tomate. En un momento dado uno de los periodistas basura que lo presentan dijo algo así como que si nos metiéramos con el programa nos meteríamos con la gente que lo ve. Tenía razón: el programa es basura. Y la manifestación fue convocada con una consigna moralmente repugnante y unos argumentos ridículos salvo para una cosa: seguir viviendo bien (incluso los tontos útiles gobernando con la derecha) en el silencio cómplice. Y es cierto, si nos metemos con sus convocantes asumimos que criticamos a los presentes: totalitarios y cómplices.