lunes, julio 11, 2005

Adversus LOE

1.- La LOE es educativamente paupérrima, socialmente conservadora, políticamente neoliberal e intelectualmente ínfima.

2.- La persistencia en que los alumnos se eduquen según su diversidad de aptitudes, intereses, expectativas y necesidades del alumnado (Ley Orgánica de Educación (LOE), Título Preliminar, Capítulo I, Art. 1.) no esconde sino la falacia de que, por lo tanto, su ambiente social determinará su futuro educativo. Así, los alumnos de nivel alto tienen una expectativa del 80% de seguir estudios universitarios frente a los alumnos de contexto social bajo que sólo alcanza al 50% (LA EVALUACIÓN DE LA EDUCACIÓN SECUNDARIA. Fotografía de una etapa polémica. Álvaro Marchesi y Elena Martín (compiladores). Editorial SM. Fundación Santa María. IDEA.). Es decir, la labor de discriminación social y de permanencia de la estructura social establecida, características del pensamiento conservador, se da en la ley educativa. De esta forma aquellos alumnos que procedan de ambientes sociales que les impongan restricciones en sus expectativas verán reforzadas estas restricciones en la escuela.

3.- Ahí está la clave de su talante neoliberal. Pues en el fondo la educación, merced a una ley que deja hacer al alumno como si este fuera un ser prístino alejado de su contexto social, no es sino el reino de la robinsonada. Allí, el alumno deberá, de acuerdo a sus intereses que aparentemente no tienen nada que ver con su entorno social, que marca a su vez el cultural, construir su propia educación. Y esta coincidirá, ¡oh sorpresa!, con su ambiente social previo excepto en aquellos casos en que o bien por suerte o bien por un esfuerzo hercúleo, el alumno sea capaz de sobreponerse a su propia realidad (y que guarda tanto que ver con el azar que no puede tenerse en cuenta políticamente). Es, de esta forma, la utopía liberal con toda su falacia.

4.- Y, encima, al facilitar el acceso al Título (hasta con tres suspensas se podrá promocionar, eliminar la Reválida, no señalar por ley las condiciones de titulación,…) se le irá negando a este cualquier valor en el mercado laboral, reservando el criterio de selección a aquellas condiciones que la escuela no ofrecerá en tiempo ordinario (ahora reservada definitivamente a ser un estercolero donde se darán 3 o 4 tonterías para paliar el fracaso escolar de forma estadística) sino que se dará en tiempo extraordinario. O dicho de otro modo, en actividades extraescolares y para quien pueda pagarlas. Así, se establecerá un doble currículo: por un lado, el que permite acceder al título oficial, exento de valor social, laboral y real; por otro, el que realmente marca las capacidades productivas del individuo (la versatilidad en su explotación) y que determinará su puesto social en la división social del trabajo, que será conseguido a través de estudios privados.

5.- Y para garantizar esto la nueva ley basura se establecen más conciertos. Así se podrán establecer conciertos en Infantil (Art. 15, 1) y en Bachillerato (Disposición adicional decimoséptima ), aparte de los ya reseñados en Primaria y la ESO. Pero, curiosamente, lo que provocó la crítica de la autodenominada izquierda en la LOCE ahora es el silencio.

6.- ¿Y la Filosofía? Pues en su mínima expresión. Porque al tiempo que se elimina la fundamentación última de las ideas (Ética en la ESO, Filosofía en 1º y 2º de Bachillerato) surge la nueva Educación para la Ciudadanía que enseñará a los jóvenes a ser solidarios, pacifistas, ecologistas, y tantas cosas sin enseñarles a plantearse, ni tan siquiera, si deberían serlo.

7.- Y con un punto más. ¿Alguien se imagina lo que puede acabar siendo esa asignatura, Educación para la Ciudadanía, en Cataluña o el País Vasco (y tal vez en otras regiones)? El chistu y la barretina, quizá también el espíritu rociero, toman cuerpo académico de forma común y obligatoria. El paleto le gana la partida, también definitiva, al filósofo ilustrado, arrojado ya, inservible, al basurero de la historia.

8.- La educación intentó transformar el mundo. Ha llegado el momento, tal vez definitivo, de traicionar a los dos.

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