miércoles, septiembre 28, 2005

NACIONALISMO Y PACTOS DE IZQUIERDAS: UNA RESPUESTA A ROYO-VILLANOVA

En un interesante artículo de su imprescindible bitácora, D. Ricardo Royo-Villanova responde a un artículo mío o, al menos, da contestación a la pregunta con que yo acababa mi artículo Nacionalismo Paleto. La pregunta, la recuerdo, era “Por eso queremos acabar con una inocente pregunta: ¿qué pinta la izquierda, aparte de chupar poder y votos, en todo esto?”. La respuesta de D. Ricardo, me parece, se puede resumir en los siguientes puntos:
1.- El PP es nacionalismo español y por lo tanto entra dentro de la definición dadA.
2.- Los nacionalismos no son sólo eso sino que además son fascistas, comunistas, liberales, socialistas,…
3.- Sí se puede pactar con ellos.

Por partes.
1.- De acuerdo, con una salvedad. Claro que el PP es nacionalismo español, pero es que es de derechas. Y ser de derechas (salvo Nozick y sus anarquistas ) es ser así. No molesta que la derecha sea así, molesta en la izquierda porque, al menos eso todavía creemos, debería haber diferencias.
2.- Claro que sí. Pero son sobre todo nacionalistas. Lo acaba de decir muy bien el insufrible Maragall (de “izquierdas de toda la vida” y catalanista desde que lo necesitó) cuando ha señalado, con su lenguaje portuario característico, que quien diga no al estatuto se las verá con el pueblo catalán. Es decir, ahí no entran ideologías sino que hay una estructura superior, “el pueblo catalán”, que las supera. El pueblo catalán se enfrentará a los que digamos no, me incluyo, al estatuto. ¿Por qué? Pues con lenguaje joseantoniano: son una unidad, fuera de ser individuos, fuera de sus clases sociales, fuera de sus ideas, de destino universal. Me resulta difícil compatibilizar esto y la, desde la socialdemocracia hasta la escuela de Francfort, izquierda.
3.- ¿Se puede pactar? Bueno, maticemos.
En primer lugar, si hay pactos sobre temas concretos, el criterio para juzgarlos está claro: el contenido de esa ley, proyecto o lo que sea, concreto. Y aquí se puede pactar con el PP o con cualquier otro.
Ahora bien, ¿se puede formar gobierno? Este es otro tema. Porque aquí ya no hablamos de una alianza parcial sino total durante una legislatura: un programa político. ¿Cuál puede ser el coincidente programa político entre nacionalistas y partidos de izquierdas? Hay tres ejemplos en España: País Vasco, que D. Ricardo olvida no sé si por freudiano olvido motivado, Cataluña y Galicia. Como la tercera es una incógnita, aunque ya ha empezado el espectáculo, deberíamos, en aras de la prueba experimental, analizar el proceso en las otras dos. Plan Ibarreche y estatuto: he aquí el gran resultado del pacto entre la autodenominada izquierda y los nacionalistas. Y es que no puede ser de otra forma pues la incompatibilidad, al menos mientras la izquierda, cada vez menos, mantenga sus señas de identidad, es clara tanto a nivel de principios políticos -el principio supremo de la izquierda debería ser la autonomía, el de los nacionalistas la sumisión a la tierra, la sangre y la tradición- como a nivel de gestión -para la izquierda la clave, aunque sólo sea reformista, es la política social, para los nacionalistas la clave es la constitución de la estructura ideológica “pueblo”, donde la patria sustituye a la clase, como estado nacional-.
¿Por qué entonces se pacta con los nacionalistas para formar gobierno? Ideológicamente nadie lo sabe, aunque la respuesta quizás esté en que la izquierda ya no tenga un ideal sino que vaya respondiendo a impulsos de mercado. Políticamente está claro, se mantiene, o se consigue, el puesto. Y eso, cuando los partidos políticos se han convertido en máquinas de buscar dinero y hay una clase política altamente profesionalizada y cuya realidad es la búsqueda del poder de un modo u otro, y ahí la importancia que tiene la revisión de los estatutos autonómicos, resulta imprescindible.

1 comentario:

RicardoRVM dijo...

Todo lo que dice usted está muy bien, don EP; pero por lo que veo es una cuestión de grados. Usted entendería acuerdos puntuales con los nacionalistas, pero no entiende un acuerdo de gobiern. Pues qué quiere que le diga. Yo si lo entiendo si se alcanza un programa común. Yo me harté de escuchar a su armirado Julio Anguita, cuando decía aquella tontería de "programa, programa, programa", para evitar cualquier pacto, y ello incluía al PP. Pues lo mismo, sólo que ahora la voluntad es pactar para gobernar. En Cataluña se ha alcanzado un acuerdo de gobierno que está escrito y se está gobernando.

De Galicia no puedo decir nada de momento.

En cuanto al País Vasco, desde mi punto de vista el acuerdo de Gobierno dejó de tener sentido cuando se aprobó el Plan Ibarretxe, y así lo dije en mi bitácora.

Por otra parte, creo que su resumen de mi artículo es demasiado simplista, y eso es juego sucio.

Por último señalar que es cierto que yo estoy mucho más cerca de la política que usted y que mi visión puede estar muy sesgada, pero le aseguro que muchas personas que nos dedicamos con mayor o menor intensidad a la política estamos en ello para aplicar programas que creemos que son positivos, y ello sólo se puede hacer desde el poder. La política no es una carrera por el cargo, o al menos no es sólo eso.