domingo, octubre 09, 2005

CONTRA EL ESTATUTO/2: LA NACIÓN


Nada más comenzar el estatuto, tanto en su preámbulo como en su articulado, se lee que Cataluña es una nación (y el valle de Arán, por qué no, una realidad nacional –obsérvese, sin embargo, la diferencia-). Esto ha ocasionado una rápida avalancha dudando de la constitucionalidad del texto. Sin embargo, nuestro escrito no trata de esto sino de algo más importante: ¿es compatible ser de izquierdas y la defensa de que Cataluña es una nación? O, de otro modo, ¿cómo debería definir la izquierda una nación?

Comencemos separando estado-nación de nación, presunta, sin estado. Quienes defienden que Cataluña, o cualquier otro ámbito geográfico definido sin estado, es una nación lo hacen porque parten de un supuesto. Y es que hay algo en común, un elemento esencial, que todos los habitantes de ese lugar tienen: ser, en este caso, catalanes ante todo. Así, en el estatuto se puede, entre otras tonterías, leer:
Cataluña ha definido una lengua y una cultura, ha modelado un paisaje, ha acogido también otras lenguas y otras manifestaciones culturales, se ha abierto siempre al intercambio generoso, ha construido un sistema de derechos y libertades, se ha dotado de leyes propias y ha desarrollado un marco de convivencia solidario que aspira a la justicia social.
Así se ven al menos dos cosas: la primera, que existe un sujeto de acción llamado Cataluña que no solo existe por el acuerdo de sus habitantes sino que actúa por libre; la segunda, y graciosa al tiempo que terrible, que dicho sujeto, Cataluña, actúa tanto a nivel social como natural, cual nueva corriente tectónica y superando la demasiado internacionalista teoría de Wegener ya que incluso –y aquí sólo cabe exclamar asombrado ante su acción: visça Catalunya- modela su paisaje. Así, Cataluña se presenta como una esencia previa a sus ciudadanos.

¿Es esto compatible con la izquierda? Se puede aceptar desde la izquierda, sin problemas, que hay naciones con estado pues se trataría de un hecho fáctico: soy español porque tengo DNI. Aquí no hay nacionalismo, ni necesidad de sentirse español sobre otra cosa. El problema surge cuando no hay tal estado. ¿Por qué entonces sería español? Pues, diría el nacionalista, porque tengo elementos culturales comunes. Pero eso, traducido a un lenguaje emancipatorio, de izquierdas, sería asumir que la ideología dominante es la verdad. O dicho de modo no marxista: las costumbres que la clase social dominante ha determinado como características de la idiosincrasia popular, que hoy sería la industria de la cultura afincada en un determinado lugar, ha decidido que ser catalán, o español, sea eso y no otra cosa. Se establece así una prioridad –en, de nuevo, lenguaje emancipatorio, o de izquierdas: una falsa conciencia-: soy catalán, nacional, frente a cualquier otra cosas pues esa es mi identidad prioritaria. Así, en el estatuto catalán, el catalán antes que obrero o banquero es catalán, antes que rico o pobre es catalán, antes que deudor o acreedor es catalán. Y no por un hecho administrativo, como el español con su DNI, sino esencial- Es decir: las condiciones individuales y sociales reales quedan subsumidas por la pura y dura ideología: uno, independientemente de sus circunstancias concretas, es catalán. Catalán ante todo. De los nacionales (¿les suena?).

Incluso hay algo más. En el estatuto catalán, que nadie salvo Arcadi Espada en su estupenda serie, que yo sepa, ha destacado, se relacionan los derechos con el deber de la aceptación del denominado proyecto colectivo:
Estos derechos se ejercen conjuntamente con la responsabilidad individual y el deber cívico de implicarse en el proyecto colectivo, en la construcción compartida de la sociedad que se quiere alcanzar, organizada a partir del principio de proximidad a través de los ayuntamientos, las comarcas y las veguerías, que integran el sistema institucional de la Generalidad.
Ya Falange, en sus Puntos Iniciales (7-12-1933), lo había señalado: La condición política del individuo sólo se justifica en cuanto cumple una función dentro de la vida nacional. Aquí vuelve a salir. Y recordemos, para los malentendidos, no se trata de una interpretación sino de una cita textual del propio estatuto en la cual se destaca que los derechos individuales van unidos (se ejercen conjuntamente) a la obligación de implicarse en lo denominado proyecto colectivo. Y la izquierda, de toda la vida o al menos la que aún piensa alejada de la tonta sonrisa de ZP, cuando leía “proyecto colectivo” traducía, con razón, ideología dominante.

¿Se puede ser de izquierdas, ya no digo marxista, y defender el estatuto? Es más, ¿se puede tener un pensamiento crítico, racional, alejado del mito, y defender el nacionalismo? La respuesta, dejémosnos de ñoñerías y talante, es no.

Estamos empezando a demostrarlo. Próximamente más.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tio, no te marees, se trata de pelas, mercidas por otra parte. en cuanto se consigan se olvidara todo lo que tiene que ver con nacion. Aqui paz y despues gloria.
Ademas ser de izquierdas es compatible con todo, hasta con ser de derechas, mira Ibarra.
Estoy deacuerdo contigo que los nacionalismos son estupidos, es mas yo diria que son juegos florales burgueses, digo yo, que Catalunya tendra cosas mas importantes que resolver que no la mierda esa, pero bueno, aparte de marear la perdiz tampoco hacen daño a nadie.

Anónimo dijo...

Discrepo respecto a este artículo.
¿Se puede ser de izquierdas y nacionalista? Sí. La historia está llena de personajes de izquierdas (de todo tipo de izquierdas) que han usado el nacionalismo. Algunos pequeños ejemplos: Fidel Castro suele hacer arengas con el lema "Patria o muerte, Venceremos" tal vez Fidel Castro no tiene nada de izquierdas o apelar al lema "Patria o Muerte" no es hacer nacionalismo. Durante la primera guerra mundial los socialdemócratas alemanes aprobaron los presupuestos de guerra y llammaron entusiásticamente a la movilización general Tal vez el SPD no fue nunca de izquierdas o tal vez apoyar el reclutamiento masivo de jóvenes para ir a la guerra en defensa de la patria no es nacionalismo. Y podría exponer más casos que como mínimo me plantea alguna duda sobre esa afirmación tan categórica de que ser nacionalista y ser de izquierdas es incompatible. tal vez debería ser diferente y los de izquierda deberían estar vacunados del nacionalimo pero sospecho de que nos encontramos ante un hecho tácito; me temo que existe mucha gente de izquierdas dispuesta a morir por España y seguarmente hay gente de izquierdas que estaría dispuesta a matar por España, o tal vez cuando hablamos de España, ¿eso no es nacionalimo?

Enrique P. Mesa García dijo...

1.- Efectivamente, Fidel castro no es de izquierdas. No es más que un miserable dictador.
2.- Lo de la socialdemocracia alemana marca, de hecho, el fin del ideal internacionalista.

De todas formas, la gran pregunta es por qué debo amar mi territorio sobre cualquier otro. Y con razones.

Anónimo dijo...

Hola, qué tal

Efectivamente Fidel Castro es un miserable dictador, pero también es de izquierdas. Ya empieza a ser hora de que la izquierda asuma que algunos de sus hijos fueron, son, y tal vez seran, unos monstruos. Ya empieza a ser hora de reconocer por parte de la izquierda a su propio Hitler, su propio Mussolini, sus propios Franco, sus propios Pinochet ...

A la pregunta ¿Por qué debo amar a mi territorio sobre cualquier otro? me parece que tiene una respuesta sencilla: porque es "mi" y es mío.

Lo que sucede es que algunos no acaban aquí y creen que amar "mi" territorio significa que no pueden existir otros "mi" o que sólo pueden existir con mi consentimiento, mi permiso y en las condiciones que fije.

Dicho de otra forma; Para mí, amar al territorio no tiene nada de malo. Lo malo es que te creas que porque amas un territorio, esto te hace superior y te da derecho a ser expansionista, o a ser xenófobo.