La cosa va de mal en peor. Analizando los cambios de gobierno podemos ver como el perfil derechista no solo se mantiene sino que, incluso, aumenta. Pero, ¿qué entendemos por perfil derechista? Pues sencillo: primero, un perfil dominado por la idea de gestión: segundo, la satisfacción hacia el status quo empresarial y económico actualmente vigente en España; por otro, mantener buenas relaciones con el nacionalismo y su política paleta; y, cuarto, la definitiva renuncia ante cualquier ideal: se trata de llegar a acuerdos como sea y ganar, así, las siguientes elecciones para continuar con la política conservadora.
Analicemos.
En primer lugar sorprende que el cambio de carteras se produzca en tres áreas: defensa, interior y educación. Así, los ministerios más importantes socialmente, excepto educación que ya analizaremos, no cambian. ¿Y por qué? Pues sencillamente, porque no se debe cambiar la política social de derechas que se está llevando. Al fin y al cabo, analizando los diversos ministerios podemos ver la diferencia entre los que no cambian y lo que cambian.
Entre los que no cambian.
No cambia Industria ya que la OPA debe solucionarse a favor de quien estaba prescrita políticamente y que no es otra que Gas Natural y la oligarquía catalana (pagando el pacto y el alquiler por el poder). No cambia Economía, ya que la reforma fiscal de derechas –como siempre- debe seguir e incluso, ya lo ha señalado CIU, continuar con más medidas. No cambia Trabajo, pues la próxima reforma laboral, con menos derechos para los trabajadores, debe continuarse. No cambia Cultura, ¿sirve para algo?, ni Sanidad, la hizo un publirreportaje El País el otro día (manda quien manda), ni el resto de los ministerios a pesar de sus múltiples éxitos (impresionante acción en Vivienda -30 metros cuadrados-, increíble actuación en Exteriores –aquella frase del acuerdo de la cumbre de Barcelona que “sea como sea”-, sensata acción en Medioambiente –no ha hecho nada-…)
Pero, ¿por qué cambian los que cambian?
Empecemos por Bono. Lo analizaremos desde el punto de vista del propio ex ministro y el de Zapatero. La única forma de que Bono llegue a ser candidato electoral por el PSOE es que Zapatero fracase. Pero si Zapatero fracasa, ya lo ha hecho con el estatuto de Cataluña o con la LOE, y Bono desea presentarse como reemplazo no debe estar en el gobierno pues sino el fracaso del presidente sería el suyo. Así, lo mejor es estar fuera. Pero ahora, Zapatero ha dado un golpe de mano con el tema de ETA -de hecho Zapatero sabe, las encuestas lo afirman, que eso le podría hacer ganar las elecciones- y Bono solo puede esperar que salga mal para conseguir su elección. No se trata de sentimientos personales sino de carrera profesional. No es que Bono desee que salga mal o Zapatero desee que salga bien sino que, independientemente de su propia idea, en ello se juegan su futuro. Es un problema de profesionalidad. Y así, Bono debe dimitir para buscar su momento.
Pero, ¿por qué Zapatero acepta ahora, si fue hace tres meses, la dimisión? Pues por el mismo marketing. Se elimina a alguien discordante, ya se hizo con Rosa Díez, se da ejemplo a los díscolos y se presenta al propio ZP como un ejemplo de progreso para la ñoña crítica de la autodenominada izquierda frente a Bono. Pero además, eso permite un sutil cambio: situar a Alonso en Defensa (es decir: quitarle de Interior justo cuando la tregua de ETA debería ser llevada a cabo) y poner a Rubalcaba. ¿Y por qué defenestrar a Alonso? Desde luego Alonso no se ha caracterizado por tener una opinión distinta a Zapatero (ahí está Conde Pumpido como perrito faldero) pero con él hay un problema: podría tener ideas propias. En defensa cumplirá bien: va de progre y ya no hay nada que hacer ahí (es un cargo meramente técnico). Sin embargo, poner a Rubalcaba sí era importante. Alguien que carece de la mínima ideología y que se distingue por negociar lo que sea debe estar presente en la tregua de ETA. Al fin y al cabo es un aviso: nombro al que carece de pensamiento propio, al negociador capaz de todo porque las elecciones son importantes. Y el poder también. Así, la idea de gobierno de Zapatero se desvela en Rubalcaba.
¿Y educación? El desastre de la LOE tiene un precio. Pero no por la misma ley, tan mala como otras y aún peor, sino por algo doble: por un lado, la abstención de CiU ha resultado dolorosa pues implica a un futuro socio; por otro, ya ha empezado Andalucía, cada comunidad se prepara para tener su propia ley y el criterio del marketing político, qué consigues-qué consigo, debe prevalecer. Es hora de los negociadores. Así, se nombra a una ministra presentada como progre y cuyas primeras declaraciones ya han demostrado que no sabe de qué va la cosa, dejando en manos de los comerciantes la negociación con las autonomías para conseguir nuevos pactos, y más después del fracaso de San Segundo con CiU. A su vez, se hace un guiño a la universidad, auténtico poder fáctico en cuanto a su capacidad de hegemonización de la opinión pública, situando a uno de los nuestros en un alto cargo y señalando el camino futuro para otros (y justo cuando se tiene que negociar la reforma universitaria y, con ella, la necesaria reducción de caciques y cuotas de poder).
De esta forma, el cambio de gobierno solo trae la peor versión de Zapatero: marketing político puro y duro En realidad es este el gobierno en el que puede verse, por fin, su perfil político: la pura supervivencia en el poder.
Analicemos.
En primer lugar sorprende que el cambio de carteras se produzca en tres áreas: defensa, interior y educación. Así, los ministerios más importantes socialmente, excepto educación que ya analizaremos, no cambian. ¿Y por qué? Pues sencillamente, porque no se debe cambiar la política social de derechas que se está llevando. Al fin y al cabo, analizando los diversos ministerios podemos ver la diferencia entre los que no cambian y lo que cambian.
Entre los que no cambian.
No cambia Industria ya que la OPA debe solucionarse a favor de quien estaba prescrita políticamente y que no es otra que Gas Natural y la oligarquía catalana (pagando el pacto y el alquiler por el poder). No cambia Economía, ya que la reforma fiscal de derechas –como siempre- debe seguir e incluso, ya lo ha señalado CIU, continuar con más medidas. No cambia Trabajo, pues la próxima reforma laboral, con menos derechos para los trabajadores, debe continuarse. No cambia Cultura, ¿sirve para algo?, ni Sanidad, la hizo un publirreportaje El País el otro día (manda quien manda), ni el resto de los ministerios a pesar de sus múltiples éxitos (impresionante acción en Vivienda -30 metros cuadrados-, increíble actuación en Exteriores –aquella frase del acuerdo de la cumbre de Barcelona que “sea como sea”-, sensata acción en Medioambiente –no ha hecho nada-…)
Pero, ¿por qué cambian los que cambian?
Empecemos por Bono. Lo analizaremos desde el punto de vista del propio ex ministro y el de Zapatero. La única forma de que Bono llegue a ser candidato electoral por el PSOE es que Zapatero fracase. Pero si Zapatero fracasa, ya lo ha hecho con el estatuto de Cataluña o con la LOE, y Bono desea presentarse como reemplazo no debe estar en el gobierno pues sino el fracaso del presidente sería el suyo. Así, lo mejor es estar fuera. Pero ahora, Zapatero ha dado un golpe de mano con el tema de ETA -de hecho Zapatero sabe, las encuestas lo afirman, que eso le podría hacer ganar las elecciones- y Bono solo puede esperar que salga mal para conseguir su elección. No se trata de sentimientos personales sino de carrera profesional. No es que Bono desee que salga mal o Zapatero desee que salga bien sino que, independientemente de su propia idea, en ello se juegan su futuro. Es un problema de profesionalidad. Y así, Bono debe dimitir para buscar su momento.
Pero, ¿por qué Zapatero acepta ahora, si fue hace tres meses, la dimisión? Pues por el mismo marketing. Se elimina a alguien discordante, ya se hizo con Rosa Díez, se da ejemplo a los díscolos y se presenta al propio ZP como un ejemplo de progreso para la ñoña crítica de la autodenominada izquierda frente a Bono. Pero además, eso permite un sutil cambio: situar a Alonso en Defensa (es decir: quitarle de Interior justo cuando la tregua de ETA debería ser llevada a cabo) y poner a Rubalcaba. ¿Y por qué defenestrar a Alonso? Desde luego Alonso no se ha caracterizado por tener una opinión distinta a Zapatero (ahí está Conde Pumpido como perrito faldero) pero con él hay un problema: podría tener ideas propias. En defensa cumplirá bien: va de progre y ya no hay nada que hacer ahí (es un cargo meramente técnico). Sin embargo, poner a Rubalcaba sí era importante. Alguien que carece de la mínima ideología y que se distingue por negociar lo que sea debe estar presente en la tregua de ETA. Al fin y al cabo es un aviso: nombro al que carece de pensamiento propio, al negociador capaz de todo porque las elecciones son importantes. Y el poder también. Así, la idea de gobierno de Zapatero se desvela en Rubalcaba.
¿Y educación? El desastre de la LOE tiene un precio. Pero no por la misma ley, tan mala como otras y aún peor, sino por algo doble: por un lado, la abstención de CiU ha resultado dolorosa pues implica a un futuro socio; por otro, ya ha empezado Andalucía, cada comunidad se prepara para tener su propia ley y el criterio del marketing político, qué consigues-qué consigo, debe prevalecer. Es hora de los negociadores. Así, se nombra a una ministra presentada como progre y cuyas primeras declaraciones ya han demostrado que no sabe de qué va la cosa, dejando en manos de los comerciantes la negociación con las autonomías para conseguir nuevos pactos, y más después del fracaso de San Segundo con CiU. A su vez, se hace un guiño a la universidad, auténtico poder fáctico en cuanto a su capacidad de hegemonización de la opinión pública, situando a uno de los nuestros en un alto cargo y señalando el camino futuro para otros (y justo cuando se tiene que negociar la reforma universitaria y, con ella, la necesaria reducción de caciques y cuotas de poder).
De esta forma, el cambio de gobierno solo trae la peor versión de Zapatero: marketing político puro y duro En realidad es este el gobierno en el que puede verse, por fin, su perfil político: la pura supervivencia en el poder.
7 comentarios:
En una discusión con un forero de derechas, @treyu, le dije que en España ya gobernaban las derechas. Él incrédulo lo nego. Pero, más allá de las marcas, los hechos, tozudamente se empeñan en mostrarnos lo contrario. La realidad, muestra que el PSOE podría gobernar comodamente con el PP. Una opción que, no obstante, es desaconsejable por puro marqueting político, cara a los votantes.
CiU, una opción política de extrema derecha que representa a la antigua Lliga Regionalista de Catalunya, el partido de la oligarquía catalana. Comparable al PNV y al sector más, más cavernícola del PP. Es hoy en día, el socio por el que suspira Zapatero. Un Zapatero, que como usted dice sólo parece tener un objetivo: mantenerse a qualquier precio en el poder.
Y de momento, CiU ya ha expresado cual es ese precio. Unas minucias.
1. El aumento de beneficios para el conglomerado industrial y financiero del país, en detrimento de las clases medias y bajas. Es decir, en perjuicio de los ya mermados recursos y derechos de los trabajadores por cuenta ajena.
2. La mejora del autogobierno y de los recursos de Catalunya. Entendiendo Catalunya, como la entienden ellos. Es decir, Catalunya , ese ente mítico, propiedad, patio trasero de la oligarquía catalana.
3. La reparación del robo perpretado hace dos años contra la clase dirigente catalana. La devolución del trono de la Plaza Sant Jaume a sus legítimos poseedores, a la "creme de la creme" de la burguesía catalana. Y esta última condición, simbólica, es la más importante, pues muestra el revanchismo de la clase alta con aquellos que osaron desafiar su poder. Contra la coalición de clases medias y bajas que la derrotaron en las últimas elecciones. Vienen a decir, "Es inútil cualquier intento que hagais para sacudiros el yugo. Nosotros siempre estaremos ahí".
No sé si se aucerdan ustedes de que Polonia, en época del socialismo real, tenía dos partidos políticos tolerados, cosa rara en los países del Este, donde sólo existía el Partido Comunista. Por una parte, el Partido Socialista Unificado -era, de hecho el Partido Comunista- mayoritario, y por otra parte un minoritario Partido Campesino, que era como una sección del primero, que se limitaba a repetir ciomo un papagayo lo que decía el primero. Oigan, pues me recuerdan ustedes al PSU polaco y al Partido Campesino. Habla uno, y aparece el otro inmediatamente a darle la razón.
El anterior pretendía ser un párrafo introductorio a una respuesta al artículo de don EP. Pero me da pereza responder, porque lo que tendría que hacer es escribir un nuevo artículo. Es que me da la impresión de que vivimos en mundos paralelos, don EP, o que tiene usted unas gafas que le permiten ver lo que los demás no vemos. Qué sé yo.
Aparte de que D. Pocholo tiene razón, si seguimos con su ejemplo, D. Ricardo, hay un curioso resultado. Porque resulta que usted sería el Partido Comunista polaco, es decr: responsable directo de la dictadura. Por supuesto, ya sabe usted que es broma pero resulta curioso, y más si nos ponemos freudianos, el papel que se ha guardado usted e imagino que el pensamiento progre en esta broma suya.
Menos mal que yo no creo en Freud, porque si no...
pocholo, rrvm, epmesa.....
«Lo explica Sowell. Los socialistas tienen una visión maleable del ser humano, ven a la persona como una pieza de plastilina y se excitan con ensoñaciones de futuras sociedades compuestas con nuevos ciudadanos moldeados a su imagen y semejanza. Personas que han descartado las tradiciones, la cultura caduca en la que aún vivimos y han adquirido hasta los tuétanos los ideales de la nueva sociedad. Es la construcción del "nuevo hombre socialista" que se intentó el pasado siglo, llevándose de por medio, nada, a decenas de millones de seres humanos. Los socialistas de todo pelaje guardan todavía esta ensoñación totalitaria, que en España ha tomado la forma de una nueva Ley de Educación: la LOE. El texto habla literalmente de "construcción de ciudadanos", siempre desde los valores de la izquierda.
Siguen la estela del gran teórico de la pedagogía progresista, John Dewey, para quien "la gente debería ser considerada por sus asociaciones, no por sus logros personales". No, nada de logros personales, responsabilidad personal, esfuerzo, superación, auto exigencia. La LOE dice que "la responsabilidad del éxito escolar de todo el alumnado no sólo recae sobre los alumnos y las alumnas individualmente considerados, sino también sobre sus familias, el profesorado, los centros docentes, las Administraciones educativas y, en última instancia, sobre la sociedad en su conjunto".
De nuevo John Dewey: "Cualquiera que haya comenzado a pensar, pone una parte del mundo en peligro". Es más, "la gente independiente y que actúa por sí misma eran un anacronismo para la sociedad colectivista del futuro". Para evitarlo, para "construir ciudadanos" progresistas, la nueva ley prevé una "Educación para la ciudadanía" desde la misma infancia hasta el bachillerato. Por un lado se expulsa en lo posible todo lo que pueda suponer la transmisión de nuestra civilización, con la Religión como primera candidata. Se empequeñece la geografía como se quieren empequeñecer el alma y la perspectiva vital. Y se sustituye por un programa de adoctrinamiento, "Educación para la ciudadanía", al margen y con desprecio de los valores de los padres.
Todo ello es más fácil si la elección de centro está severamente condicionada por el lugar en que vives, y si limitas el número de colegios privados concertados, que se acercarían más a lo que desean los padres. Así se les resta la capacidad de elección. Atados al colegio más cercano, les resulta más difícil escapar a una educación que no es la que quieren.
El problema viene de haber cedido al Estado la gestión de un derecho que pertenece en exclusiva a los ciudadanos. Son ellos quienes tienen el derecho a elegir. Y pueden hacerlo basándose en el "derecho a ignorar el Estado", del que habla Herbert Spencer, y en la "desobediencia civil" de Henry David Thoureau. El derecho es nuestro, y el deber de ejercerlo, también.
José Carlos Rodríguez es miembro del Instituto Juan de Mariana»
pregunta a los de izquierdas:
No puedo comprender porque los de izquierdas cuando ven a una persona con una tipica bandera de España en el cuello de su polo, o de fondo de pantalla de su móvil( y asi mil casos...)decis que ese es un facha,sin más conocimiento de la persona.Que hay de malo en amar a tu pais,en querer lo mejor para él(y asi mil apuntes....)con vuestras palabras llego a la conclusion de que amar a tu país y ser de izquierdas no tiene relación.
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