La grandeza de Descartes no está en su contenido, ya superado, sino en su actitud: negar la mayor. Cuando Descartes inició la Filosofía Moderna lo hizo porque no buscó rebatir cada punto de la filosofía escolástica y convertirse a su vez en escolástica, como le ocurrió al nominalismo, sino que fue a negar aquello que ambos movimientos anteriores habían, falsamente, situado como verdad evidente. Descartes inició la filosofía moderna sencillamente -¿sencillamente?- porque negó que la existencia de la realidad externa al individuo fuera indudable. Es decir, dudó de que la existencia del mundo fuera algo evidente. Y seguro que si ustedes se paran a pensarlo y se preguntan cómo demostrar que eso que les rodea es real llegarán a una conclusión: no es tan fácil. Descartes negó la mayor, el fundamento de la propia filosofía clásica y cristiana que era el aparente mundo real, e inauguró una nueva filosofía y, con ella, una nueva esperanza.
Olviden ustedes la idea ridícula de la causa palestina y los derechos de su pueblo. Olviden las estupideces sionistas sobre el estado de Israel y la tonta tierra prometida. La oligarquía israelí y la oligarquía palestina están en guerra. Por eso ahora muere mucha chusma, seres humanos que por azar nacieron allí, pero poca oligarquía. O diciéndolo en otras palabras: los conflictos surgen por intereses pero el propio conflicto los hace evolucionar y unas veces no se resuelven porque una parte no lo desea pero otras, y aquí está la clave de éste, no se resuelven porque las dos partes están interesadas en su mantenimiento. Y efectivamente, a ninguna de las partes de este conflicto -y por partes no entendemos aquí a eso que rimbombatemente se llama pueblo palestino o israelí sino a sus respectivos grupos de poder- le interesa realmente su solución pues esta implicaría una perdida total o parcial de su poder.
¿Por qué a Israel, es decir, a su oligarquía, le interesa la perpetuación del conflicto y hacerlo permanente? En primer lugar tenemos el lobby militar que es fundamental en una sociedad acostumbrada a la guerra. Para el ejército israelí la mejor forma de promoción e influencia social es la guerra porque es donde el cuento de hazañas bélicas, medallas y promoción funcionan de forma más evidente. Además, este estado de guerra permanente, y victorioso, ha generado la idea en la opinión pública de que el empleo del ejército es la solución a todos los males lo que consigue un doble efecto: por un lado, cada vez que haya problemas de cualquier índole el gobierno puede actuar militarmente pues eso une a la opinión pública en torno al emblemático poder militar y con ello prestigia al propio gobierno; por otro, porque la misma alta jerarquía militar puede dar el salto a la política y mostrar su cara menos amable cuando las encuestas van mal como hace ahora Olmert. Al fin y al cabo en Israel hay elecciones el 10 de febrero y una opinión pública mayoritariamente favorable a la línea dura puede ser manipulada con unas intervenciones militares donde los muertos propios son mínimos frente a los ajenos. Pero además hay una importantísima industria militar israelí que tiene una ventaja sobre cualquier otra del mundo: sus armas se prueban lo que las hace más interesantes. En tercer lugar, hay algo aún: la mano de obra barata. Para Israel, que tiende a que sus ciudadanos tengan una alta cualificación, es importante tener cerca una mano de obra barata para la industria básica que al tiempo no está cubierta por los servicios sociales. Es el mismo chollo, para entendernos, de la inmigración en España pero con una seguridad jurídica y social mucho más limitada, para los palestinos, y mantenida a sangre y fuego, y no en un sentido metafórico. Y por último un tema que puede parecer ridículo pero es muy importante: el agua. Efectivamente, la importancia del agua, que en nuestro país ya se empieza a dar en el tema autonómico, es una clave para entender la política israelí que quiere controlar todo recurso hídrico de la zona pues, ausente el petróleo, esa será una gran riqueza, resultando que la zona palestina tiene esos recursos en gran abundancia.
Así, lo último que interesa a la oligraquía israelí sería una paz perpetua que garantizara un desarrollo del sector palestino pues perdería demasiado.
Olviden ustedes la idea ridícula de la causa palestina y los derechos de su pueblo. Olviden las estupideces sionistas sobre el estado de Israel y la tonta tierra prometida. La oligarquía israelí y la oligarquía palestina están en guerra. Por eso ahora muere mucha chusma, seres humanos que por azar nacieron allí, pero poca oligarquía. O diciéndolo en otras palabras: los conflictos surgen por intereses pero el propio conflicto los hace evolucionar y unas veces no se resuelven porque una parte no lo desea pero otras, y aquí está la clave de éste, no se resuelven porque las dos partes están interesadas en su mantenimiento. Y efectivamente, a ninguna de las partes de este conflicto -y por partes no entendemos aquí a eso que rimbombatemente se llama pueblo palestino o israelí sino a sus respectivos grupos de poder- le interesa realmente su solución pues esta implicaría una perdida total o parcial de su poder.
¿Por qué a Israel, es decir, a su oligarquía, le interesa la perpetuación del conflicto y hacerlo permanente? En primer lugar tenemos el lobby militar que es fundamental en una sociedad acostumbrada a la guerra. Para el ejército israelí la mejor forma de promoción e influencia social es la guerra porque es donde el cuento de hazañas bélicas, medallas y promoción funcionan de forma más evidente. Además, este estado de guerra permanente, y victorioso, ha generado la idea en la opinión pública de que el empleo del ejército es la solución a todos los males lo que consigue un doble efecto: por un lado, cada vez que haya problemas de cualquier índole el gobierno puede actuar militarmente pues eso une a la opinión pública en torno al emblemático poder militar y con ello prestigia al propio gobierno; por otro, porque la misma alta jerarquía militar puede dar el salto a la política y mostrar su cara menos amable cuando las encuestas van mal como hace ahora Olmert. Al fin y al cabo en Israel hay elecciones el 10 de febrero y una opinión pública mayoritariamente favorable a la línea dura puede ser manipulada con unas intervenciones militares donde los muertos propios son mínimos frente a los ajenos. Pero además hay una importantísima industria militar israelí que tiene una ventaja sobre cualquier otra del mundo: sus armas se prueban lo que las hace más interesantes. En tercer lugar, hay algo aún: la mano de obra barata. Para Israel, que tiende a que sus ciudadanos tengan una alta cualificación, es importante tener cerca una mano de obra barata para la industria básica que al tiempo no está cubierta por los servicios sociales. Es el mismo chollo, para entendernos, de la inmigración en España pero con una seguridad jurídica y social mucho más limitada, para los palestinos, y mantenida a sangre y fuego, y no en un sentido metafórico. Y por último un tema que puede parecer ridículo pero es muy importante: el agua. Efectivamente, la importancia del agua, que en nuestro país ya se empieza a dar en el tema autonómico, es una clave para entender la política israelí que quiere controlar todo recurso hídrico de la zona pues, ausente el petróleo, esa será una gran riqueza, resultando que la zona palestina tiene esos recursos en gran abundancia.
Así, lo último que interesa a la oligraquía israelí sería una paz perpetua que garantizara un desarrollo del sector palestino pues perdería demasiado.
Pero, ¿y la oligarquía palestina? Podemos preguntarnos algo: ¿qué haría Hamas en una situación de paz? ¿Convertir Palestina en un nuevo Irán pero encima sin petróleo? ¿Destruir el país como tanto contribuyeron a hacer con el Líbano? ¿Repetir el descontrol y pillaje que hicieron antes Arafat y sus socios? La supervivencia de Hamás como movimiento de poder depende de la situación de permanente conflicto. Es un caso similar a como ya utilizó esto Arafat cuando acorrolada por la corrupción encontró su salvación en la llamada segunda intifada cuya única causa real fue por parte del Likud israelí conseguir el poder y de Arafat desviar la atención ante el desastre que significaba su gobierno. Así, y copiando la táctica de Arafat, Hamás mantiene el lanzamiento de cohetes, inútiles militar y estratégicamente, para provocar la deseada intervención israelí. Cada asesinado, y más si son niños, perpetúa su posición de poder del mismo modo que da votos a los partidos israelíes con lo que el conflicto sigue y todos permanecen en sus puestos.
¿Pueblo palestino?¿Pueblo israelí?¿Causa palestina o israelí? ¿Ocupación o tierra prometida? Todo eso sería cierto si se admitiera la mayor: existe un pueblo palestino y existe un pueblo israelí. Sin embargo lo único que vemos, y no en modo romántico sino de forma racional, son seres humanos que quieren tener eso que se llama vida. Y eso es imposible porque las respectivas oligarquías están interesadas en la perpetuación de un conflicto cuya causa real es que los palestinos son considerados ciudadanos de segunda, bueno tercera, categoría por la economía israelí al tiempo que las organizaciones palestinas viven del estado permanente de terror.
Mientras acabo este artículo en el metro, lo escribo en una agenda electrónica, veo a gente que marcha a una manifestación contra los asesinatos que el ejército israelí -no encuentro otra palabra- está realizando. Pero, al leer su convocatoria, no leo una crítica a los terroristas palestinos ni sus asesinatos -porque tampoco encuentro otra palabra-. Luego, la embajada israelí ha hecho un comunicado criticando la doble moral de los manifestantes por no hablar de los terroristas palestinos: pero ellos no hablan de los israelíes.
Siempre, frente a la estupidez de unos y otros, nos quedará la negación de la idea mayor –la existencia del pueblo palestino y del pueblo judío- y con ella del fundamento ideológico bajo el que se esconde la realidad de un conflicto que se perpetúa por interés de unas oligarquías mientras los muertos caen de un lado y otro. Enfrentado al hortera pañuelo palestino y a la paleta kipá, nos queda Descartes. Siempre Descartes.
9 comentarios:
Lúcido y ameno. Una forma eficaz de empezar la mañana. Los oligarcas pasan siempre del pueblo llano. En todos los lados, en todos los frentes.
El libro que tengo de Ediciones Ibéricas que contiene “El discurso del método” de Descartes, resulta que está compartido por “El filósofo autodidacta” de Abentofail (una joya).
Y resulta que la obra de Descartes no la he leido, mientras que la de Abentofail, varias veces y me ha influido mucho.
En la introducción el autor: Jose Bergua, habla del paralelismo entre el mensaje de ambos pensadores.
Pero según creo entender en el comentario que Ud. hace, el “negar la mayor” de Descartes, el olvidar lo aprendido, para rehacer el criterio, pudiera ser análogo a Abentofail cuando parte de la naturaleza, incluso desde la sopa primigenia, para fundamentar sus descubrimientos filosóficos.
Por tanto partamos de que cuando la Sociedad de Naciones decide dividir la Palestina Británica en dos partes, una, Transjordania, del 75% y otra con el restante 25% (de tierras baldías y sin utilidad para el estado. Así quedo definido en la resolución) donde podrán asentarse los judios.
Como vera en la resolución de la Sociedad de Naciones, se indican dos puntos.
— Creación de Transjordania (hoy Jordania)
— Autorización para los asentamientos judios
Hoy se cuestiona aquella resolución, pero sólo la parte que concierne a los judios.
Un 11-S (de no me acuerdo que año 1923 + o -) se efectúan los primeros asentamientos sionistas. Ud. mezcla, interesadamente, religión y política “Tierra prometida”. El sionismo es un movimiento, nacionalista y político, contestado por los religiosos que incluso se posicionan en contra suya.
Podrá Ud decir del Sionismo que es un movimiento fascista (como todos los nacionalismos), pero no religioso, cuya carta de naturaleza, es la persecución cultural historica e universal, religiosa y política, a la que se ha sometido a los judios, antes del Holocausto.
Durante la II Guerra Mundial, todos los paises arabes se posicionan junto al Nazismo, incluso el tio de Arafat, Al-Husseini, propone a Hitler en 1940, la instalación en Nablus de campos de exterminio de judios.
La ONU en 1947 resuelve la creación de dos estados uno para los judios-palestinos y otro para los arabes-palestinos.
En 1948 la Liga Arabe (Egipto, Siria, Irak, Líbano, Jordania) decide que no se cree el estado arabe-palestino y manifiesta que jamas consentirán el Estado judio.
La liga Arabe decide exterminar el estado Israel, y obliga a los arabes que lo habitaban a marcharse, en tanto se cumple este objetivo. Crean los campos de refugiado.
Inglaterra, del lado arabe y contraria a la creación del Estado de Israel, presiona a las naciones para que no vendan armas a Israel. Sólo encuentra apoyo en el lado soviético y es Checoeslovaquia quien les provee de armas.
Por cambios, geoestratégicos, la URSS se inventa en los 60's el Movimiento Nacional Palestino y preparan a Arafat, sobrino del Gran Muftí de Jerusalen, como su lider.
Quedando Israel del lado Americano y la izquierda que hasta entonces apoyaba a Israel, recibe la orden de cambiar de opinión.
Jamás existió un “Pueblo palestino”, no hay una historia palestina, no hay reyes palestinos, no hay lengua una palestina, no hay una moneda palestina.
Ningun país árabe, integra a los refugiados arabe-palestinos, manteniendolos cercados en sus campos, incluso Jordania, en los 70, los expulsó tan violentamente (12.000 muertos) que en su huida preferían caer en manos de los judios antes que en las de los jordanos. Similar a lo que les ocurrio a los de Al Fataht cuando huían de Hamas.
En su estancia en Libano, consiguieron destrozar el país.
El objetivo de la URSS era que Siria se quedara con los territorios de Líbano e Israel y posteriormente con toda Palestina incluida Jordania.
El saqueo y expropiación de bienes y posesiones de judiós en los paises árabes, produce un exilio de 800.000 personas y una incautación de terrenos que supera tres veces el tamaño del actual Estado de Israel.
Me cuesta creer que Ud. se trague el panfleto del agua que enlaza.
Los arabes-palestinos han recibido el doble del dinero destinado al Plan Marshall para toda Europa. De no ser por la corrupción de sus líderes, podrían estar regando con botellas de Aguas de Lanjarón banda azul.
Arafat, jamás podría llegar a un acuerdo de paz, pues eso hubiera permitido sentarle ante un juez, para que respondiera de sus crímenes y su corrupción. Ni siquiera en Camp David, donde Israel acepto el 95% de sus condiciones, firmó el acuerdo. No podía hacerlo.
Caso similar es el de Fidel o Chavez, el día que dejen de ser Jefes de Estado, tendrán que sentarse ante un tribunal, por eso se mantendrán en el poder cueste lo que cueste.
Abu Mazen, por contra, si está en situación de negociar honestamente.
Como el Corán sólo autoriza a matar combatientes, para “legalizar” los atentados de los “hombres bombas” desde hace años, existe un fatwua, que considera a todos los judios combatientes incluidos los niños y los define como “objetivo militar”.
De acceder Hamas a la creación del estado arabe-palestino, contradiría la resolución de la Liga Arabe, sus propios objetivos fundacionales, llevaría implicito a aceptación del Estado de Israel y perdería su principal fuente de ingresos que es la venta de fotos de niños depanzurrados.
Ud. nunca escuchara en las noticias de la Ser, La Cuatro. La Secta, El País, etc…, definir algún grupo de derecha o ultraderecha entre los arabes-palestinos. Todo un paraiso progre.
El pañuelo palestino, no es hortera, es un simbolo nazi, (tan nazi como la swastica) impuesto como prenda obligatoria masculina por Al Husseini, amigo personal de Hitler y reclutador de arabes para el ejercito nazi.
Consecuentemente, el domingo se reunieron en Madrid, nacional-socialistas, comunistas e islamistas para, unidos como siempre, gritar ¡Viva Hamas! con sus vistosos simbolos nazis al cuello.
Como no podía ser de otra manera.
Interesante coment de UOdF, para un post fallido, que quiere buscar la equidistancia en causas muy secundarias y que no llega a la raíz actual del problema.
esto más que descartes es spinoza degenerado, pensar sub specie aeternitatis con un dandismo hecho de sofismas baratos.
da asco y es inmoral pensar estas chorradas encima de 1.ooo cadáveres para acabar en una equidistancia cómplice con el crimen.
como existe E.T.A., vamos a bombardear ikastolas, hospitales y lo que se tercie, previo levantamiento de muros y aislamiento humanitario, por qué no?
como existe el terrorismo -que alguien definió como la guerra de los pobres, vamos a postular el terrorismo de estado -que a veces se llama guerra- como respuesta legítima.
o mejor aún, nos refugiamos en una equidistancia que ignore los derechos humanos, el derecho internacional y todas esas quimeras de los protocolos.
total, como nos pilla lejos, siempre podremos refugiarnos de la realidad en el limbo de santayana y hacernos una paja pensando en la silueta de renato descartes. mola cantidubi.
Estando muy de acuerdo con usted en casi todo, también estoy bastante de acuerdo con Odradek. El problema señor Mesa es no estar en ningún lado (ni contigo ni sin ti). Me explico, el problema es no estar en ningún lado porque obviamente como usted dice no se puede estar con ninguna de las oligarquías, pero tampoco ofrecer un espacio alternativo donde se abra la racionalidad, sea la de Descartes u otra. ¿Se acuerda lo de proponer en positivo y no sólo en negativo? Mientras ese espacio de racionalidad se abre, no está del todo mal ponernos del lado humano de los palestinos, sean pueblo o no.
El Sanfe.
Un análisis impecable Don Enrique. Efectivamente, los grupos dominantes de ambos bandos tienen que perder si hubiera paz, les resulta más rentable y favorable mantener el actual conflicto enquistado. Es difícil solucionar un problema cuando los que pueden arreglarlo no quieren que sea solucionado. A nivel personal uno no puede evitar posicionarse a favor de las víctimas sean del bando que sea. Espcialmente, si también forman parte de la chusma. En todo caso, es irónico ver como la derecha de este país corre a defender a los judíos y como la autoproclamada izquierda se enfunda el pañuelo de Arafat y corre a manifestarse a favor de los mustafás. Especialmente, cuando en España la cosa está tan chunga para la chusma, claro.
Me ha gustado el artículo y creo que es una gran verdad que encierra una gran mentira por lo no dicho, pues si bien el sistema de enfrentamiento entre grupos de poder en la zona es real, no se dice que éso es nuestro planeta. Que nunca es una cuestión de raza, religión… siempre es una cuestión del mantenimiento de unos privilegios que hunden sus raíces en el tiempo.
Tenemos una moto que nos han vendido aquí en occidente, a la que han llamado democracia y que han convertido (por decreto, campaña comunicacional, traiciones varias y/o cañonazos) en una nueva religión y que como todas las otras no es mas que un sistema de perpetuación de esos privilegios anteriormente mencionados.
Hasta que el ser humano no comprenda que la única forma posible de asegurar LA VIDA es el abandono de toda estructura de tipo piramidal… Hasta que no comprenda que sólo identificando a quien en cada momento tenemos enfrente como un reflejo de nosotros mismos, un otro “yo”… no habrá paz ni seremos libres… y no estaremos seguros.
Salud!
Muy interesante su teoría de las "élites", lástima que sólo la aplique en unos casos y no en otros... También es una pena para su teoría que las auténticas élites palestinas hace ya mucho tiempo que emigraron de aquel agujero que no son más que campos de refugiados mal abastecidos y sin futuro, y encima bombardeados de cuando en cuando, por ejemplo antes de que se celebren elecciones "libres y democráticas" en el estado atómico de Israel y el partido gobernante esté bajando en las encuestas...
Sería curioso imaginar cómo ha funcionado esta original "teoría de élites" de otros conflictos presentes y pasados que se me ocurren ahora como el exterminio de las culturas precolombinas, el apartheid, el holocausto o sin ir más lejos la eterna guerra entre vascos y españoles con la que tanto disfrutamos los "opinadores de internet" como yo.
Bravo y gracias. Porque una que no se concentra tanto no ha podido explicar a sus amistades por qué no ha ido a la manifestación y ha sido acusada de no ser progre (¿será que no lo soy?) y además de nihilista, por no condenar con rabia y solidaridad las matanzas. Yo les quería decir que lo grave no era sólo eso, sino otras cosas. Que ni nosotros desde aquí, ni ellos allí, estamos viendo las cosas claras. Y no me vino a la cabeza "claras y distintas". No sé si será muy osado recomendarles su lectura porque igual me dejan de mandar forwards de otras causas tan de izquierdas como la Palestina con sus manis y sus cañas posteriores. Creo que debo hacerlo. Así que tomo prestado su análisis, con su permiso.
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