Nota: lamento no poder dar información mayor sobre este genial vídeo.
De mañana y yendo a trabajar. Barruntaba yo algo en el pasillo del metro. Había puesto en el título del artículo-ladrillo sobre Bolonia: intentando ser objetivos. Y pensaba ahora que ser objetivos no implica ser neutral porque son dos cosas diferentes. Muy diferentes. Y pensaba yo ahora que era un error ese título. Y sufría, pero poco.
Tengo una agenda electronica, un pocketpc o como ustedes quieran llamarlo. Al principio, como todo buen snob, pensé que qué estupidez, nunca tendré una. Ahora también la uso como móvil -¿dijeron aquello de nunca tendré un móvil?-. La llevo siempre conmigo. Y muchas veces escribo los artículos del blog en el transporte público o leo libros en ella (lo último, El jardín de los cerezos, por algo que ya les contaré). Pero ahora era algo nuevo por hacer: entré con mi agenda y con la tecnología 3G en internet y llegué a mi blog. El metro avanzaba bajo tierra (esta parte es la que pretende darle emoción a la cosa). Me introduje cibernéticamente (ni así tiene emoción) en mi panel y a través de mi agenda cambié el título: intentando informar. El metro llegó a su destino y yo me bajé para meterme en el tren de cercanias. A Fuenlabrada. Cualquier persona en cualquier lugar del mundo podría leerme (total unos 30 lectores, pero a uno siempre le ha ido el delirio).
De vez en cuando uno oye imbecilidades sobre vivir conforme a la naturaleza como si no sirviera de nada que hace 150 años Darwin publicará aquello. De vez en cuando, uno escucha estupideces sobre la vida sencilla y el idiotismo del campo. De vez en cuando uno tiene que soportar a alguien contándole una ñoñería sobre el latín enfrentado al materialismo de la técnica. E incluso de vez en cuando uno tiene que soportar, aunque al menos más inteligente, a Heidegger.
Y por eso de vez en cuando uno debe hacer un homenaje a la tecnología entre otras razones porque quizás por ella sigue uno, o tal vez también usted, vivo. Y hacerlo, sin embargo, sin fidelidades absolutas. Con desconfianza intelectual y, al tiempo, con admiración. Porque lo que es seguro es que gracias a ese proceso tecnológico uno se leyó, entre otras cosas, El jardín de los cerezos, de Chejov.
4 comentarios:
De acuerdo en todo, en casi todo: hay inventos tecnológicos a los que uno es fiel irremediablemente, como la lavadora.
Muy bueno el vídeo: conozco gente a la que le pasa lo mismo que a su protagonista.
no tiene nada que ver, pero estaba leyendo "La potencia del pensamiento", de G. Agamben. También he leído estancias, profanaciones, artículos de filosofía política, y fragmentos de homo sacer. me gustaría saber qué opinas de este tipo, para mí tal vez el filósofo más interesante de la actualidad, más allá de zizek, sloterdijk y otros tipos más mediáticos y/o franceses.
Pues mire usted, D. Odradek, si yo fuera un filósofo normal le contestaría con rotundidad, pero la verdad es que sólo le conozco de oídas y le he leído muy poco porque de lo poco que he oído o leído de él no me ha interesado gran cosa. Pero si usted me lo recomienda pues me pondré a leerlo y ya comentamos.
Sr. Mesa, le acompaño en su elogio de la tecnología. Siempre aclarando que este próximo fin de semana (largo en Mardid, biiieeeennnn) me marcho a una casa rural a un pueblo de Castilla (el lugar da igual, el medio sí). A hacer el paleto, sí, que de vez en cuando también es muy sano. Ah, y con amigos, claro, que eso sí es lo mejor.
y dejo una pregunta, que yo, obviamente, ya me he contestado: ¿cómo traducirían ustedes el termino griego "phisis"? Y entonces, ¿entra la tecnología, o lo tecnológico -lo propio de la "tecné"-, en él?
El Sanfe.
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