Hay gente sensible y cargada de emociones. Yo, no. Y, a qué decirlo, estoy aburridísimo de Haití. Otro día explicaremos esto. Pero, espero, que nadie vea una especie de esnobismo sino, precisamente, lo contrario. No estoy harto de Haití porque me sienta por encima, sino porque me siento por debajo: es un hartazgo desde, me gusta pensar esto aunque quizás no sea cierto, una especie de indignación moral. Pero, la indignación moral siempre resulta peligrosa porque en el fondo excluye la argumentación al hacer que el indignado tenga razón, incluso antes de razonar, por el mero hecho de su emoción. Y las emociones puras son la antesala del totalitarismo.
Resulta que el otro día en Torrejón de Ardoz, provincia de Madrid, se han guardado tres minutos de silencio -¿tres minutos?, demasiado tiempo y seguro que fueron algo menos- por los muertos en el terremoto de Haití. Al fin y al cabo, como todo el mundo sabe, el ayuntamiento de dicha ciudad siempre ha tenido una gran preocupación por lo que pasa en Haití -esto es injusto: la misma que yo y que todos-. Pero leyendo más la noticia, se llega al punto: en especial por el matrimonio que era originario de esta urbe. Eso está mejor. La boina, nacionalista al fin, debe perpetuarse -y más ahora que es tan de izquierdas-. Y duele más emocionalmente que muera un vecino que alguien desconocido. Lo que no sé es si eso está bien.
Hace poco tiempo murió Vicente Ferrer, el misionero español que trabajaba en la India. Y los periodicos se llenaron de titulares sobre él. Todo emotivo. Hace poco tiempo alguien, muy inteligente y culto por cierto, me dijo que la ética de Kant, basada en el deber y rechazando las emociones inmediatas, era inhumana. Y yo pensé justo lo contrario: hay más humanidad en Kant que en todas las emociones inmediatas de Vicente Ferrer, que era sin duda una buena persona, o la colectiva de Torrejón, mucho más sospechosa.
Resulta que el otro día en Torrejón de Ardoz, provincia de Madrid, se han guardado tres minutos de silencio -¿tres minutos?, demasiado tiempo y seguro que fueron algo menos- por los muertos en el terremoto de Haití. Al fin y al cabo, como todo el mundo sabe, el ayuntamiento de dicha ciudad siempre ha tenido una gran preocupación por lo que pasa en Haití -esto es injusto: la misma que yo y que todos-. Pero leyendo más la noticia, se llega al punto: en especial por el matrimonio que era originario de esta urbe. Eso está mejor. La boina, nacionalista al fin, debe perpetuarse -y más ahora que es tan de izquierdas-. Y duele más emocionalmente que muera un vecino que alguien desconocido. Lo que no sé es si eso está bien.
Hace poco tiempo murió Vicente Ferrer, el misionero español que trabajaba en la India. Y los periodicos se llenaron de titulares sobre él. Todo emotivo. Hace poco tiempo alguien, muy inteligente y culto por cierto, me dijo que la ética de Kant, basada en el deber y rechazando las emociones inmediatas, era inhumana. Y yo pensé justo lo contrario: hay más humanidad en Kant que en todas las emociones inmediatas de Vicente Ferrer, que era sin duda una buena persona, o la colectiva de Torrejón, mucho más sospechosa.
Pero ahora no puedo explicarlo.
2 comentarios:
Eso lo dice Ud. vestido de obispo y le despellejan los de la checa de Bellas Artes.
Lo importante no es tener emociones, sino el saber que hacer con ellas.
Boadella contaba que estuvo con los miembros de su compañía —Els Joglars— visitando la tumba de Josep Pla. Estaban intensamente emocionados pero “por su militancia agnóstica”, no sabían que hacer para hacer efectiva esa emoción. Así que empezaron a dar vueltas a la tumba con la mano sobre ella.
Boadella dice que sintió como si hubieran retrocedido a épocas remotas de la humanidad.
Las religiones tienen normas morales que dan pautas de comportamiento para saber que hacer en cada situación, tanto da que sea un nacimiento como una muerte.
La misería intelectual y moral que pademos no es casual, un pueblo ignorante y amoral es muy facilmente manipulable.
Tenemos un gran ejemplo reciente, el atentado de Atocha ligado a un triunfo electoral.
Oh, mi psicólogo se frotaría los dedos. lo que a usted le pasa es que sobreintelectualiza un sentimiento y, por un tic, trata de hacerlo pasar por filosofía. y no lo es.
en cuanto a la idea qeu se adivina, corresponde perfectamente a la visión del mundo liberal: el ser humano es egoísta y cuando presenta comportamientos altruístas, entonces es porque saca también un beneficio de ello... pues a la mierda la postmodernidad, sigo admirando la ética de los santos laicos o religiosos y su energía para hacer el bien haciendo bien las cosas.
ya le decía que usted es un marxista de derechas aunque no sea consciente.
en cuanto al oyente, se le percibe un poco apocalíptico y adicto a los tópicos. para empezar nunca en la historia este país fue más culto que ahora, y seguramente dentro de de 20 años lo sea aún más. hay estadísticas.
lo malo de las religiones -teístas, ideológicas, artísticas, etc, es precisamente eso, los dogmas, que te digan lo que tienes que hacer y cómo sentirte en cada momento a riesgo de, si no lo haces, señalarte, psiquiatrizarte, lapidarte...
por lo demás, está demostrado que un pueblo muy culto y muy moral es fácil de manipular, pensemos en la alemania nazi, en francia hasta la segunda guerra mundial... eran los pueblos más cultos y aparentemente morales de europa. o el imperio romano.
el que es manipulable es el que no tiene vicios morales ni mentales, el que es puro para la obediencia, así que por qué no se deja usted de tópicos e inicia la gran aventura de pensar por usted mismo, que seguro que lo hace mejor que sus gurús?
por cierto, sobre la tontuna humanitaria de haití y la verdad de lo que allí se cuece, tengo dos artículos, uno superficial y otro exhustivo:
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Haiti/pobre/elpepiint/20100120elpepiint_6/Tes/
ejemplo 2:
http://www.mrg-valencia.org/spip.php?article306&var_mode=calcul
saludos
odradek
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