lunes, mayo 17, 2010

TOMAR MEDIDAS/1: EL PASADO

Las recientes medidas tomadas por la UE Y EEUU para España y anunciadas el pasado miércoles por Zapatero son, sin duda, el mayor recorte de derechos sociales de la historia de la democracia. Sin embargo, no por ello debería llevar necesariamente a protestar, pues si, por ejemplo, fuera necesaria no cabría sino el lamento pero no la queja. Por ello, fuera de maniqueísmos fáciles, es importante analizar no solo las medidas en sí sino también las causas de ellas y sus consecuencias para analizar su necesidad. Y para ello, lo mejor es ir desde el pasado al presente y, de este, al porvenir –si es que lo hay en lo que significa tal palabra de positivo-. Y lo es porque analizar algo implica también no dejar de lado su rastro.

En el año 2008, y justo antes de las elecciones, el presidente Zapatero negaba persistentemente la crisis. Fue sólo hace dos años. Al tiempo, prometía y concedía 400 euros lineales en el IRPF o cheques bebés de 2.500 euros mientras, eso sí, mantenía el gasto social del estado por debajo de la media de la UE. Eran tiempos donde la demagogía debía permitir ganar elecciones. Una vez ganadas con el aplauso de la autodenominada izquierda, incluyendo hechos esperpénticos como ver a Llamazares proponerse de ministro o cancioncitas relativas a la alegría, la cosa siguió por derroteros parecidos con promesas de que nunca, pero nunca, se tocarían los derechos sociales representados por pensionistas y trabajadores. Mientras tanto, el paro ascendía hasta el actual 20% y se vivía, curiosamente, un idilio entre gobierno y sindicatos, que no protestaban por nada. Así, España se presentaba como un lugar donde los derechos sociales se presentaban como la esencia de lo social cuando en realidad no era más que peronismo encubierto: lejos de hacer reformas realmente progresistas, consolidar una estructura social más allá de la familia y la caridad pública, el presidente Zapatero, con la complicidad de la autoproclamada izquierda que le reía incansables las gracias pero también de una derecha autonómica que no dejaba deuda sin superar, mantenía una política que solo vaciaba las arcas públicas.

El sueño se rompió cuando la UE, y la economía mundial, comprendió algo: se podía rescatar a Grecia pero no a España porque su volumen económico era demasiado grande. Y la quiebra de España implicaba la quiebra del euro y la quiebra del euro era la de la economía mundial. Es decir, el castillo de naipes amenazaba con caer. Y España se intervino. El segundo fin de semana de mayo la UE decidió explicarle a nuestro presidente qué debía hacer y luego Obama llamó para recordárselo –es un eufemismo-.

Sin embargo, el problema de crediblidad de España no era tanto su economía como su dirigente. Al fin y al cabo, la economía española parecía remontar el vuelo, poco a poco, y su principal problema era algo que nunca ha preocupado ni a Europa ni a los mercados financieros: el paro. Es decir, el sector financiero español es sólido, de lo mejor en el aspecto internacional, y no parece que fuera a caer. Además, España tiene actualmente una deuda que no es de las peores de Europa, y en eso tiene razón Zapatero. Pero, ahí está la clave del ajuste: ¿por qué entonces, si los datos actuales no lo avalan, la UE actúa con tanta contundencia en la economía española? Porque no se teme el presente sino el porvenir. Es decir, nadie se fía de quien puede dirigir, por llamarlo de alguna manera, esto. Es la desconfianza hacia Zapatero, mejor sería decir el terror a lo que pudiera hacer por sí mismo, lo que ha movido el ajuste. La UE y EEUU no han actuado ante la economía española tanto como ante la posibilidad de que se continuara con el criterio típico de ZP. Y seamos sinceros, este terror es coherente.

Así, la causa fundamental del ajuste económico draconiano en España es precisamente no solo la inutilidad manifiesta de nuestro presidente sino su irresponsabilidad. Empeñado, como siempre, en que esto se arreglaría solo –solo y entre todos en lenguaje político es lo mismo- se dedicó a realizar una serie de medidas que iban envueltas en hacer del gasto público un reguero de votos. La UE, pues, no actuaba por la crisis especialmente grave de España, ya hemos señalado que a la UE y a la propia economía nunca le ha interesado el paro, sino porque la confianza, hecho fundamental en el mercado, era nula. No se actuaba en España, se actuaba, así de claro, contra Zapatero: las medidas prpouestas el miércoles pasados son para parar al presidente. Y él las dijo.

Pero ser un incompetente y un miserable puede ir unido a ser un gran poítico y, no creo que quepa duda, Zapatero lo es. Porque lejos de generar una inconsecuencia alejada del realismo, cada uno de sus pasos fue dirigido hacia la idea de que todos fueran coresponsables extendiendo la crisis en red. Efectivamente, Zapatero consiguió una realidad en la cual cada sector político o social –incluyendo el PP, la banca, los empresarios o los sindicatos- se manchaban con el despilfarro y la deuda: le debían algo. Así, permitió la sobrecarga de defícit autonómico incluso jaleando los cambios de estatutos que, a imitación del de la oligarquía catalana, pretendían recibir más dando menos. Evitó subir impuestos a la oligarquía financiera e incluso tranquilizó al mercado cuando con una voz unívoca, algo sin precedentes en este gobierno, se negó a volver a instaurar el impuesto sobre el patrimonio o tocar a las SICAV. Y agració a los sindicatos UGT y CCOO con un dinero extra que nunca viene mal en estos tiempos. Y a todo ello hay que sumar las múltiples subvenciones dadas que, hasta la fecha, no han sido recortadas a todo tipo de organizaciones y asociaciones –que van desde autodenominados artistas hasta la mantenida Iglesia Católica-.

El patrón confeccionado por el inútil sastre cuadraba sorprendentemente bien en los cuerpos deformados de una oligarquía política y financiera que vivía la crisis entre reproches mutuos pero al tiempo como si realmente no existiera para ellos. Tal era así, que los sindicatos con un 20% de parados callaban complacidos y que el auténtico problema de la autodenominada izquierda era algo de plena actualidad como la memoria histórica y la república de 1931. Tal era así, que todos estaban en contra del presidente, un incompetente sin duda, pero al tiempo todos cogían contentos lo que este les daba. Tal era así, en definitiva, que la crisis era, como para el emprendedor de la vieja utopía liberal, oportunidad.

Y llegó el miércoles. Y vino, por fin, el presente para desterrar al pasado. ¿Por qué esas medidas y no otras? Algo tendrá que ver con lo que acabamos de describir.

8 comentarios:

Don Güapo dijo...

(1) Coincido sólo en parte.

Siempre pensaron que la crisis financiera, corta, afectaría a la economía real, pero que ésto se salvaba acudiendo al endeudamiento, muy bajo en relación a nuestros socios.

Esa fue la razón de las medidas de incentivo fiscal, como los 400 €, plan E y demás.

Sin embargo el error del gobierno ha sido desdeñar los avisos de los que decían que el problema no era la crisis de crédito mundial, sino la de la economía real, que se encontraba latente tras los fuegos de artificio que ocasionaron los tipos de interés bajos mantenidos por el BCE y por la RF durante muchos años.

Para comprender lo que ha ocurrido, ocurre y, quizá ocurra, hay que aprehender el problema económico español, que tiene su raíz en la estructura de su PIB.

Éste, compuesto por servicios de bajo valor añadido e inmobiliario, tras una crisis, sólo crece con políticas monetarias soberanas que permitan devaluaciones competitivas.

Dentro del € no es posible devaluar, por lo que, no es posible competir.

Al no poder competir y haber deslocalizado actividad económica a terceros, la economía paraliza su actividad, los ingresos caen y sólo se puede acudir a la deuda para equilibrar los presupuestos, ocasionándose déficit.

En 2008 se pensó que habría margen de endeudamiento, pero según ha ido pasando el tiempo, el recurso a la deuda ha pasado de ser una herramienta de impulso fiscal, a ser un instrumento de mantenimiento de la actividad, no pudiéndose prescindir de ella para no deprimir la demanda agregada.

Los mercados se han percatado de dicha necesidad, y han apostado porque llegaría el momento en el que no habría más crédito, ya que éste, no se utiliza para impulsar la actividad económica sino para mantenerla y que no se hunda, lo que significa que no se puede devolver, osea, insolvencia.

Se deberían haber tomado medidas estructurales en los años 2005, 2006 y 2007, pero no se hicieron por razones ideológicas y electorales. Pero eso es ya agua pasada.

Hasta aquí, más o menos, lo que ha ocurrido.

Don Güapo dijo...

(2) El problema actual de la economía está en que no puede prescindir de la deuda para no hundir la actividad, pero el recurso constante a ésta, aumenta su precio hasta hacer imposible su obtención.

La consolidación presupuestaria, esto es, no incurrir en déficit o que éste sea asumible, implica una depresión de la demanda interna, bien por reducción de gasto, bien por aumentos de impuestos, que como una pescadilla que se muerde al cola, supone una menor recaudación tributaria, mayor servicio de pago de intereses, menor empleo y más necesidad de endeudamiento para cubrir los pagos.

Es aquí donde se plantea la cuestión, y donde se encuentran las salidas.

Si nos atenemos sólo a la consolidación presupuestaria, entonces la quiebra y el impago de la deuda son seguros.

La discusión se debe centrar en cómo consolidar, pero sin hundir la demanda para no entrar en la espiral de deuda que nos succione como una agujero negro.

Y sólo hay una salida, en principio, salvo milagro de panes y peces. No es una cuestión ideológica, aunque se diga que sí defensivamente, pero no lo es, si se aceptan las consecuencias de cada opción.

Veamos.

Es aconsejable consolidar el presupuesto subiendo impuestos?

La respuesta es no. Es peor.

Los motivos son múltiples y están en todos los manuales.

La recaudación tributaria sólo aumenta en periodos de actividad, al margen de cuales sean los impuestos. En periodos de crisis, siempre disminuyen.

Pero la razón que desaconseja esa opción está en la ineficiencia que produce el aumento en fase depresiva sobre la demanda agregada.

En primer lugar, desde que aumentan hasta que se recaudan pasa mucho tiempo. La recaudación no es nunca automática. En segundo lugar, son desincentivadores de la actividad económica (curva de Leffer). En tercer lugar, tienen un coste de ineficiencia elevado, desde que salen del bolsillo del contribuyente, hasta que, después de gastos, la mitad como mucho, llega a su destino. En cuarto lugar, las decisiones de gasto político coartan su eficiencia, quinto, las subidas suponen litigiosidad, elusión y fraude cuyo combate es muy costoso, llegando un momento en que hay que invertir más de lo que se recauda, sexto, en un entorno de libertad de movimientos de capital, aumentar la tributación supone deslocalización de patrimonios y séptimo y más importante, suponen un desplazamiento de dinero desde sectores de actividad, únicos de donde se puede obtener un aumento de la tributación y que sostienen la demanda, a sectores de ahorro (subsidios, pensiones, etc.) Hay un estudio del Bank of America en ese sentido para USA muy interesante.

Un ejemplo. En el País Vasco, con competencias propias, el gobierno de López ha elevado la fiscalidad de las SICAVs al tipo ordinario de sociedades desde el 1%.

Sólo queda una.

Es posible no reducir los gastos?

No. Simplemente porque no hay dinero para mantenerlos. Pero sabiendo que esa reducción supone depresión de la demanda y deflación.

Esto es lo que ahora ocurre.

Don Güapo dijo...

(3) Lo que ocurra depende de muchos factores, algunos inabordables.

Puede ocurrir que se estabilicen los mercados y que la bajada € haga aumentar las exportaciones. Pero España exporta poco fuera de la UE, y por costes, no podemos competir con los BRIC y otros. Además, Europa, salvo Noruega, no tiene materias primas (cada vez más caras).

Lo normal es que los déficit sigan y hagan imposible la financiación de los estados, no sólo de España.

Al haber perdido capacidad industrial y tecnológica a favor de otros países, Europa está en situación difícil para mantener su estado de bienestar tal y como ha sido hasta ahora. No genera recursos.

Si los déficit continúan y los países excedentarios europeos como Alemania no deciden consolidar su presupuesto dentro de un área política homogénea, al igual que hacen las comunidades autónomas españolas, sólo queda una salida para no incurrir en colapso de deuda.

Y esa salida es la de la reducción drástica de los gastos estatales con reforma de la estructura administrativa y de pagos por servicios, para consolidar las cuentas y la reducción de impuestos directos y completa reforma laboral, que supondría un excedente de capital para empresas y particulares, con el fin de espolear la demanda interna.

Esas son las indicaciones del BdE, la Comisión Europea y el FMI.

Anónimo dijo...

En España los televisores planos y play3 se venden rápidamente, la gente cambia de coche lujoso a otro más lujoso, tiene dos o tres moviles y portatiles, ipod y ropa de marca; no se si de verdad hay paro, pero hay mucho dinero en manos de la gente porque los matrimonios duran menos, solo tiene un hijo (o ninguno) y nuestra sociedad premia a los que gastan dinero en si mismos; nadie se niega caprichos pese a Grecia u Obama.

Anónimo dijo...

Todo muy interesante pero muy abstracto y demasiado correcto.
Como en un club de golf.

A nadie se le ocurre un cambio de modelo, obviamente a nadie se le ocurre tocar las rentas elevadas, tampoco una redistribución más justa de la riqueza, ni de coña una regulación de la economía financiera... mejor que paguemos los pringadillos de la clase baja -la mayoría de los funcionarios somos de facto clase baja-, a nadie se le ocurre una respuesta ideológica de izquierdas.

Por ejemplo, una vez detectados ciertos errores en la política económica del actual gobierno ¿Que soluciones de izquierdas propones, Mesa? Ninguna.

Don Güapo a lo suyo, a vender liberalismo a ultranza.

De modo que usted es muy sarcástico con la oligarquía catalana pero piensa y actúa exactamente igual que ellos.

¿Una de Bach de fondo?

Anónimo dijo...

Lo que más gracia me hace de estas entelequias economicistas es que abordan la economía como una ciencia inexorable, independiente de la voluntad humana.
Desde un punto de vista sistémico la crisis ha demostrado la ineficacia y la profunda injusticia del modelo económico instaurado por el Reaganismo y el Thatcherismo a principio de 1980 y después globalizado a todo el mundo.
Pero ese modelo lo presentan ahora como un conjunto de leyes inexorables propias del modelo científico kantiano aplicable sólo a las ciencias naturales.

ElSrM dijo...

No se tenía que haber llegado a esta situación —era previsible; sólo hace falta leer un tomo de Historia Económica Mundial— y, aun estando en ella hay medidas que aplicar distintas a las dichas por el Gobierno y pedidas por el F.M.I., el B.C.E., etc.

Recordemos que nuestro déficit aumenta porque el Estado se endeuda para regalar el dinero a la banca privada y que ésta no quiebre. Extraño capitalismo. Si una empresa privada, bancaria o no, ha de quebrar que quiebre. Una vez quebrada, el Estado puede considerar que le interesa nacionalizarla. La nacionalización se hace cuando el valor de la empresa es cero o negativo, por lo que no se paga. Se recapitaliza y se pone a trabajar una banca pública. Siempre será mejor que regalar el dinero en rescates incondicionales.

Dicha banca privada rescatada ahora tiene beneficios de nuevo. Podría exigírseles la devolución del dinero con el que se le rescató. ¿Cuánto fueron, 130.000 millones €?

Hace unos años el Pte. Zapatero se vanagloriaba de haber bajado el tipo máximo marginal del I.R.P.F. del 45% al 43%: eso son 30.000 millones de euros anuales.

Nuestro Estado continua regalando c. 6.000 millones de euros a la iglesia vaticana. Subvencionamos la Guerra de Afganistán, c. 400 millones de euros anuales. Subvencionamos el acuchillamiento de reses folclórico denominado tauromaquia, que son cientos de millones de euros más.

Por otra parte, si varios países se juntasen, tipo cártel, y negociasen con la banca privada internacional acreedora una quita y espera de su déficit, ¿qué pasaría? Si se juntasen varios Estados con economias potentes, los mismos que han rescatado a los bancos cuando no los han nacionalizado... Perderían los rentistas internacionales, ganarían los endeudados.

No es algo ortodoxo esto último, pero las políticas del F.M.I., invariables independientemente de la coyuntura y el lugar, tampoco lo son: son religiosas en lugar de técnicas o científicas. Estos señores siempre aconsejan lo mismo. Si su inventor, Sir J. M. Keynes levantase la cabeza, se quedaría triste de ver para qué está sirviendo lo que él había proyectado.

Cordialmente,

ElSrM dijo...

Me veo obligado a enmendar parcialmente la información dada sobre la cifra de 30.000 millones €.

Acabo de revisar la fuente. De hecho, el Diputado Herrera (la fuente) dijo:
«
El president del Govern va presumir d’haver baixat els impostos per valor de 30.000 milions d’euros, reduint la fiscalitat entre rendes altes (del 45 al 43%), l’impost de societats, o amb l’eliminació de l’impost de patrimoni, entre d’altres.
»

Traduciré al castellano:
«
El presidente del Gobierno presumió de haber bajado los impuestos por valor de 30.000 millones de euros, reduciendo la fiscalidad entre rentas altas (del 45 al 43%), el impuesto de sociedades, o con la eliminación del impuesto de patrimonio, entre otros.
»

Culpa mía, por tanto, el haber leído demasiado rápido y no entender correctamente que se refería a varios conceptos sumados.

Me ha avisado un lector en mi página de que las cifras no cuadraban :-S

Cordialmente,