¿Qué explota realmente el Capitalismo? Hoy en día es cuando el mayor número de personas del mundo disfruta del bienestar. Y todo ello gracias a la imposición y al desarrollo del Capitalismo. Además, dicha realidad se extiende a través de los llamados países emergentes como India, China o Brasil lo que acrecentará su nivel de vida. ¿Cómo podemos entonces ni atrevernos a señalar explotación en el capitalismo? ¿Explotación de qué? ¿Acaso antes se estaba mejor? ¿O se está mejor en los países, como Cuba o Corea del Norte por ejemplo, no capitalistas?
Metafísica, ya lo hemos repetido, significa lo que está detrás, lo que fundamenta lo real sin necesariamente poder ser percibido. Hacer una metafísica del Capitalismo significa, por ello, buscar el fundamento del sistema y de su explotación. Y por ello es reconocer lo que realmente se explota en el Capitalismo.
La historia del Capitalismo va pareja y forma parte también del desarrollo de la idea de sujeto moderno. Y este es, a su vez, la historia del proyecto de la Modernidad. De esta manera, se abre una pista sobre algo que es fundamental. La idea radical de la Modernidad fue la desidentificación entre el pensamiento y la realidad. Antes de ella se consideraba que la racionalidad humana, grosso modo, debía adecuarse, copiar fielmente como una cámara de fotos, las leyes preexistentes -dadas por la realidad física, en los griegos, o por Dios en el pensamiento medieval-: el mundo, o Dios, era el fundamento de lo real y de la humanidad y esta para estar en la verdad tenía que descubrir leyes ajenas y copiarlas para obedecerlas. Las cosas tenían que ser así, por ejemplo la sociedad, porque la naturaleza o la creación divina así la habían hecho. El esclavo lo era, como señalaba Aristóteles, por naturaleza.
La Modernidad vino a romper con esto a partir de una idea aparentemente sencilla: el pensamiento piensa ideas. Con ello, la razón humana se ensimismaba, encerrándose en sí misma, como la única razón existente frente a un mundo irracional que se le enfrentaba. La idea consecuente de lo anterior era que entonces habia que racionalizar ese mundo externo que ya no tenía racionalidad por sí mismo, es decir: convertirlo en racional y con ello en humano. Así surgieron la ciencia y la tecnología aplicada como formas de conquista. Así apareció el nuevo desarrollo económico. Así se inventó el Capitalismo como el medio de desarrollo de esa libertad individual, de esa humanización del mundo. Efectivamente, el ideal del primer capitalismo pretendía liberar a los seres humanos de la esclavitud social, usando para ello el contrato libre entre iguales frente a la servidumbre, y de la tiranía natural, empleando la tecnología en la producción, buscando la libertad de cada uno de los individuos. De esta forma, el Capitalismo era un medio para conseguir un fin como era la libertad individual: Adam Smith no era un malvado fascista sino un pensador emancipatorio –y no es una ironía- porque el liberalismo no era una mera escuela, una táctica, económica sino una filosofía de emancipación. Pero la historia se desarrolla no de acuerdo a los deseos y proyectos sino a las realidades. ¿Emancipó el Capitalismo?
Si la respuesta es sí sin duda el proyecto moderno, ilustrado, ha triunfado y aquí deberíamos callarnos : que cada uno construya libremente su vida. Pero si, efectivamente, la respuesta es no, es decir: el capitalismo no ha ayudado a la liberación de los sujetos, entonces la esperanza del proyecto moderno no se ha cumplido. Es decir, la clave para juzgar al capitalismo es analizar el grado de cumplimiento del sujeto moderno. No se trata de ver cuánto se cobra o de si hay pobres o no -eso es importante, pero en cuanto a derechos civiles no a anticapitalismo estrictamente- sino de ver si hay posibilidad de sujeto moderno o no. Es analizar, en definitiva, si el proyecto moderno, se ha cumplido. Todo lo demás es ñoño en cuanto a filosofía, y por ello en cuanto a realidad, pues sin duda el capitalismo como sistema económica ha traído mayor riqueza a mayor número de personas que ningún otro sistema económico precedente o posterior: así visto la única consecuencia posible es su superioridad. Pero mirándolo en cuanto a la esperanza real que él mismo encarnó como integrante de un proyecto, la realización del sujeto moderno, es la traición absoluta. Y la explotación capitalista es, precisamente, la negación de esa esperanza del sujeto moderno. No se trata de que el capitalismo no permita el desarollo económico o la salida de la pobreza, cosa que ya ha demostrado con creces que es capaz de hacer, sino que su explotación lo es solo del sujeto en cuanto tal y no del ser humano en sí. Por supuesto, dentro del Capitalismo hay explotación económica directa del ser humano, pero como hecho de rapiña y no como algo sustancial de ese mismo capitalismo: es accesorio y se podría eliminar sin acabar con el sistema. Y de hecho, esta rapiña baja en tiempo histórico progresivamente -al menos en un mundo desarrollado cada vez más extendido-. Así, la crítica al capitalismo como explotador, que es por otra parte la presente en Marx, no lo es por un sueldo bajo o por condiciones laborales, sin parangón en lo positivo con toda la historia de la humanidad, sino por la imposibilidad de llegar a ser sujeto moderno.
Y esto ocurre porque el Capitalismo se ha transformado en el sujeto. Por supuesto, que nadie pretenda ver en esto una suerte de misticismo o una metáfora. Lejos de eso se trata de un hecho histórico concreto y real. Efectivamente, el desarrollo del Capitalismo le ha llevado a ser una realidad que es independiente de la voluntad de los seres humanos que lo conforman. Es un error grave pensar que los capitalistas, es decir la oligarquía económica, gobiernan el sistema y que este sigue sus dictados: demasiado infantil. No se trata de que haya una especie de junta de malvados capitalistas dirigiendo los hilos, lo que sería una teoría de la conspiración, sino de que hay una realidad sustantiva, en cuanto que tiene sus propias reglas y tiende a su mantenimiento y desarrollo, que es el propio sistema económico. De hecho, la diferencia fundamental entre la explotación capitalista y la de los sistemas anteriores, y que es una diferencia histórica, es que en los anteriores el ser humano solo era fuerza de trabajo y por ello sí se podía decir que la clase que no ejercía la producción material pero vivía de ella era explotadora. Sin embargo, el cambio capitalista es que todo es mercancía. Y la mercancía no hace distingos entre un producto material o no: solo interesa su valor. La producción incesante de mercancias, necesidad nueva del Capitalismo, implica que todo sea mercancía, incluida la propia vida, y que lo único importante sea su valor de mercado. Ya no hay clases privilegiadas porque todas están en la producción.
El desarrollo del Capitalismo exige la destrucción del sujeto moderno. ¿Por qué? Porque el sujeto exige autonomía pero simultaneamente el capitalismo exige, en su propia autonomía, que todos los otros elementos sean heterónomos: mercancías intercambiables necesarias para su propio desarrollo. Surge así una extraña paradoja. En cuanto a producción de mercancías el capitalismo producirá un alto nivel de vida, necesario en el consumo; en cuanto a realidad, el capitalismo impide el desarrollo del sujeto como tal. Porque una característica del sujeto capitalismo es que de existir debe ser único y condenar a todo a la heteronomía pues su condición de existencia es la conversión de lo real en medio de supervivencia. Y esta conversión es la objetivización del mundo en mercancía.
Todo, excepto el propio Capitalismo, es así convertido a la función de objeto para la supervivencia del sujeto capitalista. El Capitalismo como sistema ha acabado siendo el sujeto moderno y su condición necesaria de existencia es precisamente la negación al desarrollo de los individuos como tales sujetos. Así, solo la existencia histórica de un proyecto de sujeto moderno convierte al Capitalismo esencialmente, y no como algo accidental y reformable, en explotación. Y que nadie vea esto como espiritualidad pues es precisamente lo contrario. Lo que niega el Capitalismo no es la cacareada vida interior y espiritual, residuo de superstición aún presente y que el Capitalismo desarrolla, sino la materialidad de la propia vida: su capacidad de crear un mundo real, material, como condición y realización de un sujeto humano. Lo que explota el capitalismo, en definitiva, no es su vida actual o la mía actual -ah, ¿que tenemos vida?-, sino la posibilidad de tener una vida –real- que creara realidad. Lo que explota es nuestra vida no como actualidad sino como potencialidad, como cumplimiento de la promesa moderna de un sujeto que con su trabajo humanizara el mundo.
Metafísica, ya lo hemos repetido, significa lo que está detrás, lo que fundamenta lo real sin necesariamente poder ser percibido. Hacer una metafísica del Capitalismo significa, por ello, buscar el fundamento del sistema y de su explotación. Y por ello es reconocer lo que realmente se explota en el Capitalismo.
La historia del Capitalismo va pareja y forma parte también del desarrollo de la idea de sujeto moderno. Y este es, a su vez, la historia del proyecto de la Modernidad. De esta manera, se abre una pista sobre algo que es fundamental. La idea radical de la Modernidad fue la desidentificación entre el pensamiento y la realidad. Antes de ella se consideraba que la racionalidad humana, grosso modo, debía adecuarse, copiar fielmente como una cámara de fotos, las leyes preexistentes -dadas por la realidad física, en los griegos, o por Dios en el pensamiento medieval-: el mundo, o Dios, era el fundamento de lo real y de la humanidad y esta para estar en la verdad tenía que descubrir leyes ajenas y copiarlas para obedecerlas. Las cosas tenían que ser así, por ejemplo la sociedad, porque la naturaleza o la creación divina así la habían hecho. El esclavo lo era, como señalaba Aristóteles, por naturaleza.
La Modernidad vino a romper con esto a partir de una idea aparentemente sencilla: el pensamiento piensa ideas. Con ello, la razón humana se ensimismaba, encerrándose en sí misma, como la única razón existente frente a un mundo irracional que se le enfrentaba. La idea consecuente de lo anterior era que entonces habia que racionalizar ese mundo externo que ya no tenía racionalidad por sí mismo, es decir: convertirlo en racional y con ello en humano. Así surgieron la ciencia y la tecnología aplicada como formas de conquista. Así apareció el nuevo desarrollo económico. Así se inventó el Capitalismo como el medio de desarrollo de esa libertad individual, de esa humanización del mundo. Efectivamente, el ideal del primer capitalismo pretendía liberar a los seres humanos de la esclavitud social, usando para ello el contrato libre entre iguales frente a la servidumbre, y de la tiranía natural, empleando la tecnología en la producción, buscando la libertad de cada uno de los individuos. De esta forma, el Capitalismo era un medio para conseguir un fin como era la libertad individual: Adam Smith no era un malvado fascista sino un pensador emancipatorio –y no es una ironía- porque el liberalismo no era una mera escuela, una táctica, económica sino una filosofía de emancipación. Pero la historia se desarrolla no de acuerdo a los deseos y proyectos sino a las realidades. ¿Emancipó el Capitalismo?
Si la respuesta es sí sin duda el proyecto moderno, ilustrado, ha triunfado y aquí deberíamos callarnos : que cada uno construya libremente su vida. Pero si, efectivamente, la respuesta es no, es decir: el capitalismo no ha ayudado a la liberación de los sujetos, entonces la esperanza del proyecto moderno no se ha cumplido. Es decir, la clave para juzgar al capitalismo es analizar el grado de cumplimiento del sujeto moderno. No se trata de ver cuánto se cobra o de si hay pobres o no -eso es importante, pero en cuanto a derechos civiles no a anticapitalismo estrictamente- sino de ver si hay posibilidad de sujeto moderno o no. Es analizar, en definitiva, si el proyecto moderno, se ha cumplido. Todo lo demás es ñoño en cuanto a filosofía, y por ello en cuanto a realidad, pues sin duda el capitalismo como sistema económica ha traído mayor riqueza a mayor número de personas que ningún otro sistema económico precedente o posterior: así visto la única consecuencia posible es su superioridad. Pero mirándolo en cuanto a la esperanza real que él mismo encarnó como integrante de un proyecto, la realización del sujeto moderno, es la traición absoluta. Y la explotación capitalista es, precisamente, la negación de esa esperanza del sujeto moderno. No se trata de que el capitalismo no permita el desarollo económico o la salida de la pobreza, cosa que ya ha demostrado con creces que es capaz de hacer, sino que su explotación lo es solo del sujeto en cuanto tal y no del ser humano en sí. Por supuesto, dentro del Capitalismo hay explotación económica directa del ser humano, pero como hecho de rapiña y no como algo sustancial de ese mismo capitalismo: es accesorio y se podría eliminar sin acabar con el sistema. Y de hecho, esta rapiña baja en tiempo histórico progresivamente -al menos en un mundo desarrollado cada vez más extendido-. Así, la crítica al capitalismo como explotador, que es por otra parte la presente en Marx, no lo es por un sueldo bajo o por condiciones laborales, sin parangón en lo positivo con toda la historia de la humanidad, sino por la imposibilidad de llegar a ser sujeto moderno.
Y esto ocurre porque el Capitalismo se ha transformado en el sujeto. Por supuesto, que nadie pretenda ver en esto una suerte de misticismo o una metáfora. Lejos de eso se trata de un hecho histórico concreto y real. Efectivamente, el desarrollo del Capitalismo le ha llevado a ser una realidad que es independiente de la voluntad de los seres humanos que lo conforman. Es un error grave pensar que los capitalistas, es decir la oligarquía económica, gobiernan el sistema y que este sigue sus dictados: demasiado infantil. No se trata de que haya una especie de junta de malvados capitalistas dirigiendo los hilos, lo que sería una teoría de la conspiración, sino de que hay una realidad sustantiva, en cuanto que tiene sus propias reglas y tiende a su mantenimiento y desarrollo, que es el propio sistema económico. De hecho, la diferencia fundamental entre la explotación capitalista y la de los sistemas anteriores, y que es una diferencia histórica, es que en los anteriores el ser humano solo era fuerza de trabajo y por ello sí se podía decir que la clase que no ejercía la producción material pero vivía de ella era explotadora. Sin embargo, el cambio capitalista es que todo es mercancía. Y la mercancía no hace distingos entre un producto material o no: solo interesa su valor. La producción incesante de mercancias, necesidad nueva del Capitalismo, implica que todo sea mercancía, incluida la propia vida, y que lo único importante sea su valor de mercado. Ya no hay clases privilegiadas porque todas están en la producción.
El desarrollo del Capitalismo exige la destrucción del sujeto moderno. ¿Por qué? Porque el sujeto exige autonomía pero simultaneamente el capitalismo exige, en su propia autonomía, que todos los otros elementos sean heterónomos: mercancías intercambiables necesarias para su propio desarrollo. Surge así una extraña paradoja. En cuanto a producción de mercancías el capitalismo producirá un alto nivel de vida, necesario en el consumo; en cuanto a realidad, el capitalismo impide el desarrollo del sujeto como tal. Porque una característica del sujeto capitalismo es que de existir debe ser único y condenar a todo a la heteronomía pues su condición de existencia es la conversión de lo real en medio de supervivencia. Y esta conversión es la objetivización del mundo en mercancía.
Todo, excepto el propio Capitalismo, es así convertido a la función de objeto para la supervivencia del sujeto capitalista. El Capitalismo como sistema ha acabado siendo el sujeto moderno y su condición necesaria de existencia es precisamente la negación al desarrollo de los individuos como tales sujetos. Así, solo la existencia histórica de un proyecto de sujeto moderno convierte al Capitalismo esencialmente, y no como algo accidental y reformable, en explotación. Y que nadie vea esto como espiritualidad pues es precisamente lo contrario. Lo que niega el Capitalismo no es la cacareada vida interior y espiritual, residuo de superstición aún presente y que el Capitalismo desarrolla, sino la materialidad de la propia vida: su capacidad de crear un mundo real, material, como condición y realización de un sujeto humano. Lo que explota el capitalismo, en definitiva, no es su vida actual o la mía actual -ah, ¿que tenemos vida?-, sino la posibilidad de tener una vida –real- que creara realidad. Lo que explota es nuestra vida no como actualidad sino como potencialidad, como cumplimiento de la promesa moderna de un sujeto que con su trabajo humanizara el mundo.
12 comentarios:
I
Primer error: en Cuba o en Corea del Norte o en China no son ajenos al capitalismo, sino que practican una de sus variantes, que es un capitalismo de estado. A propósito de esto, y siguiendo el hilo de su razonamiento como se expondrá más adelante, no sé por qué usted critica a las autoridades cubanas si es demasiado infantil presuponer que allí hay gobernantes responsables de sus actos y decisiones si resulta que el capitalismo -liberal o de estado- es un sistema "que tiene sus propias reglas y tiende a su mantenimiento y desarrollo".
Segunda inconsistencia: no se puede decir si allí se vive mejor o peor en términos absolutos, es infantil pensar que todo el mundo vive mejor sencillamente por hallarse en un entorno donde circula más dinero, ahí sólo proyecta un prejuicio personal.
Camus fue más agudo en esto al decir que no existen condiciones objetivas de felicidad, aplicable esto al bienestar económico.
Yo conozco a gente que se ha marchado a Cuba y asegura que allí se vive mejor y vi un documental interesantísimo de cómo multitud de anarquistas de la RFA se exiliaron el la RDA porque preferían vivir en un estado políticamente totalitario que en una sociedad económicamente totalitaria.
"Es un error grave pensar que los capitalistas, es decir la oligarquía económica, gobiernan el sistema y que éste sigue sus dictados: demasiado infantil."
Esto contradice lo que usted mismo dice en otro lugar. Resulta que la oligarquía catalana sí gobierna el sistema de la política local para fabricar leyes adecuadas a sus intereses pero ese fenómeno microterritorial no es extrapolable al resto del sistema.
Marxismo calvinista y selectivo el suyo? Hay un determinismo sistémico y una predestinación histórica. Obviamente esto implica una abolición de la ética, es decir, si mi profesor de filosofía me hubiera contado esto en metafísica y luego hubiera pasado a la ética me habría reído en su cara, sencillamente porque esa metafísica, como se verá más adelante, niega al individuo y, con él, toda posibilidad ética.
II
Otra perla:
"No se trata de que haya una especie de junta de malvados capitalistas dirigiendo los hilos, lo que sería una teoría de la conspiración, sino de que hay una realidad sustantiva, en cuanto que tiene sus propias reglas y tiende a su mantenimiento y desarrollo, que es el propio sistema económico."
Una teoría de la conspiración? Pero qué dice? Una teoría de la conspiración es otra cosa, son esas mentiras que se inventan determinados grupos cuando les da el ramalazo integrista o tienen que tapar sus errores y para ello se inventan que las bombas del 11M las puso ETA en connivencia con los sociatas o como cuando ETA apaleaba camellos porque los consideraba agentes del sistema encargados de debilitar sus huestes: lo que es no una teoría de la conspiración sino una perfecta paranoia es negar la objetividad de lo real, esa idea perversa y delirante suya de que el poder no tiene poder y por tanto no es responsable de sus actos y decisiones.
Lo que usted expone es el concepto de alienación en Marx pero aplicado al conjunto de la sociedad: en su metafísica del capitalismo no sólo está alienado el desposeído sino también quien detenta la posesión de los medios y el capital y con ellos el poder real de la acumulación y asignación de recursos.
Pero en la realidad física y objetiva, uno lee revistas muy científicas de sociología y geografía política internacional, sigue la evolución de la distribución de poderes y capitales en el mundo y ve una cosa y luego viene usted y nos cuenta otra, que ese sistema no está regido por personas que obviamente son responsables del devenir de su devenir ni de la imposibilidad de construir ese mundo más humano -diré antropocéntrico por parecer tan culto como usted- propuesto por el Renacimiento frente a esas estructuras deshumanizadoras y deshumanizadas del capitalismo postfordista en que nos encontramos.
Si yo practicara una metafísica que para sostenerse tuviera que negar y contradecir la objetividad de lo físico y real en vez de explicarla, me plantearía si no he caído en un delirio religioso por mucho vocabulario filosófico que emplease en mi construcción mental.
Obviamente, si mi profesor de filosofía me hubiera contado esto y luego hubiese pasado a la política me habría reído en su cara porque esto también niega la posibilidad misma de lo político, que está a la vez predeterminado. Del mismo modo que no existe la ética, en cuanto posibilidad de intevenir en la realidad a través de la elección individual del comportamiento, tampoco existe la política como suma yresultado de las voluntades individuales regidas por el principio democrático.
(Obviamente, yo creo que esto no se da en las democracias liberales actuales pero no dejo de creer que podría darse).
En síntesis, lo único que me transmite su texto de cierto es su porpia ideología: adhesión inquebrantable y unidimensional a la razón instrumental contenida en el proyecto tecnocientífico como factor único e incuestionable de progreso e incapacidad manifiesta de salir de ese carril neokantiano y absolutista.
Un materialismo religioso, infantil y paranoico, supersticioso a más no poder, que coloca el capitalismo donde la edad media colocaba a dios y los antiguos a la naturaleza.
Y que acaba, por tanto, en una superstición y un fatalismo equivalentes en su negación de lo humano a esas supersticiones a las que usted se refiere con indisimulado desprecio porque sus seguidores son, sencillamente, más pobres y no han leído a Kant ni son marxistas de derechas.
Mal asunto, porque ayer le salía su ramalazo fascistoide a cuento de John Ford y hoy le sale otra vez ese clasismo inconsciente que tanto le caracteriza.
"...vi un documental interesantísimo de cómo multitud de anarquistas de la RFA se exiliaron el la RDA porque preferían vivir en un estado políticamente totalitario que en una sociedad económicamente totalitaria."
Me parece que el porcentaje de inmigrantes en la RDA no llegaba al 0,00001 de la población. Supongo que no hará falta explicar las razones del muro (no de Berlín, sino te todo un país). No dudo que fuera interesante el documental, pero no es lo suficientemente representativo como para usarlo en la defensa de una idea.
la cita del documental apoya la idea camusiana de que no hay condiciones objetivas para la felicidad. dicho de otro modo la felicidad es un sentimiento o un estado de ánimo no objetivable. lo de menos es si pasaban uno o un millón.
Pues no estoy de acuerdo del todo con Odradek, pero está claro que estoy mucho más alejado de usted.
Empezó hace tiempo, afirmando que el concepto de clases sociales era obsoleto y hoy afirma sin rubor: " Ya no hay clases privilegiadas porque todas están en la producción."
No digo que su metafísica no sea acertada, no digo que no haya verdades en su razonamiento. Pero pienso que en cierta manera, esos mismos razonamientos tienen una asepsia inhumana.
Esperada tercera entrega de la serie.
Saludos,
Sospecho que no me he explicado bien, así que tendré que volver a aburrir con otro escrito.
Veamos qué hay que desarrollar.
D. Anónimo no distingue en su crítica sistema económico de régimes político ni, ambos, de estrutura social. Tal vez llevado por un ridículo parecido al de la teoría del reflejo, no es capaz de distinguir que el hecho, evidente, de que haya oligarquías con más poder político no implica, sin embargo, que dichas oligarquías dirijan el sistema. Habrá que explicarlo.
D. Pocholo nos crtica nuestra ausencia de un análisis de las clases sociales. Y tiene razón porque nos lo hemos tratado y es un tema fundamental, que se erganza con el anterior, para entender qué es hoy el capitalismo. Hay que tratarlo.
En resumen, que espero pronto contestar a casi todo.
No será aburrido, seguro. Saldrá una tetralogía en lugar de la trilogía por ahora presentada :-P
Por cierto, hablando de tetralogías, recomiendo la del Sr. S. Benítez sobre las izquierdas en la actualidad:
- Concepto
- Progreso
- Paradigma
- Conclusión
Cordialmente,
y II
"No se trata de ver cuánto se cobra o de si hay pobres o no -eso es importante, pero en cuanto a derechos civiles no a anticapitalismo estrictamente- sino de ver si hay posibilidad de sujeto moderno o no."
- Analizamos un sistema económico pero los datos de creación, flujo y distribución de los recursos y la riqueza no son importantes (bueno, están ahí pero sólo los miramos de soslayo) y no lo son porque lo importante:
"Es analizar, en definitiva, si el proyecto moderno, se ha cumplido. Todo lo demás es ñoño en cuanto a filosofía, y por ello en cuanto a realidad, pues sin duda el capitalismo como sistema económica ha traído mayor riqueza a mayor número de personas que ningún otro sistema económico precedente o posterior: así visto la única consecuencia posible es su superioridad."
Evidentemente, en un ejercicio de egocentrismo intelectual -en lo cognitivo- y narcisismo radical confunde filosofía -ya decimos que estrictamente academicista- con realidad: no, señor Mesa, la filosofía no es la realidad (del mismo modo que la construcción de los medios de comunicación no son la realidad sino una mirada nada inocente ni objetiva sobre la realidad), sino una determinada abstracción de la realidad, pero experimenta usted con su lenguaje tal grado de identificación que le impide diferenciarla de la realidad, del objeto del que se está tratando. Por decirlo de otro modo: usted es más amigo de Platón que de la verdad, de su faramalla escolástica que de la mirada directa a la realidad.
Así, ese pensamiento límbico, le mueve a no hacer un mínimo análisis histórico basado en datos y hechos reales sino en argumentos falsos como que "el capitalismo como sistema económica ha traído mayor riqueza a mayor número de personas que ningún otro sistema económico precedente o posterior", un argumento cuando menos discutible y desmentido por cualquier análisis histórico y en el que no se tiene en cuenta, sin ir más lejos, el montante de exterminios producidos por la expansión del capitalismo desde sus orígenes. Total que más da, si la historia es filosóficamente ñoña.
"La producción incesante de mercancias, necesidad nueva del Capitalismo, implica que todo sea mercancía, incluida la propia vida, y que lo único importante sea su valor de mercado. Ya no hay clases privilegiadas porque todas están en la producción."
Ante esto cabe prefuntarse qué es lo que entiende usted por producción y por privilegio, porque sólo desde una estipulación semántica manipuladora, esto es, dando a esos términos un significado distinto al que las palabras tienen por convención en el sistema de la lengua, puede afirmarse tal cosa, que en roman paladino es simplemente mentira, y luego tendría que explicar si el fenómeno de la producción sucede en el plano del sistema económico y en qué consistiría, en el más acá de la objetividad, ese sistema económico.
Ese devenir mercancía que usted expresa, al aparecer de un modo angélico y no circunstanciado es una degeneración misticoide de lo que en Marx es el análisis de la mercancía: en Marx sirve para entender la realidad del capitalismo y en su discurso no sirve para nada.
...Y esa supuesta heteronomía del sujeto obrada por el capitalismo es otro hilo colgando en el que ahora no tengo ganas de entrar, pero si el sujeto queda abolido por el capitalismo, qué sentido tiene después hablar de sujeto autóno mo o heterónomo?. Contradicción de bulto.
En síntesis, su supuesta metafísica del capitalismo aqui expuesta se convierte de ese modo y muy a su pesar en un discurso pseudoteológico ex cathedra que niega la realidad y se resuelve en una espiritualidad altamente supersticiosa que habla de algo que escamotea, en el mejor de los casos y miente en los peores tramos.
Para entendernos, la filosofía que usted hace es un fósil aúlico sin ninguna fertilidad fuera de su propio enunciado.
Don Enrique: distingo perfectamente sistema económico de régimen político y de estructura social, así que, visto una vez más que quien no se entera es usted, habrá que matizarlo de nuevo, dada su incapacidad manifiesta para comprender cualquier pensamiento divergente.
Su problema en este texto es doble: por un lado confunde el análisis con la realidad analizada y escamotea, por ejemplo, las relaciones y articulaciones esenciales entre esos tres planos. Por otro lado, si una metafísica tiene por finalidad desvelar "lo que fundamenta lo real sin necesariamente poder ser percibido" debe atenerse a lo real, no desfiguarlo tratando de que sea lo real lo que se ajuste al pensamiento propio, porque entonces la filosofía, como en su caso, se convierte no en el fundamento de la ciencia y el conocimiento empírico sino en un dispositivo laico calcado sobre el teológico previo. Que usted no sea consciente de ese contexto de emergencia del fiscurso no significa que los que no lo compartimos no lo entendamos.
Usted está haciendo filosofía academicista dogmática con todo su arsenal sacerdotal de términos fetiche (Jung escribió muy bien sobre esto) pero en ese juego se evade de lo real escamoteándolo: usted confunde su imagen del mundo con el mundo. Dicho con Zizek, a usted le pasa lo que a Habermas, que al leer sus textos uno no podía ni siquiera adivinar que mientras los escribía había dos alemanias.
Por mi parte, hago más bien análisis del discurso y le señalo las inconsistencias del suyo desde esa perspectiva crítica.
Obviamente, usted se refugiará en sus cachivaches teóricos y atribuirá mi discrepancia a falta de comprensión, porque, obviamente, su pensamiento escolástico -que no es un pensamiento de emancipación sino de dominación- es superior, a la manera en la que sus amigos los exmarxistas neofascistas tejen el discurso de dominación de su autoproclamada, mentirosa e interesada superioridad.
Hoy he leído un escrito del Prof. Navarro que me ha recordado en parte a esta serie de "Capitalismo y explotación" y quizá también a la de "Capitalismo y clases sociales".
Le dejo el enlace.
Cordialmente,
Creo que algunos enlaces de la columna lateral que aputan a esta serie de artículo están rotos. Me he dado cuenta al ir a copiarlos para citarlos en Facebook.
Los que funcionan son:
http://epmesa.blogspot.com/2010/03/capitalismo-y-explotacion1.html
http://epmesa.blogspot.com/2010/03/ca.html
http://epmesa.blogspot.com/2010/06/capitalismo-y-explotacion-y-3.html
Un saludo,
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