El otro día alguien, por otra parte muy inteligente, dijo que había que hacer la huelga por dignidad. Llevo días mirando las visitas a mi blog y contemplo un éxito, tal vez ridículo para otro pero tremendo para mí, de más de cien visitas. Es el momento de hacer un artículo épico y asegurarme la continuidad, si es que mi hipótesis es cierta y las visitas vienen dadas por mi apoyo a la huelga. Escribir algo sobre la moral superior de la izquierda, algo sobre la solidaridad, algo, en fin, sobre nuestra –nota: ¿por qué la palabra nuestra tiene tan buena prensa y la palabra mía tan mala?- dignidad. En resumen, algo sobre que los de izquierdas somos más guays.
Este texto, corto para no aburrir, es solo para señalar otra cosa. Tan digno es quien haga huelga conscientemente como quien, a su vez conscientemente, decida no hacerla. Y otra cosa es que las ideas que lleven a adoptar dicha actitud a cada uno sean más verdaderas o falsas –nota: otro día me explico con más palabras, aunque tal vez no mejor-. Para mí la verdad objetiva, y la idea más moral, está en hacer huelga y no pienso ponerme relativista. Pero una cosa es la objetividad y moralidad de las ideas y otra, distinta, la moralidad de las personas. Y por eso no se trata de una diferencia personal entre buenos y malos sino de un confrontamiento ideológico entre teorías.
El 29 de septiembre todos deberían tener derecho a la huelga, cosa que no ocurrirá porque hay una clara presión ilícita en contra por parte del empresariado, el gobierno y la política cómplice, el sector social con más poder y, fundamentalmente, la propia situación laboral de miles de trabajadores. El 29 de septiembre todos deberían tener derecho a no hacer huelga, cosa que si hay piquetes violentos tampoco pasará. La idea que deseo se cumpla es simple –como yo-: cada uno debe poder hacer aquello que crea que debe hacer y lo discutimos antes y después. Pero discutimos teorías, no de personas.
Y una cosa más. Hay una idea terrible de Kant –porque seguramente tenga razón-: cuando uno, aparentemente, cumple con su deber no puede sentirse satisfecho, pues tal vez, a pesar de lo que él diga, lo haya hecho únicamente en provecho propio. Traduzco: quiero más visitas en mi blog.
Este texto, corto para no aburrir, es solo para señalar otra cosa. Tan digno es quien haga huelga conscientemente como quien, a su vez conscientemente, decida no hacerla. Y otra cosa es que las ideas que lleven a adoptar dicha actitud a cada uno sean más verdaderas o falsas –nota: otro día me explico con más palabras, aunque tal vez no mejor-. Para mí la verdad objetiva, y la idea más moral, está en hacer huelga y no pienso ponerme relativista. Pero una cosa es la objetividad y moralidad de las ideas y otra, distinta, la moralidad de las personas. Y por eso no se trata de una diferencia personal entre buenos y malos sino de un confrontamiento ideológico entre teorías.
El 29 de septiembre todos deberían tener derecho a la huelga, cosa que no ocurrirá porque hay una clara presión ilícita en contra por parte del empresariado, el gobierno y la política cómplice, el sector social con más poder y, fundamentalmente, la propia situación laboral de miles de trabajadores. El 29 de septiembre todos deberían tener derecho a no hacer huelga, cosa que si hay piquetes violentos tampoco pasará. La idea que deseo se cumpla es simple –como yo-: cada uno debe poder hacer aquello que crea que debe hacer y lo discutimos antes y después. Pero discutimos teorías, no de personas.
Y una cosa más. Hay una idea terrible de Kant –porque seguramente tenga razón-: cuando uno, aparentemente, cumple con su deber no puede sentirse satisfecho, pues tal vez, a pesar de lo que él diga, lo haya hecho únicamente en provecho propio. Traduzco: quiero más visitas en mi blog.
2 comentarios:
Su honestidad le impide dilucidar estos asuntos de la manera adecuada.
Ahora que nadie nos oye le voy a explicar de que va todo esto. Que veo que le falta picardía.
Me extrañaba que Zapatero se montara una Huelga General contra si mismo, no me encajaban las piezas (como dicen en las series de detectives).
Como todavía no estoy tan limitado mentalmente como para creer que los sindicatos —tanto el de “Vacaciones en el mar” como el de la “Nouvelle cuisine”— mordierán la mano de quien les echa el pienso en el pesebre, no considero que estos actúen sin ordenes de arriba.
La única manera en que encajan las piezas, es contando con un pacto previo, para montar una opera bufa cuyo origen es la gestación de esta “Reforma Laboral” y de acuerdo con los amos de los sindicatos, una vez pasado el 29, retirarla.
Esto haría recuperar prestigio a los sindicatos.
Mantendría la imagen chupi-guay del PSOE. Le haría recuperar algún puesto en las encuestas.
Y le pasaría el marrón al PP, teniendo que hacer ellos la reforma cuando ganaran las elecciones —por primera vez, tendría que ser la derecha la que hiciera las cosas que se supone hace la derecha—. Lo que provocaría otra Huelga General, pero esta vez, con los niños que queman contenedores, matan papeleras y cajeros automáticos, roban jamones en el Corte Ingles… resumiendo, una huelga a la griega, con algún muerto para darla dimensión épica.
Además, otro dato que ratifica esto, es la fecha de la huelga. Se hace después de la gira internacional de Zapatero, saliendo en la prensa mundial dando lecciones a los líderes internacionales de como se obedece a Obama.
Como si los hubiera parido.
esto es un thrilleeeeer!!!!!
señor oyente, les atribuye un grado de brillante planificación y retorcido ingenio. ahora a eso lo llaman conspiranoico. creo yo que si tuvieran esa capacidad, planificarían algo bien aunque fuera por efecto colateral. pero me temo que no, que están tan alienados en esta realidad como cualquiera otro.
además, lo que más me ha asombrado de esta huelga es cómo se ha trazado el círculo de manipulación de modo que, hicieras lo que hicieras, el significado de tu acto no pertenecía a tus motivos sino a sus interpretaciones.
odradek
Publicar un comentario