Pero, cosas del destino, me gustaba Jack London -nota: aún me gusta y su obra Martin Eden, me la volví en leer en verano, me parece una joya de la literatura-. Y no era literatura tan moderna. y había aún un vínculo. Pasó el tiempo y llevado por la obligación cultural leí Fortunata y Jacinta. Ya no era tan joven: no estaba mal. Además reconocía algo: la maravilla de sus últimas cincuenta páginas. Leí ese mismo año Doctor Fausto y, extraño, reconocí algo: ¿y esta pedantería?
Volvió a pasar el tiempo, a veces es lo único que pasa, y me hice, afortunadamente, mayor. Y por esas cosas de la carrera volví a Galdós: El amigo Manso. Me resultó increíble: Yo no existo, empezaba. ¿Hay alguna novela que haya empezado mejor? Y recuerdo, aún recuerdo, que siendo joven pensé que si pudiera haría sobre ella una película. Todavía tengo su final pensado. Aunque ya no haré película alguna.
Y poco después leí algo asombroso. Se llamaba, así solo, Miau: el maullido de un gato. Pero el maullido acababa siendo la vida humana. Y comprendí -¿se puede acabar mejor una novela?- que Galdós era un magnífico escritor. Y que lo moderno no residía en los signos ortográficos o de puntuación sino en algo más profundo. Como descubrí también a Dickens de Historia de dos ciudades.
Miau. El cesante Villaamil.
El otro día me acerqué a mi antiguo centro el IES Federica Montseny. De allí me echaron en un claustro, defendiendo sin duda la educación pública, la junta directiva y los compañeros profesores -tampoco todos, aunque es verdad que luego tampoco dijeron nada-. Fui ahora para echarme a mí mismo –como diría Homer Simpson: señor Burns, sé echarme solo-. He pedido el cese voluntario de allí y ya no soy de ningún sitio. Cesante.
Empezaba diciendo todo esto que yo era joven y pedante. He dejado, sin duda, de ser joven.
2 comentarios:
1.- debería explicar eso de que le echaron, quién, cómo y por qué.
2.- si ha renunciado a la plaza: le asignan otra o queda en expectativa de destino?
3.- lo que más me gusta de Galdós son las pelis de Buñuel. No es el realismo sino su realismo lo que no me llega, y no me llega no sé por qué, porque es obvio que tiene páginas grandiosas.
Aún es lo suficientemente joven para leer a Clarín
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