Ha muerto Sidney Lumet. Entre las películas que he visto de él me gustan mucho dos: 12 hombres sin piedad y Veredicto final. De hecho, en Ética de 4º ESO, que una vez tuvo dos horas semanales en Madrid y ahora solo una mientras que Aguirre clama por la excelencia, mandaba ver 12 hombres sin piedad.
Me he leído, en un ratito, Indignaos, el nuevo fetiche de la autoproclamada izquierda. La pregunta es cómo algo tan intelectualmente ínfimo, tan históricamente mentiroso y tan egocéntrico puede haber sido tomado como un referente moral de progresismo. La respuesta tiene que darse despacio y sobre todo sin indignación.
Es curiosa una comparación. Todos ustedes, y quizá sea también por aquel excelente Estudio1, saben de qué va 12 hombres sin piedad: un jurado debe deliberar si un acusado es culpable o no. Al principio todos menos uno están seguros de su culpabilidad. Tal vez, hasta indignados. Pero Henry Fonda, el protagonista, que no tiene tanta certeza solo pide algo al resto. ¿Indignaos, les exige? No, les pide pensar sobre el caso y tomarse tiempo para investigar la verdad: les ofrece, en suma, argumentar y reflexionar.
Pero eso, sin duda, implica más que unas poquitas páginas escritas con letra grande.
Me he leído, en un ratito, Indignaos, el nuevo fetiche de la autoproclamada izquierda. La pregunta es cómo algo tan intelectualmente ínfimo, tan históricamente mentiroso y tan egocéntrico puede haber sido tomado como un referente moral de progresismo. La respuesta tiene que darse despacio y sobre todo sin indignación.
Es curiosa una comparación. Todos ustedes, y quizá sea también por aquel excelente Estudio1, saben de qué va 12 hombres sin piedad: un jurado debe deliberar si un acusado es culpable o no. Al principio todos menos uno están seguros de su culpabilidad. Tal vez, hasta indignados. Pero Henry Fonda, el protagonista, que no tiene tanta certeza solo pide algo al resto. ¿Indignaos, les exige? No, les pide pensar sobre el caso y tomarse tiempo para investigar la verdad: les ofrece, en suma, argumentar y reflexionar.
Pero eso, sin duda, implica más que unas poquitas páginas escritas con letra grande.
1 comentario:
La respuesta a su pregunta está en su propia formulación: intelectualmente ínfimo, históricamente mentiroso y egocéntrico en alto grado. Me refiero al progresismo, claro. O para ser preciso, al progresismo contemporáneo.
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