Nota: para el texto se utiliza la siguiente traducción.
3.- El panfleto Indignaos tiene todo aquello que cualquier autoproclamado izquierdista encantado de haberse conocido puede desear: un mito histórico; un análisis simple; una presencia permante de superioridad moral; un tono de marketing progresista; y, por última, una autosatisfacción en ya ser como somos. Y una guinda, ¿cuál es la mayor injusticia internacional? Sí, Palestina.
4.- Nosotros, veteranos de los movimientos de resistencia y de las fuerzas combatientes de la Francia libre, llamamos a las jóvenes generaciones a vivir y transmitir la herencia de la Resistencia y de sus ideales. Nosotros les decimos: tomad el relevo, ¡indignaos!
El mito histórico. Resulta curioso. Señalaba Marx que si la revolución quería construir un mundo justo no podía sacar su poesía del pasado sino solo del porvenir. Sin embargo, empieza a ponerse de moda, también lo estuvo en el stalinismo, que el pensamiento presuntamente de izquierdas se retrotraiga a épocas pretéritas y edades de oro –en Francia la Resistencia, en España la República- como fundamento de su discurso. Todo el fundamento del texto de Hessel es ese. La Resistencia ya lo hizo. Y a partir de ahí en un idealismo entre ñoño y traidor, incluyendo mención a Hegel, se presenta un pasado histórico no solo imposible de repetir sino históricamente falso. Baste señalar que en el texto solo se cita a EEUU para llamarle capitalista, ¿y Francia no?, y para hablar mal, con razón de Bush: todos sabemos que Francia se liberó sola.
5.- Pero, ¿qué significa un mito histórico? Centrarse en un mito histórico es, precisamente, la negativa a estudiar el presente como diferencia. Es decir, es negarse a reflexionar de la única forma posible: desde lo actual. Y lo es porque ya no existe respuesta desde esa perspectiva.
6.- Y siempre un análisis simple.
El interés general debe primar sobre el interés particular, el justo reparto de la riqueza creada por el trabajo debe primar sobre el poder del dinero (…) la actual dictadura de los mercados financieros que amenaza la paz y la democracia.
Así, todos contentos. El mundo se divide en buenos y malos, en un malvado sector que junta todas las miserias, actualmente son los mercados financieros como antes la malvada burguesía, y otro que tiene el bien: la riqueza creada por el trabajo. Todo tan evidente que causaría sonrojo si no fuera porque sirve para la ñoñería de un análisis que no puede conducir a nada. El sistema más abstracto y complejo que haya existido sobre la tierra se reduce a ricos y pobres.
7.- Y encantados de haberse conocido.
Pero lo más curioso del panfleto es su título, su inicio. El lema, la consigna, aparece en el propio título: en el inicio ya está el Indignaos. Y es un lema de pastor religioso, de contenido moral y piadoso.
y 8.- Comparemos con otros dos panfletos, el de Kant contestando a qué es la Ilustración y el Manifiesto Comunista de Marx y Engels.
En el primero hay un lema curioso: Sapere Aude (Atrévete a valerte de tu propio entendimiento). Obsérvese que Kant, la Ilustración aquí, no exige la identificación sino la individualidad autorreflexiva. No estamos con Kant ni con la Ilustración sino que pensamos y por eso la apoyamos. Nos piden reflexionar, nos alejan de las consignas.
En el segundo sí aparece una consigna política: ¡proletarios de todos lo países uníos! Pero es curioso, aparece solo al final. Todo el texto es un análisis, por cierto brillantísimo, no solo del capitalismo sino también, curioso otra vez, de las teorías pretendidamente contrarias a él. Es decir, los autores, Marx y Engels, no parten de la identificación sino que acaban en la necesidad de la unión a través de argumentar.
En el librito de Hessel se empieza en la indignación, se pasa por Palestina –de verdad, ¿no hay en el mundo otro sitio donde haya mayor injusticia? Bueno, el marketing es el marketing- y se vuelve a la indignación. La mentalidad autosatisfecha.
1.- Hay un texto de Kant que tal vez sea el más hermoso de la historia de la filosofía. En él plantea un dilema. Alguien que ama a la humanidad y llevado de esa filantropía emotiva la socorre frente a alguien que la odia a ella y a sí mismo -porque se conoce tal vez demasiado bien, añade el filófoso- y que, sin embargo, la ayuda porque lo considera su deber: ¿quién es mejor moralmente? Y concluye Kant: aquel que lo hace por el deber que surge de su razón.
2.- Os deseo a todos, a cada uno de vosotros, que tengáis vuestro motivo de indignación. Es algo precioso. Cuando algo nos indigna, como a mí me indignó el nazismo, nos volvemos militantes, fuertes y comprometidos.
Indignaos surge de la emoción y esta escrito para la emoción. Las emociones tan publicitadas, sin embargo, tienen algo, tal vez mucho, de falso. Y eso tan repugnante que hay en la emoción es lo que no escapa del círculo de lo autosatisfecho.2.- Os deseo a todos, a cada uno de vosotros, que tengáis vuestro motivo de indignación. Es algo precioso. Cuando algo nos indigna, como a mí me indignó el nazismo, nos volvemos militantes, fuertes y comprometidos.
3.- El panfleto Indignaos tiene todo aquello que cualquier autoproclamado izquierdista encantado de haberse conocido puede desear: un mito histórico; un análisis simple; una presencia permante de superioridad moral; un tono de marketing progresista; y, por última, una autosatisfacción en ya ser como somos. Y una guinda, ¿cuál es la mayor injusticia internacional? Sí, Palestina.
4.- Nosotros, veteranos de los movimientos de resistencia y de las fuerzas combatientes de la Francia libre, llamamos a las jóvenes generaciones a vivir y transmitir la herencia de la Resistencia y de sus ideales. Nosotros les decimos: tomad el relevo, ¡indignaos!
El mito histórico. Resulta curioso. Señalaba Marx que si la revolución quería construir un mundo justo no podía sacar su poesía del pasado sino solo del porvenir. Sin embargo, empieza a ponerse de moda, también lo estuvo en el stalinismo, que el pensamiento presuntamente de izquierdas se retrotraiga a épocas pretéritas y edades de oro –en Francia la Resistencia, en España la República- como fundamento de su discurso. Todo el fundamento del texto de Hessel es ese. La Resistencia ya lo hizo. Y a partir de ahí en un idealismo entre ñoño y traidor, incluyendo mención a Hegel, se presenta un pasado histórico no solo imposible de repetir sino históricamente falso. Baste señalar que en el texto solo se cita a EEUU para llamarle capitalista, ¿y Francia no?, y para hablar mal, con razón de Bush: todos sabemos que Francia se liberó sola.
5.- Pero, ¿qué significa un mito histórico? Centrarse en un mito histórico es, precisamente, la negativa a estudiar el presente como diferencia. Es decir, es negarse a reflexionar de la única forma posible: desde lo actual. Y lo es porque ya no existe respuesta desde esa perspectiva.
6.- Y siempre un análisis simple.
El interés general debe primar sobre el interés particular, el justo reparto de la riqueza creada por el trabajo debe primar sobre el poder del dinero (…) la actual dictadura de los mercados financieros que amenaza la paz y la democracia.
Así, todos contentos. El mundo se divide en buenos y malos, en un malvado sector que junta todas las miserias, actualmente son los mercados financieros como antes la malvada burguesía, y otro que tiene el bien: la riqueza creada por el trabajo. Todo tan evidente que causaría sonrojo si no fuera porque sirve para la ñoñería de un análisis que no puede conducir a nada. El sistema más abstracto y complejo que haya existido sobre la tierra se reduce a ricos y pobres.
7.- Y encantados de haberse conocido.
Pero lo más curioso del panfleto es su título, su inicio. El lema, la consigna, aparece en el propio título: en el inicio ya está el Indignaos. Y es un lema de pastor religioso, de contenido moral y piadoso.
y 8.- Comparemos con otros dos panfletos, el de Kant contestando a qué es la Ilustración y el Manifiesto Comunista de Marx y Engels.
En el primero hay un lema curioso: Sapere Aude (Atrévete a valerte de tu propio entendimiento). Obsérvese que Kant, la Ilustración aquí, no exige la identificación sino la individualidad autorreflexiva. No estamos con Kant ni con la Ilustración sino que pensamos y por eso la apoyamos. Nos piden reflexionar, nos alejan de las consignas.
En el segundo sí aparece una consigna política: ¡proletarios de todos lo países uníos! Pero es curioso, aparece solo al final. Todo el texto es un análisis, por cierto brillantísimo, no solo del capitalismo sino también, curioso otra vez, de las teorías pretendidamente contrarias a él. Es decir, los autores, Marx y Engels, no parten de la identificación sino que acaban en la necesidad de la unión a través de argumentar.
En el librito de Hessel se empieza en la indignación, se pasa por Palestina –de verdad, ¿no hay en el mundo otro sitio donde haya mayor injusticia? Bueno, el marketing es el marketing- y se vuelve a la indignación. La mentalidad autosatisfecha.
5 comentarios:
Quizas un Tomas Payne habria redactado un pamfleto impecable y emotivo a la vez. Pero no tenemos un Payne y apareció el señor Hessel.
Se ha cebado usted bien en todos los fallos de esa soflama, incluso el adjetivo progre se asume como directamente peyorativo, sin embargo no veo que haya gastado agudeza filosófica desmontando el neoconismo, pese a que son abrumadores sus catastroficos resultados. Quizas con haber descubierto que en el nuevo capitalismo somos mercancia basta y sobra.
¿Hay que aceptar que quienes se enriquecieron conduciendo al actual desastre impongan mas de lo mismo como solucion?
Pues bien, opino que el sr Hessel aun con todos los errores que se reseñan y en buena medida tambien observo, acierta completamente en su mensaje de fondo.
Pues no, nuestro filósofo tampoco es original en eso. Lo que pasa es que no te acuerdas de tu lectura del Manifiesto Comunista y E.P.Mesa, sí se acuerda. Marx y Engels ya decían que eramos mercancía en 1848.
realmente es necesaria tanta malevolencia hacia un panfleto cuyo principal defecto al parecer es que es precisamente un panfleto?
D. Dubitador: Mi, presunta, agudeza filosófica no solo ha servido para desmontar, presuntamente también, a Hessel sino que varias veces se ha criticado aquí de economía: mire las entradas economía y capitalismo. Y lo de la mercancía es una cosa muy importante.
D. Anónimo: un panfleto no está exento de simpleza o profundidad. Y este es lo primero lamentablemente.
Un panfleto no es un texto académico, ni especializado ni didáctico, es un texto de oratoria pública que por su naturaleza demagógica -en el sentido griego funcional, de agitación de masas y sin valoraciones de ninguna especie- tiene que simplificar forzosamente. Sucedía en la antigüedad, sucedía en la Edad Media con los discursos eclseiásticos de divisio intra/extra y es la clave pragmática desde que Napoleón se inventó lo de la opinión pública. Este señor hace el papel del viejo sabio hablando a la sociedad y sí, se pone sentimental, acumula tópicos y lo que haga falta. Para profundizar ya están los tratados y los ensayos, no los panfletos ni los discursos ecuménicos.
Le digo lo que me achaca a veces: fallan las formas, que en este tiempo no creo que estén de más.
odradek
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