domingo, septiembre 25, 2011

CAPITALISMO E IDEOLOGÍA/ 1

Para encontrar la idea tradicional de ideología debemos remontarnos a Marx (por cierto, aquí un resumen resumido de su pensamiento y perdón por la casi autorreferencia). Para este autor, la ideología tiene una doble característica: por un lado, es una falsa conciencia, una idea errónea que pretende engañar a la gente; por otro, este engaño busca servir para mantener el status quo social y reafirmar la dominación de una clase sobre otra. El interés de este artículo es, precisamente, explicar si este concepto de ideología sigue siendo aplicable a la realidad del nuevo capitalismo o no. Y para ello actuaremos en dos partes. En la primera, desarrollaremos y explicaremos lo que, a nuestro juicio, Marx, y con él el marxismo clásico, ha entendido como ideología. En la segunda, ya en otro artículo, veremos si ese concepto puede aplicarse tal cual al capitalismo actual. Así pues, en este texto lo que vamos a presentar es lo que pensaba Marx, en una generalización que en ciertos matices será algo grosera, y no lo que pensamos nosotros que hoy en día ocurre. Avisados quedan antes de aburrir.

¿Qué entiende Marx por ideología? Este blog no tiene interés en ser exhaustivo y académico, por lo tanto intentaremos ser comprensibles. Para Marx, como todo el mundo sabe y si no pues ahora lo aprenderá, toda sociedad se puede dividir, para analizarla, en dos componentes básicos: base económica y superestructura. La base económica sería, grosso modo, los factores económicos propios de esta sociedad: aquellos elementos que realizan la producción material. La superestructura sería, a su vez, los factores culturales -entendidos en un sentido amplio como el conjunto de ideas, creencias, folklore, etc, propios de una sociedad-.

El problema, sin embargo, se complica porque entre ambos factores existe una fuerte relación mutua, una influencia, que Marx define como dialéctica. Esta relación es dialéctica porque al influirse una y otra, siempre según Marx, necesariamente aparecen nuevas cosas que pueden servir para superar el momento histórico concreto al generar una contradicción -esta última expresión se la tienen que aprender muy bien para impresionar como buenos marxistas: hace cuarenta años se ligaba mucho-. Es decir, la sociedad va generando los hechos e ideas que van permitiendo su propio cambio. Así, la relación entre las ideas sociales y la producción económica existe y por eso se puede explicar hechos del pensamiento con referencia a factores económicos. Por ejemplo, la idea de libertad toma auge a partir del comienzo y expansión del capitalismo porque es necesaria para el contrato y el trabajo asalariado, pero, al tiempo, genera todo un pensamiento que entra en contradicción con el sistema entonces vigente e incluso con el que está ayudando a crear. De esta forma, hay una relación dialéctica, que posibilita algo más allá que el momento actual, entre base económica y superestructura.

Pero: ¿esto no lo cree todo el mundo? Hoy en día sí, sin duda, pero en época de Marx, seamos justos, era algo relativamente novedoso. Y además Marx añadió algo nuevo -que por cierto, nosotros también creemos- como que “es el ser social el que determina la conciencia”. Y aquí hay que tener cuidado con algo al interpretar la frase: creer que la base económica impone la superestructura. La base económica determina, pero curiosamente no impone.

¿Ah, qué hay diferencia? Sí. La base económica es la condición necesaria de posibilidad de la superestructura y por eso la determina, por ejemplo sin capitalismo no habría marxismo o sin burguesía ilustración, pero no la impone en el sentido de que toda creación cultural sea un reflejo, y con ello un apoyo, del sistema económico. La obra de Miguel Ángel solo fue posible en su época por las condiciones materiales, económicas, del momento, pero no se puede explicar solo desde un análisis económico de su época. Así, hay una prioridad de la base económica, sin duda para Marx, pero no un automatismo. Y así también surge, por fin para ver si esto se acaba pensarán ustedes, la ideología.

La ideología forma parte lógicamente para Marx -ya veremos que esto cambia luego y que incluso Marx algo barruntó en su obra El Capital- de la superestructura pero no es toda la superestructura necesariamente. Efectivamente, lo que difiere entre la ideología y el resto de la superestructura es en primer lugar la función específica de aquella y, en segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, su contenido concreto. Efectivamente, y siempre según Marx, la finalidad de la ideología, ya sea voluntariamente o de forma involuntaria, es engañar al colectivo social mostrándole una realidad distinta a la realmente existente, un espejismo, y con esta manipulación facilitar la continuidad del status quo social. Así, la ideología no es todo pensamiento producido en la sociedad, sino solo una parte del mismo que sirve para ocultar o para reproducir las condiciones sociales injustas. Además esta ideología tiene un interés de clase, pues presenta los intereses de la clase dominante, según Marx, como los intereses generales de la sociedad. Es decir, la ideología busca hacer universal el interés de la oligarquía, con lo que engaña a la gente, para seguir siendo oligarquía.

Resumamos. La lectura clásica de Marx, y que no creemos errónea en su época, es que la ideología es un conjunto de elaboraciones culturales generadas, voluntaria o involuntariamente pues esto da igual, para defender el interés social de la clase dominante. Así, la ideología tiene un contenido concreto y esto es lo que puede demostrarse falso en ella. Efectivamente, la ideología se define en Marx como el conjunto de ideas concretas, por ejemplo la religión o el nacionalismo, que en su contenido pretenden engañar a la gente para que crea cosas cuya única finalidad es mantener a la clase dominante en su puesto preeminente. La ideología es, por tanto, una elaboración cultural, en primer lugar, y, en segundo lugar, con un contenido concreto que es falso ante la realidad.

Sin embargo, ¿es esto válido ahora? ¿Podemos señalar que la ideología actual, si la hubiera porque no podemos darla por supuesto en una investigación que pretende ser filosófica, es igual que la antigua? Y si no lo es, ¿qué ha cambiado? Eso, en el siguiente artículo de la serie.

2 comentarios:

ElSrM dijo...

Aplauso agradecido :-)

Estos artículos suyos me ayudan —imagino que no seré el único— a acercarme a conocer al pensamiento marxista de una forma accesible e interesante.

Saludos,

Anónimo dijo...

No Sr.M, no es Ud. el único.
Como Ud., también yo le agradezco al profesor lo accesible que hace sus comentarios.

Un Oyente de Federico