"Ilustración es la salida del hombre de su culpable minoría de edad."
domingo, septiembre 08, 2013
MADRID 2020: EL FINAL (o Mirada Olímpica/2)
Bienvenido, Míster Marshall (1953). Dir: Luis García Berlanga.
1 comentario:
Anónimo
dijo...
Hoy, Don Federico Jimenez Losantos en su columna de “El Mundo”, coincidía —o le copiaba— su analogía con la película de Berlanga.
Me siento decepcionado, pero no porque no nos adjudiquen la organización de los juegos, sino por la decepción sincera que ha sufrido muchas personas de mi entorno. Estaban absolutamente convencidos de que Madrid ganaría y deseaban que así fuera.
Vivimos en sociedades organizadas y esto —el organizar los JJOO— es un acto similar a cuando en una comunidad de vecinos te toca hacer de presidente, tesorero o responsable e sacar los contenedores de basura.
No tienen que obedecer a un criterio de rentabilidad económica. Su única rentabilidad es el rendimiento que deja en la percepción internacional de la ciudad y el país organizador. Cuando en 1936 se iban a celebrar un 19 de julio unas olimpiadas “BARCELONA-36”, nadie tenía en cuenta su rentabilidad económica, prevalecía la manifestación al mundo de nuestro rechazo al razismo de la olimpiada que se celebraba en Berlín y que, ovbiamente, tampoco el objetivo de esta era la rentabilidad económica del acto.
Estas celebraciones son de rentabilidad tan discutible como el de comprarte un traje para asistir a una boda. Es un gasto absurdo pero luego te gusta verte guapo y elegante en las fotos.
En el 92, en España, se organizaron dos actos internacionales, “Barcelona-92” y la “Expo-92 + 5º Centenario” y fueron dos muestras antagónicas de los resultados producidos por estos actos internacionales.
Ninguno de los dos fueron rentables económicamente. Los dos fueron gestionados por políticos. Las Olimpiadas de Barcelona, fueron lo que se esperaba que fueran, una manifestación de extraordinaria creatividad además de la proyección internacional y mejoras urbanísticas de Barcelona capital. Pero nos costaron casi un billón de las antiguas e irrecuperables pesetas. (Recuerdo horrorizado el ver el la tele, en el acto de inauguración, el vergonzoso abucheo de todo el estadio a los deportistas de la delegación de Irak). Por contra Expo y 5º Centenario, fueron un desastre de realización y gestión, bufete libre de dinero público para políticos tan variopintos como Pina López Gay, general al mando de la Joven Guardia Roja, o José Bondía exsecretario general de CNT, entre otros. Tal fue el desastre que el juez delincuente Garzón, tuvo que archivar la denuncia de corrupción porque le habían desaparecido todas las facturas —como es costumbre en Andalucía—.
Lo que siento es que ya no podré ver el Voley Playa femenino en el Retiro.
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Hoy, Don Federico Jimenez Losantos en su columna de “El Mundo”, coincidía —o le copiaba— su analogía con la película de Berlanga.
Me siento decepcionado, pero no porque no nos adjudiquen la organización de los juegos, sino por la decepción sincera que ha sufrido muchas personas de mi entorno. Estaban absolutamente convencidos de que Madrid ganaría y deseaban que así fuera.
Vivimos en sociedades organizadas y esto —el organizar los JJOO— es un acto similar a cuando en una comunidad de vecinos te toca hacer de presidente, tesorero o responsable e sacar los contenedores de basura.
No tienen que obedecer a un criterio de rentabilidad económica. Su única rentabilidad es el rendimiento que deja en la percepción internacional de la ciudad y el país organizador.
Cuando en 1936 se iban a celebrar un 19 de julio unas olimpiadas “BARCELONA-36”, nadie tenía en cuenta su rentabilidad económica, prevalecía la manifestación al mundo de nuestro rechazo al razismo de la olimpiada que se celebraba en Berlín y que, ovbiamente, tampoco el objetivo de esta era la rentabilidad económica del acto.
Estas celebraciones son de rentabilidad tan discutible como el de comprarte un traje para asistir a una boda. Es un gasto absurdo pero luego te gusta verte guapo y elegante en las fotos.
En el 92, en España, se organizaron dos actos internacionales, “Barcelona-92” y la “Expo-92 + 5º Centenario” y fueron dos muestras antagónicas de los resultados producidos por estos actos internacionales.
Ninguno de los dos fueron rentables económicamente. Los dos fueron gestionados por políticos.
Las Olimpiadas de Barcelona, fueron lo que se esperaba que fueran, una manifestación de extraordinaria creatividad además de la proyección internacional y mejoras urbanísticas de Barcelona capital. Pero nos costaron casi un billón de las antiguas e irrecuperables pesetas.
(Recuerdo horrorizado el ver el la tele, en el acto de inauguración, el vergonzoso abucheo de todo el estadio a los deportistas de la delegación de Irak).
Por contra Expo y 5º Centenario, fueron un desastre de realización y gestión, bufete libre de dinero público para políticos tan variopintos como Pina López Gay, general al mando de la Joven Guardia Roja, o José Bondía exsecretario general de CNT, entre otros. Tal fue el desastre que el juez delincuente Garzón, tuvo que archivar la denuncia de corrupción porque le habían desaparecido todas las facturas —como es costumbre en Andalucía—.
Lo que siento es que ya no podré ver el Voley Playa femenino en el Retiro.
Un Oyente de Federico
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