miércoles, noviembre 27, 2013

LIBERTAD DE CÁTEDRA

Uno no puede defender solo la libertad de cátedra cuando nos gusta lo que se dice. Y si lo que se dice es una imbecilidad sublime lo que hay que plantearse en cómo ese tipo llegó a profesor de universidad -yo me lo imagino, ¿y usted?- y no poner en duda la libertad de expresión.


5 comentarios:

Unknown dijo...

No me puedo creer que usted ahora caiga en el relativismo moral amparado en el "derecho a la libertad de expresión", algo que tantas veces ha criticado de los partidos políticos de corte conservador. No creo que uno, desde un posición "oficial" pueda decir lo que le viene en gana; ¿acaso se debería tolerar que un profesor universitario exponga sus ideas negacionistas sobre el Holocausto en sus clases de historia? ¿se debe tolerar que se enseñe homeopatía en la Facultad de Medicina? Este profesor ha estado "enseñando" superchería pseudocientífica, para empezar, mezclándolo además con juicios morales propios, que no sé qué relación tiene con su asignatura... Quizá es que yo provengo de una formación científica, donde los profesores enseñan, no dan sus opiniones personales (no concibo que se permitiera un catedrático universitario que negara la Teoría de la Relatividad, por ejemplo). Un profesor universitario debe enseñar en sus clases, y si quiere expresar sus opiniones personales, que monte foros de debate, etc. al margen, porque en su clase detenta una posición de poder y autoridad sobre sus alumnos. No me meto ya en el contenido moral de sus afirmaciones...

Por supuesto, todos sabemos cómo está la Universidad, y la calidad de parte del personal docente (especialmente de este tipo de "catedráticos enquistados en sus puestos"), y cómo consiguieron sus puestos (y probablemente, sigan consiguiéndolos del mismo modo).

Me parece incoherente en usted este relativismo moral en este caso.

Anónimo dijo...

Los hay peores.

Uno decía en su tesis doctoral que la homosexualidad se curaba implantando parte del escroto en el vientre, o que podía ser consecuencia del alcoholismo de los padres. Llego a ser presidente del gobierno y su rostro aparece en las estampitas del santoral de la autoproclamada izquierda. Jamás escuché que le llamaran “imbecil sublime”. Fue Salvador Allende.

Peor que lo del profesor gallego, tambien me pareció lo del intelectual socialista, Sr. Zerolo, cuando dijo que “ellos —los homosexuales— no tenían la culpa de haber nacido así”
Por lo visto el lider del loby gay madrileño, no considera que alguien quiera tener relaciones sexuales con personas de su mismo sexo, porque le da la gana, por vició como diría el profesor Domingo Neira. Parece ser, que hay que tener pedigree para ser gay.

Un Oyente de Federico

Enrique P. Mesa García dijo...

D.Oyente, le recomiendo, y no es ironía, "Darwin en el supermercado". Verá como se le pasan esos ataques furibundos de Ley Natural.

Anónimo dijo...

Hecho.
Es muy divertido el comentario de presentación del libro. En Amazón lo tenían por 11€ y lo pensaba dejar para despues de cobrar, pero lo he encontrado “gratuito”.

Que posología recomienda, ¿un capítulo en ayunas?, ¿dos páginas después de cada comida?...
En modo supositorio, me niego.

Un Oyente de Federico

Jaime Moreno dijo...

Se despista uno un par de semanas y hay que ver como se pone esto; muy divertido.
Aunque como no tengo ánimos de alimentar la polvareda, casi que doy mi opinión como alumno que vive la situación directamente.
Pero primero, una opinión leve: En cierto sentido es poco habitual verle -a usted, Don Enrique P. Mesa- sentenciar tan drásticamente como últimamente lo hace, sin duda la situación actual/general puede hasta con los más templados de espíritu, en absoluto se lo reprocho, es una observación. Hace bien, la verdad, si tiene sus convicciones defiéndalas.

Sobre la libertad de cátedra en sí: En humanidades en general, y particularmente aún más en filosofía, es difícil -un poco más- determinar que es la verdad y qué es opinión que en las disciplinas científicas y "artesanas" -ingenierías, medicina, etc...-. Siempre hay alguien que tratará de refutarlo, no hay hechos empíricos comprobables en un aquí y ahora -que se lo digan a los escépticos, con lo bien que se lo han pasado a lo largo de los siglos con esta "laguna" epistemológica-; en historia también se relativiza, hay datos que se redescubren que cambian todos los presupuestos -¿nos suena la Ilustración, y como unas cuantas mujeres y gentes pobres no estarían de acuerdo con la igualdad que se idealizaba?-, "la historia la escriben los vencedores" no es solo un lema, etc... El relativismo moral está demasiado envilecido, el relativismo desde mi punto de vista también es la libertad de superarnos y construir unos valores más justos y fundamentados. Eso, para esclarecer un poco el punto de vista nada más.
No se me malinterprete, no estoy de acuerdo con adoctrinadores de alumnos por mucha libertad de cátedra que haya, y en mi Facultad los hay y muchos, tanto de izquierda como de derecha -sobretodo de estos últimos, creo yo-, no diré nombres ni más datos que luego todo se sabe...
El caso, es que no veo mal que sean controlados por las instituciones -relativamente, que nos animamos y acabamos con una nueva Ley sobre Seguridad Ciudadana del Pensamiento-; porque por mucho que a algunos se les denuncia por abusar de su libertad de cátedra en las clases a las autoridades universitarias, acaban presumiendo de la media de dos o tres quejas por curso que llevan, y así termina, sin mayor consecuencia para algunos asuntos bastante graves -sexismo, homofobia, elitismo, etc..-, una cosa es una broma de vez en cuando, y otra cosa es ofender. Bueno, creo que hay poco para todo, suficiente.

Una última opinión al vuelo. Cuando se trata sobre cuestiones de actualidad, citar a personas que murieron hace más de cuarenta años no viene muy al caso, hasta los más progresistas son hijos del contexto socio-cultural en que nacen. Habrá cosas que aplaudir y otras que criticar, poner en duda,.. pero con mesura. A ver si vamos a tener que censurar a Platón por misógino -El Banquete es bastante "chocante" y curioso para analizar la cultura de la época-, o dejar de enseñar a Heidegger por... bueno, aquellas cosas de Heidegger. Contextualizar es sanísimo para evitar extrañas confusiones.