viernes, diciembre 27, 2013

ABORTO Y GUARDIAS DE SEGURIDAD: ÁRBOLES Y BOSQUE (y, sobre todo, desierto).

Como todo el mundo sabe -bueno, todo el mundo quizás sea algo exagerado: digamos casi todo el mundo- yo estoy en contra del aborto –y aquí y aquí lo explico-. Como todo el mundo sabe –bueno, etc.etc…- yo voy de tío racional. Y ahora, uniendo las dos afirmaciones arriba consignadas se debería llegar a una conclusión lógica: estoy a favor -al menos en parte, pues ya he señalado mi oposición a eliminar el supuesto de malformación del feto- de la reforma de la ley del aborto.

Pero, no lo estoy. Estoy totalmente en contra ¿Y por qué?

La política no debe interpretarse como un conjunto de leyes aisladas sino bajo la idea de un proyecto. Efectivamente, resulta insuficiente pretender juzgar la acción legislativa de acuerdo a cada contenido de la ley concreta sin percibir lo que hay mirando el conjunto de ella: los árboles no deben impedirnos ver el bosque –o, en este caso, como crece el desierto-. Un gobierno no gobierna solo en el día a día sino bajo la idea de un proyecto determinado. Por ello, es erróneo juzgar cada ley como un aparte y solo valorarlas de acuerdo a su contenido concreto sino que debe hacerse en su contexto: el conjunto de esas leyes esconden el ideal buscado.  

El gobierno del PP lleva dos años recortando los derechos sociales y políticos de los ciudadanos. Esto se ha hecho, dirigido desde Bruselas como corresponde a nuestro gobierno colonial,  con vistas a la construcción de un tipo de sociedad determinada precarizada económica, social y políticamente. Así, conocer esta realidad nos resultará de gran importancia a la hora de analizar cualquier ley del gobierno Rajoy.

La derecha nunca ha percibido los derechos sociales como derechos humanos, sino como la concesión  de posibilidades reales de acción para los ciudadanos. Por eso, es tan remisa a su extensión general pues de acuerdo a su visión al generalizarlos -es decir: al convertirlos en un derecho- se comete una injusticia al no fomentarse la meritocracia que ella cree mantiene su grupo social como dominante –aunque sea en realidad oligarquía-. Efectivamente, para la derecha resulta injusto que su grupo social adinerado –su mérito real- tenga las mismas posibilidades de acción que la depauperada clase media  o, peor aún, los grupos sociales con menor poder económico. Si a eso unimos que las nuevas condiciones del Capitalismo permiten el proceso de precarización y con él la depauperación general por la existencia de los países emergentes, entonces existen las condiciones para poder actuar como derecha real: negación de derechos y defensa de la –falsa- meritocracia. Y por ello, y al amparo de esas nuevas condiciones, la política del PP se ha centrado en eliminar esas posibilidades de actuación –es decir: esos derechos sociales-.

Efectivamente, si se miran todas las reformas del PP se ve en ellas la huella de un proyecto social donde la clave es la reducción de la actuación –es decir: los derechos sociales y políticos- para aquel que no pertenezca a cierto grupo social dominante.  Así, por ejemplo, la subida de tasas universitarias, la eliminación de fármacos de la lista de la seguridad social, la destrucción sistemática de la escuela, el sistema de pensiones y la sanidad pública, la reforma laboral o la ley de seguridad ciudadana. Y así, y en eso se unen también, la nueva ley de vigilantes privados y del aborto.

¿Vigilantes jurados y aborto? ¿Qué tienen que ver?

Las dos leyes, y las anteriores citadas, siguen un perfil determinado. Este perfil es la generación y defensa de una estructura social donde una oligarquía tiene toda la capacidad de actuación –es decir: todos los derechos- y una mayoría de la población carece de ellos –en el pensamiento de la derecha porque no se los ha ganado-.

Y ahora, brevemente, por partes.

Lo más interesante de la nueva ley de seguridad privada es que los vigilantes podrán detener en la vía pública. Parece que no cabría réplica ante esto pues es sensato que a un delincuente se le pueda detener en cualquier lugar, pero solo lo parece si miramos el árbol y no el bosque. La progresiva depauperación social de la mayoría de la población va a implicar un cambio estructural en el modelo urbano que va a pasar, a semejanza de las ciudades de los países poco desarrollados, a una zona residencial para ricos y barrios urbanos depauperados para el resto –y usted y yo somos el resto-. Y estas zonas residenciales serán vigiladas por compañías privadas, como ya lo son, que adquieren así nueva capacidad de acción frente a la pérdida de derechos del resto de la población. De esta forma, para mantener la seguridad de la oligarquía en esta situación de privilegio hay que dotar de mayor poder a las compañías de seguridad privadas cuya función es, precisamente, no preservar derechos –frente al ideal de la policía como fuerza de seguridad de un estado democrático- sino mantener esas condiciones de excepción. Por eso, el PP apoya que los guardias privados puedan detener en la vía pública: la defensa de los intereses de la minoría. Van a ser la fuerza de disuasión para el mantenimiento del privilegio en la urbanización cerrada donde no deberemos acercarnos la chusma –ni, evidentemente, el chavo del 8-.

Y ahora, la ley del aborto. Aquí resultan dos hechos curiosos: primero, ampararse por parte del PP en eso que se llama defensa de la vida y critica a la discriminación de la discapacidad; segundo, despenalizar para las mujeres el hecho, al tiempo que se prohíbe abortar, de abortar.
La primera parte corresponde a la hipocresía social: se reduce hasta el mínimo la ley de dependencia pero, al tiempo, se prohíbe abortar por malformación del feto: que se jodan o la versión caricaturizada del libro de Job –el señor me lo doy el señor me lo quitó, ¡bendito sea su santo nombre! por darme un hijo para que sufra-. Bueno, aunque si usted pertenece a la oligarquía siempre puede meterle en una residencia permanente.
La segunda, recupera el viejo espíritu del privilegio pero con garantía legal: las mujeres de buena posición social podrán viajar al extranjero para abortar, como antaño, sin riesgo legal mientras que las depauperadas, es decir, la inmensa población, lo hará a escondidas en el territorio nacional sin riesgo legal pero con riesgo sanitario. El dinero, lo que la derecha llama meritocracia, marcará la diferencia entra la seguridad y la inseguridad. London calling revisitado, ossssssea.   

El bosque no es solo el conjunto de los árboles sino algo más. Toda la estrategia del gobierno del PP es la destrucción del proyecto –poco desarrollado- de una España con derechos sociales fruto de la transición y de los gobierno de González –justo es decirlo-. Cuando el PP legisla prohibiendo el aborto, como cuando hace sobre vigilantes jurados o sobre cualquier otra cosa, no lo hace pensando en la vida, la libertad o la búsqueda de la felicidad, sino en la oligarquía que representa. Por eso, cada ley es un ataque a esas posibilidades de actuación del resto de los ciudadanos: los privilegios necesitan la distinción. Y por eso, el mismo día que Gallardón decía defender al inocente la incompetente ministra de trabajo presentaba una nueva ley, casi desapercibida, por la que las mutuas privadas entenderán que si el médico de la seguridad social no responde en 5 días, el trabajador está dado de alta.


El desierto, definitivamente, crece bajo el espejismo de un bosque. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Entiendo que se encuentre molesto porque el gobierno en el que figura el pésimo ministro Wert haya suprimido horas de docencia de historia de la filosofía -yo lo estoy también, por cierto- pero no que escriba posts tan cercanos al estilo maniqueo de don Ricardo en lugar del más ponderado como era el suyo.

La oligarquía siempre ha estado viviendo en lugares protegidos no accesibles para el populacho. Y siempre lo estará, es su condición. Lo más gracioso es que parte de la autoproclamada izquierda ya ostenta la condición de oligarquía, y se quedan tan panchos. Darle unas pocas atribuciones a los vigilantes privados -que por cierto, llevan vigilando todo tipo de edificios, incluso públicos, desde hace más tiempo que el Pp gobierna, incluso donde no lo hace- no creo que sea un atentado contra los derechos sociales.

El aborto. Seguirán abortando de la misma manera. En lugar de como ahora, habrá que llamar a la puerta de dos médicos, pero lo seguirán haciendo. La oligarquía lo hará como ahora, en la Ruber Internacional, sólo que de forma más onerosa, dos firmas valen más que ninguna. La cuestión aquí, en pleno 2014 es el porqué algunas mujeres siguen quedándose embarazadas de hijos no deseados. ¿Aún no saben cómo se pueden quedar embarazadas?

Lo ridículo y triste de todo este asunto es como un gobierno crea un problema donde no lo había y de como la oposición entera entra al trapo.

Un saludo.
Imperialista.

Anónimo dijo...

Primero un dato. Calculando con una media de 120.000 abortos al año, que era la que había hasta que dejaron de contabilizarse los de las menores de edad. Teniendo en cuenta que en las casquerías ginecológicas cobran 300 euros por aborto. Resulta que 120.000.x.300.=.36.000.000 de euros que anualmente van a parar a los bolsillos de los amos de la izquierda.
¿Queda alguna duda del porqué la izquierda considera el aborto un derecho?

Sólamente Ud. es capaz de hacer un comentario sobre el aborto sin mencionar a la Iglesia acusándola de algo.
Pero yo, como no tengo ni su capacidad ni su elegancia, la voy a mentar por dos motivos: aborto y derechos humanos.
La iglesia es contraria al aborto porque se acaba con una vida humana. Si el aborto consistiera en extraer la vesícula. la Iglesia no diría nada. A no ser que la Ciencia dijera que la vesícula, sí es una vida humana. La ciencia es la que aporta el dato a la Iglesia y no al revés.

Arístóteles, en tiempos de Santo Tomás, era el que aportaba el soporte científico a la Iglesia. En la ley de plazos de entonces, un feto no era una vida humana hasta el día 40 (46, según San Agustín) si era varón y hasta el 90 si era hembra (las mujeres se cocinaban a fuego lento, por eso están mejor hechas que los hombres). El alma no se podía incorporar a la unión sustancial con el cuerpo hasta que este no tuviera una disposición orgánica apropiada.
Eso no es otra cosa que la medievalista “Ley de Plazos” que defiende la izquierda o nuestra valiente Delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes.

Dicho esto y teniendo en cuenta que científicamente se puede demostrar que es una vida humana desde el minuto 0,1, lo ético, evidentemente, es impedir el aborto, en la práctica totalidad de los supuestos.
Ahora, la moral imperante en nuestra sociedad considera el aborto como un anticonceptivo deluxe. En los 80 para las mujeres que abortaban era un “drama”, consideraban el feto un hijo que no iban a criar. En los 90 se cosificó al feto y el drama se convirtió en “ejercer un derecho”. Ahora ya en el siglo XXI el aborto es una “fiesta”. Lo vivió mi señora. Iba de acompañante de una mujer que abortaba sin acogerse a ninguno de los supuestos, no quería tener el hijo y no quería plantearse nada alternativo. En la sala de espera de la clinica privada, había varias parejas de sudamericanos y un grupo de amigos españoles. A los sudamericanos se les veía serios, compungidos, en tanto los españoles entre charlas y risas no paraban de bromear.

“Me gusta” la ley de Gallardón siempre y cuando, esta formara parte de un proyecto de concienciar y recuperar la ética social, a la vez que se van restringiendo los supuestos.
Actualmente el nivel ético imperante es el de la exministro Aido “... es un ser vivo pero no un ser humano” o del biólogo de Doñana que justificaba la mayor protección de un feto de lince que la de un humano porque “humanos hay más”.

En cuanto a lo del supuesto de malformación, fue el colectivo de discapacitados los que solicitaron que se eliminara ese supuesto. no es coherente estar reivindicando sus derechos y a la vez estar diciendo que no tienen derecho a la vida.

Sobre la derecha y los derechos humanos. Los Derechos Humanos son un invento de la derecha más derecha, la Iglesia Católica. Eche un vistazo a los “Justos Títulos” del dominico Francisco de Vitoria y su contribución al derecho internacional.

Un Oyente de Federico

Anónimo dijo...

Sobre discapacidad y aborto.
Si tiene un rato, merece la pena que eche un vistazo al comentario de un “cascao” que publica “El Diario”:
http://www.eldiario.es/retrones/Discapacitado-feliz-Gilbert-insultar_6_130596952.html

Un Oyente de Federico