Una pregunta indispensable que todo
análisis sobre el Capitalismo actual debe realizarse es cómo es posible que
este sistema económico si es, tal y como nosotros defendemos, totalitario pueda
permitir el desarrollo social de la libertad en sus ciudadanos. Por este
desarrollo social de la libertad entendemos tanto la existencia de los derechos
civiles como la libertad de expresión, la libertad de pensamiento, la libertad
de asociación, la libertad política e incluso la libre elección del gobierno a
través de elecciones
democráticas.
Por supuesto, conocemos la respuesta
ñoña que a esto se ha dado desde la autoproclamada izquierda: no se trata de una libertad
real sino que es una mera libertad formal – y hasta los noventa se añadía: no
como en los países del este-. Sin embargo, nos sorprende esta respuesta pues se
realiza desde los propios medios públicos del sistema que aparentemente no
permite la libertad. Es decir, que hay no solo una contradicción teórica, pues al fin y al cabo el
pensamiento puede negar la realidad aunque eso le lleve a mentir, sino una
fundamental empírica. Y
decimos contradicción empírica porque sin duda el mismo hecho de que las
teorías más extremas y contrarias al Capitalismo pueda ser dichas en el propio
sistema capitalista. Por ejemplo, que la Fundación Rockefeller
subvencionara esa maravilla que es El hombre
unidimensional,
demuestra que en el Capitalismo se permite la libertad social –y algo que, por
supuesto, no niega a la obra de Marcuse su verdad y carga crítica-.
Así, sin duda el Capitalismo permite
el desarrollo de la libertad: yo mismo, otro autor extraordinariamente crítico
y si no me echara la siesta lo sería aún más, escribo en lamultinacional
Google. Pero, no conviene olvidar una premisa fundamental: efectivamente, el
sistema capitalista es un sistema totalitario. De hecho, y ahí va a estar la
clave de toda la explicación del fenómeno al que nos referimos, el sistema
capitalista actual es el sistema más perfecto en totalitarismo frente a todos
los sistemas existentes en la historia de la humanidad. Y por eso, como
veremos, permite la libertad.
De esta forma, este escrito, que se va
a dividir en al menos dos partes,
va a intentar
explicar cómo es posible que el Capitalismo permita la libertad como ningún
otro sistema anterior la
ha permitido y al tiempo, sin embargo, sea el sistema más totalitario de la
historia. E igualmente,
y en un apéndice, explicaremos porque en la actualidad, y sin embargo frente a
lo dicho anteriormente, se está produciendo en los países capitalistas un claro
retroceso en las
libertades civiles. Se trata, por tanto, de empezar.
En todos los sistemas anteriores al Nuevo
Capitalismo, grosso modo todos aquellos existentes antes del final de la
Segunda Guerra Mundial, había una diferencia relevante entre la dominación y la
explotación. Por dominación entendemos
aquí una estructura social de carácter coercitivo, ya sea a través de la
violencia física o
a través de estructuras ideológicas, que busca controlar a la mayoría de la
población y por lo tanto impedirle ejercer la libertad social conel fin de que obedezcan. Por explotación entendemos,
básicamente y por ahora, una estructura económica que consigue su beneficio económico de un ser humano
donde este es sometido por un sistema productivo que saca de él un beneficio
que no le revierte en cantidad proporcionalmente justa. Con
estas
definiciones podemos analizar cualquier sistema anterior al nuevo Capitalismo.
Efectivamente, todos los sistemas
anteriores al
Nuevo Capitalismo han tenido como premisa básica la explotación económica del
trabajo de la mayoría de la población para la supervivencia de una minoría
social que,
a su vez,
no era productiva pero, sin embargo, poseía el
control social.
Este esquema, que no por sencillo era menos práctico, ha sido el modelo
perpetuo de la historia de la humanidad al menos, y quizá seguramente también
antes, desde la instauración de la agricultura y con ella de las poblaciones sedentarias. Efectivamente, todo sistema social
anterior al
Nuevo Capitalismo se basaba, en líneas generales, en los siguientes puntos:
Primero, una minoría no productiva y
ociosa que tenía el control social y que vivía a costa del trabajo de una mayoría de la
población empobrecida.
Segundo, una economía de subsistencia donde el excedente era tan escaso que se
guardaba previsoramente para futuros momentos de escasez.
Esto producía no una ausencia de comercio sino de Mercado como estructura objetiva
económica -nota: no lo haremos aquí pero
resulta importante distinguir entre comercio y Mercado como estructura
económica-. Y al no existir este Mercado la vía fundamental de producción era
primordial, y casi exclusivamente, el trabajo productivo de esa mayoría de la
población convertida en sustento económico del sistema entonces vigente. Y, como
consecuencia, sustento de la oligarquía dominante -y se verá que no hemos
escrito casta-.
Tercero, y como
consecuencia, un modelo social,
por tanto, que buscaba
mantener la estructura de una minoría privilegiada frente una mayoría que debía
trabajar necesariamente para ella
y para mantener el
statu quo que implicaba una mayoría explotada por una minoría
ociosa.
Y
así, y como consecuencia
de lo anterior, en todas las economías precedentes al Nuevo Capitalismo,
existirá necesariamente una distinción socialmente radical
entre explotación y dominación. Veamos ahora por qué.
Si
una minoría de la población, la oligarquía, explotaba a una mayoría, podría parecernos
claro que alguna función social se debía de desarrollar para mantener esa
explotación y evitar la rebelión de la mayoría. Esta función es lo que llamamos
dominación. Es decir, la dominación es el medio necesario para conseguir el fin
que en la explotación.
Efectivamente, en este esquema, que
podríamos denominar como el esquema histórico tradicional pues es
el que ha prevalecido durante aproximadamente 10.000 años, podemos observar cómo
explotación y dominación han ido conjuntamente. Pero ello no debe llevarnos a
engaño sobre cuál de las dos era
la prioritaria. La dominación no es un fin en sí
mismo sino un medio para conseguir aquello que esa minoría selecta buscaba: que
a través de la explotación de la mayoría de la población se asegurará su
supervivencia como tal élite. Frente a esto, la explotación sí era un
fin en sí mismo: esa
minoría selecta y ociosa sólo podía sobrevivir a costa del trabajo explotado de
la inmensa mayoría de la población. Por tanto, en un modelo social y económico
en el cual el trabajo humano era la clave de la producción económica era
necesaria la explotación de dicho trabajo para la supervivencia de la élite
dirigente. Y, a su vez, para mantener esta explotación se hacía subsidiariamente
necesaria la dominación -ya fuera directamente a través de la violencia física
o, en la mayoría de los casos, a través de la imposición ideológica- que
permitiera que esa mayoría estuviera dispuesta a ver cómo el producto de su
trabajo fuera directamente expoliado por la minoría.
Así, todo desarrollo de la libertad,
es decir: de escapar la dominación,
resultaba absolutamente
peligroso para este modelo. Efectivamente, el desarrollo de la libertad
amenazaba la supervivencia de la élite a través de la concienciación de la
mayoría de la población sobre el hecho de que su trabajo no podía ser expoliado,
robado es otra palabra posible, por una minoría absolutamente ociosa. Y es este
modelo el que explica que en todos los sistemas anteriores al actual Capitalismo
la explotación económica, es decir la explotación del trabajo humano, fuera
unida necesariamente a la dominación social, es decir: a una fuerza coercitiva
cuya finalidad última era la entrega voluntaria, a traves
de la creación de una ideología determinada, o involuntaria, a través de la pura coacción violenta, de ese producto del trabajo humano en
cada uno de los individuos.
Pero,
todo esto va a cambiar con el radicalmente nuevo modelo productivo que traerá
el Nuevo Capitalismo. Y será precisamente eso lo que haga innecesaria la
dominación social. En la segunda parte veremos cómo.
¿Está
interesante eh? Bueno, mejor no respondan.
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