Los recientes atentados tanto en
Bruselas como en París –sin embargo, no en Pakistán- han vuelto a abrir el
debate de la causa última del terrorismo yihadista. Cuando hablamos de causa
última, nos referimos no a la causa más próxima al suceso temporalmente sino a
aquella sin la cual no se hubiera producido. Esto quiere decir que la causa
última no es la responsable directa del acontecimiento pero sin su concurso el
acontecimiento no se hubiera dado de ninguna manera: es necesaria. Alguien
podría señalar que, entonces, todos los elementos serían causa última pero precisamente este calificativo lo que implica es
que si se sacara de la serie de causas ese elemento, el hecho nunca hubiera
ocurrido: es la causa fundamental.
Pongamos un ejemplo para entenderlo:
en los atentados de París, por ejemplo, una causa fue que los terroristas
tuvieran rifles de asalto kalashnikovs, pero sin embargo el hecho de que no
hubieran tenido dichas armas no hubiera impedido el atentado pues se podría
haber realizado con otras. Por tanto, el coronel Kalashnikov, inventor de dicha
arma, no podría ser catalogado como causa fundamental, causa última, del
atentado. Por ello, aquí lo interesante
de los atentados yihadistas será descubrir qué elemento o elementos son
indispensables, son necesarios, para que se produzcan estos ataques pues al
verificarlos podremos sin duda evitarlos mejor.
Y aquí entramos en tema. Ante los
atentados, tanto de París como de Bruselas –pero se calla ante Pakistan- rápidamente
ha surgido toda una corriente de la autodenominada izquierda que ha situado la
responsabilidad fundamental de lo acontecido en Occidente y, en concreto, en la
intervención que los países occidentales han tenido en Oriente Medio durante
las últimas dos décadas. De esta forma, y según esta explicación, la causa última
de los atentados de París y Bélgica sería sin duda alguna la intervención
occidental en Oriente Medio. Y si bien debe quedar claro que esta
autoproclamada izquierda no pretende con ello justificar los atentados, por
supuesto, no cabe duda de que así se reparte cuando menos la responsabilidad
política de los mismos pues se trataría, y siempre según esta interpretación,
de una respuesta a una actuación previa de Occidente que si no se hubiera dado no
habría habido lugar a la misma. De esta forma, la autoproclamada izquierda
considera que los atentados terroristas no son sino una respuesta a la acción
de Occidente y que las víctimas lo son por esa agresión previa: es la intervención
occidental la causa última. O dicho
con las palabras de ese eminente analista internacional que es Joan Ribó,
alcalde de Valencia: “de
esos polvos, estos lodos”.
Pero, por supuesto, la cosa es un
poquito más compleja de lo que cree el ilustre alcalde –y eminente analista
político-.
Lógicamente, esta teoría quedaría
desbaratada porque la mayoría de los atentados no tienen víctimas ni son
perpetrados en países occidentales sino que mueren musulmanes. De ser cierta la
teoría de que los terroristas responden a Occidente, los asesinos deben llevar
un GPS bastante alterado –tal vez, demasiado orientado hacia La Meca, como
manda bien su superstición-. La acción básica de los terroristas es el mundo
islámico y no Europa o EEUU.
Pero, lo interesante aquí a nivel de
crítica cultural es reflexionar sobre el trasfondo de esa idea de la
autoproclamada izquierda. Es decir: ¿por qué la izquierda defiende esto y qué
consecuencias intelectuales tiene?
El etnocentrismo es una actitud
intelectual que se puede definir como la preeminencia de la propia cultura para
explicar cualquier acontecimiento ya sea propio o ajeno a ella. Normalmente, el
etnocentrismo sirve para vilipendiar cualquier otra posición cultural o
tradición distintas a las propias, señalándolas como poco civilizadas o incluso
barbáricas. Sin embargo, no es solamente este su posible empleo sino que
últimamente está surgiendo un nuevo etnocentrismo, que se sitúa en el espectro
político de la autoproclamada izquierda, que viene a configurar que esa responsabilidad
última de todo lo que ocurre en el mundo la tienen los países occidentales
tanto por acción como por omisión –y a veces incluso por no haber hecho nada
ahí-.
Yendo a nuestro caso, lo interesante
de ese nuevo etnocentrismo es el tratamiento permanente de los musulmanes como
menores de edad que no pueden ser actores de su propia historia y actuar desde
una autonomía. Bush, Blair o Aznar son
asesinos sin paliativos ni excusas porque son autónomos y por tanto
responsables de sus actos, pero cualquier terrorista musulmán que masacra a
alguien –y básicamente masacra a otro musulmán- es exonerado de su culpa
personal para pasar a actuar como una especie de pelele de la cadena histórica.
El terrorista es así siempre y a su vez víctima del malvado occidente incluso
si ha sido criado en un país europeo con una escuela gratuita y una sanidad
pública y unos derechos y libertades impensables en cualquier nación de
tradición islámica: occidente es culpable. Y con ello, cualquier musulmán es
inocente porque no es responsable de sus actos: es un buen salvaje.
O dicho en un lenguaje más filosófico:
es imbécil. Y es un ímbécil, como lo es curiosamente cualquier dictadorzuelo
africano o gobierno déspota del Tercer Mundo, porque en realidad el responsable
de todo es siempre el malvado hombre blanco. Efectivamente, hay una
superioridad del hombre blanco en
cada acción internacional que le hace responsable directo de todo lo que
ocurre.
Parece, así, que el resto de la
población no occidental tiene algún defecto que le impide responsabilizarse de
sus actos y son, en buena lógica cabría concluir, inferiores. Pues efectivamente, mientras el hombre blanco -y Obama, que es en realidad
un mal negro pues no es lo que espera
cualquier blanco de la autodenominada izquierda que sea un buen negro: cantante de rap, traficante de drogas o jugador de baloncesto- es responsable individual y malvado per se sin
excusa alguna, los terroristas musulmanes o los gobiernos dictatoriales de
aquellos países no son sino exonerados de culpa y comprendidos como niños malos
que no han sido bien educados por sus padres ¿Y quiénes son sus padres? El hombre blanco.
Y surge así un nuevo colonialismo
cultural y político. Del mismo modo que uno perdona a los niños en su
inconsciencia ciertos actos, cualquier acción del mundo no occidental es perdonada
por la condescendencia del que se cree superior. La mirada olímpica de la
autoproclamada izquierda, que observa con aires de superioridad a esas pobres
criaturas irresponsables del tercer mundo -son brutos pero inocentes- no
desvela sino el desprecio absoluto por ellos: el etnocentrismo. Los no
occidentales no son responsables de sus actos, por eso no son culpables si se
hacen terroristas, y la única
responsabilidad mundial es la de Occidente: curiosamente, lo mismo que pensaría
cualquier defensor de la supremacía blanca. Pero con una sutil diferencia.
Mientras que para Bush es necesario intervenir en aras de la civilización, y
matar gente, bueno gente tampoco pues son daños colaterales, para la
autoproclamada izquierda no se debe intervenir en aras de la paz (blanca), y
dejar así que se mate a personas. Bueno, en realidad a
personas tampoco porque los individuos no occidentales igual no llegan a esa
categoría y se quedan solo en etnias indígenas o pueblos.
Toda religión es algo anterior a la
Ilustración.
Y toda emancipación auténtica lo es
por la Ilustración.
La causa última de los atentados
yihadistas, guste o no, es el Islam como la causa última de la Inquisición fue el cristianismo. La
diferencia, que es importante, es que hay cinco siglos de distancia entre ambos
hechos. Y si hay esa diferencia no es porque el cristianismo haya lógica y
autónomamente progresado sino porque fue obligado
a convertirse en algo distinto en occidente: no se crean ustedes la historia
feliz de que gracias a la religión cristiana hoy tenemos democracia porque fue
a pesar de ella.
Del
mismo modo, es hora de que los musulmanes ilustrados sean capaces de convertir
el islam en algo asimilable por una sociedad democrática. Los musulmanes no son
niños perpetuos sino dueños de su propio destino. Lejos del paternalismo de la
autoproclamada izquierda y su espíritu colonial es hora de exigirles, como se
está trabajando por ejemplo en Túnez y que la izquierda auténtica debería
apoyar en vez de tanto alegato en favor de la basura Hamas y sus secuaces, que
entren en la ilustración. Porque antes de
musulmanes son seres humanos. Y porque son responsables, para bien y
para mal, de sus actos.
5 comentarios:
¿Qué opina usted entonces del papel que ha jugado occidente en la ya olvidada 'Primavera Árabe'? ¿Qué opina de que occidente tome partido en estos asuntos de forma bruta, como el caso de Libia? (es alusión a la intervención de la OTAN y el suministro de armas a los 'Rebeldes', por ejemplo).¿Cree que la Europa actual está dispuesta a asumir la democratización de los países islámicos? No quiero ser conspiranoico ni etnocéntrico, pues opino que si los musulmanes rechazan la Democracia Europa no se la puede imponer, pero ¿y si la aceptan? ¿Quien está trabajando con Túnez para que eso sea una realidad? ¿No sería acaso el mejor de los estímulos un caso exitoso?
Sin quitar responsabilidad a la sociedad musulmana a la hora de regir su destino… no me acaba de cuadrar. En Afganistán, Irak, Libia y Siria había estados no democráticos, pero no exportaban terrorismo. En el primero, la invasión rusa (occidental) llevó a la CIA a armar a los talibanes. En Irak y Libia las coaliciones occidentales derrocaron a los dictadores y dejaron estados fallidos donde medraron los terroristas. En siria apoyaron la sublevación y crearon otro estado fallido. Tanto se repito el esquema que incluso da la impresión de que es premeditado, y entonces hasta resultaría que los atentados en Europa forman parte de todo el proceso…
Indistintamente de que Occidente muchas veces se meta donde no le llaman, lo que no puede ser es que esta barbarie imponga, o por lo menos lo intente, sus razones a base de hostias (léase atentados) en países donde se les esta acogiendo, escolarizando, dándoles sanidad, vivienda y más derechos y preferencias que a los que somos de aquí y llevamos, como es mi caso, más de 30 años cotizando. Lo que mis padres consiguieron, trabajaron y pagaron fue todo para crear un estado de derecho y bienestar que disfrutarían sus hijos. (Yo) Pero ahora, lo que estoy pagando yo, tengo la sensación, no de que no vaya a ir a ninguna parte, sino todo lo contrario, que se lo van a llevar los que nos van a invadir, y si no, al tiempo.
Europa, EEUU, y seguramente muchos más estados venden armas a esta gente, pero eso no significa que se justifique el uso contra esos mismos proveedores, es lo mismo que lo del Kalasnikov (o cómo coño se escriba).
Si la Seat vendiera coches a esta gente y en su interior se inmolaran o tuvieran accidentes, no sería la Seat culpable de ello, si no ellos por su mal uso.
Que somos más papistas que el Papa.
Por cierto, soy Paco, el taxista de MyTaxi que te ha llevado varias veces.
Un saludo y que me perdone quien se sienta molesto con mis opiniones, pero estos tíos se merecen lo mismo que predican, la muerte, directa y sin paliativos.
El efecto del “imbecil” como Ud. lo nombra no es nuevo. Orwell lo comenta en su libro (recopilación de artículos) “Mi Guerra Civil Española”, sólo que el no lo achaca a los imbéciles sino a los inteligentes:
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“En la guerra actual (la segunda mundial) nos hallamos en la curiosa situación de que nuestra “campaña de atrocidades” fue realizada en gran parte antes de que la guerra empezase y principalmente la hicieron las izquierdas, es decir, los que suelen jactarse de su incredulidad. En el mismo período las derechas contemplaban la Alemania nazi y se negaban a ver algo malo en ella. Luego, en cuanto estalló la guerra fueron los pro-nazis de ayer los que repetían las historias de horror mientras que los anti-nazis dudaban ya de que existiera la Gestapo.”
“... y debido también en parte a que la propaganda oficial bélica con sus lamentables hipocresía y pretensión de rectitud, siempre tiende a hacer que los inteligentes simpaticen con el enemigo.”
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Como soy menos ingenuo y peor persona que Ud., casi que me inclino del lado de Orwell, aunque yo no los llamaría “inteligentes” los llamaría “listos”.
Mi propuesta la baso en dos supuestos:
1.- Los Administradores de la Ira. Son los que dicen a los ciudadanos cuando y de que hay que quejarse. Eso explica el que veamos a un honrado trabajador manifestarse indignado exigiendo carcel para un político que ha recibido sobresueldos y ni pestañear ante la excarcelación de un terrorista que asesinó a 5 niñas.
2.- El planteamiento de Jose Pla cuando llego a Nueva Yor y vio todas sus luces encendidas y pregunto “¿Y esto quién lo paga?”. Pues bien, eso antes lo pagaba Mao, Gadafi, la URSS..., pero eso ya se acabó; ahora por los mismos conductos de antes, y desde otro origen, sigue llegando dinero a los “listos” pero con tufo a petróleo.
No creo que nadie por muy limítrofe que sea, se trague lo de que los “yihadistas” nada tienen que ver con el Islam, como nos quieren hacer creer “los administradores de la ira”. Los Hermanos Musulmanes, padres de Hamas, Alqueda, ISIS..., fundados a principios del siglo pasado, con una ideología definida como: Islamismo, panislamismo, clericalismo, antidemocracia, antisionismo, anticomunismo, anticristianismo, vienen actuando contra los estados desde entonces. En febrero 1982 (antes de los sucesos de Sabra y Chatila, septienbre del 82) iniciaron una revuelta en la ciudad siria de Hama. Assad (Padre) no se andó con chiquitas e inició el bombardeo indiscriminado sobre toda la población. 30.000 muertos. Como Assad no era judio ni los muertos eran palestinos Alberto Cortez no les hizo ninguna canción ni Jean Genet ninguna película.
Pretender que admitamos como razonable el que si un musulman asesina en Irak, Siria, Yemen, Nigeria o Pakistán lo hace por motivos religiosos, pero si se viene a Europa y lo hace en Londres, París o Bruselas el motivo es una respuesta a la intervención de Occidente en Oriente Medio o por ser un joven frustrado por la socio-económica europea.
El que ahora la progresia (sus imbéciles), de repente, resalten el que en Pakistan han muerto niños cristianos en un atentado terrorista islámico, es sólo por su proximidad con los sucesos de Bruselas. Para que veamos lo guays y equidistantes que pueden ser.
En Sudan, Yemen, Nigeria, Irak, Siria, además de en Pakistán, asesinan niños cristianos y yazidies un día si y otro también aunque ellos no miren.
Un Oyente de Federico
No tiene razón, Don Enrique, cuando afirma que el Cristianismo nada tiene que ver con la Democracia, que “fue a pesar de el”. La prueba del nueve para afirmar que la Democracia es consecuencia del Cristianismo es que no se ha dado fuera de su ámbito. Ud. en uno de sus comentarios relacionaba la evolución Occidental al triunfo de los griegos en las guerras médicas, que de haber triunfado los persas nos hubiéramos quedado sin la herencia griega y hoy seríamos parte del Oriente.
La correa de transmisión, hasta la actualidad, de esa herencia griega y además de la judía y romana ha sido, en exclusividad, el Cristianismo. No “pese a el” sino pese a si mismo. Una parte del clero en permanente enfrentamiento con la otra, estimuló la necesidad de conocimiento para triunfar moral y dialécticamente sobre la otra. Sólo en el Cristianismo surgió la necesidad de transmisión sistemática del conocimiento y, lo que es más importante, su secularización. Como Ud. mismo ha comentado las palabras de Kant cuando dice que “la religión nos hace reconocer los deberes morales como mandamientos divinos”, en tanto que para la persona no religiosa no hay mandamientos divinos pero si obligación moral.
El que los pilares éticos con herencia greco-judia-romana sobre los que se ha creado un denso entramado entramado moral, sean compartidos por creyentes y ateos es el éxito del Cristianismo. Sobre esos pilares éticos se han podido tejer los “Justos Títulos” de Francisco de Vitoria, “Los Derechos del Hombre” de la Ilustración o la “Declaración Universal de los derechos Humanos”. Y porque esos pilares éticos y el entramado moral tejido entre ellos tienen la suficiente consistencia y altura pueden soportar el enorme peso de la Democracia sobre ellos.
Para poder construir una democracia al Islam no sólo le falta altura en sus pilares éticos, también su entramado moral, al ser imposible su secularización, este es primitivo e inconsistente. Lo que le hace incompatibles por falta de altura y vigor para soportar la democracia.
En mi opinión el peligro actual en Occidente es que en aras de su total secularización se está desmontando el entramado moral cristiano sin ser sustituido por ningún otro, lo que esta restando refuerzo a los pilares éticos y provoca esos tambaleós que está sufriendo nuestra democracia.
Un Oyente de Federico
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