martes, mayo 24, 2016

CAPITALISMO Y DESARROLLO SOSTENIBLE/1

Se trata de otro de nuestros análisis del Capitalismo: ya saben, un rollo. Y para tratar un problema siempre es interesante tener una pregunta a la que responder. Nuestra pregunta por tanto será en esta ocasión si el Capitalismo es compatible con un desarrollo sostenible o resulta incompatible con ello.

Pero, en  primer lugar, es conveniente aclarar por qué usamos el término compatible y desarrollo sostenible. Y volver a aclarar otra vez cuál es la esencia del Capitalismo.

¿Por qué usar la expresión desarrollo sostenible y no, por ejemplo, respetuoso con la naturaleza?

En primer lugar, porque la expresión respetuoso con la naturaleza nos debería llevar a hacer una definición estándar de naturaleza que, a su vez, debería huir de la falsa creencia en algo así como una naturaleza armoniosa. Efectivamente, el primer punto a tratar es explicar que si bien la naturaleza es un sistema se trata de un sistema que carece de finalidad y que no está cerrado. La naturaleza es un sistema  porque todos sus componentes están entrelazados entre sí y cualquier variación en uno de ellos implica una cadena de variaciones. Sin embargo, este sistema no tiende a finalidad alguna y, como consecuencia, no es un sistema cerrado en el sentido de que haya un modelo que se persiga. Efectivamente tan naturaleza es la diversidad de la jungla amazónica como los valles desérticos de Marte; tan natural es el surgimiento de una nueva especie como las extinciones masivas. Así, cuando el ñoño ecologismo se nos emociona hablando de la Madre Naturaleza no cabe sino sonreír ante la conversión laica de un concepto religioso, como es la creación y con ello ya actualmente supersticioso, que pretende convertirse en referente político. Porque cuando se habla de madre naturaleza, como en las culturas primitivas, en realidad se habla de armonía de la creación obviando cualquier visión científica: la naturaleza en todo caso sería una malvada madrastra.

Sin embargo, al hablar de desarrollo sostenible hablamos de un término menos problemático. Con él nos referimos a un proceso de producción compatible con los recursos naturales y que a su vez no provoque por su causa cambios ambientales negativos para la especie humana. Un ejemplo negativo de esto -es decir : ejemplo de algo que no es un desarrollo sostenible- sería cómo el empleo masivo de combustibles fósiles ha desencadenado un cambio climático que resulta perjudicial y como este empleo masivo no puede mantenerse tal cual, pues no cabe en un desarrollo sostenible por sus efectos negativos para la propia humanidad.

Así pues ya hemos explicado un término: desarrollo sostenible. Pero ahora todavía nos queda por explicar dos más: Capitalismo y qué se debe entender en este contexto por compatible.

Empecemos por Capitalismo  Normalmente, el pensamiento de la  autoproclamada izquierda suele calificar el Capitalismo como un sistema de rapiña económica donde lo sustancial es el robo y la búsqueda de beneficio. La avaricia seria así su principal virtud.

Sin embargo, esta definición es pobre pues no marca ninguna  diferencia entre este sistema económico y cualquier otro que haya habido en la historia. El Capitalismo tiene que ser por tanto algo más. Podemos definir el Capitalismo, brevemente y en lo que nos interesa para este artículo, como un sistema social totalitario, y no sólo productivo, cuya existencia y desarrollo consiste en la generación incesante de mercancías. Es decir, el Capitalismo  necesita generar permanentemente mercancía para existir pues en él el beneficio procede de esta, y no directamente del trabajo humano como todavía cree cierto marxismo decimonónico. Así pues, el Capitalismo necesita un mercado de  crecimiento incesante.

Y aquí dirá usted: pues no puede entonces haber desarrollo sostenible ya que este tiene que implicar un crecimiento necesariamente limitado. Es decir, argumenta usted -bueno usted no, pero él sí, y ella, oiga, y ella- que  si el Capitalismo necesita un mercado incesante de producción y consumo resulta imposible que sea compatible con un desarrollo sostenible.

Pero, como vamos a pretender demostrar aquí, el desarrollo sostenible, en relación al marco natural, sí es compatible con el Capitalismo como incesante producción de mercancías. Porque efectivamente la palabra clave aquí es compatible. Y es donde entramos en nuestra tercera aclaración de términos.

Que  Capitalismo y desarrollo sostenible sean compatibles significa que ambos se pueden desarrollar a la vez sin que la existencia de uno exija la desaparición del otro. O diciéndolo de un modo más breve: que es posible que el Capitalismo se desarrolle como tal -un inmenso mercado en constante crecimiento de producción de mercancías- con un desarrollo sostenible.

Así, la pregunta a contestar está clara ahora: ¿es compatible el Capitalismo actual con el desarrollo sostenible y como consecuencia de esto, con la defensa de un ambiente externo, con el respeto a una naturaleza favorable para la especie humana?

De esta forma,  ya hemos acotado nuestro problema y  no nos podremos permitir ahora divagar jugando con los conceptos. Lo que estamos preguntando es si la necesidad de generación incesante de mercancías y la extensión con ello de un  mercado  capitalista mundial es posible o no  dentro de la situación de conservación de la naturaleza, en el sentido de posible para la vida humana

Y allá vamos.
Pero otro día para hacerlo más sostenible.
Sí, a veces, el ingenio me puede…

3 comentarios:

loli loligo dijo...

Esto no se hace D. Enrique...cuando se pone interesante, me deja con las ganas.

Dos matizaciones:
1- Al hablar de "madre naturaleza" el enfoque debería ser evolutivo (progenitor ancestral, biogeoquímico). No puede ser una "madrastra" (ya que no sería la progenitora biológica). Pero entiendo a que se refiere. Así que, tanto en el ecologismo "ñoño" como aquí, se deforma el significado real, y personalmente creo que entre todos deberíamos ayudar a concretar el significado de determinadas expresiones.
2-Desarrollo sostenible- ¿Por qué lo limita a cambios ambientales negativos solo para la especie humana? ¿es que acaso cambios negativos para el resto de la biosfera no son importantes, aunque no repercutan en el ser humano?

Y ahora con ganas espero el siguiente capítulo, y a ver si en él encuentro respuesta a mis dudas.

Antonio H. dijo...

“¿es compatible el Capitalismo actual…?”.¿Quiere decir esto que puede haber diferentes formas de Capitalismo? ¿Un Capitalismo diferente del actual?

Anónimo dijo...

Sostenible o sujetable. Me parece bien elegida la la palabra así queda diferenciado el no agotamiento de recursos, que es el sostenible, del ecologismo holístico que entido es al que se refiere Doña Loli Loligo.

Las claves están en sus “11 Hipótesis sobre el Capitalismo” (yo ya no puedo salir a la calle sin que todo lo observe a través de ellas):
http://epmesa.blogspot.com.es/2006/11/11-hiptesis-sobre-el-capitalismo.html

Llevándolas un poco a mi terreno afirmo que seguimos vivos porque consumimos. Sólo como productores esta claro que no somos indispensables y que cuando se estropea un currante en vez de arreglarlo se le tira y se pone otro. Pero no como consumidor, se estropea un consumidor y se ha perdido un engranaje irremplazable.

Si nos cuidan como trabajadores, “Estado del Bienestar” es porque si estamos saludables consumimos. La vida nos la garantiza el consumo y no la producción.

La Ecología surge en el Capitalismo. Leí hace tiempo que el primer partido ecologista era uno portugués de derechas, pero he intentado confirmarlo haciendo búsquedas en Google y no he podido, así que lo dudo, mis neuronas ya están en edad de mezclar a Los Ramones con AC/DC.
Incluyo la Ecología como parte indispensable del Estado del Bienestar. Igual que ya no se entiende el consumo si no es en centros iluminados, higiénicos, limpios, climatizados, bonitos...; el consumidor, para ejercer como tal, ha de tener garantizada su salud y para ello se requieren las mejores condiciones contextuales para alargarle la vida.

Una de las herencias que nos dejó el “Socialismo Real” además de la misería ideológica y económica, también fué el legado tóxico de sus desastres ecológicos. Y fué porque el individuó no era valorado como mercancía sino sólo como productor. Como tal al no ser indispensable no necesitaba más “estado del bienestar” que el ficticio que aparecía en la propaganda, pues esta era la “realidad” para el resto del mundo. Abraham Guillen en “El Capitalismo Soviético” dice que en la URSS el 8% de la población (se refería al “nomenklator”) consumía el 40% de su producción.

Un Oyente de Federico