En el siguiente artículo pretendemos
explicar algo que puede resultar peligroso a la postre en cuanto a la
metodología empleada. Efectivamente, lo que queremos hacer es a través de una
realidad concreta, como es en este caso el veraneo, explicar cómo el desarrollo
del Capitalismo va generando determinado tipo de personalidad y cómo influye
directamente en la vida de los individuos. O diciéndolo de otro modo, queremos
establecer la preeminencia del ser social sobre la conciencia individual –nota:
obsérvese mi cultura extraordinaria citando así, como quién no quiere la cosa,
a Marx-
Todo esto quiere decir que vamos a
intentar defender que existe una
relación concreta entre la forma de vida que la gente se aplica libremente durante
el verano, y este libremente no es
una ironía, y el desarrollo del moderno Capitalismo. Lo que pretendemos
explicar es por qué se da un caso tan singular cómo es el siguiente: durante el
verano la gente reniega de cualquier tipo de concentración intelectual y busca
aquello que se presupone como relajado porque, y esta palabra es la importante,
está de vacaciones. Es decir, las vacaciones laborales incluyen algo más que no
realizar trabajo asalariado.
Efectivamente, resulta curioso que
durante el año la misma gente que ahora no lo hace, consume sin cesar noticias
de contenido intelectual, de artículos de contenido político social o
filosófico e incluso mantiene conversaciones sobre estos temas. Sin embargo, al
llegar el verano se produce una extraordinaria metamorfosis que les lleva a
renegar de esto y convertir su vida en una transformación acorde a las vacaciones
laborales.
Lo interesante aquí, es que del mismo
modo que el proceso productivo individual, el trabajo para quién lo tiene
definitivo eso sí, cesa durante el veraneo, en las vacaciones el fin de la
jornada laboral implica también el fin de una relación social “seria” con el
mundo y el inicio de una más “relajada”: la vida debe ser ahora divertimento. El
verano no es una época para ser serio sino que debe ser una época para la
holganza y también para el puro gozo sin ninguna pretensión que vaya más allá
de ello. Es así como que la vida se toma un respiro en verano, del mismo modo
que la producción laboral se lo toma. Si es que a esto se le puede llamar vida.
Y esto es lo que nos parece
básicamente interesante. Efectivamente del mismo modo en que se corta la
producción laboral, al menos para quien tenga trabajo, en el verano también se
produce la situación en la cual el sujeto se encierra sobre sí mismo y se sitúa
en una realidad que considera como realmente propia, como su propia vida donde toda
producción social, e incluso influencia de la realidad exterior, no fuera con
él. Es así que el verano resulta el triunfo definitivo de ese proceso
ideológico que nosotros hemos denominado como alienación negativa en el cual el sujeto siente que su vida
real es puramente individual, que no tiene nada que ver con la realización
social y que, por lo tanto, solo la puede vivir una vez que se aleja
definitivamente de esta sociedad y, con ello, cuando ha dejado la producción
laboral donde el sujeto no se identifica consigo mismo sino que se ve dominado
por el malvado sistema de producción capitalista.
De esta forma, aparentemente con el
verano nos encontraríamos ante un extraordinario proceso de liberación de los
individuos en el cual se mostrarían tal y como son realmente, desarrollando así
su yo interior. Incluso, se observa en la propia vida de los estudiantes,
fundamentalmente los universitarios, que lejos de encontrar su realidad
personal en el proceso de aprendizaje lo encuentran en el proceso de ocio
veraniego: por fin somos libres, exclaman en las redes sociales.
Pero al lado contrario de la
apariencia, como casi siempre ocurre en la Filosofía, está la verdad. Todo esto
no es sino el triunfo definitivo del Capitalismo. Y de lo que se trata aquí es
de explicar, primero, qué tiene esto que ver con el desarrollo del Capitalismo
y, segundo, qué tiene esto de verdadero o de falso en cuanto a la formación de
la personalidad.
La relación que guarda esto con el
desarrollo del Capitalismo no es difícil de descubrir. Como ya hemos señalado
repetidas veces en nuestro
análisis del sistema económico, el Nuevo Capitalismo ya no explota el
trabajo humano sino que explota la vida humana como tal al convertirse esta, en
la producción laboral y el consumo, en producción incesante de beneficio
capitalista. De esta forma, desengáñense, las vacaciones son también proceso
productivo capitalista exactamente igual que el proceso laboral. Lo único que
cambia es la forma concreta de producción individual de mercancías que se da en
este proceso pero no el hecho de la mercantilización del tiempo gastado en el mismo.
De forma similar a como el trabajador vende su tiempo para producir mercancías
en el mercado laboral, el consumidor, usted y yo de veraneo –aunque yo soy un tío
rebelde y antisistema- compramos tiempo de ocio para conseguir llevar adelante
lo que creemos nuestro proyecto vital y con ello se produce necesariamente también
beneficio capitalista. Así las vacaciones realmente no son sino un proceso de
producción capitalista tan real como el propio proceso productivo. O dicho de
otra forma: usted no se va de vacaciones, usted produce de otra manera. Ah, y
yo también.
En segundo lugar, está el tema de eso
que se llama desarrollo personal. Efectivamente, hay gente que se encuentra a
sí misma en vacaciones y hay gente que encuentra conchas. La vida es, dicen, una
caja de sorpresas. Pero, fuera de la falsa apreciación de la subjetividad, las vacaciones
son el momento absoluto del triunfo de la alineación negativa ya comentada. Recordemos
brevemente que esta consiste en la idea que se hace creer a los sujetos de que su
identidad como yo es independiente y se sitúa por encima de todo el modelo
social, que a su vez se considera como falso y malvado. La idea clave de todo el proceso de alienación
negativa es la idea de que el individuo se sienta por encima del modelo social.
Y ya puede ser a través de vanagloriarse en sí mismo por el mero hecho de tener
mucho músculo, foto en la playa en paños menores, por ser una persona sensible
y culta, selfie delante de una obra de arte, o por el hecho de considerarse por
encima de toda esa gente que vota, por ejemplo, al Partido Popular. Incluso,
por escribir este artículo en verano. Así, en verano el individuo refuerza su “encuentro
consigo mismo” dentro de la apariencia de una vida realizada como sujeto cuando
en realidad solo es una mercancía en el mercado. La vida en verano es tan falsa
como en invierno. O en otoño y primavera.
Cada instante de la vida ha devenido
en producción capitalista. Por eso la vida humana ya es mercancía absoluta. Y
por eso, el capitalismo ha llegado a ser un sistema totalitario. También, en la
playa.
2 comentarios:
Conclusión, todo es capitalismo…incluso la búsqueda de uno mismo en el interior de las espiras de las conchas, sinistrorsas o dextrorsas (hay para todos los gustos) y no es nada fácil…
Dejando de lado mis tonterías… el caso es que tengo muchas dudas… todo es ya capitalismo, vale, y en alguno de los capítulo de por aquí he leído que el capitalismo no tiene porque ser malo. Pero este capitalismo es totalitario, y eso ya no es tan bueno, vale…
Por otra parte, la naturaleza es un sistema totalitario, y “nuestro éxito” ha sido la emancipación de ese sistema…….pero para caer en otro sistema totalitario?!?!....
A la cabeza me vienen las películas en las que por mucho que te desplaces en el tiempo para que una muerte no ocurra no puedes evitarlo, cambia la forma pero al final muere. Pues es mi misma sensación, hemos pasado de un totalitarismo a otro…pero, ¿se puede evitar? Sé que son ámbitos completamente diferentes, pero parece no podemos eludir ser esclavos de una manera o de otra, solo con la ilusión de la libertad.
Mi desconocimiento impide mi propia intención para conseguirla libertad, tampoco podría llegar a una alienación negativa.
Me voy a la playa con Newton, “…yo me veo a mí mismo como un niño que, jugando en la playa, se alegró al hallar una concha más bonita que las demás, mientras el océano de la verdad yacía ante sin que pudiese comprenderlo”.
Quizá sea apreciación mía, pero algo ha cambiado desde aquella explotación capitalista decimonónica que cuando se le estropeaba un obrero lo tiraba y ponía otro, a la actual del siglo XXI que te explota mientras estas en la playa rebozado en crema protectora solar echado en tu tumbona mientras confirmas a simple vista la estadistica que dan mayoría a los trabajadores con sobrepeso.
Como mi señora y yo, también, como Ud., nos hemos hecho unos rebeldes nos quedaremos en Madrid para que no nos exploten. Si acaso un poquito, atendiendo a su comentario sobre “Capitalismo y Desarrollo Sostenible, porque somos pedriceros e iremos algunos días al parque natural para jugarnos el tipo y meter, clandestinamente, los pies recalentados por la caminata, en el agua.
Un Oyente de Federico
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