Como
ustedes saben, ya no se va a poder circular en coche particular por el centro
de Madrid. Pero la noticia así es falsa. La noticia correcta es que determinados
coches particulares no podrán circular por el centro de Madrid ni tan siquiera
para cruzarlo. Y claro, ¿averiguan qué coches? Pues precisamente aquellos que
son característicos de las clases con menos recursos económicos. Efectivamente,
en Madrid Central no se prohíben los coches, que los va a haber, sino ciertos
coches y de cierta manera. Es decir, no se peatonaliza el centro prohibiendo
los vehículos, sino que se aristocratiza su admisión. Por eso, este artículo
pretende explicar por qué Madrid Central es una idea elitista y de derechas. y
lo interesante es que lo es en lo concreto, sus medidas, y en lo abstracto, la
idea política que subyace a las medidas.
Comencemos
por lo concreto.
En
Madrid Central no se podrá entrar con una serie de vehículos pero,
curiosamente, sí con otros. La razón aducida es que unos coches contaminan más
que otros. Evidentemente, esto es correcto. Pero se olvida citar algo más: que
de esta forma la prohibición se correlaciona necesariamente con el nivel de
renta, pues los coches más contaminantes son los de las personas con menos
nivel de renta. Es decir, la zona centro de la capital no es un lugar sin
coches, no se ha peatonalizado, sino que se ha aristocratizado pues son los
pobres quienes no puedan pasar. La contaminación la paga así una parte de la
población.
Se
observará, de esta manera que Madrid Central solo consta de un análisis individualizado.
La idea fundamental es que si hay contaminación es porque la gente saca el
coche contaminante. La idea, sin duda, es tan cierta como que si hay tanto paro
es porque la gente no está dispuesta a trabajar bajo cualquier circunstancia.
Es decir, es un dato. Pero no explica el dato: ni explica por qué la gente usa
el coche ni explica por qué la gente de menos recursos tiene que llevar coches
más contaminantes. Y por ello, la medida que se adopta es sencillamente excluir
a esta gente que contamina de poder entrar y pasar por el centro de la ciudad. No se adopta ninguna medida
más que la meramente represiva y no existe una sola medida de apoyo incorporada
al cambio de vehículo, por ejemplo, o a mejorar el pésimo, sí pésimo, transporte público.
Los pobres contaminarán con sus vehículos en otras zonas de pobres, pero no
donde la ciudad es más bonita y linda. La aristocracia cuida siempre sus
jardines.
En
segundo lugar, resulta curioso que aquello que se exige cumplir a los
particulares, sin embargo no se cumple por la propia institución. La EMT, del
ayuntamiento, tiene un 20% de su flota que no podría cruzar Madrid Central –y
por cierto, solo un 2% de vehículos 0
emisiones-. Pero, responderá usted afamado lector progresista: es que los
autobuses que van a actuar en el centro van a ser ecológicos –y luego pondrá
sonrisa de superioridad moral-. Y efectivamente no lo dudo. Porque esa flota
contaminante, que es uno de cada cinco, se destinará a los barrios periféricos,
donde probablemente vive usted y seguro vivo yo, cuya contaminación no resulta tan
importante.
En tercer lugar, hay otro punto
llamativo. Siendo este un ayuntamiento que tanto gusta de autopresentarse como aquel
que defiende la participación de todos los vecinos, incluso en la partida presupuestaria,
resulta muy llamativo que un programa que nos afecta a todos sin excepción no
haya requerido una consulta popular única y en condiciones. Esto parecía
exigible cuando además, debemos recordar, no constaba en el programa electoral de
AhoraMadrid. Por ello, lo democrático, siguiendo con su idea de que lo
democrático es votar, hubiera sido llevarlo a consulta municipal, algo, por
cierto, perfectamente legal. Así, lejos de ello, lo único que se hizo fue una consultilla con varios temas,
donde además no se preguntaba nada referente a cerrar el tráfico, la medida
fundamental, sino a ensanchar aceras, consulta donde apenas votó el 6% por
cierto.
Pero
lo que nos interesa aquí es mucho más lo abstracto: la estructura ideológica y
política que subyace a todo el asunto de Madrid Central. La izquierda
últimamente está adoptando un curioso discurso, de fondo liberal en el mejor
caso y ñoño cristiano paulocoelhista en el peor, en el cual la responsabilidad final
de todo lo que acontece la tiene cada individuo concreto. Es una idealización
de las relaciones sociales en donde la sociedad no tiene una estructura y
funcionamiento propio ajeno al individuo como tal, no es un sistema, sino un
mero conglomerado que se explica analizando cada comportamiento individual.
Esta forma ideológica, que cree que la sociedad es solo la suma de los
comportamientos individuales, tiene su mantra más característico en la famosa
idea “Para resolver tal problema habría que hacer una asignatura de …”, que
viene a decir que si todos fuéramos buenos y nos educaran bien el mundo sería
un jardín precioso, pero precioso preciosssso ossssea. Y viene a decir, junto a esto, que las medidas
estructurales socioeconómicas se van aparcando a un lado o solo se pretende que
beneficien a ciertos grupos de presión poderosos, pero nunca ya a la mayoría de
la población.
Así,
en Madrid Central se podían haber hecho infinidad de medidas previas, muchas de
ellas municipales, en vez de aristocratizar, eso que ahora llaman gentrificar,
el centro de Madrid. Desde cerrar completamente el tráfico a todos los coches
–con evidentes excepciones pero nunca que estuvieran relacionadas con el nivel adquisitivo del vehículo en cuestión-
hasta garantizar puntos de carga para cualquier vehículo eléctrico de forma
gratuita en la propia dirección del usuario con aparcamiento reservado para
dicha finalidad, o poner ayudas verdaderas para que un vehículo eléctrico
cueste lo mismo que uno de combustión o que la producción de energía eléctrica –nota:
ay los mineros, ay los árabes, fuera limpia-, incluyendo como transición la
nuclear. También se podría haber adoptado una política de plazos realista,
permitiendo un modelo de transición asumible por la mayoría de la población. Pero
nada de esto se ha realizado.
Madrid
Central es así un exponente más de la conversión del estado social al estado garantista,
llamémosle así. En el primero, el estado social, el estado interviene como
sujeto social y económico no solamente legislando sino actuando realmente para
que las leyes se puedan cumplir en igualdad de oportunidades. En el segundo, el
estado obliga a cumplir la ley sin intervenir para poner las condiciones de su
cumplimiento en igualdad de oportunidades. El ayuntamiento de Madrid solo ha legislado y no ha hecho nada para que
exista la igualdad de oportunidades en el cumplimiento de la ley. Los pobres no
podrán cruzar la zona noble de la ciudad en sus vehículos por ley. El aire puro
pertenece a unos pocos.
Y como diría un actual
miembro y miembra o portavoz y portavoza de la autoproclamada izquierda:
osssssssse@, que por algo son de izquierda.
2 comentarios:
Incuestionable su exposición, Don Enrique. A mi entender ha retratado Ud. fielmente el hecho.
Para una próxima entrega podría, Ud., explicarnos cual es el objeto de que el ayuntamiento de PODEMOS haga esto a los que, precisamente, en su escala de supremacismo transeccional, serían los beneficiarios de las bondades de sus logros ideológicos.
En mi caso no me quejo pues se que soy el “white trash” de la transversalidad podemita: católico, blanco, hetero, no me drogo, currante de 8 horas por cuenta ajena, cumplidor de la ley, abro la puerta a mi señora, sin bicicleta, peatón sin carnet de conducir y para remate voto al PP y muy posiblemente a VOX en las próximas.
Apenas merezco el paquete básico de derechos individuales. Pero en mi barrio también hay muchos de los que tienen el paquete premium de derechos civiles, musulmanes, funcionarios, mujeres, lesbianas, de color, inmigrantes, eco-animalistas, republicanos, ciclistas,... seres superiores que ocupan la cúspide de la pirámide transeccional del supremacismo de la izquierda progre, que quedarán al margen de los beneficios, que sin duda los tiene, de lo hecho por la Sra. Carmena.
Y eso es lo que no consigo entender, a no ser que la explicación sea lo obvio, que el gobierno municipal, todos pijo-progres, “ossssse@s” como Ud. dice, se hayan creado un paraiso urbano propio, la Capilla Sixtina del municipalismo, a cuenta de los dineros del todos los madrileños.
Un Oyente de Federico
Estoy totalmente deacuerdo con lo que ha escrito usted . Yo pensé lo mismo cuando dijeron lo que iba a hacer el Ayuntamiento, aún siendo votante de Podemos. No podría haberlo explicado tan bien y tan claro como lo ha hecho usted . Gracias.
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