martes, octubre 02, 2012

REFORMA EDUCATIVA Y PRECARIZACIÓN


Una diferencia entre una teoría conspiratoria y una real es que la segunda no solo es capaz de explicar hechos pasados, sino de ser coherente con hechos ocurridos con posterioridad a su formulación. Nosotros mantenemos que existe un proyecto consciente de precarización dirigido y sustentado por la oligarquía europea -económica, política y social- que consiste en convertir el sur de Europa en un BRIC, teniendo como modelo China. De ser esto cierto, todas las reformas sustanciales del gobierno deberían ser coherentes con esta línea. Hasta ahora hemos visto como así era en la reforma laboral y en la política de recortes. Toca ahora, consecuentemente, planteárselo en la reforma educativa. ¿Responde la reforma educativa al proceso de precarización?

No se puede analizar la educación solo de acuerdo a un hecho legislativo sino que hay que remitirse también a lo social. Cuando se pretende reducir el problema educativo estrictamente a lo que ocurre en el aula, se falsea. Sería como pretender reducir la salud al uso de las medicinas y olvidar las condiciones de vida, la higiene o la alimentación en ella. Así, las condiciones sociales son básicas y la política educativa empieza en ellas. Por eso, desenmascarar una ley educativa no es un procedimiento para la filosofía del derecho o para la pedagogía, sino para una filosofía real: la ley es buena o mala de acuerdo a su relación con lo existente. Por ello, cuando nos planteamos la reforma del PP, no lo hacemos en un marco ideal sino real: como reforma para el aquí y el ahora. Y, según nuestra teoría, el aquí y el ahora es el proceso de precarización esquematizado en el primer párrafo. Por esto, al analizar la reforma educativa tendremos que relacionarla con ello.

En primer lugar, una educación para la precarización debe tener como meta principal la producción económica. Lo que importa no es la formación de los ciudadanos, a los que ya se les ha quitado la soberanía, sino la generación de una mano de obra con unas características determinadas al servicio del proyecto oligarca. De ahí, que el primer párrafo de la nueva ley esté dedicado a esto. Y señalamos primer párrafo, no segundo, tercero o sexto porque eso marca la importancia concedida al proceso. Lo que importa no es el individuo concreto y su formación, el ciudadano, sino el obrero para la competitividad del sistema: su capacidad para ser mano de obra dúctil -y, como veremos, poco cualificada-.

Así, segunda condición, si la finalidad es la mano de obra dúctil resulta comprensible la importancia concedida a dos hechos: por un lado, la enseñanza de las lenguas extranjeras; por otro, las llamadas materias procedimentales (lengua y matemáticas). Esto se resume en algo: la prioridad no son los contenidos, sino la capacidad de saber hacer entendida como adaptabilidad a los procesos de producción. Y esta capacidad se contrapone, y ahí está la clave, al contenido cultural. No se trata, por tanto, de que estas materias no sean importantes sino de otra cosa.

En primer lugar, resulta imposible de creer que la causa del fracaso de las llamadas materias procedimentales sea su escasez horaria, siendo las que más horas recogen en la vida de un estudiante. Tal vez, habría que buscarlo en otro motivo. Sin embargo, la ley se centra en esto de forma no inocente pues le permite recortar materias consideradas innecesarias, entre ellas coherentemente la Ética, por otro lado.

En segundo lugar, porque, curiosamente o no, el contenido de dichas materias procedimentales, su currículo y especialmente en lengua, están absolutamente alejados del hecho instrumental. ¿Hace falta para comprender un texto o escribir con corrección saber hacer incansables análisis sintácticos o conocer los valores del se? Por supuesto que no. Las materias presuntamente procedimentales tienen un desarrollo real alejado de sus pretensiones. Esto no aparece, claro, en la ley ni se desarrolla porque no hay una preocupación real sino un pretexto.

Tercero, porque esta diferenciación típicamente LOGSE, y errónea, está muy alejada del espíritu de la derecha -recordemos la reforma de las humanidades-. Es, por tanto, algo sobrevenido al pensamiento del PP.

Y cuarto, y fundamental, porque la propia distinción procedimental es falsa. Hasta la educación superior, al menos, todas las materias son también procedimentales pues todas sirven por igual a forjar una mente abierta y adaptada a la realidad. Pero, adaptación no es sumisión.

Así, no parece que haya necesidad de más horas de clase de las materias en cuestión y tampoco se entiende que de pronto la derecha recupere espíritu logsiano si no hubiera un elemento extraño y novedoso que les empujara a esto. Este hecho es precisamente el futuro como precarización. La finalidad última del nuevo sistema educativo es formar mentes adaptables pero también vacías y la forma más sencilla es negar contenidos porque estos conforman memoria. Así, la prioridad de las materias procedimentales es la excusa para eliminar una memoria cultural inscrita sobre unos valores traicionados: los alumnos vivirán en un permanente presente dominado. Y esto es clave porque lo que realmente se busca con esto es la adaptación social como sumisión, y no enseñar matemáticas o lengua. El fin es el adiestramiento y el medio es una escuela vaciada de contenido. De esta forma, el saber hacer como capacidad no es realmente autónomo pues depende del otro que controla ya absolutamente el contenido, el qué hacer, para rellenarlo. El procedimiento es mecanización.

¿Y qué es una materia inútil en el proceso de precarización? Por lo pronto, no la religión. Pero ya en materias serias, no es aquella que podríamos denominar como presuntamente erudita, con un contenido cultural exclusivo, sino aquella que pretende una fundamentación. Hay dos casos extraordinariamente llamativos de esto en la nueva ley, uno por etapa.

En primer lugar, vamos al bachillerato. Luego analizaremos cómo esta etapa está pensada en la ley para una minoría, pero ahora nos interesa algo distinto. En el bachillerato hay materias comunes -para todos-; de modalidad -de acuerdo a la especialidad-; y, una optativa por curso. Hay una especialidad de ciencias sociales y en ella antes era obligatoria, con criterio sensato, la Economía en 1º de bachillerato -una introducción general donde se analizaban las distintas corrientes y los principales conceptos- y Economía de la empresa en 2º -especializada en la economía aplicada al negocio-. ¿Cuál de las dos creen que ha quedado como obligatoria? Efectivamente, la de empresa: en una economía precarizada y cuya finalidad última es ser un BRIC, la economía como reflexión sobra porque qué tipo socioeconómico se quiere es algo que ya viene impuesto.

El segundo caso es aún más interesante. Se trata de la eliminación de la Ética del último curso de la ESO: cuarto. Sin embargo, sorpréndanse, se mantiene la Educación para la Ciudadanía de 2º, tan criticada por el PP. Como el caso es muy interesante y ejemplificador -y también, seamos sinceros, porque nos afecta personalmente- lo vamos a desarrollar en otro escrito. Pero lo que ahora importa es que la asignatura que buscaba imponer permanece y la que buscaba reflexionar, y que siempre defendió el PP, desaparece.

De esta forma, para una educación en la precarización, por ahora, es necesario un proceso de adiestramiento que excluya el contenido o la reflexión y cuya finalidad sea la producción. Eso ya está. Pero, la educación pública implica el peligro de la innecesaria, para la precarización, cualificación académica: demasiada gente puede tener lo que la élite considera suyo. Por eso, es necesario dificultar el proceso. Y aquí entra la segunda parte de la ley.

Según propias palabras del ministro, la reforma busca que los alumnos vayan a la formación profesional de grado medio. Como resulta evidente que los hijos de la clase alta no lo van a hacer, lo que quiere decir el ministro es que los hijos de clase media y baja deben tener ese objetivo. Alguien podría decir que eso es bueno teniendo en cuenta el nivel de fracaso y abandono escolar. Pero ese no es el fin último de la ley sino bajar la cualificación de la población. Así, la nueva ley convierte la carrera escolar en un conjunto de barreras donde lo importante no es su dificultad, porque entonces los hijos de papá no la aprobarían, sino el carácter desmotivador para el alumnado y para los centros públicos.

Efectivamente, los alumnos menos motivados externamente, que suelen ser los de clases sociales más bajas, serán más proclives a renunciar a seguir estudios conforme más dificultades se pongan. A su vez, los centros, que serán evaluados por los resultados de esas pruebas, tenderán a eliminar de las mismas a esos alumnos que presentan más dificultades. No se trata por tanto de evitar el fracaso o el abandono escolar, para eso haría falta hacer otra cosa, sino de cortar por abajo, es decir: eliminar la alta cualificación. La idea clave de la ley es que la precarización necesita técnicos de bajo y medio rango, no universitarios. Y toda esa retahíla de exámenes, que va a ser carísimo por cierto, no encierran en sí mismos el problema, excepto en su inutilidad, sino la trampa: el efecto desincentivador.

Y así, si el palo es obstaculizar la presencia de la mayoría escolar en los niveles de mayor cualificación, la zanahoria es la proclamada excelencia. Efectivamente, la ley no se cansa de repetir cosas sobre la excelencia. Pero, hay algunos problemas.

En primer lugar, hay un momento especialmente cómico en la ley. Efectivamente, se proclama el fondo objetivo y científico de la reforma para a continuación distinguir a los alumnos por su talento. El problema es que el talento no es un término científico.

En segundo lugar, si España tiene un bajo nivel de alumnos excelentes no es achacable tanto a la enseñanza pública como a la privada de élite. Efectivamente, es este tipo de enseñanza la que se especializa en pijerías y es ella la que presenta el concepto excelencia como ideario. Si no hay alumnos excelentes, sea lo que sea eso, no puede achacarse sino a la capacidad académica, o incluso al talento, de la propia élite social que, al no estar ahí por mérito sino por pedigrí, no realiza el esfuerzo necesario. Al fin y al cabo, los colegios privados de élite tienen como máxima función social la de criaderos para evitar la mezcla pero no la de centros educativos.

Y, en tercer lugar, volvemos al efecto ideológico de la ley. La idea que se quiere transmitir socialmente es que la oligarquía social es excelente pues ha pasado por un presunto proceso de selección. Se trata de presentar lo apriori, porque ya pertenecen como cachorros a la oligarquía acaban en ella, como aposteriori, tras un proceso de selección han llegado a ser élite.

La nueva reforma educativa tiene como finalidad el sistema económico. Esto no es nuevo, pero sí lo es, por primera vez en democracia, que busque incentivar la baja cualificación. Esto es debido a que en el proceso de precarización no hacen falta universitarios -a los que de paso se les eliminan becas y se les suben las tasas- sino técnicos. Además, estos técnicos deben ser maleables y sin contenidos culturales: saber hacer debe ser solo saber hacer. Por último, Debe haber una clara segregación social desde los orígenes: la oligarquía debe ir a la universidad, las clases medias, ya depauperadas, y la baja deben salir de ellas.

En Tiempos difíciles, la novela de Dickens, un inspector llega a una escuela y reprende a los niños pobres por querer empapelar su dormitorio con caballos pues los equinos, les grita, no pueden caminar por las paredes: les regaña por querer soñar. El ministro Wert ha llegado a la escuela gratuita y ha regañado a sus alumnos: ahora, por soñar con ser universitarios.


martes, septiembre 25, 2012

FELIZ CUMPLEAÑOS,SEÑOR SUÁREZ



Hoy, 25 de septiembre,cumple 80 años Adolfo Suárez. Hoy, esto es una declaración de principios: feliz cumpleaños, señor. Y, otra vez, gracias. 

lunes, septiembre 24, 2012

CARRILLO: POLÍTICA, REALIDAD, HOMENAJE (y crítica de Ocupa el congreso)


El pasado martes día 18 falleció Santiago Carrillo. El día 25 de septiembre está convocado  Ocupa el Congreso. A veces la casualidad temporal une dos acontecimientos de forma tal que ambos llevan a la reflexión sobre un mismo tema: este es el caso y ambos hechos nos conducen al análisis político y a cómo debe hacerse esa política.

Carrillo fue siempre un leninista –nota: como consecuencia de esto fue estalinista-. Como tal, tenía una visión doble de la política: de cálculo racional, en cuanto que la clave no era el voluntarismo revolucionario sino la circunstancia histórica que se pudiera aprovechar; de ideal totalitario, porque la finalidad última no era la construcción de una sociedad democrática sino de un estado comunista. Era esa, también, la teoría general del partido comunista. Cuando comenzó la transición fue precisamente ese concepto el que hizo que Carrillo apoyara el proceso democrático. No fue su amor a la libertad -¿libertad para qué?- o que se volviese un traidor a la causa del proletariado el motivo de su apoyo a la democratización de España sino su idea del proceso histórico: buscaba generar las bases, aún no existentes, para la revolución. Así, Carrillo fue coherente con su ideario. Pensaba, sin equivocarse sin duda, que la España postfranquista no estaba madura para la revolución que él mismo soñaba. De hecho, su gran invención, el eurocomunismo del que hoy nadie habla, era precisamente una socialdemocracia táctica con un final comunista clásico: el estado totalitario.

Pero, esta actitud de coherencia política es una diferencia fundamental entre Carrillo y la oligarquía franquista, incluyendo en ella a Fraga. Esta aceptó la democracia por conveniencia personal: comprendió, a su pesar, que la única forma de mantenerse en la zona alta de la sociedad era dejarse llevar por la corriente esperando mejores tiempos. Por eso, la oligarquía franquista, y Fraga con ella, odiaba a Suárez hasta la muerte pues era la figura visible de ese proceso que les había quitado el control nacional absoluto de la finca. Suárez era así visto, como siempre le retrató la derecha durante la transición, como un advenedizo que había roto el orden natural de la idea de España como cortijo del Movimiento, es decir: de la oligarquía. Sin embargo, la visión de Carrillo sobre Suárez era, precisa y lógicamente, de admiración. En la idea leninista del desarrollo histórico que conduciría a la revolución, Suárez era una figura esencial precisamente porque era el que al romper con el franquismo generaba la nueva situación: modernizaba España y preparaba las condiciones que harían posible la revolución final. Para la visión histórica de Carrillo, Suárez era sin duda un estadista de talla mundial –para la nuestra también, aunque por distinto motivo- porque representaba la entrada definitiva de España en la edad contemporánea, la edad en que el ideal se haría posible.

De esta forma, para Carrillo el ejercicio de la política era una tarea de doble perspectiva: realista e idealista. Realista en el trabajo a corto plazo, buscando situar las bases para la revolución posterior; idealista, porque todo el sacrificio respondía a un futuro hipostasiado. Así, Carrillo fue una figura clave de la democracia española sin ser el mismo un demócrata, como no lo era ningún comunista ni casi ningún español, porque su idea de la política, que el siguió con extraordinaria coherencia, era esa mezcla de realismo e idealismo.

La política es curiosa. A veces si uno pierde más ganan. Fue precisamente lo que le ocurrió a Carrillo: lo que era el partido por excelencia fue fagocitado y desaparecido. Sin embargo, justo es reconocerlo, el partido comunista en la transición hizo más, y sacrificó más, que ninguna otra institución para traer la democracia a España. Y, más justo aún, hay que decir que Carrillo fue una figura clave. Por todo ello, quienes creemos que la democracia es mejor que la dictadura no podemos sino rendirle tributo y darle las gracias. Porque sin Carrillo, sin duda, este país hubiera sido peor: nada más grande se puede decir de un político. Y este es nuestro homenaje.

¿Y qué tiene esto que ver con Ocupa el congreso? Tiene que ver con la idea de política que está detrás. La política para Carrillo, como leninista, era futuro pero también presente y la relación entre ambas era un cálculo racional de acciones y posibilidades: curiosamente por eso acabó siendo tan humana y alejada del totalitarismo. El cálculo racional implicaba, ciertamente, contar con la realidad social. La política, para los movimientos como Ocupa el congreso, es algo distinto.

En primer lugar, la idea de tiempo. Para estos movimientos, el tiempo es un presente permanente. No existe diferencia alguna entre aquello que se busca como ideal y la acción actual. El futuro es el presente. Por eso, no hay necesidad de cálculo racional alguno y, al igual que en el 15-M, la clave de todo está en el rechazo visceral a la realidad -nota: hay una diferencia notable no obstante: el 15M como tal carecía de la vena totalitaria que, luego analizaremos, se vislumbra ya en Ocupa el congreso-. La realidad sociopolítica así no es vista como una condición de posibilidad, o de imposibilidad, sino solo como un freno a la utopía. Y por ello, no se debe contar con ella. La realidad, tan vulgar, está desterrada del análisis.

Además, este rechazo visceral lleva a la glorificación del voluntarismo.Como la realidad es malvada referirse a ella para ver si algo es posible o no es absurdo, es estar vendido a esa misma realidad. La lucha ya no es desde la realidad sino solo contra ella: la realidad solo existe para negarla. Esto lleva a una idea de trascendencia en el movimiento: se está por encima de lo que ocurre. De esta forma, el análisis de lo actual no se realiza desde conceptos inmanentes sino trascendentes: la retórica ocupa el lugar de la reflexión y todo ya cabe en los caracteres del twitter. Como consecuencia, el análisis se reduce a la moral personal -se habla de robo o de estafa o de indignación- pero no hay análisis socioeconómico: España, por ejemplo, no es una democracia, porque este concepto se entiende en una realidad tan sublime que no hay país que la cumpla, y como conclusión la democracia actual es igual que el franquismo –por cierto, que se lo explicaran a Carrillo-. La idea de condición histórica desaparece en aras de una idea de política como ideal puro. El momento histórico concreto deja paso a las categorías abstractas.

Y con ello surge así otra característica: la pureza. Efectivamente, la llamada ya no es al interés posible, por eso la eliminación del discurso de la clase media que es quién más sufre los recortes y debería ser figura clave de todo movimiento político actual, sino a una mezcla repugnante entre ética y estética. Y es una mezcla repugnante porque acaba siendo un problema absolutamente personal, de llamada a la pureza en la lucha de los santos. Los que están con nosotros son los puros frente a los otros. El movimiento se transforma así en iglesia, en cuerpo místico.

Y consecuente a esta característica de la pureza, y las otras, está el carácter totalitario del movimiento. Ocupa el congreso no pretende llenar el hemiciclo de votos individuales, ganar unas elecciones, sino de la acción de masas: en eso es coherente. Y lo es porque al tener el concepto de pureza ya no todos los votos deberían valer lo mismo: todos los animales son iguales, pero unos son más iguales que otros. Detrás de la simpática cara del rebelde social se oculta la fachada del totalitario. El desprecio a la votación que emana de Ocupa el congreso, no se prepara un movimiento para ganar las elecciones con votos particulares sino para como masa tomar la sede parlamentaria, no es un desprecio hacia los representantes -que objetivamente es un rebaño que solo está ahí para apretar el botón que les dice el jefe, seamos claros-, sino hacia los representados porque existe el paso previo en el cual se ha dividido ya a la población entre puros, los que nos siguen, e impuros, cuya voluntad no cuenta. Así, los integrantes de Ocupa el congreso estarían encantados en realidad, y ahora señalan que no con la boca pequeña pero en sus carteles sigue saliendo, de hacer ese proceso constituyente primero que pretendían. Lo podrían hacer de acuerdo a la ley, de hecho se puede reformar la constitución como bien nos enseñaron torticeramente el PSOE y el PP, pero eso implicaría mezclar a los impuros en una votación democrática así que es mejor hacer una representación estética de cuántos somos y qué guays: política de alto nivel.

Volvemos a Carrillo. Él era, como el leninismo, un totalitario: su ideal era el estado comunista. Pero, fue ese camino había una mediación que era la circunstancia histórica lo que le obligó a admitir el proceso democrático en España. Ocupa el congreso, y esta serie de movimientos, son hijos también del leninismo -en su teoría de élites como vanguardias- pero de ellos ha desaparecido el ideal de la historia como gran relato: papá es Lenin pero mamá es la posmodernidad. El tiempo no existe como proceso histórico y por tanto el presente es futuro: los rasgos místicos, también presentes en el leninismo y especialmente en el anarquismo, se disparan. Carrillo, buscando esa circunstancia histórica que conduciría a la revolución, resultó decisivo para hacer a los españoles más libres. Ocupa el congreso llegará a ser, tal vez, trending topic en twitter justo antes de que Mourinho vuelva a hacer el imbécil y siente a otro buen futbolista.

viernes, septiembre 21, 2012

EDUCACIÓN Y MERCANCÍA

Primer párrafo, no segundo ni tercero, del nuevo Anteproyecto de Ley de Mejora de la Calidad Educativa.

La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y el nivel de prosperidad de un país. El nivel educativo de un país determina su capacidad de competir con éxito en la arena internacional y de afrontar los desafíos que que se planteen en el futuro. Mejorar el nivel educativo de los ciudadanos supone abrirles las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación, lo que representa una apuesta por el crecimiento económico y por conseguir ventajas competitivas en el mercado global.

jueves, septiembre 20, 2012

SOCIALISTAS EN RED (SER): RESUMEN SEMANAL

Como ustedes saben, pertenezco a SER. Por tanto, a partir de ahora, podrán deleitarse aquí con los diversos artículos que mis compañeros y yo mismo publicamos en nuestros diferentes blogs. Espero que lo disfruten.  

RESUMEN SEMANAL DEL 10 AL 16 DE SEPTIEMBRE DE 2012


martes, septiembre 18, 2012

ESCUELA Y SEGREGACIÓN/y 2: EL SEXO (pero que nadie se emocione)


En el artículo anterior, analizábamos en líneas generales la segregación en la escuela. Dividíamos está en a priori, cuando la segregación se realizaba de acuerdo a criterios que no tenían que ver con la competencia en el aula –la capacidad que tiene un alumno para resolver los problemas de una materia- sino anteriores a la misma; y a posteriori, cuando se buscaba, una vez analizada la diferencia de competencias, crear grupos por niveles que ayudaran a los alumnos a mejorar sus capacidades en determinadas materias. A su vez, señalábamos nuestro acuerdo con la segunda opción y nuestro rechazo a la primera. Y añadíamos algo que nos parecía fundamental. El rechazo a esta segregación a priori no era ideológico, en el sentido peyorativo de esta palabra, sino pedagógico: segregar por características ajenas a las competencias educativas carecía de sentido. Por tanto, lo que para nosotros primaba no era la idea de igualdad, que en ese mismo artículo explicábamos como fin pero no como medio de la práctica docente, sino la de la eficacia en el proceso educativo para conseguir esa igualdad.

Pero, sería falaz hacer un artículo absolutamente general cuando lo que nos ha llevado al mismo ha sido inicialmente una segregación en concreto: la segregación por sexos. Por tanto ahora la pregunta es: ¿debe existir la segregación por sexo en la escuela? Y por supuesto, vamos a declarar algo de primeras: aquí que nadie espere ñoñerías.

Los partidarios de la segregación por sexos se amparan en un argumento básico para defenderla que es un argumento de tintes biológicos. El argumento esgrime que existe una diferencia de maduración temporal entre los alumnos de sexo femenino y masculino, las alumnas maduran antes, y que además el cerebro femenino y masculino tienen determinadas diferencias que implican mayor facilidad o dificultad ante ciertas materias académicas. Por ejemplo, los niños serían mejores en matemáticas y las niñas serían mejores en lengua. Por esto, concluyen, lo mejor pedagógicamente sería separar a niños y niñas buscando así potenciar sus cualidades y minimizar sus debilidades.

El argumento así parece muy científico pues en ningún momento se observan en él elementos ajenos a problemas pedagógicos. Y es importante responderle desde la misma ciencia que ellos aseguran cumplir. No se trata, por tanto, de enfrentar dos modelos ideológicos, otra vez en el sentido peyorativo de la palabra, sino de demostrar que el modelo de segregación por sexos es una tontería auspiciada por una pésima interpretación, cuando no una manipulación, de la ciencia del desarrollo humano. Se trata, en definitiva, de demostrar que en la defensa de la segregación por sexos no importa realmente el cerebro sino exclusivamente los genitales. Y que eso no es pedagogía sino pura prejuicio.

Empecemos.

En primer lugar, admitimos que existen diferencias básicas entre el cerebro masculino y el femenino. De hecho, consideramos, es una certeza científica que no podemos negar. Así, por ejemplo, las áreas cerebrales dedicadas al razonamiento espacial son más importantes en el cerebro masculino y sin embargo las sociales sobresalen en el femenino: por eso, las mujeres no paran de hablar –nota: obsérvese el comentario machista e incluso patriarcal pero a la par ingenioso-. Pero también lo es otra cosa sobre este tema. Que la diferencia fundamental en los seres humanos entre los cerebros no es por sexo sino individual y basada en la plasticidad del cerebro, la capacidad de este a responder y adaptarse al ambiente interno y externo. Por esta causa, no todos los niños son buenos en matemáticas y no todas las niñas son magníficas en lengua. O dicho de otro modo, el mejor niño en lengua es tan bueno como la mejor niña y la peor niña en matemáticas es tan mala como el peor niño. Por ello, la diferenciación por sexos en las aulas carece de sentido, pues una vez hecha esta habría que hacer otra más por niveles de competencia en cada materia de acuerdo a la individualidad del alumno y en esta división, de hacerla científicamente y por ejemplo de forma anónima sin conocer previamente el sexo del alumnado, cabrían en el mismo espacio niños y niñas. Resulta, como consecuencia, sin duda más sencillo ir directamente a esa división por niveles de competencias sin pararse antes a mirar los genitales de los alumnos –lo que por otra parte, está muy feo-. La falacia, por tanto, de la diferenciación por sexos para mejorar el rendimiento escolar queda desenmascarada por la propia ciencia que dicen defender. Y algo más, todo se puede mejorar, con una buena atención, o empeorar, con una mala.

En segundo lugar, es falsa la identificación entre capacidad intelectual y éxito escolar. La enseñanza académica no mide la capacidad intelectual, de hecho consideramos que esta es imposible de medir. La enseñanza académica solo mide la capacidad del alumno a responder a un currículo –el conjunto de saberes propios de una materia y curso- determinado, pero no si es muy listo o no o muy capaz o no. El alumno puede no ser capaz de aprobar una materia, por supuesto, por una incapacidad intelectual en la misma –las menos veces-, por un problema externo y familiar, por un problema interno relacionado con la salud, por un mal profesor o, directamente, porque no pega un palo al agua. Incluso, caben otros motivos. Es decir, las variables del éxito o del fracaso escolar son múltiples y no pueden resumirse en problemas de madurez, de cerebro, de genitales, o de superdotación -ya sea intelectual o genital-. Por eso, además, resulta tan ridícula la pretensión, especialmente extendida entre los profesores de ciencias curiosamente, de calificar a los alumnos como cortitos o incapaces por la nota que sacan en su materia. Al fin y al cabo, siempre cabe la posibilidad de que el cortito no sea precisamente él.

En tercer lugar, está el problema de la prostitución del lenguaje. Efectivamente, en este asunto prima una palabra: madurez. El argumento es que las niñas maduran antes que los niños. Sin embargo, aquí hay un problema importante. Resulta evidente que la maduración sexual de las niñas es anterior a los niños y, con ella, su maduración biológica: es una tautología. Pero la maduración biológica, poder reproducirse, no implica la maduración del carácter humano: hasta Belén Esteban ha sido madre. Esa, la maduración del carácter, guarda relación con el ideal que se pretenda conseguir a través de la educación y ahí está la clave porque no es natural sino cultural: cada sociedad expresa en su ideal de maduración una forma de ser. Las niñas son, y volvemos a la naturaleza humana y al cerebro, por regla general más hábiles socialmente que los niños y al serlo sus acciones y los resultados de las mismas resultan en la interacción con otros individuos más agradables para aquellos que les rodean, especialmente para aquellos que gobernamos un grupo complejo. Pero, eso no quiere decir nada sobre su madurez o no pues, como ya hemos señalado, la madurez es un concepto que se establece de acuerdo a un ideal determinado. Así, por ejemplo, para nosotros la madurez sería la autonomía crítica hacia uno mismo y hacia la realidad externa. Y en eso no tiene nada que ver un hecho biológico, ser niño o niña, sino cultural: ser de determinada manera –que, por cierto señalamos, igual va contra la propia naturaleza humana-.

La segregación por sexo en la escuela no tiene ningún fundamento pedagógico ni científico. En realidad esconde un principio de selección social para que la clase alta pueda seleccionar la pareja para su prole. Efectivamente, lo que está detrás de esta segregación no es un factor de aprendizaje sino de, como los buenos ganaderos, control de la sexualidad de los jóvenes terneros y terneras –para que luego digan que no uso un lenguaje inclusivo y progresista- y con quién se arrejuntan y copulan. La idea que subyace es mantener alejado al sexo contrario en el tiempo no controlable por la familia, el tiempo de la escuela, y por tanto que la pareja sentimental se escoja de acuerdo a una selección del ambiente social concreto familiar y no escolar. Toda la parafernalia que esconde detrás no es más que una cortina de humo. Y como el humo tiende a subir hacia arriba solo permite ver y seleccionar por el bajo vientre y por si algo cuelga o no.

lunes, septiembre 10, 2012

ESCUELA Y SEGREGACIÓN/1: LO GENERAL


Que el ministro de educación no sabe nada de educación, no sé si de otras cosas, es algo que resulta evidente en cuanto se escuchan sus palabras. Recientemente, por ejemplo, ha vuelto a equivocarse al defender la educación diferenciada por sexos. Efectivamente, una sentencia ha señalado que esos colegios no pueden ser subvencionados por el estado y ha surgido, otra vez, el debate y, otra vez, la derecha ha lanzado sus tontos argumentos de siempre. Pero el mayor drama no ha sido ese, sino que la autoproclamada izquierda ha respondido con los más ñoños argumentos posibles del tipo de integración social, igualdad y demás tonterías que no tienen que ver con el proceso educativo sino solo con su finalidad. Este escrito, por ello, pretende presentar la cuestión de la segregación en la escuela desde otro ángulo que creemos es el auténticamente progresista y no desde la ñoñería de los ideales vagos.

En primer lugar, es conveniente distinguir entre socialización y educación. La socialización es la integración de los individuos en la sociedad determinada, haciendo que el sujeto sienta como parte de su personalidad el conjunto de reglas sociales fundamentales que rigen el orden social. Así, por ejemplo, si yo me trasladara a una tribu del Amazonas -a vivir una vida auténtica en contacto con la naturaleza y lejos del malvado consumismo, en contacto con mi parte espiritual y todas esas chorradas- no sabría cómo actuar en cada momento pues no estoy allí socializado. Por supuesto, resulta indudable que una función de la educación es esa socialización. Pero, no es la única. Efectivamente, la educación busca una forma concreta de socializar, no le vale cualquier manera, y es una forma autónoma y culta. Lo que la educación busca, en su discurso ilustrado que nosotros defendemos, es una educación para que los individuos piensen por sí mismos, autónoma, y desde contenidos determinados y considerados superiores, culta. Así, la educación ilustrada tiene como fin el pensamiento autónomo desde el conocimiento. Por eso, la educación ilustrada no es solo procedimiento sino también contenido. No es solo socialización, pues un sujeto analfabeto o un esclavo puede estar perfectamente socializado, sino algo más.

En segundo lugar, al hablar de educación hay que diferenciar el proceso de la meta u objetivo final. Es decir, no es lo mismo necesariamente lo que se busca en el aula con lo que se hace en la misma. La educación debe formar ciudadanos críticos y para ello cultos, aptos para una sociedad democrática en condiciones de igualdad intelectual –nota: obsérvese que no hemos puesto social, pues la escuela no puede compensar desigualdades sociales existentes más allá de las meramente intelectuales-. Hasta ahí bien. Pero eso no quiere decir, necesariamente, que la escuela, el proceso, tenga que ser democrático e igualitario. De hecho, no puede serlo. Cuando yo, como profesor, entro en clase no soy igual que mis alumnos en cuanto alumnos: soy superior. Esto sonará mal, pero es así. Y lo es porque, se supone, yo atesoro un conocimiento que mis alumnos aún no tienen y que mi obligación es enseñarles. Por eso, yo tengo más deberes que ellos. La escuela, por tanto, no puede partir de la premisa de igualdad sino de la de jerarquía porque su finalidad no es que los alumnos permanezcan como son sino que se hagan mejores. Y por eso, curiosamente, tampoco es una dictadura. Efectivamente, la dictadura pretende mantener a cada individuo en su puesto actual, sin posibilidad de mejora, pues ésta siempre iría contra el grupo dominante. La escuela ilustrada, sin embargo, pretende hacer que los alumnos lleguen a ser capaces de criticar a su profesor y su enseñanza al final del proceso. Por eso, educar es hermoso y, por eso, es triste.

Así, al distinguir el proceso de la finalidad, puede caber una diferenciación entre los propios alumnos para que alcancen ese objetivo de autonomía y cultura. Y por ello, cuando la izquierda niega cualquier tipo de segregación en la escuela lo que está haciendo es una ideología ñoña pues los alumnos, para alcanzar ese objetivo que es el irrenunciable, pueden necesitar una atención diferente dependiendo de sus circunstancias concretas. En consecuencia, como proceso para conseguir el fin, la segregación en la escuela, es decir: que pueda haber división de grupos de alumnos de acuerdo a ciertas cualidades para alcanzar el objetivo común, puede considerarse una solución perfectamente aceptable. Resulta, por tanto, ridículo cuando la autoproclamada izquierda clama contra cualquier tipo de división pues lo que esto acarrea, por ejemplo, es que aquellos alumnos con más dificultades, al no poder seguir el ritmo normal del grupo estándar, fracasen estrepitosamente en aras de la igualdad como ideología. Y resultaría conveniente que esa diferenciación se realizara cuando el proceso comienza, para cambiarlo, y no, como ahora, cuando termina.

De esta manera, consideramos que la segregación es posible porque su finalidad última es llegar a todos al mismo objetivo y, por tanto, lo que se debe medir en ella es su eficacia. Es decir, que estar de acuerdo en que la escuela pueda segregar, hacer grupos distintos de acuerdo a ciertos criterios, no implica que toda segregación sea la correcta ¿Cuándo entonces es correcta la segregación en la escuela? Este es el tema fundamental.

Puede haber, a grandes rasgos, dos tipos de segregación. Una a priori y otra a posteriori. Entendemos por segregación a priori aquella que se realiza de forma previa al desarrollo del alumno en el aula y que se genera por condiciones que nada tienen que ver con las competencias -¿ven qué bien empleo la terminología oficial?- que se pueden pedir para desarrollar el proceso educativo y alcanzar la meta. Por ejemplo, hacer divisiones a priori de acuerdo al color de la piel –nota: entre los seres humanos no existen razas, esto es ciencia pura- , el tamaño del cráneo o la religión profesada. Esta segregación es absurda, no porque vaya en contra de la idea de igualdad y esas cosas, sino porque es puro prejuicio anticientífico.

La otra segregación es aquella a posteriori. Se da durante el propio proceso escolar, por causas educativas, y su finalidad es lograr esa meta de formar individuos autónomos y cultos. Esta segregación puede ser total, con aquellos alumnos que tienen tantas dificultades que necesitan una atención especial básica en todos los frentes –por cierto, incluyendo el emocional-, como parcial, en determinadas materias con aquellos alumnos cuya dificultad es concreta a esa asignatura. Por ejemplo, no tiene sentido que haya grupos segregados por nivel en Filosofía –la materia fundamental del currículo sin duda- pues todos los alumnos saben lo mismo sobre ella: nada. Pero, puede haber sentido en hacerlos en inglés o en matemáticas, y otras materias menos importantes que Filosofía, donde los niveles pueden ser diferentes. Y tiene sentido no tanto para que el que más sabe sepa aún más, que también, sino fundamentalmente para que el que menos sepa no se pierda en el desarrollo de la materia: la supervivencia del más apto no es educación. Y, por cierto, ello nos llevaría a la conclusión, pero lo vamos a dejar, de que los mejores profesores deberían dar precisamente esos niveles más bajos. 

Así, como conclusión, la segregación puede ser aceptada, y debe serlo, para hacer que todos los alumnos lleguen a la meta señalada.

Ahora bien, ¿y la segregación por sexos? Pues eso lo vamos a explicar en la siguiente entrega porque es un tema que merece un desarrollo y yo ahora me voy a poner a leer prensa deportiva como el hombre viril que soy.

viernes, septiembre 07, 2012

lunes, septiembre 03, 2012

SER: SOCIALISTAS EN RED

El motivo del presente texto es explicar -aunque yo comprenda que a ustedes les de igual, como si me come la mano un cerdo- por qué me he unido a Socialistas en Red (SER) -nota: no lespongo el vínvulo porque estamos en obras-. SER es una unión de blogueros de izquierdas que participan juntos publicando los artículos, ya escritos en sus blogs independientes, en una plataforma común buscando con ello ampliar el debate social desde una perspectiva progresista. Así, SER no se compone a través de una identificación con unas ideas concretas sino por el deseo de desarrollar una acción de comunicación y debate desde una perspectiva de izquierdas.

Pero, ¿no estaríamos ante la autoproclamada izquierda? Sin duda alguna, en SER debe haber blogueros de la autoproclamada izquierda, de la izquierda folclórica, gente sensata y gente muy interesante. Pero eso no es lo importante. De hecho, apostaría para ganar a que no comparto la mayoría de las ideas vertidas en cada resumen semanal. E incluso, apostaría también, que muchas de ellas ya las he criticado con dureza en este blog.

Entonces, sería la conclusión, no debería haberme unido a ellos. Y la conclusión es formal y lógicamente verdadera, pero en la realidad falsa.

Estamos en guerra. Esta guerra es para defender el estado del bienestar y los derechos sociales frente al proceso de precarización que se está generando. Muchas cosas nos pueden separar en aspectos fundamentales a los distintos integrantes de SER pero lo que nos une a todos es la defensa del estado de bienestar y los derechos sociales: todos somos partidarios, al menos, de eso. Por eso, me uno a SER.

Y esto es importante. La política habla fundamentalmente del aquí y del ahora. Olvidar esto es peligroso. Cuando la situación política es tal que está en juego no elementos secundarios sino la condición de posibilidad de seguir viviendo en una democracia, y por tanto de seguir discutiendo, el acuerdo en la defensa de ese estado social y democrático de derecho es razón suficiente para la unión. Puedo tener diferencias respecto a la sociedad futura, puedo disentir sobre la realidad actual del capitalismo y su estructura de clases, pero estar a favor de la existencia de derechos sociales y su defensa nos une en la acción política y crítica.

Por supuesto, esto no implica la disolución en el todo, la renuncia a la individualidad. Al contrario, me apunto a SER porque reconozco que mi individualidad se desarrolla no solo desde mí sino desde las condiciones sociales que habito y que ahora se quieren destruir. Por eso y egoístamente, en el sentido más puro de la palabra, estoy en SER.

domingo, septiembre 02, 2012

VIDA INTERIOR/101: BUSCÁNDOME

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.

Hay ahora una aplicación popular en facebook: su vida pasada. En ella, por lo visto, te dicen qué fuiste en la vida anterior, aunque no especifican anterior a qué. 
Yo busco mi yo auténtico: quiero ser una persona plena, quiero SER y no TENER (ahora que ha subido el IVA, eso me ayudará). 
Por ello, he hecho el test para ver qué fui en mi vida anterior, aunque aún no sé anterior a qué. Todo el mundo fue guerrero glorioso, senador romano, dama de la alta sociedad, espía, inventor... 
A mí me ha salido sirviente analfabeto, como el 99% de la población de entonces. 
Yo me sigo buscando.

martes, agosto 28, 2012

PRECARIZACIÓN EUROPEA (un resumen)

Nota: este artículo es un resumen de otros ya publicados en este blog. Si se desea aumentar la argumentación, se pueden seguir los enlaces que llevan a otros artículos en este blog. 

¿Qué entendemos por precarización europea? 
La precarización europea es un proceso auspiciado y apoyado por la oligarquía socioeconómica y política de Europa que pretende la conversión de Europa del sur (España, Portugal, Italia y Grecia) en un inmenso BRIC (países emergentes como Brasil, Rusia, India y China). Así, la Europa del sur tendría una población precarizada social y económicamente con las siguientes características: bajos sueldos, escaso nivel de protección laboral en las leyes, ausencia de un auténtico estado de bienestar con pérdida de derechos sociales comparado con lo actual, una baja política democrática con parlamentos de escasa soberanía nacional, una población con capacidad de consumo muy baja y una oligarquía numéricamente escasa pero con un gran control social. Es convertir a la actual Europa del sur en China.

¿Qué gana la oligarquía económica al hacer eso? 
Al hacerlo, la oligarquía aumenta sus beneficios pues aumenta su explotación concreta, no del sistema capitalista, sobre los otros grupos sociales. Efectivamente, al empeorar las condiciones laborales y de protección social, genera un chantaje típico que consiste en el famosos esto son lentejas… Así, la depauperación de los asalariados en España aumenta el margen de beneficios de la oligarquía empresarial, no de las PYMES o autónomos, al pagar menos sueldo y menos protección social.

¿Y qué gana la oligarquía política? 
Realmente nada, pero no pierde lo que perdería de enfrentarse al proyecto. Efectivamente, enfrentarse al proyecto de precarización implicaría situarse frente a la oligarquía económica europea, algo que los principales partidos no piensan hacer. Y no lo hacen porque eso sería su fin como partidos políticos institucionales, pasarían a ser partidos a secas, y además no pueden hacerlo, como tales partidos, porque su financiación ha sido la propia oligarquía. Y si acaso lo hicieran engrosarían sus señorías -y señoríos, prometo no olvidar usar un lenguaje no sexista- la lista de parados –y paradas, casi se me olvida-.

¿Y si la oligarquía gana tanto al hacer esto, por qué no lo hicieron antes? 
 No porque no quisieran, sino por un problema de estructura del sistema capitalista. Efectivamente, el capitalismo actual parte de la vida como producción económica y no solo de la producción en el trabajo -nota: para desarrollar esta parte, puede leerse los artículos donde se analiza el capitalismo. Son la serie situada en la columna de "Lo básico" y que comienzan por "Capitalismo y..."-. Esto quiere decir que se genera beneficio económico en el trabajo y en el resto del tiempo vital por el consumo: todo es producción. Así, hace falta una población con un determinado nivel económico para poder consumir y con ello producir beneficio. Esta población se centró en los países occidentales y por eso la oligarquía económica europea no podía depauperarla so pena de eliminar la parte productiva del consumo.

¿Y por qué sí pueden ahora? 
Porque todo cambia con los países emergentes -los BRIC: Brasil, Rusia, India y China-. La estructura social de los BRIC no es la occidental ni necesita serlo, pues su amplísima población permite que solo sea necesario que una parte de su población consuma para que el nuevo capitalismo se mantenga -por ahora- y por eso en los BRIC se puede generar una sobreexplotación de la oligarquía sobre el resto de la población que en Europa no era posible. Así, con un 20% de población de los BRIC consumiendo, el capitalismo se encontraría con 700 millones más de nuevos consumidores produciendo beneficio. Toda la población de la UE (los 27) suma unos 500 millones y la de los países del sur europeo apenas 130 millones. La condición de posibilidad está servida: se puede intercambiar su consumo con ganancias para la oligarquía europea y precarizar a la población. La oligarquía europea gana y los asalariados pierden.

¿Pero, no sería todo este proceso una necesidad del capitalismo? 
Por supuesto que no. Al revés, la tendencia del capitalismo es la contraria a la precarización. Esto no es porque el capitalismo sea humano y se preocupe por el bienestar, sino porque busca la máxima explotación posible y esta solo es posible cuando el individuo ya no solo es explotado en el trabajo sino en cada momento de su vida. La auténtica globalización del capitalismo no es la expansión mercantil fuera de las fronteras de Europa, algo que comenzó en el siglo XIX, sino la conquista de la vida humana. La precarización europea, por tanto, no es una necesidad del sistema sino una acción coyuntural de la oligarquía europea y por eso puede ser derrotada sin necesidad de cambiar el sistema económico.

¿Y no es todo esto una teoría de la conspiración? 
En absoluto. Una teoría de la conspiración se basa en dos cosas fundamentales: primero, la existencia de datos ocultos imposibles de verificar; la segunda, forzar los hechos ocurridos hasta que coincidan con la versión conspiratoria. Aquí, sin embargo, las pruebas presentadas son públicas y la teoría se puede contrastar –o es falsable, ya puestos a demostrar todo lo que sé-.

¿Y qué pruebas tenemos de esta teoría?  
Las pruebas son varias. Aauí ponemos algunas fundamentales.
Desde Europa, hay varias pruebas como son:
El pacto del euro (1 y 2), que priorizó el control del déficit sobre la creación de riqueza.
La carta del 5 agosto de 2011, donde se señalan a Italia y España la hoja de ruta a seguir en política económica y social y que tanto Zapatero como Rajoy han cumplido como buenos vicerreinatos de puesto colonial.
La acción del BCE negándose a comprar deuda, lo que presiona a los países implicados a cumplir las condiciones impuestas que son medidas de precarización.
Las declaraciones del gobierno alemán y de cierta prensa económica, cuyo ejemplo más claro es el Financial Times.
Las pruebas en España son:
Las acciones (1 y 2),del gobierno español, Zapatero y Rajoy, que siempre han priorizado el ajuste del déficit a la creación de riqueza o la reducción del paro. Esto va contra la racionalidad económica, pues el problema de España, y por el que la deuda pública y privada ha subido, es el paro y no el gasto social. Así, en España el verdadero problema económico es el paro. Sin embargo, todas las acciones del gobierno, Zapatero/Rajoy, son y han sido contra el déficit público a pesar de saber que estas acciones no iban a bajar el paro sino, como así ha pasado, empeorarlo. Asimismo, todas las leyes han ido restando derechos a la población y depauperando a la clase media.
El acuerdo para cambiar la constitución e incluir en ella el tema del déficit, tal y como exigía la carta del 5 de agosto.
La creación de una opinión publicada que busca poner como objetivo prioritario esa misma reducción del déficit cuando, según el CIS, para los españoles el principal problema es el paro.

¿Y cómo puede ser derrotado el proyecto de precarización?
Hay dos procesos distintos: uno a largo plazo sería la construcción de Europa como un país. Eso llevaría a convertirla en un mercado laboral, de consumo y una estructura legal única. Así, la precarización cesaría pues no sería posible mantenerla frente a 500 millones menos de consumidores.
El segundo, sería a corto plazo. Se trataría de hacer una coalición política en España para salvar el estado de bienestar. Esta coalición estaría compuesta, fundamentalmente, por aquellos partidos de ámbito estatal que se han opuesto a los recortes: UPyD, IU y PSOE. El hecho de contar con partidos ya existentes y no con la creación de uno nuevo, se debe a la urgencia de la situación. Cualquier partido de nuevo cuño necesitaría un mínimo de tres legislaturas para lograr algo, de hacerlo, y eso implicaría ya enfrentarse al proceso realizado. El pacto se fijaría sobre la base de recuperar la situación de protección y bienestar anterior a los recortes.

¿Y por qué iban a querer unirse estos tres partidos? 
Lejos de nosotros está el idealismo adolescente: lo harían por interés.
El PSOE porque sabe que no puede ganar unas elecciones después del desastre Zapatero. Sin embargo, necesita mantener a su casta y por lo tanto que su partido no se hunda en el voto.
UPyD porque busca presentarse como el partido progresista de la clase media, y al actuar así lograría el objetivo de presentarse como efectivo y útil.
IU porque necesita distanciarse de la izquierda no parlamentaria, que leva comiendo terreno, presentándose como un partido de poder y no meramente revoltoso –es que revolucionario sonaba muy fuerte- que es capaz de llevar políticas progresistas y no solo hacer actos simbólicos ridículos.

¿Y no sería mejor hacer un movimiento social de izquierdas? 
 Aquí hay dos respuestas.
Por supuesto, un movimiento de izquierdas con presencia social es muy necesario. De hecho, nosotros, por ejemplo, nos hemos adherido hace poco a Socialistas en Red porque creemos que es el momento de generar una opinión pública mayoritaria.
Sin embargo, para que este movimiento, o incluso un partido de nuevo cuño, funcionara con suficiente poder habría que esperar demasiado. Por ello, la coalición de partidos. Por ahora.

Yo he llegado hasta el final del artículo, ¿qué he ganado?
Mi gratitud y mi solidaridad. Siempre es bueno conocer a alguien con tan poca vida como yo, que he escrito este rollo. Y eso, que en el Facebook insisten en hacerme una biografía

viernes, agosto 24, 2012

HORARIOS DE LIGA (Confeccionados por la LFP, Canal Plus, Mediapro y una señora que pasaba por allí).


Valladolid-Levante: el sábado a las 19 h.
Espanyol-Zaragoza: el sábado a las 20’50
Málaga-Mallorca: el sábado a las 22’43
R. Sociedad-Celta: la primera parte el sábado a las 23,30; la segunda, el domingo a las 12 de la mañana.
Osasuna-Barcelona: Depende. Puede ser el domingo a las 13,38, pero igual no.
Valencia-Deportivo: Este ya no se juega hasta mayo.
Getafe-R. Madrid: entre los anuncios de la tele.
Granada-Sevilla: la madrugada del martes, a eso de las 2.
Betis-Rayo: ¿Ahhhhhhhh? Es sorpresa.
Atlético-Athletic: ¡Anda!, se nos había olvidao. Ya le encontraremos un hueco.

lunes, agosto 20, 2012

UN PROGRAMA DE IZQUIERDAS/5: LA CASA COMÚN (otra más) DE LA IZQUIERDA

¿Se juntan cuatro personas de izquierdas y qué hacen? Cuatro partidos políticos distintos pero un único lema: la casa común de la izquierda. Este simpático gracejo fruto de mi inspiración viene al caso, aparte de para demostrar de nuevo mi ingenio, por la nueva creación de otra casa común de la izquierda: Construyendo la izquierda. El lema de su primera asamblea, sin embargo, ya no puede ser más ñoño: por un frente antineoliberal y de los pueblos.

En primer lugar, un movimiento político no se puede definir solo como contrario a algo, en este caso el neoliberalismo o lo que sea, a no ser por una alianza coyuntural a posteriori e haberse constituido. Se podría dar el caso de que entonces, por ejemplo, un fascista, un carlista, un democratacristiano o un liberal pudieran entrar en la constitución de dicho partido pues todos ellos son antineoliberales -a no ser, claro, que el término neoliberal se entienda como todo aquello que no soy yo-. Es decir, ser contrario al neoliberalismo no es ser necesariamente de izquierdas y, por tanto, ser antineoliberal no dice gran cosa.

El segundo punto, lo de los pueblos, no hace sino el ridículo otra vez. Primero por lo que ya se presume como ñoño espíritu nacionalprovinciano: uno pertenece a su terruño. Segundo, porque ya puestos a ser paletos seamos coherentes y si existen los pueblos, se supone que de España –riau, riau- y del universo todo, debe existir también el pueblo español -riau, riau otra vez-. En fin, sería un lío incluso para un espíritu paleto: demasiado pueblo hasta para Paco Martínez Soria. ¿Por qué no hablar entonces de ciudadanos o de personas? Porque, a al fin y al cabo, la casa común se construye siempre desde la tontería común.

Sin embargo, en realidad, esto no es más que una anécdota y el problema real es de fondo. Efectivamente, el problema es explicar por qué cada izquierdista –bueno, a veces de dos en dos- necesita fundar su propio partido. Como nosotros huimos de las explicaciones exclusivamente psicologistas, esas que únicamente tienen en cuenta determinados factores de la personalidad de los individuos, tendremos que buscar una plausible explicación ideológica en la idea que tiene la izquierda de lo que es un partido político.

Para el espíritu izquierdista un partido no es un instrumento formado por individuos que busca una efectividad concreta, sino una congregación de fe: una esencia. Cuando se genera un partido partiendo de la idea de efectividad lo que se intenta es buscar los intereses comunes y las tácticas o estrategias para defenderlos y desarrollarlos: todo ello a través de un acuerdo entre sus miembros. Así, estos partidos no pretenden un acuerdo absoluto en todo sino solo en los mínimos pactados y las formas para conseguirlos. Son, si se quiere decir, partidos a corto plazo que se renuevan de acuerdo a los intereses concretos de sus integrantes permitiendo que sean muy adaptativos a las nuevas circunstancias y, a la vez, dando una gran libertad de acción a sus integrantes para ejercitar su libertad individual. El partido es básicamente un instrumento y no una esencia: no existe el partido.

Frente a ellos, los partidos tradicionales de izquierdas, y los nuevos son ya viejos, lo que buscan es una organización esencial con una cosmovision -nota: hubiera puesto Weltanschauung que siempre queda mejor, pero nunca supe escribirlo- que determine, cuando menos, una nueva sociedad, un nuevo hombre –hubiera escrito y una nueva mujer, pero no sé escribirlo- y un nuevo mundo. Y por supuesto, eso lleva hasta a hablar del corte de pelo realmente revolucionario –nota: estoy comiendo en el VIPS y de pronto un camarada o compañero, yo les llamo señores, del sindicato me ve, se acerca a saludar y me pregunta: ¿cómo puede alguien de izquierdas llevar corbata?-. Así, es imposible.

Suena a burla fácil pero no lo es. El auténtico problema de la izquierda en la constitución de sus partidos políticos es que estos no se forman como la unión de una serie de individuos que se unen para defender más eficazmente sus intereses concretos, sino como una congregación de iluminados que no solo saben qué no les gusta y qué reformarían en concreto sino también cómo debería ser el mundo justo hasta el final de los tiempos en sus más mínimos aspectos: piensan en la futura revolución. Así, es imposible llegar a un acuerdo mayoritario porque la idea que subyace es que el partido como movimiento político debe legislar cada momento de la vida presente y venidera: el partido es una iglesia. Y esto se ve muy bien en como los partidos de izquierdas han ido asumiendo ideologías, que no soluciones concretas, hasta llegar a ser una especie de tienda de los chinos: socialistas, ecologistas, feministas, federalistas, laicos, republicanos, ... Nada puede faltar en el mundo del mañana aunque el de hoy sea pobre.

Así, y de acuerdo a este proyecto de partido, la casa común de la izquierda no solo es imposible por su amplitud de miras, en realidad su espíritu de vigilancia orwelliana, sino que cuando se forma es peligrosa: esconde sus muertos en el sótano justo debajo del huerto ecológico. Y los es por lo siguiente.

Primero, porque una casa común de izquierdas, constituida tal y como acabamos de analizar, implica necesariamente que quien no esté en ella será considerado como traidor a la causa –no es de izquierdas- pues no es alguien que discrepe solo de la táctica a seguir o de ciertos aspectos concretos, sino del gran ideal y de la esencia: es un hereje. Efectivamente, la casa común de la izquierda ya no define un grupo determinado con objetivos concretos sino el propio ideal de la izquierda: quien no esté ahí no es de los nuestros -al fin y al cabo, esa ha sido la historia de los distintos partidos comunistas-. De esta forma, esa aparente pluralidad de ir añadiendo adjetivos no esconde sino el totalitarismo: cada individuo debe ser todo lo que aparece en la definición. No se trata, por tanto, de un acuerdo concreto y puntual, sino de una esencia. Y una esencia implica ser así y no de otra manera. 

Segundo, porque así es imposible construir un lugar de debate. La petición de principio no son unos mínimos, sino unos máximos: la sociedad futura y la definición de quiénes somos. Así, el debate está viciado de antemano pues la petición de principio es en realidad el final. Para la construcción de una casa común se debería empezar por lo más sencillo, qué hay que reformar y los mínimos, y sin embargo se empieza por los máximos: la esencia de ser algo en concreto y de ahí tanto interés en ser socialistas, ecologistas, laicos, federales y demás. De esta forma, la casa común es, como ha demostrado la historia por otra parte, la cárcel común: quien no cumpla la definición corre peligro.
Tercero, porque los partidos de izquierdas aún no se han liberado de su carga leninista ni gramsciana.
Leninista en cuanto a considerarse no solo como grupos sociales coyunturales y por lo tanto con una necesidad periódica de pacto, sino esencialmente como vanguardia del proletariado. Esto, que puede parecer exagerado y ya no ocurrir, tiene su traslación dospuntocero en la cantidad de blogueros que hablan, por ejemplo, ya no en su nombre sino en el de la clase trabajadora. 

Pero el drama es que Gramsci, que suena más moderno y en el que ahora se amparan, es igual –o peor-. Efectivamente, en los partidos políticos de izquierdas todavía resuena la idea leninista de vanguardia del proletariado. Pero, los partidos políticos más modernos, contemporáneos en realidad, siguen el directorio de Gramsci y se componen desde la idea gramsciana de la hegemonía: la creación de una serie de ideas y creencias que se constituyen como sentido común. Y aquí viene el rollo porque es necesario. 

Para Gramsci la idea de hegemonía cultural es que la dominación social no solo es una dominación económica a la fuerza y desde una imposición violenta, sino que es ideológica pura: la gente la admite desde sus creencias. Esto es posible porque se ha educado –o socializado- a la gente de una forma determinada y esta acepta que el mundo, el dominio social en realidad, debe ser así: se conforma un sentido común que es pura ideología. Por ello, la clase dominante domina no solo por el ejercicio de la violencia sino también por el convencimiento ideológico creando un sentido común popular que coincide con la defensa del statu quo. Hasta aquí Gramsci es muy interesante. El problema surge, y para ser justo en Gramsci es un problema histórico comprensible en él pero su perpetuación es errónea, con la solución dada: el partido generará una nueva hegemonía cultural. Así, el partido pierde su carácter de asociación de individuos para convertirse en un mesías, no en vano su modelo es la iglesia católica. El partido educa al pueblo y le guía. De esta forma, el partido de izquierdas, la casa común de la izquierda, pasa de ser un hogar a una cárcel pues acaba dirigiendo ya no solo la acción política sino incluso el pensamiento. El partido toma el rango de escuela filosófica. Mejor aún, de iglesia porque la racionalidad queda perdida. El partido pasa a ser el sujeto exclusivo de la acción política y sociocultural y los individuos lo obedecen. Y quien no crea lo que dice, no cumple con la historia.

Todo esto puede parecer que hoy en día que no se cumple, pero todo esto explica la causa por la que cada pocos años, IU-Equo-Construyendo la izquierda, surge algo que busca ser la casa común de la izquierda. El problema está en la idea de fondo sobre la cual se construye el movimiento político-su construcción como sujeto esencial de la política-, y que impide que la gente menos dogmática pueda integrarse cuando debe asumir tantas ideas a priori que subyace a cada discurso.

Alguien podría gritar: ¡eso son principios! Pero, solo los idiotas y los fanáticos toman por principios las conclusiones.

miércoles, agosto 15, 2012

VIDA INTERIOR/100: CIEN ENTRADAS DE UNA VIDA

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.

No sé cómo hemos llegado hasta aquí. Se lo aseguro, no da para tanto.

jueves, agosto 09, 2012

domingo, agosto 05, 2012

ALGO (más) SOBRE EL ABORTO


1.- Al tratar ciertos temas, uno debe retratarse primero para no hacer trampas. Yo estoy en contra del aborto libre. Por tal, entiendo aquel que se puede realizar sin ningún tipo de restricción. El motivo de tal postura está en la idea de la humanidad del feto. No tanto, como se explica aquí exhaustivamente, de que el feto sea ya un ser humano sino en que podría serlo.
Por tanto, podría pensar alguien, debería estar a favor de la reforma que el gobierno de derechas, ya saben ustedes que la derecha siempre es real y nunca solo autoproclamada, va a hacer del aborto eliminando los supuestos de violación y malformación del feto. Bien, me parece vergonzosa. Pero no solo vergonzosa, que es un término impreciso y vago, sino moralmente repugnante. Estoy a favor del derecho al aborto en esos supuestos y, añadiendo por supuesto, el de peligro para la madre. Pero como parece que el debate lanzado por el otrora interesante político y ahora solo fiel ministro de derechas Gallardón se refiere fundamentalmente al aborto por malformación del feto, nos vamos a centrar en ello.

2.- ¿No es tan humano un niño con malformaciones graves como un señor sano y robusto? Sí, son tan humanos los dos. Y por eso, y es por su humanidad, soy partidario de que se pueda abortar al primero. De hecho, soy partidario de que no nazca. Y precisamente todo lo que sigue a continuación es defender esta idea.

3.- Hay distintas maneras de defender algo. Nosotros aquí vamos a analizar primero por qué desde una óptica cristiana, pues en este caso de eso se trata, se está en contra del aborto por malformación grave del feto. Con ello, por supuesto, no queremos decir que para estar en contra del aborto haya que ser cristiano, nosotros estamos en contra del aborto libre y andamos escasos de fe, pero sí que los argumentos otorgados por el ministro y sus secuaces tienen el trasfondo de la concepción cristiana de la existencia individual. Y eso es lo que, primero, queremos explicar para, segundo, rebatir.
 
4.- Y, por supuesto, pretendemos huir de los ridículos argumentos que repiten nosotras parimos nosotras decidimos. Pero, esa crítica ya está en el artículo anteriormente citado.

5.- El cristianismo es sin duda la religión con mayor desarrollo intelectual de la historia. Tanto fue así que el ateísmo es su coherente desarrollo filosófico. Y dentro de ese proceso racional que existió en el cristianismo, y que debemos agradecer, surgió una dificultad extraordinaria: el problema del sufrimiento humano y de la existencia del mal. Efectivamente, y esto fue un problema para los cristianos, si Dios era bueno, era amor según el evangelio, ¿cómo podía permitir el sufrimiento humano tan evidente? Surgió así un problema filosófico de primer orden al que la tradición denominó el problema del mal.

6.- ¡Ya empezamos con chorradas filosóficas!, clama alguien. Pero, ¿no era esto sobre el aborto?, pregunta disgustado el otro. A veces, casi siempre, limitar los problemas incluye su falsificación: aquí no se reparten lemas. Siempre hemos pretendido ser radicales: por eso, tratamos los problemas desde su raíz. Y también por eso llevamos corbata, pero eso es otra historia.

7.- La explicación y resolución del problema del mal, y con él del problema del sufrimiento humano, es fundamental. Dependiendo de cómo se haga, uno podrá defender, como nosotros haremos, la eutanasia y el aborto por malformación o uno no defenderá, como hace la iglesia, ninguna de las dos cosas. Así, un problema filosófico tiene, otra vez, consecuencias prácticas.

8.- El problema del mal consiste, como todo el mundo sabe, en lo siguiente: Dios es el creador de todo, incluso en la actualidad para el cristianismo lo sigue siendo como diseñador se oculte o no, y por tanto si existe el mal como realidad, y no como mera apariencia, Dios ha creado el mal. Pero, si creó el mal sería malo. Pero, Dios es bueno.
Se ve, demasiados peros. Y este problema no lo inventaron los malvados ateos sino los cristianos –de ahí, su grandeza intelectual, valga el sincero piropo-. Y lo resolvieron de una forma muy inteligente y muy falsa: el sufrimiento, el mal, realmente no existe.
Efectivamente, la resolución para el problema del mal por parte del cristianismo tuvo dos respuestas: en la primera, metafísica, el mal no existía sino que era una ausencia de bien. Dios había creado todo bueno y el mal no era sino esa imperfección que había en los objetos del mismo modo que la oscuridad solo es, y el ejemplo fundamental no era baladí, por la ausencia de luz. La segunda, que es la que nos importa para este tema, era que todo mal personal, y todo sufrimiento humano, se resolverían en el futuro con la generación de un bien mayor. Había un plan pergeñado por Dios en la historia del universo y todo tenía su explicación al final de los tiempos. Por ejemplo, el sufrimiento de un individuo siempre encontraría una satisfacción posterior para él individualmente, y la gran satisfacción personal final era el cielo, y para la humanidad en su conjunto, con el fin de los tiempos. Lo que ocurría es que la mente humana era imperfecta y se le escapaba esta visión igual que el niño no quiere sufrir el pinchazo momentáneo de la vacuna porque no comprende que eso le garantiza la inmunidad ante la enfermedad -bueno, y ahora también algunos padres analfabetos-. Así, el cristianismo solucionó el problema.

9.- Pero, ¿cuáles eran las consecuencias de esta resolución? Dos fundamentales.
Primera, el escaso valor de la vida humana individual y concreta. Efectivamente, la vida terrenal resultaba desvalorizada de acuerdo al plan divino y la compensación celestial. Y con ello, el sufrimiento perdía importancia. Así, igual que la letanía de Job, la vida humana concreta carecía de
valor y con ella sufrir o no -por supuesto, también porque el sufrimiento, en el curioso plan divino, estaba socialmente poco repartido-. La vida terrenal era superflua y con ella todo su dolor.
La segunda consecuencia era la heteronomía absoluta. Efectivamente, la explicación del sentido de la vida de uno mismo no estaba en él sino en la divinidad. De hecho, y esto es esencial al cristianismo, nunca la salvación podía venir por uno mismo sino por la redención de Jesucristo. Los seres humanos eran criaturas de Dios en todos los sentidos y para todo.
Así, desvelando, la iglesia defiende la prohibición del aborto por malformación del feto no por defensa de la vida sino por desprecio a la vida individual y concreta: el sufrimiento tangible y real de la criatura en cuestión y de sus padres no es importante ante la magnificencia del plan divino. Abortar al que sufre es fastidiar el espectáculo: el payaso tonto no tiene derecho a pedirle al clown que no le abofetee.

10.- ¿Y por qué a favor? Precisamente por humanidad. Si el sentido de la vida personal solo puede resolverse individualmente –lo que no quiere decir que el sentido de la vida sea subjetivo absolutamente- entonces un niño que vaya a nacer con una malformación grave –y por supuesto estamos hablando de malformaciones graves y no de cualquier cosa- nace condenado a no resolverlo. Y así, su sufrimiento es absurdo como el sufrimiento de sus padres porque es innecesario: su vida carece de sentido a priori, antes de vivirla pues nunca podrá resolverla como tal vida humana. Efectivamente, el sufrimiento innecesario es aquel que no conduce a nada y la civilización consiste, también, en eliminarlo. Hacer nacer a un niño cuya vida está condenada inútilmente al sufrimiento es un acto de crueldad. Por humanidad, porque un ser racional no debe ser un objeto que viva para otro o que forme parte solo del plan de otro, debemos evitar su dolor: se llama dignidad humana.

y 11.- El aborto es un problema moral fundamental. Por eso su respuesta no puede ser el lema.