El próximo día 12 de noviembre, diversas organizaciones (entre ellas muchas educativas y, por destacar alguna no educativa el PP o la propia Iglesia Católica), han convocado, o apoyado, una manifestación contra la LOE. Como nosotros estamos contra la LOE parecería normal que allí estuviéramos. Sin embargo, el motivo de este artículo es no sólo explicar mi ausencia por profundas discrepancias ideológicas sino criticar la propia causa de la manifestación.
La manifestación tiene, fuera de la retórica sobre el fracaso escolar que ambos bandos –aunque quizás solo sean uno- esgrimen, en realidad tres pilares básicos. El primero, la defensa del presunto derecho de los padres a decidir qué tipo de educación desean para sus hijos. La segunda, la justificación de la existencia de los centros concertados como un derecho. Y, la tercera, la defensa de la materia de religión.
¿Qué es el derecho de los padres para elegir la educación de sus hijos? Según los convocantes se trata de un derecho constitucional que implicaría, al menos, dos cosas: por un lado la LOE sería incosnstitucional y, por otro, los padres deberían tener esos derechos a los que se unirían los del punto 5 del manifiesto:
Primero veamos lo legal. No existe ningún artículo constitucional que garantice lo que los convocantes dicen. De hecho, se dice lo contrario. Así en el célebre artículo 27 el único derecho que se les reconoce a los padres es que el estado les garantizará (que no les dará o les facilitará materialmente) “el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. “. Es decir, que el estado se encarga de garantizar, jurídicamente, este derecho pero no se compromete a prestarlo (cosa que sí ocurre, por ejemplo, con la educación que es “obligatoria y gratuita”). Pero encima, el estado sí da contenido a la propia educación y así señala que “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales“. Y al hacer esto, fijar el objetivo último de la educación, da por sentenciado que por encima de la libertad de los padres está la obligación del estado. O dicho en ejemplo: que si unos padres quisieran educar a su hijo fuera del respeto a la democracia el estado tiene potestad para impedirlo. Por tanto, constitucionalmente es falso lo que proclama la derecha.
Pero, no queremos caer en el error que ya hemos criticado sobre el debate del estatuto y limitar nuestro enfrentamiento a aspectos legales. Queremos ir a la política, a la moral social, para buscar demostrar que la derecha una vez más lo único que pretende defender aquí no es sino algo reprobable moralmente. ¿Qué buscan los manifestantes del día 12? Poder elegir centro. Es decir, tener libertad de elección de centro. Pero, ¿debe el estado dar ese derecho? La respuesta es tajante: no. La finalidad del estado no es defender el privilegio de la clase media de no mezclarse socialmente sino precisamente la contraria. Una sociedad democrática, y el estado es su garante, es la no discriminación y, paradójicamente, la elección de centro no es sino la discriminación del los alumnos socialmente desfavorecidos. Porque serán las clases medias las que busquen los colegios concertados y, al tiempo, estos buscarán a aquellas. Así, la elección de centro no es sino la defensa de la muralla social que se está abriendo entre las nuevas clases sociales desfavorecidas, los hijos de las personas sin estudios y los emigrantes, y la clase media y alta. Si hay un elemento, entre otros pero no menos importante, que marca la futura trayectoria escolar de los alumnos es la expectativa social de éstos que, fundamentalmente, procede de las familias. Sin embargo, el hecho de juntar a las mismas familias de entornos sociales desfavorecidos solo garantiza la continuidad de la discriminación social frente al proceso que podía ocurrir al mezclar a niños con expectativas sociales claras con niños de ambientes desfavorecidos y guiados, por supuesto, con un personal profesional en su labor (y no lo que ahora hay, en su mayoría, en la escuela pública). Y esta discriminación primera, precisamente, es lo que piden los padres al hablar de derecho a elegir centro. Por tanto, el estado debe actuar como garante último, del mismo modo que lo hace con la propiedad coartando la libertad de expoliarla con el aplauso de la derecha, de la educación como formación del ciudadano y no como privilegio del individuo.
Pero, siguiente punto, ¿tienen por tanto los centros concertados el derecho a existir? Pues la respuesta inmediata, y coincide con la verdadera, es no. Si la educación es un asunto de estado, como no se cansan de repetir los políticos de diverso signo, no se entiende que aquel lo deje, en clara dejación de funciones, a la empresa privada. Si la educación es tan importante no puede ser negocio (y la concertada lo es, y si no que le pregunten a su trabajadores sobreexplotados por cooperativas progres u órdenes religiosas de corte evangélico). Los colegios concertados deberían ser todos de titularidad pública y asumir, por el estado, sus plantillas pues su labor es demasiado importante para confundirla con el ilícito deseo, y ponemos ilícito pues somos de izquierdas, de hacer negocio con las personas.
¿Y la religión? Pues sencillo. El estado democrático no debe sustentar la superstición, aquellas creencias que, sin base racional alguna, no hace sino esclavizar a los hombres. La religión no podrá ser prohibida, en aras a una libertad de conciencia que ella misma no reconoce -pues iremos al infierno quienes neguemos a Dios, por ejemplo- pero lógicamente no deberá ser asumida como materia educativa por un estado democrático. Porque además se podría llegar a la idea de que si es así, ¿dónde se para? ¿Y la creencia en extraterrestre? ¿Y el animismo? No se trata por tanto de que no haya religiones más avanzadas intelectualmente que otras, que la hay, sino que la religión en sí misma no es más que superstición sofisticada (lo cual, visto lo que hay, tampoco es poco). Y el estado, que debe educar para la libertad, no pude adoctrinar en las creencias cuya base no son la razón sino la fe. Por eso, la religión debe estar fuera de la escuela, del mismo modo que lo debe estar cualquier creencia no basada en la racionalidad. Así, ante las presiones de la Iglesia no cabe la negociación ni el irse corriendo al Vaticano, no sabemos si para pedir perdón, sino la explicación racional: este es un estado democrático.
Pero, lo peor de todo, es que en realidad la LOE no es sino un texto de derechas (en cuanto a que tiende a preservar el status quo). Nada cambia en realidad con la ley pensada por este gobierno sin ideal (más allá del amor a la paz y todas esas cursis peroratas de su presidente) que lo único que hace es mantener el privilegio permanente de un funcionariado autosatisfecho, por una parte, y unas familias de clase media que no desean que su hijo se ensucie con los desheredados. O dicho de otro modo: una ley que en realidad, y lo verán ustedes, satisface a una sociedad de derechas.
La manifestación tiene, fuera de la retórica sobre el fracaso escolar que ambos bandos –aunque quizás solo sean uno- esgrimen, en realidad tres pilares básicos. El primero, la defensa del presunto derecho de los padres a decidir qué tipo de educación desean para sus hijos. La segunda, la justificación de la existencia de los centros concertados como un derecho. Y, la tercera, la defensa de la materia de religión.
¿Qué es el derecho de los padres para elegir la educación de sus hijos? Según los convocantes se trata de un derecho constitucional que implicaría, al menos, dos cosas: por un lado la LOE sería incosnstitucional y, por otro, los padres deberían tener esos derechos a los que se unirían los del punto 5 del manifiesto:
Primero veamos lo legal. No existe ningún artículo constitucional que garantice lo que los convocantes dicen. De hecho, se dice lo contrario. Así en el célebre artículo 27 el único derecho que se les reconoce a los padres es que el estado les garantizará (que no les dará o les facilitará materialmente) “el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. “. Es decir, que el estado se encarga de garantizar, jurídicamente, este derecho pero no se compromete a prestarlo (cosa que sí ocurre, por ejemplo, con la educación que es “obligatoria y gratuita”). Pero encima, el estado sí da contenido a la propia educación y así señala que “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales“. Y al hacer esto, fijar el objetivo último de la educación, da por sentenciado que por encima de la libertad de los padres está la obligación del estado. O dicho en ejemplo: que si unos padres quisieran educar a su hijo fuera del respeto a la democracia el estado tiene potestad para impedirlo. Por tanto, constitucionalmente es falso lo que proclama la derecha.
Pero, no queremos caer en el error que ya hemos criticado sobre el debate del estatuto y limitar nuestro enfrentamiento a aspectos legales. Queremos ir a la política, a la moral social, para buscar demostrar que la derecha una vez más lo único que pretende defender aquí no es sino algo reprobable moralmente. ¿Qué buscan los manifestantes del día 12? Poder elegir centro. Es decir, tener libertad de elección de centro. Pero, ¿debe el estado dar ese derecho? La respuesta es tajante: no. La finalidad del estado no es defender el privilegio de la clase media de no mezclarse socialmente sino precisamente la contraria. Una sociedad democrática, y el estado es su garante, es la no discriminación y, paradójicamente, la elección de centro no es sino la discriminación del los alumnos socialmente desfavorecidos. Porque serán las clases medias las que busquen los colegios concertados y, al tiempo, estos buscarán a aquellas. Así, la elección de centro no es sino la defensa de la muralla social que se está abriendo entre las nuevas clases sociales desfavorecidas, los hijos de las personas sin estudios y los emigrantes, y la clase media y alta. Si hay un elemento, entre otros pero no menos importante, que marca la futura trayectoria escolar de los alumnos es la expectativa social de éstos que, fundamentalmente, procede de las familias. Sin embargo, el hecho de juntar a las mismas familias de entornos sociales desfavorecidos solo garantiza la continuidad de la discriminación social frente al proceso que podía ocurrir al mezclar a niños con expectativas sociales claras con niños de ambientes desfavorecidos y guiados, por supuesto, con un personal profesional en su labor (y no lo que ahora hay, en su mayoría, en la escuela pública). Y esta discriminación primera, precisamente, es lo que piden los padres al hablar de derecho a elegir centro. Por tanto, el estado debe actuar como garante último, del mismo modo que lo hace con la propiedad coartando la libertad de expoliarla con el aplauso de la derecha, de la educación como formación del ciudadano y no como privilegio del individuo.
Pero, siguiente punto, ¿tienen por tanto los centros concertados el derecho a existir? Pues la respuesta inmediata, y coincide con la verdadera, es no. Si la educación es un asunto de estado, como no se cansan de repetir los políticos de diverso signo, no se entiende que aquel lo deje, en clara dejación de funciones, a la empresa privada. Si la educación es tan importante no puede ser negocio (y la concertada lo es, y si no que le pregunten a su trabajadores sobreexplotados por cooperativas progres u órdenes religiosas de corte evangélico). Los colegios concertados deberían ser todos de titularidad pública y asumir, por el estado, sus plantillas pues su labor es demasiado importante para confundirla con el ilícito deseo, y ponemos ilícito pues somos de izquierdas, de hacer negocio con las personas.
¿Y la religión? Pues sencillo. El estado democrático no debe sustentar la superstición, aquellas creencias que, sin base racional alguna, no hace sino esclavizar a los hombres. La religión no podrá ser prohibida, en aras a una libertad de conciencia que ella misma no reconoce -pues iremos al infierno quienes neguemos a Dios, por ejemplo- pero lógicamente no deberá ser asumida como materia educativa por un estado democrático. Porque además se podría llegar a la idea de que si es así, ¿dónde se para? ¿Y la creencia en extraterrestre? ¿Y el animismo? No se trata por tanto de que no haya religiones más avanzadas intelectualmente que otras, que la hay, sino que la religión en sí misma no es más que superstición sofisticada (lo cual, visto lo que hay, tampoco es poco). Y el estado, que debe educar para la libertad, no pude adoctrinar en las creencias cuya base no son la razón sino la fe. Por eso, la religión debe estar fuera de la escuela, del mismo modo que lo debe estar cualquier creencia no basada en la racionalidad. Así, ante las presiones de la Iglesia no cabe la negociación ni el irse corriendo al Vaticano, no sabemos si para pedir perdón, sino la explicación racional: este es un estado democrático.
Pero, lo peor de todo, es que en realidad la LOE no es sino un texto de derechas (en cuanto a que tiende a preservar el status quo). Nada cambia en realidad con la ley pensada por este gobierno sin ideal (más allá del amor a la paz y todas esas cursis peroratas de su presidente) que lo único que hace es mantener el privilegio permanente de un funcionariado autosatisfecho, por una parte, y unas familias de clase media que no desean que su hijo se ensucie con los desheredados. O dicho de otro modo: una ley que en realidad, y lo verán ustedes, satisface a una sociedad de derechas.
20 comentarios:
Pienso Desecho, que EPMesa no ha especificado claramente que se refería a la enseñanza de la religión católica en su texto. Si no es así, y se refiere a que el fenómeno religioso, estudiado por ejemplo como un apéndice de la filosofía, debe excluirse del currículo educativo por ser una materia irracional. Si no es así, apuntaba deberíamos plantearnos que es lo que EPMesa entiende como susceptible de ser financiado por el Estado.
Es decir, planteo una pregunta a EPMesa:
¿No es racional enseñar a los alumnos historia de las religiones, sociología de la religión, etc, etc. Cuando, todos sabemos que la religión/la creencia afecta a personas de nuestro entorno?
Pues tiene usted razón D. Desecho. Yo también creo que la cultura religiosa, que no el adoctrinamiento, debería formar parte del currículo. Ahora bien, no creo que la religión forme parte de la cultura humana tanto como las matemáticas. Porque las segundas son progreso y la primera, la religión, no. Ahora, piendo que sí que los alumnos deberían tener nociones de cultura religiosa para poder, entre otras cosas, ser ateos.
Y a D. Pocholo, decirle que estoy de acuerdo con usted. Por supuesto que hay que enseñar religión como hay que enseñar arte o ciencia. El auténtico problema es que hoy en día no se enseña casi nada.
"Porque además se podría llegar a la idea de que si es así, ¿dónde se para? ¿Y la creencia en extraterrestre? ¿Y el animismo?"
¿Qué impacto en la civilización, que no absorba ya el mismo hecho cristiano, han tenido todas las menudencias y supercherías que puedas imaginar?
"la religión en sí misma no es más que superstición sofisticada".
El ateísmo no es más que sofisticación supersticiosa: ¡creer en un mundo eterno y autogenerado! Bobadas.
Hay algo perverso en todo esto y es el instrumentalizar la educación para lograr fines políticos. Se emula el proceder de los nacionalistas, que asocian la cultura -desde un elemento ideológicamente neutro, o imparcial al menos, como es el lenguaje- con un proyecto sociológico determinado y a menudo excluyente. Con el riesgo de maniqueísmo que tal cosa implica, es decir, el ver la religión no bajo el prisma de análisis sereno que exigen los fenómenos complejos, sino desde la caricatura panfletaria y malévola: el contubernio de curas rechonchos e hipócritas, cuando no pederastas.
Perdona, pero cuando mucha gente se dedicó a asaltar parque y jardines públicos, de esos que pagamos todos para que estén bonitos, nadie dijo que estaba en contra, o que le parecía mal, PORQUE NO SE LE DIO OPORTUNIDAD!!!
Pensemos en la manipulación de los medios y a quien quiere favorcerse...
Irichc, cuando hablamos del Big Bang hablamos de una teoría, no de una creencia. Lo que los curas de todas las religiones enseñan no es una teoría. No estamos hablando de la relatividad o de que dos y dos son cuatro, sino de que el mundo fue creado por Dios, que por supuesto es el camino, la verdad y la vida, que no es poco.
POr partes:
1.- D. Irichc
"¿Qué impacto en la civilización, que no absorba ya el mismo hecho cristiano, han tenido todas las menudencias y supercherías que puedas imaginar?"
Observe usted la trampa de su pregunta "que no absorba ya el mismo hecho cristiano". Diga lo que diga usted gana. De todas formas, no se trata de negar la importancia del cristianismo en la historia (fundamental y de progreso, fíjese) sino de dudar de su capacidad de respuesta actual.
"El ateísmo no es más que sofisticación supersticiosa: ¡creer en un mundo eterno y autogenerado! Bobadas."
Nadie ateo y con conocimiento cree eso (al igual que ningún católico culto cree que Dios creo el mundo en seis días. Sin embargo, le devuelvo la tesis y le explico "lo eterno y autogenerado" es Dios según la tercera vía de la demostración de Dios tomista. (Y aprovecho para decir que dicha vía es digan de elogio y estudio).
Y por último. Nadie ve la religión como contubernio sino que no se entiende que tenga que estar en la escuela (al menos en su vertiente dogamática). Claro que la religión es un fenómeno complejo, pero que sea complejo no quiere decir que necesariamente sea verdadero.
2.- A Anónimo1: no lo entiendo. Ahora si asaltan parques y jardines me parece muy mal.
3.- A Anónimo3: de acuerdo en todo excepto que la religión cristiana (la mayoría) cree que Dios creo el mundo en seis días.
La página web de Hazteoir.org tiene un curioso método de contar las visitas a su sitio web, tantas veces como le des a actualizar la página o entres en distintas páginas del sitio cuenta una visita. No me extraña que cuenten así 2.000.000 jajajajaja.
EL ROJIPROGRERIO NO SE ENTERA UNA VEZ MAS,ESTAN MAS DE ACUERDO CON UNA ENSEÑANZA ESTATALISTA TIPO SOVIETICO. EL SUPRIMIR LOS CONCIERTOS PERJUDICA PRECISAMENTE A LOS HIJOS DE TRABAJADORES QUE DIFICILMENTE PODRIAN PAGAR ALGUNOS CENTROS SI DEJASEN EL CONCIERTO. POR SUPUESTO ES MEJJOR LA IMPOSICION DE LA ASIGNATURA DEL TIPO FEM (OS ACORDAIS?) COMO ES LA EDUCACION DE LA CIUDADANIA, TIPO PENSAMIENTO UNICO VERDAD??
Al margen de la posición política de cada cual, el Sistema Educativo español no funciona. De la Ley General de Educación de 1970 a la actual LOE se han aprobado varios textos legales que no han hecho sino constituir peligrosos experimentos de ingeniería social en los que el partido gobernante pretendía imponer sus criterios a la población.
Una interesante propuesta, al parecer avalada por el Nobel de Economía Milton Friedman es el cheque escolar, mediante el cual los padres podemos influir en la enseñanza que queremos para nuestros hijos.
La educación no es una empresa capitalista por lo que la propuesta de Friedman sobra. El cheque escolar haría de las escuelas auténticas fábricas de mano de obra al someterse lo enseñable a lo económicamente rentable. La educación pasaría de tener por fin la conformación íntegra del ser humano para convertirse en puras autoescuelas orientadas para pasar las pruebas examinatorias.
Hoy por hoy el único sistema que asegura que el fin primordial de la enseñanza sea la persona en sí en conjunción con el bien común de la sociedad es el de la escuela pública, que además como tal no debe de enseñar verdades basadas en evidencias privadas (las religiosas por ejemplo), sino en todo caso la ética civil que fundamenta nuestro estado democrático de libertades.
Este no es uno de sus mejores artículos, don EPMesa. La religión católica, una superstición. Magnífico. Toda la cultura occidental de los últimos siglos a la basura. Que la LOE es de derechas porque mantiene el status quo, inexplicable. La LOE es de lo más progresista, igualitarista sin duda. ¿Para qué el esfuerzo?
La clase media como problema, podría haberse titulado. Culpable por querer un cierto progreso material unido al espiritual. Una clase insolidaria por lo demás. Que no quiere que sus vástagos se mezclen con los desfavorecidos o con los inmigrantes. Culpable de querer que sus hijos aprendan algo. Mi hijo acude a un centro concertado. Yo he ido toda mi vida a la escuela pública, desde los seis a los dieciocho años, con un cierto aprovechamiento. En mi ciudad las escuelas públicas están al cincuenta por ciento con inmigrantes del este, que tardan en aprender el idioma. Las clases son terribles, con profesores que tienen que atender a niños que no les entienden ¿Debo castigar a mi hijo a que no aprenda nada por ser de clase media en nombre del buen rollito universal?
La cuestión religiosa, el clavo al que se agarran los contrarios al PP (no me creo que alguien en su sano juicio apoye esta birria de ley). Evaluable pero no obligatoria. No como la LOE, ni evaluable ni obligatoria. Las escuelas laicas conducen al gato por liebre, no hay más que mirar un poco más arriba, a Francia. No se puede pretender eliminar de un plumazo nuestra historia, donde la cruz ha tenido una importancia capital. La espada y la cruz. (Polémica)
1.- A D. Usuario anónimo3: vea en miartículo sobre la LOE que critico la educación para la ciuadanía.
2.- A D. Imperialista:
a) ´La LOE es conservadora porque mantiene el status quo. Efectivamente. Y usted mismo lo explica ya que al bajar el nivel de la educación concede una máxima importancia a las actividades extraescolares (idiomas, informátca...) y, por tanto, a la posición social y expectativa social (que generalmente van juntas). Precisamente la petición del bajo nivel es la clave de su conservadurismo (vea el artículo contra la LOE al que se vincula en el mismo texto que usted critica).
b) Me parece muy bien que usted desee lo mejor para sus hijos, le felicito, pero los hijos no pueden ser prisioneros de los deseos de los padres. Así, aunque un padre no desee que su hijo estudie se le debe obligar a ello. En el fondo la LOE al regalar el título (único y primordial fin de la ley) lo que va a hacer es negarle contenido y asícontará más lo que se aprende fuera del aula que tiene que ver con la expectativa social que a su vez tiene que ver con el puesto que se ocupa en la división social del trabajo. De hecho, una de las cosas que más influyen en el éxito escolar es que los padres tengan una carera universitaria.
c) Los inmigrantes resultan un problema por dos motivos. Primero, porque las autoridades públicas pasan de ellos pues solo van a servir como mano de obra barata y se les escolariza como a ganado. Otro, porque el profesorado no está dispuesto a perder ni un solo privilegio y por lo tanto no va a complicar la distribución de los horarios para generar grupos flexibles dentro de la organización del centro. Al fin y al cabo, y juro por la laguna estigia que lo he oído, ¿qué quieren?
c) La historia de ocidene no es solo la historia del cristianismo, que lo es y ya he manifestado que en un tiempo fue progreso, sino también la de la lucha de la modernidad y la Ilustración contra él. Usando su pedagogía sobre la espada y la cruz, añádale la hoguera. Occidente ha llegado a ser lo que es no solo por la religión sino también contra ella y si no lo cree le recomiendo que lea historia.
La situación es sencilla. Lo que pretenden los manifestantes, en lo que respecta a los centros concertados, no es que los padres tengan el derecho a elegir centro, sino que los centros tengan el derecho a elegir los alumnos (en particular cuando hay exceso de demanda). Lo que no quieren los centros es "ensuciar" sus clases con gente poco "adecuada" como inmigrantes o chicos problemáticos. Es la forma más perversa de clasismo que hay, puesto que hablamos de la educación de los niños, algo que los condicionará el resto de sus días.
Precisamente es por ese motivo, imperialista, que se acumulan los chiquitos del este o del sur en las aulas de las escuelas públicas, precisamente gracias a la política de admisión de las escuelas concertadas.
Por lo tanto, el estado no sólo puede, sino que debe exigir a los centros concertados que acepten a los alumnos en funcion de unos criterios sociales y basados en la integración de las personas recien llegadas y los chicos problemáticos en nuestra sociedad, y no en su propio criterio, muchas veces caprichoso, económico o directamente racista. Si las escuelas concertadas son "delegadas" del poder público para dar un servicio social, es el estado, como contratador, el que debe imponer las condiciones adecuadas.
Con una distribución equilibrada de nuestro nuevos vecinos, vengan de donde vengan, haríamos de la escuela pública un verdadero servicio a esta sociedad.
Dos millones de manifestantes ocuparian un espacio equivalente a un cuadrado de mas de 1 Km. de lado. Cuatrocientos mil ocuparian un cuadrado de unos 450 m. de lado. Por las fotos que yo he visto, incluso esta cantidad es una exageración.
Me temo que no podemos estar de acuerdo. Precisamente si la ley fuera conservadora no produciría igualación por abajo sino dificultad para llegar arriba. Es así y lo sabe, no se engañe. Evidentemente, los hijos de familias con ciertas inquietudes intelectuales tendrán menos suspensos (vaya mamarrachada esa del fracaso escolar), pero no necesariamente. Con la LOE dará igual que se tengan inquietudes que no: título para todos. Es, por tanto, tremendamente progresista y un chollo para la escuela privada: cualquiera que se lo pueda permitir llevará a sus hijos a un colegio de pago, que seguro (bueno, con excepciones) le servirá para algo de provecho.
Desde luego que los hijos no deben ser prisioneros de los deseos de los padres. Pero de ningún modo lo pueden ser del capricho de los gobernantes, como con esta Ley. Toda ley sobre educación que no se base en el esfuerzo de los alumnos, la autoridad de los profesores y la disciplina en los colegios, será un desastre, y considere esos términos (esfuerzo, autoridad, disciplina) en su justo significado.
Ya sabía que faltaba la hoguera, don EPMesa. (véase polémica)
En cuanto a los inmigrantes creo que estamos de acuerdo en lo básico: aulas de enlace, con aprendizaje intensivo de la lengua (y de otros conocimientos básicos, no solo de lenguaje)previas a su incorporación a los grupos como alumnos más y no como bichos raros.
Claro, que no les tomen como a bichos raros a los pobrecitos, pero con mis hijos que no se junten. A mí me da la impresión de que de toda la gente que se ha manifestado recientemente para defender la escuela pública de la LOE (consideraciones sobre lo buena o mala que me parezca aparte)les sucede algo similar a ud., Imperialista, ni uno solo lleva o llevaría de darse el caso a sus hijos a la escuela pública. Y eso es lo verdaderamente lamentable de esta cuestión. Que quienes denostan la escuela pública (no sólo la actual sino desde su concepción misma, con propuestas tan pésimas como la del cheque que dice otro por ahí arriba) hablan de ella sin tener el más mínimo interés en mejorarla, puesto que su crítica a la pública viene únicamente derivada de la intención de preservar a cualquier precio el privilegio de, como clase media que son (y según su extraña teoría de que el Estado ha de conceder privilegios en función de la posición social hasta llegar a este punto, poder acceder sin problemas a colegios concertados(como privados subvencionados que son)que evidentemente, gracias a su libre selección de alumnos, separarán a la chusma problemática de sus hijos. Eso sí, desde esta cercanía y preocupación profunda por la pública es muy bonito que propongan integración, aulas de enlace y tal para la chusma. Eso sí que es igualdad de oportunidades y lo demás son tonterías.
Interesante y cabal opinión, querido don Enrique, que comparto básicamente, excepto en el punto de la libre elección de centro por parte de los padres.
Solo un comentario y lo siento: queda usted moralmente desautorizado a opinar así. Sus padres eligieron para usted uno de los mejores centros de Madrid, y obviando el hecho de que era religioso, que por entonces lo eran la mayoría, desde luego no era precisamente público. Y dígame también si usted llevaría a sus hijos al primer colegio público más cercano a su casa. Nada más.
Un saludo.
Afirma Mikimoss...
La educación no es una empresa capitalista por lo que la propuesta de Friedman sobra. El cheque escolar haría de las escuelas auténticas fábricas de mano de obra al someterse lo enseñable a lo económicamente rentable. Como, por ejemplo, en Suecia...
Hay cosas que nunca cambiarán... si es que el malévolo capitalismo...
Hoy por hoy el único sistema que asegura que el fin primordial de la enseñanza sea la persona en sí en conjunción con el bien común de la sociedad es el de la escuela pública, que además como tal no debe de enseñar verdades basadas en evidencias privadas (las religiosas por ejemplo), sino en todo caso la ética civil que fundamenta nuestro estado democrático de libertades. Es decir, que la escuela pública ha de adoctrinar a la gente para que mantener la conjunción del bien común... Ya... sí, sí... ¿Y eso cómo se compagina con el "estado democrático de libertades"? Deje que lo avergüe: Las libertades las impone el Estado. O la mayoría. Frente a la minoría...
Sí... hay cosas que nunca cambiarán...
¿Qué buscan los manifestantes del día 12? Poder elegir centro. Es decir, tener libertad de elección de centro. Pero, ¿debe el estado dar ese derecho? La respuesta es tajante: no.
Cierto, cuantos menos derechos mejor... Y la libertad, la que decida el estado. De izquierdas o de derechas, da igual, el escrito es dictatorial. Me cuesta encontrar escritos con más tonterías por frase cuadrada.
Total, ¿quién se cree la gente que es para decidir lo que quiere? La gente es estúpida, el estado es omniscente y jamás pretenderá adoctrinar a nadie durante 15 años... nunca... ya... no, si el chiste me le conozco.
Lo mejor está, aún con todo, en los comentarios: los hijos no pueden ser prisioneros de los deseos de los padres
Por supuesto, deben ser prisioneros, ante todo, de los deseos del político de turno... triunfal
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