Ha habido tres recientes decisiones judiciales, es que yo con el lenguaje jurídico me pierdo bastante, que han levantado polémica. Recordémoslas: la decisión de la Audiencia de que el asesino De Juana continuará en prisión, la decisión del Constitucional de que uno de sus magistrados no pudiera juzgar sobre el estatuto de Cataluña y, por último, la reciente sentencia del Supremo reduciendo la pena del etarra, es para no poner otra vez asesino: cuestión de estilo, De Juana. Ante ellas, y lógicamente, la gente ha expresado su opinión. Y muchas voces se han oído diciendo que se deben respetar las sentencias judiciales. Eso está bien. También se debe respetar que la gente se tatúe e incluso se agujeree el cuerpo para ponerse aritos: aunque sea una estupidez. Y es que el problema surge cuando respetar las sentencias judiciales implica, nadie sabe por qué, no poder criticarlas.
¿Qué obliga la democracia sobre la división de poderes? Solo una cosa, respetar esa división de, precisamente, poderes. Es decir: la democracia exige que los poderes no puedan interferir unos sobres otros fuera del cauce legal para ello, pero no, pues por eso es democracia, exime de la crítica a ningún poder. O diciéndolo más crudamente: si yo puedo decir, pongamos por caso, que Zapatero es un simple no se entiende bien por qué motivo no podré decir lo mismo de un juez o de la conclusión de un juez que es su sentencia: este tío, o en plural, es un simple. En democracia estaré obligado a cumplir la ley emanada del parlamento, a obedecer el poder ejecutivo de un gobierno o a acatar la sentencia de un tribunal. Pero nunca, pues la democracia es eso precisamente, a estar de acuerdo con ninguna de las tres cosas y acallar, por consiguiente, mis críticas. Al fin y al cabo, la propia democracia exige el acatamiento de la división de poderes pero no el acuerdo sobre el mismo. Incluso se puede no ser demócrata y decirlo: esa es su grandeza.
Y cuando los jueces llorones, pero generosamente pagados, exponen que existe una presión social sobre su labor habría que aclararles, si es que en su facultad ya no lo hicieron o tal vez les falten lecturas, que eso va en su sueldo: a aguantarse. Porque precisamente es muy positivo que las sentencias judiciales no sean recibidas con silencio sino con debate. Y además, confiamos que esos mismos jueces, como personas adultas que son y hasta con una carrera universitaria, sepan cumplir sus funciones, generosamente retribuidas, dejando a un lado dicha presión. Del mismo modo, por ejemplo, que uno que es profesor sufre la presión de un alumno o su entorno para que le apruebe pero, va también en el sueldo, no hace ni caso.
Así, respetar las sentencias implica criticarlas, esto es: expresar nuestra opinión sobre ellas. Y es síntoma de una vigorosa democracia poder discutir sobre todo, incluidas las acciones políticas o judiciales. Pero, sin embargo como añadiría alguien, hay un límite. Y curiosamente hoy el Parlamento lo ha traspasado gracias a IU. Porque al pedir IU la destitución del Defensor del Pueblo por presentar recurso ante el Estatuto de Cataluña ya no está expresando una opinión sino intentando eliminar un poder independiente porque no ha cumplido la obediencia esclava de otro poder. ¿Cuál es el límite entonces? El límite es, claramente, cuando un poder intenta eliminar al otro. Y eso es lo que intenta IU: acallar un poder ajeno al Parlamento, el Defensor del Pueblo, porque está en contra de una ley votada, por cierto una ley de derechas absolutamente, por ese mismo parlamento.
Añoranza cubana, democracia auténtica ya saben al lado del mojito y la prostituta , seguramente la de IU.
¿Qué obliga la democracia sobre la división de poderes? Solo una cosa, respetar esa división de, precisamente, poderes. Es decir: la democracia exige que los poderes no puedan interferir unos sobres otros fuera del cauce legal para ello, pero no, pues por eso es democracia, exime de la crítica a ningún poder. O diciéndolo más crudamente: si yo puedo decir, pongamos por caso, que Zapatero es un simple no se entiende bien por qué motivo no podré decir lo mismo de un juez o de la conclusión de un juez que es su sentencia: este tío, o en plural, es un simple. En democracia estaré obligado a cumplir la ley emanada del parlamento, a obedecer el poder ejecutivo de un gobierno o a acatar la sentencia de un tribunal. Pero nunca, pues la democracia es eso precisamente, a estar de acuerdo con ninguna de las tres cosas y acallar, por consiguiente, mis críticas. Al fin y al cabo, la propia democracia exige el acatamiento de la división de poderes pero no el acuerdo sobre el mismo. Incluso se puede no ser demócrata y decirlo: esa es su grandeza.
Y cuando los jueces llorones, pero generosamente pagados, exponen que existe una presión social sobre su labor habría que aclararles, si es que en su facultad ya no lo hicieron o tal vez les falten lecturas, que eso va en su sueldo: a aguantarse. Porque precisamente es muy positivo que las sentencias judiciales no sean recibidas con silencio sino con debate. Y además, confiamos que esos mismos jueces, como personas adultas que son y hasta con una carrera universitaria, sepan cumplir sus funciones, generosamente retribuidas, dejando a un lado dicha presión. Del mismo modo, por ejemplo, que uno que es profesor sufre la presión de un alumno o su entorno para que le apruebe pero, va también en el sueldo, no hace ni caso.
Así, respetar las sentencias implica criticarlas, esto es: expresar nuestra opinión sobre ellas. Y es síntoma de una vigorosa democracia poder discutir sobre todo, incluidas las acciones políticas o judiciales. Pero, sin embargo como añadiría alguien, hay un límite. Y curiosamente hoy el Parlamento lo ha traspasado gracias a IU. Porque al pedir IU la destitución del Defensor del Pueblo por presentar recurso ante el Estatuto de Cataluña ya no está expresando una opinión sino intentando eliminar un poder independiente porque no ha cumplido la obediencia esclava de otro poder. ¿Cuál es el límite entonces? El límite es, claramente, cuando un poder intenta eliminar al otro. Y eso es lo que intenta IU: acallar un poder ajeno al Parlamento, el Defensor del Pueblo, porque está en contra de una ley votada, por cierto una ley de derechas absolutamente, por ese mismo parlamento.
Añoranza cubana, democracia auténtica ya saben al lado del mojito y la prostituta , seguramente la de IU.
10 comentarios:
Estoy de acuerdo con usted en todo lo que expresa en este articulo, yo como ciudadano español que soy me molesta que los asesinos no cumplan su condena y mas si son asesinos que saben que volveran a matar como es el caso de el etarra o de los etarras mejor dicho.
Saludos
Como entre Don Ricardo, se la va usted a cargar, Don Epé.
Se libra porque está muy ocupado escribiendo el editorial de El Pais de mañana.
Sí, el mensaje era de Sabiopelotas numbertwo
¿Pero tengo o no razón D. Sabiopelotas?
Desde luego, don EPé, qué pena.
En primer lugar, haga usted un esfuerzo, que es usted una persona inteligente, por intentar entender el lenguaje jurídico. Es que es muy importante. Una de las pocas cosas inteligentes que le he oido decir a Anguita es que la democracia es procedimiento. Hay que intentar entender el derecho. Si no se entiende el derecho, no se entiende el procedimiento, y si no se entiende el procedimiento, no se entiende la democracia. Torturar a un etarra no está mal porque se hace sufrir al etarra, que también, sino porque va contra el procedimiento. Y el procedimiento es la garantía. Y sin garantía no hay liberad. Que venga algún liberal a explicarle esto a don Epé, por favor.
Al grano. Oiga, qué perorata nos ha soltado usted, qué perorata, para al final acabar en uno de sus fantasmas IU. A juzgar por la atención que nos presta y por lo que se preocupa por nosotros, cualquiera diría que estamos apunto de hacernos con la mayoría absoluta, oiga.
Y digo yo: ¿por qué un partido político que forma parte de la institución que tiene las competencias para nombrar a una autoridad no va a poder pedir su destitución?. Porque usted lo dice, claro, que tiene siempre razón, a pesar de hablar desde un desconocimiento manifiesto, ya que, según mis noticias, el Defensor del Pueblo no es en sí mismo ninguno de los tres poderes del estado. Izquierda Unida forma parte de las Cortes Generales,y como el Defensor delPueblo es un alto comisionado de las Cortes generales, puede perfectamente pedir su destitución.
Igualmente, Izquierda Unida puede tener una opinión sobre la oportunidad y sobre las intenciones del Defensor del Pueblo al plantear algo tan ajeno a sus competencias como una duda sobre la constitucionalidad del Estatuto de Cataluña.
Osea que IU no tiene importancia, pero la tiene, y el defensor del pueblo tiene su importancia pero no la tiene.
¿Es eso lo que quiere decir don comisario?
No podría estar más de acuerdo con ricardovm.
Considero que Enrique tiene artículos absolutamente brillantes, pero los mezcla con otros lamentablemente simplones y demagogos como éste o el de de Juana.
Pero que conste que me gusta mucho el blog.
¿Quieren decir que el que tiene el poder y el deber de escuchar todas las quejas que expresen los ciudadanos, NO tiene NINGUN DERECHO a hacer un eco de ellas?
Mucho tick totalitario se ve en las filas talanteras.
Enhorabuena por su acertado escrito Don EP.
Pues no, último anónimo, al menos yo no he dicho eso. El Defensor del Pueblo lo que tiene que hacer es cumplir con sus obligaciones. Sí el cree que entre ellas está recurrir el estatutio de Autonomía de Cataluña, pero no el de Andelucía, pues hace muy bien en comportarse de eesa manera. Pero las autoridades que le nombraron, pueden también plantearse su destitución si piensan que no está cmpliendo adecuadamente con su cometiro.
El teatro de la politica:
ZP ayuda al estatuto catalan, al poco tiempo lo lleva a los tribunales por incontitucional.
Ahora lo hace el defensor del pueblo ¿A las ordenes de quien?
IU como despiadado empresario en el mas despiadado capitalismo intenta despedirlo.
¿Todo teatro?
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