miércoles, noviembre 17, 2010

IGLESIA SOMOS TODOS (pero unos más que otros)

Si ante tal hecho -un estúpido contertulio de derechas muestra su frustación sexual- esto está bien – la autodenominada izquierda pide su expulsión-, entonces esto -que la iglesia deje sin trabajo a una profesora de religión que vive con un hombre que no es su marido bajo el vínculo matrimonial- está bien. O sea, si los comentarios o vida privada de uno que se consideren inmorales pueden ser causa de despido, entonces vale para todos.

Iglesia somos todos, me decían a mí en el colegio de curas. Aunque unos más que otros, descubrí luego.

Sin embargo, me hicieron socio de pequeño de dicha empresa privada y hace tiempo que no participo del club, aunque no me dejan darme de baja. Así que señalo que creo que un comentario o actividad privada no constitutiva de delito no puede ser, salvo casos muy excepcionales en relación directa al trabajo realizado y que influyan en su ejercicio –por ejemplo: ser conductor de autobús y drogarse en horas de trabajo- motivo ni de despido ni de petición de despido. O sea, que defiendo que la vida privada, independientemente de lo que opine moralmente sobre ella, no puede limitar la vida pública. También lo creo, por cierto, porque el legislador igual mañana cambia y no vaya a ser que resulte, por ejemplo, que quienes no estemos casados por la empresa privada salvífica –se lee: iglesia católica- se nos prohíba dar clase: igual seríamos un mal ejemplo.

Es lo que tiene la moral frente a las leyes. Y la paradoja es que la moral es más importante que las leyes y por eso no se puede, otra paradoja, imponer para la convivencia social. Y encima, más paradoja, como kantiano sin duda pasado de moda, creo que la moral es universal. No es, pues, defender el relativismo sino defender la democracia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La comparación dependerá de las condiciones en las que Sostres colabore en el programa.

La comparación también se cae por su propio peso ya que la Iglesia y el Comité juegan papeles muy distintos. Hay "ultras" en la Iglesia que junto a esa profesora despediría a unos cuantos miles más, pero carecen del poder para hacerlo.

La injusticia de la Iglesia va mucho más allá de un caso concreto, lo que pasa con esta profesora es la norma, no la excepción y a diferencia de arreglarse callándose rodeado de niños y cámaras es su vida lo que le obligan a cambiar.

Es mentira que el comentario sea privado, se hace con público (infantil) y durante el programa. Que no se hiciera en antena no lo convierte en privado.

El enfrentamiento entre las "estrellas" de la cadena y los trabajadores viene de lejos.

Si esto llega a la palestra nacional es porque rompe en cierta manera a la derecha conservadora que se anima a lo politicamente incorrecto pero sigue sin distinguir un condón de la corrupción de menores. Así como los curas violadores esta gente es muy indigesta a la hora de defender el orden natural. Si fuera cualquier otro el que hubiera hablado de depilación, ácido úrico y menores delante de niños Manos Limpias ya habrían puesto la denuncia.

PD: Es el mejor fragmento de una tertulia de estas que he visto en años.

Chus dijo...

A mi me parece que no es lo mismo que uno diga lo que quiera en el salón de su casa o que lo haga ante un público infantil, a parte del cual, además, menosprecia con cierto tufillo racista, cosa que debería ser inadmisible en un ente público.


Y lo que me parece inaceptable es que una entidad pública pague con euros y fama a un tipo que sólo sabe decir barbaridades, si no es sobre el sexo de las jovencitas es sobre los muertos en Haití, la inteligencia de las mujeres o sobre el castellano (¿qué hace en teleMADRID un tio que dice que el castellano es de pobres y analfabetos?

En su casa, o en una empresa privada que tenga su propia linea y filosofía, mientras no cometa ilegalidades que piense y diga lo que guste. No me extraña tanto que ciertas cosas se digan en intereconomía u otros medios privados, es su empresa y sus normas... ¡pero en una pública!

En cuanto a la iglesia, entiendo que exija que los profesores que imaprten su religión han de ser fieles a las normas de conducta católicas... es coherente. Otra cosa ya es que las clases de religión se impartan en centros públicos, con financiación pública, y con protección estatal. Entonces ya su derecho a hacer lo que les venga en gana, igual no debería ser tanto, ¿no?


Aprovecho para felicitarle por los comentarios que hace en su blog sobre temas diveros de interés social, que aunque no los comente, me resultan muy interesantes en su mayoría.