domingo, julio 10, 2011

(más) RECORTES EN EDUCACIÓN (del gobierno de Esperanza Aguirre)

1.- Hay dos formas de hacer crítica social: trascendente e inmanente. En la primera, la trascendente, se sitúa un valor absoluto, por ejemplo la justicia como ideal, y desde él se juzga la sociedad. En la segunda, la inmanente, lo que se pretende es juzgar la propia sociedad desde los valores que ella misma pretende tener, buscando así desvelar la diferencia entre lo que se presenta como ideal y lo que se da realmente.

2.- Todos los años, por estas fechas, la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid hace públicas las instrucciones para el próximo curso. Estas instrucciones son muy importantes no porque traten temas pedagógicos, qué y cómo se enseña en el aula, sino porque limitan la infraestructura necesaria para cumplir el servicio de la enseñanza. Ya ustedes sospechan, y tal vez con razón, que me voy a quejar de que el año que viene los profesores de la pública daremos tres horas más de clase que este año. Pero, vamos a hacer una crítica inmanente. Así que buscaremos desvelar si lo que hace el gobierno de Aguirre es coherente o no con sus propios postulados de ensalzar la productividad y la eficacia.

3.- La productividad es eficacia y no meramente mayor producción cuantitativa. Puedo producir mucho y mi productividad ser muy baja (puedo, en un equipo de fútbol, dar 200 pases por partido y que ninguno sirva para nada o hacer 1000 anuncios y que ninguno aumente la venta del producto). Además, la productividad no es solo referida al trabajador concreto sino también a las condiciones que pone la empresa para dicha producción: si mi club de fútbol no cuida el césped difícilmente seré tan productivo como si lo cuida, si me empresa tiene máquinas antiguas mi producción será más reducida.

4.- ¿Es baja la productividad de los profesores de la enseñanza pública de Madrid? Medir la productividad en el sector servicios es difícil, pero según el informe PISA –y aquí lo tienen ustedes en versión Telemadrid- los alumnos madrileños están por encima de la media española y de la OCDE. Y como algo, tampoco todo como luego veremos, tendrán que ver los profesores, resulta que la productividad de los docentes madrileños es bastante buena, al menos tanto como la de los mejores profesores de la propia OCDE. Es decir, podemos decir que la productividad de los profesores de Madrid es similar a la de los finlandeses.

5.- Por tanto, la productividad es alta, como reconocía emocionada la consejera que sigue siendo la misma: doña Lucía Figar. Pero la misma consejera, y la señora Aguirre, cambian ahora, ya lo hicieron hace un año, las condiciones de trabajo de los profesores aumentando su horario y el número de alumnos a los que atender, al tiempo que se les reduce el sueldo. ¿Por qué? La causa no puede ser ligar el salario y las condiciones de trabajo a la productividad pues en ese caso lo normal sería subirlo –los profesores madrileños son de los que menos cobran en España-. ¿Cuál será entonces el motivo?

6.- U rollo técnico a veces es inevitable. El que viene a continuación lo es, pero sin él es imposible que ustedes entiendan qué importancia tienen las instrucciones y qué significan. En la administración pública un gasto fundamental es el gasto corriente. Y una parte básica del mismo es el sueldo de los empleados. Así, aumentando horas reduzco empleados –en el caso de la educación, interinos- y con esto reduzco gasto corriente. Eso está bien, pensaran ustedes. Sí, pero hay otro problema que es la eficacia del servicio. Curiosamente, en el sector servicios, al que pertenece generalmente el sector público y siempre el educativo, al reducir personal se suele reducir la productividad total del sistema y su eficacia pues implica que menos número de empleados tengan que atender a más –a no ser, claro, que se diezme a la población proporcionalmente-. Por ejemplo, si yo este año atiendo a 175 alumnos el año que viene atenderé a un mínimo de 265 -¿a qué son muchos?- Y el tema es que no tendré que dar solo 3 clases más a la semana sino que tendré 90 trabajos, blogs o exámenes más que corregir en el mismo tiempo que tengo ahora (porque este -como nos enseña Einstein y como bien saben los dirigentes del PP que hicieron, sin duda, un bachillerato de excelencia- no se modifica al no variar el marco de referencia,). Así pues la única solución es una: debo reducir el tiempo que dedico a cada alumno en particular. Y dará igual que yo sea un profesor trabajador o no, porque no puedo en ninguna de las dos circunstancia manipular el tiempo disponible pues este no aumentará nunca. Es más, esta invariable del día de veinticuatro horas, se me reduce este año además porque debo estar tres horas a la semana más en el aula. Tengo más alumnos y tengo menos tiempo: el control del profesor sobre el trabajo particular de cada alumno debe bajar necesariamente. Y con esto la eficacia en el servicio.

7.- Traduciendo: la empresa propone unas condiciones donde es imposible mantener la productividad y eficacia hasta ahora mantenidas.

8.- Pero alguien podría decir: que se recorte en las condiciones laborales de la plantilla en tiempos de crisis puede ser necesario para seguir manteniendo el sistema educativo en lo esencial. Bueno, es verdad que puede serlo, pero la frase tiene la riqueza de la posibilidad. Efectivamente, si lo que se ahorrara en plantilla se gastara en otro aspecto de la educación que favoreciera a los alumnos, por ejemplo ayudara a los alumnos con más dificultades de aprendizaje, no sería grave sino que hasta estaríamos de acuerdo. Pero resulta que ya el año pasado se recortó en todo aquello que tuviera relación con estos alumnos y este año se le añade a eso menor tiempo para atender a cada uno. Por tanto,la medida no se ha hecho, aquí ya no es el tiempo verbal de la posibilidad, para mejorar nada ni con vistas a un mejor servicio.

9.- Si el proxeneta aumenta el número de cópulas obligatorias de las prostitutas necesitará menos prostitutas para cumplir el mismo número de clientes. Si la Consejería aumenta el número de horas semanales de clase a cada profesor necesita menos profesores para dar las mismas clases. La economía del mal empresario aquí es sencilla y no hace falta haber ido a colegio bilingüe: más horas no implican necesariamente mayor productividad y eficacia pero sí mayor ahorro –al menos a corto plazo-. El servicio y la productividad, que tan importante resulta unas veces y otras no se toman en cuenta, bajará y la eficacia con ella pero seguro que dinero se ahorra. O dicho de otro modo, la medida solo tiene una finalidad: ahorrar dinero de la forma más sencilla posible -¿para esto fue el equipo de gobierno de Aguirre a los mejores centros educativos?- como es la de reducir la plantilla de un servicio. Y da igual que el servicio sea la fornicación profesional o la educación porque el ahorro cuantificado en euros es el mismo. Al menos da igual para el mal gestor.

10.- En un artículo anterior, sobre el pacto del euro, advertíamos que los países periféricos europeos estaban destinados a competir con el dumping social. Este es otro ejemplo.

11.- Pero entonces, ¿a Aguirre no le importa la educación? No tanto. Aguirre sabe, y hasta a Figar me imagino se lo han explicado, que un factor fundamental, tampoco todo, en el éxito educativo es la procedencia social del alumno, aquí o en Finlandia –y por eso en el punto 4 hacíamos esa acotación-. Es decir, que el origen social es un factor predominante en el éxito académico. De hecho, ella misma se ha encargado de hacer una triple vía educativa en Madrid: clase alta, a la privada; clase media, a la concertada y a los bilingües; y, por último, clase baja a la pública desahuciada. Y conoce también que la única medida para superar el origen social como factor predominante en el éxito, o el fracaso, académico sería potenciar una pública de calidad. Pero sabe también –tuvo una educación de exigencia sin duda- que si no promueve la enseñanza pública apenas cambiará el actual panorama social en esta relación entre extracción social y éxito académico: se repetirá la situación social y cada uno irá de donde surgió. Y ella, ahí no hay duda, es conservadora y enemiga de los cambios.

12.- Bueno, pero Aguirre está legitimada porque ganó las elecciones, puede alguien decir. Es cierto que ganó las elecciones, pero es también cierto que nada de lo que aquí hace venía en su programa electoral. Es más, Aguirre señaló que esta sería la legislatura de la educación. Claro está, que lo dijo tres veces como san Pedro. Es decir, Aguirre engaña a sus electores –y S. Pedro renegó de Jesús-.

y 13.- Al parecer, Tito, el hijo del emperador romano Vespasiano y a su vez futuro emperador, recriminó a su padre por haber puesto un impuesto a los urinarios público de la ciudad. Y entonces Vespasiano le acercó unas monedas y le contestó: pecunia non olet (el dinero no huele). Del mismo modo, la educación busca acabar siendo, sueño reaccionario y esperanza de Aguirre, incolora, inodora e insípida.


5 comentarios:

Don Güapo dijo...

El análisis doméstico que obvia la situación económica general, no es acertado, porque como hemos dicho aquí muchas veces, sólo con una visión global de la economía a nivel mundial se puede comprender lo que ocurre en Europa y de aquí, deducir, lo que ocurre en España.

Hay que asumir que el centro del planisferio ha cambiado y ya no está en Europa/USA. El centro económico, productivo y financiero se ha desplazado hacia Asia y los emergentes, con todo lo que ello conlleva y conllevará.

Enrique P. Mesa García dijo...

D. Güapo: es que este artículo cita explícitamente otro donde sí se analiza esa situación global, que es la que sigue Aguirre. Es decir, se tiene eso en cuenta y se ve que Aguirre, como Zapatero, actúa de acuerdo a los dictados exteriores: es una pésima gestora.

Don Güapo dijo...

Yo creo que no lo entiende.

No hay dictados exteriores entendidos estos en su modo peyorativo.

La economía española no es autónoma en casi nada porque no es soberana, y las decisiones de gasto deben quedar ceñidas a las posibilidades reales, que ya no las marcan las políticas tributarias (eso es lo que no comprende, entiendo) sino las políticas productivas.

El problema de España y de Europa no es la deuda, ni el déficit. Eso son síntomas de la enfermedad base, que no es otra que la pérdida de actividad como consecuencia de la falta de competitividad que supuso asumir el Euro, pero sobre todo y como dato nuevo no previsto hace diez años, la traslación de esa actividad a otros lugares del planeta.

A partir de ahí sí se pueden asumir, aunque no gusten, las medidas que hay que adoptar para, simplemente, competir en un mundo que ya no es el que era hace una década, aunque el 46% de los españoles, según la última encuesta sobre viajes fuera del lugar de nacimiento, no lo sepan.

Enrique P. Mesa García dijo...

D. Güapo, que lo entiendo perfectamente. Lo que usted dice, como resumen y si no estoy equivocado, es que hay que competir con dumping social: bajos salarios y malas condiciones de protección social. Lo que yo digo en el artículo del euro, es que esa es la política que para una parte de Europa marca el pacto del euro. Pero es una política que ningúan partido político español defendía explícitamente, ni el PP ahora, y por tanto se asume únicamente porque viene de la UE sin haber batallado nada, y porque están de acuerdo. Es decir, de lo que irá el siguiente artículo sobre el pacto del euro, la soberanía popular se ha perdido y la democracia se desmonta. Y algo más, que el ejemplo, porque es eso, de muchos eminentes economistas sea el modelo chino, incluyendo el modelo social y político al presentar un supraorganismo no dependiente de la soberanía popular como clave económica, dice mucho de tanto eminente economista y de lo que nos estamos jugando. Eso también lo explicaremos en otro artículo. Y, por cierto, le reitero que las páginas de este blog están abiertas si desea usted publicar algo para poder explicarse más exhaustivamente

Anónimo dijo...

Lo cierto es que el PP ganó por mayoría absoluta las elecciones generales el pasado 20N, sabiendo la gente los recortes en Educación de Esperanza Aguirre y los que aplica la señora Cospedal, así que si ahora nos gobierna Europa y no queremos terminar como Grecia, el PP tiene que hacer recortes porque no se puede gastar lo que no se tiene. Lo deseable sería que todo el mundo se apriete el cinturón, aunque eso es harina de otro costal.