martes, enero 17, 2012

DRIVE Y LA IDEOLOGÍA DEL YO

1.- Hace poco se ha estrenado en España la película Drive. Esta película ha cosechado muy buenas críticas, por nuestra parte no como ya veremos, y en varias de ellas se la ha relacionado con filmes anteriores como Raíces profundas, extraordinaria película, y con El silencio de un hombre, película a nuestro entender muy sobrevalorada y que aquí no vamos a tratar. Nosotros, además, la vamos a relacionar con otra película exquisita como es Hana-Bi.

2.- Recientemente escribíamos un artículo sobre capitalismo e ideología. En él, señalábamos que la ideología actual era la idea del yo. Se exaltaba ideológicamente ese yo mientras en la realidad no era más que mercancía. Y se producía así lo que llamábamos alienación negativa: los individuos se sentían absolutamente distanciados de la sociedad a la que veían como falsa frente a la, presunta, autenticidad de sus vidas.

3.- Pero una ideología omniabarcante como la que presentábamos tiene que tener presencia social explícita. No hay cosa más falsa que hacer análisis social y no presentar hechos empíricos de dicho análisis escondiéndose en una profundidad que esconde la vacuidad: una metafísica del capitalismo no se lo puede permitir.

4.- Por eso, analizaremos Drive como una muestra de la ideología del yo. Y para ello la analizaremos como, presunta, obra de arte. Y al hacerlo la compararemos con otras dos películas que ya hemos citado: Raíces Profundas, como ejemplo de película ilustrada como toda buena película del oeste, y Hana-Bi, que siendo también ideología del yo son embargo supera esa mera adscripción.

5.- Una película es un todo. Sin embargo, en ellas, se puede metodológicamente, hacer una división entre el guion y la forma de rodar dicho guion. Así, hay películas cuyo guion está por encima de la forma de ser rodado y hubiera sido necesario hacerlo de otra manera y, también al revés, hay películas cuya filmación supera el guion. Por ello, podemos metodológicamente analizar una película distinguiendo su guion y su puesta en imagen, pero teniendo en cuenta que ambos son su forma.

6.- ¿Por qué Drive es un ejemplo de la ideología del yo? Por los dos motivos citados: guión y filmación. Drive es un ejemplo, otro más, de la ideología del yo en cuanto a lo que se presenta y la relación que lo que se presenta pretende con el espectador: la pura identificación en lo autosatisfecho.

7.- Empecemos por el guion. Drive y Raíces Profundas tienen una historia común: un delincuente solitario encuentra una familia con niño a la que ayuda. Lo interesante es, sin embargo, su desarrollo que implica, a su vez, al protagonista principal.
En primer lugar, los dos visten de forma peculiar identificándose así. Pero ya aquí empiezan las diferencias porque mientras que Shane, protagonista de Raíces Profundas, cambia su forma de vestir como intento de integración en la comunidad a la que ayudará, Drive -a partir de ahora llamaremos así a su protagonistas, sin cursivas- lleva una horterísima cazadora como signo de su irreductible, y falsa, individualidad. Y el ejemplo aquí es categoría. Efectivamente, en Raíces Profundas la construcción de una sociedad justa es central, la lucha entre pequeños agricultores y ganaderos latifundistas, y por tanto el héroe es aquel que actúa para ello y por ello se sacrifica. Sin embargo, en Drive todo se reduce a una lucha individual. En el no hay nada similar a una realidad social, ni a construir ni a defender, que simplemente ya no existe ni aparece. ¿Exageramos?
Hay otra escena clave. Cuando Drive quiere impresionar al niño conduce ilegalmente y de forma poco precavida -de hecho la escena es un canto a qué no hacer en un coche- con el beneplácito, lógico, del pequeño y la admiración, idiota, de la madre: está haciéndose el machote. Pero, además, está filmada buscando que todos simpaticemos con ella, hortera videoclip, luego diremos más sobre esto, incluido. Cuando Shane intenta enseñar a disparar al niño, él es un pistolero, la madre se lo impide y Shane deja de hacerlo: hay demasiadas pistolas en el valle, dice. Pero hay más. En el bar del pueblo, Shane es humillado por un vaquero y él se deja humillar porque delante está el niño: no hay machote.
Así, en Drive el protagonista se presenta como autoreferencia: está encantado de haberse conocido y lo único que surge hacia él es la admiración. Sin embargo, Shane es complejo: se avergüenza de lo que es, por eso cambia su ropa, intenta ser otro y no puede. En Shane hay temporalidad, él intenta cambiar y no puede pero sí hace cambiar la realidad, en Drive solo hay circularidad autosatisfecha.

8.- ¿Pero y la forma de filmarse?, clama el crítico de la imagen. Bien, analicemos. Cuando uno ve Drive se encuentra con dos objetos básicos: la cámara lenta y el videoclip musical. Aparentando un realismo absoluto, sin embargo Drive no esconde sìno la apoteosis de la autosatisfacción posmoderna y usa para ello el preciosismo estético.
Efectivamente, la cámara lenta busca permitir y realizar la identificación plena entre el espectador y la obra: todo es más chulo así, especialmente la violencia al paroxismo. A su vez, la finalidad del videoclip es meramente esteticista y no narrativa. El videoclip en la película busca que el espectador se sienta fascinado con lo bonito y sentimental que queda y que de nuevo surja la identificación plena con el objeto. La identificación así, el momento de gozo estético para entendernos, no viene del desarrollo de la obra sino de su preciosidad aparente e inmediata. La forma clásica de rodar, que permitía la reflexión ante las imágenes por su propio ritmo narrativo, es sustituida por una forma que busca la identificación no en lo que nos falta como personas, de ahí la narratividad del cine clásico, sino en lo que ya tenemos, de ahí el preciosismo estético del actual. El preciosismo estético reconcilia con la vida mientras la narrativa clásica la interrogaba. Y así, cuando Shane acaba su duelo final con victoria, solo puede mirar hacia atrás, con la cámara, y ver los muertos para, luego, pedirle al niño algo tan ridículo en un mundo de autosatisfacción como que sea bueno y honrado. Que no sea, así, como él.

9.- Pero sería ingenuo pretender con ello que Drive no sea formalmente perfecta. Al contrario, en Drive hay una vinculación extraordinaria entre forma y fondo, al igual que en Raíces profundas. El problema no está ahí. Y eso nos lleva a otra reflexión: tal vez no baste con una forma perfecta, en la relación forma-fondo, para que una obra sea arte. Tal vez una obra de arte sea más que forma perfecta. Pero, ahora no.

10.- ¿Y Hana-Bi? En Hana-Bi hay cámara lenta, hay, cierto, videoclip y no hay vinculación social alguna: los personajes solo pretenden salvar su yo. ¿No es como Drive? No, porque en la película de Kitano -sí, el de humor amarillo- hay una conciencia trágica que impide la satisfecha identificación. La forma de rodar y el guion generan la imposibilidad de lo autosatisfecho. Hay una escena en que el protagonista recoge agua para poner unas flores a su mujer, enferma condenada de cáncer, y un individuo se burla de él señalándole que las flores ya están muertas: como ella. Y hay otra en que él hace trampas con un retrovisor descubriendo las cartas que ella esconde, haciéndola reír. La simple humanidad de esas escenas, veánlas porque contadas parecen ridículas, escapa a la identificación autosatisfecha. Hana-Bi, cercana a Raíces profundas pero de otra forma, nos habla de lo que ya no seremos y no se congratula en lo que somos. Al fin y al cabo, volvemos a la realidad, solo somos mercancías y no es para echar cohetes.

y 11.- Autosatisfacción, esa es la clave. El personaje de Raíces Profundas quiere ser otro cambiando. El personaje de Drive siempre es el mismo porque ya se acabó cualquier proyecto: es un ser humano y un verdadero héroe. Su yo es sagrado: es un delincuente con palillo en la boca y cazadora macarra. Igual si yo fuera así, tampoco querría cambiar.

4 comentarios:

DIEGO dijo...

D. Enrique, comparto con Vd. que "Drive" no es "lo mejón del mundo" como algunos críticos se empeñan en decirnos.
Una película en que el hieratismo postural (James Dean en "Rebelde sin causa") parece ser un signo de modernidad.
Violencia "tarantiniana", un guiño a los cinéfilos en el beso del ascensor (el beso de los 360º de "Vértigo")y una carga de ego que ni Hristo Mejide mejora.
Pero como hay críticos que aseguran que el CINE se inició con Wim Wenders, pues mejor recoge uno velas, se ve toda la serie de "Shrek" y duerme tranquilo.

ElSrM dijo...

No he visto "Drive". Aunque, en general, se hace muy poco cine bueno y hay que ir afinando el tiro para ver algo que valga la pena. De las tres que menciona, sólo he visto "Hana-bi".

No lo imaginaba aficionado al cine de Kitano :-O

Tras "El castillo de Takeshi", el cual en España fue traducido rozando la xenofobia como "Humor amarillo" y más tarde, aún peor, versionado rozando la indecencia como aquel "Grand prix" presentado por Ramón García, sufrió un grave accidente de tráfico tras el cual, en sus propias palabras, comenzó a madurar como persona. Aparte de sus secuelas físicas (parálisis facial), comenzó a practicar distintas artes y se fue alejando del estilo de humor descerebrado y surrealista (en su época y contexto fue innovador) anterior. Practicó la pintura, la novela, y el cine como guionista, director (firma como Takeshi Kitano) y actor (firma como Beat Takeshi) en distintos subgéneros (tragedia, drama, romántico, fábula, histórico, épico...).

Se repiten en su cine (especialmente lo noto en el de policías y gángsters) una serie de situaciones paralelas, las cuales se van resolviendo de forma algo distinta en cada título. Eso hace que formen una especie de conjunto. Preguntado por qué la violencia era mostrada de forma tan desagradable en sus obras, contestó: "porque creo que la violencia es trágica y desagradable". Sus personajes suelen sufrir problemas graves, como el agente de policía de Hana-bi (flores de fuego) cuya mujer padece... ¿cáncer? Ahora creía recordar una enfermedad que degenera en demencia, hasta el punto de que ella ni logra reconocer al esposo con quien convive. Es posible que fuese el propio cáncer que vd. menciona...
Explicaba también, creo que refiriéndose a esa misma película, que quiso expresar en ella, entre otras cosas, la evolución personal autodestructiva del policía protagonista como un reflejo de la de su persona antes del accidente de tráfico que decía; la convalecencia del compañero de policía (personaje secundario) herido como reflejo de la suya propia entonces; y la evolución personal creativa de ese mismo policía, tras ser gravemente herido, como simétrica a la suya, tras ir recuperándose de aquel accidente.

(...)

ElSrM dijo...

(...)

Hace poco he visto "In time". Me esperaba muy poco, quizá por prejuicio mío contra películas en las cuales le dan un papel de peso a alguien que proviene del mundo de la música o de la moda (caso de Justin Timberlake). Aún así, la he acabado viendo porque me la recomendó un amigo diciéndome que había algo que rascar bajo las apariencias estéticas. Creo que sí podría tener algo aprovechable. Puede haber ahí algún elemento de crítica, a través de la ciencia-ficción, al sistema político-económico actual o a la dominación socioeconómica (terrible en el filme) en general. El final creo que desentona un poco y que lo han escrito así por cerrar el desenlace de algún modo.

La interpretación del protagonista digamos que no molesta como uno podía esperar, desde esos pequeños prejuicios anti cantantes reconvertidos en actores o actrices.

De todos modos, no se acerca en ningún momento, ni mirando bajo el envoltorio estético, normalmente trabajado en el cine actual, a títulos como p.ej. "El club de la lucha", "V de Vendetta" o "La naranja mecánica" (ésta ya no es tan actual).

Cordialmente,

Anónimo dijo...

Su comentario me parece tan fundamentalista, poco riguroso y tendencioso, que da miedo. Lo que usted hace no es señalar el cine que construye un autor, sino realizar una reseña moralista, digan del Opus Dei.