viernes, junio 28, 2013

VIDA INTERIOR/120: APARIENCIA, REALIDAD Y BOMBONES.

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser  feliz.

Hay cosas que parecen poco pero son mucho. 
Dar solo una hora semanal de clase de Ética sin duda es poco. El gobierno del PP de Madrid se encarga de ello. Solo hay una hora de Ética el mismo curso que hay dos de religión.
Dar una hora de clase, en definitiva, es poco.
Que a uno que da una hora de clase a la semana, y encima Ética, le regalen dos alumnas unos bombones parece también poco. 
Pero la Filosofía empezó con algo fundamental: la distinción apariencia/realidad.

Los bombones están ahí, al lado de Kant, a la espera de ser devorados. Kant decía que lo importante no era ser feliz, sino ser digno de serlo. Pero eso son cosas que se enseñan en Ética, solo una vez a la semana. Que nadie se preocupe.

Mientras tanto, otra vez gracias.





3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy señor nuestro, queríamos comentarle a usted el tema de los bombones. Usted se queja de que es poco pero es más de lo que le han dado otros alumnos a usted.
Sabe usted que las alumnas en cuestión tuvieron que ir corriendo a por los bombones mencionados para usted.
Aquellas alumnas llegaron tarde y sudorosas, debido al calor que hacía, al recinto escolar de educación secundaria obligatoria. No se lo tome a broma usted porque aquellas personas que le dieron a usted los bombones se sienten heridas por el mensaje de usted. Se sienten heridas a pesar de ese mágico momento vivido en el metro de camino a la cena de graduación.
Espero que le guste a usted el comentario. :D

Anónimo dijo...

Discúlpenos por el anterior comentario, malentendimos el significado de su blog. Leyéndolo de nuevo nos dimos cuenta de que no quería despreciar los bombones.
Gracias por el curso dado.

Enrique P. Mesa García dijo...

Efectivamente, en ningún momento el texto pretendía menospreciar los bombones, sino todo lo contrario. Era, y es, un detalle precioso.

Y gracias a ustedes por rectificar. Y gracias, también, por el curso dado. Ha sido un auténtico placer.