Maquiavelo
a veces juega también a pitoniso. Se trata de intentar explicar una realidad
política no cuando ya ha ocurrido sino antes de hacerlo. Esto es lo que
pretendemos cuando quedan apenas 24 horas para la comparecencia del patético
Puigdemont en el Parlamento catalán. La gran pregunta que todo el mundo se está
haciendo es, lógicamente, qué va a ocurrir. Y nosotros, con la ayuda de Maquiavelo,
vamos a contestar.
Mañana
martes, Puigdemont va a declarar la autoproclamada independencia de Cataluña.
Por supuesto, ya sea simbólica efectiva o incluso surrealista, será una independencia
de lo que antes denominábamos Ping y Pong pero que sin embargo servirá para
conseguir que el PDeCat, es decir, la pequeña burguesía catalana no se hunda.
Efectivamente, la única salida que le queda al PDeCat en todo este lío que se
ha montado él solo y en el cual le ha cogido a la carrera esa versión entre
ridícula y folklórica de los movimientos de descolonización que es la CUP, es
declarar la independencia esperando y deseando, no sabemos si incluso con
sacrificio de niños incluidos o como mínimo de carneros eso sí muy catalanes, que
inmediatamente o en un plazo corto el gobierno ejerce el artículo 155 de la Constitución.
Es decir, lo que mañana va a hacer el presidente de la Generalidad no es
declarar la independencia de Cataluña sino exclusivamente realizar una acción
para que el gobierno nacional ponga por delante, no puede ser de otra forma, el
artículo 155 y el PDeCat quede absolutamente liberado de todo el ridículo
camino que ha tomado hasta ahora y pueda presentarse a unas elecciones como una
víctima y al tiempo como un héroe que solo ha sido recortado por la represión
española.
Pero no es
esta solo la visión del PDeCat y la pequeña burguesía de los tenderos catalanes,
sino que es también la de Esquerra Republicana y la de la propia CUP. Todos
saben que la república catalana de Ikea es absolutamente imposible de proclamar
y que no es más que un juego de adolescentes que, como en las películas de
terror más ñoñas y ridículas de las últimas décadas, se les ha ido de las
manos. Por tanto están deseando que llegue el adulto para poder al tiempo que insultarle
por su intervención echarse a sus brazos por salvarles del payaso asesino del
nacionalismo al que ellos mismos invocaron. Porque ambos, Esquerra Republicana
y la propia CUP saben que en el fondo les viene de perlas que el gobierno
aplique el 155 pues podrán presentarse como víctimas y seguir viviendo
holgadamente de sus más que generoso sueldos al tiempo que de sus más que
generosa subvenciones, que mantienen el cotarro de todo sistema entre caciquil
y revolucionario que no conduce a nada.
Pero no
sería justo acabar aquí. Pues del mismo modo que los representantes de la
oligarquía catalana y sus payasos comparsas están deseando la independencia
para que inmediatamente les apliquen 155 y así poder presentarse a las
elecciones como víctimas de su defensa del pueblo catalán, el Gobierno de
Mariano Rajoy está en realidad deseando exactamente lo mismo. Efectivamente, el
Gobierno de Rajoy está deseando que mañana el simple de Puigdemont declare la
independencia para poder aplicar el 155 y aglutinar el voto que ha ido
perdiendo paulatinamente en torno a toda la derecha nacionalista española
situándose como el campeón de la unidad indivisible de España. Así, todas las
actuaciones del gobierno de Rajoy, desde la no comparecencia durante tanto
tiempo en todo el problema hasta su solución de mandar a la policía para
impedir un referéndum que ya era un fracaso anunciado, han tenido como objetivo
este anhelo de aumentar su voto sobre la base de la derecha nacionalista de
fuera de Cataluña y conseguir así superar las encuestas que cada vez le daban
mayor caída de resultados electorales.
Así vistas
las cosas, no hay nada más ridículo que pensar que todo esto ha sido un choque
de trenes cuando de lo que se trata es precisamente de dos trenes que buscan
llegar juntos a la misma estación cuando en realidad solo hay una vía para la
misma. Los dos trenes, por un lado el nacionalismo catalán representante de una
oligarquía provinciana y por otro lado el gobierno nacional del PP, están
intentando aprovecharse de la situación para conseguir mejorar sus resultados
electorales y los dos mañana van a obrar en una absurda obra de teatro para
hacerlo. El Gobierno catalán va a declarar una independencia que no va más allá
de aquella que podrían declarar un grupo de niños sobre un territorio determinado.
El Gobierno español va a aplicar, no puede ser de otra forma por otra parte, el
artículo 155 para demostrar su firmeza ante algo que no ha trabajado en parar
durante tanto tiempo. Pero ambos con estas acciones van a conseguir mejorar sus
resultados electorales mientras que en Cataluña, especialmente allí, se está
produciendo por un lado una fractura social sin preferentes y por otro se están
creando las bases para una crisis económica regional que va a dejar sin lugar a
dudas en el paro o en situación precaria a varios miles de trabajadores. Pero
teniendo en cuenta lo que le importa los trabajadores y los ciudadanos a ambos
élites no cabe duda de que la obra se va a seguir representando.
4 comentarios:
El Sr. Rajoy es la baza que ha jugado, dar cuerda para fomentar por una parte la visión de los mártires independentistas, y por otra que él es el baluarte de la defensa de España.
Esto, como muy bien indica, lleva a favorecer dichos extremo, Rajoy saldrá reforzado, el espíritu independentista también (se verán como víctimas), y al final los que perdemos somos la población, la "masa" utilizada y manipulada por todos los "bandos"...somos su medio para conseguir su fin, no somos su fin.
Penoso que se ha llegado a esto.
No está mal, Don Enrique.
Los supremacistas catalanes han sido menos echaos pa'lante de lo que Ud. pensaba, pero si han jugado como Ud. previó que lo harían.
Pensé que como buenos defensores de la raza aría, harían como acostumbran, pasar a cuchillo al pobre castellano que pillen y luego esconderse en las alcantarillas. Esta vez a Puigdemont le faltaba algo del componente psicopático de Luis Companys.
Tengo curiosidad por saber el porque no jugaron de la forma que Ud. pensó que lo harían. Me parece más inteligente que eso que han hecho de golpe y contragolpe a los 10 segundos.
Ya nos iremos enterando.
Un Oyente de Federico
Me he dado cuenta, Don Enrique que en el primer párrafo digo que “si han jugado como Ud. previó que lo harían” y en el tercer párafo digo que “no jugaron de la forma que Ud. pensó que lo harían”.
Me expliqué mal en el tercer párrafo. Quise decir que hiciero lo que Ud. previó que harían pero de otra forma menos inteligente.
Un Oyente de Federico
Este artículo está envejeciendo bien, la situación en lo esencial se mantiene y seguirá así hasta el 21-D, a expensas de los resultados. Sin embargo hay un personaje que también participa en la escena y no se menciona aquí: la prensa internacional progresista
Puigdemont y compañía buscan, como bien ha dicho, hacerse mártires de la nación catalana reprimidos por el autoritario estado español ante el mundo. Se presentan democráticamente a unas elecciones autonómicas de las que, con ojitos de cordero, piden garantía de la fiabilidad de los resultados ¿Qué significaría una victoria de la lista común independentista? La confianza internacional en el PP para resolver la crisis decaería aún más, y eso podría llevar a un reconocimiento internacional de la república catalana, quizá condicional o parcial, pero ya sería más que nada. Al fin y al cabo los líderes internacionales no reconocieron la república catalana tras la DUI por no romper relaciones con España. Estos quieren que se arregle esta crisis por medio de la legalidad española por interés económico, evidentemente no por civismo. Esa puede ser la carta que están guardando los independentistas para después de las autonómicas
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