Desde una perspectiva de izquierda ilustrada, toda religión es una superstición un poco, o mucho más, sofisticada. Dentro de esta sofisticación, y por ello falsificación intelectual, destaca sin duda alguna el cristianismo, pero también estaría cualquier otra.
Se habla mucho de islamofobia como un odio irracional, y por tanto sin sentido, hacia la religión musulmana. Sin duda alguna, no hay que ser islamófobo, pero no por respeto hacia esta superstición sofisticada, sino porque no hay que tener odios irracionales cuando, encima, existen tantas razones argumentadas para estar en contra.
La religión musulmana, a diferencia de la cristiana que ya carece casi de influencia social aunque haya que vigilar sus cenizas para que no provoque nuevos fuegos -nota: a veces me pongo graciosillo-, tiene una relevancia social y política – y por cierto, también el judaísmo con el estado genocida israelí- actualmente muy importante. Efectivamente, el islam se ha convertido en un problema, por cierto es en comparación menor que el propio desarrollo del Capitalismo o el neoliberalismo, para el desarrollo ilustrado y la emancipación humana y, especialmente, lo es para las sociedades de tradición musulmana, algo de lo que se habla poco. Y lo es, al igual que lo fue el cristianismo hasta el siglo pasado, no principalmente por las creencias personales de sus fieles, sino por su intento de dominación social incompatible con los derechos básicos democráticos.
Por supuesto, reconocemos que existen distintas variantes de esta religión y que debemos apoyar aquellas interpretaciones más cercanas al laicismo ilustrado. Pero, sin duda alguna, como ocurre con el cristianismo, cualquier interpretación del islam se fundamenta en su carácter de una verdad revelada que posee mayor valor que cualquiera razonada -y algo sabe de esto Algazel-. Y, por tanto, si la crítica a la religión viene dada por su irracionalidad y heteronomía, cualquier pensamiento ilustrado estará en contra del islam, no en particular y exclusivamente, sino por su carácter de religión que encima tiene influencia social. Si a esto se le quiere llamar islamofobia, aunque no sea un odio irracional sino argumentado, no podemos sino decir que la ilustración, como fue cristianofóbica, en los mismos términos, debe ser ahora islamofóbica. La religión es enemiga del pensamiento ilustrado y su proyecto.
Pero…
La extrema derecha es sencillamente y sin matices, islamofóbica. Y entonces surge una cuestión: ¿está la Ilustración en el mismo bando que la extrema derecha? Respuesta rápida: por supuesto, no.
Primero, no estamos en el mismo bando en tanto en cuanto nuestro fundamento intelectual es radicalmente contrario. Y segundo, no estamos en el mismo bando tampoco, porque en realidad nuestra islamofobia, si la llamamos así que no nos gusta pero nos entendemos tras lo precedente, no es la misma que la neofascista -nota: estoy empezando a coger gusto a esta denominación, otro día les cuento-.
Esto es muy importante explicarlo, para comprender que un pensamiento de izquierdas debe ser islamófobo, vamos a llamarlo así tras todos los matices, pero en ningún caso debe aliarse con la extrema derecha como si pensaran lo mismo y estuvieran en la misma crítica. Además, un gobierno ilustrado, si esto fuera posible ya, no obraría desde la prohibición o persecución a la religión musulmana, como sí haría uno de corte neofascista tipo PP-Vox, mientras financia y celebra la cristiana, sino desde la estricta neutralidad en las creencias y el derecho a expresarla públicamente pero no a exigir su vigencia en el comportamiento social: eso que se llama laicismo.
Sin embargo, la extrema derecha es precisamente lo contrario a la crítica ilustrada. La extrema derecha es islamofóbica porque en el fondo defiende un fundamento irracional, que curiosamente está muy ligado al cristianismo y sus tradiciones. Desde esa base ideológica, que es la misma formalmente a la del islamista pero cambiando al profeta, deduce que las actitudes y acciones de los creyentes musulmanes resultan incompatibles no con una sociedad democrática, racional y laica, sino con SU sociedad, y esa mayúscula no es errata, tradicional y religiosa convertida en la sociedad perfecta. Lo que hace la extrema derecha en realidad es el mismo fanatismo que presenta el creyente musulmán, pero en machote, y muy machote, nacionalista y cristiano. Cuando el individuo de extrema derecha critica lo musulmán no es para defender la emancipación, propia y ajena, sino para exigir la dominación universal de la tradición propia. Así, es la defensa de las procesiones de semana santa o de la virgen de su pueblo como valor absoluto frente a girar alrededor de la Kaaba: cuestión de superstición. Y su único argumento es porque se trata de SUS, otra vez en mayúscula, tradiciones barbáricas frente a las tradiciones barbáricas del otro musulmán.
Es decir, en el fondo el neofascista es un fanático que defiende, como el fanático musulmán, su creencia por encima de cualquier racionalidad. La extrema derecha, y desgraciadamente ya toda derecha en la política es extrema derecha, se une al mundo musulmán en su odio al laicismo, la racionalidad y la Ilustración. Y esto se ve en que ambos podrían, y lo harán, llegar a un acuerdo contra los derechos de los homosexuales o de la mujer o limitar la libertad de expresión o cualquier otro derecho fundamental.
¿La izquierda debe ser islamofóbica? Por supuesto, la izquierda debe ser crítica y contraria al islam porque debe defender la Ilustración. Pero, cuando la extrema derecha es islamofóbica no lo es por esto, sino por la defensa ignorante de su tradicionalismo. Se trata, por tanto, como buena extrema derecha, de un pensamiento reaccionario que además se define a sí mismo ya de forma clara, como se ve en la llamada ilustración oscura, como adverso a lo ilustrado y que tiene en realidad más puntos en común con cualquier radical islámico que con el pensamiento emancipador.
Ser islamofóbico, ya hemos puesto todos los matices a esta expresión, es en realidad también ser extremoderechafóbico. El espíritu ilustrado es la crítica permanente y negativa de lo irracional y por ello la defensa de la dignidad humana, que se desarrolla no de rodillas ante un dios sino de pie, o cómodamente sentados, razonando y dialogando. Somos islamofóbicos y somos extremoderechafóbicos, ya saben que no de forma irracional porque tenemos muchos argumentos, y seguiremos siéndolo porque somos ilustrados.
3 comentarios:
Buen análisis profesor para los que, como tú y yo, hemos leído algún libro en nuestra vida. En cuanto a los hooligans de vox - que no han leído a Kant y no entenderían a qué te refieres de forma abstracta con ideales ilustrados-, no creo que les resulte muy convincente. Sólo por el simple hecho de que el discurso sensacionalista de la extrema derecha habla en términos materiales y tangibles (exceptuando las premisas ideológicas del nacionalismo): "amenazan nuestra cultura", "nos roban los trabajos", "los mantenemos de nuestros impuestos".
Respecto a la inmigración- me temo que estoy llevando tu análisis por otros derroteros-, no diré que sea una batalla perdida. Probablemente la solución vendría si existieran respuestas efectivas a los problemas económicos- como la vivienda o la sensación de que los impuestos no van a ningún lado- y sociales- regulación de la inmigración- que sufre España. Quizá no existiría tal necesidad de un chivo expiatorio. Pero bueno, mientras tanto tendremos políticos peleándose y culpando los unos a los otros. En este contexto cualquier análisis abstracto perderá contra los discursos emocionales de PPVox. Aunque, bueno, a algunos sectores de la izquierda más puritana no les vendría mal interiorizar este análisis.
Estimado Don Enrique.
Es este asunto, que ya anterior mente Ud. ha expuesto, me da pena que el tiempo no le haya dado la razón.
Desde su bondad, indiscutible, Ud. creía que la Democracia se impondría sobre el Islam por sus virtudes.
Desde mi maldad, indiscutible, yo se lo rebatía alegando que para los islamistas la Democracia es precisamente la herramienta que estaban utilizando para socavar las sociedades occidentales. En algunos ya de forma irrecuperable como es el caso de la que fue un paraíso social, Suecia.
Es obvio que el Islam, por si mismo, tendría mucha dificultad para encajar en una sociedad occidental, es incompatible, para ello han utilizado como ariete a la izquierda hegemónica actual, la bolivariana, la “izquierda divagante” como la definíó Gustavo Bueno.
Como ejemplo, Pablo Iglesias reconoció y justificó ser financiado por Iran y la finalidad de esa financiación “socavar el sistema”. Todos hemos visto en la TV a las majorettes andaluzas de Podemos reivindicando el velo islámico y a las feministas el burkini. Izquierda animalista, reivindicando que los musulmanes puedan tener decenas de corderos degollados, agonizando desangrándose en un polideportivo municipal de Murcia en lo que ellos llaman la Fiesta del Cordero.
Munzenberg los llamaba “idiotas útiles”. Pañuelos de usar y tirar que es lo que, históricamente, el islamismo ha hecho con la izquierda. Lo hicieron en Irán después de la revolución islamica que derrocó al Sha, lo hicieron en Indonesia, acabaron con el partido comunista más numeroso del mundo,… incluso en Palestina la “izquierda” de Fatah estuvo a punto de desaparecer en Gaza a manos de los islamistas de Hamás, que se libraron gracias a que el ejercito israelí intervino para rescatarlos y llevarlos a Cisjordania.
Su izquierda “ilustrada”, de la Ilustración se quedó con lo que más les gusta de ella, el racismo antisemita.
Al igual que los judiós no son una raza, por lo que no se podría hablar de racismo, con los islamistas ocurre lo mismo, hay árabes persas, turcos, etc… pero utilizando el comodín ariete de la izquierda, consiguieron que en UK, y luego en la UE, equipararan “Islam” con “raza”. Ahora si Ud. habla mal del Cristianismo, sólo es una opinión, pero si habla mal del Islam es racismo y por tanto delito de odio.
Siempre obvia Ud., cuando se habla de este tema y lo compara con el el Cristianismo, que si bien el Cristianismo es un sistema “ético y moral”; el Islam es un “sistema social” que rige el comportamiento de la persona las 24 horas del día. Cuando Abascal dice que es incompatible con la democracia, no se refiere a la democracia de Abascal, se refiere a la suya, Don Enrique, a la democracia que Ud. dice defender. Y contrariamente a lo que Ud. opina el Judaísmo sí es compatible con su democracia, la de Ud.
Quería exponerla la diferencia del Islam *Wahabismo” que estamos viendo imponerse, al Islam de antes de los Talibanes o los Ayatolás, y que todavía se puede ver el Albania o algunas exrepúblicas de la URSS, pero no es educado ser pesado.
Saludos
Un Oyente de Federico
Buenos días.
Al alcance de un tic con IA
Cada año, aproximadamente 4.476 cristianos son asesinados en el mundo por causa de sus creencias religiosas, según el informe más reciente publicado por la organización Open Doors para el periodo octubre 2023-septiembre 2024. Esto equivale a un promedio de más de doce cristianos asesinados cada día por motivos relacionados con su fe. Más de 380 millones de cristianos sufren altos niveles de persecución y discriminación en el mundo. La violencia religiosa se da sobre todo en África Subsahariana, Medio Oriente y Asia, siendo Corea del Norte y Nigeria los países donde la persecución es más extrema.
Esta contestación me sirve para esta entrada y para la de genocidio en Gaza. No es el qué, es el quién.
Un saludo
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