Y así, con este brillante inicio, en #RadioSofía en Radio Municipal de Casares hablamos de
#OptimismoPesimismo
#EPMesaLaVozIlustrada
"Ilustración es la salida del hombre de su culpable minoría de edad."
Por ello, para poder seguir el análisis es necesario analizar, siquiera someramente, este sujeto moderno señalando sus características fundamentales.
En primer lugar, el sujeto moderno había generado un problema filosófico absolutamente nuevo: la primacía del sujeto sobre la realidad. Durante todo el mundo clásico y medieval la realidad se había constituido como el elemento fundamental de todo. La realidad se percibía como inmutable e imposible de transformar de una forma radical. Los individuos, así, debían adaptarse a ella y conformarse de acuerdo a ella. Sin embargo, el sujeto moderno se convirtió en protagonista absoluto que pretendía crear el mundo a su imagen y semejanza. De esta forma, la imagen del sujeto moderno era una transformación radical de la realidad.
Pero, a su vez, había algo más. Este sujeto transformador no lo hacía por el mandato de otro, por ejemplo el dios bíblico que había ordenado crecer y multiplicarse, sino desde su propia autonomía. El sujeto moderno ya no obedecía a Dios o al mundo, sino que se expresaba desde su propia subjetividad. Así, la autonomía era la segunda característica propia.
Y esta subjetividad, tercera característica, no era un relativismo sino, tan fuerte era, que se convirtió en una nueva objetividad. Lo que el sujeto moderno pretendía era una verdad en su sentido más fuerte. Así, no se trataba de que cada uno de los individuos explicaran el mundo de una forma peculiar sino que, lejos de eso, existía una objetividad en la explicación racional del mundo.
De esta manera, y como una rápida conclusión, la Modernidad postulaba una diferencia entre lo que las cosas eran y lo que deberían ser. Y es esta su clave. Efectivamente, el mundo se presentaba ante la Modernidad como un lugar donde su potencialidad solo podía ser conseguida a través de la acción del sujeto. Y esta acción debía corresponderse en el deber ser de la razón. Y de ahí el sueño moderno de la transformación racional del mundo cuya apoteosis intelectual se daría precisamente en la filosofía marxista y, paradójicamente, en el Capitalismo. Sin ese anhelo de transformación del mundo, efectivamente, el Capitalismo no hubiera sido posible.
¿Pero por qué el sujeto moderno, que repetimos había sido elemento fundamental en la creación del nuevo modelo social, acabó siendo contradictorio con el desarrollo del propio Capitalismo y, por tanto, con el que hemos denominado Nuevo Capitalismo?
Estas características propias del sujeto le habían llevado a transformar la realidad de una forma radical: de hecho, como nunca antes ni en ningún lugar se había transformado en tan poco tiempo. Y ahí estaba en medio y como uno de los motores de este cambio un modelo de sujeto, presente en todas las actividades humanas como ideal, que era un sujeto fuerte.
Pero, y esto es importante en la historia, el propio Capitalismo se desarrolló de un modo concreto, siguiendo su propia lógica, e hizo que surgiera algo novedoso. Y este algo nuevo resultaba ahora incompatible con el sujeto propio que lo había históricamente creado. Como en el doctor Frankenstein, la criatura buscaba el fin del creador.
Efectivamente, el desarrollo del Capitalismo hace que a partir de la II Guerra Mundial surja en todo su esplendor una nueva forma económica que se estaba gestando desde hacía tiempo: el Nuevo Capitalismo. Su novedad respecto a todos los sistemas anteriores económicos consistía en que mientras estos solo explotaban al ser humano en una faceta de su vida, la producción laboral, el Nuevo Capitalismo logra la explotación perfecta: explotar cada instante de la vida humana, ya sea en el trabajo o en el ocio, convirtiendo así esa misma vida como tal en producción de beneficio económico capitalista. El Nuevo Capitalismo ha logrado así el sueño de la conversión del ser humano en su totalidad, y no solo de su faceta productiva y su trabajo, en una mercancía. Y este ser mercancía absoluta es la clave para comprender dos cosas. La primera, por qué el sujeto moderno acaba convirtiéndose en contradicción del Nuevo Capitalismo; segundo, por qué ahora, y al ser una contradicción, el Nuevo Capitalismo debe eliminarlo y, por tanto y de acuerdo a lo expresado, el sujeto del Nuevo Capitalismo debe ser construido de una forma radicalmente diferente.
Y ya seguimos otro día, a pesar de su impaciencia.
NOTA: Este artículo tiene tres partes:
LA NUEVA SUBJETIVIDAD Y EL ESPÍRITU DEL NUEVO CAPITALISMO/1
LA NUEVA SUBJETIVIDAD Y EL ESPÍRITU DEL NUEVO CAPITALISMO/2
LA NUEVA SUBJETIVIDAD Y EL ESPÍRITU DEL NUEVO CAPITALISMO/ y 3
El por fin publicado Real Decreto de la ESO ha eliminado todas las materias de Filosofía de esta etapa, incumpliendo así el acuerdo unánime de la Comisión de Educación del Congreso. El gobierno, y sus medios afines, señalan que esto es falso y que Educación en valores cívicos y éticos es una materia de Filosofía. Sin embargo, esta materia no pretende la argumentación racional y crítica sino sencillamente aleccionar sobre determinados valores. No es, pues, filosófica, con ese y éticos al final de su nombre como si casi sobrara, sino apologética. Y de hecho, como demostración, la palabra Filosofía no aparece en todo el currículo publicado.
La educación tiene dos funciones fundamentales. En primer lugar, busca crear un determinado tipo de persona. En segundo lugar, pretende ayudar a integrar a los individuos en un modelo social concreto. Por eso, la elección de un modelo educativo implica a su vez la elección de un modelo de sujeto y de un modelo social.
La que podríamos llamar educación ilustrada pretendía un modelo de individuo capaz de tener un pensamiento racional, crítico y autónomo. Y esta subjetividad debía corresponderse con un modelo social democrático, en el cual la figura fundamental sería el ciudadano.
Sin embargo, frente a este modelo ilustrado se ha ido imponiendo otro poco a poco. Este modelo plantea la educación como la adquisición de capacidades para un objetivo doble: por un lado, la capacitación laboral, puramente instrumental; y, por otro, la integración absoluta en el modelo social sin perspectiva crítica sobre el mismo.
El enfrentamiento entre estos dos modelos se ha resuelto en las últimas leyes educativas que han existido en España a favor del segundo, donde la educación no es más que una formación laboral y para la sumisión social. Y es por ello por lo que la Filosofía debe desaparecer de la Enseñanza Secundaria Obligatoria.
Las materias de Filosofía, como la Ética que por eso ha sido traicionada, sobran para el desarrollo de un modelo educativo cuya pretensión última es el ser humano como trabajador precarizado y como consumidor frenético. Por ello, en el nuevo currículo LOMLOE de la ESO, como ya hemos señalado, no aparece ninguna vez la palabra Filosofía, pero aparece 23 veces la palabra Emprendimiento. Por eso, también, la palabra Filósofo/Filósofa no se cita ninguna vez, pero Emprendedor/Emprendedora surge, y no inocentemente, hasta en 55 ocasiones. Así, el objetivo de la eliminación de la Filosofía y sus materias es la eliminación de aquello que pudiera presentar una potencial crítica a la integración sumisa perfecta en el nuevo modelo social de dominio.
En otros comunicados hemos comparado está actitud del gobierno actual, y que se autoproclama como progresista, con la condena a Sócrates. Seguimos considerando que tiene ideológicamente en común la idea de intentar eliminar cualquier elemento crítico con el modelo social que se quiere imponer. Por eso, frente a este intento de conversión de la educación en un modelo para la integración social sumisa y acrítica y la formación de una subjetividad sin capacidad autónoma ni crítica, queremos recordar las palabras de Kant en su Pedagogía, en las cuales queda definido de forma ilustrada el ideal educativo de un sujeto autónomo y crítico: un ciudadano en una democracia.
El hombre llega a ser hombre exclusivamente por la educación, es lo que la educación hace de él. (…) Un principio de pedagogía es que no se debe educar a partir del estado presente de la especie humana, sino a partir de la idea de la humanidad y de su destino (…) con el fin de que un estado más perfecto pueda surgir en el futuro. (...) Al hombre se le puede adiestrar, amaestrar, instruir mecánicamente o realmente ilustrarle. Se adiestra a los caballos, a los perros (…); lo que, importa, sobre todo, es que el niño aprenda a pensar
La LOMLOE, como antes la LOMCE, busca negar este ideal. Y por ello ambas deben empezar, y somos conscientes de que es solo un comienzo, eliminando la Filosofía. Y por ello de nuevo nosotros, más allá de nuestros intereses personales, exigimos la presencia de la Filosofía en la ESO porque defendemos el ideal de la persona autónoma y crítica en la sociedad democrática y libre.
En 1855, Marx escribe una sentencia, en la introducción a su obra Contribución a la crítica de la economía política, que va a ser célebre: No es la conciencia la que determina el ser social sino el ser social el que determina la conciencia.
Años después, hacia 1905, Weber escribe un libro fundamental que se llama La ética protestante y el espíritu del capitalismo, donde analiza la influencia que tuvo la idea de la predestinación protestante, en concreto calvinista, en la formación y desarrollo del capitalismo.
Y entre medias de ambos, Friedrich Nietzsche escribe en un cuaderno una frase que va a resumir perfectamente el espíritu de la subjetividad del Nuevo Capitalismo: No existen hechos sino solo interpretaciones.
Aunque pudiera parecer que el principio de este texto es una exhibición erudita, que por cierto también lo es pues nos gusta demostrar nuestros profundos conocimientos de almanaque, lo que nos importa es explicar cómo estas tres frases y precisamente en ese orden son un resumen perfecto de lo que ha acontecido en cuanto a la construcción del nuevo individuo en el Nuevo Capitalismo.
Así, este artículo pretende explicar, tal vez solo bosquejar, lo que podríamos llamar la formación de la nueva subjetividad en el Nuevo Capitalismo. Lo que vamos a defender es la idea de que todo sistema productivo, y por lo tanto toda sociedad, necesita un sujeto acorde a ese mismo sistema para poder desarrollarse y mantener su dominio. Además, vamos a analizar cómo al haber una diferencia sustancial entre el Capitalismo Clásico anterior a la Segunda Guerra Mundial, por poner una fecha emblemática, y el llamado por nosotros Nuevo Capitalismo, que surgiría fundamentalmente a partir de esta conflagración y se desarrollará a partir de los años noventa del siglo anterior, será necesario que el sujeto de un modelo social y de otro sean diferentes. Por último, presentaremos, aunque sea muy esquemáticamente, las características del nuevo sujeto, mejor será decir como ya veremos la nueva subjetividad, del actual capitalismo y cómo se adaptan perfectamente a la nueva forma de explotación.
Empecemos por la teoría general.
El sujeto de un sistema económico determinado debe tener unas características concretas. Así, cualquier sistema económico tiene una forma de ser que no solo debe verse como un modelo ideal sino, también y simultáneamente, como un tipo real que debe desarrollarse en la sociedad. Y este modelo ideal y real se representa tanto en la vida cotidiana como en la conciencia social a través de las representaciones ideales sociales (desde los mitos hasta el arte o la filosofía). Así, cada época concreta, determinada por un modelo productivo determinado, se corresponde con un modelo ideal de sujeto determinado.
Pero sin duda, y con razón, alguien podrá estar pensando que esto es demasiado simplista y unidireccional. Y efectivamente lo es si se entiende modelo productivo y realidad de una forma simplona. Porque el modelo productivo no es solo la manera de realizar la producción en una sociedad determinada, sino también las relaciones humanas y sociales que implica dicha relación tanto entre los seres humanos entre sí, como agentes sociales, como entre los propios seres humanos y la forma de organizar esa producción. De esta manera, el modelo productivo no es necesariamente una línea recta y simple, sino que puede estar llena de contradicciones y luchas intestinas.
Así, en cada modelo social presentado existen elementos dominantes que son aquellos determinados por el propio sistema productivo, pero, a su vez, aparecen elementos contradictorios que rompen con el modelo tradicional y complican el proceso. El mundo griego, con toda su riqueza intelectual, sea tal vez el mejor ejemplo en la antigüedad. Los héroes griegos son un modelo de virtud y acción muy determinado, marcados por su carácter aristocrático, que sin embargo en ocasiones escapan a su propio constitución rígida. Así, sin duda la Iliada, por ejemplo, será el libro modelo para el espíritu aristocrático griego, con sus héroes, pero a su vez encerrará en sí elementos que contradigan esa visión simple de un mundo encerrado en sí mismo. El llanto conjunto de Aquiles y Príamo ante el cadáver de Héctor, que se conjunta con el pago de un rescate, señala así, por ejemplo, ese espíritu de contradicción.
E igualmente ocurre en el mundo medieval con un cristianismo que, lleno de contradicciones, se presenta a la vez como un puro elemento ideológico de dominación y como un principio de esperanza y génesis de ideales contrarios al proceso concreto de dominación social.
Pero sin duda donde mejor se ve esto, y que es la clave del problema, es en la difícil relación establecida entre el sujeto moderno y el Capitalismo Clásico. Y esto se ve, a su vez, perfectamente reflejado en el desarrollo de la propia Modernidad y la creación del Capitalismo. Efectivamente no se pueden identificar con simpleza los dos fenómenos, pero a su vez son inseparables y es algo fundamental para poder entender qué ha pasado.
Pero, aunque les deje ansiosos a ustedes de más, yo creo que ya basta por hoy. Por cierto, ¿sigue alguien ahí?
NOTA: Este artículo tiene tres partes:
LA NUEVA SUBJETIVIDAD Y EL ESPÍRITU DEL NUEVO CAPITALISMO/1
LA NUEVA SUBJETIVIDAD Y EL ESPÍRITU DEL NUEVO CAPITALISMO/2
LA NUEVA SUBJETIVIDAD Y EL ESPÍRITU DEL NUEVO CAPITALISMO/ y 3
Pues en esto que les he contado a mis alumnos que tengo un canal de Youtube. Y que en él, tengo algunos vídeos que ya han visto más de 80.000 personas. Y que resulta que son de Filosofía. Y que estaba yo ahí, intentando vender la idea -nota: ojo a la expresión- de que la Filosofía es importante y que en Youtube aparte de idioteces hay cosas interesantes, y aquí no incluyo a mi canal. Pero bueno, estaba yo en esto, además presumiendo cual pavo real, cuando la voz se ha levantado unánime por su parte en todas las clases y en todos los niveles: Profe, monetiza el canal.
Monetizar youtube es ganar dinero con él. Y ese es su consejo. Y sólo tienen entre 14 y 18 años, pero ya parece que sumen eso. Y lo interesante es que este no ha sido un consejo aislado o después de haber dado yo pie al mismo diciéndoles, por ejemplo, que tuviera dificultades económicas Lo interesante es que ha sido la respuesta unánime y espontánea, automática sería mejor decir, a la noticia de que tenía vídeos con muchas visitas. Es decir, que se ha producido de forma inmediata en el mecanismo estímulo-respuesta.
No se trata aquí de ponerme ahora en plan santurrón y explicarles a ustedes, desde una supuesta superioridad moral, por qué no voy a monetizar mi canal de youtube. La respuesta, en realidad, es que ya me prostituyo vendiendo mis conocimientos cada día en eso que se llama trabajo asalariado y no lo necesito con urgencia. Lo que interesa, y es el objeto de análisis, es el hecho de que lo primero que se les haya ocurrido a niños y jóvenes haya sido sacar beneficio económico del canal. Lo que interesa es que lo primero no haya sido felicitarme o decir que qué bien porque así habrá más gente que sepa Filosofía o se extenderá la cultura. O incluso, pensar en mi fama personal como futuro influencer y youtuber -nota: ¿se dice así?-. No, lo primero, lo primero, ha sido pensar en conseguir un beneficio económico y convertir, por tanto, mi canal de Filosofía en una mercancía, algo que, por cierto, ya sé que ya lo es independientemente a mi decisión. Por eso, de lo que se trata es de analizar la perfecta integración que tienen todos y cada uno de mis alumnos, y yo también en tanto en cuanto como ya he dicho todos los días me prostituyo en eso que ustedes llaman trabajo asalariado, en el Nuevo Capitalismo. Porque también sería falso pretender que mis alumnos lo hacen tras haber considerado otras opciones: no, es espontáneo, es asumido.
Efectivamente, resulta muy interesante la respuesta unánime en la búsqueda de convertir en un producto económico incluso aquello que se hace en el tiempo libre y por puro gusto. Y por eso, lo importante aquí, es como mis alumnos, tan alejados lógicamente en otros aspectos de la realidad económica de la vida cotidiana, sin embargo asumen implícitamente y sin necesidad ni tan siquiera de argumentarlo que debo vender mi tiempo y mi esfuerzo no sólo ya en el trabajo sino también en aquello que hago por gusto. Es decir, que aunque no sepan nada del mercado laboral o de la carestía de la vida, estén firmemente convencidos, hasta el punto de darlo como evidente, que la vida diaria, y cada uno de sus momentos, pues mis vídeos los grabó en momentos de ocio y no son una obligación laboral, debe ser convertida en una pura mercancía para el mercado.
Existen dos maneras que controlar a los individuos en los sistemas de dominación. La primera de ellas es a través de la pura fuerza bruta y la coacción. La segundo, más sutil, es convertir en la mente lo social en algo natural y de sentido común, hasta el punto que el propio sujeto ya sea incapaz de dudar de ello. La primera de ellas es muy fácil de instaurar, pero muy difícil de mantener durante largo tiempo. La segunda, al contrario, es más difícil de lograr pero una vez instaurada resulta muy sencilla de mantener. La sociedad del Nuevo Capitalismo ha elegido, hace tiempo, la segunda vía como forma de dominación y esto implica necesariamente la creación de un nuevo sujeto con unas características determinadas.
Y una característica fundamental de este nuevo sujeto consiste en situar la producción de beneficio económico como un hecho cotidiano y vital: la economía, entendida como producción de beneficio capitalista, no es algo ajeno sino una experiencia vital cotidiana y apetecible. Se trataría así de un reflejo en su conciencia de como el propio Nuevo Capitalismo ha convertido cada una de las vidas humanas en una producción de beneficio capitalista. Lo que se conseguiría sería que el sujeto acabe asumiendo su propia existencia como un valor de mercado y su propia vida con una producción incesante de mercancías. O diciéndolo de una forma más vulgar pero no por ello menos exacta: se trata de asumir que todo en la vida tiene un precio.
Cuando mis alumnos, de todo corazón y siendo ellos en realidad víctimas y no verdugos o cómplices conscientes, me recomiendan encarecidamente que monetice el youtube, están mostrando la cara de un siniestro éxito: el Nuevo Capitalismo gana por goleada. Lo que me están diciendo, en realidad, es que toda mi vida, incluso aquello que escapa del trabajo asalariado, es ya mercancía: que lo haga explícito y me rinda. Ellos, en realidad viven más en la realidad que yo mismo, ya viejo y que pertenezco a un mundo antiguo y periclitado.
Cuenta Marx que John Milton, el poeta inglés autor de esa maravilla que es El paraíso perdido, realizó su obra porque le salía de sí como el gusano de seda hace seda. Y añade que era una manifestación de su naturaleza. Sin embargo, Marx continúa y termina entre cínico y triste: Vendió más tarde su producto por cinco libras esterlinas.
Les cuento yo que la nueva ley de educación, la LomLoe, del autoproclamado gobierno más progresista de la historia de PSOE y Unidas Podemos, hace constar en su currículo de la ESO dieciocho veces la palabra emprendimiento y ninguna, cero, la palabra filosofía.
Sin duda, más que probable, acabaré monetizando Youtube y de hecho ya hay anuncios en mis vídeos sin que lo pueda impedir ni gane yo nada con ello -nota: obsérvese de nuevo la expresión-. Cuando lo haga, habré contribuido un poco más, de lo que ya a diario contribuyo, a extender el Nuevo Capitalismo. Y cobraré mis cinco libras.