En estos tiempos de estrellitas mediáticas inventadas por periodistas deportivos que nada o casi nada saben. En estos tiempos de niñatos que exigen permanentemente derechos en el privilegio de cobrar millones de euros por pegarle patadas a un balón. En estos tiempos, en fin, de pijos futbolistas y entrenadores bocazas como Luis Aragonés tan celebrados por la prensa analfabeta resulta extraña la figura de Owen.
Y resulta extraña porque habiendo hecho una excelente, subrayamos: excelente, campaña en su club nunca exigió nada más allá de su contrato, nunca tuvo un mal gesto o una mala reacción a su suplencia. Cumplió siempre, en fin, como lo que es: un profesional.
Y es bueno recuperar esta palabra y no tenerle miedo: profesional. Porque Owen cobraba por serlo y lo ha sido. Y no exigió, después de llenar su cartera como hacen muchos, un “trato más humano”, es decir: subida de sueldo, ante su situación. Lejos de eso, Owen sólo fue un futbolista que hizo aquello por lo que le pagaban sin pedir nada más allá de lo que estipulaba su contrato. Y tal vez por ello, Owen forme parte de otro mundo: aquel en que uno cumple con su obligación y nada más.
Y hoy, volviendo a mi puesto de trabajo de profesor de la enseñanza pública, tarde en realidad para cumplir con garantías su función social, he echado de menos esa idea de la obligación y he vuelto al mundo del privilegio.
Y resulta extraña porque habiendo hecho una excelente, subrayamos: excelente, campaña en su club nunca exigió nada más allá de su contrato, nunca tuvo un mal gesto o una mala reacción a su suplencia. Cumplió siempre, en fin, como lo que es: un profesional.
Y es bueno recuperar esta palabra y no tenerle miedo: profesional. Porque Owen cobraba por serlo y lo ha sido. Y no exigió, después de llenar su cartera como hacen muchos, un “trato más humano”, es decir: subida de sueldo, ante su situación. Lejos de eso, Owen sólo fue un futbolista que hizo aquello por lo que le pagaban sin pedir nada más allá de lo que estipulaba su contrato. Y tal vez por ello, Owen forme parte de otro mundo: aquel en que uno cumple con su obligación y nada más.
Y hoy, volviendo a mi puesto de trabajo de profesor de la enseñanza pública, tarde en realidad para cumplir con garantías su función social, he echado de menos esa idea de la obligación y he vuelto al mundo del privilegio.
1 comentario:
menos con luis aragones que es mejor entrenador que camacho mil millones de veces lo unico que tiene usted es envidia de luis aragones
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