martes, julio 18, 2006

MEMORIA (SELECTIVA) HISTÓRICA

¿Se puede en democracia hacer leyes de memoria histórica? ¿Se puede decir lo que la gente debe interpretar históricamente? Parece que la respuesta es no. Ni el gobierno ni el Parlamento de una democracia tienen el derecho de decir lo que uno debe pensar sobre los hechos históricos. Y eso es porque es una democracia. Y ese aspecto formal es importante. Y mucho.

Pero, aparte hay otro hecho que desenmascara, si el anterior no fuera suficiente, ese aire de la autoproclamada izquierda. Porque la idea que se maneja de la Memoria Histórica es curiosa. Por un lado, se refiere en exclusiva a un periodo determinado y corto de la historia de España. Por otro, sólo sirve para a un bando de dicho periodo. Resulta así una memoria, como toda por otra parte, muy selectiva. Pero aquí con un problema: se pretende impone por ley. Y una ley, al menos esa es su definición, es obligatoria.

Empecemos por el principio. Lo primero que se viene a la mente es por qué la ley de memoria histórica, obsérvese el nombre, sólo se refiere al periodo de la República, la guerra civil y la dictadura de Franco. ¿Tan poca memoria? ¿Víctimas, tal vez, de haber estudiado con la LOGSE? Porque si la idea es honrar a las víctimas de la historia (es decir, tener la memoria histórica) no se debería olvidar que en realidad la historia se construye sobre el sufrimiento y no es más que eso. Así, del mismo modo que la Gran Muralla China está cimentada sobre los cadáveres de sus obreros, la marcha de las historia está construida sobre la muerte de las personas y su dolor. Y no es una figura retórica, sino real. Decía Walter Benjamin que detrás de todo documento de cultura hay uno de barbarie y es cierto. Y, de hecho, la mayor memoria histórica, para las víctimas y de forma injusta pues no las nombra, son precisamente esos documentos de cultura, escasos, que fueron posibles con, y no olvidemos, su sufrimiento. Así, detrás de Las Meninas o de Shakespeare está lo miserable y absurdo de miles de personas que vivieron una basura de vida para las que la historia nunca tendrá un recuerdo. Miles de vidas perdidas y cuyo único sentido, y no lo es pues ni ellas mismas lo pretendieron, es con su vida miserable haber dado forma a legados de cultura cuajadas de esperanza sobre que el mundo podría ser de otra manera mientras ellos mismos no eran sino vidas producto de la barbarie.

Así, no se entiende la fijación del gobierno de Zapatero por limitar la memoria histórica. Y no se entiende porque, presuntamente, es un gobierno de izquierdas. Y la izquierda es algo más que mi barrio, mi pueblo, mi nación o mi club social, incluso hoy todavía. Decía Marx que la fuerza emancipatoria del proletariado era su carácter universal, es decir: que su liberación implicaba la liberación de la humanidad. Y por ello mismo, la memoria histórica no debería seleccionar unas víctimas sobre otras pues eso sería, ya, desmemoria hacia el dolor global.

Pero, alguien podría decir que se trataba de rendir tributo a las últimas víctimas de la última guerra de España. Lástima, sin embargo por dos motivos. El primero, porque la última guerra de España no fue la civil sino la de Ifni (ah, la memoria histórica); segundo, ¿y por qué tan cortos de mira? ¿Por qué debe la memoria histórica limitarse a la guerra civil del 1936? Seguramente la historia de España desde el siglo XIX sea la historia de una guerra civil (salvo el periodo democrático actual). ¿Entonces?

Y entramos aquí en la segunda parte. ¿Por qué limitarlo? Porque en realidad no es la memoria histórica ante el sufrimiento sino, otra vez, el deseo de dominio. En el fondo, lo que late en la idea de la memoria histórica no es más que la frustración ante haber perdido la guerra y no ser sus tropas las que desfilaran en desfile de la victoria. Y algo más como es la permanente actitud del gobierno de ZP: socialmente de derechas, ideológicamente, y nunca mejor utilizada esta expresión, de izquierdas. Así, comprando la ñoña memoria de una República convertida en mito, y ya en mito fundacional con la Ley, otra vez por ley, 24/2006, la idea de la autoproclamada izquierda es precisamente reconvertir su versión idílica de los hechos en obligada versión: Ley. Pero, eso ya lo hizo Franco.

En sus Tesis sobre filosofía de la historia presenta Benjamín la imagen de la historia como la de un ángel que impelido por el viento avanza inexorable hacia delante mientras gira la cara hacia atrás y contempla una catástrofe única. Nada podrá ya salvar a las víctimas de la desgracia que ha sido la historia de la humanidad. Ni tan siquiera que se consiguiera, tan lejano, un mundo justo. Pero la fuerza de la imagen de Benjamín está en esa idea de catástrofe única donde están las víctimas de la historia: Lorca y Muñoz Seca; las mujeres soviéticas y las de Berlín. No se trata de de que todos los bandos sean iguales, pues no lo son, sino de que las víctimas inocentes sí lo son. Porque el progreso no es la selección de las víctimas, sino precisamente, como en los documentos de cultura, su presencia oculta reivindicando algo distinto. Tal vez, un mundo más humano y mejor.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Habiendo leído lo suyo, lo de Berlin Smith y lo de Ricardo, me quedo con lo suyo y lo de Berlin Smith.

Se siente, Don Richard.


Manel

Anónimo dijo...

Al margen que por decir eso ya le estaran llamando facha o revisionista abducido por Pio Moa...

El fundamento teorico sobre el que se basa la autoproclamada izquierda para homenajear a unos y no a otros es que los otros ya tuvieron sus celebraciones y homenajes..

Simio
http://www.lacoctelera.com/simio

Anónimo dijo...

Si ser nostalgico del franquismo es ser un retrogado reaccionario.

¿Como le llamaremos entonces al ser nostalgico del pre-franquismo?

RicardoRVM dijo...

¡Carámbanos, don, Manel!. Me alegro de verle por aquí. No se preocupe. Si usted y yo estuviéramos de acuerdo en algo que no fueran cuestiones de índole gastronómica, me apresuraría a pedir hora con un psicoanalista.

Anónimo dijo...

Francamente, la respuesta a tu pregunta no es muy difícil. El periodo de la Guerra Civil y el Franquismo es uno en el cuál ha habido una distorsión ideológica de la historia muy fuerte y que todavía no ha sido corregida. La historia oficial franquista todavía está muy presente, el punto de vista "republicano" (por englobarlo todo en un término) fue suprimido durante esos 40 años y todavía no se ha podido oir.
Por lo tanto, es necesario recuperar ése punto de vista que ha sido no sólo ignorado, sino silenciado por la fuerza. Y se puede recuperar, puesto que todavía hay gente viva que sufrió ése periodo y que puede dar su punto de vista.

No creo que haya otro período histórico del que se pueda decir lo mismo. Ni por el nivel de distorsión orientada hacia un bando (que la hubo, pero raramente tan unilateral) ni por el hecho de que existan testimonios vivos para recuperar.

Eso es lo contrario de memoria selectiva. Lo que es memoria selectiva es no querer recordar nada que no sea la historia oficial. Que es todavía en gran parte la franquista, recordémoslo.

. dijo...

¿pero cómo que todavía no se ha escuchado el punto de vista "republicano"? ¿pero qué llevamos haciendo desde que murió el extinto? ¿qué libros se han dejado de publicar? ¿qué películas se han dejado de hacer? ¿cuántas calles no se han cambiado? ¿estatuas? (aunque queden, preguntémonos por qué)¿qué político nacionalista, izquierdista, ecologista o todo lo que no sea partido popular no se ha hartad de encontrar a franco cuando algo no le va bien? me parece que es un aburrimiento.

RicardoRVM dijo...

Creo que están todos ustedes equivocados, incluido Agog. No es una cuestión de puntos de vista.

Porque tiene razón don Berlin: actualmente -ya incluso antes de que muriera el Caudillo- se han publicado numerosos trabajos realizados por historiadores no ya desde el punto de vista republicano, sino desde el rigor histórico. Y eso es lo que tiene que ser.

Pero no estamos hablando de escribir ni de reescribir la historia, sino de recuoperar la dignidad de los luchadores republicanos, la dignidad de quienes primero defendieron el régimen legalmente constituído, y después lucharon por devolver las libertades a España. No estamos hablando de historia, sino de política.

¿Cómo es posible que en muchas ciudades tengan calles Mola, Yagüe, Sanjurjo o Franco, todos ellos traidores a su patria y a su propia conciencia, pues violaron su juramento de fidelidad y provocaronla mayor matanza que se conoce en la historia de España, y no tenga un miserable callejón en una sola aldea el general Rojo, un hombre de derechas y católico que cumplió con su deber de defender la legalidad constitudional?. ¿Cómo es posible que aún no se haya restituido la dignidad del general Rojo, que fue el que actuó correctamente?. Rojo es sólo un ejemplo. Hay muchos más. Puene ustedes buscarlos en las cunetas.

De eso estamos hablando, no de reinterpretar la historia, ni de imponer un punto de vista.

Anónimo dijo...

(Oxímoros). La memoria histórica es como el pensamiento navarro, sólo que verdaderamente falso.