sábado, agosto 11, 2007

ABRIMOS WEB:
LA LECHUZA DE MINERVA

La lechuza de Minerva sólo alza su vuelo al atardecer
Hegel, Prefacio a Principios de la Filosofía del Derecho

El libro de texto es, por regla general, un estorbo. Lo único para lo que sirve, y por lo cual se usa con tanta fruición, es para ahorrar trabajo al profesorado. Éste colectivo, mientras pide esfuerzo ingente al alumno, le presenta como clave del proceso educativo no algo propio sino algo vendido por una editorial: una pieza en serie. Lo absurdo de libro del texto no procede entonces tanto del alumno como del profesor que deserta así de buscar la mejor manera posible de dar su clase y la
convierte en el tema de la editorial correspondiente. Se trata, el libro de texto, de la cuadrícula a la que agarrarse para facilitarse el trabajo del cada día y conseguir la tarde libre; el fin de semana tranquilo, las vacaciones de tres meses (verano, navidad, semana santa).

¿Por qué se ha impuesto el libro de texto? Antes de nada no hay que ser injustos: aquí no incluimos a los profesores nuevos, a los interinos ni a esos profesores obligados por la ineficaz administración a dar materias ajenas a sus competencias. Aquí hablamos de esos profesores cómodamente instalados en su centro por años, buscando su mejor horario. ¿Por qué libro de texto? En primer lugar ya lo hemos dicho, por la comodidad de un colectivo que sabe que el libro de texto le permitirá, aparte de una más que posible serie de prebendas para los departamentos siempre necesitados de material, la comodidad de dar por supuesta la preparación de las clases. En segundo lugar, la práctica, entre lógica y repugnante, de poder situar por parte del profesor que lo hizo el propio libro de texto en su instituto -o en esa universidad española educativamente ínfima, investigadora paupérrima e intelectualmente nula- con el consiguiente beneficio económico para su autor –que ahí sí perdió su tarde, su fin de semana e incluso sus vacaciones-, consiguiendo así lo que en economía se llama maximizar el trabajo: cobrar dos vece por lo mismo. En tercer lugar, por la propia fuerza de la industria editorial: las grandes empresas editoriales son editoras de libros de texto y sería más que interesante analizar las últimas reformas educativas a la luz de este dato porque igual diría más de ellas que toda la estupidez pseudospedagógica dictada por reaccionarios y conservadores (está bien escrito). En cuarto, por el negocio que significa para muchos colegios privados que venden ellos mismos los libros sacando margen de beneficio. Y, por último, una administración pública que ni quiere molestar a las grandes empresas editoriales -a alguna quizás le deba hasta el gobierno o quizás de su satisfacción dependa el apoyo de una empresa privada, ellos lo llaman iglesia en lenguaje precapitalista- ni al colectivo de privilegiados funcionarios que tantos votos implica.

¿Cómo es posible que profesores con años de ejercicio -repetimos: excluimos a los nuevos, a los interinos (que deben adaptarse a lo propuesto por el titular) y a los profesores que deben dar una materia ajena- no hayan creado sus propios temas para darlos? ¿Qué han hecho hasta ahora en su jornada retribuida? ¿Cómo es posible que las diversas comunidades autónomas en lugar de incentivar la creación de materiales propios por parte del profesorado y facilitar el acceso de los mismos a los alumnos se dedique a subvencionar, mediante la vergüenza directa de la gratuidad o la vergüenza derivada de las becas, a las grandes empresas editoriales en lugar de gastar el presupuesto de forma más sensata? ¿Qué interés hay en que la administración gaste el presupuesto en empresas privadas en lugar de, por ejemplo, conceder puntos para el concurso de traslados, algo tan simple, o puntos para los sexenios a aquellos profesores que elaboran sus propios materiales?

La educación en España es un desastre. Con un fracaso escolar en torno al 30% aquí sólo se discute sobre la ñoñez de educación para la ciudadanía que ocupa, para el propio gobierno que grita sobre su hecho fundamental para la defensa de la democracia, el 2,6% del horario curricular estatal. Y, curiosamente, ya muchos de quienes discuten y hacen apología han corrido a publicar sus libros de texto: unos para la pública, otros para la religiosa (se repartieron de esta forma el mercado).

Nosotros, sin embargo, en este aire tonto que nos caracteriza, y basta ya de rollo que hasta para esto hay que fundamentar, hemos decidido actuar de otro modo. Llevamos diez años utilizando nuestros apuntes, actualizados cada año. Los hemos estado dando en fotocopia, excepto en Ética donde debían llevar un cuaderno, hasta ahora. Pero, hay que pensar que eso es también asunto pasado y que existe una cierta obligación de que los alumnos trabajen, aunque sea mínimamente, con Internet. Por ello, abrimos página web para nuestro material escolar –y en breve personal para nuestros trabajos-. Su finalidad es ofrecer -bueno, y obligar- a nuestros alumnos, y a cualquiera que lo desee, a conseguir, de forma gratuita, el material docente que se va a utilizar en clase. Todavía no está completa, bien es cierto. Y se trata, en definitiva, únicamente de hacer eso por lo que nos pagan.

¿Y la dirección? Siendo de filosofía se nos ocurrió algo: http://www.lalechuzademinerva.es/

6 comentarios:

Jezabel dijo...

En bachillerato, hace cuatro o cinco años ha, tuve una profesora -de cuyo nombre no quiero acordarme- que apareció por las aulas un 10% de las horas en las que nos tenía que dar clase. Sorprende, e indigna, porque precisamente la idea era que preparáramos la selectividad, y porque mi familia -y la del resto de compañeros- la estaba pagando el sueldo. Pero teniendo gente así para dar clase, qué quieres que te diga. Lo de los libros es lo de menos.

Enrique P. Mesa García dijo...

Solo una cosa, Dña. Jezabel. Ni usted ni su familia pagan el sueldo a ningún profesor ni a ningúan funcionario. Porque de ser así, yo que pago impuestos, y le puedo asegurar que muchos, resultaría que me estaría pagando a mí mismo el sueldo lo cual sería absurdo. Ustedes pagan impuestos, directos o indirectos, pero no el sueldo de nadie. La gente cobra su sueldo por su trabajo y por nada más. Y lo dice alguien que, como habrá visto, no es peligroso de corporativismo.

Jezabel dijo...

Mi colegio era privado. Así que sí, le pago -pagaba- el sueldo a esa señora.

Anónimo dijo...

Enorme lo de la página web... ¡con apuntes y todo! Igual les echo un vistazo a lo de psicología...

¡Un saludo!

Anónimo dijo...

muchas gracias enrique. una cosilla, los enlaces de pensamiento, contexto, etc. no van o es fallo mio?

Enrique P. Mesa García dijo...

D. MIguel, es que todavía no están todos porque los estoy intentando mejorar. Los iré metiendo conforme los rehaga.