En
el artículo anterior de esta serie definíamos a los seres racionales (y entre
ellos a los seres humanos) como sujetos de derecho frente a los seres no
racionales (y entre ellos los animales) a los que categorizábamos como objetos
de derechos. La diferencia,
señalábamos, estaba en que un sujeto de derecho tiene estos de una forma
inalienable y por su propia condición, mientras que un objeto de derecho tiene
derechos solo en tanto le son concedidos por otros.
Igualmente,
hacíamos una distinción entre el Ser y el Deber Ser. Entendíamos por Ser la
realidad natural y fáctica, el mero hecho de existir en tanto ser concreto. Sin
embargo, el Deber Ser era una realidad proyectada hacia adelante pues se
situaba en el podría o debería ser de otra forma. El mundo del deber ser no se
limitaba a una facticidad, un mero hecho, ni era una identidad pura con lo
existente sino que planteaba una diferencia: lo dado podría ser de otra manera.
Y en este mundo del deber ser situábamos por ejemplo la acción humana técnica
(en nuestro ejemplo, las cañerías o el grifo) o el discurso moral (en tanto que
es plantearse si lo que existe no debería ser de otro modo y actuar en
consecuencia).
Ahora
nos viene una serie de cuestiones saltan ya a la vista. En primer lugar, de
dónde sale el deber ser y si es real o mera especulación intelectual. En
segundo lugar, qué relación hay entre este Deber Ser y la existencia de
derechos inalienables. Y la tercera, consecuencia de las anteriores, por qué
defendemos que los animales no tienen derechos y los seres racionales, y por
ello los seres humanos, sí.
¿Existe
realmente el Deber Ser?
Hemos
señalado que existe el Ser y el Deber Ser. Por Ser, entendemos la realidad en
cuanto naturaleza. Por Deber Ser, la realidad en cuanto creación racional. Es
muy importante comprender tres cosas sobre esta creación racional: la primera,
que es real y no solo ideal, y por tanto sus productos existen con el mismo
grado de realidad que los propios del Ser; la segunda, que el Deber Ser se da
de hecho en la Historia; la tercera, que el Deber Ser abarca todo aquello que
podría ser y no solo lo que podríamos considerar como moralmente bueno. Pero,
¿de dónde sale este deber ser?
Mientras
que el mundo del Ser está ya en su propia facticidad como realidad física, el
Deber Ser se proyecta y surge en el futuro. El Ser, como es naturaleza, existe
en una actualidad permanente sin pasado ni futuro (lo que no quiere decir sin
cambio). Sin embargo, el Deber Ser necesita una concesión para su existencia
que es la realización fuera de las leyes de la naturaleza. Efectivamente, el
deber ser –desde las cañerías y grifos hasta los derechos- no surge del mundo
natural sino que se construye desde fuera, y en contra, del mismo. Así pues, el
mundo del Deber Ser no está en lo fáctico natural sino en la posibilidad
racional ¿Pero, cómo surge?
Conviene
primero asegurar que si el mundo del Deber Ser no es lo fáctico natural no quiere decir que no es
material, y esto es importante decirlo. La condición de posibilidad del mundo
del Deber Ser, la existencia de seres racionales y de la Razón, surge por supuesto
de la realidad natural, pues es un resultado de la evolución. Pero la
consecuencia de esta Razón no forma parte de la Naturaleza sino que recrea otro
mundo –nota: he estado a punto de hacer un juego heideggeriano y poner re-crea.
Re-nota: por cierto, Heidegger y yo somos contrarios en todo, pero qué listo
era el tío-. Por tanto, que nadie piense en la trascendencia o en Dios cuando
hablamos de este mundo del Deber Ser.
¿De
dónde sale y qué es este mundo del Deber Ser? Como ya hemos repetido hasta la saciedad, el
mundo del Ser es identificable con el mundo natural. El mundo del Deber Ser,
no. El mundo del Deber Ser es un producto que se construye a partir de y más
allá de lo natural. Los seres racionales proyectan desde su pensamiento una
realidad distinta a la existente, desde la técnica a la moral pasando por las
relaciones interpersonales, y construyen realmente un mundo desde eso. Así, el
mundo del Deber Ser es un mundo objetivo y resultado de la acción racional,
para bien o para mal pues este es un juicio moral complementario pero a su vez una
exigencia necesaria también desde la propia racionalidad más allá de la
naturaleza donde falta, que se realiza en eso que llamamos historia. Y es
objetivo, y esto es importante, porque se da realmente.
El
mundo del Deber Ser es así el mundo creado por la racionalidad frente al mundo
natural. Y es un mundo, por tanto, que frente a la mera facticidad del mundo
natural, donde no puede existir el juicio moral desde él mismo, implica el
juicio moral sobre el bien o el mal de su realización. El mundo del Deber Ser,
en definitiva, es la creación de los seres racionales sobre la naturaleza como
materia prima. Y es un mundo tan real y objetivo, asómese a la ventana de su casa
y mire su ciudad y sus relaciones sociales y personales, como la propia
facticidad natural.
Pero,
¿qué tiene que ver este mundo del Deber Ser con la existencia de derechos?
La
existencia de derechos se explica por tres posturas distintas.
Primera,
son por naturaleza. Segunda, son una convención. Tercera, son una realización
objetiva de la racionalidad. Nosotros vamos a defender aquí la tercera y para
ello necesitamos haber dejado claro la existencia de ese mundo del Deber Ser
(hacer, como decíamos al principio, Metafísica). Porque si comprendemos
efectivamente de dónde surgen los derechos, podremos comprender, a su vez las
consecuencias de su origen y su desarrollo. Y conocer que, si como defendemos
nosotros los derechos inalienables no proceden ni de la naturaleza ni son una
mera convención sino una realización objetiva de la racionalidad, entonces las
cosas tornan de una nueva manera.
Por
eso, ahora necesitamos otro nuevo texto para explicar las consecuencias de toda
esta existencia objetiva del Deber Ser, porque esta, y no otra, es la clave de
toda la cuestión sobre si los animales tienen derechos o no. Porque si es un
problema es muy serio, y este lo es, no puede tener una explicación simple y
emotiva. Así pues, la pregunta a contestar –nota: por fin, pero oigan que tengo
que rellenar y esto les sale gratis, imaginen que fuera el libro de un profesor
de universidad que además se lo cobra- es ¿por qué los seres racionales, y por
ello los humanos, son sujetos de derecho, tienen derechos inalienables, y lo
animales irracionales no?
Pero,
eso ya en otro artículo. Y lo sé, están expectantes.
2 comentarios:
Deseando estoy que me desvele quiénes son los seres racionales, si el ser humano está "entre ellos", el ellos es mayor... a ver si me lo resuelve...¿está dejando el camino abierto?
"Los seres racionales proyectan desde su pensamiento una realidad distinta a la existente...pasando por las relaciones interpersonales..."
Nos pone ejemplos de ciudades, cañerías, etc...¿qué hacemos con los hormigueros, los nidos y otras tantas construcciones animales? por no hablar de esas relaciones interindividuales...¿o a esto hay que decirle ¡instinto! solo por seguir marcando las distancias?... seres no humanos sois inferiores...
Pobre Konrad Lorenz, tanto Nobel por na'...(le pongo un enlace, sencillito, solo por refrescar ideas, que saberlo lo sabe eso seguro, por cierto apto para todos los públicos, ya verá, ya)
https://youtu.be/d8l_BEjWXts
El caso es que, ¿qué es ser un "ser racional"?... a fin de cuentas usted mismo lo dice la racionalidad es un producto de la naturaleza, un producto de la evolución, lo que quiere decir que no es más que una característica más de las posibles que pueden existir entre los seres vivos. No hay problema en elevarla a categoría taxonómica, pero eso no conlleva que sea una característica suprema o superior frente a otras.
Que la racionalidad permita el deber ser y que éste nos conduzca a crear un mundo fuera del natural, no implica que esa característica sea mejor/superior a otras... por ejemplo, hay bichos qué son capaces, aun siendo animales, de hacer fotosíntesis, lo mismo esta característica le venía muy bien a cualquier madre y se quitaba de hacer la comida. Puede parecer una comparación tonta pero, sin embargo, es de lo que se trata, las características solo son válidas dentro del mundo o campo en el que se desarrolla el individuo (puesto que son inherentes a su propio proceso evolutivo) transformándose en completamente absurdas fuera de él. Por eso, querer argumentar que la racionalidad es una característica superior a todas las demás es absurdo dado que será válida para un grupo determinado de organismos pero inútil para otros.
Creo que de hecho esto queda demostrado cuando usted mismo aduce que ese deber ser no solo es un producto, sino que abarca tanto lo bueno como lo malo, de modo que hay que establecer un juicio, un criterio para determinar el bien o el mal en cuanto a su realización, es decir, se requiere de un criterio...la cuestión está en ¿quién y bajo que premisas establece esa decisión moral?
Esto implica que se requiere de acuerdo, es por tanto una convención (pese a que Ud diga otra cosa) entre los individuos.
Y como en todo acuerdo, no será igual de bueno para todos los integrantes, es decir siempre habrá alguien que esté en desacuerdo, siempre habrá alguien que considera otra opción mejor, y por tanto esta característica aparentemente tan superior, no es de manera homogenea igual de buena o de válida para todos los individuos de la población.
¿Se puede, de este modo, considerar que esa racionalidad es la característica que permite situar al organismo que la posee como el ser superior a todos los seres, como el mejor capacitado de toda la evolución, tendiendo presente que esa racionalidad permite (tanto técnica como argumentativamente) la propia destrucción humana?
...sigo...
Resumiendo, la racionalidad es una característica que nos designa a nosotros como especie, pero ni mucho menos puede ser considerada como "la" característica superior al resto.
Que a nosotros nos permita establecer derechos para organizar esas relaciones interpersonales no significa que esa propia racionalidad nos permita establecernos como entes superiores al resto de seres vivos para determinar sobre ellos otras características o ejecutar sobre ellos un deber ser, es decir, crear sobre ellos otra realidad producto de nuestra acción.
Dicho de otro modo, usted cree que los animales no deben tener derechos porque no tienen racionalidad (siendo ésta la característica evolutiva superior por excelencia), y yo creo que no deben tener derechos porque nuestra racionalidad solo nos compete a nosotros (que nos distinga como especie no la hace mejor que otras) y al no ser extensible a otros seres vivos no podemos atribuirnos una superioridad y una organización que imponerles.
Ese deber ser, esa racionalidad es para con nosotros, y ahí es donde deben quedar enmarcadas nuestras relaciones de respeto, no solo entre los de nuestra especie sino para con el resto de organismos y el propio planeta.
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