lunes, febrero 04, 2008

TOTALITARIOS Y CÓMPLICES

Las manifestaciones auspiciadas por el poder suelen tener un aspecto, no siempre bien es cierto, entre ridículo y patético y bastaría para certificarlo recordar aquellas realizadas por el dictador en la Plaza de Oriente. La acontecida el sábado 26 de enero en Bilbao no escapa a ninguna de las dos cualidades: ridícula y patética. Y con un lema que, cuando menos, es genial en su literalidad: en defensa de nuestras instituciones. Obsérvese algo: ya no se defiende la democracia, la libertad, o cualquier otra idea, sino nuestras -ya posesivo- instituciones: el puesto de trabajo del nacionalismo vasco y del tonto útil IU-EB.

Es bonito defender las instituciones cuando son las nuestras y no las de todos. Así, han salido a la calle en Bilbao, siempre tan callada la ciudadanía nacionalista y los tontos útiles ante otras cosas, para defender lo suyo: su gobierno y, los tontos útiles, su consejería -curioso: la de urbanismo-. Pero, este escrito sería en sí demagógico, nos estamos dando cuenta, si no comenzáramos a argumentar. Porque la indignación moral está bien para aquellos que se sienten por encima de lo real, pero no debe ser usada por quienes pensamos que somos gente que está por debajo, subyugada, por la realidad. Y así: ¿qué ha tenido de repugnante moralmente la manifestación de Bilbao?

Podríamos argumentar las razones que han llevado a tanto ciudadano nacionalista, y los tontos útiles, a manifestarse por sus instituciones. Pero siempre es mejor, al menos así creemos, cederles a ellos la palabra para analizar sus razones. En efecto, si vamos a criticar a quienes estuvieron es porque vamos a criticar sus razones. Comencemos.

Comienzan su artículo los autores con lo que podríamos pensar iba a ser una interesante polémica jurídica.
¿Cómo interpretar que los principios interpretativos de un tribunal puedan exonerar de responsabilidad penal a un banquero (…) y que ese mismo tribunal olvide sus propios criterios y condene a tres representantes públicos? ¿Cómo entender que tras, un sobreseimiento de la causa y dos sentencias absolutorias se retuerza la lectura jurídica de un caso hasta alcanzar la condena?

Excelente, pero lástima que la interpretación jurídica no se haga. O dicho de otro modo, lástima que no se nos explique por qué esto está mal. Ni lo negamos ni lo admitimos: solo queremos que se nos explique por qué los autores del artículo creen que se ha hecho eso. Pero, cabrían aquí dos posibilidades: o bien nosotros, es lo que tiene la gente que no se dedica a la política y al bien común, no lo entenderíamos, con lo cual sería absurdo explicarlo; o bien, no merece la pena su explicación por la evidencia. La primera es rara: uno siempre espera que nos den una oportunidad para demostrar que en el fondo somos gente espabilada que incluso podemos votar (y a veces incluso tan espabilados que nunca votaríamos nacionalistas ni tontos útiles); la segunda es terrible: evidente es aquello de lo que no se puede dudar. ¿Podemos dudar de que la sentencia sea injusta? Hombre, yo incluso puedo llegar a pensar de que es justa (y a lo mejor la injusta es la de Botín). Pero yo soy rarito…

Pero el artículo sigue, tal vez porque esté mal escribir un artículo tan corto.
¿Cómo comprender que, todo el mundo se equivoca (…) salvo la escabrosa y montaraz “verdad jurídica” de un sindicato ultraderechista, antisistema y de dudosa reputación democrática? ¿Cómo creer en la independencia de un tribunal que no ha detenido su actuación hasta alcanzar el objetivo condenatorio en un ejemplo palmario del dicho popular de quien “la sigue la consigue”?

Aquí la cosa se complica. Obsérvese algo. En primer lugar se niega la posibilidad de que alguien pueda tener la verdad por sus antecedentes. Esto no nos parece muy racional: la verdad está en argumentos no en la forma de ser de las personas. Por ejemplo, nosotros podríamos decidir que quien gobierna con la derecha racista vasca y con quien se muestra tan equidistante entre las víctimas del terrorismo y sus asesinos no puede decir nada interesante y acabar así el artículo, pero consideramos que la verdad está en la argumentación y no en las personas. Sin embargo, los abajo firmantes ya han puesto un argumento ad hominen: si el sindicato es de ultraderecha no puede tener razón. Pero bueno, yo no soy tan de izquierdas.

Pero lo mejor viene luego. Pues se afirma que el tribunal no ha detenido su actuación hasta alcanzar el objetivo condenatorio -creo que eso se llama acusar de prevaricación- sin prueba alguna. Nada se demuestra de esto en el artículo, pero da igual: resultará evidente especialmente si uno es vasco-vasco o, en su defecto, tonto útil. Sin embargo, no lo es para mí: pero, ya saben, no soy verde, lo cual como profesor y a mi edad es un alivio, ni rojo.
La Sentencia del Tribunal Supremo (…) es, sin duda alguna, una de las decisiones más graves y de mayor alcance que representantes de un poder del Estado han protagonizado contra la voluntad democrática de la sociedad vasca (…).

La cosas mejora. Obsérvese como si el tribunal condena la acción de unas personas determinadas que se niegan a cumplir una sentencia, los autores del artículo presentan dicha sentencia como una decisión contra la voluntad democrática de la sociedad vasca. Lo divertido es ver cómo la figura política se convierte en voluntad democrática: el cargo personal es así pastoreo evangelizador. Atutxa es un político profesional, cobra, que tiene un cargo profesional, cobra, y la sentencia le dice que no ha cumplido el cargo. Sin embargo, los autores hacen la trampa: si salgo elegido debo ser inviolable en mis acciones pues soy representante popular para todo. Mire usted, no. Una cosa es que el parlamento sea la representación popular y otra, bien distinta, es que cada acción suya y de los políticos profesionales que lo conforman sean la representación popular. Pero, incluso hay otra cosa: en democracia auténtica la ley está por encima de los políticos y sus acciones. Por eso, precisamente, es democracia. El hecho de que quienes están por encima en la división social del trabajo tengan que respetar a su vez leyes es una garantía de democracia.

Pero donde se ve que a estos señores les falta o sosiego o lecturas, es cuando se señala lo de
Decisión grave no por el impacto personal - que también- que la decisión del Tribunal Supremo español contiene, sino por la intromisión, desafuero y deslegitimación que supone contra las instituciones vascas, y especialmente contra el Parlamento Vasco, órgano legislativo de la Comunidad Autónoma Vasca , cuya independencia, autoorganización y legitimidad ha sido saboteada por la interferencia de un poder ajeno, contraviniendo no ya la separación de poderes sino su esencia diferenciada marcada en el ordenamiento jurídico vigente.


Resulta, cuando menos, asombroso. Obsérvese que primero se acusa de que la acción judicial proviene de un poder ajeno y luego se añade que eso es saltarse la división de poderes. Pues, habría que explicar que eso es precisamente dicha división: poderes ajemos entre sí se interfieren para que ninguno sobresalga. La división de poderes busca el equilibrio al, precisamente, dividir el poder entre entidades ajenas. O dicho de otro modo: sin poderes ajenos no hay división de poderes ni estado de derecho. Porque para que haya división, es decir: separación, lógicamente los poderes deberán ser distintos. Pero, esto igual es muy complicado de pensar para quienes cargan sobre sus hombros la tarea, bien remunerada, de representar a la ciudadanía vasca y a la ciudadanía vasco –creo que me he liado un poco-.

Y ellos siguen:
Decisión de gran alcance ya que, por el momento, la capacitación sancionadora que el Tribunal Supremo ha asumido, ha atropellado una de las instituciones comunes que los vascos refrendamos a la hora de establecer nuestro vínculo de convivencia en el Estado español, al amparo del título octavo de la Constitución y su desarrollo en el Estatuto de Autonomía de Gernika.


De nuevo el truco caciquil: las personas son las instituciones (cosa posible en Cuba, pero no en una democracia). Y otra cosa interesante. Porque se señala algo así como que los vascos -¿y las vascas?, uy, uy, uy…- han decidido unirse a España. Pues mire usted, no. Las provincias vascas son España por historia, podrían ser Francia o incluso un lugar donde el Bilbao ganara al fin la liga, pero no lo son por votación. O sea, los vascos no han votado su unión con el resto porque entonces, en regla de tres, el resto podríamos votar nuestra unión con los vascos – y aquí no ponemos las vascas por cortesía y para evitar freudianos lapsus lingüísticos-.

Decimos “por el momento”, ya que mucho nos tememos que esta última actuación judicial politizada, jaleada por quienes desean abortar el autogobierno vasco, sea la antesala de nuevas iniciativas arbitrarias, revestidas de un soporte jurídico indefendible, que tengan como horizonte próximo la condena del diálogo político y como consecuencia práctica la sanción e inhabilitación de la máxima institución del país, del Lehendakari de Euskadi

¿Quién ha condenado el diálogo político? En democracia, que uno sepa, el diálogo político se da en el parlamento y en la calle y se da en toda España (incluida la comunidad vasca, por tanto, aunque menos allí en la calle por miedo a ETA y sus cómplices). Pero tal vez, los autores defiendan que debe haber un diálogo político entre partidos fuera del parlamento y, por tanto, fuera de la soberanía popular porque quizás allí, con sus poquitos votos, IU-EB pueda tener mayor peso: aunque sea gobernando, ¿ya lo hacen no?, con la derecha.

Pero todo sigue. Con posterioridad, en el artículo es tonto pero largo, se acusa a todo el que no esté de acuerdo con los tres firmantes, independientemente de la causa del desacuerdo pues no tenemos derecho a réplica, de complacencia y afinidad con los objetivos definidos por esta estrategia de justicia politizada. Somos malos y, antes de hablar, ya se sabe la razón de nuestros argumentos. Pero, sin duda, lo mejor viene al final cuando los tres ciudadanos vascos –por cierto, ¿qué es eso de no cumplir el cupo femenino?- vuelven a repetir que la sentencia del supremo va contra la voluntad de la ciudadanía.
Nuestra voz se alza para denunciar una estrategia que nos conduce al derrumbe de la democracia. (…)Las instituciones que hoy se erosionan por la vía judicial son el fruto de la voluntad de la sociedad vasca. Voluntad que hoy y mañana se seguirá expresando para decidir su presente y su futuro. Con ese afán, en defensa de la legitimidad, de la dignidad de las instituciones vascas y de sus representantes, y como respuesta cívica de un Pueblo que exige respeto a su voluntad democráticamente expresada, convocamos a toda la ciudadanía vasca a manifestarse pacíficamente el próximo sábado, día 26 de mayo, a las 18.00 horas, por las calles de Bilbao.

Es decir, que el incumplimiento de la legalidad en el cargo, por el cual se cobra de acuerdo a dicha legalidad, resulta que es un ejercicio de voluntad ciudadana. Y el político profesional se transforma así en la representación del pueblo en todos sus actos –pura demagogia aún cuando sea de un pueblo que se remonta a, como mínimo, 7000 años- y por tanto intocable. Es pura demagogia. Es puro fascismo.

El viernes acabó el programa Aquí hay tomate. En un momento dado uno de los periodistas basura que lo presentan dijo algo así como que si nos metiéramos con el programa nos meteríamos con la gente que lo ve. Tenía razón: el programa es basura. Y la manifestación fue convocada con una consigna moralmente repugnante y unos argumentos ridículos salvo para una cosa: seguir viviendo bien (incluso los tontos útiles gobernando con la derecha) en el silencio cómplice. Y es cierto, si nos metemos con sus convocantes asumimos que criticamos a los presentes: totalitarios y cómplices.

jueves, enero 31, 2008

CUENTA ATRÁS/4 : EL EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 25, 14-30 (y con admiración a Pasolini)

Como empresa privada que es la Iglesia Católica tiene todo el derecho del mundo a exhortar a sus accionistas, socios e incluso abonados -la mayoría lo son además desde pequeños- para que voten en un sentido o en otro. Como empresa privada que es, además, es lógico que la Iglesia Católica defienda sus inversiones económicas y negocios y pida el voto para el partido que mejores condicIones le ofrece.

Lo que ya no resulta tan claro es que el mismo grupo de pastores -y tal vez en esa baja cualificación profesional para los tiempos que corren esté el problema- que deja campar a sus anchas a Setién sin nunca criticarle , a la institución eclesial vasca y que nunca se haya preguntado la causa de que no haya un solo clérigo entre las víctimas de ETA se ponga ahora tiquismiquis con la organización terrorista. Esa es la parte que no entendemos.

Aunque, volviendo a pensar desde la recta razón, quizás sea porque el negocio pesa más que la ética. Y Dios proveerá.

miércoles, enero 30, 2008

DE ACUERDO CON EL SR. FIDALGO

Lo hemos dicho varias veces y, ante la idiotez general, lo seguiremos diciendo: Fidalgo, el secretario general de CCOO, es uno de los pocos políticos, pues un sindicalista de clase es un político también, serios de este país. Y uno de los pocos realmente socialdemócratas. Nosotros no somos socialdemócratas, eso ya se sabe, pero al menos la preocupación social de Fidalgo y su seriedad a la hora de analizar problemas nos llevan a considerarle como una persona de valía. Y, por eso, presentamos hoy aquí el artículo que ha publicado en esta misma fecha en El Mundo. Breve, sí, pero cargado de razón.

RETOS MULTIPLES Y EXIGENTES

Las circunstancias económicas han cambiado sensiblemente en poco tiempo, no sólo por la incertidumbre creada por la crisis de las hipotecas subprime y el encarecimiento del petróleo, sino por el deterioro de algunos cimientos de la economía española. El fuerte endeudamiento interno y el insostenible déficit exterior, junto con la falta de control de los precios, reflejan las deficiencias del tejido productivo español y el agotamiento de un modelo apoyado en exceso en la continua elevación del precio de la vivienda, hasta alcanzar una cifra desmesurada que impone barreras al acceso o, en el mejor de los casos, obliga a destinar una porción demasiado grande de los ingresos.

En este contexto, se dispone de unas finanzas públicas más saneadas si se mide la evolución de la deuda pública en relación al PIB, pero de menor calidad si se analiza su estructura anual: sólo hay un saldo positivo en la Seguridad Social, ya que tanto el Estado como las autonomías tienen déficit si se incluyen las múltiples partidas excluidas del cálculo del saldo presupuestario, con las que se financian buena parte de las abundantes inversiones públicas de las sociedades empresariales. Como ejemplo, cabe recordar que el presupuesto del Servicio Público de Empleo para 2008 tiene un déficit de 782,58 millones de euros, y eso que se elaboró con una perspectiva de crecimiento más optimista de la admitida ahora.

Los retos son exigentes: cambiar el modelo productivo, reforzar la red de protección social, integrar a un número importante de trabajadores inmigrantes y un proceso de envejecimiento de la población. La iniciativa pública, al lado de la privada, tiene un papel que desempeñar, y son necesarios los recursos financieros disponibles de todas las administraciones públicas. La sociedad española no tiene entre sus prioridades una bajada de impuestos, no sólo porque la presión fiscal es inferior a la media de la UE, sino porque la economía necesita, más que un impulso en el consumo, fortalecer su aparato productivo para mejorar la competitividad perdida y reforzar la red de protección social en un escenario más desfavorable.

Antes de rebajar los impuestos en un momento en el que la recaudación ya está mostrando una tendencia significativa a la baja, sería necesario articular una política pública de vivienda más ambiciosa y a la altura de las necesidades de los españoles; una política en I+D+i con más recursos y, sobre todo, más coordinada con las comunidades autónomas; una mejora sensible en la educación pública, con reflexión incluida sobre los resultados obtenidos a todos los niveles y la implantación de la enseñanza gratuita de 0 a 3 años. La Ley de Atención a las Personas Dependientes necesita de más recursos, y en esta situación sorprende que el cheque-bebé cuente con el doble de dotación presupuestaria que una política de servicios sociales que afecta a millones de personas.

La abundante y generalizada promesa de rebaja de impuestos del PP, el PSOE y otros partidos tiene un componente perverso que camina en dirección contraria de valores como el esfuerzo, la responsabilidad y el compromiso con los intereses comunes y colectivos. El mensaje cercano al gratis total, combinado con la promesa de mejoras generalizadas en las políticas públicas, intenta captar los votos dando la razón a todo el mundo -en algunos casos, con propuestas bastante improvisadas- sin incorporar esos valores comunes que toda sociedad necesita para progresar; y, lo que puede ser más grave, conociendo de antemano la imposibilidad de cumplir con las promesas, algo que deslegitima a quienes las realizan, pero también la política como elemento de gobierno.

lunes, enero 28, 2008

CUENTA ATRÁS/3: COMPRÁNDOME EL VOTO

Es esta una sección desleal, pues cree que el terrorismo se puede tratar en el debate político. Es antipatriota, pues cree que la economía se puede tratar en el debate político. Y es seguramente nihilista, pues está cansada de casi todo. E incluso, vamos a más, es una sección seguramente antidemocrática pues no sólo cree lo anterior sino que encima lo cree en época electoral.¡Cómo si se pudiera hablar de política en época electoral!

Zapatero me ofrece cuatrocientos euros. No está mal. Espero ansioso la oferta de Rajoy. Y, para que se vea que tengo amplias miras democráticas a la hora de venderme y no soy bipartidista, la de Llamazares, Ibarretxe, Carod, Mas o cualquier otro. El mercado no cierra.

¿Quién sube a quinientos?

miércoles, enero 23, 2008

IZQUIERDA Y FETICHISMO

Aunque ya nos hemos ocupado en otras ocasiones de Cuba en estas mismas páginas, no por ello debe caer en el olvido la dictadura que allí se vive ahora que se dan sus fraudulentas elecciones. Sin embargo, hoy, no pretendemos hablar estrictamente de ese país sino analizar, aprovechando el tema Cuba, lo que denominamos el fetichismo de la izquierda. Entendemos por este fetichismo la existencia de una serie de principios, prejuicios, de los cuales no se puede dudar si se quiere seguir siendo denominado como de izquierdas. Así, observamos ciertos fetiches de la izquierda que siguen vivos hoy en día y que representan, claramente, ideas totalitarias en cuanto a que no son objeto de reflexión y dudar sobre ellas implica ser expulsado a las tinieblas exteriores de la derecha o del tonto útil.

Desde siempre las palabras han sido algo más que meros instrumentos de transmisión de conocimientos o impresiones y han tenido una fuerza simbólica no exenta de cierta capacidad de conjuro. Las palabras no sólo expresan información, sino que además, y ahí es donde comienza su grandeza y su peligro, identifican los objetos del mundo, incluidos a nosotros mismos y a los otros, diciendo, realmente o no, el modo de ser de las cosas y siendo utilizadas para explicar, correcta o incorrectamente, la realidad. El nombre con el que algo se presenta sirve para que el otro se haga una imagen de aquello que le es presentado. Y esta imagen no es meramente descriptiva sino, a su vez, valorativa: no sólo nos explica lo que la cosa es sino que, muchas veces, nos señala un juicio sobre ella. Así, la palabra tiene fuerza expresiva y emocional: podemos no sólo entender lo que significa sino sentir una emoción o realizar un juicio de valor ante ella. Por esto, y aquí comienza el problema, las palabras no son neutrales y, ni tan siquiera, podemos dirigirlas dándole el significado que nosotros subjetivamente pretendemos.
Efectivamente, las palabras tienen un significado propio, una vida propia, que viene marcado por su tradición y por su uso actual, que en demasiadas ocasiones se nos impone. Y esa vida propia corresponde a una creación en la cual la palabra acaba tomando valor por sí misma, acaba no sólo queriendo decir algo, mero referente de lo real para enlazar con otros, sino queriendo decirlo todo y sustituyendo al argumento que ya no es necesario. Así, acaba habiendo palabras poderosas que aparentemente lo expresan todo cuando en realidad bien pueden carecer del contenido objetivo más mínimo. Por ejemplo, al hablar de solidaridad, igualdad o libertad -que ha acabado siendo, lo cual no es ajeno a este tema, el leiv motiv de varias campañas publicitarias- parece que uno está diciendo algo progresista de por sí y sin embargo no tiene porqué serlo. De esta forma, palabras que se emplean diariamente, especialmente en el campo de la política y el debate social que es el que nos interesa, han perdido significado y no son sino consignas o lemas que representan un ideario colectivo y aparente, pues carece precisamente de un significado concreto que se pueda discutir, imposible de definir de forma explícita. Y ese ideario colectivo corresponde en realidad a un fetiche, un prejuicio, que por un lado permite al individuo identificar e identificarse con su grupo -como buen totalitarismo- y, por otro, y como consecuencia precisamente de esa identificación acrítica y basada en lemas, le impide ir más allá y reflexionar sobre esa propia identificación. Por ejemplo, y en un ejemplo simple, cuando uno cita que alguien es de izquierdas rápidamente nos lo imaginamos con una pinta determinada -generalmente, y no es por nada, bastante deprimente- posible fumador, o tolerante con ello, de sustancias estupefacientes, partidario del aborto y presto a defender ciertas dictaduras sí -por ejemplo, Castro- y ciertas dictaduras no -por ejemplo, Franco-. Y sólo al hacer ver lo ridículo de esta imagen es cuando decimos aquello de que esto no tiene que ser así: al explicitar surgen las amplias miras. Pero, en realidad, ha sido al hacer explícito el discurso cuando su propia ridiculez nos ha hecho dudar. Sin embargo, la fuerza de los prejuicios es que son implícitos, no se explicitan nunca y nadie nos lo requiere porque su fuerza es social, y forman parte, a su vez, del discurso dominante dentro del colectivo.

Así, quien domina la utilización y la transmisión de esas palabras fetiches -es decir: aquellos que son capaces de categorizar de un modo determinado y determinante y, a su vez, pueden imponer esa categorización a la sociedad- domina el discurso pues dirige el pensamiento del otro, a través del lenguaje, hacia el punto al cual le interesa. Por eso, la propaganda es básica en política y los asesores de imagen -cada uno el suyo, claro está- van formando las campañas electorales, que ya se acercan, con frases consabidas y sin sentido. Lo que de poderoso tienen estas palabras no es sólo que presenten el discurso a priori sin necesidad ni tan siquiera de argumentarlo, uno se presenta de izquierdas y ya está todo dicho, sino que encima -lo cual es aún más interesante y, a su vez, demuestra el carácter totalitario de esta utilización del lenguaje- elimina del discurso al disidente. Efectivamente, éste es rápidamente expulsado del círculo protegido de, por ejemplo, la autoproclamada izquierda en cuanto ataca o pone en duda las palabras/ideas fetiche -Cuba y su dictadura, el proceso de paz, la idea de género, la democracia en la escuela, el aborto, el multiculturalismo,...-. Y, una vez eliminado del círculo de la tranquilidad, ya no importa lo que diga porque, como en la mafia, no es uno de los nuestros. Y encima, quién se cree que es para opinar así: basura intelectual.

De esta forma, la política se va convirtiendo en un conjunto de lemas rápidos y fáciles de digerir para situar en carteles, sin problemas de reflexión o explicación de nada, y teniendo como su máximo exponente el anuncio o, si se es muy progre, la pancarta -quizás con K-, el mensaje de móvil -siempre espontáneamente dirigido- o el himno. Las palabras fetiches van rellenando los huecos de un discurso que ya nadie lee y nadie hace y los sujetos se sienten identificado con los lemas creados por las compañías publicitarias sin preguntarse ni qué significan ni cuál es su diferencia con los puramente comerciales –porque la diferencia es ya inexistente-. La elaboración racional del discurso desaparece en aras de un pensamiento que es incapaz ya de seguir una argumentación medianamente compleja y que, sin embargo, se presenta a sí mismo como un conjunto de ideas estructurado de tal forma que incluso tiene la posibilidad de categorizarse políticamente con una sola palabra del tipo izquierda, progresista o -lo que aún es peor al traicionar todo aquello que una vez fue esperanza de emancipación- moderno.

Parece ser que el propio Marx siempre se negó a ser marxista y no creemos que fuera porque no pensara lo que escribía o no estuviera de acuerdo con ello, sino porque barruntaba el peligro de convertir aquello que es reflexión en identificación plena y sin conciencia con sólo una palabra. Pero, imaginamos que los propios textos de Marx -demasiado reflexivos, demasiado críticos- hoy ya no serían muy de izquierdas. ¿Apostamos?

domingo, enero 20, 2008

CUENTA ATRÁS/2: SUPERANDO LA CRISPACIÓN

Es esta una sección desleal, pues cree que el terrorismo se puede tratar en el debate político. Es antipatriota, pues cree que la economía se puede tratar en el debate político. Y es seguramente nihilista, pues está cansada de casi todo. E incluso, vamos a más, es una sección seguramente antidemocrática pues no sólo cree lo anterior sino que encima lo cree en época electoral.
¡Cómo si se pudiera hablar de política en época electoral!

Estaban todos preocupados por el clima de crispación debido, sin duda, a las profundas convicciones ideológicas de nuestros políticos y a la, sin duda, profundidad teórica de sus planteamientos. Parecía casi imposible la reconciliación y la patria (España, el estado español, este país, Catalunya, Euskadi, Euskalherria, Galitza, Lleida, A Coruña o pongan ustedes el pueblo o villorrio que deseen mientras se calan la boina) estaba en peligro. Se necesitaba un esfuerzo, un esfuerzo supremo, para conseguir llegar a un acuerdo en un asunto fundamental. Y ha llegado: aquí es donde se ve la madurez política.

miércoles, enero 16, 2008

CUENTA ATRÁS/1: NUESTROS MERECIMIENTOS.

Es esta una sección desleal, pues cree que el terrorismo se puede tratar en el debate político. Es antipatriota, pues cree que la economía se puede tratar en el debate político. Y es seguramente nihilista, pues está cansada de casi todo. E incluso, vamos a más, es una sección seguramente antidemocrática pues no sólo cree lo anterior sino que encima lo cree en época electoral.
¡Cómo si se pudiera hablar de política en época electoral!


Merecemos un gobierno que no nos mienta, dijo Rubalcaba.
Si es verdad, lo era antes y lo es ahora.

lunes, enero 14, 2008

EL FRACASO DEL YO

Se está llenando la televisión de una serie de programas con un denominador común: gente que busca la fama a toda costa. Y aún a costa de hacer el ridículo sin ninguna vergüenza. Este hecho podría parecer un suceso subjetivo y ocasional. Hay gente que lo hace y lo ha hecho siempre: no tener vergüenza. Sin embargo, que ahora lo hagan por televisión y en horario de máxima audiencia señala que este acontecimiento sobrepasa lo meramente individual y llega a más: al aspecto social. Además, mal que le pese a ese sector ridículo que una vez estuvo de paso en un país europeo y luego repite aquella frase de que eso solo pasa en España, resulta universal en los países industrializados: así, se puede ver no sólo en cualquier televisión del mundo sino en aquellas emisoras globales como MTV o, en internet, por Youtube. Por eso, es posible y necesario preguntarse qué significa este fenómeno no a un nivel psicológico sino sociológico. Preguntarse no por qué lo hace un determinado individuo sino por qué se da como forma social de entretenimiento en los medios de masa de las sociedades capitalistas avanzadas.

¿Por qué que la gente no tiene vergüenza? Y, ¿por qué la gente ve a otra con gusto perderla y lo comenta, a su vez, sin vergüenza alguna? ¿Y por qué se exhibe en los grandes grupos de comunicación? En primer lugar resulta interesante aclarar un hecho. Generalmente se habla como si la gente antes hubiera tenido vergüenza y, sin embargo, ahora la hubiera perdido: como si fuera un fenómeno nuevo. Esto sin embargo es falso. La existencia de determinados individuos que carecen en absoluto de sentido del ridículo e incluso de vergüenza propia es un hecho universal (y para comprobarlo bastaría buscar los pertinentes ejemplos en la historia de la literatura). Sin embargo, lo que sí es nuevo, pues el aspecto individual no lo es, es la aparición social a gran escala de dicha realidad: la irrupción como fuerza productiva y económica de esto en cuanto espectáculo. Y el desarrollo universal del capitalismo nos da la idea. Si algo caracteriza al capitalismo es precisamente la generación de excedentes como base económica del sistema: no se trata de una economía de subsistencia sino de ganancia y acumulación universales donde se produce y se tiene más de lo necesario. Ello, implica el consumo, por supuesto, y con él algo que ahora nos interesa sobremanera: la universalización de la explotación. La explotación económica se libera del estricto campo del trabajo para situarse también en el ocio y, con ello, en la vida misma tal y como está constituida. La vida así pasa a ser no solo resultado de la producción social, algo que siempre lo ha sido, sino también producción económica ella misma. Esa es la novedad biográfica de capitalismo: que el yo, la vida como biografía, se convierte en producción de mercancías como tal vida –y no sólo en las horas de trabajo-. Así, la vida como totalidad, y no sólo la esfera dedicada al trabajo, se transforma en producción de capital. Y esto es lo que choca con la promesa del pensamiento occidental.

Efectivamente, la historia de occidente es la de la construcción del yo. Lejos de ser algo innato en la naturaleza humana, la idea del yo es un producto cultural: la importancia del individuo sobre la colectividad y, como consecuencia, la necesidad de ésta de servir a aquel. Si uno repasa la idea occidental verá como desde Aquiles o Ulises, pasando por el cristianismo o la Ilustración con su sapere aude, la promesa permanente fue el yo: la vida como propia, al principio en su carácter heroico o trascendental y luego, con la Ilustración, con su carácter inmanente y social. Y la misma burguesía lo llevó a cabo con la idea de democracia en la política y del artista, bohemio a ser posible y de vida desastrada aunque asumida, en la división social del trabajo. De esta forma, la promesa de que la propia vida, el yo, sería fundamental estaba como eje en la elaboración de la mentalidad que desarrolló el capitalismo: el sistema debía estar a su servicio (tal y como pretendió el liberalismo).

Pero, el carácter ideológico, en cuanto a falsa conciencia, de esta misma promesa estalló con la consolidación de la economía de mercado: la universalización de la mercancía y la producción implicaba precisamente que no hubiera lugares emancipados de la producción económica y que, por tanto, la vida personal dejara de ser un privilegio liberado de la totalidad del sistema de producción: la vida pasó a formar parte de la cadena productiva como tal vida privada y no solo en el trabajo. Cada cosa que se hacía en la vida privada implicaba el consumo y con ello la producción. Así, la economía de mercado acabó engullendo al lechero no sólo como lechero en los intereses concretos de su negocio sino como individuo: la promesa se quebró cuando el sistema se colocó por encima del individuo. Y la vida real entró en el mercado como productora de capital: pura mercancía.

Pero los ideales ilustrados permanecen en el discurso ideológico (y no sólo como falsedades sino también, a veces y esa es su fuerza, como promesas quebradas y por ello aún presentes). Cualquier anuncio utiliza el tú y te promete la felicidad y los libros de autoayuda –y con ella de autoengaño- se convierten en grandes ventas. El yo, la vida propia como vivencia, permanece en el discurso y su forma de presentarse es no su presencia como actividad social, sino precisamente en aquello que hasta ahora se consideraba privado: el yo íntimo y familiar. La demostración del yo en la realidad capitalista avanzada se ve en su presencia en la realidad social como tal vida privada: el comportamiento que cualquiera puede tener en un momento íntimo, por ejemplo una celebración familiar cantando espantosamente, se presenta en público a través de la televisión o internet consolidando así la totalidad y la pérdida de la propia intimidad. La paradoja de pretender ser un yo a costa de perderlo es así la confirmación de la nueva realidad totalitaria del capitalismo avanzado. Los individuos, con un yo ya destruido, no conciben el mundo como lo otro guardando su esfera privada ante él, sino que se exhiben del mismo modo que los perros copulan en los parques pues no conciben su individualidad como algo distinto a lo real. La totalidad hace desaparecer la individualidad y la exhibición pública del individuo es su muestra en la reconciliación del mundo: no sentirse otro frente a dicho mundo sino plenamente integrado y cargado de mucha vida interior y espiritual, eso que nunca falte, que acaba siendo exhibida en la planta del gran supermercado en que se ha transformado la realidad. Pero, al tiempo y esa es la contradicción, exigiendo en ese ridículo comportamiento su yo como presencia.

El otro día me busqué en google: yo también existo en el catálogo de las mercancías.

miércoles, enero 09, 2008

ALGO SOBRE EL PAÍS VASCO

Eran los fieles guardianes de Auschwitz.
Aquí se ríen.
Luego, cuando los buenos -pues así hay que decirlo- liberaron el campo de exterminio se quejaron por la violencia. Pues, había que ser equidistantes.

LA PREGUNTA DE SEMANA/20

Veía yo un documental en la 2. Lo grabé, porque yo a esa hora duermo la siesta y la cultura y la Ilustración tienen un límite. Pero bueno, luego, por la noche, lo vi. Y me recordó un viejo tema que recuerdo leía de jovencito en los libros. Me trajo a la memoria un gráfico que representaba la teoría de Haeckel -no sé, por cierto, si las deducciones finales políticas de este artículo son correctas o no- y mostraba el desarrollo de un embrión con sus diferentes fases como un proceso que era similar a la evolución. Sé que la teoría es falsa, pero sin embargo, por lo que sé, resulta más o menos que es verdad que el desarrollo del embarazo de las diversas especies de mamífero sigue un proceso parecido al evolutivo en general. Y, entonces, no entiendo la causa de que efectivamente el embrión siga un desarrollo como sigue (con branquias o con cola al principio, por ejemplo). O sea, que la pregunta es simple: ¿por qué un embrión sigue ese desarrollo y por ejemplo, si es de mamífero, no le salen ya al principio los pulmones o la mano?

No sé si me he explicado bien…

miércoles, enero 02, 2008

HELIOS GUEVARA CASTRO: NAVIDADES ALTERNATIVAS

¿Quién es Helios Guevara Castro? Pues un ejemplar único, inclasificable tal vez, de la nueva y autoproclamada izquierda. Superador de Marx y de todas las corrientes etnocentristas, incluyendo la Ilustración, Helios Guevara preconiza el nuevo talante: tonto, muy tonto. Pero de izquierdas. Porque si no es del PP, es antiglobalización y apoya a Cuba , ¿de dónde podría ser?


Fui al gran almacén del centro de la deshumanizada ciudad y estaba lleno de gente que iba de compras. Casi ni puedo entrar por la puerta. Iba a comprar un disco para mi madre y estaba agotado. Todos queríais el mismo disco que yo. No tenéis personalidad.

Llevé mi coche y no pude aparcar en ningún lado. Hasta el parking estaba atestado de gente. Tuve que dejarlo en el carril del autobús. Y encima en doble fila. Todos vais con vuestro coche al centro de la ciudad. Todos contamináis. No sois ecologistas.

Fui a comprar mis tarjetas de felicitación navideñas. Fotos de Sebastián Salgado. Qué guapos son los niños pobres, así, en blanco y negro y con luces y sombras. No sé como hay gente que desprecia la pobreza. Con lo espiritual que es. Sois todos unos materialistas.

Fui a la pescadería ecológica: “El besugo radikal”. Allí compre once ostras (ya sabéis que no me gusta ser convencional ni burgués) y me la encontré llena de burguesas y marujas comprando marisco que no van a saber paladear. Sois consumistas.

Celebré el solsticio de invierno (estoy por encima de la religión, estoy por encima de la tradición y estoy por encima de las fiestas comerciales) con una cena alternativa de soja. Luego, fuimos a una fiesta gay y había alguno de ellos que no iban vestidos de homosexuales. Qué pasa, ¿qué se avergonzaban de lo que son? Sois todos unos insolidarios.

Estoy harto. Odio la navidad. Me voy a Cuba. Allí me han dicho que todo, pero todo-todo, es mucho más barato.
Y brindaremos por la revolución.
Y por el comandante.

Tiembla el sistema.
Yo soy alternativo.
Y, claro, de izquierdas.

domingo, diciembre 30, 2007

LIBERTY VALANCE: CON LAS FAMILIAS CRISTIANAS

Liberty Valance, al igual que Helios Guevara Castro, se ha hecho colaborador de nuestras páginas. ¿Pero quién es Liberty Valance? Ante todo un español. Y ustedes estarán pensando que al definirse así será de derechas. Porque si se hubiera descrito como ante todo un catalán, ante todo un vasco, ante todo un gallego o de cualquier otro pueblo o tribu sería de izquierdas, pero siendo ante todo español… Pues sí, Liberty Valance es un liberal en lo económico y en lo político: o sea, de derechas. Y ahora que vuelve la memoria histórica Liberty Valance es un fiel defensor de la misma:¡¡Rojos a Moscú!!.

Nuestro pastor nos ilumina.
Aquí, en medio de centenares, qué digo centenares, miles, qué digo miles, centenares de miles, qué digo centenares de miles, millones de personas, pero de personas buenas y cristianas y no de las otras, disfruto de la jornada por la familia cristiana.
Y transmitido claro por Telemadrid.
¡Ah, la familia cristiana! Un padre, una madre, unos hijos, muchos hijos: una sola idea para todos. Y esa niña ahí, tan escotada. Y esa falda tan corta…

Nuestro pastor nos ilumina.
Venía yo para acá con unos amigos. Viriles todos, de la amistad auténtica y masculina: ni un roce, unos eructos (aprovechando que no había señoritas de las de verdad), unas cervezas. En el camino nos cruzamos con una chica de unos quince años y minifalda.
¡Será guarra!
Provocando, siempre provocando. Y claro, el mástil arriba. Y de pronto que veo que uno que pasa por la calle disimulando y no la mira.
Pues maricón.
Entre todos lo cogimos y le dimos una paliza. Desecho social. Para que aprenda. Por él.
Y ahora eructo otra vez.
¡Joder con la niña esta que se acerca! Me está poniendo…

Nuestro pastor nos ilumina.
Aquí con todas las familias. En unión. ¡Qué ejemplo! Allí arriba los pastores, aquí abajo el rebaño. Escuchar y obedecer. Como debe ser. Si parece un mitin y todo. ¿O son los mítines los que se parecen a una misa? Ya no lo sé. Los designios del Señor son inescrutables pero solo para casi todos: ellos los conocen. Mírales, tan lejos.
Y sin embargo esta niña tan cerca. Y con la gente que hay pues nos tocamos. La avalancha.
Y claro, uno no es de piedra.
Y claro, eso provoca.
¡Guarra! Seguro que lo disfruta. Estoy de buen ver todavía. Y ella lo desea. Seguro. Su fantasía: alguien como yo…
Verás como se despisten sus padres…

jueves, diciembre 27, 2007

ALGO SOBRE EL ABORTO

Las recientes actuaciones policiales sobre ciertas clínicas donde se realizan abortos ha destapado un problema siempre presente. No tratamos aquí del problema legal sino otro algo más extraño. Nos vamos a hacer una pregunta sencilla: ¿es moral el aborto?

Analicemos primero la cuestión para no hacer trampas. Cuando nos preguntamos por la moralidad de algo nos preguntamos por dos cosas: primero, si es posible ejercitar un juicio moral sobre ese hecho, es decir calificarlo moralmente de bueno o malo –por ejemplo, no es un asunto moral tener los ojos azules o marrones pero sí lo es matar ancianas aunque a veces todos hayamos tenido ganas de hacerlo-; segundo, y al hilo de lo anterior, nos preguntaremos, una vez que admitiéramos que el tema del aborto sí es un problema moral, si es moralmente aceptable, esto es: si es un acto bueno o malo moralmente.

Ya sabemos lo que alguno podría estar pensando: este tío es un reaccionario. Pero antes de juzgar es mejor siempre esperar a los argumentos.

¿Es el aborto un tema moral? Si analizamos el acto en sí mismo abortar significa cortar un proceso que acabaría, excepto en caso de accidente, en una vida humana. No pretendemos aquí prejuzgar ya el hecho, decir si está bien o mal, sino sólo plantear si ante esto podemos dotar al problema de categoría moral, de situarlo en un valor de bueno o malo por su importancia en relación a los seres humanos. Bien, parece que viendo la importancia de lo que trata, un hecho relacionado con la existencia misma humana, podemos calificarlo de problema moral. Y por eso mismo resulta absurda la pretensión de que el aborto es un asunto femenino como simplificaba aquel ridículo lema de nosotras parimos, nosotras decidimos. Daba cierta vergüenza ajena, aunque los políticos profesionales seguramente sean ya incapaces de sentirla, ver el otro día en el congreso debatir sobre el aborto sólo a mujeres e imaginamos que si algún día se trata algo sobre racismo tendrán que salir negros (o, como en cabalgata de reyes, algún prócer de la patria disfrazado de Baltasar) y si sobre derechos de los animales, tal vez, castores u ornitorrincos – aunque en el congreso quizás sería mejor un tunicado. Si el aborto es un problema moral, algo que vaya más allá de arrancarse las espinillas, el aborto es un tema universal e implica igual a hombres y mujeres pues es problema humano y un problema de primer orden.

Así, pues, ahora la pregunta, y es una gran pregunta, es si el aborto en sí mismo, otra cosa sería cada caso y cada mujer que abortase donde siempre habría ciertos condicionantes, es bueno o malo moralmente. Es decir: el aborto como problemática moral. Y se trata de un problema moral no reducible a una cuestión técnica sobre cuándo empieza la vida humana sino a algo de mayor calado: responder a la pregunta de qué es un ser humano. Quienes defienden el aborto como un derecho universal, dejado a la voluntad de la madre y no limitado a ciertos casos, señalan que el feto no es un ser humano. Así, se describe al ser humano como una entidad positivista: ser un ser humano es cumplir una serie de características concretas en un tiempo presente y actual. El problema de este sentido es enfrentarlo a ciertas enfermedades, como el alzheimer o los estados de coma, donde los característicos del ser humano, por ejemplo la autoconciencia y la idea del yo, desaparecen. Así, de seguir con rigor y coherencia estas ideas nos enfrentaríamos a una especie de eugenesia en la que aquellos sujetos que no cumplieran ciertas condiciones del sistema nervioso propias de la especie humana en el momento actual, e incluso con más razón cuando su pérdida es irreversible, no cumplirían precisamente ese ser humanos centrados en la visión positivista. Por ello, la vieja idea, y de carácter acientífico, que pretende a través de la comparación entre un adulto ideal, e inexistente, y un feto determinar su humanidad o no debe quedar desterrada. Un ser humano no puede medirse solo por su actualidad, por su presente.

Pero, igualmente, se debe rechazar la teoría reaccionaria de la adquisición de la humanidad por una entidad espiritual ajena al cuerpo físico. Admitirla sería precisamente negar la dignidad humana que se basa en la capacidad de ser sujeto, es decir: de actuar de forma autónoma. Al admitir el alma y que la persona lo es por poseerla, se sitúa al humano ante una realidad de esas que se denominan trascendentes y que significan que en verdad su ser procede de otro: el buen, es un decir, Dios. El ser humano es en esta visión humano por otro ser superior a él, al cual, en coherencia, debe rendir culto y sumisión: la dignidad humana se convierte en subsidaria de otro ser que concede o no las cosas a capricho y a quien en última instancia la propia vida individual le pertenece. Además, cuando se critica el aborto con razones espirituales relativas a la persona como ser con alma debería surgir la sonrisa ante el primitivo mito: ¿alma?, demuéstrelo. Porque una superstición que se repite incansable no por ello deja de serlo.

Pero, ¿qué es entonces un ser humano? Eliminemos la teoría supersticiosa definitivamente y volvamos un momento a la positivista: ¿es un feto de tres meses, o de dos, un ser humano? No, claro que no. Aún no lo es, pero lo sería. Es precisamente en la admisión de lo temporal donde el conflicto se vence. El tiempo, la temporalidad tal vez mejor dicho, es la clave del ser humano. Este se describe precisamente por esa característica: del mismo modo que el enfermo de Alzheimer es humano porque podría ser, hipotéticamente aún pero seguramente cierto en un futuro, curado y vuelto a su temporalidad, el feto es humano porque de dejarle ser llegaría a ser humano. La clave pues no está en sustancia espiritual alguna ni en la madre que decide sobre el hijo, pues eso sería tomar al sujeto como un medio para la biografía de ella y su propiedad privada, sino en que ese ser es humano porque podría serlo en el tiempo. Y esa es una diferencia muy grande con, por ejemplo, los embriones congelados utilizados en la experimentación de células madres, pues al ser algo que se iba a destruir implicaba que su finalidad era, ya antes de descubrirse la capacidad de estudio, su muerte. Y precisamente al utilizarles en el estudio de las células madres es la humanidad la tomada como fin y no como medio en el ideal de investigación.
¿Es moral el aborto? No, no lo es. Lógicamente, en ciertos casos, y los supuestos de violación, malformación y riesgo para la madre lo son, sería perfectamente asumible moralmente pero no puede serlo nunca el supuesto del aborto libre, como si la vida humana que es el feto fuera propiedad de la madre en la exacerbación de la propiedad privada. El feto es humano y por tanto es un fin en sí mismo no sujeto a la decisión de la madre. Y es humano porque su temporalidad es serlo, a diferencia de cualquier otro ser que exista en la naturaleza.

Estamos pues en contra del aborto libre porque es inmoral al tomar a un ser humano como un medio para conseguir un fin: el bienestar de la madre. Y lo estamos no porque creamos en la santidad, qué palabra, de la persona humana ni en su trascendencia sino por precisamente lo contrario: porque frente a quienes sitúan la dignidad en la eternidad o en lo actual nosotros la presentamos en lo temporal, en, en una palabra, el deber ser. Y esos fetos deberían ser niños.

viernes, diciembre 21, 2007

IDEA DE ESTADO/2: ESPERANZA AGUIRRE

Ya hemos analizado aquí la idea de estado de Zapatero. Toca ahora irnos al supuesto espectro contrario de Esperanza Aguirre. Pero, en primer lugar, ¿por qué Aguirre y no Rajoy? Bueno, pues porque Aguirre es en realidad el futuro del PP como se verá en marzo cuando Rajoy, merced entre otras cosas al impagable trabajo de zapa de Acebes y Zaplana, pierda la elecciones.
La idea tradicional de estado liberal es el estado mínimo. El acuerdo alcanzado entre los ciudadanos busca un garante de fuerza y ese garante es el estado (la aportación de Hobbes), pero, a la vez, dicho estado está por debajo del pacto, no es actor del mismo sino sólo vigilante arrmado, y por tanto no puede limitar la libertad de dicho pacto (la aportación de Locke que contradice al poder omnímodo del Leviatán). Independientemente de su carácter ideológico, en cuanto a falsa conciencia, el liberalismo presenta así un estado con una clara función: es guardián del pacto intersubjetivo, pero no puede intervenir en él. El auténtico liberal señala así que el estado es árbitro de acuerdo al reglamento del pacto que los propios individuos se han dado y cualquier intervención en otro sentido sería una intromisión en contra de la libertad de los individuos: el estado no es actor y el drama se desarrolla entre los sujetos. El estado liberal es, como se puede concluir, un estado mínimo que no puede interferir en la libre concurrencia (social, política y, especialmente, económica de los individuos) porque ello implicaría la limitación de la libertad personal.

En 1961, en su discurso de despedida, el presidente estadounidense Eisenhower alertaba sobre la cada vez más creciente influencia del complejo militar industrial en la propia estructura del estado norteamericano. Comenzaba así un aviso sobre lo que podía acontecer: un estado cuya finalidad fundamental era satisfacer no la demanda de los ciudadanos o mantenerse en una estructura mínima dejando a los individuos actuar en su libre concurrencia sino una administración cuya inversión servía para mantener una estructura industrial y allegados bajo la falsa amenaza del poderío militar del enemigo. Así, el gobierno estadounidense se convertía en un inmenso contratista y la influencia de las empresas que buscaban hacer negocio se convertían en fundamentales a la hora de perfilar la política: Irak sabe algo sobre ello. El estado liberal desaparecía y surgía un estado oligarca: el interés del estado es el interés de las corporaciones.

¿Y Esperanza Aguirre? Situada en el contexto de un estado europeo sería absurdo pretender que Aguirre pretende generar un estado contratista con respecto al armamento. No es esa la idea concreta pero sí la general. La idea clave de todo el mandato de Aguirre, y con ella del futuro PP, es la idea de un estado, al igual que el americano, contratista pero en el caso español fundamentalmente en cuatro hechos: sanidad, educación, ocio/urbanismo y construcción. Se trataría de la idea de un estado que no acaba con los servicios públicos, algo impensable en Europa, sino que los deja a la gestión de la empresa privada quien crea sus oligopolios. Así, el estado soñado por Aguirre es un estado poderoso que distribuye millones en contratos para las empresas que trabajan en estos sectores. El estado se transforma así en contratista máximo incidiendo fundamentalmente en la economía nacional: es el principal contratista en obras y servicios y con ello el principal agente económico. Al tiempo, las empresas contratadas adquieren un mayor poder de influencia que las convierten en lobbys que presionan por la política del estado. Unas corporaciones buscarán esta influencia únicamente para su negocio económico, otras pretenderán además, como la propia iglesia católica con intereses financieros fundamentales en educación, ONGs y sanidad, expandirla a prácticas políticas. Así, el estado soñado por Aguirre tiene una inmensa presencia social, pero al tiempo no tiene función pública. Tiene presencia social porque impregna, fuera de cualquier ideal liberal, la vida socioeconómica del país al convertirse en el elemento fundamental de la economía pues es el gran contratador: contrata a empresas privadas todos los servicios que como estado de función pública debería ofrecer él mismo. Pero, a su vez, renuncia a la susodicha función pública ya que su finalidad no es la de satisfacer las necesidades de sus ciudadanos, entendidas como derechos, sino cubrir las demandas de las corporaciones económicas y convertir así dichos derechos en mercancía ofertada. Así, surge un estado oligarca: el estado y las corporaciones gobiernan como en un consejo de administración de una empresa privada y su única finalidad es mantener el beneficio de dichas corporaciones. Todo derecho que no cubra beneficio será o desterrado o bien minimizado al asumirlo el estado, aquí sí mínimo ya, con función social. La finalidad última del estado es el beneficio de las corporaciones.

El sueño del estado de Esperanza Aguirre es parecido al orteguiano en cuanto a su espíritu aristocrático, pero más realista en la forma. Si Ortega en el fondo soñaba con una República romana donde la aristocracia del espíritu -o sea: aquellos individuos de la clase burguesa que la División Social del Trabajo había decidido colocar en la universidad, gobernarían a la chusma (Ortega, que era más fino, los llamaba masa)- Aguirre sueña con un inmenso consejo de administración donde el reparto de beneficios de la oligarquía financiera e industrial (que consta de bancos, industrias y entidades sociales y sobrenaturales incluso) implica lo mejor para la plebe. Su idea de estado es ese consejo de administración oligarca que al ocuparse de sus asuntos se ocupa, por derivación, de la satisfacción de los individuos pues ese es precisamente su negocio. El esquema empresa-cliente da la idea de estado alejada absolutamente del sueño liberal para quien la única función del estado era, precisamente, garantizar el libre pacto entre los ciudadanos independientes de los poderosos a priori. El estado gigante de Aguirre, máximo elemento económico y social del país, es así el estado de la oligarquía.

DESDE EL LECHO DEL DOLOR

Acosado por los dolores propios de la peligrosa intervención de la que he sido objeto y habiéndole dicho a una enfermera, tras intentar cuatro veces encontrarme una vía por medio del viejo sistema de la prospección petrolífera,
me he quedao con tu cara
he vuelto (otra vez).
Dolorido y aún curándome el deber me llama. Y yo acudo raudo, aunque cojeando y sujetándome las tripas, a su llamada.
Y acabo de estornudar y me he hecho un daño…

martes, diciembre 11, 2007

LA PREGUNTA DE LA SEMANA/19

Pues ando yo estos días dándole vueltas a un tema. Verán, explicaba yo una cosa en clase sobre seres humanos y simios y me hice una pregunta relativa al tema, pero en voz baja. Y ahora, aprovechando la cultura y conocimientos de ustedes, la hago en voz alta: ¿por qué los seres humanos que no tenemos pelo en el cuerpo sin embargo lo conservamos en axilas, genitales y cabeza?
Como siempre, gracias.

lunes, diciembre 10, 2007

EDUCACIÓN BASURA/1: CRETINOS Y CRETINAS

El reciente informe PISA tiene varias lecturas. Por supuesto: ninguna positiva para España. Intentaremos ir analizando la causa de que la educación española sea un desastre. Pero, hay veces en que las anécdotas, como es bien sabido, son la categoría.

El mismo día que aparecía el informe PISA, el Ministerio de Educación, comandado por Mercedes Cabrera que tanto se ha preocupado en su vida por el sistema educativo y por eso fue nombrada ministra – lo cual, por cierto, no quiere decir nada sobre sus méritos como historiadora pero sí plantea la cuestión la cuestión de su nombramiento- presentaba en el BOE, palabras mayores, los Premios a la Innovación Educativa –aún, más mayores-. La educación española es una basura y parecería de recibo que los Premios a la Innovación - ¡Dios!, a la innovación- se preocuparan de ello: que los niños aprendan algo aunque sea a pesar de pasar de curso con tres, o cuatro en bachillerato, suspensas que luego en realidad son cinco o seis porquenadiequiereproblemas. En fin, que todo esto, que devora millones, sirviera para algo.

Pero la sorpresa -¿sorpresa?, mentira- es interesante. El BOE del 4 de diciembre de 2007, página 50084, en la ORDEN ECI/3514/2007, de 2 de noviembre, por la que se convocan para el año 2007, los Premios Nacionales de Investigación e Innovación Educativa dice textualmente en el artículo 4.5 lo siguiente:

En la redacción de los trabajos y de los resúmenes se tendrá en cuenta favorablemente el uso de un lenguaje no sexista.

Y eso y esa me alegra y me alegro. Porque iba e ibo yo y ya a presentar algo y alga para y paro el susodicho y susodicha premio y premia. Y ahora y ahoro lo y la tengo y tenga más y mós -¿con acento? y ¿can acenta?- claro y clara. Porque por fin la educación triunfa y triunfo. Y ya y yo veo y vea ya y yo la superación del fracaso y fracaso educativo y educativa con esto y esta.

Cretinos y, ahora y ahoro, cretinas.

miércoles, diciembre 05, 2007

VOLVEMOS ENSEGUIDA

Mi ordenador ha muerto.
¿Soñaran los ordenadores con un dios cibernético?
Pero ya tengo otro.
¿Será el cielo como El Corte Inglés pero a lo bestia?
¿Habrá semana fantástica?

Mientras, les dejo con algo.
Unos minutos musicales:

Cham, chan, chan, chan, chan
Chan, chan
Chan, chan
Chan, chan, chanchanchan
Chan, chan, chan, chan, chan, chan
Chan chan, chan chan
Chan chan chan chan chan
Chan chan chan
Charachanchanchan
Churunchurun
Charachanchanchan
Chunchumchunchum
Churuchumchuchummmmmm
Chuchuchummmmm
Tararalalala
Parapum.

lunes, noviembre 26, 2007

¿PARA QUÉ SE ESCRIBE?

Hay un texto terrible de Kant: terrible por su sinceridad. Como todos saben, Kant propuso que había que actuar por deber y sin esperar nada más: solo por deber. Pero, a diferencia de tantos, Kant no estaba encantado de haberse conocido. Y junto a la ética más hermosa y humana que jamás se ha propuesto, comprendió no la imposibilidad de su realización, sino algo mucho más triste: la imposibilidad de saber que se estaba cumpliendo. En efecto, Kant señala lo terrible: nunca sabremos si al hacer algo lo hacemos para cumplir con nuestro deber o por alguna otra causa oculta egoísta y, por ello, inmoral. El bueno nunca podrá estar convencido de serlo.

En este tiempo, permitan que les cuente algo personal, en que he faltado a esta cita con el blog he pensado, poco bien es cierto, en estas cosas. ¿Para qué escribir? Es evidente que hay en todo esto un egocentrismo. Es evidente que uno mismo, y cualquier otro, ha soñado con llegar a algo: la gloria. Tal vez la historia fundacional de occidente sea la guerra de Troya. Y en ella se da algo que tiene que ver con esto: Aquiles, ante la contienda, debe escoger entre quedarse y vivir feliz una larga vida muriendo desconocido por todos o bien morir joven pero con gloria inmortal en Troya. Eligió lo segundo. Y algo de ello hay -en una clave ridícula como corresponde a tiempos de esperpento y no de épica, aunque esos tiempos épicos también es cierto que nunca existieron- en la elección de escribir un blog: buscar la gloria.
Siquiera, entrar en Google.
Pero ya estoy en Google.

Felicidad hoy es ideología. Pero la cosa se complica cuando uno comprende que infelicidad es también ideología y comprende que hay mucha felicidad en la idea de la propia infelicidad. Hay un texto de Larra genial en el que el autor intuye que su propia melancolía no forma ya parte sino del espectáculo: en la pista central el repugnante sufro mucho mucho ante lo real porque soy muy sensible. Resulta así inmoral la idea que la superioridad intelectual encarna en su presunta capacidad de sufrir en eso que la pequeña burguesía llama vida interior mientras que en la vida real se han aceptado todas y cada una, porque no puede ser de otra forma, de las condiciones del desarrollo de la totalidad: la primera de todas ser catalogado como maldito y antisistema -¡uy, qué miedo!-.

Hablar sobre uno mismo tiene algo de repugnante y falso a la vez y por ello, tal vez, la poesía ya ha muerto. Repugnante porque resulta inmoral pretender que uno es bueno y de especial sensible frente al resto de la gente siempre dispuesta a venderse –y desgraciadamente nunca dispuesta a comprar lo que nosotros vendemos como nuestras obras-. Falso porque cuando el desarrollo del Capitalismo como sistema totalitario ya ha convertido la vida en sucesión temporal de tráfico de mercancías es ingenuo pretender que la propia existencia presenta tal valor que podría servir de ejemplo. La propia vida es una mercancía más en el inmenso mercado que constituye ya la Realidad Ontológica. Y con tal hay que jugar.

¿Para qué escribir? Cuando el mar hace naufragar un barco su inmensidad no puede evitar sin embargo algo: los restos del naufragio que flotan durante un tiempo como la huella de lo que hubo ahí y de las esperanzas perdidas. El Capitalismo desarrollado tiene más inmensidad que cualquier océano y nosotros menos presencia que un barco. Pero hay algo en la Historia de la Filosofía que nos lleva a pensar que todo el empeño no debería, lo que no quiere decir que no quede, en vano. Mantenemos la escritura como los restos del naufragio que un día, puede ser, aparecerán en la playa.

Hay una historia que refiere Primo Levi en Si esto es un hombre cuando habla de su reclusión en el campo de exterminio. En ella, el recluso Levi ve como cada mañana uno de los prisioneros se afeita y se acicala como si no estuviera en el campo de concentración, perdiendo así valiosas energías escasamente recompuestas con un alimento escaso. Y al preguntarle por qué lo hace, el motivo de tal comportamiento, el prisionero responde que cada día se acicala y afeita porque precisamente a los nazis no les gusta que lo haga pues ellos pretenden eliminar su dignidad y en esa situación, allí en el campo de exterminio, afeitarse y lavarse es mantenerla. Nada más, pero también nada menos, que por eso.

domingo, noviembre 18, 2007

PERDONEN

Lo sé, falto mucho. Pero estoy cambiando de proveedor de internet, estoy liado y el ordenador no se arregla: compraré al final otro. Mientras les dejo aquí la lista de próximos títulos: para crear audiencia.

HACER EL INDIO

FASCISTAS Y (¿ANTI?)FASCISTAS

PRESUNTA VIDA Y ARTISTAS PRESUNTOS

LA IDEA DE ESTADO DE ESPERANZA AGUIRRE

Y la joya de la corona: CAPITALISMO, EXPLOTACIÓN Y POBREZA.

Ya verán, cuánto interés...

lunes, noviembre 12, 2007

ÉLITES CATALANAS Y LLORONES

Las élites tienden a mantener sobre todas las cosas su poder. La idea clave de las mismas para analizarlas no es, precisamente, el contenido de su poder sino la perseverancia en él. Da igual bajo qué concepto sean élites, pues lo importante es que ellas buscaran mantenerse en la posición privilegiada y, si es posible, aumentar su capacidad de dirección. Y esto es independiente a los individuos concretos que las conformen. La élite es una realidad institucional y social que supera el mero factor subjetivo del que se siente partícipe o no de ella. Tal vez lo que más ha envejecido de la filosofía de Marx sea la teoría de la lucha de clases, teoría hoy ya no cierta, pero ello no es óbice para que precisamente sea cada vez más cierto que con el desarrollo de la nueva sociedad del capitalismo avanzado las élites van adquiriendo una cada vez mayor independencia y control social que desean mantener e incrementar. Y Cataluña es un buen ejemplo de ello.

Analicemos desde una perspectiva distinta al nacionalismo y su ideología los hechos acaecidos en Cataluña últimamente. Es más: seamos científicos y del mismo modo en que el entomólogo se acerca a la colmena acerquémonos, sabiendo el final de la historia por ahora, a Cataluña. Para ello centrémonos en los propios argumentos del niño malcriado y llorica: nada más y nada menos que el presidente, honorable además, de la generalidad y un jefe de, ¿averiguan?, empresarios. Ambos en muy poco espacio de tiempo han dado el argumento: desarraigo. ¡Pobres! Una España insolidaria frente a Cataluña. ¿Frente a Cataluña?, obsérvese como políticos y empresarios, élites que dudamos cojan trenes de cercanías, se transforman en Cataluña. Y claman, llorones, por el desarraigo.

Volvamos a la colmena. Lo mejor para comprender a las abejas, lejos de Mandeville, no es juzgarlas de acuerdo a lo que sea verdad o no sino de acuerdo a su propia percepción del mundo. Por ello, vamos a admitir como cierto, que no lo es en absoluto, que efectivamente Cataluña haya sido malignamente abandonada por el estado central –de tal forma que incluso el Barcelona perdió la última liga de fútbol y, no se lo van a creer, de baloncesto. Pero no solo eso: las ganó, las dos, el Madrid-. Admitamos, pues, la propuesta falsa: Cataluña ha sido abandonada por el estado frente al gran auge reconocido de construcción de nuevas autopistas y líneas férreas, incluyendo AVES, en Extremadura o en Canarias, por ejemplo. Venga, lo admitimos (como admitimos n aras de la investigación otras veces que Irak tenía armas de destrucción masivas o que era aliada de Al Qaeda o que Otegi era hombre de paz). Y ahora, a la colmena a ver a la hormiga reina, a los zánganos y al resto de las abejas que trabajan.

Empecemos por la élite política: los zánganos siempre en nuestra inocente parábola apícola. En 2003 llega al gobierno de Cataluña la autodenominada fuerza de izquierdas y catalanista -lo mejor, lo segundo: ¿se imaginan un gobierno que se autodenomine de izquierdas y españolista? ¿O uno de izquierdas y madrileñista?-. Cualquiera esperaría que ante la gravísima situación de Cataluña ninguneada malignamente por el estado central -ya saben todo el dinero va para Extremadura, Canarias o, ¡Dios mío!, a Madrid: esos vagos- los políticos de izquierdas y encima catalanistas –que debe ser doblemente de izquierdas- se dedicaran con fruición a luchar por las infraestructuras catalanas en beneficio del pueblo al que aman, aprecian y sirven. Sin embargo, lo que hicieron los políticos profesionales fue dedicarse cuatro años a luchar por un nuevo marco legal que, curiosamente, les concedía más poder a ellos mismos como políticos regionales. No obstante, alguien podría decir que lo hicieron en aras de una mejoría de la vida de los ciudadanos. Pero aquí remitámonos a los hechos: entre 2003 y 2007 la vida diaria en Barcelona, la zona más habitada de Cataluña, ha empeorado y no solo por temas coyunturales y esporádicos como pudiera ser un accidente aislado, sIno por la falta de previsión absoluta en varios frentes. Es decir, los representantes populares habían tenido ya al menos cinco años de plazo, en realidad más pues CiU no puede ser liberada de este tema, para haber solucionado el caos que ahora está presente y, sin embargo, no lo hicieron. Pero sí gastaron ese tiempo en generar una nueva legislación que concluía en un mayor poder para ellos: la elite se autoalimenta. O, en plan cuaderno de campo, anotación: el zángano trabaja para sí fundamentalmente.

Pero, ¿y la élite empresarial? Resulta claro que la elite industrial catalana ha oído la voz de alarma: se acabó el chollo de una Cataluña rica y una España pobre (Cataluña rica forjada también en la realidad de la dictadura franquista, por cierto, al igual que la riqueza del País Vasco, Navarra o Madrid). Además, ya no sólo la lucha es con Madrid, que ya la supera, sino que incluso en su pequeña ensoñación del mundo mediterráneo idílico -donde ese ya de por sí pequeño mar aún se convierte en más provinciano al empezar en Gerona y acabar en Tarragona con algún almogaver por ahí perdido- se presentan nuevas competidoras: Valencia y Andalucía. Así, la queja de la élite catalana empresarial es en realidad la queja de quien pierde poder ante la pujanza del nuevo mercado. Y del mismo modo que el fabricante de zapatos exige que no entren zapatos chinos para que paguemos más caros los zapatos españoles de la misma o peor calidad, el empresariado catalán llora al estado para mantener el estatus privilegiado que considera intrínseco, como élite que es, a su situación. O dicho más fácil: las leyes del mercado sirven para los otros (por ejemplo, para el mercado laboral donde se ofrece la chusma) pero no para nosotros que queremos ganar en los despachos gubernamentales lo que no podemos ganar en la libre competencia que exigimos a nuestros empleados.

Las élites se unen cuando su esfera de poder no entra en contradicción y se consideran complementarias. Cataluña es ahora el mejor ejemplo de esa sociología por la cual las élites se juntan para mantener, de forma exclusiva e independiente al daño que puedan causar o ya hayan causado a los habitantes de esa región, el control social. Bajo la bandera ridícula y reaccionaria de la catalanidad, ¿qué es eso?, las élites sociales han encontrado un cómodo espacio para reivindicar su posición social ante la amenaza externa: en un caso, los políticos profesionales -que no son la política- para fortalecerla; en otro, los empresarios, para mantenerla al menos. Lo triste, lo verdaderamente triste, es que para defender cono élite la piscina, que es realidad lo único que se defiende, se utilice una palabra que alguna vez, hace ya tiempo, significó algo. ¿La palabra Cataluña?, no; la palabra izquierda.

miércoles, noviembre 07, 2007

11 SOBRE 11(-M)

1.- Por supuesto que la verdad judicial no es necesario que coincida con la verdad. De hecho, creer lo contrario sería algo así como defender la infalibilidad de la judicatura y con un personaje infalible en el mundo ya, creo, tenemos suficientes. Puede haber juicios injustos, por supuesto. Otra cosa bien distinta es que nunca sea posible que coincidan la verdad judicial y la real. Pues habrá casos en que sí y casos en que no. Y en el caso del 11-M va a ser que sí.
2.- ¿Hubo conspiración? La respuesta clara y definitiva es, siempre ha sido, que no. Y no la hubo en un doble sentido. En primer lugar ni ETA, ni los servicios secretos marroquíes ni, por supuesto, el PSOE participaron de conspiración alguna; en segundo lugar, el objetivo del atentado no era desalojar al gobierno y dar un vuelco electoral. A Al Qaeda le importa poco quien gobierne porque su enemigo no es el gobierno de España sino la misma existencia de España. Los enemigos de Al Quaeda somos usted, yo y todos. Y, fundamentalmente, la Ilustración y el progreso.
3.- ¿Y por qué se dio entonces ese vuelco electoral? Porque ante el atentado se dieron dos estrategias de marketing con finalidades distintas y, por tanto, solo podía ganar una. Empezó, y esto es muy importante a la hora de culpar, el gobierno que vio el cielo abierto –recordemos que entonces la única discusión sobre el resultado electoral era si habría o no mayoría absoluta- ante la posibilidad de un atentado de ETA que podría utilizar para alcanzar ese triunfo definitivo. Cuando comenzaron las dudas sobre la autoría, el PSOE, a través del grupo PRISA en algo que Zapatero tuvo muy en cuenta luego pero de forma paradójica, inició su campaña. Posteriormente, se precipitaron los acontecimientos desde engañar a la ONU hasta las manifestaciones espontáneamente planificadas. Como sólo podía ganar uno, ganó solo uno. Pero no fue el atentado la causa, sino la actuación del gobierno: vean sino Nueva York y Londres.
4.- ¿Y por qué surgió la teoría de la conspiración? La inventó, en su sentido literal, El Mundo. ¿Causa? Sencillo. Lo que está en juego en el futuro es de una capital, de nuevo observen la palabra, importancia: el control de las nuevas formas de información (televisión digital e internet) y eso lo va a hacer fundamentalmente el gobierno de turno a través de leyes. El Mundo le ofreció así al PP ser su grupo periodístico, a imitación del (antiguo) tándem PRISA/PSOE o del nuevo MEDIAPRO/ZP, construyéndole una invención de la que pudiese sacar rédito electoral y salvar los dirigentes la cabeza. La teoría de la conspiración fue así el pliego de condiciones que se entregó al PP para convertirse en su aliado y no la búsqueda de ninguna verdad. EL Mundo hacía una oferta y el PP la aceptó.
5.- ¿Y por qué el PP apoyó la teoría de la conspiración? Ya hemos hablado de ello en otro sitio. En realidad la teoría le vino muy bien al PP, resumimos lo dicho, por dos motivos: por un lado, porque públicamente se presentaba su derrota no por motivos de torpeza interna, con lo que la cúpula debería dimitir, sino como una trampa hábilmente planificada -nota: tan hábil resultaba que unos periodistas la desenmascaran en dos ratitos pero engañó a todo un gobierno de gente muy preparada (son liberales y ya se sabe que siempre el de arriba está muy preparado)-; por otro, porque afianzaba en el poder a esa cúpula dirigente frente al asalto de los nuevos. En el fondo para Zaplana, Acebes y Rajoy la teoría de la conspiración era la única manera de presentarse ante la opinión pública no como inútiles o mentirosos, escojan ustedes: yo prefiero mentirosos e inútiles, sino como víctimas. Y el poder es apetecible. Sin duda porque cada noche se acuestan pensando en hacer el bien y lo necesitan para ello.
6.- ¿Y El Mundo? Ya lo dijimos. Jugó a ser el grupo al cual el PP debería el poder. Y luego, el desarrollo legal por ese mismo gobierno de la nueva sociedad de información –por cierto, olvídense del internet que conocemos ahora: verán como se restringe- debería favorecer sus intereses empresariales.
7.- Pero, ¿entonces el grupo PRISA trabajó por la verdad? Al grupo PRISA le importaba tan poco la verdad como a El Mundo. Pero, al comenzar a tambalearse la versión electoral del gobierno del PP vio el cielo abierto. Es la misma estrategia de El Mundo pero, el grupo PRISA sabe más de esto, lo pensó antes. Si podía hacer que el PSOE ganara unas elecciones que tenía perdida de antemano el PSOE pagaría el favor. Y en juego, ya saben, la llamada sociedad de información (explotación de bandas electromagnéticas, o sea)
8.- Al menos, ¿actúo legítimamente el PSOE? Pues, tampoco. Avisado por PRISA aprovechó su oportunidad. Y montó una campaña de reacción, de nuevo obsérvese que fue de re-acción, ante las mentiras del gobierno para ganar las elecciones. Y su única finalidad, lejos de la verdad y de todo eso como ya había demostrado antes y mostraría después, fue esa.
9.- ¿Y, volviendo al atentado, entonces que buscaba Al Qaeda? Pues ni dar un vuelco electoral, primera mentira, ni reaccionar ante la guerra de Irak, segunda mentira. Al Queda, en eso se parece al nacionalismo vasco, vive en una ensoñación histórica y en ella España es culpable. La causa es que España es el único país que ante la expasión islámica –el imperio turco no es expansión del islam sino de un estado- la derrotó después de pertenecer a ella. O dicho de otro modo: España tiene como tal un pecado original que es que su formación guarda una estrecha relación con la derrota del Islam. Por eso Al Quaeda amenaza a España y cuando habla de Al Andalus no es un chiste: vuelan trenes por ello. Y va a morir más gente, tal vez nosotros o cualquier lector, por ello. Porque, no lo olvidemos nunca, los de Al Qaeda son una gentuza y son nuestros enemigos. Pero no sólo enemigos de España, Francia o EEUU sino enemigos de la libertad y la Ilustración. Y por eso último enemigos nuestros.
10.- ¿Es todo tan triste realmente? ¿Todos miraron por su interés de buscar el poder? Hay dos formas de analizar la política y la realidad. Una, que se impone desde los propios partidos y los medios, se basa en la individualidad de los sujetos y concluye con el culto a la personalidad -con Z de Zapatero o a lo Esperanza Aguirre y su de acuerdo en todo lo que diga Rajoy-; otra, la nuestra, en la objetividad de las instituciones y relaciones sociales. En la primera versión, la moral individual actúa como causa de las acciones; en la segunda, la responsabilidad moral es aceptar o no las condiciones que se imponen objetivamente y es, por tanto, consecuencia. Aquí no se trata de que los políticos o los periodistas sean malas personas y por eso actuaran así, aunque acabarán teniendo una responsabilidad moral a posteriori como individuos en su repugnante comportamiento, sino que en la lucha de poder deben comportarse de determinada manera, como miserables, o desaparecer al actuar como buenas personas. Es parecido al animal de carroña: quien sienta lástima por el cadáver y lo entierre se quedará sin almuerzo.
11.- Y una historia personal breve. El día del atentado me informó del mismo un, por otra parte excelente, profesor de matemáticas camino del trabajo. Y yo comenté: qué raro que ETA haga un atentado de ese tipo. Luego, Acebes dijo que quién dudara era un miserable. Lo bueno del tiempo, y aquí viene la responsabilidad moral, es que luego ha quedado claro quiénes eran y son los miserables.

lunes, noviembre 05, 2007

LOS BLOGS DE MIS ALUMNOS/2007-2008

Hoy es el día de san Crispín: el que sobreviva a este día y vuelva a casa sano y salvo, se elevará de puntillas cuando se nombre este día, engrandeciéndose ante el nombre de san Crispín. el que salga vivo de hoy y llegue a la vejez, todos los años, en la víspera de ese día, invitará a sus vecinos, y dirá: “mañana es san Crispín”; y luego se remangará y enseñará sus cicatrices. los viejos olvidan: todo quedará olvidado, pero él recordará, mejorándolas, las hazañas que hizo ese día. y entonces nuestros nombres serán familiares en su boca como palabras caseras: el rey enrique, Bedford, Exeter, Warwick, Talbot, Salisbury y Gloucester, todos seremos recordados de nuevo entre sus vasos rebosantes. este relato contarán los hombres buenos a su hijo: y jamás pasará el día de san Crispín, desde hoy hasta el fin del mundo, sin que seamos recordados en él nosotros pocos, felices pocos, grupo de hermanos; pues el que hoy vierta conmigo su sangre será mi hermano: por villano que sea, este día le hará de noble rango, y esos caballeros, que ahora duermen tranquilos en inglaterra, se sentirán malditos por no haber estado aquí y considerarán mísera su valentía cuando con ellos hable alguno de los que con nosotros estuvo el día de san Crispín
Shakespeare, Enrique V. Acto cuarto, Escena III
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De nuevo. Luchando por la Ilustración y todo eso. Ya lo saben ustedes. Pero siempre -bueno: casi siempre- hay que dar una nueva oportunidad. Y otra vez mis alumnos han abierto su blog (esta vez, ya en nuestra página, y la suya, dedicada a la educación) para opinar. Y ahora, ya les contaré, encima pueden hacer un artículo para la wikipedia.

Y, por cierto, es en serio: estamos intentando hacer Ilustración.
Aunque perdamos.

jueves, noviembre 01, 2007

MI PRIMO DE ZUMOSOL: HUMOR ALEGRE Y HUMOR TRISTE

Ustedes que son como yo viejos, incluso alguno ya nacimos viejo, y se acordaran del anuncio: mi primo de Zumosol. Era el sueño de cualquier niño e incluso, por ejemplo, de la chica agredida por un macarra en el tren de Martorrrel: se lo diré a mi primo – pero la chica solo tenía al fiscal y al juez: el macarra anda libre-.

Sin embargo, resulta que Mariano Rajoy tiene un primo de Zumosol. Pero esta vez el primo no destaca por su musculatura sino, como buen catedrático de la prestigiosísima universidad española incapaz de poner a cualquiera de sus centros entre las 200 principales del mundo, por su presunta, pues a saber si el primo –a veces nunca mejor dicho- lo dijo, opinión y conocimientos profundos, desde su cátedra, sobre el cambio climático.
La ocurrencia de Rajoy, y de tal vez su primo, tiene un tripe análisis. Por un lado, un análisis sobre el humor y su uso (pues al final todo quedará en una broma). Por otro, un análisis sobre la propia ciencia y la idea que la sociedad tiene que ella y su trabajo -que habría que relacionar con la reciente sentencia de un juez británico sobre Una verdad incómoda-. Y, en tercer lugar, sobre un hecho que resulta sorprendente y al que casi nadie ha prestado atención: ante la estupidez del líder sale el perrito faldero –Esperanza Aguirre, quien en realidad busca ocupar el puesto de macho alfa- para decir una frase que debería estar en la puerta del museo de los horrores: que comparte todas y cada una de las opiniones del líder (no especificó si incluso, cual buen perro faldero, antes de escucharlas). Pero, hoy nos interesa lo primero.

Hay un humor alegre, cómplice con la realidad. Hay un humor triste, desgarrado ante el mundo. No se trata, no se crean, de que el humor triste sea un humor menos gracioso. Está lejos de eso. Tampoco es el humor triste un humor de contenido político concreto sino de algo más complejo: de intención intelectual. El humor alegre está encantado con la realidad, el triste, no. Torrente, la burla frente al débil, es humor alegre; los hermanos Marx, triste.
El humor es una cosa muy seria. Nadie debería ampararse en él para decir tonterías. Precisamente, la diferencia entre el humor y la tontería es clave: es diferencia en su conciencia. Quien dice una tontería no es consciente de estar haciéndolo, quien hace humor, bueno o malo, sí. Pero, además, el humor no está exento de la ideología, de la política, de la moral. Es falso pretender que el humor no toma partido, pues lo hace tanto en su contenido –de qué se ríe- como en su forma –cómo se ríe-.

Así, lo interesante del chiste de Rajoy, la bromita como diría la futurible, es que es claramente conservador, es humor alegre, en al menos dos aspectos: contenido y forma. En el contenido, se trata de una broma que trata de minimizar un problema real para los más débiles, quienes preferentemente sufrirán el cambio climático, a favor de los más fuertes. Eso, es humor conservador. Lo que buscaba Rajoy con el chiste era negar la evidencia -¿cuántos informes puede citar el primo de Zumosol, o el propio Zumosol, que nieguen el cambio climático y la intervención humana en él?- a favor de la duda conservadora y los lobbys industriales: con una gracieta. Pero, ¿la diferencia entre un humor alegre, conservador y cómplice con la situación real y un humor triste, denunciador de lo absurdo de lo real es sólo de qué se ríen? ¿Acaso hay temas tabús en el humor? No, sino lo contrario. La clave no está en el tema sino en la forma de enfocarlo. Mientras que el humor alegre, conservador y cómplice, busca acallar la conciencia del desastre, el humor triste, la denuncia del absurdo, pretende gritarla.

Hay, al menos, dos célebres bromas sobre el hambre en el mundo: la de Jonathan Switf, ya nos hemos referido a ella más veces, y la de María Antonieta. En la primera, el autor de Gulliver propone que la mejor manera para aliviar el sufrimiento de los niños pobres y para que estos dejen de representar una carga para sus padres y la propia sociedad es fácil: cocinarlos y comérnoslos. En la segunda, la reina propone que los que no tienen pan y se quejan coman pasteles. En una surge la culpa; en otra, que acabó en una cabeza cortada, la bromita. Precisamente, la idea de Rajoy ha sido minimizar el problema del cambio climático con un chascarrillo en la taberna del señorito andaluz. Y para ello, no menos importante, ha utilizado una fórmula determinada, una forma humorística concreta: el argumento de autoridad donde la burla proviene de que alguien con renombre social –ya saben, nada más y nada menos que catedrático de la prestigiosa universidad española- se mete con los contrarios y nosotros debemos ve ahí su gracia: en la superioridad. Efectivamente, la idea de sacar a un primo, tal vez nunca mejor dicho repetimos, catedrático de un centro de investigación tan prestigiosos como cualquier universidad española -una clave de cualquier gag es su repetición- se presenta en la cabeza del conservador como argumento de autoridad: lo dice un catedrático. Así, la clave del humor está en que el poderoso se ríe del débil. La idea de Rajoy es simple: ¿pero no ve usted ignorante que quién habla es catedrático de universidad? Ja, ja. Es así el humor de los poderosos, donde la posición social previa y no discutida da la razón y el control. El humor alegre es el que se ríe de los débiles sin denunciar nada con su risa. Cómplice de la situación del mundo.

Una noche en la opera, humor triste y seguramente la mejor película cómica de la historia, tiene una escena -en realidad todas- genial, divertida y dramática: Groucho Marx conoce al tenor más grande del mundo, vestido para la representación de Polichinela, y ante la inquisitiva pregunta de éste sobre si quiere saber algo de él -imaginen: el tenor más grande del mundo, casi tan importante como un catedrático de universidad española- Groucho al tiempo que arranca uno de los botones del disfraz interroga:
- Sí, ¿cómo puede usted dormir boca abajo con unos botones tan grandes?

lunes, octubre 29, 2007

VOLVEMOS

No hemos arreglado nada, pero volvemos.
Aunque no sabemos si sirve para algo.
Pero, mañana más.

lunes, octubre 22, 2007

YO LO SIENTO (USTEDES IGUAL LO CELEBRAN)

La cosa empieza a adquirir tintes de absurdo. Ya he resuelto, momentáneamente al menos, mis problemas con el ordenador -gracias D. Pocholo, gracias D. Anónimo, ya tengo una versión de Ubuntu- y ahora vienen problemas con la conexión a internet. Resulta que hay páginas webs -y no sólo las pornográficas, no crean- a las que no puedo acceder y hay direcciones a las que no puedo mandar correos. O sea, que me explico, que yo entro en internet y visito lo que quiero pero de pronto una pagina en concreto me sale error (y está disponible como puedo demostrar). Que mando coreos amenzantes, ustedes me conocen, pero si quiero escribir a una dirección de yahoo, pues va a ser que no. Ya me pasó con la página de D. Ricardo hará una semana pero, por motivos evidentes, no le di importancia. Sin embargo, ahora ya me pasa con otras páginas y con correos y el misterio es grande.
¿Cómo, dónde, por qué?
En fin, que a ver si puedo centrarme. pero, por ahora, difícl alumbrar algo. Y mira que les debo cosas.
Por cierto, que hoy lo comentaba en clase y reconocía mi ignorancia: ¿las anémonas mueren de viejas? Es que he leído que no, que sólo morirían por muerte violenta y si no no lo harían y la cosa me resulta extraña. Y, por cierto, la clase era de Ética de 4º de ESO: en vez de pintar palomas de la paz...

viernes, octubre 19, 2007

SEÑAS DE IDENTIDAD

Cuenta Aristóteles que la Filosofía surgió de la admiración. Quien se admira, reflexiona el pensador griego, se pregunta y para la existencia de la Filosofía resulta fundamental ese cuestionamiento. Pero quien se admira, también y ahora reflexionamos nosotros, es porque mira desde fuera. Efectivamente, solo es posible admirarse cuando se está fuera de la realidad ante la cual uno se admira pues quien se identifica con ella, quien vive acostumbrado a la misma, podrá mirarla pero no desde luego admirarla. La identificación, como ante ese cielo siempre azul desde pequeños y aplacada así la sorpresa por la costumbre, lleva a no preguntarse algo fundamental: ¿por qué es azul?

Durante la semana anterior han pasado muchas cosas, pero, curiosamente y frente a lo que podía pensarse en un principio, unidas por un punto determinado. La memoria (selectiva) histórica, la loa a la bandera –túeresrojatúeresgualda- de Rajoy, el aniversario de la muerte del totalitario Che, la existencia de Público, la persistencia, cada vez más exarcebada, del nacionalismo… Aparentemente todas esas realidades corresponderían a una realidad diferente, merecerían un análisis distinto. Eso es cierto. Pero también lo es que formalmente, en cuanto a la estructura de la forma de pensar que delatan, podrían estudiarse conjuntamente. Pongamos un ejemplo: podemos estudiar cada animal como una especie distinta y sería cierto, pero, al tiempo, podemos fijarnos en alguna realidad estructural para ver sus características comunes: por ejemplo, la existencia de una columna vertebral. Del mismo modo, todos estos hechos son distintos pero podríamos buscar algo que les una: el proceso de pensamiento identitario, de mito.

¿Qué es un pensamiento identitario? Un pensamiento que no argumenta racionalmente sino que se remite, en identificación, a una realidad (la izquierda, la derecha, la nación,…) prefijada. Es un pensamiento cuyo peso argumentativo ya no se basa en una cadena de razonamientos sino en un prejuicio: esto es de izquierdas, esto es de derechas, esto de buenos españoles, esto de buenos vascos,… La identificación es el mecanismo de pensamiento más simple: se trata de un elemental proceso de mimesis, de imitación, con una estructura dominante. La identificación funciona por un mecanismo simple: yo me diluyo en un nosotros previo, mis ideas se adaptan a los prejuicios existentes y, así, no necesito explicarlas ni desarrollarlas: lo pienso porque sí, porque es evidente -¿evidente?-. Así, la definición, que resulta necesaria para iniciar con corrección el pensamiento pero no como su proceso último, se transforma en el fin del proceso identitario: la pertenencia a un grupo como finalidad siendo de derechas, de izquierdas, español o catalán. Desaparece la admiración pues ella es fruto de la extrañeza, de lo que no puede ser reducido al colectivo. La aceptación a priori del discurso, incluso antes de haberlo escuchado pues nunca se analizará, resulta así el resultado último y aparece el slogan y el símbolo. Ambos son el resultado último de la identificación pura, cuando el argumento intelectual ya sobra y la simpleza del análisis se impone: “orgullosos de ser españoles” acaba siendo lo mismo que “pueblo con 7000 años de historia”; “somos progresistas, somos de izquierdas” se asemeja a “somos iglesia”. Y ahí está el punto de unión entre unas cosas y otras.

Efectivamente, todos los elementos arriba citados tienen en común su categoría de símbolos, de pretender unir sin discusión posible a través de una cierta perspectiva de la realidad que resulta a priori incuestionable y quien lo haga será arrojado a las tinieblas exteriores. Así, la unión entre Rajoy abrazado a la bandera -como los borrachos que cantan el Asturias patria querida- y la autoproclamada izquierda abrazada a su historia de luchadores por la libertad –y la camiseta fuck Bush de la publicidad de Público- es en realidad el mismo proceso identitario: la comunión feliz de los elegidos por el prejuicio. La discusión y la argumentación queda postergada ante los hechos. Del mismo modo en que en las sociedades primitivas se venera el tótem, el pensamiento identitatrio moderno, basado en definiciones publicitarias que nunca se explicitan y por eso mismo funcionan, se reproduce en el prejuicioso “somos”: somos de izquierda, somos españoles,… Las palabras sustituyen a los conceptos y las consignas a los argumentos. Así, se pueden repetir argumentos que antes se han criticado para ahora usarlos a favor o viceversa: recientemente Mayor Oreja legitimaba la dictadura franquista, qué raro en alguien del PP, porque muchos españoles estuvieron con ella, pero anteriormente criticaba el argumento de que ilegalizar a Batasuna no era lícito pues implicaba ilegalizar una opción con muchos votos. Y viceversa: quienes utilizaban el segundo argumento antes ahora se llevan escandalizados las manos a la cabeza porque el número se considere juicio moral.

El pensamiento derrotado deja paso al lema :
fuck Bush en la camiseta
bandera de España en el balcón
siete mil años de pueblo vasco,
entre las sonrisas de complicidad de los llamados a la nueva eucaristía.

Lovecraft nunca tuvo el aliento poético de Poe, seamos sinceros. Jamás fue capaz de generar ese aire trágico que recoge los mejores cuentos del segundo: esa tristeza, ese destino que se ve en El gato negro, El corazón delator, La caída de la casa Usher, El hombre de la multitud y tantos otros. Sin embargo, en algo Lovecraft supera a Poe: en la presentación del horror. Y junto a obras muy interesantes que llenaron nuestra juventud de miedo escribió otra que releemos aún horrorizados por algo que no vamos a explicar, tan evidente. El extraño trata de algo terrorífico: un personaje que no pertenece ni a los vivos ni a los muertos, que no se puede identificar con nadie. Y por eso, sólo por eso, es extraño.

jueves, octubre 11, 2007

USTEDES ME PERDONARAN (y un homenaje a los viejos telegramas)

Serios problemas con mi ordenador STOP
Se reinicia constantemente STOP
Es que no puedo escribir STOP
Pero veran este fin de semana STOP
Espero haberlo arreglado STOP
Y escribiré sobre lo unidos que están Rajoy, Zapatero, IU, la (autoproclamada) izquierda y los nacionalistas... STOP
Esto asusta si no fuera porque es lo normal STOP

(Y en un telegrama de los antiguos hubiera salido carísimo. En internet, a través del correo electrónico, es gratis, todavía. Esta parte final es el homenaje a los tecnófobos: puros reaccionarios).

martes, octubre 02, 2007

NATURALEZA, ECOLOGISMO Y PENSAMIENTO TOTALITARIO

La naturaleza más que madre es madrastra. A ella -y hablamos de ella en cuanto constructo mental o sistema biológico no como, evidentemente, sujeto real y sin darle nunca una finalidad racional ni nada parecido- poco le importan los individuos y ni tan siquiera las especies. La única ley de la naturaleza es la selección natural: los más aptos, aquellos que por condiciones azarosas muestran una mejor adaptación al medio, sobreviven. La naturaleza, en cuanto sistema total de la vida, sobrevive así a costa de la muerte y del sufrimiento de los seres que la pueblan. Los nichos biológicos son crueles lugares donde sólo impera la ley de comer o ser comido, la ley del más fuerte. Por eso, vivir en armonía con la naturaleza es un absurdo. O, aún peor, una locura con ribetes totalitarios.

La idea de vivir en armonía con la naturaleza es siniestra. La naturaleza, aplicada a las sociedades humanas, no sería sino la eugenesia: la aplicación de la selección natural a la especie humana. La selección natural propuesta estaría bastante clara: primero caerían los enfermos, los niños deficientes, los débiles,... eso sería vivir en vivir armonía con la naturaleza. La supervivencia de la vida en la naturaleza necesita de la muerte de aquellos que amenazan a la supervivencia de las especie. El todo es prioritario sobre los individuos. Por eso, todos los regímenes totalitarios, y las religiones, han exaltado la idea de ser ellos mismos resultados naturales, de ser algo que procede o bien de una naturaleza general tomada como si fuera una madre o bien de una específica naturaleza humana propia de la especie en cuanto tal. El totalitarismo político, y su forma religiosa que es la mística, parten del supuesto de sistema –de la totalidad- como clave principal de su ideario y, con ello, y al igual que ocurre en el mundo natural, de la insignificancia de los individuos. Lo que importa es la supervivencia del todo –el estado, la nación, el sistema económico- como algo real del mismo modo que la ideología presenta a la selección natural permitiendo la supervivencia de la especie con la eliminación de los débiles. Además, en estos idearios y en la propia naturaleza, el sistema se pone por encima de los distintos individuos que sólo son perpetuadores de la situación y cuya finalidad última es integrarse en ese absoluto: reproducirse y luego morir. La imitación de la naturaleza, el seguir sus reglas, deja a los individuos desarmados ante la totalidad que los reproduce únicamente como medio de su propia perpetuación y no como fines en sí mismos.

Incluso el capitalismo y su ideología liberal repiten el juego de la naturaleza. Por un lado, el sistema de libre competencia emula la lucha por la supervivencia de los distintos individuos en el mundo natural; por otro, al igual que ocurre con los sistemas totalitarios -porque el propio capitalismo lo es- lo que importa no es tanto la supervivencia de los distintos individuos, su vida personal, sino, precisamente, la del propio sistema como estructura. En realidad, y lejos de lo cree el bien intencionado, y por ello mismo errado, ecologista el problema consiste en que la armonía con la naturaleza en el capitalismo desarrollado está perfectamente integrada. Se podría decir, incluso, que el capitalismo actual es naturaleza realizada tanto en el sentido de estructura totalitaria -donde lo que debe prevalecer es la supervivencia de la misma estructura- como, en segundo lugar, en su conexión con las raíces biológicas de la especie humana y con ello con su naturaleza de primate. Alguien podría argumentar que, sin embargo, el desarrollo industrial está destrozando la naturaleza lo que demostraría que no es natural, pero es que ese alguien lo que no entiende es que para el desarrollo natural del capitalismo la única naturaleza es él, es decir: lo que hace el capitalismo no es sino aplicar a la naturaleza las propias leyes que la naturaleza ha creado: la selección del más apto (indudablemente, en una forma metafórica de hablar pues conocemos que la naturaleza, como tal, ni tan siquiera existe).

Así, el pensamiento emancipatorio, si lo desea ser realmente, no puede desarrollar sus tesis en la naturaleza o desde la naturaleza, sino sólo emancipándose, en todos los aspectos, de ella. Por eso, el ecologismo que pretende no ya el respeto al mundo circundante, indispensable como desarrollaremos a continuación, sino la vivencia en armonía con la naturaleza olvida que dicha armonía se basa precisamente en el sufrimiento de los individuos y su insignificancia. Precisamente, las sociedades conformadas de acuerdo a un pensamiento totalitario –y entre ellas están las orientales o las denominadas ahora, y tan valoradas por una izquierda analfabeta, indígenas- siempre han admitido esta armonía que, en términos de desvelamiento ideológico, no significa sino el dominio de unos sobre otros en un reino de necesidad.

Pero ello no quiere decir que el hombre deba destruir lo natural. El respeto al medioambiente es algo necesario. Y no lo es sólo a niveles egoístas, porque si acaso no se hace acabaremos todos, más tarde o más temprano, mal, sino por algo más profundo: por humanidad. El hecho de infringir el mínimo de sufrimiento posible, e incluso de no infringir ninguno, es una conquista del pensamiento humano emancipado, precisamente, de lo natural. Intentar evitar el sufrimiento y sólo permitir el necesario, y aún con idea de culpa cuando por ejemplo criamos animales para comerlos o los sacrificamos en experimentos, no es estar en armonía con la naturaleza sino al contrario: emancipado de ella. La naturaleza es sufrimiento, en ella el sufrimiento es una constante de la vida de los seres vivos. Y allí, en el mundo natural, a nadie le importa. La razón, ciertamente, es una realidad biológica, en cuanto a la evolución del sistema nervioso y del hombre, pero ella misma busca emanciparse de esa naturaleza que la hizo. Sólo la emancipación de lo natural -que incluye la propia liberación y superación del desarrollo capitalista que ha llegado a ser pura naturaleza en cuanto a que forma parte de toda la realidad, incluida la personal, y da razón a la naturaleza biológica humana- puede conducir a una emancipación de la humanidad y, por tanto, de los individuos en cuanto tales. Y se trata de una emancipación, con el desarrollo científico y técnico, real, material, y del pensamiento. Para decirlo con otras palabras: se trata, en definitiva, de pasar de la prehistoria de la humanidad a la historia de los humanos.