sábado, junio 28, 2008

ALGO DE VERGÜENZA: UNA ALINEACIÓN

1.- En la desaceleración acelerada que jalea el gobierno ante el silencio de la autoproclamada izquierda, mucha gente, entre otros gente conocida e incluso familiar, ha perdido su empleo. Y se ha ido a la calle.
2.- Cuando estuve en la manifestación del 1 de mayo escribí un post. Fue poca gente. Ya a nadie le importa eso.
3.- Hay cierta teoría que a uno le cuesta admitir aunque quizás barrunte que sea cierta: la gente tiene lo que se merece. Puede ser cierta, pero no debería ser verdad.
4.- Apenas he podido ver la Eurocopa. Personalmente iba con Turquía. Primero, porque me parece que Atatürk fue un personaje interesante y básicamente positivo: pero ha habido más personajes interesantes. Segundo, porque Turquía es un lugar donde está en juego la lucha contra el totalitarismo islámico: pero hay más lugares así. Tercero, porque soy partidario de la entrada de Turquía en la Unión Europea: aquí es única causa. Y cuarto, y lo fundamental, porque son los pobres y siempre queda eso de ir con los pobres. Algo de sentimentalismo, los restos.
5.- Luego he visto un Holanda-Francia. Qué bien hacía Holanda correr el balón.
6.- A mí personalmente el Podemos ese me da igual. Tampoco entiendo la primera persona del plural. ¿Podemos? Si podemos nosotros, compartirmos la prima nosotros. Aunque toque a poco. Me parece mal que todos podamos y otros cobren. Poco retributivo, no sé.
7.- El llamado al espíritu nacional nunca ha sido mi fuerte. No me siento español ni turco. Pero me sorprende igualmente que haya alguien que se sienta catalán o vasco o gallego, aún más provinciano, y se meta con sentirse español. Tan ridículo es una cosa como otra. No, mejor dicho, más ridículo cuanto más provinciano. Pero ridículo ambos.
8.- Marx era antiguo. Lo denominó ideología: falsa conciencia. Pensaba que había ideas sociales que servían para ocultar la realidad. Eso: qué antiguo.
9.- La inflación está en un 5,1 %. El paro sube.
10.- Y quien habla así es un presidente santificado por la progresía de este país: la autoprocalamada izquierda.
11.- Mientras, la gente llena la plaza de Colón en Madrid.
Mientras, las calles se vacían viendo a la roja (¿la roja?)
Mientras, durante el partido, se baten record de cuota de pantalla.
Mientras, la gente anhela ganar a Alemania.

Y en el banquillo de la suplencia surge de nuevo la duda: ¿la gente tiene lo que se merece?

martes, junio 24, 2008

ADHESIÓN: MANIFIESTO POR LA LENGUA COMÚN

Se ha presentado el siguiente manifiesto por parte de, entre otros, Savater o Álvaro Pombo. El objeto del presente escrito es presentarles dicho texto, aunque estamos convencidos de que ya lo conocen, adherirnos al mismo y al mismo tiempo solicitar su adhesión. Las razones creemos que están bien explicadas en el propio manifiesto. Nosotros ya hemos firmado, si ustedes igualmente lo desean pueden hacerlo aquí.

Desde hace algunos años hay crecientes razones para preocuparse en nuestro país por la situación institucional de la lengua castellana, la única lengua juntamente oficial y común de todos los ciudadanos españoles. Desde luego, no se trata de una desazón meramente cultural -nuestro idioma goza de una pujanza envidiable y creciente en el mundo entero, sólo superada por el chino y el inglés- sino de una inquietud estrictamente política: se refiere a su papel como lengua principal de comunicación democrática en este país, así como de los derechos educativos y cívicos de quienes la tienen como lengua materna o la eligen con todo derecho como vehículo preferente de expresión, comprensión y comunicación.
Como punto de partida, establezcamos una serie de premisas:
1. Todas las lenguas oficiales en el Estado son igualmente españolas y merecedoras de protección institucional como patrimonio compartido, pero sólo una de ellas es común a todos, oficial en todo el territorio nacional y por tanto sólo una de ellas -el castellano- goza del deber constitucional de ser conocida y de la presunción consecuente de que todos la conocen. Es decir, hay una asimetría entre las lenguas españolas oficiales, lo cual no implica injusticia (?) de ningún tipo porque en España hay diversas realidades culturales pero sólo una de ellas es universalmente oficial en nuestro Estado democrático. Y contar con una lengua política común es una enorme riqueza para la democracia, aún más si se trata de una lengua de tanto arraigo histórico en todo el país y de tanta vigencia en el mundo entero como el castellano.
2. Son los ciudadanos quienes tienen derechos lingüísticos, no los territorios ni mucho menos las lenguas mismas. O sea: los ciudadanos que hablan cualquiera de las lenguas cooficiales tienen derecho a recibir educación y ser atendidos por la administración en ella, pero las lenguas no tienen el derecho de conseguir coactivamente hablantes ni a imponerse como prioritarias en educación, información, rotulación, instituciones, etc... en detrimento del castellano (y mucho menos se puede llamar a semejante atropello «normalización lingüística»).
3. En las comunidades bilingües es un deseo encomiable aspirar a que todos los ciudadanos lleguen a conocer bien la lengua cooficial, junto a la obligación de conocer la común del país (que también es la común dentro de esa comunidad, no lo olvidemos). Pero tal aspiración puede ser solamente estimulada, no impuesta. Es lógico suponer que siempre habrá muchos ciudadanos que prefieran desarrollar su vida cotidiana y profesional en castellano, conociendo sólo de la lengua autonómica lo suficiente para convivir cortésmente con los demás y disfrutar en lo posible de las manifestaciones culturales en ella. Que ciertas autoridades autonómicas anhelen como ideal lograr un máximo techo competencial bilingüe no justifica decretar la lengua autonómica como vehículo exclusivo ni primordial de educación o de relaciones con la Administración pública. Conviene recordar que este tipo de imposiciones abusivas daña especialmente las posibilidades laborales o sociales de los más desfavorecidos, recortando sus alternativas y su movilidad.
4. Ciertamente, el artículo tercero, apartado 3, de la Constitución establece que «las distintas modalidades lingüísticas de España son un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección». Nada cabe objetar a esta disposición tan generosa como justa, proclamada para acabar con las prohibiciones y restricciones que padecían esas lenguas. Cumplido sobradamente hoy tal objetivo, sería un fraude constitucional y una auténtica felonía utilizar tal artículo para justificar la discriminación, marginación o minusvaloración de los ciudadanos monolingües en castellano en alguna de las formas antes indicadas.
Por consiguiente los abajo firmantes solicitamos del Parlamento español una normativa legal del rango adecuado (que en su caso puede exigir una modificación constitucional y de algunos estatutos autonómicos) para fijar inequívocamente los siguientes puntos:
1. La lengua castellana es COMUN Y OFICIAL a todo el territorio nacional, siendo la única cuya comprensión puede serle supuesta a cualquier efecto a todos los ciudadanos españoles.
2. Todos los ciudadanos que lo deseen tienen DERECHO A SER EDUCADOS en lengua castellana, sea cual fuere su lengua materna. Las lenguas cooficiales autonómicas deben figurar en los planes de estudio de sus respectivas comunidades en diversos grados de oferta, pero nunca como lengua vehicular exclusiva. En cualquier caso, siempre debe quedar garantizado a todos los alumnos el conocimiento final de la lengua común.
3. En las autonomías bilingües, cualquier ciudadano español tiene derecho a ser ATENDIDO INSTITUCIONALMENTE EN LAS DOS LENGUAS OFICIALES. Lo cual implica que en los centros oficiales habrá siempre personal capacitado para ello, no que todo funcionario deba tener tal capacitación. En locales y negocios públicos no oficiales, la relación con la clientela en una o ambas lenguas será discrecional.
4. LA ROTULACION DE LOS EDIFICIOS OFICIALES Y DE LAS VIAS PUBLICAS, las comunicaciones administrativas, la información a la ciudadanía, etc... en dichas comunidades (o en sus zonas calificadas de bilingües) es recomendable que sean bilingües pero en todo caso nunca podrán expresarse únicamente en la lengua autonómica.
5.. LOS REPRESENTANTES POLITICOS, tanto de la administración central como de las autonómicas, utilizarán habitualmente en sus funciones institucionales de alcance estatal la lengua castellana lo mismo dentro de España que en el extranjero, salvo en determinadas ocasiones características. En los parlamentos autonómicos bilingües podrán emplear indistintamente, como es natural, cualquiera de las dos lenguas oficiales.

domingo, junio 22, 2008

ALGO DE DISCIPLINA

La principal condición de posibilidad de la enseñanza reglada -aquella que se da en escuelas, colegios e institutos- es la disciplina. O dicho de otro modo: el elemento fundamental para que la educación consiga su objetivo es la disciplina en el centro. Entendemos por esta la creación de un ambiente de convivencia y trabajo que tiene al profesor como figura de autoridad. Es decir, que la escuela, eso que pomposamente se llama comunidad educativa, no debe ser una realidad igualitaria donde todos manden lo mismo sino una realidad social con estatus diferentes y donde el poder fundamental recaiga en los profesionales, los profesores, con un doble objetivo: la formación cultural y la formación de la personalidad de los alumnos (y no pienso hacer la tontería de poner y las alumnas). Y esto se resume en una imagen: el profesor es el responsable de decir qué se hace y el alumno de obedecer.

Usted ya lo piensa: soy un malvado fascista. Pero antes de condenarme al infierno del no progresismo e incluso de volverme a hablar e inculparme en la guerra de Irak intente, si tiene tiempo, seguir leyendo.
Usted ya lo piensa: soy de los suyos. Pero antes de situarme en la gloria de las élites y los colegios privados y citarme la pérdida de valores mientras enarbola como recurso una religión de hace dos mil años o la segregación social intente, si tiene tiempo, seguir leyendo.

La escuela no es espacio democrático, sino un espacio para la construcción de ciudadanos para esa democracia. En un espacio democrático los sujetos que lo integran son iguales en derechos y deberes pues se hace abstracción de su papel social, de su función y de su pertenencia a un grupo u otro: son ciudadanos. Sin embargo, la escuela es un lugar en el cual los derechos y deberes están desigualmente repartidos de acuerdo a los elementos antes mencionados pues si no la propia escuela perdería su eficacia: el que sabe no puede ni debe repartir responsabilidad con el que no sabe para enseñarle. Así, el principio fundamental de la democracia, la igualdad, no es elemento de existencia en la escuela porque no puede serlo. Y no puede serlo no en beneficio de los profesores sino, precisamente, para beneficio de los alumnos y, especialmente, de aquellos que pertenecen a los sectores sociales más desfavorecidos. Efectivamente, la famosa motivación, para bien y para mal, no es un mero factor reducido al campo educativo sino al social. Los alumnos cuyos padres posean menos status social estarán, de principio y estadísticamente, menos propensos a mantenerse en los estudios que aquellos que proceden de ambientes sociales más altos. Por ello, cederles una presunta igualdad de la que no parten de facto, ni en relación al propio sistema educativo ni en relación a sus propios compañeros, es falaz: es la consagración, como así ha sido a través de la LOGSE, del fracaso educativo perpetuo pues en la igualdad ya dada tenderán a repetir su realidad social. Y en ese fracaso educativo perpetuo para ciertas clases sociales es causa esencial la ausencia de disciplina en los centros pues impide, precisamente, que esos alumnos encuentren un ambiente favorecedor para la obligación. Y obsérvese que hemos puesto obligación porque nadie estudia por placer, al menos en la adolescencia, pero sí es posible que alguien pueda empezar a estudiar obligado, ya sea por su propia expectativa social -para lo cual debe existir en su clase la idea de que estudiar es útil y eso es algo que no ocurre en los sectores sociales más bajos-, ya por el contexto educativo de la escuela –y para eso es necesario que haya disciplina-. Y con ello aprender.

Sin embargo, en un ambiente de indisciplina la escuela no genera esa necesidad pues el alumno que ya viene sin la motivación social externa tampoco la encuentra en la nueva realidad institucional a la que acude. Así, la escuela hace dejación de funciones y convierte su labor en una tarea exclusivamente familiar: los niños de familias con amplia expectativa social, especialmente clase media y alta, triunfarán y los niños de familia sin expectativa social en el estudio, clase baja, fracasarán. De esta forma, la falta de disciplina, es decir de un orden que señale lo correcto socialmente de lo incorrecto, perjudica fundamentalmente al alumno de los sectores sociales más bajos pues le hace mantenerse en su pobre visión de la realidad heredada en el estrecho marco familiar. Y esto se ve muy bien, para poner un ejemplo paradigmático, en los alumnos de origen gitano: mientras la derecha defiende su derecho a la ignorancia, al fin y al cabo, piensan, solo son unos gitanos de mierda, la autoproclamada izquierda defiende su derecho a ser diferentes es decir: a hacer aquello que nunca dejarían hacer a sus propios hijos. Y así se consigue algo importante: siguen perteneciendo a esa subcultura que sólo sirve para divertirnos en los tablaos y recoger la chatarra. ¡Olé! y ¡ozú! como formas de expresión cultural. O, primero gitanos y luego seres humanos.

La indisciplina así se convierte en un problema fundamental para las clases con menos expectativa social hacia el estudio, clase trabajadora, clase baja, sector rural y marginal, pues los otros se salvarán por el propio ambiente social que acabará o bien segregándolos a la privada o bien haciéndoles estudiar por el propio contexto social. Pero seríamos ingenuos si redujéramos el discurso a un problema exclusivamente de condiciones de clase. Es éste un elemento importante, sin duda, pero tampoco único. Pues otro factor muy importante es el de la propia realidad económica española. Efectivamente, es esta una economía basada en el factor construcción y el factor servicios donde la preparación académica de los trabajadores no es esencial. Por eso, la octava economía del mundo puede permitirse el lujo de un fracaso escolar del 30% sin problema pues esos fracasados no dejarán de ser productivos: encontraran, al menos antes de la crisis –obsérvese aquí el antipatriótico sustantivo- trabajo. Y por eso, uniendo esa realidad social de que afecta fundamental a unos sectores sociales sin poder representativo ni mediático y que el sistema productivo concreto español no se ve afectado por ella, la indisciplina no es asunto político importante pero sí la Educación para la ciudadanía.

Pero incluso todo esto no deja de ser coyuntural. Porque si se mira bien este fenómeno de la indisciplina no es exclusivo español sino que pertenece a todo el mundo desarrollado. La pregunta pues es por qué se permite esa indisciplina o no se hace nada efectivo para paliarla. Ya hemos señalado aquí dos elementos básicos en el panorama español: esa indisciplina sólo perjudica a ciertas clases sociales desfavorecidas, este elemento a su vez es es universal, que no encuentran la oportunidad de salir de su ambiente social; y, la segunda, es que siempre habrá necesidad de mano de obra no cualificada. Pero esto no cierra el problema. Y por eso hay que buscar la razón radical, en cuanto a que es su raíz, de la permisividad social ante la indisciplina.

El desarrollo del Capitalismo como sistema totalitario implica la creación de un modelo determinado de personalidad. Este modelo es el de la prolongación de aquello que podríamos denominar como espíritu adolescente: un individuo que lamenta el mundo pero que en el fondo quiere ser como él aunque en realidad ya lo sea. Así, el capitalismo desarrollado necesita la creación de un carácter determinado que es precisamente el que se da en ese adolescente que, como señalan papi y mami, no soporta la injusticia y es un rebelde. Pero en realidad lejos de eso, y precisamente esa es lo interesante, el resultado es el contrario: acabar siendo un caprichoso. Efectivamente, lo que logra generar el ambiente de indisciplina en las aulas es la interiorización en la conciencia de una fragmentación social, del sálvese el que pueda: por un lado, al ver como cada profesor debe defenderse individualmente ante el problema y, en esa frase repugnante del propio alumnado pero al tiempo tan clarificadora, hacerse respetar; por otro, en cuanto a que el alumno no realiza lazos de universalización de sus derechos, que estos sean para todos independientemente de que a él le resulten beneficiosos, sino que acaba concibiendo dichos derechos como tales solo en cuanto le beneficien individualmente. Y es ahí donde surge la nueva personalidad necesaria para el desarrollo del actual capitalismo: la presencia de un individuo permanentemente insatisfecho, esa es su raíz moderna, que sin embargo supera su insatisfacción no como sujeto -de forma universal en la construcción de un mundo justo como prometía la Ilustración- sino de manera individual buscando satisfacer su deseo. Y deseo es hoy consumo.

De esta forma la indisciplina en la escuela se presenta como factor fundamental de la socialización en el capitalismo desarrollado. Por un lado contribuye a la ideología, en cuanto a falsa conciencia, de hacer creer a la persona la realidad de su sagrada individualidad frente al entramado social que se le presenta como lo otro. Efectivamente, el alumno indisciplinado considera que sobre él no manda nadie, presunción que lleva a interiorizar y a convertir en ridículo lema frente a la realidad social en la cual es un mero factor en la reproducción del capitalismo. Así la ideología de la autenticidad de su yo surge con fuerza haciéndole creer en su realidad individual y en su vida interior frente a la sociedad de consumo. Por otro, toda la teoría de los derechos desaparece pues ceden su paso, como consecuencia de lo anterior, al capricho. La diferencia es clara: el derecho requiere una conciencia racional y social pues su universalización puede llevar al perjuicio personal e incluso a la infelicidad; el segundo, el capricho, sin embargo tiene un puro contenido individual al buscar siempre el beneficio propio. Por eso esa juventud tan combativa y que se cree que no soporta la injusticia es al tiempo nula en conflictividad social o la asocia al botellón, la diversión y la consigna como hacen los antifascistas tan fascistas -y aquí, se observará, sin cursiva-. En realidad, y como ejemplo diario, el alumno rebelde no es que no considere justo el castigo sino es que no quiere, como los niños malcriados, cumplirlo independientemente de su justicia.

Mientras escribo esto voy en el tren a mi trabajo. En la fila de enfrente unos jóvenes, ¿y jóvenas?, universitarios cuentan sus planes de verano entre los que, aclaran a gritos pues ya carecen a su vez de urbanidad, no está estudiar las materias suspendidas. Porque ellos tienen derecho a vacaciones, aclaran. Y es más, asevera el más lanzado ante la duda de aquel en el cual cabría aún la esperanza de una auténtica emancipación, ¿pues qué se han creído esos fascistas?

domingo, junio 15, 2008

HELIOS GUEVARA CASTRO: ¡BERLUSCONI FASCISTA!

¿Quién es Helios Guevara Castro? Pues un ejemplar único, inclasificable tal vez, de la nueva y autoproclamada izquierda. Superador de Marx y de todas las corrientes etnocentristas, incluyendo la Ilustración, Helios Guevara preconiza el nuevo talante: tonto, muy tonto. Pero de izquierdas. Porque si no es del PP, es antiglobalización y apoya a Cuba , ¿de dónde podría ser?

¡Berlusconi fascista!.
Odio el fascismo. Incluso soy antifascista ante todo y sobre todo. Es que no soporto la injusticia. Soy un tío sensible. Soy un tío multicultural. Tomo cus-cus, compro batata, me encanta el ceviche. Cada vez que voy al Club del Gourmet de El Corte Inglés insisto en que me sirva la trabajadora inmigrante.

¡Berlusconi fascista!
Me encanta la música étnica. El eco de los acentos diferentes. Los bailes cargados de pasión propio de las razas sensuales que habitan el trópico y que llevan en su sangre el ritmo. Me gusta ver a los de color comportarse como de color, a los latinos comportarse como latinos, a los gitanos comportarse como gitanos. Cada uno en su sitio. Diversidad.

¡Berlusconi fascista!
No pienso tolerar el trato vejatorio ante los inmigrantes. Nos han traído tanto: casas más limpias, dvds más baratos, trabajadores ejemplares y sin quejas...

Por ello solo puedo gritar una cosa: ¡Berlusconi fascista!

sábado, junio 14, 2008

¿QUÉ SE SIENTE CUANDO NO SE SABE NADA?

Y que venía yo de formar parte de un tribunal de selectividad. Y que venía quemado porque todo es ridículo. Porque me dan ciento cuarenta y cuatro exámenes el martes a las ocho de la tarde y me piden que los devuelva el viernes a las nueve de la mañana. Y lógicamente yo sigo yendo al tribunal, a vigilar exámenes, el miércoles y jueves. Y el viernes al instituto. Y que en definitiva los voy a entregar el lunes por dos motivos: primero, porque los trabajadores no tenemos que trabajar veinticuatro horas al día (aunque la UE opine lo contrario con la abstención del gobierno español); segundo, porque los usuarios tienen derecho a un tiempo mínimo y necesario de corrección. En fin, que venía quemado y únicamente me consolaba una cosa: que pagan y pagan bien.

Y que ya es jueves y me pongo a comer en casa. Y veo mientras las noticias porque hoy llego pronto. Y como es el último día de selectividad pues sale eso. Y se ve a unos analfabetos con el título de bachiller y futuros universitarios quemando algo. Y entre risas idiotas, seguro no solo la risa, y un mini en sus manos comentan que queman apuntes de aquello que nunca volverán a estudiar y ya no les importa. ¿Y de qué son los apuntes? De filosofía. ¿Y de quién? De Kant. Ya son idiotas y ya son felices.

Y que es famoso. Los nazis quemaron libros y midieron la temperatura: 451 grados fahrenheit (233 grados Celsius). Y que es curioso, hoy en uno y otro sitio dos heroicos, y mediocres, futbolistas de la selección española reconocen algo doble: no leen y tienen un BMW. Idiotas y felices.

Y que recuerdo que un día, este mismo año, estaba yo en clase. Pasó, creo, en 1º de bachillerato y otra vez en 4º de ESO. Explicaba algo y se me ocurrió hacer una pregunta sencilla. Nadie la sabía. Y entonces pregunté: ¿qué se siente cuando no se sabe nada? Y en ese momento los alumnos no se sintieron orgullosos. Ni aún idotas ni aún felices.

Y que sé que ese mismo Kant señaló una vez la idea más hermosa de la historia de la filosofía. Y que por ello es la idea más hermosa de la historia de la humanidad: lo importante no es ser feliz sino ser digno de serlo.

martes, junio 10, 2008

MATARIFE

Por lo visto, el otro día, un asesino de toros mató a los suyos con elegancia sin igual. Siempre debe resultar bonito para ciertos individuos provocar sufrimiento de forma estética.

Pero eso no evita que sea sufrimiento.

No tengo tiempo hoy, ni en toda la semana porque corrijo selectividad, de entrar en el tema de esa barbarie que son las corridas de toros. Pero intentaré hacerlo pronto. Porque no es eso cultura.

viernes, junio 06, 2008

UNA (otra) DIFERENCIA

Ya hemos contado aquí esta historia. Una vez invitaron a Oppenheimer, gran físico y gran persona, a una entrevista en televisión y le preguntaron si creía posible que la humanidad se autodestruyera en una hecatombe nuclear. Se puso a pensar la respuesta y, pasado unos minutos, respondió.

A Zapatero le han entrevistado en Financial Times. Y ha dicho esto. Seguramente no ha esperado para responder.

jueves, junio 05, 2008

LIBERTY VALANCE: QUISIEERA SEEEEERRRR (coro: quisieera serrrrr…)

Liberty Valance, al igual que Helios Guevara Castro, se ha hecho colaborador de nuestras páginas. ¿Pero quién es Liberty Valance? Ante todo un español. Y ustedes estarán pensando que al definirse así será de derechas. Porque si se hubiera descrito como ante todo un catalán, ante todo un vasco, ante todo un gallego o de cualquier otro pueblo o tribu sería de izquierdas, pero siendo ante todo español… Pues sí, Liberty Valance es un liberal en lo económico y en lo político: o sea, de derechas. Y ahora que vuelve la memoria histórica Liberty Valance es un fiel defensor de la misma:¡¡Rojos a Moscú!!.


Yo siempre he sido de derechas de toda la vida.
Porque creo que hay una aristocracia.
Porque creo que el mundo es de los mejores.
Porque creo que no debe haber igualdad.
Porque creo que todavía hay clases.
Porque creo que no todos somos iguales.
Porque creo que los ricos somos mejores.
Porque creo que mi dinero es mío.
Y el tuyo es mío.
Porque creo que si no puedes pagarlo, pues te aguantas
y que no seré yo quien con mis ahorros lo pague.
Y porque si vivo en un barrio mejor que el tuyo,
con más parques
con mejores cruces,
con más luz
y un hospital mayor
y una escuela más grande con una pizarra más grande
y las tías están más buenas,
pues no pienso pagar con mi dinero ni tu parque
ni tu cruce
ni tu luz
ni tu hospital
ni tu escuela
ni tu pizarra.

Y los pobres, lo digo, huelen mal.


Pero ahora reconozco mi error: quisiera ser catalanista y de izquierdas.

lunes, junio 02, 2008

PROPIEDAD INTELECTUAL Y MEDIOS DE PRODUCCIÓN

Mucha culpa del empecinamiento en los debates lo tiene la confusión, premeditada o no, en el empleo y significado de las palabras. La filosofía analítica nos enseñó una pregunta fundamental en relación a esto: ¿qué quiere decir usted cuando dice tal palabra? Y era pregunta fundamental porque buscaba desde el principio conseguir que ya no se discutiera en el vacío sino desde la conciencia del significado de las palabras y con ello concretando el problema mismo.

El problema de las descargas en Internet es un problema muy interesante en este sentido. Efectivamente, en él, y fundamentalmente por parte de la SGAE, se está permanentemente utilizando un lenguaje falso que como Zanco Panco (Humpty Dumpty) busca organizarse de acuerdo al propio capricho. En primer lugar, por tanto, hay que puntualizar algunos temas.

Es falso, o sea: es mentira, que el problema de las descargas sea un problema de propiedad intelectual y de creación cultural. La propiedad intelectual de una obra guarda relación con la atribución de su autoría y respeto a la misma, cosa que nadie discute. Lo que plantea el auténtico problema aquí no es ese derecho sino la explotación comercial de la misma, es decir: lo que se discute no es sobre el carácter de autoría sino sobre la propiedad privaba de un medio de producción. O diciéndolo en otro lenguaje: no se habla del carácter cultural de la obra sino sobre su carácter como mercancía. Y este punto es básico para la discusión pues el fondo del problema no es estrictamente cultural, como quiere hacernos creer la SGAE, sino mercantil. Efectivamente, el problema de la descarga no es la cultura sino la industria de la cultura y las consecuencias en que a ella le afectan.

De hecho, el proceso cultural de la descarga es enriquecedor pues permite el más amplio acceso posible a una obra cultural –que realmente toda obra presentada en el mercado cultural sea cultural o no es otra cuestión- y un mayor conocimiento de las producciones del autor. Así, si un autor realiza su obra para ser conocida debería sentirse orgulloso de estar siendo bajado en P2P o en cualquier otro método de descarga pues ello implica una garantía de difusión. Sin embargo, si el autor califica prioritariamente su obra como trabajo, o sea: mercancía, cosa a la que en primera instancia podría tener derecho, la discusión ya no se realiza por su contenido, da igual vender salchichas que ideas, sino por su mercantilización.

Así, la prioridad del problema pasa del campo cultural, internet está llena de páginas gratuitas con contenido cultural -sea lo que sea eso-, al campo económico de la explotación de las mercancías. Pero además a un campo económico concreto: la propiedad de los medios de producción de una cierta industria. Efectivamente, las obras culturales con copyright son concebidas como medios de producción en la industria cultural. Así su verdadera función social no es la extensión cultural, pues en dicho caso, como ya hemos señalado, las descargas en la red serían obviamente la solución, sino el funcionar como mercancías independientemente de su valor cultural. Por ello, es falaz presentar el problema como una pérdida cultural pues el hecho cultural en cuanto tal no está ligado necesariamente a la industria de la cultura. De hecho, esta es algo reciente en la historia y, como otro elemento a analizar, va ligada, junto a otros factores sociológicos evidentes, al surgimiento del cine y la radio, a lo que luego se añadirá la televisión, como medios de masas en la sociedad estadounidense y luego mundial. Es precisamente esta realidad técnica, que implica la reproductibilidad innumerable de una obra, unida a la nueva capacidad económica de las clases emergentes, la que genera una realidad nueva de ocio que acaba siendo ocupada por una industria intermediaria, y al tiempo creadora de esas mismas necesidades, que lleva el producto a su consumo. Lo que ha ocurrido ahora es que la aparición de un nuevo desarrollo técnico, internet, ha vuelto inútil a esta industria intermediaria en la distribución de la mercancía. Y frente a ello, la industria, como lobby, lejos de adaptarse a la nueva realidad exige a papá estado que actúe, de forma similar a cualquier otra industria, con el proteccionismo. Ya lo tienen en el cine y ahora pretenden tenerlo en internet: un estado que proteja una industria obsoleta. Porque siempre se quiere economía de mercado para desproteger al otro pero proteccionismo para garantizar mis privilegios.

Pero alguien podría decir que precisamente la obra cultural no puede ser trataba como una mercancía más. Y es aquí donde empieza el discurso del privilegio. Si cada ser humano es tratado por el capitalismo desarrollado como mercancía no se entiende bien el discurso que pretende que la obra cultural, cuya presencia en el mercado como tal lo es por la existencia de una industria que busca el beneficio, sea algo más. Y si se empeñan en este algo más la solución es fácil: la descarga libre en internet que es la garantía de la difusión universal. No se trata pues, como pretende la SGAE, de una lucha por la cultura sino de una industria obsoleta que pretende mantener cautivo al consumidor cuando los medios técnicos deberían implicar su metamorfosis.

De esta forma, el auténtico problema social, y que es lo que auténticamente está en juego, no son las descargas sino la aparición de internet. El consumidor ya no está mediado por la dificultad o el precio y puede adquirir, de un modo u otro, la fuente originaria. En realidad, pues, la lucha es en relación a la forma de distribución de toda esa ingente información: o gratuita o de pago. Efectivamente, la realidad técnica de internet ha revolucionado económicamente la industria de la información y el problema radica en esa batalla. Si bien la televisión y la radio ya iniciaron un modelo de gratuidad en el acceso cultural, financiado por la publicidad, ninguna fue tan lejos como internet pues el control de la distribución y elaboración del producto seguía en manos de la propia industria a quien le daba igual el pago nominal, como la entraba de cine o el disco, o el pago financiado, con las anuncios. Sin embargo, la presencia de todo un canal gratuito de distribución y producción, como sería este mismo blog la página web de mis apuntes, es un solar convertido en parque público en mitad de una gran ciudad: algo que las empresas no pueden consentir. La lucha por el inmenso mercado que es internet es así la clave de todo el asunto. Se trata, por parte de la industria de la cultura y la industria de la información, de acabar con el internet gratuito, ya lo está haciendo con la televisión, y ganar terreno con el servicio de pago. Así, el internet casi todo gratis que hoy día conocemos se busca que acabe convertido en una reliquia del pasado y ello a través de dos grandes movimientos: por un lado la persecución penal de las descargas y el acceso gratuito a las obras; por otro, la generalización de la idea de que la calidad va unida al precio. El objetivo final no es pues acabar con las descargas, sino algo más: convertir la totalidad de internet en un mercado y los lugares gratuitos en minoría.

Nadie crea que esto es una lucha revolucionaria o cultural. Pero sí es, desde luego, una lucha importante. Contaba Burckhardt el lamento de los caballeros medievales ante la aparición de la pólvora pues esta permitía el acceso en el campo de batalla al populacho y la ruptura del privilegio guerrero (y por eso la cultura japonesa la prohibió). Del mismo modo una industria floreciente durante décadas y que surgió merced a una innovación técnica, conduciendo ella misma a la desaparición de una artesanía del ocio, quiere eliminar una técnica como su forma de supervivencia. Parece un asunto menor, pero que nadie olvide que sin pólvora nunca se hubiera tomado la Bastilla.

LOS 400 (golpes de) EUROS

Zapatero me intenta comprar.
Pero yo tengo principios.
Y son algo más caros.