viernes, diciembre 28, 2018

EPMESA AFAMADO CONFERENCIANTE

Gracias a la PLATAFORMA PÚBLICA DE USERA por invitarme a dar esta charla donde analizo:

a) ¿Es bueno tener estudios superiores?
b) ¿Por qué se intenta que la mayoría no los tenga?
c) ¿Cómo se busca conseguirlo?

Y aquí la pueden ver.
#GlobalizaciónYEducación
#EPMesaAfamadoConferenciante

martes, diciembre 25, 2018

Y (ahora más filosófica) FELIZ NAVIDAD

Fíjense quiénes se han colado en el Ministerio de Educación de Isabel Celaá para cambiar el Anteproyecto del gobierno del PSOE que deja a la ESO sin Filosofía.
No queremos dar un "catecismo" de valores, queremos pensamiento autónomo y crítico con Ética en 4ª de la ESO.
 Ah, y Feliz Navidad Filosófica.
Seguimos luchando contigo en https://bit.ly/1kn6WFC
#SalvemosLaFilosofía



domingo, diciembre 23, 2018

domingo, diciembre 16, 2018

MADRID CENTRAL: LA IZQUIERDA PIJA Y LA DERECHA SOCIAL.


Como ustedes saben, ya no se va a poder circular en coche particular por el centro de Madrid. Pero la noticia así es falsa. La noticia correcta es que determinados coches particulares no podrán circular por el centro de Madrid ni tan siquiera para cruzarlo. Y claro, ¿averiguan qué coches? Pues precisamente aquellos que son característicos de las clases con menos recursos económicos. Efectivamente, en Madrid Central no se prohíben los coches, que los va a haber, sino ciertos coches y de cierta manera. Es decir, no se peatonaliza el centro prohibiendo los vehículos, sino que se aristocratiza su admisión. Por eso, este artículo pretende explicar por qué Madrid Central es una idea elitista y de derechas. y lo interesante es que lo es en lo concreto, sus medidas, y en lo abstracto, la idea política que subyace a las medidas.

Comencemos por lo concreto.
En Madrid Central no se podrá entrar con una serie de vehículos pero, curiosamente, sí con otros. La razón aducida es que unos coches contaminan más que otros. Evidentemente, esto es correcto. Pero se olvida citar algo más: que de esta forma la prohibición se correlaciona necesariamente con el nivel de renta, pues los coches más contaminantes son los de las personas con menos nivel de renta. Es decir, la zona centro de la capital no es un lugar sin coches, no se ha peatonalizado, sino que se ha aristocratizado pues son los pobres quienes no puedan pasar. La contaminación la paga así una parte de la población.
Se observará, de esta manera que Madrid Central solo consta de un análisis individualizado. La idea fundamental es que si hay contaminación es porque la gente saca el coche contaminante. La idea, sin duda, es tan cierta como que si hay tanto paro es porque la gente no está dispuesta a trabajar bajo cualquier circunstancia. Es decir, es un dato. Pero no explica el dato: ni explica por qué la gente usa el coche ni explica por qué la gente de menos recursos tiene que llevar coches más contaminantes. Y por ello, la medida que se adopta es sencillamente excluir a esta gente que contamina de poder entrar y pasar por el centro de la ciudad. No se adopta ninguna medida más que la meramente represiva y no existe una sola medida de apoyo incorporada al cambio de vehículo, por ejemplo, o a mejorar el pésimo, sí pésimo, transporte público. Los pobres contaminarán con sus vehículos en otras zonas de pobres, pero no donde la ciudad es más bonita y linda. La aristocracia cuida siempre sus jardines.

En segundo lugar, resulta curioso que aquello que se exige cumplir a los particulares, sin embargo no se cumple por la propia institución. La EMT, del ayuntamiento, tiene un 20% de su flota que no podría cruzar Madrid Central –y por cierto, solo un 2% de vehículos 0 emisiones-. Pero, responderá usted afamado lector progresista: es que los autobuses que van a actuar en el centro van a ser ecológicos –y luego pondrá sonrisa de superioridad moral-. Y efectivamente no lo dudo. Porque esa flota contaminante, que es uno de cada cinco, se destinará a los barrios periféricos, donde probablemente vive usted y seguro vivo yo, cuya contaminación no resulta tan importante.

En tercer lugar, hay otro punto llamativo. Siendo este un ayuntamiento que tanto gusta de autopresentarse como aquel que defiende la participación de todos los vecinos, incluso en la partida presupuestaria, resulta muy llamativo que un programa que nos afecta a todos sin excepción no haya requerido una consulta popular única y en condiciones. Esto parecía exigible cuando además, debemos recordar, no constaba en el programa electoral de AhoraMadrid. Por ello, lo democrático, siguiendo con su idea de que lo democrático es votar, hubiera sido llevarlo a consulta municipal, algo, por cierto, perfectamente legal. Así, lejos de ello, lo único que se hizo fue una consultilla con varios temas, donde además no se preguntaba nada referente a cerrar el tráfico, la medida fundamental, sino a ensanchar aceras, consulta donde apenas votó el 6% por cierto.

Pero lo que nos interesa aquí es mucho más lo abstracto: la estructura ideológica y política que subyace a todo el asunto de Madrid Central. La izquierda últimamente está adoptando un curioso discurso, de fondo liberal en el mejor caso y ñoño cristiano paulocoelhista en el peor, en el cual la responsabilidad final de todo lo que acontece la tiene cada individuo concreto. Es una idealización de las relaciones sociales en donde la sociedad no tiene una estructura y funcionamiento propio ajeno al individuo como tal, no es un sistema, sino un mero conglomerado que se explica analizando cada comportamiento individual. Esta forma ideológica, que cree que la sociedad es solo la suma de los comportamientos individuales, tiene su mantra más característico en la famosa idea “Para resolver tal problema habría que hacer una asignatura de …”, que viene a decir que si todos fuéramos buenos y nos educaran bien el mundo sería un jardín precioso, pero precioso preciosssso ossssea.  Y viene a decir, junto a esto, que las medidas estructurales socioeconómicas se van aparcando a un lado o solo se pretende que beneficien a ciertos grupos de presión poderosos, pero nunca ya a la mayoría de la población.

Así, en Madrid Central se podían haber hecho infinidad de medidas previas, muchas de ellas municipales, en vez de aristocratizar, eso que ahora llaman gentrificar, el centro de Madrid. Desde cerrar completamente el tráfico a todos los coches –con evidentes excepciones pero nunca que estuvieran relacionadas con el  nivel adquisitivo del vehículo en cuestión- hasta garantizar puntos de carga para cualquier vehículo eléctrico de forma gratuita en la propia dirección del usuario con aparcamiento reservado para dicha finalidad, o poner ayudas verdaderas para que un vehículo eléctrico cueste lo mismo que uno de combustión o que la producción de energía eléctrica –nota: ay los mineros, ay los árabes, fuera limpia-, incluyendo como transición la nuclear. También se podría haber adoptado una política de plazos realista, permitiendo un modelo de transición asumible por la mayoría de la población. Pero nada de esto se ha realizado.

Madrid Central es así un exponente más de la conversión del estado social al estado garantista, llamémosle así. En el primero, el estado social, el estado interviene como sujeto social y económico no solamente legislando sino actuando realmente para que las leyes se puedan cumplir en igualdad de oportunidades. En el segundo, el estado obliga a cumplir la ley sin intervenir para poner las condiciones de su cumplimiento en igualdad de oportunidades. El ayuntamiento de Madrid  solo ha legislado y no ha hecho nada para que exista la igualdad de oportunidades en el cumplimiento de la ley. Los pobres no podrán cruzar la zona noble de la ciudad en sus vehículos por ley. El aire puro pertenece a unos pocos.

Y como diría un actual miembro y miembra o portavoz y portavoza de la autoproclamada izquierda: osssssssse@, que por algo son de izquierda.