miércoles, marzo 30, 2016

TERRORISMO YIHADISTA Y ETNOCENTRISMO (pero de la izquierda guay)

Los recientes atentados tanto en Bruselas como en París –sin embargo, no en Pakistán- han vuelto a abrir el debate de la causa última del terrorismo yihadista. Cuando hablamos de causa última, nos referimos no a la causa más próxima al suceso temporalmente sino a aquella sin la cual no se hubiera producido. Esto quiere decir que la causa última no es la responsable directa del acontecimiento pero sin su concurso el acontecimiento no se hubiera dado de ninguna manera: es necesaria. Alguien podría señalar que, entonces, todos los elementos serían causa última pero precisamente este calificativo lo que implica es que si se sacara de la serie de causas ese elemento, el hecho nunca hubiera ocurrido: es la causa fundamental.

Pongamos un ejemplo para entenderlo: en los atentados de París, por ejemplo, una causa fue que los terroristas tuvieran rifles de asalto kalashnikovs, pero sin embargo el hecho de que no hubieran tenido dichas armas no hubiera impedido el atentado pues se podría haber realizado con otras. Por tanto, el coronel Kalashnikov, inventor de dicha arma, no podría ser catalogado como causa fundamental, causa última, del atentado. Por ello, aquí  lo interesante de los atentados yihadistas será descubrir qué elemento o elementos son indispensables, son necesarios, para que se produzcan estos ataques pues al verificarlos podremos sin duda evitarlos mejor.

Y aquí entramos en tema. Ante los atentados, tanto de París como de Bruselas –pero se calla ante Pakistan- rápidamente ha surgido toda una corriente de la autodenominada izquierda que ha situado la responsabilidad fundamental de lo acontecido en Occidente y, en concreto, en la intervención que los países occidentales han tenido en Oriente Medio durante las últimas dos décadas. De esta forma, y según esta explicación, la causa última de los atentados de París y Bélgica sería sin duda alguna la intervención occidental en Oriente Medio. Y si bien debe quedar claro que esta autoproclamada izquierda no pretende con ello justificar los atentados, por supuesto, no cabe duda de que así se reparte cuando menos la responsabilidad política de los mismos pues se trataría, y siempre según esta interpretación, de una respuesta a una actuación previa de Occidente que si no se hubiera dado no habría habido lugar a la misma. De esta forma, la autoproclamada izquierda considera que los atentados terroristas no son sino una respuesta a la acción de Occidente y que las víctimas lo son por esa agresión previa: es la intervención occidental la causa última. O dicho con las palabras de ese eminente analista internacional que es Joan Ribó, alcalde de Valencia: “de esos polvos, estos lodos”.

Pero, por supuesto, la cosa es un poquito más compleja de lo que cree el ilustre alcalde –y eminente analista político-.

Lógicamente, esta teoría quedaría desbaratada porque la mayoría de los atentados no tienen víctimas ni son perpetrados en países occidentales sino que mueren musulmanes. De ser cierta la teoría de que los terroristas responden a Occidente, los asesinos deben llevar un GPS bastante alterado –tal vez, demasiado orientado hacia La Meca, como manda bien su superstición-. La acción básica de los terroristas es el mundo islámico y no Europa o EEUU.

Pero, lo interesante aquí a nivel de crítica cultural es reflexionar sobre el trasfondo de esa idea de la autoproclamada izquierda. Es decir: ¿por qué la izquierda defiende esto y qué consecuencias intelectuales tiene?

El etnocentrismo es una actitud intelectual que se puede definir como la preeminencia de la propia cultura para explicar cualquier acontecimiento ya sea propio o ajeno a ella. Normalmente, el etnocentrismo sirve para vilipendiar cualquier otra posición cultural o tradición distintas a las propias, señalándolas como poco civilizadas o incluso barbáricas. Sin embargo, no es solamente este su posible empleo sino que últimamente está surgiendo un nuevo etnocentrismo, que se sitúa en el espectro político de la autoproclamada izquierda, que viene a configurar que esa responsabilidad última de todo lo que ocurre en el mundo la tienen los países occidentales tanto por acción como por omisión –y a veces incluso por no haber hecho nada ahí-.

Yendo a nuestro caso, lo interesante de ese nuevo etnocentrismo es el tratamiento permanente de los musulmanes como menores de edad que no pueden ser actores de su propia historia y actuar desde una autonomía.  Bush, Blair o Aznar son asesinos sin paliativos ni excusas porque son autónomos y por tanto responsables de sus actos, pero cualquier terrorista musulmán que masacra a alguien –y básicamente masacra a otro musulmán- es exonerado de su culpa personal para pasar a actuar como una especie de pelele de la cadena histórica. El terrorista es así siempre y a su vez víctima del malvado occidente incluso si ha sido criado en un país europeo con una escuela gratuita y una sanidad pública y unos derechos y libertades impensables en cualquier nación de tradición islámica: occidente es culpable. Y con ello, cualquier musulmán es inocente porque no es responsable de sus actos: es un buen salvaje.

O dicho en un lenguaje más filosófico: es imbécil. Y es un ímbécil, como lo es curiosamente cualquier dictadorzuelo africano o gobierno déspota del Tercer Mundo, porque en realidad el responsable de todo es  siempre el malvado hombre blanco. Efectivamente, hay una superioridad del hombre blanco en cada acción internacional que le hace responsable directo de todo lo que ocurre.

Parece, así, que el resto de la población no occidental tiene algún defecto que le impide responsabilizarse de sus actos y son, en buena lógica cabría concluir, inferiores.  Pues efectivamente, mientras el hombre blanco -y Obama, que es en realidad un mal negro pues no es lo que espera cualquier blanco de la autodenominada izquierda que sea un buen negro: cantante de rap, traficante de drogas o jugador de baloncesto-  es responsable individual y malvado per se sin excusa alguna, los terroristas musulmanes o los gobiernos dictatoriales de aquellos países no son sino exonerados de culpa y comprendidos como niños malos que no han sido bien educados por sus padres ¿Y quiénes son sus padres? El hombre blanco.

Y surge así un nuevo colonialismo cultural y político. Del mismo modo que uno perdona a los niños en su inconsciencia ciertos actos, cualquier acción del mundo no occidental es perdonada por la condescendencia del que se cree superior. La mirada olímpica de la autoproclamada izquierda, que observa con aires de superioridad a esas pobres criaturas irresponsables del tercer mundo -son brutos pero inocentes- no desvela sino el desprecio absoluto por ellos: el etnocentrismo. Los no occidentales no son responsables de sus actos, por eso no son culpables si se hacen terroristas, y la única responsabilidad mundial es la de Occidente: curiosamente, lo mismo que pensaría cualquier defensor de la supremacía blanca. Pero con una sutil diferencia. Mientras que para Bush es necesario intervenir en aras de la civilización, y matar gente, bueno gente tampoco pues son daños colaterales, para la autoproclamada izquierda no se debe intervenir en aras de la paz (blanca), y dejar así que se mate a personas. Bueno, en realidad  a personas tampoco porque los individuos no occidentales igual no llegan a esa categoría y se quedan solo en etnias indígenas o pueblos.

Toda religión es algo anterior a la Ilustración.
Y toda emancipación auténtica lo es por la Ilustración.

La causa última de los atentados yihadistas, guste o no, es el Islam como la causa última de la Inquisición fue el cristianismo. La diferencia, que es importante, es que hay cinco siglos de distancia entre ambos hechos. Y si hay esa diferencia no es porque el cristianismo haya lógica y autónomamente progresado sino porque fue obligado a convertirse en algo distinto en occidente: no se crean ustedes la historia feliz de que gracias a la religión cristiana hoy tenemos democracia porque fue a pesar de ella.


Del mismo modo, es hora de que los musulmanes ilustrados sean capaces de convertir el islam en algo asimilable por una sociedad democrática. Los musulmanes no son niños perpetuos sino dueños de su propio destino. Lejos del paternalismo de la autoproclamada izquierda y su espíritu colonial es hora de exigirles, como se está trabajando por ejemplo en Túnez y que la izquierda auténtica debería apoyar en vez de tanto alegato en favor de la basura Hamas y sus secuaces, que entren en la ilustración. Porque antes de  musulmanes son seres humanos. Y porque son responsables, para bien y para mal, de sus actos.

viernes, marzo 25, 2016

martes, marzo 22, 2016

VIDA INTERIOR/ 143: EL BRILLO EN MI MIRADA.

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser  feliz.

Una vez más mi compromiso.
Una vez más el sacrificio.
De nuevo, el brillo en la mirada.
Anhelo la justicia.
Soy un revolucionario incansable.
Por ti y por mí.

He pedido ser socio compromisario del Real Madrid.
Me puede la solidaridad...

lunes, marzo 14, 2016

EXPLICANDO LA LOMCE (como estrella del rock)


El próximo jueves, día 17 de marzo, a las 18 horas, celebramos un acto ANTILOMCE en el que explicaremos diversas razones para estar en contra de esta Ley.

Analizaremos:
Las consecuencias de la LOMCE en los barrios
La LOMCE y su relación con las AMPAS
La LOMCE y la gestión democrática de los centros
La LOMCE y el Proceso de Precarización.

El lugar es el Centro Cultural Santa Petronila (C/ María Martínez Oviol, 12) en el distrito de Villaverde (Madrid).

Y sí, soy como una estrella del rock, pero más salao.

martes, marzo 08, 2016

CAPITALISMO E IDEOLOGÍA

En esta nota enlazamos a la revista ARGUMENTOS SOCIALISTAS, donde pueden disfrutar ustedes de una artículo de mi autoría sobre el fascinante tema de...
tachán...
IDEOLOGÍA Y NUEVO CAPITALISMO



Ya les digo, fascinante.

Pueden verlo

AQUÍ en PDF (a partir de la página 96)
o
AQUÍ en CALAMEO (más visual, curiosamente también a partir de la página 96).

En fin, para pasar una velada divertida.


martes, marzo 01, 2016

NUEVO CAPITALISMO Y UNIFORMIDAD SOCIAL/1

El pasado mes de enero tuvo lugar la primera sesión del Congreso de los Diputados. A ella asistieron los nuevos grupos parlamentarios y ocurrió un curioso hecho pues varios de los diputados de Podemos fueron criticados o bien por su forma de vestir o bien por ciertos hechos relativos a llevar bebés a bordo.

Sin duda, y como siempre en Podemos y en todo grupo político ya dirigido por las relaciones publicitarias, que no públicas, lo que se pretendía era demostrar una diferencia entre la política del cambio guay y la vieja política off (A veces, sometimes, me dejo llevar por el bilingüismo). Así que, como los argumentos son aburridos y largos se prefirió no llevar corbata para demostrar que son otra cosa.

Sin duda, y como siempre en el sector del PP, ya dirigido por las relaciones publicitarias, que no públicas, todo esto se criticó porque Podemos eran unos desarrapados que ni siquiera llevaban corbata, cuando todo hombre de bien, o sea: de derechas, debe llevar corbata. Así que, como los argumentos son aburridos y largos se prefirió referirse al peinado y no a las ideas.

En fin, uno a veces se siente en el ágora (trilingüe, ya) ateniense imaginándose ya en el debate platónico.

Con todo ello, vemos como lo que aquí pretendía haber era el feroz enfrentamiento entre dos estilos antagónicos:
nosotros frente a la casta;
nosotros frente a la chusma.

Sin embargo, y en nuestro célebre afán por sacar punta a todo aunque sea tarde, ha habido algo que no ha sido suficientemente analizado. Nos referimos  a la uniformidad perfecta de todo lo que ocurrió ese día en el Congreso. Efectivamente, lo  más interesante que pasó ese día fue que todos y cada una de sus señorías
(y señoríos, que no se diga que pertenezco al patriarcado repugnante que nos y nas oprime y oprima y en aras de esa misma uniformidad hago este paréntesis)
fueron, como en  la primera comunión, de  uniforme y cumplieron, como en la más rancia milicia, con su estrecho papel.

La expectativa es un concepto clave en la vida social. Se refiere a la idea de que ante una situación determinada uno espera que ocurran ciertas cosas. Por ejemplo, si mañana hubiera un incendio en su calle usted esperaría que aparecieran los bomberos pero si ese incendio hubiera ocurrido hace 300 años, no los esperaría. Así, la expectativa no la marca el sentido común o la actuación más acertada sino la sociedad en la que se vive: por eso mismo espera usted a los bomberos ahora y no hace 300 años. O si se pone malo, ahora y no hace mil años, piensa ir al médico. O incluso espera que yo siga con este rollo. Y es también necesario destacar que la expectativa no guarda relación con el desarrollo más racional posible de la escena sino con el más social. Y ahí empiezan los problemas. Efectivamente, por más que uno lo quiera la expectativa no es gobernada por el deseo de los individuos o por su racionalidad sino por el hecho social dominante. Su expectativa de usted, y la mía, no son en realidad nuestras sino que son sociales. No esperamos de forma libre sino socialmente.

A este concepto de expectativa se une otro como es el de rol social. El rol social es el papel, mejor papeles pues todos tenemos más de un rol en nuestra vida, que uno tiene en una función social determinada y que implican una serie de expectativas. Así, cuando yo voy al médico espero que actúe de una forma determinada, de acuerdo a las expectativas asociadas, y por la cuales le juzgo. Cuando actúo como profesor, mis alumnos me juzgarán no de acuerdo a los parámetros que yo, o ellos mismos, decidan sino a los socialmente admitidos como tales y que serán distintos a los que deba cumplir como presidente de la comunidad de vecino, y más tras 20 años en el cargo –nota: un día les contaré un acontecido de cómo una empresa me pretendió timar y lo hubiera logrado si no llevara 20 años en el cargo-, o cuando actúe como comprador en una zapatería. El rol marca mi comportamiento y el juicio sobre el mismo independientemente de mis ideas.

Así, y como conclusión a este rollo teórico, hay una tensión permanente entre la sociedad y los individuos pues la primera tiende a la  uniformidad y los segundos buscan su supuesta afirmación individual.

¿Qué ha ocurrido en el Congreso? Lo más interesante que ha ocurrido en el Congreso es precisamente el triunfo de ese dominio social: cada uno ha cumplido su rol de forma absoluta. Y eso quiere decir que han obedecido la normatividad social.

Los diputados de Podemos han acudido perfectamente disfrazados, de acuerdo al rol social que les correspondía, de jóvenes rebeldes frente a las instituciones. Los diputados del PP han acudido perfectamente uniformados, de acuerdo al rol social que les correspondía, de profesionales responsables –por cierto, no hay nada más hortera que esos peinados y esas camisas de cuadros con corbata que gastan los de la derecha-. Cualquier abuelita hubiera sido capaz de distinguirlos sin dificultad y eso siempre genera un suspiro de alivio.
-       Mira hijo, esos son de izquierdas y esos de derechas.
Todo está en orden.
Yo voy todos los días a dar clase de Filosofía con traje y corbata. De hecho, soy el único profesor que así lo hace. Sin duda, pensará alguien, rompo así mi rol social pues todos esperan a un profesor de Filosofía, y más a uno marxista aunque eso lógicamente no lo hago público a mis alumnos, vestido de perroflauta. Al menos, vestido de Alcampo y confesando orgulloso que se viste de acuerdo a la multinacional francesa. Pero, se equivoca sin duda quien piense así. Cumplo mi rol perfectamente.

¿Qué? ¿No soy yo tampoco –YO- un rebelde? Y esto es lo interesante. Porque lo importante no son las payasadas de Podemos-PP sino la realidad social del Nuevo Capitalismo. Cumplo mi rol porque en el desarrollo del Capitalismo, en eso que nosotros hemos llamado el Nuevo Capitalismo, se ha superado hace tiempo el rol como algo exclusivamente dependiente de lugar ocupado en la estructura productiva laboral –básicamente: del puesto de trabajo- que hasta ahora había primado por otro mucho más libre individualmente y, a la par, más totalitario de forma social.

Es una, otra clave, de ese Nuevo Capitalismo. Pero, eso en breve.