jueves, noviembre 28, 2013

miércoles, noviembre 27, 2013

LIBERTAD DE CÁTEDRA

Uno no puede defender solo la libertad de cátedra cuando nos gusta lo que se dice. Y si lo que se dice es una imbecilidad sublime lo que hay que plantearse en cómo ese tipo llegó a profesor de universidad -yo me lo imagino, ¿y usted?- y no poner en duda la libertad de expresión.


martes, noviembre 26, 2013

PRECARIZACIÓN Y ORDEN PÚBLICO: LEY DE SEGURIDAD CIUDADANA (sic)

El gobierno de derechas del PP parece dispuesto a sacar una nueva Ley de Seguridad Ciudadana. Este hecho, lejos de ser anecdótico, es una prueba más del proceso de precarización que la oligarquía social, y su gobierno títere, esta planificando para nosotros. Y lo es por tres motivos concretos.

En primer lugar, conviene distinguir entre una Ley de Seguridad Ciudadana y una Ley de Orden Público.
Efectivamente, la idea de Seguridad Ciudadana tiene en su apellido un término ineludiblemente democrático: ciudadana. Este apellido implica que lo fundamental en dicha legislación es la ciudadanía y sus derechos. Por eso, los estados democráticos deben hacer leyes que protejan estos derechos y su ejercicio y entonces los aparatos coercitivos del propio Estado –el judicial y especialmente la policía- son vistos por la población como defensa de esos derechos.
Sin embargo, la defensa del llamado Orden Público es la defensa del orden y con ello del statu quo vigente. La idea principal aquí no es la defensa de la ciudadanía sino de las condiciones sociales vigentes, afecten como afecten a esta misma ciudadanía. Y esta defensa de la situación social -justa o injusta, democrática o no-  se convierte en la prioridad de esa misma ley de orden público: de los intereses que hay para que ese orden persevere. Así, en una situación de pérdida de derechos sociales y políticos –imagine un país imaginario donde un imaginario partido miente en su programa electoral y recorta derechos, ahora sí imaginarios- una ley de Orden Público lo que buscaría sería consolidar esta pérdida a través también de los medios coercitivos que antes citábamos del Estado: el sistema judicial y, otra vez especialmente, la policía. De esta forma, estos estamentos, que en una Ley de Seguridad Ciudadana sirven por proteger derechos, en una Ley de Orden público sirven para garantizar la pérdida de estos derechos y la represión.

¿Cómo es la reforma del gobierno títere de derechas? Si nosotros defendemos que el proyecto legislativo del gobierno del PP es una ley de Orden Público debemos demostrarlo en lo concreto y que el proyecto defiende el statu quo actual. Es decir, que busca la defensa de la pérdida de la democracia y la represión.

Empecemos.

En primer lugar lo principal de la nueva ley es a quién defiende. Si observamos esto veremos que el fin último de esta ley es la defensa de la oligarquía política. Efectivamente, la penalización extrema que busca la ley de la protesta ciudadana es para la protección absoluta de una oligarquía política concebida como aristocracia. Así, la ley acrecienta el privilegio de esta, que se convierte de facto en intocable, en detrimento del derecho a la protesta ciudadana a la que a priori se la determina como ilegal. Los ciudadanos así son sospechosos habituales y la clase política es inocente.

En segundo lugar, para conseguir este privilegio no ha habido dudas en pretender convertir a la policía en una guardia pretoriana, y no en un servicio público, y con ello un cuerpo al servicio de los ciudadanos. Efectivamente, hay dos cosas que llaman poderosamente la atención en el proyecto de ley. La primera, convertir en falta administrativa lo que era delito a condenar por un juez –y, con una pena mayor-. La segunda, dejar ciertos aspectos al albur de la misma policía, como  la zona de seguridad a limitar para las manifestaciones.

De esta forma, la policía se convierte en un grupo que ya no solo trabaja para un poder superior que la controla, la judicatura, sino que sanciona directamente convirtiéndose así en aparato gubernamental directo. Efectivamente, convertir estas acciones en falta administrativa, eliminando lo judicial, lleva a la sanción directa de la policía que se convierte así, por su propia constitución disciplinaria, en aparato del gobierno. Y ello provocará, sin duda, que aquellos miembros que más sancionen sean mejor recibidos por los poderes de esa misma oligarquía a proteger que esos otros que consideren que los derechos civiles priman sobre los privilegios oligarcas. E igualmente, ocurrirá con aquellos factores dejados al propio arbitrio de la policía donde el mayor celo, es decir: el más pelota, recibirá su recompensa.
 Pero, ¿entonces no hay que proteger a la policía? Por supuesto, a la policía hay que protegerla como a los bomberos, los médicos, los militares o los profesores: forman parte indispensable, como ya hemos señalado, de un estado democrático –nota: sí, la policía es parte indispensable de la auténtica democracia-.  Pero esta ley no lo hace así. Porque lo que verdaderamente hace es privatizar al cuerpo buscando priorizar la defensa de unos ciudadanos, la oligarquía política, sobre otros, la ciudadanía en su derecho de protesta. Y esto lo ha señalado muy bien el dirigente del Sindicato Unificado de Policía cuando  ha declarado que la nueva ley solo busca beneficiar a un sector. Y no es a la policía precisamente.

Y queda la tercera pata, y la más astuta: la eliminación de la clase media de las protestas y el auge de los elementos violentos. Efectivamente, la idea final de todo este proceso es radicalizar, en el término más vulgar de la palabra, las protestas  contando con tres aspectos.
Primero, una amenaza policial y represiva permanente, una vez se ha privatizado la policía en guardia pretoriana, que produce como efecto lógico la creación de un clima de violencia.
Segundo, se busca que los imbéciles de siempre, poco pensamiento y mucha quema de contenedor, entiendan esto en su sentido más primate y asistan corriendo a quemar más contenedores, romper más escaparates, destrozar más coches y, con ello, dar pie a una mayor represión.
Y, como consecuencia, aparece lo tercero. La desaparición de la clase media de la protesta social, su abstención política o, en el peor de los casos, su vuelco electoral para la oligarquía que habiendo provocado esto ahora, sin embargo, se presenta como la salvadora de su coche o su escaparate destrozado por los descerebrados de turno.

Este país, España, tuvo a partir de la afortunada muerte del dictador –cuya única desgracia nacional fue no haber muerto antes- el sueño de construir algo inédito en su historia: un estado social y democrático de derecho estable en el tiempo. Un proceso de precarización a escala mundial está buscando arrebatárselo con la inestimable colaboración de un gobierno títere. La Ley de Orden Público propuesta por el gobierno indígena a instancia de la fuerza colonial es otro paso más en esa dirección. Pero, aún está en nuestras manos pararlo para construir y profundizar esa democracia. Y esto no es cursilería, es necesidad del momento. 

miércoles, noviembre 20, 2013

lunes, noviembre 18, 2013

SOLO UN TEMA DE CONVERSACIÓN

Fue solo un tema, entre otros muy interesantes, de conversación. pero la pregunta creo que fue pertinente: ¿y por qué los alumnos no tuitean sobre lo que aprenden en clase? 

Igual algún día, después de corregir, nos atrevemos a presentar una hipótesis.

viernes, noviembre 15, 2013

APOYANDO LA HUELGA DE BARRENDEROS DE MADRID

Nota: puede usted apoyar a los huelguistas firmando aquí. Yo ya lo he hecho.

1.- Madrid está sufriendo una huelga de basuras. En concreto, los barrenderos del municipio se han visto obligados a tomar esta medida porque quieren despedir a 1140 empleados de la plantilla y reducir el sueldo un 40% al resto. Un barrendero gana de media unos 1100 euros: calculen.

2.- Vaya por delante algo: desde aquí todo nuestro apoyo a los trabajadores. No nos gusta que haya basura en las calles, es cierto. Pero primero, consideramos, están los derechos sociales de los trabajadores a nuestro gusto. La basura que hay que recoger, en este caso, no está solo en las aceras.

3.- Sin embargo, esto se quedaría corto si no explicáramos el motivo de dicho apoyo. Y el motivo no es solo esa ñoña solidaridad que la autoproclamada izquierda ha convertido en estrella sino aquello que una vez fue razón de ser de la auténtica izquierda: la justicia social.

4.- Efectivamente, justicia social. Y justicia social no solo en un sentido corporativo y limitado solo a este colectivo sino en referencia a toda la sociedad española. La situación de los trabajadores de la limpieza de Madrid es un reflejo, otro más, de la situación de la sociedad en nuestro país: sufrimos el expolio de la rapiña de una oligarquía que ha decidido romper con la constitución y vender España.

5.- ¿Destrozar España? ¿No suena grandilocuente? ¿No es un asunto de escobas?

6.- Es, efectivamente,  un asunto de escobas. Pero prioritariamente es un asunto de dónde está la basura.

7.- Porque lejos de ese asunto de escobas, lo que aquí está en juego es mucho más. El conflicto de las basuras de Madrid es un ejemplo, otro ejemplo, del modelo socioeconómico que se quiere imponer en este país. Es el nuevo modelo de España -es decir: de ustedes y yo- que la oligarquía ha decidido. Nosotros lo hemos llamado Procesode precarización y hemos puesto a China como el ideal que hay detrás de este proceso.

8.- Pero, no se vaya por los cerros de Úbeda ¿Qué tiene que ver todo esto con la huelga concreta?

9.- Pues, tres cosas.

La primera, y más evidente, tiene que ver con el modelo laboral que se pretende imponer. La idea de este modelo es un dominio absoluto de la empresa sobre las condiciones laborales de sus trabajadores y que aquí está representada en una bajada general de salarios y un despido masivo. Además,  este modelo se sustenta, en las actuales condiciones, en la sensación de miedo social y la sumisión que se impone: al menos, se debe pensar por las circunstancias, tengo empleo. Y como tengo empleo, rememorando la frase de la pija congresista, debo joderme.

La segunda, guarda relación con el modelo  de gestión pública. La administración pública como sujeto político es ahora solo relevante en un lado de su función -cobrar impuestos cada vez más altos (sí, a usted también le han subido el IBI)-  mientras que en el otro -realizar el servicio público y garantizar los derechos- desaparece y se limita a repartir ese dinero entre la oligarquía para que esta reciba el beneficio. El servicio público deja de existir así como realidad o finalidad del estado y este se convierte  en un tratante de prebendas: la Gürtel no es un accidente, es un modelo.

La tercera, es la presentación de un ideal futuro de ciudad. Efectivamente, la eliminación del servicio de limpieza, pues si se cumpliera el ERE de las empresas ese sería el resultado, no es una consecuencia azarosa de este proceso, algo casual, sino necesaria y causal. El modelo de ciudad hasta ahora existente en la Europa del bienestar, habitada fundamentalmente por la clase media y que tenía un ideal de cohesión social cuya garantía eran los servicios públicos, es sustituido por el modelo urbano de los países emergentes: una ciudad donde la oligarquía vive atrincherada en zonas cerradas y el resto de la población, destruida ya la clase media y con la población precarizada, vive entre suciedad y falta de servicios. Bagdad y su zona verde es el sueño, también, de la mujer del expresidente. Incluso de la alcadesa consorte. Hasta de su partido.

10.- Por todo esto,  la huelga de barrenderos no es su huelga sino nuestra huelga.
Porque queremos un modelo laboral al menos compatible con un estado social y democrático de derecho. 
Porque queremos una administración pública al menos compatible con un estado social y democrático de derecho.
Porque queremos un modelo de ciudad al menos compatible con un estado social y democrático de derecho.
En definitiva, porque queremos una España al menos compatible con el artículo primero de su constitución.

y 11.- Las escobas suelen asociarse con las brujas. Sin embargo, hay una película imprescindible: Milagro en Milán. Y en su escena final los pobres habitantes de las chabolas escapan hacia el cielo montados en las escobas de los barrenderos de la ciudad. Otra vez, la realidad imita al arte, porque la defensa de nuestro modelo social –que no es el cielo pero sí algo fundamental-  está en esas escobas. Al fin y al cabo,  lo que se juega otra vez aquí es de qué lado está realmente la basura.    

domingo, noviembre 10, 2013

UNAMUNO, BILDU Y YO

Algún día deberíamos escribir algo sobre Unamuno. Sin duda, una de las mentes más brillantes, y equivocadas, que ha dado este país. En eso, y en más cosas, se parece a Nietzsche. 

Efectivamente, Unamuno no es santo de nuestra devoción -ni tampoco Nietzsche-. Pero, eso no nos impide reconocer su interés: sin duda, y junto con Ortega que es otro que no nos gusta pero también genial, el mayor intelectual español de todos los tiempos.

Imaginamos que este cariño por Unanumo, y Ortega, se debe a nuestro escaso compromiso personal e intelectual con la causa. Pero, a veces nos preguntamos, ¿qué causa? Sí, lo sabemos,a veces preguntamos demasiado.

Una vez alguien me dijo: el compromiso de la filosofía es con la verdad. La frase se me quedó. Por eso, hay gente que piensa y busca esa verdad. Unamuno, y Ortega,  eran de esa gente. Yo creo que estaban equivocados. Pero no lo creo contra ellos sino, y esta es la maravillosa paradoja, gracias a que ellos tuvieron ese compromiso con la verdad. Ellos y otros anteriores, y otros contemporáneos y otros posteriores. Hay otra gente que prefiere disparar.

Cuenta la tradición que el 12 de octubre de 1936 Millán Astray gritó delante de la cara de Unamuno: ¡muera la inteligencia! Hace pocos días, Bildu se ha negado a apoyar un homenaje a Unamuno. Y yo no sé escribir ¡muera la inteligencia! en vasco. 

Millán Astray y Bildu tan juntos.No debería extrañar: qué extraño animal es el hombre

miércoles, noviembre 06, 2013

VIDA INTERIOR/127: ¿50 COSAS SOBRE MÍ?

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser  feliz.

Por lo visto, se ha puesto de moda en Youtube hacer un vídeo en que el protagonista explica cincuenta cosas sobre él. 
¡Cincuenta!
¡Cuánta vida interior: 3 palabras!
¡Cuánta vida: 2 palabras!
¡Cuánta: 1 palabra!
¡0!

Yo no doy para tanto.

lunes, noviembre 04, 2013

CAPITALISMO: NECESIDAD y CONTINGENCIA/1

Lo necesario es aquello que es de una manera y solo puede ser de dicha manera. Lo contingente, sin embargo, es aquello que siendo de una manera podría ser de otra. Así lo que nos planteamos aquí es qué es necesario en el Capitalismo y qué es contingente. Es decir, que es aquello que necesariamente debe ocurrir en un sistema capitalista y que, aunque pueda llegar a ocurrir, no resulta algo obligatorio.

Hay tres cosas absolutamente necesarias en el Capitalismo: mercancía, explotación y alienación. Estos tres elementos son su sagrada familia. Se observará que no hemos incluido la lucha de clases, la ideología -aunque luego matizaremos esto-, ni la pobreza o la desigualdad. No lo hemos hecho porque esto es contingente, es decir, pudiera pasar, pero no es necesario que acompañe al Capitalismo. Pero, sin explicarlo, tampoco es decir mucho. Por tanto, si lo que pretendemos es pensar y no lanzar consignas al aire, nos corresponde desarrollar esto.

La mercancía es una necesidad del Capitalismo. Por mercancía entendemos que los objetos concretos no tienen valor por lo que son como tales objetos en el mercado –tenedores, salchichas u obras de arte-, sino que tienen valor en su abstracción que además tiene un contenido objetivo. Y ahora seré sincero, si lo ha entendido es usted mi héroe. Expliquémoslo mejor por tanto.
Un objeto tiene eso que se llama valor de uso que es para lo que sirve -un cuchillo para cortar, un bolígrafo para escribir,… -. Sin embargo, al intercambiar productos de forma universal este valor de uso ya no puede ser prioritario pues resultaría imposible armonizar las situaciones de necesidad de ese uso con la oportunidad de conseguirlas en el momento adecuado. Así, surge una nueva realidad que es el valor de cambio: lo prioritario es ahora qué puedo conseguir a cambio de los objetos. Pero, esto bien podía ser el trueque, que ha pertenecido a todas las relaciones económicas de la historia la humanidad, y no ser una necesidad del Capitalismo. Efectivamente, el Capitalismo no lo es por usar este valor cambio sino por ir más allá añadiendo un nuevo paso. Y lo hace generando una abstracción absoluta en ese valor de cambio que va a consistir en ya no situar este cambio en la necesidad personal y el acuerdo intersubjetivo sino en una abstracción absoluta, universal, objetiva e igual para todos: es ahí cuando surge la mercancía. Y su mejor ejemplo es, sin duda, el dinero y, en concreto, el papel moneda: algo que en sí mismo carece de valor de uso, bueno para esnifar cocaína quizás,  y cuyo valor está constreñido a leyes que escapan a la mera intersubjetividad. Así, y con esto, toda la producción ya estará dirigida a la producción de mercancías, es decir de productos que generen valor y por tanto capital. Incluso, habrá una producción fundamental, y casi esotérica, cuya materia prima de transformación será el propio dinero, no real, para producir más incluso en el futuro aún no existente: la producción financiera. De esta forma, el Capital se define como "un inmenso arsenal de mercancías” y no como un mercado de cosas concretas.

En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, aparece un factor necesario de la creación incesante de esas mercancías que es la explotación creciente. De nuevo, ¿qué significa esto? Sin duda, todo sistema económico existente hasta la fecha ha explotado a los individuos. Pero lo fundamental del Capitalismo no es solo la explotación como necesidad sino la propia obligación sistemática de su carácter creciente. El Capitalismo consigue su finalidad, capital y beneficio –nota: no son necesariamente lo mismo pero para ahora sirve así- con la creación de mercancías. Esto implica que dicha producción de mercancías debe ser incesante. Y por ello la explotación, también. Y aquí hay, en el tema de la explotación, una diferencia fundamental entre cualquier sistema anterior y el Capitalismo. Efectivamente, la finalidad última de cualquier sistema anterior es la supervivencia ociosa, en cuanto a no ser fuerza productiva, de la oligarquía. Sin embargo, en el Capitalismo, la finalidad última no es esta sino la producción incesante de mercancías para la producción de capital como fin en sí mismo, independientemente de que dicha producción beneficie o perjudique a la propia oligarquía. Por eso, el Capitalismo no solo admite y precisa la mecanización sino que necesita permanentemente aumentar la producción de mercancías para conseguir ese aumento del capital. Y, a su vez, con ello precisa el aumento constante de la explotación. Los sistemas cuya finalidad es el sustento de la oligarquía son estables, el Capitalismo es creciente. Y con ese crecimiento lo es también el crecimiento de la explotación.

Y este crecimiento de lo mercantil llega a una cima fundamental con la conversión de todo en mercancía: productos universalmente intercambiables que producen capital. Y así de nuevo el Capitalismo da un paso más allá en su explotación frente a sistemas anteriores. Efectivamente, los sistemas anteriores explotaban solo el trabajo humano pues con ello conseguían su finalidad que en conseguir una sobreproducción para la subsistencia de la oligarquía. Sin embargo, el Capitalismo llevará la explotación a cada momento de la existencia explotando ya no el trabajo solo sino la vida humana como totalidad. Surge la vida como producción de capital con la existencia económica del trabajo y el ocio: cada instante de la vida genera capital. Así, la explotación significa el empleo económico de lo humano ya no solo para la producción de mercancías sino la conversión de la propia vida humana en mercancía.

Y, en tercer lugar, el Capitalismo debe producir alienación. Ah, sí, sí alienación, Pero, ¿a qué nos referimos cuándo hablamos de alienación? La alienación, grosso modo, es la pérdida de la autonomía del sujeto al situar este sus características propias en otro objeto distinto a él y, por tanto, perderlas –nota: sonará pedante pero la alienación en esto y no la pérdida de libertad del individuo, y luego veremos que esto es clave-. En el Capitalismo, esta alienación se da porque se genera un sujeto independiente a las acciones humanas, el propio sistema capitalista, que impide el desarrollo de la autonomía de los sujetos. Y esto es novedoso en su totalidad porque ese mismo sujeto es una construcción histórica de la Modernidad –y aquí está el problema- y no existía, por tanto, antes de dicho momento. Es decir, el resto de sistemas económico no tienen alienación Pero además, y como novedad en el Capitalismo avanzado, se da lo que nosotros hemos llamado alienación negativa. Esta alienación es la existencia de un yo absoluto y prístino construido sobre, precisamente, la pérdida de la autonomía. Efectivamente, la alienación negativa se genera cuando el sujeto encuentra su autenticidad en su exclusiva esfera personal, dando por supuesto que todo lo demás, la realidad social  y económica, es falsa y carente de autenticidad. Así, la exaltación del yo conduce a una alienación negativa porque la existencia de ese mismo yo niega no el solidario nosotros, como cree el biempensante izquierdista, sino la propia realidad del individuo como sujeto al negarle el enfrentamiento con la realidad que le constituye como tal sujeto. Así, al negar el enfrentamiento con la realidad y encontrar su identidad en una presunta vida interior, en un pensarse a sí mismo sin relación con nada más, el sujeto pierde su autonomía y se aliena en sí mismo. Pero, a su vez, ese sí mismo ya no es más que mercancía. Es, si se permite la pedantería, el sueño del primer motor inmóvil aristotélico que se piensa a sí mismo en su absoluta felicidad  pero conducido en la inmensa cadena de montaje del Capitalismo.

Así,  el Capitalismo tiene como elementos necesarios la mercancía como figura absoluta, la explotación como forma económica y la alienación como hecho social. Y son estos sus componentes necesarios, es decir: no puede haber Capitalismo sin ellos. Sin embargo, otros componentes son contingentes: puede haber Capitalismo sin ellos. Y eso –como la lucha de clases, la ideología, la pobreza o la desigualdad- ya lo contaremos en otro momento. Porque, entre usted y yo, ¿hay alguien todavía ahí?


domingo, noviembre 03, 2013

(nada, nada, a continuar) LOS BLOGS DE MIS ALUMNOS

Pero, esta vez con novedades. Porque yo creo que esto no estaba funcionando como debiera. Así que me puse a pensar –poco, tranquilos- y he tenido grandes ideas. 
Ahora bien, ya veremos cómo resultan. 
Porque ahora entre ellos mismos se pueden recomendar para que un artículo suba al blog general -qué bonito nombre le he puesto, pardiez- del grupo donde se publicará esa selección. 

Y ya saben, aquí pueden seguirles.